Agricultora familiar do dendê, autonomia ou subordinação ao capital?

No espaço rural do município de Moju temos o berço da dendeicultura empresarial, onde ela está mais dinâmica e diversificada, bem como o lugar das pioneiras experiências de integração da agricultura familiar à cadeia produtiva do dendê. Na constelação de empresas, normas e unidades produtoras familiares de dendê, destaca-se a experiência do Grupo Agropalma por ser a pioneira, com 14 anos de atuação, e por contar com um nível de enraizamento e abrangência amplo; o que o tornou protótipo para os projetos de empresas como Marborges SA, Biopalma SA e Belém Brasil Bioenergia SA.

Dentre as oleaginosas, o dendezeiro apresenta maior produtividade em todo o mundo, com rendimentos entre 4t a 6t de óleo ha/ano, o que corresponde a 1,5 vezes a produtividade do óleo de coco, a 2 vezes a do óleo de oliva e mais do que 10 vezes a do óleo de soja. No entanto, tão importante quanto ressaltar as potencialidades econômicas, ambientais e sociais do dendê, é refletir sobre as metamorfoses no modo de vida do lugar onde esse cultivo se expande. Nesse sentido, analisa-se as relações entre dendeicultura e agricultura familiar no espaço agrário do município de Moju, estado do Pará, a partir do projeto de produção familiar de dendê criado pela associação entre o Estado brasileiro e capital nacional e internacional.

O universo da pesquisa compôs-se de 44 unidades familiares integrantes dos projetos de dendê familiar I e III da comunidade do Arauaí, que estão integradas ao Grupo Agropalma. A média de membros que compõem os núcleos familiares dos integrados à cadeia produtiva do dendê ficou em torno de quatro pessoas por família. No que diz respeito aos titulares dos projetos, 84% são do sexo masculino, e 16%, do sexo feminino. O tamanho das famílias de 45% dos agricultores oscila entre quatro a seis pessoas; 41% dos entrevistados têm família com um a três pessoas, e 14% deles têm sete ou mais familiares.

Tendo como ponto de partida e enfoque metodológico o território usado, isto é, a área e o uso reciprocamente associados, mostramos que o projeto de agricultura familiar do dendê possibilita a empresa usufruir da produção da área e da força de trabalho sem estabelecer relações de assalariamento ou mesmo sem ser proprietária de terra, reeditando prática comum na região amazônica principalmente nos momentos em que os auge do mercado exigiram alta produção de borracha, juta e pimenta do reino.

Os projetos de agriculta familiar do dendê, longe de ser a panaceia para os problemas do meio rural da Amazônia paraense, constituem isto sim mais um capítulo da questão agrária na Amazônia, onde as virtudes de um produto (drogas do sertão, borracha, manganês, ferro, bauxita, energia, gado) mostram-se insuficientes para assegurar espaços menos desiguais e mais justos. A dendeicultura não é a solução, nem é a causa dos males que afligem o espaço agrário nas áreas antropizadas. É preciso superar a tradição política que subordina o desenvolvimento da Amazônia à ascensão e queda de um produto no mercado mundial, que deposita todas as esperanças ou mesmo amaldiçoa determinado produto; política que se regozija ao dizer “nossos minérios”, “nossa floresta”, “nossas riquezas” ou mesmo que repete o mito do desenvolvimento em muitos adjetivos: regional, sustentável, territorial, participativo. Sempre mais do mesmo. Esquecendo-se de perguntar quem usufrui das riquezas, sejam elas essências florestais, borracha, madeira, minérios, energia hidroelétrica e dendê. Dendê para quem? Dendê por quê? Dendê para quê?

Portanto, é preciso perguntar quem ganha com a dendeicultura, pois tão importante quanto ressaltar as potencialidades econômicas, ambientais e sociais do dendê, faz-se necessário refletir sobre quem usufrui dos dividendos dessas potencialidades, ou seja, quem fica com a renda da terra e se beneficia do território; refletir sobre os impactos no modo de vida do lugar onde o agronegócio do dendê se implanta e expande, isto é, sobre o que significa passar da condição de lavrador para a de agricultor de dendê ou, de outro modo, de camponês tradicional para agricultor familiar do dendê, em outras palavras, trabalhador para o capital.

Para maiores informações:

NAHUM, João Santos. Agricultura familiar e dendeicultura no município de Moju, na Amazônia paraense. Cuadernos de Geografía, 2018, vol. 27, nº 1. <https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/issue/view/4621>.

João Santos Nahum é docente de Geografia da Universidade Federal do Pará.

Pobreza, desigualdad… ¿o ambas cosas?

Félix Pillet

A la “perversa” globalización del sistema económico capitalista, le siguió la última crisis, que ha originado la pérdida de poder adquisitivo de la amplia clase media, cada vez más perjudicada en el nuevo siglo. Así como el riesgo de pobreza y exclusión total de un importante porcentaje de población en el desarrollo. Al tiempo que los de abajo, los de África, padecen hambre y hambruna. Sin olvidar, que la desigualdad se agudiza en los tramos más altos de la sociedad

Esta situación trae a nuestra memoria aquella afirmación que venía a pronosticar que los ricos cada vez serían más ricos y los pobres, más pobres. Pero resulta que una corriente o propuesta de pensamiento “optimista”, encabezada por el psicólogo Steven A. Pinker, está hablando de: una nueva Ilustración, del progreso y de un mundo cada día mejor. En un debate internacional celebrado en el marco de la 72 Asamblea de las Naciones Unidas de septiembre de 2017, cuatro personalidades (Obama, Trudeau, Bill y Melinda Gates) mostraban sus “siete razones por las que el mundo está mejor que nunca”. Pero una cosa es la realidad y otra el deseo: la FAO (N.U. para la Alimentación) afirmaba, finalizando el año, que “el hambre aumenta por primera vez en casi 15 años”.

¿Cuál es la situación de la pobreza y la desigualdad en el mundo?

Si confrontamos el Índice de Desarrollo Humano con el Índice de Pobreza Multidimensional de Naciones Unidas, podemos observar la gran desigualdad existente. Mientras los países con un mayor desarrollo humano sitúan a la cabeza a Noruega, Australia y Suiza; en el extremo inferior, los más pobres son: República Centroafricana, Níger, Chad, etc. En la actualidad, más de 815 millones de personas pasan hambre: unos son víctimas de la pobreza, y otros sufren una profunda hambruna. Se ha afirmado que mientras la pobreza representa la incapacidad para desarrollar el potencial de una persona como ser humano; el hambre y la hambruna son fallos institucionales que llevan a una mala distribución. Las personas que no comen lo suficiente, según el Informe sobre el Estado de la Desigualdad Alimentaria y la Nutrición (2017) se localiza en: África oriental (34 %), África central (26 %) y El Caribe (18 %), a estas tres zonas se suman otras más, como son Asia del sur (14 %), África occidental (11 %), Sudeste asiático (11 %), etc. Una parte importante de África está amenazada de muerte por hambruna.

