Intervenciones creativas ante la expansión urbanística de Vietnam

Cristina Nualart *

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

“Aquí las casas se improvisan en un instante, y del mismo modo desaparecen sin dejar señal de que las hubo allí antes”, se maravillaba un misionero español en Vietnam, a mediados del siglo XIX (Ónega, 1991: 199). Actualmente maravilla la velocidad a la que se construyen gigantescos bloques de edificios en un continente que se urbaniza enfurecidamente.

Vietnam está realizando grandes inversiones en infraestructuras urbanas para acomodar a la explosión de población de las últimas décadas. Un proyecto creativo ha permitido a unos jóvenes vietnamitas escapar de las prevalentes restricciones de espacio y contemplar otras maneras de crear ciudad.

Ciudad Ho Chi Minh (HCMC) es una de las nuevas mega-ciudades de Asia, con más de 8 millones de habitantes que disponen, en media, de menos de 6 metros cuadrados por persona. Para los más creativos de la generación ‘milenial’, el espacio urbano de la aglomerada HCMC se convierte en un entorno performativo para pensar nuevas formas de vivir y trabajar.

La densidad urbana en Vietnam ha encarecido el metro cuadrado de suelo y los alquileres se inflan sin control. Entre el frenesí inmobiliario destaca la innovadora propuesta Saigon Outcast, una original creación urbana que por una parte ofrece soluciones a la masificación y por otra se erige como símbolo de resistencia al desaforado urbanismo.

Saigon Outcast es una casa particular que opera fluidamente como parque de skateboarding y espacio recreacional multiusos para conciertos, mercadillos, proyecciones de cine, fiestas, etc. Este lugar insólito, emplazado en un tranquilo suburbio de rentas altas, lo concibieron en 2012 Doan Phuong Ha y Nguyen Nguyen Linh con la aspiración de que fuese un espacio comunitario para las artes.

El dúo profesional planeó una casa hecha con contenedores de transporte, una forma de arquitectura improvisada por ellos, desconociendo ejemplos realizados en otros países. Al no tener el terreno en propiedad, los dos jóvenes conocen el riesgo de que en futuro el alquiler puede elevarse a cantidades inviables. Por ello Ha concibió una casa relativamente portátil, en vez de seguir la tendencia común de edificar una casa inamovible.

Una vez que las grúas emplazaron los contenedores, Saigon Outcast creció sin una hoja de ruta para organizar el espacio. La falta de diseño predeterminado se debe a la aplicación de una estrategia de diseño digital: UX, user experience. Las decisiones sobre dónde y cómo usar el espacio se tomaban según surgían las ideas o las necesidades. El entorno abierto, libre y creativo que deseaban creció de forma orgánica. Se creó un jardín zen, se añadió mobiliario y un baño exterior, y los muros del recinto se pintaron con grafiti, un arte relativamente nuevo en Vietnam. Saigon Outcast se ha convertido en un punto de encuentro para la incipiente comunidad grafitera y ya es conocido por creadores internacionales de arte urbano.

Las superpobladas ciudades de Vietnam tienen pocos espacios abiertos. Saigon Outcast dispone de suelo que no monetiza o explota centímetro a centímetro. Aquí el espacio al aire libre, no instrumentalizado, es una apuesta alternativa que revaloriza características de formas de vida tradicionales. Con su ingreso abierto a la calle y entrada de acceso libre, aporta una nueva dimensión a las percepciones urbanas de la región.

Los contenedores que sirven de dormitorios están colocados en alto, creando debajo una zona de sombra. Esto remite a la arquitectura tradicional de Vietnam, realizada con materiales naturales y, como en otros países tropicales propensos a inundaciones, de diseño elevado. La estética contemporánea de Saigon Outcast tiene influencia de la arquitectura vernácula, pero sustituye la madera y las cañas por contenedores de transporte reciclados.

Saigon Outcast muestra otra característica típica: es un hogar, un espacio privado, y un lugar de trabajo, un espacio público, a la vez. Las “shophouses” de Asia tienen siglos de tradición, siendo tienda y casa en un mismo edificio. Saigon Outcast añade una capa más de significado, al funcionar como espacio comunitario.

Asociaciones o particulares pueden solicitar organizar eventos en el terreno. Deben ser actividades con entrada gratuita, aunque los asistentes pueden voluntariamente donar a alguna ONG sugerida por los organizadores. Este gesto refuerza los lazos comunitarios al tiempo que rechaza la glorificación mercantilista del patrocinio comercial. No se admite la esponsorización propagandística. Se promueve así una conexión personal y de afectos entre el espacio físico y el tejido social.

Saigon Outcast es un proyecto en mutación constante. Se presta a la colaboración, la inclusión y fomenta la diversidad. Es sustancialmente diferente a cualquier otro sitio en HCMC, público o privado. Integra conceptos de la arquitectura vernácula y de las formas de vida tradicionales de Vietnam, dándoles nueva vida en un proyecto con impacto real en su entorno.

* Cristina Nualart es miembro del Grupo de Investigación Asia (GIA), Universidad Complutense de Madrid.

Para mayor información

NUALART, Cristina. La expansión urbanística de Vietnam vista por artistas. Perspectivas intergeneracionales. En Periférica Internacional, 2017, nº 18, pp. 214-223. <http://revistas.uca.es/index.php/periferica/article/view/4186/3867>.

ÓNEGA, José Ramón. José María Díaz Sanjurjo (Un Gallego en Vietnam). Lugo: Deputación Provincial, 1991.

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

El espacio público: ¿un ingrediente de la precariedad urbana?

En las últimas décadas se ha puesto de relieve que el espacio público es un componente esencial de la calidad de vida urbana. Su condición de lugares de interacción social, de expresión comunitaria y de identidad vecinal, visible en el apego de los ciudadanos hacia sus plazas y parques, así lo corroboran. El interrogante que aquí se plantea es: ¿pueden también estos ámbitos de vida colectiva actuar como factores en el reforzamiento de la precariedad urbana? El análisis en las periferias desfavorecidas de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) trata de realizar alguna aportación sobre ese particular.

La forma, función y significados ciudadanos del espacio público es una manifestación más de los desequilibrios territoriales. La ruptura es evidente entre los lugares de relación social que constituyen elementos centrales del urbanismo, de la cultura y de la ciudadanía urbana y los que no facilitan la convivencia e integración vecinal y resultan pobres en la generación de sentido de pertenencia. En el marco del urbanismo neoliberal la producción del espacio público apunta en esta última dirección, tanto en aquellos lugares que canalizan la mayor parte de las inversiones públicas, al insertarse en las estrategias de competitividad y marketing urbanas, como en los identificables en las áreas socialmente más vulnerables, escasos en cantidad y de ínfima calidad. En efecto, la potenciación de los espacios públicos apropiados para el posicionamiento de la ciudad en el mercado global es simultánea a su desatención en periferias desfavorecidas, donde la situación de los lugares de relación vecinal puede convertirse en un factor añadido a su vulnerabilidad social.

