España y Latinoamérica en la aventura de las comunicaciones globales: los satélites artificiales

Ángel Calvo (UB)

Los ciudadanos del siglo XXI vivimos ‘enredados’ en una gigantesca madeja que permite una comunicación instantánea gracias a nuestros teléfonos móviles, tablets y ordenadores, entre otros aparatos electrónicos. Sospechamos vagamente que existe algo portentoso que nos permite conectar con nuestros semejantes en los lugares más distantes e inverosímiles del globo. Sin embargo, raramente nos ponemos a pensar en qué medios técnicos reposa ese fabuloso sistema mundial de comunicación. Nos limitamos a manejar nuestros artilugios y todo lo más que se nos ocurre es echar una mirada rápida al módem, o a la roseta de conexión de la línea telefónica. Nos enteramos de lo que es necesario para comunicarnos sobre todo cuando algo deja de funcionar, sea por una caída del sistema entero, una rotura de cables debido a las tormentas, robos de cobre en las líneas telefónicas, ataques terroristas u otros motivos.

Puntualmente, alguna noticia sacude nuestra ignorancia consentida y nos remite a colosales infraestructuras de comunicación. Llega a nuestros oídos, así, que dos empresas tecnológicas de la talla de Microsoft y Facebook han pactado la construcción de un cable submarino transatlántico de nueva generación bautizado como Marea, que mejorará la conexión entre Estados Unidos y Europa a alta velocidad, mayor fiabilidad y una capacidad sin igual, que lo convierte en el cable transatlántico con la banda más ancha que existe (El País,27 mayo 2016).

Muy de vez en cuando, algún nostálgico nos habla de la primera transmisión de televisión vía satélite allá por el verano de 1962 o nos recuerda emocionado ese 25 de junio de 1967 en que los Beatles cantaron ‘All You Need is Love’ para 400 millones de personas de 26 países. ¿Qué sería de nosotros sin Internet, la red de redes? Pues bien, si vemos las grandes competiciones deportivas en todo el mundo o los mejores conciertos, o nos conectamos a Internet es porque nos lo hacen posible las auténticas autopistas que son los cables submarinos y los gigantescos espejos flotando en el cielo que son los satélites.

Este escenario tan apabullante debería invitarnos a remontar en el tiempo y hacernos preguntas sobre sus orígenes para captar mejor la verdadera dimensión del fenómeno y aprender algo sobre los retos que plantearon las novedades en su momento. Una de ellas se refiere irremediablemente a las modalidades de llevar a cabo obras tan colosales.

La historia de los cables telegráficos submarinos nos enseña que ingentes capitales privados del Reino Unido fueron enterrados en el fondo de los mares para tender la más extensa red de comunicaciones de la época, motejada por Tom Standage como la ‘Internet victoriana’. Tratándose de hechos históricos, pisamos un terreno relativamente poco cultivado por los historiadores económicos de los países de nuestro entorno pese al formidable atractivo de sus implicaciones económicas, tecnológicas, normativas y geopolíticas. Además, la compleja realidad que implica invita a un enfoque interdisciplinar y a apelar a una combinación equilibrada de fuentes primarias y secundarias.

Antena de satélite, Telefónica, Memoria 1990, p. 17.
https://www.telefonica.com/documents/153952/13347843/1990.
Antena de satélite, Telefónica, Memoria 1990, p. 17.
https://www.telefonica.com/documents/153952/13347843/1990.pdf

En el caso de las infraestructuras de nuestro entorno geopolítico, Telefónica convive con otras operadoras latinoamericanas, representantes de los gobiernos de los países respectivos, en los organismos del sistema mundial de comunicaciones. Ello le aporta conocimientos del mercado y aprendizaje de la idiosincrasia del sector, economía de experiencia en suma, si bien no necesariamente ventajas comparativas –otras muchas también están presentes- pero al menos le evita desventajas comparativas.

Hemos hablado sobre todo de cables submarinos pero los satélites ocupan igualmente un puesto privilegiado en las comunicaciones de hoy. En efecto, paralelamente al desarrollo de la red mundial de cables telefónicos submarinos, la ciencia alejó la frontera tecnológica de las comunicaciones con el desarrollo de los satélites, que, con una capacidad de comunicación mucho mayor que los cables, contribuyeron a configurar la red telefónica mundial como la máquina lógica mayor del globo.

La complejidad, magnitud y ámbito territorial implicado hacen que los avances en la creación de grandes infraestructuras o redes mundiales reclamen la continuidad de los esfuerzos cooperativos y, por tanto, la vigencia plena de los esquemas puestos en práctica en la segunda mitad del siglo XIX. Precisamente, fruto de esfuerzos cooperativos transnacionales, la creación de estos eficaces sistemas de telecomunicación contó, en ocasiones, con presencia de países latinoamericanos –como fue el caso de Argentina y Brasil en INTELSAT. Por otra parte, la participación de Telefónica en el sistema español de satélites, que dio un paso importante con la creación de HISPASAT, S.A., coincidió con el arranque de la expansión exterior como operadora en su etapa de inversión directa, materializada con la entrada en Chile en 1989, cinco años antes de hacerlo en Perú. La intervención directa de Telefónica en grandes infraestructuras de comunicación creadas exclusivamente con capital español -HISPASAT- define una inclinación manifiesta por el espacio latinoamericano. Resultaría estéril, no obstante, buscar una relación lineal con la internacionalización que arranca a finales de la década de 1980 con la penetración en Chile.

Satélite Hispasat, Telefónica, Memoria 1989, p. 7.
Satélite Hispasat, Telefónica, Memoria 1989, p. 7.

Si es cierto que las prototentativas de satélites artificiales en Latinoamérica tuvieron la educación como objetivo, la verdadera rampa de lanzamiento de la necesidad de satélites vino de la mano de la reina de los media, la televisión. Al año siguiente de la creación de INTELSAT, la reunión de la que surgió el régimen provisional del sistema mundial de comunicaciones por satélite contó con la par­ticipación de cuatro países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Co­lombia y Uruguay. En 1968 otros tres tenían antenas terrestres que los vinculaban al sistema internacio­nal: Panamá, Chile y México. Más tarde fueron añadiéndose otros más hasta incorporar la práctica totalidad en esa maraña a la que hemos aludido al principio. En 2013, Latinoamérica contaba con 72 satélites y otros 26 serán puestos en órbita hasta 2017 (El País, 5 septiembre 2013). Permítasenos una nota negativa para eludir cualquier sensación de ánimo laudatorio: la flota actual de la región tiene 3.033 transpondedores, casi ninguno capaz de ofrecer Internet.

