La mirada promiscua y algunas aplicaciones

.El reconocimiento de lo complejo -como algo distinto a lo compuesto e incluso a lo complicado- obliga a las humanidades y las ciencias sociales a buscar nuevos métodos de lectura y desciframiento de realidades complejas que no son separables o analizables por partes. Ello ha ido propiciando el desarrollo de formas de conocimiento que tienden a rebasar los límites de las disciplinas clásicas.

Así, la más tradicional confluencia de distintas miradas disciplinares hacia un determinado objeto -para que cada cual proyecte su visión específica del mismo en un multidisciplinar informe final de investigación- puede ser complementada y superada por una forma interdisciplinar de organización de los conocimientos, en la que se intercambian y transfieren métodos disciplinares para fundamentar o ampliar posibles descubrimientos.

No obstante, el diálogo más actual de disciplinas en pos de la comprensión de lo complejo es el transdisciplinar, como forma de conocimiento que las trasciende, sin renunciar a ellas ni rechazarlas, pero poniendo el énfasis en lo que está entre ellas, lo que las atraviesa a todas y lo que se sitúa más allá de las propias disciplinas intervinientes. Con ello se aspira a un conocimiento relacional, complejo y nunca acabado porque se basa en el propio diálogo y en su permanente revisión. A esta gnoseología transdisciplinar la hemos denominado en el título de este texto “mirada promiscua”.

Hans-Georg Gadamer plantea, en su obra Verdad y método: fundamentos de una hermenéutica filosófica, Salamanca, Sígueme, 1984 (pp.24-25), que ya en los textos de grandes pensadores, como Platón, Aristóteles, Marco Aurelio, San Agustín, Leibniz, Kant o Hegel, “se conoce una verdad que no se alcanzaría por otros caminos, aunque esto contradiga al patrón de investigación y progreso con que la ciencia acostumbra a medirse”. Igual ocurre en la “experiencia del arte”, vivencia que no se puede pasar por alto, ya que “en la obra de arte se experimenta una verdad que no se logra por otros medios, y es lo que hace que el significado filosófico del arte se afirme frente a todo razonamiento”. Por ello, termina el pensador alemán, “es nuestro deber intentar desarrollar un concepto de conocimiento y de verdad que responda al conjunto de nuestra experiencia hermenéutica”. Sin duda, Gadamer apunta hacia una nueva forma heurística, que camina en la dirección de la transdisciplinariedad, que podría definirse como:

“Un conocimiento superior emergente, fruto de un movimiento dialéctico de retro- y pro-alimentación del pensamiento, que nos permite cruzar los linderos de diferentes áreas del conocimiento disciplinar y crear imágenes de la realidad más completas, más integradas y, por consiguiente, también más verdaderas” (Martínez Miguélez, M., en Revista Polis [En línea], 16 | 2007, 74. Publicado el 31 julio 2012, consultado el 19 junio 2018. URL http://journals.openedition.org/polis/4623)

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Un equipo multidisciplinar de geógrafos, historiadores, pintores y literatos -convencido del valor de nuestras sinergias-, intentamos buscar, desde hace más de diez años, emergencias transdisciplinares, mediante aplicaciones concretas y sucesivas, de las que ahora seleccionamos y presentamos tres, que pueden considerarse como hitos de momentos o fases dialogales de un mismo proceso:

• El arrozal respira. Proyecto multidisciplinar de lectura histórico-geográfica, pictórica y literaria de los paisajes coloniales del arrozal en las marismas del Guadalquivir (Andreu-Lara, Carmen; Ojeda- Rivera, Juan F.; Villa-Díaz Águeda A. y Villa, Juan)

   C. Andreu-Lara. El arrozal respira. Temple de huevo sobre papel
   C. Andreu-Lara. El arrozal respira. Temple de huevo sobre papel

• El agua, conciencia del paisaje. Lectura transdisciplinar de paisajes de la aridez (Carmen Andreu-Lara y Juan F. Ojeda-Rivera) en Seminario de investigación de Eco-Humanidades (UPV): “Imaginar la transición hacia sociedades sostenibles”:

C. Andreu-Lara. Claves de la campiña andaluza. Collage
            C. Andreu-Lara. Claves de la campiña andaluza. Collage
C. Andreu-Lara. La conciencia del paisaje árido. Técnica mixta sobre papel
         C. Andreu-Lara. La conciencia del paisaje árido. Técnica mixta sobre papel

Para mayor información:

ANDREU-LARA, C., GARCÍA-GARCÍA, A., OJEDA-RIVERA, J.F. y TORRES-GUTIÉRREZ, F.J. (2012): “El profesor Buenaventura Delgado Bujalance. Miradas didácticas y creativas”. Cuadernos Geográficos, Universidad de Granada, vol. 51, pp. 222-244

.ANDREU-LARA, C., OJEDA-RIVERA, J.F., VILLA, A.A. y VILLA, J. (2017): El decurso del agua. Diálogo humanista ante paisajes de las marismas del Guadalquivir. Barcelona. Revista Treballs de la Societat Catalana de Geografía, núm. 84, desembre 2017, p. 201-218.

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ANDREU-LARA, C. y OJEDA-RIVERA, J.F. (2019): La conciencia del paisaje. Actas del 2º Seminario de investigación de Eco-Humanidades (UPV): “Imaginar la transición hacia sociedades sostenibles” (en prensa).

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Juan Francisco Ojeda Rivera es profesor de Geografía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y pertenece a la Red CYTED-(des)BORDES URBANOS y al Grupo de Investigación en Estructuras y Sistemas Territoriales.

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Premio Internacional Geocritica al profesor Jordi Borja

Horacio Capel*

El Premio Internacional Geocrítica empezó a concederse en 2002, con ocasión del IV Coloquio Internacional Geocrítica. Desde entonces se han concedido dieciséis premios, siendo el último el que se entregó el 15 de febrero de 2018 al Profesor Jordi Borja.

Se concede a los investigadores y docentes que han destacado en un campo específico, pero tienen también apertura a otras perspectivas científicas.

La mayor parte de los premiados son geógrafos: Roberto Lobato Corrêa (2003), Pedro Cunill (2005), Robert Herin (2006), Jorge B. Gaspar (2007), Maria Dolors Garcia Ramon (2011), Camilo Domínguez (2009), Ana Fani A. Carlos (2012), Atlántida Coll Hurtado (2014), Ricardo Méndez (2015) y Ángelo Turco (2016). Hay también historiadores de la ciencia como Elías Trabulse (2002), historiadores de la ciencia y geógrafos como Thomas F. Glick (2004), economistas como José Manuel Naredo (2009), arquitectos y planificadores como Carlos A. de Mattos (2010), historiador del arte (2013) como Antonio Bonet Correa. El de este año, Jordi Borja Sebastiá, se puede calificar a la vez de geógrafo, sociólogo y urbanista.

Los premiados pertenecen a diez nacionalidades: España (5), México (2), Brasil (2), Estados Unidos, Venezuela, Francia, Portugal, Colombia, Chile e Italia. La entrega de los premios se ha realizado en Barcelona, en las ciudades donde se han celebrado los Coloquios de Geocrítica (Porto Alegre, México, Buenos Aires, Santiago de Chile y Bogotá) o en otras ciudades por diversas circunstancias. Todos los premiados han acudido a esos lugares a recibir el premio y han preparado una conferencia, que está publicada, sobre temas relacionados con su campo, sobre sus aportaciones al mismo en relación con los cambios en el panorama mundial de la ciencia y de las ideas.