Un indicador de la vitalidad de la sociabilidad comunitaria es la frecuentación, el número y la diversidad de usuarios de los espacios públicos. Su limitado valor como ámbitos compartidos de convivencia en las zonas no centrales de la ciudad de estudio se evidencia al comprobar la baja presencia de usuarios y el predominio de unos grupos en detrimento de otros. Los varones frecuentan los lugares de relación más que las mujeres y son significativas las ausencias tanto de los jóvenes como de los mayores en unos espacios que no parecen responder de modo satisfactorio a sus necesidades.

Las plazas y parques de estos barrios precisan intervenciones que mejoren su calidad y subsanen su actual carencia de vegetación, su pobre mobiliario, reducida accesibilidad y escaso mantenimiento y los transformen en centros efectivos de sociabilidad. No es solo una cuestión de mejoras dotacionales, sino también es necesaria una dinamización social que haga posible que ocupen una posición destacada en la vida diaria de los residentes y ayuden a fortalecer su sentido del lugar. Ello motivaría una mayor frecuentación y estimularía la convivencia vecinal, la integración y el reforzamiento de vínculos comunitarios.

Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.
Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

La calidad del espacio público en las diferentes áreas de la ciudad es uno de los testimonios de los procesos de segregación existentes y, a la vez, contribuye al reforzamiento de la precariedad y a su perpetuación en los barrios desfavorecidos. Un papel fundamental es el que debe jugar la administración para garantizar ese derecho ciudadano, pues la vulnerabilidad de estas periferias urbanas no solamente radica en sus dificultades económicas y sociales, sino también en las carencias materiales de sus espacios cotidianos de vida. Por tanto, desde esta perspectiva, la mejora de la calidad del espacio público en estas áreas se postula como un requisito fundamental para conseguir una ciudad menos segregada y en la que no imperen únicamente las dinámicas del mercado que tienden a favorecer a los sectores sociales y urbanos mejor posicionados.

Para mayor información:

García-Hernández, Juan Samuel. “El espacio público en periferias desfavorecidas: Añaza y Santa Clara paradigmas de vulnerabilidad socioespacial en Santa Cruz de Tenerife”. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2017, vol. XXI, nº 571. Disponible en <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19719/22055>

Juan Samuel García-Hernández es Licenciado en Geografía e Investigador Predoctoral en el Departamento de Geografía e Historia de La Universidad de La Laguna.

El espacio público: ¿un ingrediente de la precariedad urbana?

En las últimas décadas se ha puesto de relieve que el espacio público es un componente esencial de la calidad de vida urbana. Su condición de lugares de interacción social, de expresión comunitaria y de identidad vecinal, visible en el apego de los ciudadanos hacia sus plazas y parques, así lo corroboran. El interrogante que aquí se plantea es: ¿pueden también estos ámbitos de vida colectiva actuar como factores en el reforzamiento de la precariedad urbana? El análisis en las periferias desfavorecidas de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) trata de realizar alguna aportación sobre ese particular.

La forma, función y significados ciudadanos del espacio público es una manifestación más de los desequilibrios territoriales. La ruptura es evidente entre los lugares de relación social que constituyen elementos centrales del urbanismo, de la cultura y de la ciudadanía urbana y los que no facilitan la convivencia e integración vecinal y resultan pobres en la generación de sentido de pertenencia. En el marco del urbanismo neoliberal la producción del espacio público apunta en esta última dirección, tanto en aquellos lugares que canalizan la mayor parte de las inversiones públicas, al insertarse en las estrategias de competitividad y marketing urbanas, como en los identificables en las áreas socialmente más vulnerables, escasos en cantidad y de ínfima calidad. En efecto, la potenciación de los espacios públicos apropiados para el posicionamiento de la ciudad en el mercado global es simultánea a su desatención en periferias desfavorecidas, donde la situación de los lugares de relación vecinal puede convertirse en un factor añadido a su vulnerabilidad social.

Un indicador de la vitalidad de la sociabilidad comunitaria es la frecuentación, el número y la diversidad de usuarios de los espacios públicos. Su limitado valor como ámbitos compartidos de convivencia en las zonas no centrales de la ciudad de estudio se evidencia al comprobar la baja presencia de usuarios y el predominio de unos grupos en detrimento de otros. Los varones frecuentan los lugares de relación más que las mujeres y son significativas las ausencias tanto de los jóvenes como de los mayores en unos espacios que no parecen responder de modo satisfactorio a sus necesidades.

Las plazas y parques de estos barrios precisan intervenciones que mejoren su calidad y subsanen su actual carencia de vegetación, su pobre mobiliario, reducida accesibilidad y escaso mantenimiento y los transformen en centros efectivos de sociabilidad. No es solo una cuestión de mejoras dotacionales, sino también es necesaria una dinamización social que haga posible que ocupen una posición destacada en la vida diaria de los residentes y ayuden a fortalecer su sentido del lugar. Ello motivaría una mayor frecuentación y estimularía la convivencia vecinal, la integración y el reforzamiento de vínculos comunitarios.

Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

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Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

La calidad del espacio público en las diferentes áreas de la ciudad es uno de los testimonios de los procesos de segregación existentes y, a la vez, contribuye al reforzamiento de la precariedad y a su perpetuación en los barrios desfavorecidos. Un papel fundamental es el que debe jugar la administración para garantizar ese derecho ciudadano, pues la vulnerabilidad de estas periferias urbanas no solamente radica en sus dificultades económicas y sociales, sino también en las carencias materiales de sus espacios cotidianos de vida. Por tanto, desde esta perspectiva, la mejora de la calidad del espacio público en estas áreas se postula como un requisito fundamental para conseguir una ciudad menos segregada y en la que no imperen únicamente las dinámicas del mercado que tienden a favorecer a los sectores sociales y urbanos mejor posicionados.

Para mayor información:

García-Hernández, Juan Samuel. “El espacio público en periferias desfavorecidas: Añaza y Santa Clara paradigmas de vulnerabilidad socioespacial en Santa Cruz de Tenerife”. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2017, vol. XXI, nº 571. Disponible en <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19719/22055>

Juan Samuel García-Hernández es Licenciado en Geografía e Investigador Predoctoral en el Departamento de Geografía e Historia de La Universidad de La Laguna.

Repensar el urbanismo contemporáneo: un libro colectivo y un congreso internacional

Carmen Díez Medina y Javier Monclús (Universidad de Zaragoza)

En una presentación reciente de la obra colectiva Visiones urbanas. De la cultura del plan al urbanismo paisajístico (1), coeditada por los autores de este artículo y prologada por Rafael Moneo, nos preguntábamos en qué grado nuestras reflexiones podrían resultar de utilidad de cara a una audiencia amplia, ciudadana. Nos encontrábamos en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, un lugar en el que se desarrollan actividades académicas y culturales de todo tipo, tanto las dirigidas a un público de para especialistas como otras de carácter divulgativo.

Como reclamo, nuestros amigos de la librería Cálamo escribieron una circular que lanzaron en las redes sociales: “Si trabajas, disfrutas o sufres el urbanismo, este miércoles 20 de septiembre tienes una cita ineludible…”. Efectivamente, no es difícil suponer que casi todos los ciudadanos –es decir, aquellos que viven en ciudades–, trabajan, disfrutan o ‘sufren’ el urbanismo. Especialmente el urbanismo contemporáneo, algo que para muchos significa planes urbanísticos, normativas para el aprovechamiento de las plusvalías, gestión burocrática sometida a presiones políticas y demás.