Las principales causas de la pobreza se encuentran en la deuda externa y en la escasa capacidad de financiarla con sus exportaciones, por lo que es necesario que los Estados vayan estableciendo políticas de condonación de la misma. Está claro que los auténticos responsables son las instituciones políticas, que están obligados a establecer soluciones, como la citada, o bien microcréditos, a pesar de que luego se comprueba que no los conceden a los más pobres, como demostraron Banerjee y Duflo (2014). Este problema no puede estar solo en manos de las ONGs, de las que cada vez la población se distancian más, pues siempre hay desaprensivos que se aprovechan.

¿Cuál es la situación de la pobreza y la desigualdad en la Unión Europea y especialmente en España?

En la actualidad, la Tasa de Riesgo de Pobreza en la Unión Europea (UE) sitúa a la cabeza de este problema a Bulgaria, Rumanía y Grecia, apareciendo España en el número octavo; por el contrario los que ofrecen una tasa más reducida son la República Checa, Finlandia y Dinamarca. Esta misma tasa, según el Instituto Nacional de Estadística de España, presenta las diferencias internas por Comunidades Autónomas, ofreciendo una situación más negativa Canarias, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, todas ellas al sur de Madrid. En el lado opuesto, Navarra y País Vasco ofrecen una tasa muy reducida.

Según la Red Europea de la Lucha contra la Pobreza, en su manifiesto de octubre de 2017, se indicaba que España es el tercer país de la UE donde más ha crecido el riesgo de pobreza desde 2008, contabilizando 3 millones de personas con pobreza severa y el 28 % de la población tocados por la pobreza (13 millones). A la pobreza se une en España la desigualdad, pues se puede afirmar que mientras la pobreza severa baja, la desigualdad no se corrige. Y como ha afirmado Carabaña en Ricos y pobres. La desigualdad económica en España (2016): “el crecimiento económico suele reducir la pobreza, pero no suele reducir la desigualdad”, para añadir que la desigualdad de la renta en España es mayor que la de los 15 países más importantes de la Unión Europea.

Para más información:

BANERJEE, Abhijit V. y DUFLO, Esther. Repensar la pobreza. Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global. Madrid, Taurus, 2014.

https://elpais.com/elpais/2017/09/05/planetafuturo/1504624883_402058.html

https://elpais.com/cultura/2018/02/02/actualidad/1517595455_554752.html

 Mujer trasportando leña. Frontera Portugal-España (2017)
Mujer trasportando leña. Frontera Portugal-España (2017)

F. Pillet

Los subsidios agrarios y cohesión socio-territorial en Andalucía.

Eugenio Cejudo García; Francisco Navarro Valverde y José Antonio Cañete Pérez*.

El Subsidio de Desempleo Agrario (SDA) y la Renta Agraria (RA)han propiciado el mantenimiento del tejido poblacional y social de los espacios rurales andaluces aquejados por un histórico desempleo estructural. Este hecho es de vital importancia en un contexto marcado por su vaciamiento demográfico, su abandono y el incremento de las desigualdades agudizadas por la actual crisis. Además, ha permitido, y lo sigue haciendo, la reparación del derecho, históricamente subordinado al varón, de la mujer rural a la cotización por su trabajo en el sector agrario y, derivada de ella, al posterior cobro de una pensión que le permita una vida digna en estos espacios. Tiene gran interés analizar la distribución territorial de los perceptores del SDA y de la RA en Andalucía y mostrar sus implicaciones geo-poblacionales.

Históricamente, los subsidios surgen como una necesidad social en auxilio de una población agraria andaluza y extremeña que padecía, y aún sigue sufriendo, un fuerte desempleo estructural que triplicaba la media nacional. Ello genera un mercado de trabajo agrario muy segmentado, con un fuerte monopolio de la oferta de trabajo en manos de los grandes propietarios de tierras. Su aparición en 1984 regulariza y normativiza el cobro de una prestación por desempleo que no encontró encaje en el Régimen General de la Seguridad Social española del momento, estableciéndose como prestaciones “no contributivas” dentro del Régimen Especial Agrario. Ello transforma las históricas ayudas ligadas a la “caridad” o a situaciones de “conflictividad social” en un derecho regulado para los trabajadores eventuales agrarios que, en la actualidad, perciben, en el conjunto de las dos Comunidades Autónomas, unas 200.000 personas.

Territorialmente,su incidencia es crucial en los municipios de menor tamaño, menos de 2.000 habitantes. De hecho, el porcentaje de afiliados agrarios que las cobran llegan a suponer el 40,4 por ciento en los municipios comprendidos entre 0 y 499 habitantes y el 41,1 por ciento si de 500 y 999 habitantes hablamos. Otro dato a tener en cuenta es que, en casos como la Subbética olivarera, sus beneficiarios superan el 10 por ciento, llegando incluso al 20 por ciento de la población comprendida entre 15-64 años en municipios de entre 1.000 y 5.000 residentes.

Socialmente, el colectivo afectado está fuertemente feminizado y envejecido aunque existen diferencias importantes entre los que cobran el SDA y la RA. En los segundos sigue primando la mujer pero el grupo es más joven. Ella se convierte en mayoritaria desde mediados de la década de los 90 suponiendo hoy el 65% del total. Su presencia se refuerza conforme mayor es el tamaño de los municipios. El envejecimiento del colectivo afecta por igual a hombres y mujeres, siendo más acusado en ellas que en ellos.

El círculo vicioso del desempleo estructural no se ve frenado. Sus perceptores son la mitad del año jornaleros y la otra mitad subsidiados agrarios lo que hace que se conviertan en esenciales para personas sin apenas formación y sin perspectivas laborales en otros sectores en estos territorios. Ayudan a entender la dualidad del agro andaluz que contrapone a una agricultura intensiva en el litoral (Costas de Almería y Huelva) que se nutre de una masa laboral inmigrante con precarias condiciones de trabajo frente a una agricultura subsidiada interior (zonas olivareras de las Subbéticas de Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén) que mantiene una importante mano de obra eventual, en parte, gracias a las ayudas de la Política Agraria Comunitaria y al cobro del SDA y de la RA.

En síntesis, el SDA y la RA ha jugado una importancia territorial trascendente tanto en el manteamiento de la estructura de los asentamientos que configuran el territorio andaluz como por beneficiar a un colectivo fuertemente feminizado, saldándose así parte de una deuda histórica que, en términos de género, han padecido las jornaleras andaluzas posibilitando, además, el acceso a una merecida y digna jubilación.