En el Acta del Jurado del Premio Internacional Geocrítica 2017 al Profesor Jordi Borja, se hace constar que se le concede “por su trayectoria investigadora sobre los problemas urbanos y su compromiso ciudadano”. En su actividad, efectivamente, se deben valorar las dos dimensiones.

Su trayectoria investigadora

Jordi Borja ha sido profesor de sociología urbana y de geografía urbana, desde 1968, en las universidades de Barcelona y Autónoma de Barcelona (1972-84), y desde 2006 de la Universitat Oberta de Cataluña. También ha dado cursos en diferentes universidades europeas y americanas.

Tiene una obra muy amplia, que ha ejercido una gran influencia intelectual, en la geografía, en la sociología y en el urbanismo, así como en los movimientos sociales urbanos. Sus trabajos son muy conocidos en España y en los países iberoamericanos, pudiéndose decir que es uno de los científicos sociales españoles más relevantes en el panorama internacional, como puede comprobarse fácilmente.

Ha publicado 30 libros como autor o coautor (con Manuel Castells Chris Benner, Mireia Belil, Zaida Muxí o Oriol Nel·lo); y unos 250 artículos de investigación de carácter urbano, social y político, además de bastante más de un millar de artículos periodísticos. Se ha preocupado siempre de difundir sus ideas a través de la prensa periódica, en diarios como La Vanguardia, El País, Público y otros, así como en revistas semanales y mensuales, impresas o digitales, y en publicaciones críticas de tipo diverso.

En sus trabajos ha abordado diferentes líneas de investigación. Las iniciales, desde los años 1960, fueron el estudio de la democracia local, incluyendo el problema de la inmigración; el tema de la participación ciudadana y los derechos de los ciudadanos; la organización de las áreas metropolitanas y su gestión.

A mediados de los años 1980 la importante experiencia de descentralización de Barcelona, en la que estuvo comprometido, dio lugar asimismo a varias publicaciones suyas en revistas jurídicas, de urbanismo y de ciencias sociales sobre la reforma del Estado y la descentralización territorial, especialmente tras el proceso que se puso en marcha en España de creación de las Comunidades Autónomas, a las que se transfirieron un gran número de competencias urbanísticas. Su libroEstado y ciudad: descentralización política y participación (1988) constituyó una valiosa contribución al tema.

A estas cuestiones se unieron la incidencia de la globalización a diferentes escalas, desde la mundial a la regional y local, las organizaciones internacionales de ciudades, el papel de las ciudades y de sus autoridades locales en el sistema de las Naciones Unidas, la democracia local, la gestión de las ciudades en la era de la información; así como el impacto de las nuevas tecnologías en las ciudades, la ciudad multicultural, el espacio público como espacio de ciudadanía, y los equipamientos como oportunidades sociales. También es muy temprana su reflexión sobre los actores sociales en la construcción de la ciudad

Desde el comienzo del nuevo milenio ha retomado temas antiguos, que va enriqueciendo. Como hace en su libro Revolución urbana y derechos ciudadanos (2013). Ha seguido reflexionando sobre el urbanismo y sus límites, el cambio en el papel de la ciudad como medio de acumulación del capital, o “la contradicción básica entre los intereses de la acumulación del capital y las demandas de reproducción social”.

Ha pensado intensamente sobre la economía urbana especulativa que, debido a las políticas neoliberales, se ha convertido en “la actividad más rentable para acumular capital”; y sobre las consecuencias de la aplicación de dichas políticas, que han contribuido a aumentar las desigualdades.

Ha sido importante la reflexión de Jordi Borja sobre las políticas de izquierda acerca de la ciudad. Ha defendido que el pensamiento marxista permite “desvelar no solo las injusticias de la ciudad (,..) sino entender el conjunto de mecanismos y de agentes que provocan esta injusticia”, Pero el suyo ha sido siempre un marxismo no dogmático, que no ha dudado en cuestionar la evolución de la izquierda, y sus relaciones con la democracia, la crítica de los totalitarismos, en defensa de los municipios democráticos y el movimiento ciudadano, las políticas municipales de izquierdas. Y ha sostenido abierta y brillantemente la posibilidad de un ‘urbanismo marxista’.

Su compromiso ciudadano

Al mismo tiempo, su compromiso ciudadano ha sido muy destacado, y ha alimentado su obra científica.

Contribuyó, con otros técnicos de izquierdas, a la fundación del Centro de Estudios Urbanos, Municipales y Territoriales (CEUMT), que tuvo una gran actividad en los años de la transición democrática. En 1980 fue elegido diputado al Parlamento de Cataluña por el PSUC. Vale la pena recordar que entre 1983 y 1995 formó parte del gobierno municipal del Ayuntamiento de Barcelona, donde desempeñó el cargo de Teniente de Alcalde (1983-1995), y Vicepresidente Ejecutivo del Área Metropolitana de Barcelona (1987-1991), siendo muy influyente en las transformaciones que tuvo la ciudad en participación ciudadana, descentralización y urbanismo.

Su experiencia municipal ha sido utilizada en diversas ciudades iberoamericanas. Es muy conocido internacionalmente ya que ha participado en diferentes foros críticos y alternativos; por ejemplo en el último desarrollado en la ciudad de Quito, el Foro Social Alternativo a Habitat III. Después de largos años dedicados a la investigación y a la actividad política y a los movimientos ciudadanos, sigue en la lucha para que la ciudad sea mejor.

Tiene una espléndida formación para abordar los estudios urbanos por sus propias investigaciones, a caballo entre la geografía, la sociología y el urbanismo, y por su actividad profesional y cívica, comprometido con la política y con los movimientos vecinales. Siempre ha considerado que los científicos sociales “deben intervenir en el presente para condicionar o influir en el futuro”.

Para mayor información:

Premio Internacional Geocrítica http://www.ub.edu/geocrit/pgc.htm

*Horacio Capel es profesor emérito de la Universidad de Barcelona.

¿AMAS LA LITERATURA Y QUIERES VIAJAR?

Félix Pillet

La ficción y la realidad han venido a motivar y preparar el viaje. Se ha dicho que la principal distinción entre el viajero y el turista, es, que el primero reposa, el segundo corre. Por este motivo, es aconsejable disfrutar en casa de la literatura para luego recorrer el patrimonio territorial y sus paisajes, más o menos literarios, pero en definitiva paisajes (urbanos, rurales, naturales, etc.).

La relación geografía humana-literatura nos ha permitido no sólo conocer la evolución de los paisajes, tomando como fuentes de estudio la literatura de viajes, la novela y la poesía, sino que, además, no se debe perder de vista el binomio viaje-turismo, como dos aspectos diferentes, aunque complementarios.