Para mayor información:

CALVO, A. Esfuerzos cooperativos y etapas previas en la internacionalización: el caso de Telefónica: Apuntes: Revista de Ciencias Sociales, 2015, vol. 41, nº 75, p. 211-241. Dis­po­ni­ble en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4953942

Un método para evaluar y proyectar las capacidades ciclistas de un territorio

Fermín Rodríguez Gutiérrez *

El ciclismo es una práctica deportiva influida por la geografía, lo que debe hacer de él un objeto de atención por parte de la disciplina, con el fin de conocer su papel en determinados países y la capacidad de éstos para utilizarlo como un vector de desarrollo territorial. Debe existir una estrategia de especialización inteligente para concretar su expansión en una comarca. Aquí se expone una metodología para crear una máquina-herramienta territorial llamada Anillo Ciclista, que concreta la aportación del ciclismo a una estrategia de desarrollo y a llenar de contenido una marca territorial, relacionando un territorio con el paisaje, el deporte, la actividad industriosa, la especialización turística, la experiencia segura y el esfuerzo controlado

A medida que el trabajo ha dejado de tener un componente físico, la bicicleta vuelve a generalizarse para reencontrar a las personas con el esfuerzo físico de fondo, para el que la especie está programada desde sus orígenes. Su utilización hoy es indicador de excelencia  territorial. En una estrategia de redensificación de las ciudades, la bicicleta es uno de los complementos imprescindibles para garantizar una movilidad eficiente. En el campo permite poner en valor capacidades no utilizadas, que hoy dejan de tener la categoría de subproductos para constituirse en capitales intangibles de relación sobre los cuales edificar una nueva funcionalidad, adaptada a los requerimientos de una civilización donde el trabajo no es físico y crecen nuevos sectores de actividad industriosa

Autores como Alexander Grous hablan de la “economía del ciclismo” y cuantifican su significativa aportación a la nacional en países como el Reino Unido. Otros, como Asturias, cuentan con recursos tangibles e intangibles asociados al ciclismo, ante ellos se presenta la oportunidad de aprovecharlos para utilizar al ciclismo como componente de una marca territorial atractiva: Asturias. Paraíso ciclista.

A una de sus piezas componentes la hemos llamado Anillo Ciclista; tiene como finalidad ofrecer una plataforma para la práctica del ciclismo en condiciones de seguridad y excelencia, tanto en la cualidad de la ruta como en los servicios que puede obtener el ciclista. El Anillo Ciclista, cerrado y diverso, es el soporte de otros desarrollos que vinculan a la hostelería, al ocio, a la industria y a los servicios vinculados al deporte.

Perfil topográfico del puerto de La Cubilla (Lena)
Perfil topográfico del puerto de La Cubilla (Lena)

Se determinaron las capacidades ciclistas de un territorio, y se pusieron a prueba en la comarca asturiana de la Montaña Central. Se evalúa su capital físico y la percepción del usuario, cliente y agente

Se reconocieron 59 segmentos viales, que suman 376 Kms a los que se añaden los viales que integran el anillo ciclista de tierra que aporta 150 kms más. Para cada segmento se elaboró una ficha, conteniendo indicadores básicos que permitirán obtener indicadores sintéticos referidos a dificultad, seguridad y calidad paisajística del tramo. Los segmentos se unieron para componer tramos, definido cada uno por el Índice de Dificultad Equivalente y el Coeficiente de Esfuerzo necesario para superarlo, con lo que se establece la categoría del tramo: Paseo, Suave, Duro, Difícil y Élite. El indicador de calidad paisajística es cualitativo, se obtuvo mediante encuestas a participantes, orientadas a precisar su apreciación de ciertos aspectos paisajísticos. El indicador de seguridad es una síntesis de diversos parámetros directamente relacionados con la seguridad de la vía para los ciclistas.

Estos tres indicadores fueron analizados por tres grupos de participación: el de seguridad vial; el de ciclistas, ciclodeportistas y cicloturistas; el turístico y hostelero. Con ellos se presentaron propuestas en los órdenes de accesibilidad y movilidad, señalización, y diversificación económica. La identificación de los participantes interesados fue importante y entre ellos destacaron dos empresas significativas en el sector: Las Caldas Villa Termal, establecimiento friendlybike y MMR, importante constructor , ambas dirigidos al mercado global; en el proyecto colaboraron otras de hostelería, servicios al ciclismo y con intereses complementarios en la marca territorial.

Ficha de evaluación de un segmento ciclable
Ficha de evaluación de un segmento ciclable

El producto final, el Anillo Ciclista, se compone de dos redes enmalladas. La red básica abarca las vías de conexión del eje principal de comunicación con los núcleos de población más importantes de la comarca. Sus tramos presentan un elevado grado de accesibilidad, trazados de fácil recorrido, buenas condiciones de seguridad y un grado de dificultad bajo. La red secundaria contiene las vías de conexión de las cabeceras comarcales con los grandes puertos de cordillera y con los puertos de cordales. Son tramos de amplia longitud y desniveles acusados, lo que les confiere un mayor grado de dificultad. Las dos redes de carreteras se complementan con la de pistas, que por sus condiciones particulares son aptas para la práctica mediante bicicleta todo terreno y ciclismo mixto.

El sistema resultante de la coordinación de la infraestructura del velódromo con las redes básica y secundaria constituye el Anillo Ciclista de la Montaña Central de Asturias, planteado como una marca reconocible que asegura un plus de calidad, seguridad y disfrute paisajístico al ciclista que se introduzca en ella y al que los establecimientos asociados ofrecen una atención especializada según sus necesidades, ofreciendo a todos la posibilidad de vivir una experiencia de intensas sensaciones en diversos planos, comenzando por el deportivo, al que se acoplan positivamente otros complementarios que permiten participar a sus acompañantes.

Para mayor infor­ma­ción

RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ, F. : “El ciclismo como vector de desarrollo territorialBoletín de la Asociación de Geógrafos Españoles , nº 70-2016, págs. 419-442

*El autor es catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Oviedo donde dirige el Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial .

http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2248/2135

¿Hacia una nueva geografía de la música?

Justino Losada Gómez*

Actualmente comienzan a ser frecuentes las aproximaciones a la música desde la geografía anglosajona, de manera que se estudia el carácter territorial y espacial de las prácticas musicales tanto en una amplia variedad de escalas geográficas, como en una multiplicidad de contextos culturales e históricos. Pero contra todo pronóstico, se sigue tratando a la propia música de forma tangencial en los estudios geográficos. La música es tratada generalmente como excusa, como mero soporte de textos cantados como único vehículo de interacción social, olvidándose su valor y faceta como medio de comunicación en sí.

Este hecho ha excluido el importante y activo rol que ha tenido la música en el contexto cultural y en la configuración de espacios sociales e identitario. Por tanto, su papel es fundamental para entender la génesis de geografías culturales en relación a la creación de imaginarios morales de las diversas geografías del paisaje, y los conceptos de nación y ciudadanía.

Por ello, y entendiéndose necesaria una nueva metodología que estudie el valor intrínseco de la música como parte del imaginario artístico comunicativo, se propone una relación entre el análisis sintáctico y semántico que puede aplicarse a músicas con connotaciones geográficas –sean cantadas o no-. El objetivo es intentar fundamentar como su sonido ha tenido un importante y activo papel que desempeñar en la organización de los espacios sociales, políticos, o de filiación nacional.

La metodología se fundamenta en dos aspectos iniciales: la base fisiológica que relaciona el posible origen cognitivo troncal de la música y el lenguaje ya que ambos sistemas poseen redes neuronales comunes, y los aspectos antropológicos y comportamentales, que definen el control de la sintaxis permitiendo que toda creación antrópica acabe teniendo cierto significado para otros humanos. De este modo, se abre un canal de comunicación que permite el entendimiento musical entre emisor (compositor, intérprete) y el receptor (público).