Como agenda de trabajo, dos cuestiones. De un lado, se observa un repunte en el incremento de los perceptores de estas prestaciones a partir de 2009, lo que nos induce a plantearnos el papel que el sector agrario y la percepción de estas prestaciones está jugando como refugio/salida de la crisis. De otro, la cada vez mayor presencia de extranjeros entre sus beneficiarios, lo que las podría estar convirtiendo en un importante mecanismo de fijación espacial e integración social de este colectivo dentro del mundo rural.

Para mayor información:

CEJUDO, E., NAVARRO, F. y CAÑETE, J.A. (2016): “Evolución y distribución territorial de los trabajadores eventuales agrarios subsidiados en Andalucía”. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, nº 72, 117-147.

http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2334/2202

*. Profesores pertenecientes la Dpto. de Geografía Humana de la Universidad de Granada.

Ilustraciones.

Subsidiados agrarios respecto de la población comprendida entre los 15 y 64 años 2015 (porcentaje).

Subsidiados agrarios respecto de la población comprendida entre los 15 y 64 años 2015 (porcentaje).
Fuente: Anuarios de Estadísticas Laborales del MTIN. Elaboración propia.
Fuente: Anuarios de Estadísticas Laborales del MTIN. Elaboración propia.

Barcelona no está en venta

Horacio Capel*

El sábado 10 de junio se celebró una manifestación en Barcelona, que reunió a miles de personas, y que recorrió varios barrios centrales de la ciudad. El lema general de la manifestación era “Barcelona no está en venta”, como un objetivo a conseguir. La manifestación había sido convocada por diversas entidades ciudadanas, entre ellas la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, cuya presidenta Ana Menéndez leyó el manifiesto.

El problema es que la ciudad se ha convertido seguramente en el negocio más beneficioso para el capital, que en estos momentos ve riesgos en otras inversiones habituales en el pasado, como la industria y los servicios. La actividad inmobiliaria atrae al capital financiero, que encuentran en ella enormes beneficios.

A esto se une que la ciudad de Barcelona se ha puesto de moda en Europa y en otros continentes; por ello están dirigiendo sus inversiones hacia esta ciudad. Grandes grupos inversores compran pisos y edificios enteros, y expulsan a los inquilinos. Empezó en los barrios más turísticos de la ciudad, pero el proceso se ha extendido hoy a toda la ciudad.

En las pancartas y hojas que se repartían en la manifestación se informaba de que en Barcelona “este año se prevé que finalicen más de 44.000 contratos de alquiler”. De ellos se sospecha que una gran parte serán desahucios invisibles, por no renovación o por subida inaceptable para los que viven.

Los jóvenes son especialmente afectados. No pueden vivir en la ciudad, y han de irse a pueblos de la periferia, donde encuentran alquileres más baratos.

En los documentos elaborados para la manifestación se lee que “la especulación golpea, ataca y nos ahoga cada día más. Bancos, inmobiliarias y fondos de inversión hacen de nuestra necesidad de vivienda un negocio redondo, para obtener beneficios millonarios mientras nosotros nos vemos cada vez más ahogados por alquileres e hipotecas inasumibles. No solo esto, sino que esta presión nos está obligando a marchar de nuestros barrios, destruyendo las redes de relaciones y emociones necesarias en nuestras vidas”.

Efectivamente grandes grupos inmobiliarios extranjeros o españoles, como Lychenheim Group, M K Premium y otros están comprando pisos en Barcelona, y los ponen a la venta o en alquiler a precios más elevados. También se denuncian conductas agresivas para conseguir que los vecinos se marchen de sus pisos, y las dificultades o la imposibilidad de negociar con los nuevos propietarios. Al acabar los contratos, no se les renuevan, o piden alquileres mucho más altos; por ejemplo, de 450 pueden pasar a 650 o 700 euros, de 600 a más de 1.000. Hay tácticas de acoso para la expulsión de los inquilinos que viven en esos pisos.

La palabra gentrificación se ha popularizado mucho en Barcelona, y aparece en las publicaciones y documentos ciudadanos. Los aumentos abusivos que se producen de los precios de las viviendas provoca que los habitantes tradicionales de muchos barrios se vean obligados a abandonar éstos, dejando su lugar a otros ocupantes que pueden pagar los nuevos precios. Supone, sobre todo, el desplazamiento de las clases populares.

Respecto a la actitud ante todo ello, las entidades convocantes de la manifestacón han afirmado que “ante la mafia especuladora, los barrios y los vecinos tenemos nuestras propias armas para hacerle frente. La organización popular lleva años siendo la única vía práctica de resistencia”; y se citan las asambleas de grupos de resistencia, de ayuda mutua y de lucha por una vivienda accesible para todos, entre ellos la Coordinadora de Asambleas de Vivienda de Barcelona. Al mismo tiempo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) realiza diversas propuestas por el derecho a la vivienda y contra los desahucios, para terminar con éstos y con los cortes de luz y agua cuando no se pueden pagar los recibos; luchando por un alquiler digno y asequible, por al aumento del parque público de alquilar, y por el derecho a la vivienda.

Los ayuntamientos pueden hacer algo; como el de Barcelona está intentado hacer. Por ejemplo, recientemente ha establecido que todos los propietarios que reciban ayuda pública para rehabilitación de sus pisos o edificios están obligados a mantener los alquileres en el mismo precio y a no cambiar a los vecinos durante dos años.

Pero la clave es la legislación general. Con la actual Ley de Arrendamientos Urbanos de 24 de noviembre de 1994, en la revisión vigente desde abril de 2015, los contratos mayoritariamente tienen una duración de tres años. Es de esperar que las acciones ciudadanas alerten a los partidos políticos de la necesidad de encontrar vías de solución al problema de la vivienda.

Para mayor información:

Federació de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, Favb

http://www.favb.cat/

Asamblea del Raval

PAH

https://pahbarcelona.org/tag/bcn-no-esta-en-venda/

*Horacio Capel es profesor emérito de la Universidad de Barcelona

La economía, aliada contra la esclavitud

Luis Perdices de Blas y José Luis Ramos Gorostiza*

La economía no tuvo buena prensa en el siglo XIX. Pronto los economistas empezaron a ser asociados con la defensa de los salarios de subsistencia, y su mala imagen se afianzó aún más con la aprobación de las leyes de pobres de 1834, que restringían la ayuda a los más desfavorecidos. De hecho, Charles Dickens y su Oliver Twist fueron los arietes de una campaña contra las tesis de Thomas Malthus y sus seguidores. Pero el mayor ataque vino –paradójicamente– de la mano de un firme defensor de la esclavitud, Thomas Carlyle, quien calificó despectivamente a la economía como “ciencia lúgubre” en su Occasional Discourse on the Negro Question (1849). Sin embargo, lo cierto es que ni los economistas de la Escuela Clásica defendieron nunca los salarios de subsistencia, ni tampoco pretendieron dejar en la indigencia a los pobres. Además, desde finales del siglo XVIII la economía suministró argumentos adicionales a una causa tan noble como la abolición definitiva de la esclavitud, complementando los ya muy relevantes argumentos éticos, políticos, religiosos y jurídicos.