Lo que nosotros nos proponemos con este libro es precisamente mostrar ‘otro tipo de urbanismo’, no sólo posible y necesario, sino realmente existente y verificable a través de numerosos episodios recientes, o no tanto. Nos referimos a un urbanismo complejo que se inscribe en una tradición disciplinar que existe desde que surgieron los términos Town Planning, Urbanisme, Urbanistica… y Urbanismo, a principios del siglo XX. Un urbanismo que nació asociado a determinadas pretensiones de reforma social y también como respuesta sistematizada a los problemas de la ciudad de la era industrial. Una nueva disciplina que apuntaba también a la mejora de la calidad de vida urbana, de las infraestructuras, de los espacios públicos, de la habitabilidad y la urbanidad.

Lo que pretendemos es dar cuenta de la complejidad del legado intelectual, técnico e instrumental que el urbanismo ha ido dejando desde su consolidación como disciplina. Por eso, el libro trata de ilustrar el paso de un ‘urbanismo basado en el plan’ a ‘otros urbanismos’, entre los cuales se encuentran desde el ‘proyecto urbano’ hasta el llamado ‘urbanismo paisajístico’. Este último se entiende como una versión actualizada de lo que fueron los paradigmas iniciales que determinaron el nacimiento de la disciplina, pero con la complejidad que supone prestar atención a diferentes sensibilidades del mundo contemporáneo y con la voluntad integradora necesaria para afrontar las nuevas realidades urbanas y territoriales.

Con este espíritu, y con el objetivo de que este ‘otro tipo de urbanismo’ pudiera llegar a un público más amplio, pensamos que el libro Visiones Urbanas tendría que ofrecer diversos niveles de lectura, desde del más académico y riguroso, dirigido a arquitectos, geógrafos y demás profesionales del urbanismo y de los estudios urbanos, hasta el de la alta divulgación, haciéndolo accesible quienes pudieran tener interés por conocer más de cerca los procesos que han determinado la consolidación y transformación de nuestras ciudades durante el último siglo, en especial, durante los últimos 40 años

¿Cómo podemos re-aprender el perdido arte del urbanismo? Ésta era la pregunta que se hacía Peter Hall en su última obra, Good Cities Better Lives. En el libro, Hall, una de las figuras más reconocidas por su implicación teórica y profesional en la disciplina del planeamiento urbanístico, sugería estudiar los mejores ejemplos del urbanismo europeo para hacer frente al declive del ‘arte del urbanismo’. Sabía que, al hacerlo, descubriríamos la diversidad de formas de entender el urbanismo que ofrecen cada una de las tradiciones culturales y nacionales en las que la disciplina se ha ido configurando y desarrollando a lo largo de más de un siglo. Sin perder todo esto de vista, el libro se estructura mediantes una serie de ensayos breves (32) y una cuidadosa selección de casos de estudio (72), con cerca de 400 ilustraciones que dan una idea de proyectos e intervenciones urbanísticas de especial interés para todos aquellos interesados en el urbanismo contemporáneo.


Fig. 1. Cubierta del libro
Visiones urbanas
.
De la cultura del plan al urbanismo paisajístico
. Madrid: Abada, 2017

Fig. 1. Cubierta del libro
Visiones urbanas
.
De la cultura del plan al urbanismo paisajístico
. Madrid: Abada, 2017

Visiones urbanas está dirigido a estudiantes y profesionales interesados en entender cómo ciertas visiones del siglo XX, que se han extendido al siglo XXI, han llegado a resultar decisivas a la hora de dar forma a la ciudad y los paisajes contemporáneos. En cualquier caso, la sucesión de ensayos sobre temas y casos diversos no pretende establecer interpretaciones universales, sino destacar algunos episodios que pueden ayudar también a entender por qué la cultura del plan ha ido dejando paso a otras formas de urbanismo, desde el proyecto urbano al urbanismo estratégico o al urbanismo paisajístico. Frente a las interpretaciones globales del urbanismo por parte de la historia socioeconómica o de la historiografía arquitectónica, Visiones urbanas. pretende contribuir a un entendimiento de la disciplina a partir del debate contemporáneo internacional, adoptando una perspectiva histórica y comparada, transversal, que se pregunta por las insuficiencias del planeamiento convencional y por la necesidad de repensar y reinventar las bases y los instrumentos del urbanismo que necesitamos para afrontar los retos de las ciudades del siglo XXI.

Fig. 1. Cubierta del libro Visiones urbanas. De la cultura del plan al urbanismo paisajístico. Madrid: Abada, 2017

En una línea paralela, nuestro equipo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza acaba de lanzar la convocatoria de un Congreso que se celebrará en este centro, en septiembre de 2018. Se trata del II Congreso Internacional ISUF-H (Hispanic International Seminar on Urban Form) con el título “Ciudad y formas urbanas. Perspectivas transversales2.

¿Por qué interesa ahora organizar un congreso internacional sobre formas urbanas? Parece claro que las formas urbanas inciden de distintos modos en el funcionamiento y en la calidad de vida de los ciudadanos, también en la eventual sostenibilidad del planeta. Efectivamente, según un concepto amplio de las ‘formas urbanas’, resulta evidente que las ciudades con formas compactas y correctamente estructuradas pueden favorecer un buen funcionamiento de los organismos urbanos, su integración en la naturaleza mediante infraestructuras verdes, la dotación de transportes públicos eficientes y confortables, la configuración de espacios públicos activos y de calidad, etc. En cambio, formas urbanas que son resultado exclusivo de la lógica del mercado inmobiliario, o aquellas que son fruto de planificaciones y diseños de carácter tecnocrático y de baja calidad, inciden directamente en la degradación de la vida urbana y en la pérdida del legado cultural y medioambiental de nuestras ciudades.

En ese sentido, resulta oportuno preguntarse por algunas cuestiones, que son las que se tratarán en las 9 secciones planteadas en el congreso.