Desde una formulación sintáctica podemos realizar esta aproximación a la música mediante la teoría de la Gestalt que ha visto cierto resurgir gracias al apoyo del software de análisis espectral que permite visualizar las características del sonido. Junto con los principios gestálticos y desde un punto de vista simbólico más complejo, la metodología se completa mediante el análisis semántico por medio de los tipos semióticos propuestos por el filósofo norteamericano Charles. S. Peirce, empleados en la musicología moderna, y que se pueden emplear igualmente en el estudio geográfico. Los tres tipos fundamentan el signo musical dividido y explicado en tres términos: iconos, que guardan relación representativa con su referente, indicios o índices, donde la representación muestra relación no arbitraria, siendo generalmente de causa y efecto con su objeto, y símbolos: en los que la relación entre lo representado y su objeto resulta arbitraria, y en la mayoría de los casos es una convención cultural. Los símbolos conforman así los nodos de significado más habituales, que desde nuestra perspectiva son generalmente los de mayor carga geográfica. De esta manera, el significado del símbolo musical cobra relevancia geográfica y sirve como puente entre la relación de los procesos cognitivos de adquisición de información, generación de conocimiento y creación de cultura mediante su puesta en valor y difusión compartida. De este modo, el gráfico adjunto muestra los pasos propuestos:

Modelo analítico de dos niveles (semiótico y semántico) propuesto
Modelo analítico de dos niveles (semiótico y semántico) propuesto

Bajo esta serie de criterios se ha propuesto entender la producción de geografías culturales de relativas a la música británica pastoralista entre 1880 y 1940 mediante el estudio de las obras On hearing the first cuckoo in spring, de Frederick Delius; Tintagel, de Arnold Bax y Five Variants on Dives and Lazarus de Ralph Vaughan Williams. Ello ha permitido comparar como el desarrollo del sinfonismo pastoralista británico fue paralelo al de la ciudad jardín, explicándose que pese a que ambas manifestaciones provenían de sectores enfrentados de la misma sociedad británica, estas partían de un tronco común: la mirada al ideal de vida rural como contrapunto a la ciudad inglesa de la segunda revolución industrial con la finalidad de crear sentimiento identitario nacional.

Igualmente se ha aplicado la misma metodología para comprender la evocación de la Roma imperial mediante las obras sinfónicas Fontane di Roma y Pini di Roma de Ottorino Respighi, y como esta cambia con el tiempo, desde la perspectiva actual a la del compositor, contextualizando momentos históricos que han definido los diversos imaginarios tanto de la ciudad de Roma como del Imperio Romano: el de nuestro tiempo, el de Respighi y el del contexto del fascismo italiano.

Para mayor información:

LOSADA, Justino. El modelo de ciudad jardín y el sinfonismo pastoralista inglés: dos productos de la misma utopía. <http://www.ub.edu/geocrit/xiv-coloquio/JustinoLosada.pdf>En BENACH, Nuria; ZAAR, Miriam Hermi; VASCONCELOS P. JUNIOR, Magno (eds.). Actas del XIV Coloquio Internacional de Geocrítica: Las utopías y la construcción de la sociedad del futuro. Barcelona: Universidad de Barcelona, 2016, <http://www.ub.edu/geocrit/xiv-coloquio/xiv-coloquio-portada.htm>

LOSADA, Justino. La representación geográfico-musical de Roma mediante las obras de Ottorino Respighi, en SIMEONOVA, Velislava; SANTASUSAGNA, Albert; LOSADA, Justino; YAÑEZ, Sandra (eds.) EJIG Conference Proceedings (Encuentro de Jóvenes Investigadores en Geografía y Estudios del Territorio) Barcelona, 2015 pp: 209-222. <https://issuu.com/ejig2014/docs/actas_ejig_2014/209>

*Justino Losada Gómez es geógrafo.

La necesaria planificación turística sostenible del paisaje agavero

, 2016 by Luis Amador Hidalgo

En la comarca tequilera del Estado de Jalisco se concentra un número significativo de elementos de valor cultural o ambiental que permite su apreciación como un todo coherente y vital. Todo este patrimonio se encuentra en un enclave natural singular, la elevación del volcán de Tequila y el cañón de la barranca del Río Grande de Santiago. En él se enmarcan el excepcional y único paisaje cultural, constituido por las ancestrales plantaciones de Agave, diversos sitios arqueológicos, numerosas destilerías históricas, poblaciones tradicionales y un valioso patrimonio inmaterial representado por usos agrícolas atávicos, gastronomía ancestral o fiestas populares.

Paisaje típico caracterizado por las plantaciones de agave
Paisaje típico caracterizado por las plantaciones de agave

En el año 2006 el Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la categoría de paisaje cultural.

Para dar soporte a dicha nominación se aprobó un Plan de Manejo que tenía como objetivo garantizar la conservación y uso sustentable del conjunto de elementos que se pretendía preservar a través de la Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el paisaje natural, el Paisaje Agavero, los vestigios arqueológicos, las antiguas instalaciones industriales y las poblaciones tradicionales.

El Plan fue el instrumento que oficializó el turismo en la región, pretendiéndose impulsar con el mismo la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la zona, actuando como elemento aglutinador de los diversos instrumentos legales vigentes y vinculando, además, los contenidos del documento a los diversos programas y planes de desarrollo urbano y medioambiental que operaban en la comarca. Con todo ello se aspiraba a garantizar la autenticidad y la integridad de cada uno de los componentes del Paisaje Agavero a través de su conservación, restauración y utilización adecuada, así como el estímulo al crecimiento regional sustentado sobre los valores culturales locales.

Sin embargo, la aplicación del Plan, a pesar de haber producido algunos resultados positivos, no ha dado una respuesta conveniente a las necesidades del propio sector turístico, de los empresarios y de la población de la zona. El hecho de que se presente un Plan de este tipo, para la gestión del sitio inscrito, no tiene mayor trascendencia si luego no se aprueban las medidas legislativas adecuadas y si no se acompañan de la necesaria financiación.

La agricultura ha definido históricamente el paisaje actual, aunque, de forma paulatina, se ha ido reconfigurando la relación ámbito rural–ámbito urbano, principalmente por la aparición de nuevas actividades como el turismo, mediante la puesta en valor de los activos culturales y naturales de la región.

La introducción del turismo en la cadena productiva del Agave-tequila se ha realizado bajo esquemas poco claros en cuanto al planteamiento conceptual de la tipología turística, su integración territorial y la participación de la población. La presencia de algunos empresarios regionales ha venido forjando un territorio, de alto valor económico, sustentado en la cultura del tequila, la misma que se ha recreado en la actualidad con la incorporación del turismo a la mencionada cadena productiva. Además, la poca claridad ofrecida por el Plan de Manejo no ha permitido fijar a tiempo unos parámetros operativos adecuados para la actividad turística, así como la definición de zonas específicas para este tipo de prácticas a partir de acuerdos y compromisos previos entre los agentes de la región.

Hasta no hace mucho tiempo la idea que ha prevalecido es que la actividad turística todavía no provoca en la zona impactos negativos especialmente significativos. Por ello, no se han aplicado medidas para prevenir las posibles externalidades, ni tampoco se ha estimado un umbral máximo de acogida de turistas para el territorio. Sin embargo, esta aparente inocuidad es falsa.

El deterioro ambiental progresivo que se está produciendo en la zona, si bien no es imputable en gran medida a la actividad turística, atenta directamente contra la sustentabilidad del sistema y su potencial productivo. Aunque quizá todavía no se presentan situaciones de irreversibilidad, hay que destacar la degradación que se observa en los recursos naturales, sobre todo la relacionada con la contaminación de los acuíferos, la deforestación y pérdida de biodiversidad, la erosión de los suelos, y la contaminación atmosférica.

Por su parte, en el ámbito sociocultural, la presión turística creciente sobre la zona va a determinar cambios en el patrón cultural de los habitantes de la región. Estos procesos representan una clara amenaza para el desarrollo regional y también para el mantenimiento de la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad del Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila.

Por lo tanto, la ausencia de un modelo turístico sostenible para el Paisaje Agavero, dado que la aplicación del Plan de Manejo no ha contribuido significativamente a impulsar este proceso, ha puesto de manifiesto la necesidad de que los agentes decisores dispongan de instrumentos con los que poder realizar un diagnóstico de la situación actual y, a partir del mismo, plantear iniciativas que impulsen a este sector hacia la sostenibilidad.