En efecto, los economistas, como el fisiócrata P.S. Du Pont de Nemours o los clásicos Adam Smith y John Stuart Mill, condenaron desde un principio la esclavitud por ser la más triste situación en la que podía verse un ser humano: los esclavos llevaban una vida miserable e infeliz completamente a merced de otros. Pero además, intentaron mostrar que la esclavitud no tenía sentido desde el punto de vista económico: un esclavo era generalmente más caro y menos productivo que un trabajador libre, pues no tenía incentivo alguno a esforzarse más allá de lo estrictamente necesario para su mera subsistencia. No obstante, algunos economistas –como John Ramsay McCulloch– plantearon la posibilidad de que pudiese haber una excepción a esta regla en el caso de la esclavitud africana en las colonias antillanas dedicadas al cultivo del azúcar, dadas sus peculiares condiciones climáticas, la extrema dureza del trabajo en las plantaciones, y la facilidad para satisfacer las necesidades básicas en el Caribe.

En España, precisamente, el tardío debate económico sobre la abolición de la esclavitud se centró en discutir si sus colonias caribeñas –Cuba y Puerto Rico– representaban o no un caso excepcional. Hubo tres etapas bien diferenciadas. En la primera, hasta 1864, se debatió sobre todo en torno a la abolición de la trata, pero la institución de la esclavitud como tal no fue generalmente cuestionada. Sólo Ramón de la Sagra y José Antonio Saco se atrevieron a atacarla con argumentos económicos, negando la excepcionalidad cubana: la esclavitud iba asociada a un modelo productivo –de plantación azucarera de grandes latifundios– que tenía unas bases muy frágiles y conducía a deforestación, monocultivo y mono-exportación; además, la mano de obra esclava era incompatible con una agricultura científica y sofisticada.

En la segunda etapa (1864-1870), que arrancó con la constitución de la Sociedad Abolicionista, empezó propiamente el debate económico sobre la abolición de la esclavitud. Los esclavistas puros, como José Ferrer de Couto, se aferraron a la idea de la excepcionalidad caribeña que había apuntado McCulloch, pero añadiendo toques racistas. Entre los abolicionistas gradualistas destacó Francisco Armas y Céspedes, que, pese a aceptar plenamente los argumentos antiesclavistas smithianos y negar la supuesta excepcionalidad de Cuba y Puerto Rico, consideró necesario un amplio periodo de transición a la luz de lo sucedido tras la abolición en las colonias inglesas y francesas. Finalmente, los partidarios de una abolición inmediata fueron los economistas liberales de la Escuela Economista (Félix Bona, Gabriel Rodríguez, Joaquín Sanromá, etc.), que ensalzaron las virtudes del trabajo libre y afirmaron la compatibilidad entre librecambio y abolición; además, analizaron en detalle los casos prácticos de las colonias británicas, el sur de Estados Unidos y Cuba, para mostrar la conveniencia económica de una emancipación inmediata de los esclavos.

Finalmente, la tercera etapa (1870-1886), la del triunfo definitivo de los abolicionistas, se inició con la ley preparatoria de S. Moret. Los argumentos económicos esenciales de los dos bandos ya estaban perfilados desde la etapa anterior y ahora la labor fue sobre todo de difusión. Los esclavistas –como Juan Manuel Manzanedo y Juan Güell– se organizaron para defender sus intereses uniéndolos a los de los proteccionistas y dándoles un marcado color patriótico; asimismo, reclamaron un periodo de transición indefinido como mal menor. Entre los abolicionistas radicales –que aceptaron de mala gana la indemnización a los propietarios de esclavos para acelerar el proceso– brilló especialmente Rafael María Labra, quien reiteró otra vez los argumentos smithianos y volvió a servirse de los ejemplos estadounidense, británico y francés.

Cuando por fin la esclavitud fue abolida en Puerto Rico (1873) y Cuba (1886), culminó un largo y tortuoso proceso en el que los economistas, representantes de la supuesta “ciencia lúgubre”, habían desempeñado un papel destacado. Sus argumentaciones, entretejidas con las razones morales, religiosas, jurídicas y políticas, habían contribuido a derribar definitivamente una abominable institución que llevaba arraigada durante siglos.

Para mayor información:

PERDICES DE BLAS, Luis; RAMOS GOROSTIZA, José Luis. La economía política de la esclavitud: los argumentos económicos del debate abolicionista español del siglo XIX. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1 de junio de 2017, vol. XXI, nº 567 [ISSN: 1138- 9788].Disponible en: <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19189>

* Luis Perdices de Blas y José Luis Ramos Gorostiza son, respectivamente, catedrático y profesor titular de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid, UCM (España).

La vulnerabilidad laboral endémica de la población joven española.

Carlos Echaves García* y Antonio Echaves García**

La juventud española se ubica en un entorno de progresiva precariedad económica como consecuencia del deterioro del mercado de trabajo. Desde el año 2008 el desempleo juvenil ha ido aumentando hasta alcanzar niveles inquietantes en el presente. En este sentido, el efecto de la crisis es evidente; sin embargo, mayores tasas de paro, mayor temporalidad (y empleo a tiempo parcial) y menores salarios respecto al conjunto de la población, existían antes de la recesión económica. Por ello, es posible sostener que la mayor vulnerabilidad en el desempleo y las inestables condiciones laborales del colectivo juvenil son hechos estructurales de nuestro mercado de trabajo y que la crisis no ha hecho más que agravar.

El deterioro de la situación laboral de los jóvenes en España viene precedido por una reducción del contingente juvenil en términos demográficos con evidente impacto en el mercado laboral, tanto en la población que está en edad de trabajar como en la población activa y ocupada. La Encuesta de la Población Activa muestra que, mientras el conjunto de la población en edad de trabajar aumenta en España cerca de 8 millones desde comienzos de la década de los noventa del siglo XX hasta el 2014, la población joven disminuye, lo que supone un descenso sostenido (e independiente de los contextos económicos) del porcentaje de jóvenes respecto a la población total en edad de trabajar. Caída reflejada a su vez, según la EPA 2015, en el descenso de la actividad juvenil y en un intenso retroceso del peso relativo de este colectivo respecto al total de la población ocupada.