  1. En primer lugar, interesa revisar las teorías de la forma urbana y las metodologías urbanísticas. Desde la perspectiva urbanística, podemos preguntarnos por las ‘buenas formas urbanas’ (siguiendo a Kevin Lynch y otros).  O por los renovados conceptos del urbanismo como ‘arte de crear lugares habitables’ (como propone Peter Hall).
  2. También se hace necesario reflexionar sobre los cambios que ha experimentado el concepto de patrimonio urbano, que ha dejado de estar centrado en los monumentos arquitectónicos y ha pasado a abordar una visión más amplia y compleja, que incluye elementos vernáculos y también otros más recientes, a veces no tan excepcionales, pero cuya presencia es determinante en la ‘ciudad ordinaria’.
  3. Del mismo modo, parece obvia la necesidad de apostar por la regeneración más que por el crecimiento urbano, con una visión integradora que tome en consideración los factores sociales, económicos y ambientales, además de los físicos y constructivos. El reto consiste en explorar las posibilidades que una atención específica a las formas urbanas ofrece para mejorar la habitabilidad y la urbanidad de nuestras ciudades.
  4. El espacio público sigue teniendo un papel preponderante en la configuración de la forma urbana, factor clave en la generación de las actividades humanas y de un espacio de relación social.  Por eso, interesa identificar cuál es el uso –el ‘real’ y el ‘ideal’– de los espacios colectivos, en la línea de las que plantea la escuela de Jan Gehl en sus investigaciones sobre las relaciones entre espacio público y vida urbana.
  5. El planeamiento urbanístico ha incidido de forma sustancial en las formas urbanas, de manera diversa en función de sus escalas y de sus concreciones instrumentales. La planificación, que hoy se renueva desde premisas medioambientales y de cohesión social (derecho a la ciudad), necesita re-enfocar su objeto para crear (o de re-crear) lugares mejores, espacios urbanos y paisajes más humanos y habitables. Aquí la cuestión sobre la ‘buena forma urbana’ permanece abierta.
  6. El territorio, además de su significado como espacio adscrito y vivido, tiene también el sentido de ‘espacio manejado’, adaptado a la sociedad que lo ocupa y lo transforma. El análisis de los procesos y modelos territoriales guarda estrecha relación con las formas urbanas contemporáneas. Territorio y ciudad son dos términos indisolubles. Ambas realidades se relacionan intensamente. La visión de los geógrafos resulta fundamental para un debate actualizado sobre el tema.
  7. El concepto de paisaje es, sobre todo, una construcción cultural que recoge la relación del hombre con su entorno y en la que se integran compresión y construcción del medio en un proceso iterativo. El paisaje -inscrito tanto en su condición ecológica como en su dimensión cultural-, evoluciona y cambia. Desde esta perspectiva, se plantea una reflexión sobre la forma urbana que va más allá de su condición meramente morfotipológica, incluyendo el complejo universo de los sistemas socioecológicos.
  8. Toda cartografía es siempre una operación de construcción, en el sentido más literal del término.  En palabras de James Corner, “la función del cartografiado no es tanto reflejar la realidad como engendrar una reformulación de los mundos en los que vive la gente.” Interesa, por tanto, abordar las disciplinas proyectuales entendiendo que los mapas son herramientas que ayudan a responder a las preguntas que se plantean durante el proceso de diseño, siendo incluso parte inherente de dicho proceso.
  9. El tema de las formas urbanas y la vivienda en las ciudades latinoamericanas se aborda en una sección específica.Las últimas décadas y especialmente los últimos cincuenta años atestiguan sustanciales transformaciones en estas ciudades. El diagnóstico de Roberto Segre parece aún vigente: “La pérdida de la cohesión estética de formas y espacios es el reflejo de las contradicciones sociales y económicas surgidas en la ciudad de esa segunda mitad del siglo. Emergentes y necesitados quedan distanciados entre sí por barreras espaciales y culturales. Unos, son expulsados de las áreas centrales hacia la lejana periferia de terrenos de bajo costo; los otros, se encierran en los condominios privados, dentro de la ciudad o en los suburbios, protegidos por sofisticados mecanismos de seguridad (…). Son factores que significan la pérdida de la sociabilidad urbana, la introversión de las funciones. El comercio, típica actividad que motiva la vida de la calle, promueve el intercambio y el recorrido peatonal, tan valorizado por Walter Benjamin en la París del siglo XIX, se encierra en los gigantescos shoppings construidos en las periferias ricas.”

En resumen, el reto del Congreso ISUF-H, por tanto, es el de profundizar en esos debates, por la naturaleza de los nuevos procesos urbanos y por las metodologías más eficaces para a entender mejor la complejidad de las ciudades, tanto en el pasado como en el presente.

Fig. 2. Imagen del díptico del II Congreso Internacional ISUF-H (Hispanic International Seminar on Urban Form) dedicado al tema “Ciudad y formas urbanas. Perspectivas transversales”. Zaragoza, 13 y 14 de septiembre, 2018.

1 Ver artículo de los autores: DÍEZ MEDINA, Carmen; MONCLÚS, Javier. Nuevas miradas al urbanismo contemporáneo. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de noviembre de 2017, vol. XXII, nº 1.217. http://www.ub.edu/geocrit/b3w-1217.pdf

2 http://eventos.unizar.es/go/isufh2018

¿Colores opuestos? La diversidad en el espacio turístico de Buenos Aires

Mercedes González Bracco*

Linda Kotschack**

Como las ciudades que los albergan, los espacios turísticos urbanos son producto de tensiones y negociaciones por parte de los actores sociales que intervienen sobre ellos. Entendido de esta manera, el “espacio turístico” no responde tanto a una cartografía sino a las prácticas que se realizan en él. Bajo esta premisa nos interesa abordar dos barrios de la ciudad de Buenos Aires: La Boca y Palermo, diferentes en su historia, paisaje y composición demográfica, pero igualados por su interés turístico.

Buenos Aires, capital de la Argentina, gran metrópolis vibrante y heterogénea, muestra su diversidad como un valor distintivo. Los barrios de La Boca y Palermo se encuentran entre los más frecuentados por los turistas, pero mientras La Boca es motivo de la postal quizás más clásica de Buenos Aires, fácilmente comprobada con una búsqueda de imagen en Google, Palermo propone un paisaje urbano pintoresco más difuso, sin ninguna marca puntual distintiva.

Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”
Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”

Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”
Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”

La Boca es un barrio de perfil popular, conocido como hogar de inmigrantes trabajadores del puerto que residían en viviendas compartidas llamadas conventillos. Su conformación como espacio turístico se dio paulatinamente alrededor de Caminito, un pasaje colorido inaugurado en 1959 por un grupo de vecinos notables. Hoy en día, en sus alrededores el visitante se encuentra con restaurantes for export y locales de souvenirs albergados dentro de conventillos refuncionalizados. Más allá de la zona turística, desde la década del 70 La Boca se enfrenta con una reputación de peligrosidad a partir del cierre del puerto que modificó su composición sociodemográfica acompañada de una degradación urbana creciente. Debido a ello, los turistas no se aventuran mucho más allá de la zona de Caminito. Sin embargo, ven en el acceso a los museos de la zona una posibilidad de “salir de la burbuja” creada para ellos.

Por su parte, la zona de Palermo bautizada Soho inició su transformación en los años ochenta con la llegada de artistas y arquitectos que podían experimentar nuevos arreglos espaciales en un área de bajo valor inmobiliario. Hacia fines de la década del 90, este sector sufrió una nueva mutación cuando comenzó a atraer propuestas comerciales ligadas al diseño de indumentaria y gastronomía de autor. El viejo perfil residencial del barrio se transformó así en una cara joven, cuya atracción para el turismo se ubica en una experiencia cosmopolita con un giro local donde no hay una imagen icónica, sino más bien muchas postales posibles de un paisaje urbano singular. El patrón está construido a base de arquitectura, color y propuestas comerciales de autor que permiten un derrame hacia áreas lindantes, llegando incluso a los barrios vecinos.

Abordando estos espacios desde las prácticas de los turistas, la diferencia más notoria puede ser resumida como “enclave vs. derrame”. Así observamos que, mientras en La Boca el circuito Caminito se ha visto restringido a un perímetro que no puede perforar, desplegando allí una serie de propuestas estereotipadas como for export, en Palermo Soho el espacio turístico se desarrolla de manera centrífuga, abarcando nuevos lugares que deben ser “descubiertos” en una lógica más cercana al turismo flaneur. Esta diferencia fundamental se establece a partir de los discursos y prácticas vinculadas a estos espacios, destacándose un atributo: la seguridad.