En definitiva, la creciente actividad turística y la puesta en valor de la totalidad del patrimonio cultural de la zona pueden representar oportunidades para impulsar el desarrollo regional si se consigue perfilar e implementar un modelo turístico sostenible congruente con los intereses de todos los agentes.

En la coyuntura actual el sector agroindustrial debería tender puentes hacia los ámbitos de la cultura y los servicios bajo una propuesta que articule adecuadamente las aspiraciones de los diferentes sectores implicados. El binomio tequila y turismo demanda análisis más profundos, que consideren aspectos económicos, ambientales y socioculturales, los cuales sean incorporados a propuestas específicas de ordenación del territorio que integren también a otras actividades productivas. Pero esto sólo será posible si, por parte de todos, se asumen compromisos de orden económico, social y ambiental, es decir, si se diseña un esquema coherente de desarrollo sostenible.

Para mayor información:

MILLÁN VÁZQUEZ DE LA TORRE, Mª Genoveva; AMADOR HIDALGO, Luis y ARJONA FUENTES Juan M. El Paisaje Agavero y la planificación turística sostenible. Un requisito para su permanencia como sitio patrimonio de la humanidad. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de junio de 2016, vol. XX, nº 537. ISSN: 1138–9788.

Luis Amador Hidalgo es profesor del Departamento de Economía en la Universidad Loyola Andalucía.

Degradación ambiental, inestabilidad política y vulnerabilidad social en la región del Sahel, África

Dra. Stella Maris Shmitei

Es importante identificar las problemáticas territoriales y analizar las múltiples variables que las constituyen, para comprender la trama compleja de conflictos y tensiones que se presentan en esta franja transfronteriza de África. El Sahel es una región que se localiza al sur del Sahara y constituye un área de transición entre África del Norte y África Subsahariana. Es un territorio de unos 4 millones de km² que se extiende desde océano Atlántico hasta el mar Rojo.

Los cambios ambientales provocan un fuerte impacto en las dimensiones socio-culturales, políticas y económicas, y actúan como multiplicadores de las tensiones sociales y la inestabilidad política. Los Estados se encuentran entre los más pobres del planeta, con población mayoritariamente islámica, con gobiernos débiles y fronteras extensas. Es una región inestable desde múltiples perspectivas (social, económica, política) donde los gobiernos tienen dificultades para ejercer el control y la gobernanza del territorio.

Avance del desierto y limitantes a la vida cotidiana

Se está desarrollando un incremento de la desertificación y de la desertización, procesos diferentes aunque interrelacionados. Al avance natural de los desiertos existentes (desertización), se asocia la desertificación, entendida como la degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, cuyas causas están originadas por múltiples factores. Entre éstos se destacan fundamentalmente, las acciones humanas en interacción con las variables naturales, como el cultivo y pastoreo excesivo, la deforestación y la ausencia de una adecuada gestión del suelo y del agua. En el análisis de la desertificación es necesario incluir factores que acentúan este proceso, tales como la pobreza y la inestabilidad política, junto con el desplazamiento de población y los campos de refugiados. En la interacción de las variables socio-económicas, políticas y culturales, así como en el modo en que estas sociedades definen la gestión de sus recursos, se encuentran las causas que explican el proceso de desertificación.

Intensificación de las tensiones sociales y geopolíticas

Las problemáticas ambientales son transversales a las tensiones sociales, económicas y políticas, con situaciones susceptibles de evolucionar en conflictos de intensidad imprevisible. Es muy marcada la degradación de los recursos naturales, el avance de la deforestación (1990-2011) y el peso relativo de la población que vive en tierras degradadas. En cinco países de la región del Sahel, más del 45% de la población vive en tierras degradadas. En Etiopía y Burkina Faso más del 70% de la población desarrolla su vida cotidiana en ambientes con estas características.

Tabla N° 1: Región del Sahel. Degradación ambiental y población vulnerable

PaísesAgotamiento de los recursos naturales
% del INB 2010-2012
Superficie forestalPoblación que vive en tierras degradadas % de la población total – 2010
% de la superficie total de tierras 2011% de cambio 1990 – 2011
Mauritania39,20,2– 42,923,8
Senegal1,643,8– 9,816,2
Malí9,810,2– 11,859,5
Burquina Faso7,820,4– 18,473,2
Níger1,80,9– 38,725,0
Nigeria24,49,5– 49,911,5
Chad25,49,1– 12,745,4
Sudán9,823,2– 27,939,9
Etiopía5,212,2– 20,072,3
Eritrea0,015,1– 5,858,8

Fuente: Elaboración propia en base a datos extraídos de Informe sobre Desarrollo Humano 2014 (ONU).

Por otra parte, la mayoría de la población de la región vive en las áreas rurales (68,8%) y trabaja esa tierra para producir alimentos de subsistencia. Sin embargo, la desnutrición es un rasgo común en una región donde la mayor parte de la población activa se dedica a la actividad agrícola.

Conflictos, recursos y vulnerabilidad social en el Sahel. Imagen disponible en http://climateadaptation.tumblr.com/post/27255875593/fantastic-map-of-sahel-movement-and-conflict
Conflictos, recursos y vulnerabilidad social en el Sahel. Imagen disponible en http://climateadaptation.tumblr.com/post/27255875593/fantastic-map-of-sahel-movement-and-conflict

Desde la perspectiva de la conflictividad social y política de la región, se identifican múltiples factores de inestabilidad. Entre éstos cabe mencionar la fragilidad de los Estados; las luchas por el control de recursos naturales estratégicos, comoel petróleo en Sudán o el uranio en Níger; las reivindicaciones de los Tuareg, el conflicto en Malí y la guerra en Sudán del Sur; la internacionalización de los conflictos, dado que exceden las fronteras nacionales, como así mismo, las tensiones asociadas a la expansión del islam y la emergencia de grupos terroristas.

Los problemas de supervivencia en contextos de desertificación creciente conllevan a acrecentar la violencia y desarrollar acciones armadas para resolver las tensiones.Las distintas comunidades que viven en la región del Sahel construyen un sistema de relaciones que interactúan en un ambiente cada vez más frágil, y conforman una particular expresión territorial. La interpretación requiere un abordaje multicausal que involucre tanto los factores naturales como los factores socio-culturales que intervienen en las problemáticas geopolíticas de la región.

Para ampliar información:

Shmite, Stella Maris y María Cristina Nin. 2015. “África al sur del Sahara: conflictos y degradación ambiental en el Sahel”. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 24 (2): 205-219. DOI: 10.15446/rcdg.v24n2.50221.

i La autora es investigadora en el área de ciencias sociales, y profesora de la asignatura Geografía de Asia y África del Profesorado y Licenciatura en Geografía, de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.

Camino del trabajo. Itinerario obrero- industrial por el barrio de Patraix (Valencia) como recurso para el turismo urbano.

Rafael, Temes Cordovez*

En este trabajo profundizamos en el valor y la oportunidad que supone hoy, para un turismo cultural y urbano creciente como es el de la ciudad de Valencia, la recuperación de algunos pasajes y paisajes de su historia industrial. Las fábricas que a finales del XIX y principios del XX fueron expulsadas de la ciudad intramuros, hoy se sitúan en lugares estratégicos para interpretar la forma urbana actual de muchos barrios. El caso concreto del barrio de Patraix, con un paisaje cultural propio vinculado con la industria urbana y la vivienda obrera, se analiza para establecer dos itinerarios urbanos que fomenten el turismo interesado en el patrimonio de la industria.