Ahora bien, uno de los aspectos definitorios de la fragilidad de nuestros jóvenes es la precariedad estructural asociada, por un lado, a la mayor incidencia de la temporalidad y de empleos a tiempo parcial, y por otro, al menor poder adquisitivo como consecuencia del menor salario percibido por el trabajo desempeñado. En la figura 1 se puede observar la evolución y estado actual de la temporalidad confirmándose la mayor concentración de asalariados con contratos temporales en los jóvenes en comparación con la población total asalariada. Diferencia que se mantiene desde 2006 hasta 2015, y que no hace sino aumentar a partir de 2010. Fenómeno que no es consecuencia de la actual crisis, pues una mayor temporalidad laboral de la población joven respecto al conjunto de la población ya existía antes de la recesión.

Figura 1. Evolución total de asalariados y asalariados jóvenes con contratos temporales y contratos tiempo parcial (% del total de contratos) según sexo, España.

Fuente: Encuesta de Población Activa (medias anuales).
Fuente: Encuesta de Población Activa (medias anuales).

Tal y como se ha dicho, esta precariedad endémica también responde a un menor poder adquisitivo como consecuencia del menor salario medio percibido por el trabajo realizado. De nuevo, las series estadísticas de la EPA revelan que el salario medio anual de los jóvenes se sitúa muy por debajo del salario total de la población asalariada. La disparidad salarial se hace más patente en el año 2012, como efecto precisamente del descenso de los salarios medios de la población joven española. Así, mientras que el salario de todos los ocupados se mantiene estable e incluso aumenta, el del colectivo juvenil desciende, especialmente a partir de 2010, entre otras causas, porque aumenta el trabajo a tiempo parcial entre los jóvenes. Pero de nuevo, su menor nivel de ingresos respecto a la población total no es una realidad reciente; más bien se trata de un hecho estructural que se deriva de la naturaleza del mercado laboral.

La presente aproximación general puede completarse si atendemos a lo sucedido con el desempleo juvenil. Puede que el problema de las elevadas tasas de paro de la población joven española en nuestro país sea endémico y que esté ligado a los problemas de desajuste entre oferta y demanda de mano de obra que la economía española arrastra desde hace décadas, no obstante, la relación entre paro juvenil y el desempleo del conjunto de la población activa ha empeorado desde el año 2008 en adelante. En la figura 2 se aprecia un claro efecto de la crisis en la destrucción del empleo, aunque ésta no ha sido homogénea para todos los grupos edad, siendo especialmente virulenta para las cohortes más jóvenes. La tasa de paro juvenil es mayor a medida que disminuye la edad y viceversa, menores tasas de desempleo cuanto mayor es el joven.

Figura 2. Evolución de la tasa de paro juvenil por grupos de edad, España.

Fuente: Encuesta de Población Activa (medias anuales).
Fuente: Encuesta de Población Activa (medias anuales).

UNA CONDICIÓN ENDÉMICA, LA DE LA JUVENTUD: MAYORES TASAS DE PARO, MAYORES TASAS DE TEMPORALIDAD EN SUS CONTRATOS Y MENORES SALARIOS RESPECTO A LA POBLACIÓN TOTAL.

En definitiva, la especificidad laboral del colectivo juvenil en España responde a una doble perspectiva analítica. Por una parte, se analiza una situación estructural de precarización del mercado de trabajo, reconociendo, por otra, la gravedad de una compleja coyuntura como es la provocada por la recesión económica, con especial repercusión negativa en las condiciones laborales de las cohortes más jóvenes de la población. En la actualidad, el colectivo juvenil presenta un conjunto de características diferenciales que les posiciona en desventaja comparativa y les ubica en una condición endémica, la de la juventud: mayores tasas de paro, mayores tasas de temporalidad en sus contratos y menores salarios respecto a la población total. Una mayor vulnerabilidad, especialmente alarmante en los jóvenes menores de 24 años, que se observa desde inicios de la serie estudiada y que no hace sino acrecentarse en respuesta a la crisis económica iniciada en 2008.

Para mayor información: ECHAVES, Antonio y ECHAVES, Carlos. Jóvenes aún más precarios: crisis económica y desigualdad laboral en España. Cuadernos de Investigación en Juventud, 2017, n º 2, p. 1-19.

*Carlos Echaves García es Doctorando en Sociología e Investigador FPI en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.

**Antonio Echaves García es Doctor en Sociología, Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Sevilla y miembro del Centro de Sociología y Políticas Locales de La UPO.

Del modelo económico basado en el crédito a las ejecuciones hipotecarias. El caso de Menorca

El estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 concluyó de forma abrupta el denominado “segundo milagro español”. Un modelo fundamentado en la deuda, la revalorización inmobiliaria y la desindustrialización. El estudio de los desahucios y la desposesión de la vivienda es, por un lado, una de las consecuencias de la crisis económica, la explosión de la burbuja inmobiliaria y de la aplicación de las denominadas políticas urbanas postcrisis de fuerte componente neoliberal. Y, por otro, una variable fundamental en los análisis de vulnerabilidad y desigualdad urbana. Las ejecuciones hipotecarias y los desahucios son una manifestación de los cercamientos de la vivienda articulados mediante la financiarización del entorno construido.

El denominado “modelo español” durante el ciclo 1995-2008 se basó en gran medida en la acumulación a través del entorno construido mediante su continua revalorización. Esto explica que una de las principales consecuencias de la crisis sea la pérdida de vivienda. Desde el comienzo de la crisis, se han registrado más de 400.000 ejecuciones hipotecarias en España. En las Islas Baleares, entre 2001 y 2014, han tenido lugar 18.718 ejecuciones hipotecarias, de las que 15.447 (el 82,5%) se han producido a partir de 2008, desde que estalló la burbuja inmobiliaria. De estas ejecuciones, 15.745 (el 84,11%) se produjeron en Mallorca, 1.501 (el 8%) en Menorca y 1.472 (el 7,86%) en Ibiza.

El impacto de la crisis en el caso de Menorca ha sido proporcionalmente más elevado que en el resto del archipiélago. El partido judicial de Ciutadella obtiene la tercera tasa de crecimiento más alta de España entre 2002-2007 y desde 2008 hasta 2013 (1.072%), seguida de Fuengirola (1.129%) y Vera (1.140%). En el caso de Menorca, de las 1.501 ejecuciones, 789 han tenido lugar en el partido judicial de Maó y 712 en el de Ciutadella.

Los efectos de la crisis en Menorca y Maó: las ejecuciones hipotecarias

La territorialización de las 946 ejecuciones hipotecarias expresa la diferencia en los impactos territoriales y la contrastada precarización social de la crisis, intensificada durante los últimos años. En 2014 Ciutadella y Maó sumaban el 61,87% de la población menorquina y concentraban el 65,64% de las ejecuciones hipotecarias. Pero es Ciutadella, con 408 ejecuciones, el núcleo que lidera esta clasificación al concentrar casi el 45% de las ejecuciones contabilizadas en toda la isla.