Como sabemos, el espacio turístico presenta la necesidad de transmitir algo extraordinario y remarcar la singularidad del lugar y al mismo tiempo hacer que el visitante sienta una familiaridad que lo mantenga cómodo y seguro. Se produce de este modo una paradoja entre lo heterogéneo y local y lo homogéneo y global, que se resuelve de maneras diferentes. En La Boca lo homogéneo está en el tipo de uso turístico que se hace de ella. Los turistas sacan fotos, compran suvenires y prueban comida local for export. Se ve en los comentarios en TripAdvisor que reconocen este espacio como un lugar fabricado para el turista. Aun así lo van a visitar porque es un lugar cuya singularidad, ubicada en su estética colorida y su importancia histórica, hay que ir a comprobar. En Palermo, en cambio, la especificidad parece estar en la convivencia armoniosa de la paradoja. En este lugar encontramos lo cosmopolita y lo local en una mezcla caótica pero inteligible para el turista, que la abraza como muestra de la autenticidad vernácula. La posibilidad de manejarse solos y de mezclarse con los vecinos que también eligen esta zona para comprar y comer afuera constituye el principal atractivo de esta propuesta “experiencial”, enmarcada además por un escenario ameno y de pequeña escala que invita a transcurrir el tiempo más lentamente.

Para mayor información:

GONZÁLEZ BRACCO, Mercedes, y Linda KOTSCHACK. El espacio turístico, entre el enclave y el derrame: estudio en dos barrios de Buenos Aires. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 2017, vol. 26, no. 2, p. 373-397.

* Mercedes González Bracco es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Especialista en Gestión Cultural por la Universidad de San Martín. Es Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Se especializa en temas relacionados con estudios urbanos, patrimonio y turismo.

** Linda Kotschack es Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en temas relacionados con el turismo y estudios urbanos.

Casa Batlló de Gaudí. ¿El plan director como gestor del patrimonio o trámite administrativo?

Mireia Bosch, Belén Onecha*

La Casa Batlló, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona, no solo por su ubicación excepcional en uno de los ejes más turísticos y comerciales de la ciudad, el Paseo de Gracia, sino también porque debe su autoría al arquitecto de fama mundial Antoni Gaudí.

Su estratégico emplazamiento ha propiciado que con el tiempo haya acogido diferentes usos, que requerían reformas interiores parciales; pero además, durante las últimas décadas del siglo XX, el interés turístico por la casa fue creciendo exponencialmente, lo que originó nuevas intervenciones para adaptarse a uso público. Es en ese momento que surgió el conflicto, entre las exigencias de la visita turística y la necesidad de preservar los valores del edificio que han hecho al monumento digno de protección como Patrimonio de la Humanidad.

El porqué del plan director

La sociedad privada Casa Batlló SLU, propietaria actual del edificio, planteo en el año 2013 la posibilidad de garantizar el acceso universal al monumento, reduciendo al mínimo las barreras arquitectónicas y a la vez ampliar la visita turística. Para poder llevar a cabo dicha tarea encargaron, previo al proyecto, la realización de un Plan Director; con el objetivo de establecer criterios globales de intervención y un orden de prioridades para las actuaciones futuras.

La figura de Plan Director para la Restauración o la Intervención en monumentos obliga a una comprensión global del edificio, basada en un conocimiento profundo del mismo. Así pues, en este caso se localizó y ordenó toda la documentación existente relativa al monumento para garantizar su correcta interpretación histórica y distinguiendo las actuaciones de Gaudí respecto a las intervenciones anteriores y posteriores: se determinó el estado de conservación general y particular del edificio; se establecieron unos criterios de intervención globales y específicos, en función a los valores del edificio y sus elementos; y se definió un plan de restauración y mantenimiento en función al estado de conservación.


Imagen actual de la fachada de Casa Batlló al Passeig de Gràcia

Los criterios generales de intervención derivan del que se considera el valor máximo de la casa después de un estudio pormenorizado: el valor documental de la fase ejecutada por Gaudí. En consecuencia, se propone la conservación máxima de las condiciones del espacio y del ambiente del monumento de dicha fase; Discernibilidad de forma y material de todos aquellos elementos reproducidos en carencia de documentación rigurosa; Integración con lo existente de todo aquello que tenga que ser nuevo, por razones fundamentalmente instrumentales, de manera que no adquiera más protagonismo que los elementos originales.

Dos datos desconocidos de un edificio patrimonio mundial

1. Se suele creer que la sensibilidad por la obra de Gaudí es un fenómeno reciente, pero durante la redacción del Plan Director, se tuvo acceso a documentación que demostraba que en los años 50 del siglo XX, la propietaria de la galería de arte SYRA, ubicada en los bajos de la Casa, ya mostraba un gran respeto:

» … juzgo conveniente indicar que la índole de mi comercio de carácter artístico y mis propias convicciones personales de máximo respeto de una obra del genial Gaudí, me obligaron a ajustarme a un proyecto de valoración artística aún con menoscabo de mis intereses comerciales -no se olvide que se trata de la reforma de unos escaparates- y el que ahora se cursa contiene las máximas concesiones que pueden hacerse en este aspecto.» (Isern, 1954-55).

2-Actualmente todavía existe una vivienda en uso, concretamente el piso 3-1, cuya familia ha aprendido a convivir con los 992.126 turistas que visitan anualmente Casa Batlló. Es la vivienda que perteneció a la familia Marimon-Batlló, y que ocupa un 75 por ciento de la superficie de la planta tercera. Aún se mantiene el uso y conserva varios elementos con la configuración original como la cocina, las salas a las fachadas principal y posterior y los baños, también los revestimientos murales pintados o de madera según el caso y los pavimentos, de madera en las salas principales y mosaico hidráulico en las estancias de servicio y las habitaciones adosadas a las medianeras; incluso los cielos rasos presentan las formas onduladas similares a las que se han reproducido en la planta noble; también se conservan mayoritariamente las carpinterías originales de ventanas y balcones, las instalaciones de electricidad y agua, y las chimeneas, aunque no funcionan.

Conclusión

Con el Plan Director para la Restauración de Casa Batlló, el monumento dispone ya de una herramienta fundamental para mantener indeleble el legado original de Gaudí, sean cuales sean los usos que vaya experimentando el edificio en su evolución

Además, la existencia de una vivienda casi inalterada en el monumento, incrementa su valor documental, como testigo del modo de vida de la burguesía catalana de principios de siglo XX, que unido al valor arquitectónico-artístico del Gaudí original lo convierte en un elemento único.

Para mayor información:

ONECHA, B., BOSCH PRAT, M., DOTOR, A., OLONA, J. Plan Director de Restauración de la Casa Batlló de Gaudí. Un antes y un después, 2016.

Mireia Bosch Prat es Arquitecta Técnica y profesora colaboradora la Escuela Politécnica Superior de Edificación de Barcelona de UPC. mireia.bosch@upc.edu

Belén Onecha es Dr Arquitecto y profesora asociada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la UPC. belen.onecha@upc.edu

Urbanismo y capitalismo modernos. El binomio detrás del ensanche de Lima.