El patrimonio es un concepto muy amplio que tradicionalmente ha estado muy atento a los valores que se podrían denominar “histórico-artísticos”. Sin embargo, no es nueva la reinvindicación de la no exclusión de lo patrimonial a lo producido por la industria en los dos últimos siglos. El turismo urbano puede estructurarse en ocasiones a partir de la muestra intencionada y coherente de valores patrimoniales que alberga la ciudad. Entre ellos, las antiguas fábricas, o mejor dicho, los espacios de actividad industrial en los que se mezcalban los usos residenciales junto con los talleres, almacenes y actividades agríciolas, constituyen un recurso de primer orden en muchos entornos urbanos. A partir de este reconocimiento, el diseño de itinerarios que concatenen una historia «creible» sobre el pasado obrero industrial de un barrio puede ser una buena manera de generar un nuevo recurso al tiempo que recuperar parte del pasado.
El caso de Patraix, antigua población próxima a Valencia y hoy barrio de la ciudad, puede ser un buen ejemplo. A finales del siglo XIX, debido a la expulsión de la industria del recinto central de la ciudad, se configura alrededor del barrio un paisaje singular entre el espacio urbano-rural donde la industria, comienza a colonizar el suelo agrícola aprovechando las infraestructuras básicas de la huerta (acequias y caminos).

Figura 1. Trabajo topográfico del catastro parcelario. Polígono 118. Restitución de 1951
Figura 1. Trabajo topográfico del catastro parcelario. Polígono 118. Restitución de 1951

Polarizados alrededor de los principales caminos que conectaban al periferia con el centro de Valencia, se establecen multitud de industrias, almacenes y molinos. Fábricas de juguetes, molinos de arroz, almacenes de madera,.. configuraban, dado su gran tamaño y la presencia de sus chimeneas un paisaje difícil de entender en su convivencia con la estructura de la huerta. La restitución cartográfica desarrollada en esta investigación ha ayudado a percibir mejor dicho espacio y la superposición de sus actividades.

Figura 2. Distribución de industrias y grupos de Casas Baratas en torno a los caminos principales, (Derecha). Superposición sobre ortofoto actual (Izquierda)
Figura 2. Distribución de industrias y grupos de Casas Baratas en torno a los caminos principales, (Derecha). Superposición sobre ortofoto actual (Izquierda)

Junto a estas industrias e instalaciones se fueron construyendo, en las primeras décadas del siglo pasado, conjuntos de casas adosadas, en ocasiones denominadas barriadas, que luego fueron complementadas por algunas iniciativas de Casas Baratas. La Cooperativa de Casas Baratas “San Fernando”, formada por diez unidades construidas en 1928, las Casas Baratas “La Previsora”o La Emancipación” de 1926, el singular Grupo “Ramón de Castro”, construido en 1906 o el Grupo de “Villas Pontón” formado por unas 40 viviendas, son algunas de las alternativas de viviendas para obreros que se desarrollan en correspondencia a la actividad industrial implantada en la zona.

A partir de aquí, y tras analizar una propuesta sólida de estructuración de itinerarios, hemos hecho dos propuestas denominadas:
Itinerario 01. El alojamiento obrero a principios del siglo XX en Valencia. Las Casas Baratas de Patraix
Itinerario 02. La concentración industrial más allá de Tránsitos. El pasado fabril del barrio de Patraix

Concluimos en esta investigación que es oportuno, en una ciudad como Valencia, con un turismo urbano cada vez más presente, la incorporación de actuaciones de diversificación turística que mejoren el flujo de visitantes en la ciudad y atraigan a nuevos segmentos de mercado promocionando los recursos patrimoniales. La propuesta descrita en este trabajo, entendida como primera aproximación a la idea del establecimiento de rutas turísticas industriales en el barrio de Patraix, da muestras del potencial existente en el barrio y las posibilidades que se abren de dar a conocer un patrimonio industrial poco conocido. El caso del pasado obrero industrial de Patraix puede entenderse como un buen ejemplo en el que la relectura de una cartografía intencionada nos ha ayudado a dar sentido a algunos de los escenarios urbanos hoy inconexos e incompletos de la ciudad de Valencia que pueden aportar nuevos valores para el turismo urbano.

Para mayor información:
TEMES CORDOVEZ, R. Recuperación del pasado obrero e industrial del barrio de Patraix como oferta al turismo urbano de la ciudad de Valencia: Cuadernos de Turismo, 2016 nº37, p.403-420. ISSN: 1139-786. Disponible en:  http://dx.doi.org/10.6018/turismo.37.256301

*Rafael Temes Cordovez, es Profesor Contratado Doctor en la Universitat Politècnica de València

Los elementos patrimoniales industriales y la estrategia de desarrollo económico y urbano en el Poblenou-22@barcelona (2000-2013)

Esteve Dot*

A finales del siglo XX el espacio productivo de origen industrial de las ciudades se reestructura. Las administraciones locales tienen entre sus retos fundamentales encontrar soluciones para la dinamización económica de las áreas urbanas. En las estrategias políticas de desarrollo territorial y atracción económica el patrimonio industrial se convierte en un elemento básico. Es así como en ciudades europeas y norteamericanas se han recuperado edificios industriales convirtiéndolos en nuevas sedes para empresas, viviendas, equipamientos y centros culturales.

Pero, ¿qué puede aportar la incorporación de recursos patrimoniales al tejido urbano?

Muchos autores en la literatura ad hoc apuntan tres valores del recurso patrimonial en la trama urbana. Por un lado permite la visibilización de la memoria histórica del lugar, siendo además un rasgo de identidad colectiva. Por otro lado, incrementa la calidad de vida del entorno por el aporte de la cultura patrimonial al tejido urbano. Por último, el patrimonio industrial como recurso produce un efecto acumulativo sobre el paisaje urbano que actúa como atractivo de nuevas empresas, vivienda y actividades turísticas.

Por obvio que pueda parecer, para conseguir que haya una refuncionalidad del patrimonio industrial es necesario una regulación a través de la ordenación, la planificación y la gestión; y la implicación de los agentes políticos, sociales y económicos.

Elcaso de estudio del Poblenou-22@Barcelona es precisamente un excelente laboratorio para observar la actuación de los agentes urbanos que participan en la configuración del espacio económico de la ciudad del siglo XXI. Esta área transformada urbanísticamente des del año 2000 a partir del proyecto 22@Barcelona (llamado también 22@), está delimitada por las arterias de Wellington, Meridiana, Gran Via y Rambla Prim. El proyecto 22@ se forjó para recuperar la vocación productiva de Poblenou, a partir de la creación de una plataforma de innovación económica, dónde el eje cultural se complementa con el científico, tecnológico, y residencial; funciones que en algunas ocasiones se ubican en edificios catalogados como patrimonio industrial.

En el periodo 2000-2013, la participación de varios agentes en la formación de la cultura patrimonial de conservación industrial en el Poblenou-22@Barcelona se caracteriza por el entrelazamiento de diferentes objetivos, recursos y acciones. Por parte de las instituciones locales destaca el papel central y de liderazgo del Ayuntamiento de Barcelona. La regulación a partir del planeamiento (con distintas figuras urbanísticas) es lo que permite impulsar la transformación urbanística, incluyendo los elementos patrimoniales y su promoción. Por parte del sector cívico-social hay un empeño en la reivindicación de la preservación de los elementos históricos por su valor urbano. Esto es lo que precisamente fuerza la modificación en las políticas públicas iniciales relacionadas con la protección patrimonio industrial. Por último, el sector privado que con su inversión hace posible la reutilización en viviendas o empresas.