El viaje y su producción literaria o literatura de viajes ha despertado mucha más atención que cualquier otro tipo de fuente escrita. Los relatos de viajes se han presentado como particularmente fecundos en la búsqueda de expresiones de paisajes, debido a su extraordinaria capacidad de descripción. Por este motivo, es necesario conocer desde los orígenes hasta la actualidad, las tres etapas por los espacios y paisajes del mundo: el viaje como saber estratégico, desde los orígenes hasta el Renacimiento; el viaje como saber formativo y científico, hasta el Romanticismo; y por último, el viaje como saber estético y divertimento, hasta la actualidad. El turismo posmoderno, de las últimas décadas, está mirando hacia el viajero romántico, como modelo a seguir, lo que hace que viajero y turista vengan a converger, en algunos casos.

Los viajeros por España, desde el siglo XVIII hasta hoy (ilustrados, románticos, modernistas, realistas, franquistas, hiperrealistas y neo-románticos), tanto extranjeros como españoles, nos han enseñado a conocer los paisajes, su evolución, las diferencias regionales, las ciudades más productivas frente a las más retrasadas. Con el paso del tiempo, los paisajes naturales y rurales cedieron protagonismo a los paisajes urbanos, a la ciudad. Tanto antes como ahora, la comarcas no ha perdido vigencia ni interés.

En la novela, el escritor trascribe el paisaje con sus palabras, lo recrea y lo transforma desde su personalidad. En un debate sobre esta temática se afirmaba que no dejará de escribirse literatura, real o ficticia, que no se apoye en un territorio. Hay textos en los que no se menciona un lugar, pero la mayoría de los relatos literarios hacen mención a ciudades, pueblos etc. Normalmente, en la mayor parte de las obras donde se relaciona el paisaje con la literatura se tiende a conectar la realidad geográfica con los textos literarios, pero existe otra experiencia que conviene descifrar, son las múltiples posibilidades que ofrece, en algunos casos, una novela para obtener de ella suficiente información geográfica. No cabe duda que cuando un novelista escribe sobre el momento que está viviendo, las descripciones son más reales y verídicas, que cuando se retrotrae en el tiempo.

Y por último, de la poesía destacamos el sentimiento estético por medio de palabras, pues el paisaje llega a imponerse a veces como protagonista, a la vez que adopta muchas formas: de lo descriptivo y realista a lo simbólico y espiritual. Mientras la poesía es un paisaje sentimental, por contra el paisaje es una creación poética. La poesía, la literatura menos descriptiva, pero más simbólica y sintética, la hemos utilizado para conocer la evolución del paisaje de España, tanto el natural, rural, como urbano, desde los orígenes hasta el tiempo presente, tomando como referencia los poetas españoles en lengua castellana. Comprobando cómo el paisaje ha sido objeto de interés y de introspección.

La imagen literaria del paisaje, vista desde la literatura de viajes, la novela y la poesía, cede ahora todo el protagonismo al paisaje urbano, pues no podemos olvidar que estamos en el siglo de las ciudades. Las urbes españolas (Madrid, Barcelona, etc.) y Nueva York, ciudad global, se convierten en las protagonistas del proceso de urbanización, siendo distintos escritores españoles los que han volcado en sus páginas espléndidas descripciones que ayudan a conocer mejor su morfología y evolución.

El paisaje ha vuelto a recobrar su interés desde el Convenio Europeo del Paisaje (2000), analizado en esta ocasión desde una visión más literaria y cultural, sin olvidar el Plan Nacional de Paisaje Cultural (2012). Como el Convenio dice del paisaje que es “una parte del territorio”, esto nos lleva a interpretar que el objetivo de estudio debe ser el territorio y sus paisajes. Si estos últimos ya han sido estudiados, ahora falta el territorio, el más popular: las comarcas, que puede ser interpretadas como Patrimonio Territorial, como destino turístico, que vienen a unirse a otros espacios del turismo, tanto de costa como de interior, es decir, comarcas integradas, formadas por paisajes culturales, que en algunas comunidades autónomas españolas se vienen ofertando como asociaciones comarcales, como nuevos destinos turísticos. Pudiendo hacer referencia, también, a comarcas eminentemente literarias.

El geógrafo Bertrand Lévy (2006) afirmaba que: “el enfoque geo-literario (…) puede prolongarse e ir al encuentro de un público mucho más vasto, al encuentro de una demanda social cada vez más importante y motivada; en este sentido, pensamos en todas las manifestaciones de turismo literario y cultural que se desarrollan en el mundo”.

Para mayor información:

Félix Pillet Capdepón (2017): Geoliteratura. Paisaje literario y turismo. Madrid, Síntesis.

Motivación personal y profesional para publicar “La palabra y el poder”

Mercedes Vilanova, catedrática emérita de la UB

La palabra y el poder es un libro que he escrito por la necesidad que he sentido de rememorar y es, a la vez, un residuo y un balance. Es un balance porque con él pretendo abandonar cuanto he sido y tenido y lo he pensado como un umbral que no permite la vuelta atrás. Lo he escrito con la ilusión de que esta decisión tan drástica que pretende romper las cadenas que me atan al pasado, me implique en otra aventura. Otra fibra, de este texto, ha sido mi intento de zanjar cualquier cuestión pendiente personal o profesional, ha sido, pues, una manera de limpiar mi memoria, de limar mi experiencia y el residuo que me queda espero poderlo y saberlo reciclar. La tercera fibra de este libro ha sido un intento de saldar el daño hecho o recibido; para reparar, en la medida de lo posible, algunas heridas; por este está escrito con agradecimiento por lo descubierto y compartido con tantos colegas, discípulos y amigos.

Si el municipio de L’Escala es, para mí, un centro afectivo, profesional y marinero, Barcelona es el núcleo y la pasión de mi vida; seguramente porque supe muy pronto – desde que di la vuelta al mundo sola a los dieciocho años – que si no era feliz en mi ciudad, no lo sería en otro lugar. Quizá, por aquel autobús rojo de dos pisos, que aparece una y otra vez en el libro, un autobús mágico que en la década de 1940 subía por la calle Balmes y me llevaba al colegio donde me encontraba con esas “niñas”, con las que hemos envejecido juntas y que representan el tesoro de una infancia compartida.

El libro lo he ordenado en tres partes que resumiré brevísimamente. En la tercera rescato a Basilisa Mira Azorín, madre de Pasqual Maragall que, como tantas mujeres, no ha sido tenida en cuenta por la historia escrita y también porque con Esther Tusquets quisimos dar a conocer el material que suprimieron o tergiversaron de nuestro libro Pasqual Maragall, el hombre y el político1. Esta biografía fue guillotinada por cuestiones económicas y, para ocultar que traicionaron al único hombre que ha sido alcalde de Barcelona y Presidente de la Generalitat. Cuando el maligno silencia nuestras palabras esconde la verdad que ellas representan. El desarrollo de un método para analizar la censura es una aportación que ayuda a escribir la historia reciente de Catalunya y que desarrollo en el epígrafe titulado “El tapiz de Walter Benjamin”.

La parte central titulada “el poder de lo escrito” aborda relatos de La Escala y de Barcelona durante los años treinta del siglo pasado y concluye que la revolución arcosindicalista no fue posible por el difícil reparto de la propiedad. “He buscado – escribo en la página 12 – sentimientos de largo recorrido que he creído encontrar en la manera de experimentar la propiedad de las cosas y también de las personas”. La propiedad es uno de los pivotes decisivos sobre el que nos movemos personal y colectivamente, en torno a ella viven clanes, tribus y familias; también el mundo de las ideas y de la ciencia, en la academia o en la universidad”.