Francisco Navarro Jiménez*

Hacia mediados del siglo XIX, en Europa florecieron las ciencias y técnicas modernas vinculadas a la organización de la ciudad, especialmente de las grandes capitales. En aquel contexto, los cascos antiguos y sus periferias en proceso de industrialización, se convirtieron en objeto de numerosos planes de reforma urbana y ensanche. Detrás de aquellas operaciones sobre la estructura espacial de las ciudades, se encontraban urbanistas, políticos y diversos agentes capitalistas.

En sus inicios las reformas urbanas estuvieron influidas, al menos en un nivel teórico, por la experiencia pionera del Barón Haussmann y las demoliciones del centro de París. Sin embargo, prácticamente ninguna de estas reformas se llevó a cabo fuera del territorio francés. Esto se debió a las limitaciones propias del modelo parisino. Pero también porque los contextos políticos nacionales, en los que unas y otras fueron concebidas, tenían diferencias sustanciales o se habían transformado para la segunda mitad del siglo a través de grandes acontecimientos bélicos o revolucionarios.

El desarrollo del capitalismo industrial también fue un factor determinante para el surgimiento de las nuevas formas de utilización del espacio central de las ciudades. La ecuación se completaba con la especulación sobre sus territorios periféricos, normalmente de vocación agraria. El modelo se articuló perfectamente con el paradigma liberal de la propiedad privada. Así, la sustitución del valor de uso del suelo, por su valor de cambio, constituyó un fuerte pilar para las sucesivas transformaciones urbanas.

Pero no todo quedaba allí. El modelo, casi ideológico, también generó detractores organizados que se convirtieron en actores centrales de los primeros conflictos modernos por la ciudad, como en el caso de los propietarios de predios en el centro de Barcelona. Los fracasos entre quienes plantearon reformas de saneamiento urbano, bajo el esquema de la demolición y la reedificación dentro de los cascos antiguos, fueron muchos, como por ejemplo el del puerto de Marsella, la compleja ciudad de Nápoles o el proyecto finisecular de Ángel José Baixeiras sobre el Casc Antic de Barcelona.

La haussmanización de París, tan denunciada por Walter Benjamin a inicios del siglo XX, contrastó con los conceptos urbanísticos del L´Eixample contenidos en el Plan Cerdá de 1859 para la ciudad de Barcelona. Lo mismo sucedió con el caso del Projecto de engrandecimento da cidade de Lisboa del año 1870. Ambos planes guardaron mayores similitudes con lo sucedido en la ciudad de Lima. En el caso de esta, el plan de ensanche no fue tan ambicioso ni tan elaborado como el proyectado por Cerdá. Sin embargo, podemos afirmar que la idea de una nueva forma de crecimiento urbano asociado a la Revolución Industrial y al poder burgués más allá de los límites espaciales de la antigua muralla, se encontraban presentes en el proceso de modernización urbana de la capital del Perú.

Plano topográfico de la ciudad de Lima. Modificado y aumentado con nuevos cuarteles, manzanas, calles, alamedas y edificios públicos, 1872, Bajo la dirección del ingeniero Luis Sadá. Fuente: Catálogo de mapas y planos de la Biblioteca Nacional del Perú.
Plano topográfico de la ciudad de Lima. Modificado y aumentado con nuevos cuarteles, manzanas, calles, alamedas y edificios públicos, 1872, Bajo la dirección del ingeniero Luis Sadá. Fuente: Catálogo de mapas y planos de la Biblioteca Nacional del Perú.

Las transformaciones del área central y periférica de Lima comenzaron a tomar forma a partir del Decreto de demolición de la muralla, firmado por el presidente José Balta en el año 1869. A ello se suma la aprobación de los Planos y proyecto del ensanche de la ciudad de Lima durante el año de 1871, atribuidos al ingeniero Luis Sadá y al arquitecto Manuel San Martín.

En Lima existía la necesidad de resolver de forma pragmática las problemáticas espaciales y demográficas derivadas de la densificación del tejido urbano. El paulatino asentamiento de los talleres protoindustriales, así como el aumento de la población en condiciones de hacinamiento y precariedad impuestas por la muralla, fueron claves para la apertura de la ciudad a través del plan de ensanche. Este plan, además de la construcción de una nueva ciudad en las afueras del casco antiguo, contemplaba la apertura de grandes avenidas y la inserción de redes de servicios urbanos.

En suma, podemos decir que en la ciudad de Lima existió una clara idea de ensanche, donde el casco antiguo se encontraba rodeado por una muralla, ésta se demolió, se planearon la apertura y alineación de nuevas calles y avenidas a través de un plano regulador. Las obras liberaron al núcleo fundacional de su encierro y permitieron el ensanche de sus límites espaciales a través de la urbanización, ya fuese en la forma de fraccionamientos habitacionales de pequeña propiedad privada, áreas fabriles, o nodos de transportes, plazas y alamedas dedicadas a las actividades seculares.

La apertura material del espacio también representó una ruptura con el pasado más tradicional de la ciudad y con el antiguo orden socio-espacial impuesto durante los siglos de la Colonia. Aquella ciudad surgida del ensanche, manifestó en su configuración espacial las nuevas formas del urbanismo y el capitalismo modernos. Quizá valdría la pena preguntarnos cuánto ha cambiado aquella lógica finisecular hasta nuestros tiempos.

Para mayor información:

NAVARRO JIMÉNEZ, Francisco Javier. Del derribo de la muralla a los tranvías electrificados: elementos para la modernización urbana de la ciudad de Lima, 1869-1910. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de mayo de 2017, vol. XXII, nº1.199. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1199.pdf>. [ISSN 1138-9796].

*Francisco Navarro Jiménez es Licenciado en Geografía Humana por la Universidad Autónoma Metropolitana y Maestro en Historia Internacional por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, Ciudad de México.

LUCES URBANAS

Oriol Nel·lo

Grup d’Estudis sobre Energia, Territori i Societat

Departament de Geografia de la Universitat Autònoma de Barcelona

oriol.nello@uab.cat

La Asociación de Geógrafos Españoles acaba de otorgar el premio “Roser Majoral” al artículo “Energy and Urban Form. The growth of European cities on the basis of night-time brightness”, aparecido en Land Use Policy , 61 (2017). El galardón, de carácter anual, distingue el artículo más destacado publicado por geógrafos españoles en revista internacionales. Los autores del trabajo son Oriol Nel·lo, Joan López, Jordi Martín y Joan Checa, miembros del Grup d’Estudis sobre Energia, Territori i Societat del Departamento de Geografia de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Como es bien sabido, el sistema urbano europeo ha conocido en las últimas décadas transformaciones muy notables, que han afectado tanto la articulación y jerarquía de la red urbana, como la morfología de las áreas urbanas. El trabajo premiado explora la concreción de dichos cambios en veinte metrópolis europeas a partir de una fuente relativamente novedosa para estos fines: la imagen satelital nocturna de la Tierra1.