El trabajo de campo realizado permite señalar que el patrimonio industrial resultante del Poblenou-22@Barcelona forma parte de los referentes del nuevo paisaje económico y urbano de la ciudad. Metodológicamente, a través de la exploración de las guías turísticas digitales se observa qué patrimonio industrial ha llegado a formar parte de la oferta cultural para los visitantes. Con la realización de encuestas a directores de hoteles (2012) se crea un perfil de los visitantes, los lugares qué visitan y la opinión que tienen de lo que visitan. A partir de la Guía para Visitar y Descubrir el Distrito 22@Barcelona (Ajuntament de Barcelona, 2010) se identifica qué patrimonio se mercantiliza, transformado en los nuevos símbolos de la ciudad.

Así se obtiene que los visitantes turistas valoran positivamente la oferta arquitectónica y los atractivos históricos y estéticos que ofrece el Poblenou-22@Barcelona. Aunque estos atractivos no están correctamente visualizados en las guías turísticas o en la información que dan los hoteles como puntos de interés a visitar. Si estas deficiencias se subsanasen, la creciente proporción de visitantes turistas que está experimentando el Poblenou, se podría ver motivado por los atractivos del patrimonio industrial; y la Guía para Visitar y Descubrir el Distrito 22@ Barcelona (2010) podría actuar como agente-puente, y ser una herramienta para el punto de información de los hoteles.

Fábrica de Can Saladrigas. Desde el año 2009 alberga la biblioteca Manuel Arranz
Fábrica de Can Saladrigas. Desde el año 2009 alberga la biblioteca Manuel Arranz

Para mayor información:

DOT, Esteve y PALLARÈS-BARBERÀ, Montserrat.Patrimonio industrial, revitalización económica y compacidad urbana en el Poblenou-22@Barcelona ¿Un nuevo modelo Barcelona? Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (69): 9-35, 2015.

Disponible en <http://boletin.age-geografia.es/articulos/69/01%20BAGE69.pdf> ISSN: 0212-9426

*Esteve Dot es pro­fe­sor de Geo­gra­fía en la Uni­ver­si­tat Autònoma de Barcelona.

Las potencialidades de las salidas de campo para la educación geográfica desde la perspectiva iberoamericana

Diego García Monteagudo*

Los itinerarios, salidas de campo, trabajos en el medio local han sido considerados en diversos momentos de la historia escolar como una estrategia didáctica que fomentaba la innovación. Permitía conocer el medio local cuestionando el paisaje y romper con la idea de inmutabilidad que se transmite en los libros de texto. ¿En el momento actual de predominio de la difusión de las noticias por medio de internet siguen siendo válidas las salidas de campo con los alumnos y alumnas de la educación básica?

En febrero de 2015 se abrió el foro 22 titulado “Las salidas de campo/A visitas de estudo” en el Geoforo Iberoamericano sobre Educación, Geografía y Sociedad. El planteamiento inicial surgió a raíz de una salida al cauce del río Turia de la ciudad de Valencia, en la que participaron docentes y alumnos del Máster de Profesor de Educación Secundaria. Tal fue la importancia concedida a este tema para la formación de profesores y la innovación pedagógica, que decidimos compartirlo con los compañeros de dicho foro. Los comentarios recopilados hasta octubre de dicho año, subrayan la importancia de las salidas de campo como recurso empírico de las investigaciones académicas y como estrategia didáctica. Además, son una herramienta que permite conocer los problemas percibidos y vividos del alumnado y de sus familias, de manera que facilita la empatía entre el docente y sus estudiantes.

Las reflexiones teóricas basadas en estudios sobre didáctica han acabado reafirmando la función original de reconocimiento de paisaje que han tenido las salidas de campo en el ámbito brasileño. Sin embargo, las críticas de Yves Lacoste y Serpa hicieron que los investigadores asumieran un papel más activo en la definición de los límites del espacio a estudiar, así como en la búsqueda e interpretación de datos a la hora de planificar las salidas de campo. Como estrategia didáctica, dichas salidas posibilitan el análisis del espacio geográfico a diferentes escalas, un hecho que abrió el debate sobre las metodologías y procedimientos de la enseñanza en la formación de profesores durante la década de 1980.

Las discusiones semánticas reforzaron el debate de las visitas de estudio como estrategia didáctica en Brasil durante los años 2000. Desde entonces se les ha denominado “clases de campo”. En España, Goergen ha señalado que en el actual contexto de la sociedad contemporánea (cambios transformadores, papel de los medios de comunicación, la incertidumbre, la moda…), la formación de profesores tiene que incluir aspectos éticos, culturales y políticos de la práctica educativa, que refuercen la conexión entre el docente y el alumnado. Si el profesorado reflexiona sobre su práctica docente, especialmente sobre las potencialidades del trabajo de campo como estrategia didáctica en sus múltiples dimensiones (metodológicas, relaciones con el currículum y el resultado de las relaciones de producción del espacio), se contribuirá a la innovación en la enseñanza de la geografía. Como ejemplo, los docentes y sus alumnos pueden contrastar sus observaciones contactando con las personas que habitan el espacio visitado durante su salida de campo.

Las propuestas de innovación pedagógica vinculadas con las salidas de campo tienen unos precedentes técnicos a finales del siglo XIX, sobre todo, en el seno de la Institución de Libre Enseñanza en Cataluña. En España los itinerarios urbanos y los trabajos de campo que se desarrollaron a partir del movimiento conocido como Ciudades Educadoras, fueron posibles gracias a la actividad de los miembros de los Institutos Municipales de Educación y los Institutos de Ciencias de la Educación, junto con otras organizaciones específicas como el Institut d´Ecologia Urbana de Barcelona. Estas experiencias han sido la base para que se sigan desarrollando itinerarios urbanos (barrio de Gràcia y Parque de la Ciutadella) para la formación de estudiantes de geografía de la Universitat de Barcelona. De un modo similar, algunos sindicatos del primer tercio del siglo XX, influyeron para que las excursiones desarrolladas en las Casas del Pueblo y en los Ateneos Libertarios, fuesen el germen de lo que luego se han llamado itinerarios culturales por parte de ICOMOS (International Council on Monuments and Cities).

Los participantes en el foro 21 han concebido las salidas de campo como un “laboratorio abierto” o actividad científica similar a la investigación en ciencias naturales.

Los participantes en el foro 21 han concebido las salidas de campo como un “laboratorio abierto” o actividad científica similar a la investigación en ciencias naturales. Como estrategia didáctica posee dos componentes: uno metodológico y otro logístico. La muestra de aspectos geográficos nunca antes observados, el trabajo con el cuaderno de campo y el aprendizaje basado en las emociones y sentimientos, refleja la diversidad metodológica de las salidas de campo para la enseñanza de las ciencias sociales. Con algunas técnicas (mapas cognitivos y cuestionarios) se pueden abordar las representaciones sociales del alumnado y de sus familias, previas y posteriores a la realización de las salidas. Del lado de la logística, aparecen obstáculos referentes a la planificación, ejecución y evaluación de esta estrategia didáctica, al mismo tiempo que se evidencian carencias de recursos materiales, cognitivos, económicos y humanos que afectan al desarrollo de la salida de campo.