Localización de ejecuciones hipotecarias por núcleo urbano

Fuente: elaboración propia
Localización de ejecuciones hipotecarias por núcleo urbano
Fuente: elaboración propia

La localización de las ejecuciones hipotecarias dibuja un mapa que apunta lo siguiente:

  1. Aunque todo el territorio se ha visto afectado por las ejecuciones hipotecarias, en las ciudades se concentran la mayoría, ya que son espacios de mayor diversidad y segregación social.
  2. Ciutadella, el municipio más extenso y con diversas morfologías urbanas, ha conocido el mayor número de ejecuciones.
  3. Los casos de ejecuciones en los territorios costeros, en su mayoría, representan ejecuciones de segundas residencias.

El 49,5% de las ejecuciones se sitúan en zonas de estatus social bajo, el 39% en las zonas de clases medias-altas y tan sólo el 11% en secciones mixtas. Esto significa que las ejecuciones han tenido lugar mayoritariamente en las áreas más precarizadas y que donde hay menos segregación social, como en los núcleos más rurales, se ejecutan menos hipotecas.

En el municipio de Maó, constatamos que el 94,18% de las ejecuciones hipotecarias se han producido en los últimos seis años, hecho que confirma el impacto de la crisis y la desposesión de la vivienda. Los resultados más negativos se obtienen en las zonas clasificadas como lugar de residencia de población de estatus social más bajo (60,40% de las ejecuciones), lo que constata la relación entre espacios más vulnerables y desahucios, especialmente durante el periodo 2008-2013 de crisis. Destaca la concentración en Tanques del Carme y el camí de ses Vinyes. Por último, conviene señalar que los principales ejecutores hipotecarios del partido judicial de Maó son La Caixa y Banco Mare Nostrum (donde se integra Sa Nostra). Por barrios, La Caixa ha ejecutado sobre todo más en el este obrero de la ciudad, y BBVA en el oeste de clases-medias alta.

Ejecuciones hipotecarias por categorías sociales en el partido judicial de Maó

Fuente: elaboración propia a partir de datos de los juzgados número 1 y 3 de Maó.
Ejecuciones hipotecarias por categorías sociales en el partido judicial de Maó
Fuente: elaboración propia a partir de datos de los juzgados número 1 y 3 de Maó.

En conclusión, el ciclo económico en las últimas décadas está basado en la revalorización inmobiliaria y el crédito como medio de mantener al alza los principales indicadores económicos. Agotado el modelo, las consecuencias de su quiebra han sacudido con especial virulencia a aquella población de menor estatus social y más vulnerable, que había apostado por la vía del endeudamiento ante la imposibilidad de avanzar económica y socialmente con empleos mejor remunerados. Las zonas con población más empobrecida/vulnerable y las que más se habían expuesto al crédito, ambas características especialmente presentes en las zonas urbanas, se han revelado como las más castigadas por los procesos de desposesión de vivienda fruto de ejecuciones hipotecarias.

Para mayor información:

VIVES-MIRÓ, S.; RULLAN, O.; GONZÁLEZ PÉREZ, J.M. Consecuencias sociales del modelo económico basado en el crédito, Geografía de las ejecuciones hipotecarias en Menorca. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de enero de 2017, vol. XXI, nº 553. <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/553>. ISSN: 1138-9788

Del modelo económico basado en el crédito a las ejecuciones hipotecarias. El caso de Menorca

Onofre Rullán

El estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 concluyó de forma abrupta el denominado “segundo milagro español”. Un modelo fundamentado en la deuda, la revalorización inmobiliaria y la desindustrialización. El estudio de los desahucios y la desposesión de la vivienda es, por un lado, una de las consecuencias de la crisis económica, la explosión de la burbuja inmobiliaria y de la aplicación de las denominadas políticas urbanas poscrisis de fuerte componente neoliberal. Y, por otro, una variable fundamental en los análisis de vulnerabilidad y desigualdad urbana. Las ejecuciones hipotecarias y los desahucios son una manifestación de los cercamientos de la vivienda articulado mediante la financiarización del entorno construido. El denominado “modelo español” durante el ciclo 1995-2008 se basó en gran medida en la acumulación a través del entorno construido mediante su continua revalorización. Esto explica que una de las principales consecuencias de la crisis sea la pérdida de vivienda. Desde el comienzo de la crisis, se han registrado más de 400.000 ejecuciones hipotecarias en España. En las Islas Baleares, entre 2001 y 2014, han tenido lugar 18.718 ejecuciones hipotecarias, de las que 15.447 (el 82,5%) se han producido a partir de 2008, desde que estalló la burbuja inmobiliaria. De estas ejecuciones, 15.745 (el 84,11%) se produjeron en Mallorca, 1.501 (el 8%) en Menorca y 1.472 (el 7,86%) en Ibiza.

El impacto de la crisis en el caso de Menorca que aquí se analiza ha sido proporcionalmente más elevado que en el resto del archipiélago. El partido judicial de Ciutadella obtiene la tercera tasa de crecimiento más alta de España entre 2002-2007 y desde 2008 hasta 2013 (1.072%), seguida de Fuengirola (1.129%) y Vera (1.140%). En el caso de Menorca, de las 1.501 ejecuciones, 789 han tenido lugar en el partido judicial de Maó y 712 en el de Ciutadella.

Los efectos de la crisis en Menorca y Maó: las ejecuciones hipotecarias

La territorialización de las 946 ejecuciones hipotecarias expresa la diferencia en los impactos territoriales y la contrastada precarización social de la crisis intensificada durante los últimos años. En 2014 Ciutadella y Maó sumaban el 61,87% de la población menorquina y concentraban el 65,64% de las ejecuciones hipotecarias. Pero es Ciutadella, con 408 ejecuciones, el núcleo que lidera esta clasificación al concentrar casi el 45% de las ejecuciones contabilizadas en toda la isla.

Localización de ejecuciones hipotecarias por núcleo urbano
Fuente: elaboración propia
Localización de ejecuciones hipotecarias por núcleo urbano
Fuente: elaboración propia

La localización de las ejecuciones hipotecarias dibuja un mapa que apunta lo siguiente:

  1. Aunque todo el territorio se ha visto afectado por las ejecuciones hipotecarias, en las ciudades se concentran la mayoría, ya que son espacios de mayor diversidad y segregación social.
  2. Ciutadella, el municipio más extenso y con diversas morfologías urbanas, ha conocido el mayor número de ejecuciones.
  3. Los casos de ejecuciones en los territorios costeros, en su mayoría, representan ejecuciones de segundas residencias.

El 49,5% de las ejecuciones se sitúan en zonas de estatus social bajo, el 39% en las zonas de clases medias-altas y tan sólo el 11% en secciones mixtas. Esto significa que las ejecuciones han tenido lugar mayoritariamente en las áreas más precarizadas y que donde hay menos segregación social, como en los núcleos más rurales, se ejecutan menos hipotecas.