En parte, este libro lo he escrito como un ejercicio de libertad personal, para construir puentes que me liberen y, también, puentes que me unan a los posibles lectores, pues nuestra memoria se actualiza gracias al diálogo con otras personas o, con nosotros mismos: y eso más allá de la maternidad, de la experiencia conyugal, de la amistad o del amor, de la profesión o del mar, o sencillamente, de la vida. Por este motivo inicio el libro con una cita de Basi Mira cuando se pregunta: “¿hasta cuándo oiremos sus voces, hasta cuando las nuestras les llegarán?” Y haciéndome eco de este interrogante dedico este libro a mis nietos y me hago eco de las palabras de Basi con el deseo de que mi voz les llegue y llegue a los lectores, pero sobre todo con el deseo de oíros y escucharos in saecula saeculorum.

Este libro puede empezar a leerse, claro está, por el principio que se titula “imágenes de experiencias”. En estas primeras páginas apunto que, la memoria “feliz”, tal vez pueda ser una experiencia trabajada y rumiada, ya que en nosotros anida un espacio donde descansar, un océano, un abismo, un olvido de reserva que es el que exploran, precisamente, las fuentes orales y, por eso, es tan importante la historia que se escribe con ellas: ya que historia, historia, solo lo es la que es escrita. Rememorar a través de las entrevistas es una forma completa de ser, porque es una manera de alcanzar la plenitud, hacerlo con valentía y generosidad permite “superar” cualquier queja o lamento, prescindir de cualquier sufrimiento y afrontar con elegancia el impacto de nuestra extinción personal.

En algunos párrafos del epílogo, resuena todo el libro, especialmente cuando expreso algunos deseos de esta hora tardía de la vida: “Quisiera devolverle al mar lo que me ha dado; quisiera volver a entrevistar a las mayorías invisibles y analfabetas que componen el Atlas electoral de la segunda república en Catalunya2; quisiera volver a viajar en aquel autobús rojo de dos pisos que me llevaba al centro de la ciudad para encontrar al hijo de la mujer que conocí en un barco que nos llevó a Grecia.

Mercedes Vilanova, catedrática emérita de la UB

1 Esther Tusquets y Mercedes Vilanova, Pasqual Maragall. El hombre y el político, Ediciones B, 2018

2 Mercedes Vilanova, Atles electoral de la segona república, circumscripcions, comarques i municipis, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2005, vol 1. El segon volum dedicat nomes a Barcelona ciutat subratlla la col·laboració de Ramon Grau, el seu títol és Atles electoral de la segona república a Catalunya. Barcelona ciutat, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2006, vol 2. Tots dos volums de l’Atles es poden consultar al Dipòsit Digital de la UB: http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/97491.

1 La primera versión de este libro se publicó en catalán con el título La paraula i el poder. El mar, l’Escala, Pasqual Maragall, Centre Esportiu i Recreatiu l’Escala (CER) en colaboración con el Centre de Documentació i Recerca Històrica de L’Escala (CEDRHE), 2016. En castellano se han publicado revisado y ampliado con el título La palabra y el poder. L’Escala, Anarquismo, Pasqual Maragall octubre de 2016 y una segunda edición en diciembre de 2016.

NECESIDAD DE RIGOR

(La imprescindible vuelta a los “manuales” universitarios)

La sociedad actual genera mitos y sofismas, supuestamente académicos, a una velocidad inabarcable para su comprobación. Esto es especialmente notable en cuestiones de tiempo y clima, en estrecha relación con la hipótesis actual de cambio climático por efecto invernadero de causa antrópica. Los medios de comunicación han encontrado en las noticias atmosféricas un filón que explotan hasta la saciedad apostando, generalmente, por el mensaje alarmista y la imagen llamativa. En la actualidad, no hay episodio extremo que no sea presentado como el más importante jamás ocurrido en un territorio y como un efecto ya patente del cambio climático. En jornadas de calor se suceden en los informativos imágenes de termómetros callejeros expuestos al sol y fabricados con plástico y metal, que marcan máximas muy elevadas totalmente inexactas, pero que avalan bien este mensaje de alarma que ha ido calando en la sociedad contemporánea. Se han incorporado, asimismo, expresiones “alarmistas” al lenguaje cotidiano que proceden de procesos atmosféricos muy complejos, de difícil entendimiento por el gran público, pero sencillas de transmitir y de gran impacto: “ciclogénesis explosiva”, “vientos huracanados”. Y, por último, en situaciones de tiempo atmosférico adverso, se “busca” el dato record como muestra evidente del cataclismo climático en que vivimos, sin esperar su confirmación por parte de las autoridades competentes en esta materia (OMM, agencias meteorológicas estatales o regionales). El tiempo y clima como espectáculo.

La información del tiempo y clima como espectáculo en los medios de comunicación.

Termómetros callejeros que no cumplen ningún estándar científico.

Frente a esto, las disciplinas ambientales que estudian las manifestaciones espaciales del clima en la superficie terrestre, debe imponer rigor. Nos lo exige nuestra ética profesional y se lo debemos a la sociedad en la búsqueda de la verdad. De ahí la necesidad del trabajo científico en climatología y meteorología que ponga de manifiesto ese “ambiente permanente” que resulta esencial para la vida de los seres en un territorio y que confiere carácter geográfico. Frente al mensaje extremo del tiempo y clima, el sosiego del estudio comparado de los elementos climáticos en una región o lugar que permite desprenderse de lo aparentemente excepcional de un dato puntual y situar un registro meteorológico en un contexto territorial más amplio y en un proceso constante de cambios que son condignos al clima terrestre. Frente a los errores en el uso de expresiones del tiempo y clima –“hoy tenemos una climatología adversa”-, la recuperación de conceptos geográfico-climáticos, del rico acervo castellano, que nunca debimos perder: temperie y templanza. Frente a la exaltación de que todo lo que ocurre en tiempo y clima en la actualidad es “insólito”, la necesidad del estudio histórico del clima, del conocimiento de la diacronía en la explicación del funcionamiento de la circulación atmosférica general y de los procesos meteorológicos. Sin obviar que se descubren mecanismos nuevos, gracias al empleo de nuevas herramientas en la observación atmosférica, en el tratamiento de datos y en la modelización de procesos.

Pero es necesario que las disciplinas científicas que trabajan en estas cuestiones apuesten por el rigor a la hora de trabajar y explicar este elemento fundamental del medio físico. Como con todos. Pero seguramente el clima es el que más se presta recientemente a una divulgación imprecisa que termina en una vulgarización de “lugares comunes”; de mitos y sofimas, como señalábamos. Ni todo es excepcional ni todo es consecuencia del cambio climático. Pero para ello es necesario que la geografía sepa explicar, desde el rigor pero de forma amena, el complejo sistema que mueve el aire que nos envuelve y sus relaciones con el resto de elementos del medio ambiente. Y que lo haga para la sociedad en general, pero en primer lugar a los futuros profesionales que estamos formando en las universidades.