En definitiva, la salida de campo es una estrategia pedagógica que favorece el aprendizaje significativo del espacio geográfico. El contacto directo con el territorio permite la asimilación de nuevos datos, que favorecen la comprensión de los contenidos geográficos mediante un enfoque multidisciplinar aplicable a la escala local. Los estudiantes que han participado con sus comentarios en el foro 21 han considerado aspectos como la estrategia didáctica, la evaluación, la logística y las relaciones con otros entornos de campo, de cara a desarrollar salidas de campo como docentes en el futuro. El espacio local más próximo al entorno escolar es idóneo para realizar análisis e interpretaciones integrales del contexto geográfico mediante las salidas de campo. De cara al futuro, sería interesante analizar lo siguiente: ¿Cómo contribuyen las salidas de campo a la formación de ciudadanos comprensivos y reflexivos? La finalidad es averiguar si esa aportación a su capacidad crítica y participativa les permite afrontar los problemas sociales inmediatos a sus localidades, al mismo tiempo que asumen unas consecuencias que tendrán eco en la esfera global.

Para mayor información:

SOUSA FERNÁNDEZ, Silvia Aparecida., GARCÍA MONTEAGUDO, Diego., y SOUTO GONZÁLEZ, Xosé Manuel. Educación geográfica y las salidas de campo como estrategia didáctica: un estudio comparativo desde el Geoforo Iberoamericano. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de abril de 2016, Vol. XXI, nº 1.155. . [ISSN 1138-9796].

*Diego García Monteagudo es licenciado en Geografía por la Universitat de València. Máster en Investigación en Didácticas Específicas.

SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE, una figura desconocida de la ciencia española

Fernando Martín Polo *Doctor en Geografía Humana por la Universidad de Barcelona

Son muchos los botánicos de los siglos XVIII-XIX que no han pasado a la historia de la ciencia, mereciendo, sin embargo, ese rango. Uno de ellos es Simón de Rojas Clemente (Titaguas, 1777-Madrid, 1827), que, a pesar de las obras realizadas, es poco conocido en nuestros tiempos y casi nada reconocido. La causa principal podría estar en que sus obras, por unas causas u otras, no se publicaron en el momento en que se produjeron, con lo cual cuando vieron la luz ya estaban desfasadas respecto al tiempo de su escritura.

Hubo alguna, sin embargo, que sí tuvo el eco que mereció. Fue el Ensayo sobre las variedades de la vid común que vegetan en Andalucía (1807) que fue traducido al francés en 1814 y al alemán en 1821, en vida de Clemente. En el extranjero su difusión y reconocimiento fue más amplia que en España; el conde de Odart, el autor más influyente sobre este tema en el siglo XIX, llegó a decir que “est bien ce que je connais de mieux sur cette matière” [es lo mejor que conozco sobre esta materia]. Y «de la traducción francesa mandó el rey Luis XVIII que se repartiesen ejemplares entre las autoridades civiles de los departamentos para que los recomendasen a los pueblos».

Y todavía en nuestros tiempos para la Organización Internacional de la Viña y del Vino casi todos los postulados del Ensayo siguen vigentes, incluso actualmente un equipo de investigadores hispano-francés estudian el ADN de los 186 pliegos del herbario de variedades de la vid de Clemente pero por encima de todo se valora al naturalista como “el primero en aplicar el método científico al estudio y descripción de las variedades de vid cultivadas, y está considerado por tanto el primer ampelógrafo del mundo”.

Otra obra pudo haber tenido el eco del Ensayo.Fue la Ceres hispanica (comenzada hacia 1806) donde Lagasca y Clemente se propusieron “conocer la variabilidad existente [de los cereales], y a partir de ello intentar conocer las reglas que la gobernaban” con la ayuda de corresponsales españoles y extranjeros. Estos experimentos son parecidos a los hechos por Darwin y Mendel, por lo tanto “se adelantaron en muchos años a los primeros estudios y elaboración de ‘líneas puras’, que supusieron una gran revolución en la agricultura”, por cuya alternativa a su retraso en España también apostó Clemente en la reedición de 1818-1819 de la Agricultura general de Herrera. Sin embargo, el trágico final del Trienio Liberal frustró el proyecto.

Una obra importante como es la Historia natural del Reino de Granada editada en 2002 no tuvo el destino de la imprenta de forma inmediata, lo que habría consagrado al botánico de Titaguas en una figura mundial; este libro comienza siendo una historia natural para ir derivando en un tratado de geografía, en cuyo recorrido Simón de Rojas subió al Mulhacén realizando la primera medida homologada de su pico. También de forma muy tardía se publicaron la Historia civil, natural y eclesiástica de Titaguas (2000) y el Nomenclátor ornitológico o sea, nombres españoles y latinos sistemáticos de aves (2006).

A lo largo de su vida podemos nombrar otros méritos suyos como su título de Doctor en Teología, su viaje a París y Londres (1802-1803) con el fin de realizar un viaje científico a África junto con Domingo Badía (Alí Bey) pero cuyo objetivo cambió en político por lo que Clemente no pasó el Estrecho (momento en que comenzaron a llamarle El Moro Sabio) aunque aprendió mucho en este trayecto europeo en el campo de la criptogamia (su conocimiento de distintas lenguas le fue fundamental en este viaje); también fue diputado a Cortes en la primera legislatura del Trienio Liberal y bibliotecario y director del Jardín Botánico de Madrid.

He citado trabajos de Clemente que muestran que fue un gran científico, de ahí que en su tiempo fuera corresponsal de la Sociedad Linneana de París, de la de Ciencias y Artes de Barcelona, de la Real Academia de Ciencias de Baviera, de la fisiográfica de Lund, de la Real Sociedad de Agricultura del Alto Garona, de las Económicas de Madrid, Granada y Sanlúcar, del Instituto Militar Pestalozziano, aunque de la Linneana de Londres rechazó serlo por exigir “otra contribución que la de las luces”.

Un documento que no deja lugar a dudas sobre lo reconocido que llegó a ser en Europa es la relación de los elegidos para formar una macro academia en el régimen de José I Bonaparte donde nuestro hombre aparece en la sección de Anatomía y Zoología y la razón de haber sido incluido es por ser conocido en Europa. También Manuel Godoy en sus Memorias le dedica páginas muy elogiosas.

Sin embargo, como decía al principio, Simón de Rojas Clemente no es lo conocido ni reconocido como debería serlo en nuestra época, bien es verdad que los congresos y las publicaciones actuales de las obras que no se publicaron en su momento están rescatándolo de este inmerecido olvido con la recuperación de su memoria histórica científica.

PARA MAYOR INFORMACIÓN: MARTÍN POLO, Fernando, SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE, Publicacions de l’Universitat de València, 2016 [ISBN: 978-84-370-9938-5], 604 p.

Las plazas mayores mexicanas. Quinientos años de continuidad

Cuando los mexicanos viajamos por nuestro país y visitamos ciudades grandes o medianas, capitales importantes o pequeños pueblos de ámbito rural, no nos es difícil orientarnos. Ni siquiera hace falta ser un paseante preparado por conocimientos y lecturas previas, o un turista bien armado con una guía adecuada. Todos sabemos que lo que debemos hacer es preguntar por la Plaza de Armas, por el Zócalo, el Parque o como se llame a la Plaza Mayor de la localidad, y hacia allá dirigir los pasos. Y cuando hemos estado en ella, hemos entrado en su iglesia, hemos visto las fachadas del palacio municipal o de gobierno y los edificios circundantes, nos hemos sentado en una banca del jardín o nos hemos tomado un refresco en algún café de los portales, ya podemos decir que conocemos tal ciudad o tal o cual pueblo.