La fotografía aérea y la imagen satelital diurna han permitido seguir la evolución de dichas dinámicas, pero, pese a resultar siempre más precisas, presentan algunos inconvenientes. Entre estos destacan, por un lado, su escasa recurrencia temporal y, por otra, el hecho que su uso induce a identificar, de manera a menudo abusiva, los usos urbanos del espacio con la artificialización del suelo. En cambio, los avances en la disponibilidad, precisión, cobertura territorial y recurrencia de las imágenes satelitales nocturnas ofrecen nuevas oportunidades para estudiar no solo la extensión sino también la intensidad de los usos urbanos sobre el espacio.

Así, la utilitzación de esta fuente ha permitido analizar desde una nueva perspectiva la evolución de las principales metrópolis europeas en el período 1992-2012. La primera conclusión que del estudio se deriva es que la luminosidad urbana cubre una extensión muy superior a la artificialización física del suelo. En el caso de Madrid, para poner solo un ejemplo, el suelo urbanizado del área urbana en un radio de cincuenta quilómetros a partir del centro de la capital cubría en 2006 –según datos de las Urban Morphological Zones (UMZ) de la European Environment Agency- una superficie de 1.013 km2, mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana se extendía ya en esta fecha sobre 2.341 km2.

Pero no es solo que el suelo artificializado tenga una extensión inferior a la luminosidad nocturna, sino que la segunda tiende a expandirse a un ritmo muy superior que el primero. Así, la superficie total de las UMZ en la áreas estudiadas creció entre 1992 y 2012 un 15% mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana lo hizo en el 76%. Cabe señalar, por otra parte, que el ritmo de expansión de la luminosidad difiere notablemente entre las diversas áreas urbanas y parece responder a ciertos patrones territoriales. Así, si clasificamos de manera normativa las ciudades estudiadas según su latitud, observamos que 12 de ellas se encuentran el Norte del paralelo 46 y 8 al Sur del mismo. Pues bien, 9 de las ciudades con menor expansión de la luminosidad se encuentran al Norte de esta línea mientras que 7 de las que presentan mayor expansión se hallan en el Sur. Entre estas, Lyon, Madrid, Marsella, Milán, Roma y Nápoles prácticamente doblan su superficie iluminada en veinte años, mientras que Lisboa la triplica. La excepción entre las ciudades del sur corresponde a Barcelona, que presenta una expansión relativamente más contenida.

De hecho, la falta de correspondencia estricta entre la expansión del suelo artificializado y la luminosidad urbana, que podría ser vista, en principio, como una limitación para el uso de la imagen satelital nocturna, puede constituir, al cabo, una de sus principales virtudes. Mientras que el análisis del proceso de urbanización a través de la superficie artificializada induce a conclusiones de carácter binario (urbanizado/no urbanizado), el empleo de la luminosidad nocturna permite aproximaciones más complejas. Esto es así, porqué la luminosidad se deriva no solo de asentamiento, sino también de la presencia de infraestructuras y de usos más o menos esporádicos del territorio. De este modo, la luminosidad nocturna permite analizar las dinámicas territoriales atendiendo no solo a los asentamientos permanentes sino también a la intensidad y a la recurrencia del uso del conjunto del territorio por parte de la población.

Es por ello que, pese a las incógnitas y limitaciones metodológicas que todavía presenta, el empleo de la imagen satelital nocturna ofrece recursos de gran interés para el estudio del proceso de urbanización, su relación con el consumo de energía y las políticas necesarias para gestionarlo.

1 El trabajo es uno de los resultados de la investigación “La luz de la ciudad. La delimitación y evolución morfológica de las áreas metropolitanas españolas a partir de las imágenes nocturnas de la Tierra (1992-2012)”, elaborado en el marco del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, modalidad 1, «Retos Investigación»: Proyectos de I+D+, en la convocatoria 2013 (Número de referencia CSO2013-47833-C4-2-R).

La justificación política de la expansión inmobiliaria y residencial tras la crisis

Alejandro Mantecón, Joan Carles Membrado y Raquel Huete

La proliferación de urbanizaciones y diseminados de «casitas» en las periferias de tantos municipios situados en las regiones mediterráneas reconfiguró la estructura urbana y social en la que se insertaban sus poblaciones y generó diversos efectos que de diferentes maneras afectaron a las dimensiones políticas, socioeconómicas, culturales y al entorno medioambiental de estas sociedades. Este proceso hunde sus raíces tiempo atrás, aunque la intensidad adquirida en la provincia de Alicante durante los diez años anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria llegó al paroxismo.

Urbanización “Castalla Internacional” Fuente: Raquel Huete
Urbanización “Castalla Internacional” Fuente: Raquel Huete

Antes de 2007 los discursos políticos hegemónicos habían caracterizado el proceso de expansión inmobiliaria y de atracción de residentes procedentes de países europeos con un PIB per cápita superior al español como «no problemático» o, sencillamente, como una fuente sostenible de producción de riqueza y, en definitiva, de progreso.

% de población extranjera empadronada en 2012


LitoralPrelitoralInterior
Municipios con una población extranjera entre un 25% y un 50%-Busot -Finestrat -Teulada-Moraira -l’Alfàs del Pi-La Nucia -San Miguel de Salinas -Bolulla -Tàrbena-Millena -Beniardá -La Romana -Xixona
Municipios con una población extranjera igual o superior al 50%-Calp -San Fulgencio -Benijófar -Benitatxell -Rojales-Llíber -Algorfa -Daya Vieja -Benidoleig -Alcalalí-Castalla -Hondón de las Nieves -Hondón de los Frailes

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2012 (INE, 2012).

En el ámbito local, el colapso del sector del ladrillo y la constatada incapacidad de las instituciones políticas y económicas para generar nuevas fuentes de riqueza ha obligado a los políticos municipales a realizar matizaciones. En el escenario posterior a 2008 los representantes locales de los partidos mayoritarios reconstruyeron su sistema de justificaciones produciendo nuevas claves legitimadoras que integraban los impactos de la crisis. Así, resulta interesante observar cómo, a la vez que se empezaban a admitirse aspectos críticos, se omitían posibles responsabilidades políticas y, por supuesto, cualquier reconocimiento a quienes advirtieron de los riesgos de especializar el desarrollo municipal amplificando hasta límites insospechados una economía inmobiliaria carente de planificación y disfrazada de desarrollo turístico-residencial.

Los aspectos críticos que los políticos se mostraron dispuestos a reconocer se asocian a las demandas de los residentes extranjeros y a la negligencia de los promotores inmobiliarios. Con el primer grupo se pasó a adoptar una actitud ambivalente: por un lado, de agradecimiento por «los servicios prestados» (inversión económica en el municipio acompañada en las etapas iniciales de una ausencia de exigencias) y, por otro lado, de cierto hartazgo ante sus crecientes demandas a los respectivos consistorios y su recalcitrante reticencia a adaptarse a los ritmos de la vida local y, más allá, a la forma de ver el mundo de los españoles. Respecto al segundo grupo, el de los promotores, se pasó a establecer un discurso, podría decirse, orientado al distanciamiento y a la recriminación. De tal modo, las complicaciones derivadas de la nueva configuración socio-espacial del municipio, así como las posibles carencias de infraestructuras, sería el resultado de la negligencia de constructores irresponsables y, en última instancia, de los consumidores de sus productos inmobiliarios que, al fin y al cabo, decidieron voluntariamente adquirir sus propiedades en un contexto de libre mercado.