Las “tres zonas” del mundo habitable. Ilustración procedente de la Cosmographia de Petrus Apianus (1575).
Las “tres zonas” del mundo habitable. Ilustración procedente de la Cosmographia de Petrus Apianus (1575).

De ahí, la imperiosa necesidad de la vuelta a los manuales básicos en las materias fundamentales que constituyen nuestra disciplina de conocimiento. En Europa, el plan Bolonia ha supuesto burocratización e “idiotización” de la enseñanza. Los “materiales” del profesorado se cuelgan “en la nube”. Y ojo del docente que no lo haga. Será mal tratado en las encuestas del alumnado. Todo “a la carta”. Y nadie compra un libro, por mucho que se recomiende en los listados bibliográficos de las asignaturas. Esta universidad yo no la quiero. Conforme pasan los años desde que comenzó a aplicarse el Plan Bolonia en España uno se da cuenta de las graves carencias de formación que conlleva. Y que todos terminamos asumiendo como algo normal. Cada vez son más numerosos los comentarios que se escuchan en reuniones con colegas sobre la falta de preparación del alumnado, una vez finaliza su formación de grado. Pero nadie hacemos nada para solucionarlo. En este panorama, creo que como primer paso deberíamos fomentar la lectura en el alumnado. Y la consulta obligatoria de libros, de los manuales básicos en cada disciplina científica. Siempre recordaré cuando en primero de carrera, los profesores nos recomendaban aquellos manuales en los que podíamos encontrar contenidos que nos ayudaban a completar los apuntes de clase y nos permitían entender aspectos que no habían quedado claros en el aula. Estos libros ayudaban a formarnos y a definir o consolidar vocaciones. La consulta de manuales durante los años de formación resultaron aire limpio y nuevo que mostraba otras maneras de hacer, que ayudaba a fijar conceptos, que abría, en suma, horizontes para las inquietudes de posibles investigaciones futuras.

La climatología es, en mi modesta opinión, una materia de conocimiento compleja pero al tiempo sencilla de explicar. Todo es un juego de balances en una superficie terrestre que recibe diferentes dosis de radiación solar según la latitud. Ya nos lo explicaron los griegos y hoy su sencillo esquema de las “tres zonas” es la base de lo que llamamos el Balance Energético de la Tierra. La atmósfera que nos envuelve es, junto a las formas de relieve, las dos piezas fundamentales de un territorio. Entendiendo sus elementos y procesos es posible explicar el resto de componentes del medio ambiente y las diferentes formas en la que el ser humano habita en la superficie terrestre. Pero ello se debe hacer desde el rigor. Y eso se consigue, básicamente, leyendo.

Para mayor información:

GIL OLCINA, Antonio; OLCINA CANTOS, Jorge, Tratado de Climatología. Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante. 2017, 975 p.

BURRIEL DE ORUETA, Eugenio L.; OLCINA CANTOS, Jorge. Un período fundamental para la climatología española: el “descubrimiento” de la circulación atmosférica en altitud, 1950-1980.Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de octubre de 2016, vol. XX, nº 545. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-545.pdf>.ISSN: 1138-9788.

Jorge Olcina Cantos, Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante

¿Es autónoma la Ciencia?

“La crisis que se plantea hoy en la sociedad y que afecta a todos los estratos culturales ¿requiere una ruptura radical con la continuidad que hasta ahora se viene dando?” Así comenzaba Serguei Kara-Murza, Catedrático de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, doctor en Ciencias Químicas y miembro de la Academia de Ciencias de Moscú, su primera clase en un curso sobre Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Zaragoza en el año académico 94/95. Por aquel entonces realizaba el investigador ruso una estancia en la capital aragonesa, aunque ya en años anteriores había sido invitado en diferentes ámbitos universitarios en España. De esas fechas datan ya algunos de los artículos que publicó junto con el prematuramente fallecido Mariano Hormigón, matemático e historiador de la Ciencia, al que también es justo recordar desde estas líneas por la inmensa labor que, junto con otros pioneros, realizó en el desarrollo de la Historia de la Ciencia en España. Por cierto, que subrayar la importancia de la Historia y de la Filosofía de la Ciencia en los planes de estudio universitarios y en los demás niveles académicos es propuesta que se deriva del núcleo de este artículo en el que, a la luz del pensamiento de Serguei Kara-Murza, se reclama en definitiva la unidad del saber. El conocimiento de la Historia y la Filosofía, así como de las instituciones, es tarea imprescindible para una mejor comprensión del momento presente.

Pues bien, la inequívoca respuesta de Kara-Murza a la pregunta que inicia esta reflexión puede resumirse como sigue: si se quiere evitar el desplome en las relaciones económicas, políticas, ambientales, sociales, habrá que romper definitivamente con ciertos postulados de la Modernidad y, en particular, habrá que recuperar la unidad del conocimiento y la adecuada relación entre la Ciencia y sus alrededores – valores y tradiciones, ética y estética – alejándose del cuestionado pero aún imperante modelo antropológico mecanicista que concibe al hombre como desarraigado de la naturaleza; y deberá recuperarse a la vez la unidad entre los conceptos de libertad y responsabilidad.

Tras la propuesta karamurzana se escuchan ecos de científicos, filósofos, economistas y pensadores diversos que han reaccionado frente a la Modernidad incluso desde posturas antagónicas. Kara-Murza, buen conocedor de la Historia de Occidente, se une desde su perspectiva rusa a la crítica de la razón moderna, denunciando que todavía hoy demasiadas estructuras siguen basadas en un caduco modelo supuestamente avalado por la Ciencia, cuando la realidad es que ni la Ciencia actual es la del siglo XVII ni tampoco el modo de comprender la relación con su entorno.

Lo interdisciplinar, lo complejo, lo cooperativo, los conceptos de redes e interconexión son realidades que van sustituyendo viejas ideas mecanicistas. Pero esta visión cosmista – que pensadores rusos como Vernadsky promovieron ya hace un siglo – apenas existe hoy en occidente donde más bien perviven los dualismos que establecen arbitrariamente fronteras entre hombre y mundo, ser y deber, ciencia y valores, razón y corazón, yo y mi cuerpo…

Indudablemente, la racionalidad autónoma derivó en el magnífico desarrollo científico y tecnológico que trajo la Modernidad, pero esa autonomía necesaria entre la Ciencia y otras instancias del conocimiento, extrapolada y radicalizada, condujo a una cierta mutilación de la razón al confundirse su autonomía con su aislamiento. Y así, la razón entendida como sola razón científica produjo los monstruos de las sociedades tecnomorfas – marxistas o capitalistas – denunciadas por tantos. Resulta indiscutible que la alternativa a la Ciencia autónoma propia de la Modernidad – Ciencia aislada de sus alrededores – no puede ser la Ciencia bajo censura propia de los totalitarismos; pero, afortunadamente, éstas no son las únicas respuestas.