En el municipio de Maó, constatamos que el 94,18% de las ejecuciones hipotecarias se han producido en los últimos seis años, hecho que confirma el impacto de la crisis y la desposesión de la vivienda. Los resultados más negativos se obtienen en las zonas clasificadas como lugar de residencia de población de estatus social más bajo (60,40% de las ejecuciones), lo que constata la relación entre espacios más vulnerables y desahucios, especialmente durante el periodo 2008-2013 de crisis. Destaca la concentración en Tanques del Carme y el camí de ses Vinyes. Por último, señalar que los principales ejecutores hipotecarios del partido judicial de Maó son La Caixa y Banco Mare Nostrum (donde se integra sa Nostra). Por barrios, La Caixa ha ejecutado sobre todo más en el este obrero de la ciudad, y BBVA en el oeste de clases-medias alta.

Ejecuciones hipotecarias por categorías sociales en el partido judicial de Maó
Ejecuciones hipotecarias por categorías sociales en el partido judicial de Maó
Fuente: elaboración propia a partir de datos de los juzgados número 1 y 3 de Maó.

En conclusión, el ciclo económico en las últimas décadas está basado en la revalorización inmobiliaria y el crédito como medio de mantener al alza los principales indicadores económicos. Agotado el modelo, las consecuencias de su quiebra han sacudido con especial virulencia a aquella población de menor estatus social y más vulnerable, que había apostado por la vía del endeudamiento ante la imposibilidad de avanzar económica y socialmente con empleos mejor remunerados. Las zonas con población más empobrecida/vulnerable y las que más se habían expuesto al crédito, ambas características especialmente presentes en las zonas urbanas, se han revelado como las más castigadas por los procesos de desposesión de vivienda fruto de ejecuciones hipotecarias.

Para mayor información:

MÉNDEZ, R.; ABAD, L. y PLAZA, J. Geografía de las ejecuciones hipotecàrias en España. Madrid: Fundación 1 de mayo, 2014. Dis­po­ni­ble en: http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Estudio84.pdf.

MÉNDEZ, R. y PLAZA, J. Crisis inmobiliaria y desahucios hipotecarios en España: Una perspectiva geográfica. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2016, nº 71, p. 99-127.

VIVES, S.; GONZÁLEZ, J.M. y RULLAN, O. Home dispossession: uneven geography of evictions in the city of Palma (Majorca). Die Erde. Journal of the Geographical Society of Berlin, 2015, vol. 146, nº 2-3, p. 113-126. Disponible en: http://www.die-erde.org/index.php/die-erde/article/view/211/110

Ficha bibliográfica:

VIVES-MIRÓ, S.; RULLAN, O.; GONZÁLEZ PÉREZ, J.M. Consecuencias sociales del modelo económico basado en el crédito, Geografía de las ejecuciones hipotecarias en Menorca. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de enero de 2017, vol. XXI, nº 553. <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/553>. ISSN: 1138-9788

Apuntes sobre el Sistema Regional de Innovación Vasco y su influencia en la salida de la crisis y transformación de su modelo productivo.

Esther Gil Álvarez (*)

La Comunidad Autónoma del País Vasco es una de las regiones en España que más y mejor ha resistido comparativamente la llegada de la crisis iniciada en 2008. En la explicación de este proceso obviamente coexisten un buen cúmulo de factores. Con todo, y junto a la aplicación de diversas políticas y medidas, y a la existencia de determinadas condiciones de partida, parece que el apoyo sostenido y continuado a la Innovación durante más de tres décadas por parte de empresas e instituciones ha sido clave, además de un elemento diferenciador en el conjunto, viendo en la denominada I+D+i (Investigación + Desarrollo Tecnológico + innovación) una potente estrategia de modernización eco­nómica y social con efectos positivos en la recuperación de la crisis.

Y es que, en efecto, desde los años 80 del siglo XX y sobre la base de diferentes planes y etapas, el País Vasco lleva tiempo intentando sentar las bases de su crecimiento en un modelo pro­ductivo que descanse cada vez más en la economía de la innovación y del conocimiento. Para ello ha ejecutado su propia Polí­tica de Ciencia, Tecnología e Innovación, una de cuyas señas de identidad más notorias reside en la generación y consolidación de su Sistema Regional de Innovación que, junto con el de Cataluña, Madrid o Navarra, está considerado entre los mejores del Estado..

Como es sabido, los Sistemas Regionales de Innovación son básicamente estructuras que crean, desarrollan, transfieren y comercializan inno­vaciones con las que mejoran la competitividad del tejido productivo de una región, creando con ello riqueza y bienestar en su sociedad. El del País Vasco tiene ciertas peculiaridades y ha ido ganando en complejidad. En síntesis, se trata de una red integrada por tres grandes subsistemas con diversos grados de relación: a) el científico y universitario (que incluye Universidades y centros de investigación de excelencia; b) el de innovación y desarrollo tecnológico (con Centros Tecnológicos, Sectoriales, etc.); y c) el de apoyo a la innovación (Parques Tecnológicos, Incubadoras de Empresas, etc.).

El texto pretende realizar una primera aproximación al papel que dicha red y sus agentes integrantes ha desempeñado en la modernización y dotación de una mejor y mayor competitividad a las empresas vascas a través del apoyo a la innovación y el conocimiento; así como indagar en la medida de lo posible si verdaderamente ese papel y ese apoyo a la I+D+i realizado, ha tenido un efecto y unos resultados relevantes en su relativa mejor respuesta a la crisis y en la transformación de su modelo productivo.

La revisión de la literatura existente, la información y explotación de los datos contenidos en diversos informes, estadísticas y otras fuentes consultadas han permitido obtener las siguientes ideas o conclusiones:

En primer lugar, y como se ha señalado, diversos estudios sobre el alcance de la crisis en España avalan que, dentro de un período común regresivo que afecta a todas las regiones, existen notables diferencias entre ellas, despuntando el País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña como las mejor situadas, y siendo la vasca la menos afectada de todas.

A este respecto, la comparación regional a escala nacional y europea durante el periodo recesivo refleja que el territorio vasco se caracteriza sobre todo por unas determinadas condiciones de base entre las que destacan, en comparación con el promedio nacional, un Producto Interior Bruto por persona (PIB per cápita) más elevado, un empleo más cualificado, un sector industrial muy potente, un menor peso de la construcción y en especial, una mayor capacidad de innovación, lo que explicaría su mejor comportamiento relativo.