De especial interés resulta la identificación de una nueva clave discursiva mediante la que algunos políticos admiten efectos positivos no previstos de la crisis económica. Paradójicamente, esos efectos positivos tendrían que ver con la contribución que la crisis ha realizado a la hora de deshacer lo hecho durante los periodos de expansión, cuando la acción de los promotores inmobiliarios gozaba de la complicidad y el apoyo –cuando no literalmente del impulso– de los partidos mayoritarios y los responsables políticos pugnaban por conseguir atraer a sus municipios al mayor número posible de residentes europeos. Así, la salida de los municipios de residentes extranjeros junto al repliegue hacia los antiguos centros urbanos de los que continúan viviendo en ellos habría fomentado nuevas formas de interacción y participación, cuestión ésta que tiende a ser valorada por los políticos muy positivamente, más aún cuando ese repliegue aligera el costoso mantenimiento de una herencia de extensas periferias de urbanizaciones que han pasado de simbolizar una particular idea de progreso a representar las contradicciones que esa idea escondía.

Para mayor información:

MANTECÓN, Alejandro; MEMBRADO, Joan Carles; HUETE, Raquel. Fragmentación socio-espacial, inmigración europea y discursos políticos en la Provincia de Alicante. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2016, nº 72, pp. 67-90. ISSN: 0212-9426. Disponible en: http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2332/2198

Alejandro Mantecón y Raquel Huete son profesores en el Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante

Joan Carles Membrado es profesor en el Departamento de Geografía de la Universitat de València

¿Qué hacemos con la Cárcel Modelo de Barcelona?

Pedro Fraile

Seguramente esa pregunta se la ha hecho mucha gente desde que circula la noticia de su pronto desalojo y desaparición. Para muchos es una especie de mal sueño, una pesadilla llena de recuerdos amargos y reminiscencias de épocas dolorosas. Desde ese punto de vista, probablemente se considerará que lo mejor es derribarla y que no quede ni rastro de lo que fue un símbolo del franquismo y de la represión.

Sin duda se trata de una opinión respetable y muy comprensible, pero también se podría aducir que muchas catedrales se construyeron con el sudor de campesinos o artesanos que tuvieron que contribuir con su dinero o su esfuerzo. Seguramente se argumentará en contra que también les ofrecían un cierto consuelo espiritual. Sin duda se podrían multiplicar los ejemplos de construcciones que hoy contemplamos con respeto y admiración, e incluso se han convertido en una atracción turística, pero que se elevaron a costa de los sacrificios exigidos, a veces con violencia, a los más débiles.

Por otra parte, de un edificio no sólo nos interesa su calidad arquitectónica, que la cárcel Modelo tiene, sino también que nos explique cosas, que nos hable del pasado y nos ayude, por tanto, a entender el presente y a diseñar estrategias para orientar el futuro en una u otra dirección.

De todos modos, tal como se ha dicho, la Modelo de Barcelona, diseñada por Salvador Vinyals y Josep Domènec i Estapà tiene un gran valor arquitectónico. Recordemos que a sus artífices debemos, entre otros edificios, el del Hospital Clínico de Barcelona o el del Palacio de Justicia del Paseo Lluis Companys y, seguramente, nadie propondría demolerlos hoy

Esta estructura estrellada, que en el imaginario colectivo europeo suele estar vinculada a la idea del encierro, con un centro al que, sin saber muy bien por qué, le atribuimos un poder especial, tiene una larga historia que comenzó en el Renacimiento, cuando las ciudades se fueron convirtiendo en un hervidero de marginados que llegaron a ser un serio problema, tanto sanitario como de orden público y, para afrontarlo, se recurrió al encierro de estos menesterosos, que pululaban por calles y plazas, en una institución que recibió diferentes nombres, como Hospital, Casa de Misericordia, etc. Eran los primeros experimentos disciplinares.

Figura 1: Ospedale Maggiore de Milano de Antonio Averlino (Filarete). Planta y sección.
Figura 1: Ospedale Maggiore de Milano de Antonio Averlino (Filarete). Planta y sección.

El Ospedale Maggiore de Milán, diseñado por Antonio Averlino (Filarete), con su planta de cruz griega, se convirtió en el arquetipo arquitectónico que tuvo vigencia durante mucho tiempo. En este establecimiento el centro tenía un papel simbólico de la mayor importancia. En España hay algunos ejemplos, de la época de los Reyes Católicos, de estas instituciones, como podría ser el Real Hospital de Santiago de Compostela, hoy convertido en Parador Nacional.

Pero a finales del quinientos, un clérigo, Miguel Giginta, cambió el sentido de esta planta al convertir el crucero en un puesto de vigilancia. Un médico, Pérez de herrera, propuso, además, establecer un sistema de clasificación por alas, con lo que, a finales del siglo XVI, ya tenemos, de manera esquemática, el sistema de encierro radial que conocemos.

Pero las ideas prosperan cuando las condiciones sociales están maduras y todavía no se había construido el discurso, que luego vendrá de manos de la Ilustración, sobre la pena ni sobre la privación de libertad como castigo. Eso sí, mientras tanto, aumentaba el número de radios, en este tipo de edificios, como podría ser el modelo de Hospital propuesto por A. Desgodets a finales del seiscientos.

Figura 2. Proyecto de Hospital de A. Desgodets. Finales siglo XVII
Figura 2. Proyecto de Hospital de A. Desgodets. Finales siglo XVII

La historia de las prisiones es larga y compleja pero, simplificando, podríamos decir que la reflexión ilustrada incentivó el pensamiento sobre lo carcelario, ambiente en el que germinó el conocido Panóptico de Bentham, reinventando la vigilancia central y poniendo el acento en su potencial disciplinador, aunque ya se había propuesto casi doscientos años antes.

Pronto, la voluntad de economizar espacio y la búsqueda de establecimientos de fácil ampliación llevó hacia la estructura radial que, de manera muy confusa, algunos han bautizado como Sistema Filadelfia, por la cárcel allí construida que, por cierto, fue diseñada por un arquitecto inglés, John Haviland, que hizo lo que estaba viendo en Europa.

Figura 14. Prisión de Filadelfia, por John Haviland
Figura 14. Prisión de Filadelfia, por John Haviland

La Cárcel Modelo de Barcelona, inaugurada en 1904, es un ejemplo extraordinario de esta trayectoria discursiva y edificatoria, con un valor arquitectónico indiscutible y con una estructura central de hierro muy avanzada para su tiempo. Por otro lado, sería un error contemplarla exclusivamente como una rémora de franquismo, pues lo precedió en muchos años.

Por todo ello es importante su conservación y, por supuesto, abrir un amplio debate en torno a los posibles usos de tan magnífico edificio.

Para mayor información:

Fraile, P.: Arquitectura, espacio y control: morfologías, ciudades y vigilancias (siglos XVI-XVIII). In Casals, V.; Bonastra, Q. (eds.): Espacios de control y regulación social, Barcelona: Eds. del Serbal, 2014, p. 19-44.

Fraile P.: Sobre los orígenes de la arquitectura penitencia, Almacén de derecho, 2016, (http://almacendederecho.org/los-origenes-la-arquitectura-penitenciaria/ )

Pedro Fraile es Catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Lleida