Es cierto que en todos los lugares del mundo, desde que se organizaron los primeros centros urbanos, las plazas se convirtieron en elementos principales en el trazado y en la vida de las ciudades. Igual da que hayan sido explanadas de mercado, ágoras para la discusión política, centros ceremoniales y festivos, escenarios para el ornato o simplemente espacios abiertos frente a una arquitectura notable. Desde un principio y hasta ahora, constituyen elementos de vida pública y parte fundamental de los anales de las sociedades; son espejo de la historia de una cultura, de una organización civilizatoria. Pero el caso de las plazas mayores mexicanas, tanto como el de las hispanoamericanas todas, escribe una página extraordinaria y notable de la historia urbana universal, que remite en su origen a las utopías renacentistas que quisieron hacerlas geométricas, armónicas y hermosas, pero que pasa por la realidad descarnada de un pequeño territorio en disputa permanente.

Desde un principio y hasta ahora, constituyen elementos de vida pública y parte fundamental de los anales de las sociedades.

A las plazas mayores mexicanas se las han disputado quienes han querido hacer de ellas la escenografía gubernativa, quienes han querido sacarles provecho económico y quienes se las han adueñado con los trajines de la vida diaria. Desde hace quinientos años las plazas mayores mexicanas han sido el sitio privilegiado para el discurso del poder y el lugar predilecto para la apropiación colectiva del espacio público.

Todas las plazas que se fundaron durante las décadas que siguieron a la conquista española fueron diseñadas para ordenar, a la manera de un núcleo rector, la trama cuadriculada, facilitando el reparto de solares y el control territorial con las calles que salían de ellas tiradas a regla y cordel. Sirvieron para eso, y también para crear en ellas la máxima expresión de las nuevas estructuras sociopolíticas y administrativas impuestas a los habitantes originarios. La iglesia, el cabildo, los edificios de otras instituciones de gobierno, los portales del comercio establecido y las casas de quienes ocupaban el más alto rango en el escalafón social creaban, unos frente a otros, una vista elocuente.

Durante trescientos años, en las plazas mayores el espacio urbano parecía ser de todos y servía para todo. La fuente abastecía de agua al vecindario, el rollo y la picota recordaban las leyes y el castigo, la vendimia arremolinaba a vendedores y compradores y, como en cualquier mercado, buscaban por ahí su suerte los pícaros, maleantes y vagos. La gente entraba y salía de la iglesia por la plaza, y en ella se montaban tinglados para celebrar coronaciones en España, recibir a virreyes, obispos y arzobispos, para festejar a los santos patronos. En la plaza se corrían toros, se gritaban pregones, se anunciaban bandos y se manifestaban contriciones devotas. Aflicción y júbilo, homenaje y penitencia, trabajo y ocio, belleza y suciedad: todo se fundía en el espacio abierto y recogido a la vez de una plaza mayor mexicana, formando en su síntesis el axioma de la vida urbana.

Todo se fundía en el espacio abierto y recogido a la vez de una plaza mayor mexicana, formando en su síntesis el axioma de la vida urbana.

El racionalismo del siglo XVIII y el despotismo monárquico de reyes ilustrados se fue colando durante las postrimerías coloniales queriendo cambiar apariencias y funcionamientos. La afluencia irrestricta, el amontonamiento de puestos y mercancías, la mugre y el desorden se volvieron intolerables para los nuevos administradores del gobierno. Limpiar, despejar, empedrar parecían el objetivo último, aunque el saneamiento y la belleza eran la punta de lanza del avance del poder absoluto de la corona sobre las plazas, que le peleaba fueros a los ayuntamientos y a la iglesia, y disputaba usos consuetudinarios a los habitantes locales. Estatuas, obeliscos o columnas podrían glorificar la figura del monarca en el centro de una plaza impoluta y desembarazada de estorbos y suciedad, y los ejércitos podrían hacer ejercicios en ellas desplegando orden y grandeza.

Únicamente algunos proyectos tuvieron éxito. Pocos. La inercia y las prerrogativas de los hábitos seculares no son fáciles de torcer. Tampoco la gran sacudida revolucionaria de la Independencia alteró radicalmente y de golpe las costumbres inveteradas de la vida de cada día en las plazas. Solamente cuando terminaron las zozobras bélicas e invasoras, con la victoria última en 1867 de los ejércitos republicanos sobre las fuerzas conservadoras y de ocupación extranjera que impusieron como emperador a Maximiliano de Habsburgo, con un reforzado control político, dinero en las arcas públicas y unas oligarquías dispuestas a invertir en una imagen urbana renovada y a la altura de los tiempos de “progreso”, se retomaron los intentos por rehacer las plazas mayores incorporando nuevos paradigmas de ornato, modernidad tecnológica y civilidad ciudadana. Los espacios desembarazados de mercaderías y estorbos se poblarían de flores y árboles, entre los que se dispondrían calzadas que irían a converger en una fuente ornamental, o en un kiosco metálico en el que arraigaría la costumbre de las deleitosas serenatas. En la retórica de una naturaleza acotada, podada y bien combinada se leía un sentido de orden y de refinamiento al que era fuerza rendirse. Las autoridades podrían vigilar mejor la disciplina social, y la estatuaria y los monumentos que se instalaron prolíficamente en las plazas mayores, educaban en la nueva identidad nacional. La urbanidad republicana tuvo su escenografía principal en las antiguas plazas convertidas en jardines civilizados, ajuarados y musicales.

No hay duda de que la transformación fue exitosa y la vocación de las plazas mayores se mantuvo incólume a pesar de la mudanza de ropajes y costumbres. Las plazas mayores siguieron siendo entonces, y lo son hasta hoy, el centro neurálgico, el espejo del poder político y, como escribió Antonio Bonet Correa, el resumen breve de cada pueblo y ciudad. Con jardín la mayoría, y sin jardín algunas en que fue removido bien entrado el siglo XX, las plazas mayores continúan siendo lugar principal para la escenografía del poder, lugar preferido para las fiestas populares, las celebraciones patrióticas; siguen recibiendo como primicias las novedades tecnológicas, siguen albergando el comercio establecido de los portales y de los variopintos puestitos de venta callejera; y a pesar del decoro que las autoridades locales pretendieron para sus nuevos paseos aburguesados en la segunda mitad del siglo XIX, las plazas siguieron convocando por igual a todos como desde tiempos virreinales. Estamos ante una historia de larga duración que manifiesta la vigencia de las plazas mayores de México. Las metamorfosis que las han reeditado desde hace quinientos años han reafirmado casi siempre su centralidad y han apuntalado viejas formas de sociabilidad.

Las plazas mayores siguieron siendo entonces, y lo son hasta hoy, el centro neurálgico, el espejo del poder político y el resumen breve de cada pueblo y ciudad.

Charles Flandrau, un simpático viajero y agudo observador estadounidense que se paseó por el país a principios del novecientos lo dejó claramente anotado: en México, la plaza nunca decepciona. Esperemos que siga siendo así; que la plaza mayor de cada ciudad mexicana continúe ejerciendo el papel del espacio público por antonomasia, y no se convierta simplemente en un área común sujeta a los ímpetus privatizadores que caracterizan a las ciudades globales de la era neoliberal. Que con sensibilidad fundada en el conocimiento histórico, las plazas sigan gobernadas por políticas públicas que las libren de estrategias empresariales tendientes a remodelaciones desatinadas. Que las plazas mayores sigan siendo, como diría Carlos Monsiváis, un almacén de nostalgias.

Para mayor información:

RIBERA CARBÓ, Eulalia (coord.). Las plazas mayores mexicanas. De la plaza colonial a la plaza de la República. México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2014. (ISBN: 978-607-9294-58-8)

Eulalia Ribera Carbó es profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora en la Ciudad de México.