Tal vez, inspirado en el famoso grabado de Goya a su paso por Zaragoza, afirmó Kara-Murza que “el sueño de la razón produce monstruos pero el sueño del corazón también”, preguntándose si pueden realmente el corazón y la razón ser autónomos, a lo que responde que el verdadero progreso sólo será posible si se vuelven a tender los puentes que se derribaron, paradójicamente, en aras del progreso. La Ciencia y la Ética no pueden separarse, como tampoco la razón y el corazón. Y el ser humano se rebela reclamando el reconocimiento de su puesto – ni desarraigado de la naturaleza de la que forma parte, ni reducido a la condición de pieza en el engranaje de los totalitarismos mercantilistas, ni reducido tampoco a sistema bioquímico desligado de lo cultural – que será clave imprescindible para asumir, en el día a día y en el curso de la Historia, el binomio libertad-responsabilidad.

Sirvan pues estas líneas para invitar a la discusión sobre la propuesta de construir una nueva autonomía de la Ciencia en intrínseca y armónica unidad con la Ética, restaurando a la vez los mejores valores de la Modernidad.

Dos ideas destacadas

Lo interdisciplinar, lo complejo, lo cooperativo, los conceptos de redes e interconexión son realidades que van sustituyendo viejas ideas mecanicistas

La alternativa a la Ciencia autónoma propia de la Modernidad – Ciencia aislada de sus alrededores – no puede ser la Ciencia bajo censura propia de los totalitarismos; pero, afortunadamente, éstas no son las únicas respuestas

Para mayor información:

PELACHO, M.T. Otra autonomía de la Ciencia. Reflexiones a la luz del pensamiento de Serguei Kara-murzá. Naturaleza y Libertad. Revista de Estudios Interdisciplinares, 2014, Vol.4, p.157-187

MªTeresa Pelacho López es Licenciada en Física y profesora de Enseñanzas Medias en Zaragoza

Pie de ilustración: El sueño de la razón produce monstruos.1799

La superación de la crisis y los nuevos actores internacionales

Rubén C. Lois-González

Universidade de Santiago de Compostela

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La crisis económica, cada vez se sabe más, fue el resultado de la desregulación del sector financiero, una burbuja inmobiliaria y constructiva que respondía a la perfección a lo caracterizado por C. Marx (y mejorado por D. Harvey) como proceso de acumulación secundaria del circuito del capital y, por supuesto, una deficiente gestión de multitud de haciendas públicas y privadas. Había que reajustar el funcionamiento del sistema económico, y se hizo entre 2008 y 2010, con recortes en el gasto público, cierres o rescates de bancos y reducción de derechos de los trabajadores. Había que hacer más por menos y se hizo, pero la crisis volvió a rebrotar en 2012 y 2013 en Europa, y en especial en la cuenca mediterránea. En esta segunda etapa de la misma ya nos encontramos con numerosos elementos ideológicos para analizar.

La agenda política dominante sigue insistiendo en recortes de salarios, servicios públicos, derechos laborales, etc., para continuar con la purificación necesaria en la superación de las dificultades. La integración global de la economía es la amenaza y si no trabajamos como chinos, difícilmente seremos competitivos. Frente a estas lecturas, los últimos meses van tomando cuerpo las reivindicaciones de lo público y lo comunitario, un cierto rearme de la izquierda que ya han conseguido éxitos notorios como parar la privatización de la sanidad en Madrid. Se reivindica, de nuevo, la economía, la gestión de los territorios, al servicio de las personas y de sus necesidades.

Sin duda, muchos pensamos que el esquematismo de las soluciones que se nos proponen es un mensaje intencionado de los poderosos, de los mercados, que siempre lucharán por conservar sus beneficios. No es cierto que una mayor acumulación de capital en pocas manos sea bueno. No es cierto que la economía financiera, gaseosa e incontrolable, deba adquirir un papel hegemónico respecto a la productiva. En definitiva, no es cierto que los sacrificios de miles de trabajadores sirvan para algo más que comprobar hasta qué punto podemos resignarnos a intensos períodos de castigo. El circuito económico se reactiva con consumo, con sociedades que progresan y con un gobierno eficiente de lo público que introduce estrictas reglas de juego a los actores privados. La falta de control sobre las finanzas conduce a riesgos económicos permanentes. Y son precisamente los líderes de este sector bancario (con alguna excepción), los que nos insisten en el discurso de la resignación, el abaratamiento y el autocontrol, repartiendo las culpas de unas dificultades económicas que ellos o sus antecesores en los puestos de responsabilidad de sus empresas provocaron.

En este panorama tan volátil del presente se observan novedades. Entre las mismas, el declive de Europa frente al empuje de los denominados países emergentes. Como se venía anunciando, en un mundo interconectado el Viejo Continente ha perdido fuerza y acusa una evidente falta de liderazgo. De hecho, la UE ya ha previsto que o se mejoran los indicadores de I+D+i (crecimiento inteligente), se continua la senda hacia un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente (crecimiento sostenible) y se mantienen los derechos básicos de los ciudadanos o no se saldrá de la crisis, del declive en el que Europa está sumida. Sólo con más ciudadanía, controles democráticos directos, generación de saber y ajuste de la economía al paradigma ecológico, Europa resolverá satisfactoriamente el futuro, en un mundo donde las voces de Oriente y del Sur tendrán mucho más que decir, y ser respetadas.

A nuestro juicio, lo que resta del siglo XXI o permite construir un mundo más equilibrado, sostenible y justo, o profundizará la sensación de crisis y crueldad que se asocia al rastro histórico dejado por la centuria anterior. Estamos ante el inicio de un nuevo orden mundial donde las nuevas potencias (China, India, Brasil, Sudáfrica, etc.) pueden aportar mucho al gobierno y la economía global, en bastantes ocasiones recordándonos su pasado como territorios explotados y dependientes. Caminamos hacia un mundo multipolar, policéntrico, y esto es intrínsecamente bueno, pero que no nos engañen: es bueno porque situará a más actores en la escena mundial, porque millones de desheredados harán valer mejor sus derechos, y no porque, como se nos intenta transmitir las conquistas sociales, el Estado de Bienestar, que una parte de las sociedades occidentales ha conseguido construir sea una excepción histórica. Todo lo contrario, o el mundo camina hacia una mejor satisfacción de las necesidades de cada vez más gente con una agenda social y territorial explícita, o la crisis será permanente.

Para mayor información:

-Lois, R.; Maciá, J.C.; Armas, F.J., Cabalar, M. y Cardoso, L (Coords.) (2012): Planificación y Estrategias Territoriales en la Sociedad Actual. Págs. 545. Ed. AGALI y Grupo ANTE de la Universidade de Santiago de Compostela.

Marsella 2013 : el urbanismo como arma de destrucción masiva

En Histoire universelle de Marseille. De l’an 1000 à aujourd’hui,obra mayor de la Historia urbana, publicada en Francia en 2007,el ensayista anarquista Alessi dell’Umbria presentía ya en qué se convertiría Marsella. Ésta es hoy, efectivamente, una «ciudad vencida» cuyos tejidos urbanos y sociales, cultura e identidad están borrándose. La «mutación» en curso en esta metrópoli mediterránea no es sino el resultado de un proceso global de des-civilización urbana hecho a base de dislocación territorial, desintegración social y enajenación cultural, pero también de desposesión de la ciudad para los habitantes que habían echado raíces en ella. A imagen de otras grandes ciudades, Marsella está también en vías de convertirse en un magma urbano informe y anónimo -en otras palabras, en una « aglomeración »- «cuya única característica indentificable, apunta Dell’Umbria, es extenderse hasta el infinito».