Pues, en efecto y como ya se ha avanzado, la Comunidad ha apostado y mantenido el pulso inversor en Innovación y Desarrollo consolidando y expandiendo su Red de Innovación en todo momento. Así lo demuestra el análisis de los llamados “Indicadores de Innovación”, como el nivel de inversión o los recursos humanos dedicados a la misma. En ambos casos revelan un muy buen posicionamiento, presentando un nivel relativo superior a la media española. La inversión en I+D+i no ha dejado de crecer o al menos no ha disminuido durante la crisis, mostrando a las claras la voluntad de transformar su modelo de desarrollo hacia la innovación en términos de excelencia. El gasto en Innovación evidencia el importante papel desempeñado por el sector empresarial. Así, la inten­sidad de la I+D+i en las empresas está considerada la más importante de España, incluso superior a la de países europeos líderes en actividades innovadoras. De ahí que, el análisis del papel y los efectos de la política de apoyo a la innovación sobre las empresas revele datos bastante positivos tanto desde la óptica de su mejor conducta respecto a la crisis (menos despidos, menor tasa de paro relativa, mayor nivel de internacionalización (exportaciones), mejoras en las formas de producir, etc.), como en lo relacionado con la ansiada transformación del modelo económico hacia sectores de mayor contenido tecnológico y valor añadido.

Ahora bien, el análisis de la función de los distintos agentes del sistema de innovación vasco en este proceso pone al descubierto igualmente diferencias importantes entre ellos, destacando las empresas y los Centros Tecnológicos como los elementos más activos del sistema. Por otro lado, y aunque se está en la buena dirección, se han detectado ciertos “fallos” o insuficiencias que distan de su consideración como un “sistema perfecto”. Entre las principales debilidades de éste, se destaca que las interrelaciones entre las empresas y los equipamientos tecnológicos y científicos (Universidades, Centros Tecnológicos, etc.) no han llegado a tener todavía el nivel de densidad que sería deseable para generalizar los comportamientos innovadores al conjunto del tejido productivo, siendo necesario su aumento mediante la toma de las decisiones oportunas al respecto.

(*) Esther Gil Álvarez es profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid

Para mayor información sobre el tema consultar en:

GIL ALVAREZ, Esther. (2016): Aproximación al sistema regional de innovación vasco y su papel en la transformación del modelo productivo. En Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, ISSN 0212-9426, Nº. 71, 2016, págs. 273-300 <http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2283/2175>

¿Cuantos somos? ¿Cuántos fuimos? La población de América Latina a lo largo de su historia

por Rodrigo Rivero Cantillano*

A veces las preguntas más sencillas son las que resultan más difíciles de responder. Todavía hoy en pleno siglo XXI, no todos los países son capaces de responder con eficacia cuál es el número de sus habitantes. Si planteamos estas preguntas con un sentido histórico, la tarea de darles respuesta se hace aún más difícil.

En América Latina, la historia de la población es un tema central. La catástrofe demográfica que se produjo a raíz de la conquista, su posterior recuperación con base en el mestizaje –ethos de la identidad latinoamericana-, las migraciones masivas durante la primera globalización, el rápido crecimiento demográfico durante la segunda mitad del siglo XX, la emigración hacia el norte del hemisferio americano y Europa durante las crisis del sistema democrático y la década perdida, son sólo algunos hitos que han dejado huellas a nivel social, cultural, político y económico.

Reconstruir la historia de la población de América Latina, a través de la elaboración de series que entreguen totales anuales de población, representa una tarea de gran complejidad, pues a medida que remontamos 1950 los datos se hacen más escasos.

Pero, ¿cómo podemos conocer las cifras de la población latinoamericana de tiempos lejanos? El principal instrumento de registro de la población y sus características lo constituye el censo de población. No obstante, pese a la utilidad que representa para los gobiernos contar con este instrumento, la implementación de un sistema estadístico moderno no fue homogénea en la región, existiendo grandes diferencias en las experiencias de cada país. La mayoría de los países realiza su primer censo a fines del siglo XIX o principios del XX, pero existen casos en los que el retraso en la realización de su primer censo de población llega hasta 1950. De esta manera, a medida que retrocedemos en el tiempo la cobertura censal de la que se dispone es decreciente, lo que representa uno de los principales obstáculos a la hora de intentar conocer la población de la región con una perspectiva histórica.

Ante tales inconsistencias, la misión de reconstruir la población que tuvo América Latina a través de la elaboración de series que entreguen totales anuales de población, representa una tarea de gran complejidad. Como puede observarse en el cuadro 1, la cobertura censal a lo largo de los siglos XIX y XX es discontinua y disminuye a medida que remontamos con una perspectiva histórica 1950. Por otro lado, se certifica en dos casos el retraso en la realización del primer censo de población llega hasta mediados del siglo XX.

Pese a la complejidad que implica este propósito, no es en absoluto imposible. Las lagunas de información ante la ausencia de censos de población, pueden complementarse con distintas fuentes que nos den información demográfica. De este modo, en un trabajo reciente de profesores e investigadores de la Universitat de Barcelona, han construido veinte nuevas series anuales de población para veinte países latinoamericanos, que permiten cubrir la segunda mitad del siglo XIX (desde 1852), todo el siglo XX y hasta el 2000.

Esta tarea tiene valor en sí misma, pero también por el hecho de que es indispensable como insumo para todas las investigaciones que se plantean utilizar la población como una de sus variables. Por otro lado, utilizar series de población fiables y contrastadas, debería mejorar los resultados de todas las investigaciones sobre América Latina que necesitan expresarse en términos relativos al número de habitantes y de esta forma situar el punto exacto de desarrollo en el que la región en su conjunto y cada país han ocupado en las distintas épocas.

Los resultados de este trabajo de reconstrucción de las estadísticas demográficas, muestran una América Latina que crece a un ritmo más alto que otras regiones del mundo entre 1820 y 1973. Migraciones, una mortalidad en retroceso y una relación población recursos naturales que mantenía alto el “techo maltusiano” (con una natalidad elevada y en algunos casos en aumento), se combinaron para explicar un crecimiento excepcionalmente alto. América Latina multiplicó su población 26 veces en 180 años, mientras que en el mismo periodo la población mundial lo hacía por 6 y Europa Occidental por menos de 3.

Los resultados de esta investigación pueden sustentar futuras reinterpretaciones de la historia económica de la región en el largo plazo. La historia de la población de américa latina aún es una disciplina joven, aunque la curiosidad es antigua, sin duda merece ser estudiada con mayor detención.

Para Mayor información:

YÁÑEZ, César; RIVERO, Rodrigo; BADIA-MIRÓ, Marc; CARRERAS-MARIN, Anna. “Nuevas series anuales de población de América Latina desde el siglo XIX hasta el 2000”. Scripta Nova, Vol. XVIII, núm. 471, 10 de marzo de 2014.

Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-471.htm

*Rodrigo Rivero Cantillano es doctorando del programa de Doctorado en Historia Económica de la Universidad de Barcelona.