La historia de Marsella ha dejado de ser universal en el sentido que Dell’Umbria apunta, es decir, contrario al punto de vista de los dominantes, para quienes lo local no puede ser sino «provincial». Para Dell’Umbria, se trata de un lugar donde se concentraba toda la experiencia y la riqueza de la sociabilidad humana; el centro de mundos económicos y culturales distintos que se codeaban, se confrontraban y se mezclaban; el foco de lo que se llamaba una civilización.

Por efecto de la expansión y de la penetración de las relaciones sociales capitalistas, Marsella se ha convertido, ella también, en una «mercancía global», a semejanza de todo el continente europeo, del que ya no se puede decir que constituya una civilización, sino un hipermercado. La única universalidad que prevalece en nuestros días es la deseada e impuesta por el capitalismo globalizado o, más exactamente, transnacionalizado.

De hecho,Marsella no se ha convertido, la han convertido. «¿Quién?» Sus élites burguesas y neo-pequeño-burguesas conchabadas con el poder central parisiense. Mientras el pueblo marsellés pudo contribuir a fraguar la identidad de la ciudad a través sus prácticas, sus maneras de ser, sus costumbres, sus recuerdos colectivos y, si hacía falta, sus revueltas, se podía decir que Marsella era el sujeto de su historia. Ahora ya no es sino el objeto de una historia que le escapa, la deseada e impuesta por otros : los capitalistas apátridas de Francia y de cualquier parte, los eurócratas de Bruselas, los tecnócratas de París y los politiqueros de la región PACA (Provence-Alpes-Côte d’Azur), iniciales que ya no hacen soñar con la «Puerta de Oriente», su antiguo sobrenombre, pero que expresan bien lo que es esta región urbana a ojos de quienes quieren reconvertirla y reordenarla, y de los lacayos periodísticos y científicos a su servicio. Una palabra resume el estatuto y la imagen que quieren imprimir a Marsella : metrópoli (“métropole”), una palabra comodín.

Marsella Metrópoli, Lyon Metrópoli, Lille Metrópoli, Toulouse Metrópoli, Strabourg Metrópoli, Rennes Metrópoli, pero también Montpellier, Nantes y Rennes Metrópoli, e incluso Angers, Caen, Dijon o Brest Metrópoli… Sin olvidar, desde luego, la metrópoli del «Grand Paris». En Francia, el 19 de deciembre de 2013, se ha aprobado una ley para crear una docena de metrópolis. La metrópoli, que agrupa la ciudad principal, sus suburbios y parte del territorio periurbano, se encargará de las cuestiones de desarrollo económico, urbanismo, medio ambiente, distribución del agua y gestión de los residuos. ¿Por qué concentrar de tal manera la organización y el funcionamiento del espacio urbano ? Para adaptarlo a la concentración del capital mismo y a la centralización de las funciones de mando, así como de los servicios ligados a éstas.

La uniformidad de las denominaciones “metrópoli” remite a la de los proyectos urbanísticos y programas de equipamientos que supuestamente contribuyen a que la ciudad sea merecedora de tal apelación: palacios de congresos, auditorios, museos, patrimonio del pasado industrial «reconvertido» en «espacios culturales», riberas y muelles «recualificados», etc. Uniformidad también de las empresas constructoras (Bouygues, Vinci, Effage) y de las «grandes firmas» de arquitectos (Jean Nouvel, Christian de Portzamparc, Frank Gehry…). Uniformidad igualmente de los discursos propagandistas que promueven estas operaciones. Uniformidad, a fin de cuentas, de la vida urbana que se quiere hacer reinar en estas capitales del capital.

Metropolización = uniformización.Ciudades intercambiables cuya remodelación obedece a criterios de «atractividad» y de «competitividad» que son los mismos dondequiera, las «5 A» : actividades de alta tecnología; población activa con alta cualificación; habitantes y visitantes con altos ingresos; equipamientos de alto nivel, y edificios de alta calidad medioambiental. Resultado : una elitización del derecho a la ciudad. Los principios del ordenamiento urbano son conformes a la visión neo-liberal tecnocrática, mercantilista y financiera: racionalidad, orden y seguridad. A fuerza de ser idénticas las unas a las otras, estas ciudades «remodeladas» acaban por perder su identidad. Lo que vale también para los ciudadanos, no los recién llegados que han ya perdido la suya, sino aquéllos a los que estas transformaciones urbanas les han hecho extranjeros en su propia ciudad, que ya no la reconocen y que ya no se reconocen en ella, en lo que se ha vuelto.

Precisamente, el objetivo de las autoridades publicas en Marsella es elevarla al rango de metrópoli en el marco de la llamada «competencia libre y no falseada», lema que se aplica también a otras grandes ciudades “rivales”, ya sean ciudades portuarias de la Europa mediterránea (Barcelona, Valencia y Génova) o ciudades francesas del sur del país (Lyon, Montpellier, Toulouse). Se trata de reconvertir una ciudad industrial-portuaria y proletaria en una capital de la «creación» que atraiga «inversionistas», «materia gris» y turistas adinerados.

Problema : Marsella es la única gran ciudad francesa en cuya área central la presencia del pueblo es todavía masiva. En 2003, un concejal de urbanismo afirmaba publicamente : «Necesitamos gente que crée riqueza. Tenemos que deshacernos de la mitad de los habitantes de la ciudad. El corazón de la ciudad merece otra cosa». Más fácil de decir que de hacer. Y de ahí la necesidad de recurrir a procedimintos decisivos. En este caso, en primer lugar, lanzando, paralelamente a la rehabilitación de algunos barrios del centro histórico, una gigantesca operación de «reconquista urbana», arma habitual de destrucción masiva de la presencia popular en áreas urbanas centrales: operación “Euroméditerranée”. Localizada a lo largo del mar, al Norte del Viejo Puerto, sus mega-obras cubren casi 500 hectáreas y harán desaparecer los 30.000 residentes de este sector urbano. En su lugar, aparecerán centros de negocios (más de 1 millón de m2 para actividades innovadoras) y una población activa titulada universitaria, equipamientos de prestigio, viviendas de “alto standing”, ecobarrios, espacios públicos remodelados, tranvía…

Esta reconquista implica una limpieza socio-étnica, una política de tabula rasa a expensas de los hábitos y usos de la población existente. Se trata de sacar a los pobres, inmigrantes sin papeles, gitanos y otros «indeseables». Esta población, amenazada, expulsada o incitada a irse por el alza de los alquileres y la falta de mantenimiento en los edificios de viviendas, abandonada por los poderes públicos, se ve forzada a desplazarse a la periferia lejana. Los edificios vacíos, cuando no son destruidos, son comprados al (bajo) precio del mercado y restaurados para nuevos inquilinos o proprietraios. Liberar el terreno para operaciones rentables y habitantes solventes: ésa es la estrategia. Para justificar esta política, se estigmatiza y se criminaliza a los habitantes de los barrios populares a través de una propaganda mediática y politiquera centrada en la «inseguridad». De hecho, los concejales y diputados del Partido Socialista que se preparan para conquistar el ayuntamiento en febrero de 2014 reclaman medidas drásticas para «pacificar» los barrios populares. Piden la clasificación de la ciudad entera como «zona de securidad prioritaria», que los drones sobrevuelen las «zonas urbanas sensibles», que el ejército intervenga… Como en Río de Janeiro, donde la policía militar emplea toda su fuerza en «pacificar» las favelas para que la ciudad acoja los «grandes eventos» del Mundial de fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016), y también para transformar en nuevos barrios turísticos algunas de las mejor ubicadas.

Sin embargo, el modelo original del «renacimiento» de Marsella se encuentra en Barcelona. El reordenamiemiento general de la capital catalana en el marco de los juegos olimpicos apuntaba también a hacerla más acogedora para atraer nuevos inversionistas, ejecutivos y turistas. En Marsella, el «gran evento» que ha servido como pretexto fue cultural : «Marsella-Provenza 2013, capital europea de la cultura». Esto ha dado lugar, como de costumbre, a una asociación estrecha entre poderes públicos y empresas privadas. ¡El presidente del comité organizador era también el presidente de la cámara de comercio e industria!

Se trataba de fabricar una nueva imagen urbana de Marsella, «post-industrial, limpia y creativa», a través de una estrategia de marketing y de branding. Los museos recién edificados funcionan como escaparates o logotipos donde la cultura es embalsamada y descontextualizada. El propósito es activar la afluencia deneo-marselleses y turistas. El destino de Marsella -como el de otras grandes ciudades europeas- es, en efecto, volverse una marca registrada, en particular una de «destino turístico», como se dice en las agencias de viajes. Por no hablar de sus habitantes que, en un medio urbano devenido ajeno a sus tradiciones, se verán empujados a pasearse y comportarse como turistas en su propia ciudad.

Jean-Pierre Garnier es sociólogo

El Manifiesto Pensionista

Por Horacio Capel*

Un fantasma recorre Europa, y el mundo todo: el fantasma del pensionismo. Todas las fuerzas vivas de Europa y otras partes del mundo se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: Merkel, Cameron, Bernake, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional.

¿Qué grupo inconformista de la tercera edad no ha sido motejado de pensionista peligroso por estos paladines? ¿Qué grupo de la CEOE no ha lanzado a los jubilados el epíteto zahiriente de pensionista inútil?

De este hecho resulta una doble enseñanza: Que el pensionismo está ya reconocido como una amenaza por todos los países y por las organizaciones empresariales de Europa. Que ya es hora de que los pensionistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias, que opongan a la leyenda del fantasma del pensionismo un manifiesto propio.

Con este fin, pensionistas de las más diversas nacionalidades están conectándose vía Internet y han redactado el siguiente «Manifiesto», que será traducido, en cuanto sea posible, al inglés, francés, alemán, italiano, flamenco y danés.

I Jóvenes, adultos activos y tercera edad

Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de lucha de edades, contra los viejos, a los que luego se aplicó el calificativo edulcorado de tercera edad.

Jóvenes y viejos, productivos y no productivos, innovadores y caducos, en una palabra los que sirven y los que no sirven, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta”.

Este es el comienzo de un manifiesto que se elabora, y que puede tener tanto éxito como otro similar publicado hace ahora 166 años. El manifiesto acaba con esta exhortación:

Finalmente, los pensionistas laboran por llegar a la unión y la inteligencia de los partidos democráticos de todos los países.

Los pensionistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.  Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución pensionista.  Los jubilados, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas y la poca vida activa que les quede.  Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

¡Pensionistas y jubilados de todos los Países, uníos! “

El problema fundamental parece ser que vivimos demasiado, y eso cuesta mucho al erario público. La esperanza de vida al nacer ha ido creciendo en las últimas décadas de forma general; y en España entre 1992 y 2012 ha pasado de 73,9 a 79,4 años en los hombres, y de 81,2 a 85,1 en las mujeres, situándose hoy, en ambos casos, en dos años más que la media de la Europa de los 28. Tan importante como ello ha sido la mejora de la esperanza de vida de las personas de más de 65 años de edad; si en España a comienzos del siglo XX era de 9,12 años, y en 2012 había pasado a 18,5, en los hombres, y 22,5, en las mujeres, algunas de las proyecciones actuales estiman que en 2051 la esperanza de vida a los 65 años alcanzará los 24,0 años, en los primeros, y los 27,3 años en las segundas.

Para entender las dimensiones del problema, debe recordarse que a fines del siglo XVII a los 35 años había muerto un 84 por ciento de los nacidos, según la tabla de William Petty.

Los datos que se divulgan por la prensa indican que en las próximas décadas los gastos por pensiones de jubilación llegarán al 14 por ciento del Producto Interior Bruto, mientras que los ingresos solo alcanzan el 10 por ciento. La solución para ese problema podría ser elevar los ingresos públicos, acometiendo reformas fiscales, lo que no quieren oír la patronal ni los gobiernos.

¿Cobran demasiado los pensionistas jubilados? El gobierno español ha propuesto una reforma que amenaza con corregir el déficit del sistema existente con una pérdida del poder adquisitivo de los pensionistas. Aunque, mucha gente opina que la religión es el opio de los pueblos, como parece que no hay otras soluciones, algunos proponen que se rece para que la inflación se mantenga en el 1 por ciento y no suba más.

Si la inflación sube al 2 por ciento (frente al 1,5 que se acepta en los cálculos del gobierno) la perdida del poder adquisitivo sería muy fuerte.

La solución de aumentar las cotizaciones a la seguridad social de todos los trabajadores significaría la disminución de sus salarios. También el Estado podría financiar directamente las pensiones de viudedad y orfandad, subiendo los impuestos y disminuyendo la presión de la seguridad social, o financiar esas prestaciones quitando gasto a otros programas como educación, sanidad y desempleo. Algunos concluyen que los pensionistas deberían morirse o trabajar.

Ese manifiesto pensionista al que antes hacía referencia podría continuar así:

La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de edad (de lo que hablan tantos cuentos y leyendas tradicionales).  Lo que ha hecho ha sido crear nuevos grupos de edades. Han aparecido los jóvenes, que al principio eran los adolescentes y hoy constituyen un grupo que –sorprendentemente- se ha prolongado hasta los 35 años, la tercera edad, la cuarta edad. Al mismo tiempo, han aparecido nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.

Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de grupos de edad.  Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en tres grandes campos enemigos, en tres grandes grupos antagónicos: los jóvenes sin trabajo, los activos con trabajo y los viejos inactivos, es decir los pensionistas y jubilados”.

En realidad, frente a esa visión negativa, con la actual esperanza de vida y las condiciones de salud que existen en la vejez –cuando existe una sanidad pública y un sistema de Seguridad Social–, los pensionistas pueden hacer muchas cosas. Incluso se puede afirmar que los pensionistas, los jubilados que gozan de una pensión pública, pueden contribuir a mejorar el mundo: tienen conocimientos y experiencias de gran valor, y tiempo disponible para aplicarlos. Solo falta que se decidan a hacerlo, cada uno de acuerdo con sus capacidades. La puesta en marcha de proyectos solidarios al servicio de las necesidades de la sociedad es, sin duda, un camino para ello.

*Horacio Capel es pensionista, profesor emérito de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona.