El antropólogo Claudio Esteva Fabregat y la jubilación de los profesores universitarios españoles

Horacio Capel *

La necesidad de prologar la vida activa de las personas es cada vez más evidente, ya que el aumento de la esperanza de vida es muy fuerte. Tras la jubilación, muchos trabajadores pueden desarrollar una actividad muy apreciable y en buenas condiciones durante una o dos décadas más.

Las empresas e instituciones españolas y de otros países deberían cambiar la legislación laboral urgentemente, para seguir contando con la colaboración de trabajadores que son obligados a jubilarse cuando podrían desarrollar una actividad muy provechosa. La edad de la jubilación debería ser establecida flexiblemente, y de acuerdo con la voluntad y las posibilidades de los trabajadores.

En el caso de la Universidad española, en que la jubilación de catedráticos y profesores titulares se realiza habitualmente a los 70 años, la pérdida es muy grande.

Un ejemplo eminente de ello es sin duda el del profesor Claudio Esteva Fabregat, fallecido a comienzos de septiembre de 2017 en Barcelona a punto de cumplir los 99 años de edad, después de más de sesenta años de intensa actividad en el campo de la antropología. Ha sido sin duda uno de los maestros de la antropología mundial por su investigación, su magisterio y sus iniciativas académicas

Esteva Fabregat se vio afectado por la Ley de Reforma de la Función Pública de 1984, que −durante unos años− fijó la jubilación para los funcionarios en los 65 años.

Tras su jubilación ha desarrollado en México una actividad investigadora memorable, desaprovechada por la Universidad española. Durante varias décadas ha impartido cursos y ha realizado investigaciones en diversas instituciones de Estados Unidos y de México, y durante 13 años ha estado vinculado a la prestigiosa institución académica El Colegio de Jalisco, en México. Sobre la actividad que ha desarrollado desde su jubilación, baste decir que después de ella ha publicado 14 libros y un centenar de artículos científicos.

El caso de Esteva es un ejemplo muy significativo de un maestro científico de alcance mundial, que no fue aprovechado por la Universidad de Barcelona, donde realizó su magisterio durante veinte años, y de la pérdida grave que se produce con ello.

La vida de Esteva Fabregat se vio afectada por la Guerra Civil Española, ya que en 1939, a los 21 años, se vio obligado a exiliarse de España. Estudió antropología en México, en la Escuela Nacional de Antropología (ENAH), donde tuvo relación con Pedro Bosch Gimpera, que había sido rector de la Universidad de Barcelona.

En 1956 pudo volver a España aprovechando una cierta apertura, que impulsó Manuel Fraga Iribarne como Ministro de Información y Turismo. En Madrid estuvo vinculado a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad, y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1958 Esteva obtendría el Doctorado con una Tesis sobre Carácter nacional azteca, presentada en la Universidad de Madrid. Y al año siguiente fue nombrado profesor de dicha Universidad, en la sección de Historia de América, donde impartió clases durante un decenio. También pudo colaborar con el CSIC y publicar en la Revista de Indias.

En 1965 fue nombrado Director del Museo Nacional de Etnología de Madrid, sustituyendo a Julio Caro Baroja; desde esa nueva posición pudo crear la Escuela de Estudios Antropológicos del Centro Iberoamericano de Antropología, a cuyo frente estuvo entre 1966 y 1968

Esteva llegó a la Universidad de Barcelona como profesor en 1968. Durante veinte años desarrolló su magisterio en ella, primero como Profesor Agregado de Etnología y luego como Catedrático de Antropología Cultural. Aunque el inventario de los trabajos que orientó se está realizando todavía, puede decirse que, al menos, dirigió unas 30 Tesis de Licenciatura y 25 Tesis Doctorales, con discípulos que han sido después profesores o investigadores muy reputados. Fue el organizador de los estudios de Antropología y fundó la revista Étnica en el CSIC, desarrollando una larga trayectoria de investigación, con numerosos temas y programas de investigación sobre etnicidad, mestizaje, indigenismo y antropología cultural e industrial.

Tras su jubilación en 1988 Esteva se desplazó durante dos años a Estados Unidos como Fulbright Visiting Profesor en la Universidad de Arizona. De regreso impartió cursos en el Doctorado de la UB en 1989-1994, y fue Director de una colección de Historia de la Fundación MAPFRE, y co-dorector del Handbook of Spanish Cultures in the United States. En 1994 recibió el Malinowski Award, una de los máximos reconocimientos internacionales en el campo de la antropología.

También se desplazó a México, donde desarrolló una actividad docente e investigadora en diversas instituciones: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Escuela Nacional de Antropología (ENAH), Universidad Autónoma de México (UNAM). En 2003 fue contratado como Profesor-Investigador por el Colegio de Jalisco, donde tuvo el máximo reconocimiento como Profesor-Investigador por el Sistema Nacional de Investigación de México. Allí ha realizado una importante labor, que se refleja en el homenaje que le organizó la institución al cumplir sus 90 años, con un libro dedicado a él.

No perdió la conexión con España, Cada año volvía a Barcelona en mayo, y siempre nos asombraba por su vitalidad.

Fue una personalidad compleja, que no se agoto en su dimensión de antropólogo, ya que se extendió también a la etnohistoria y a la psicología; en este campo tuvo relación con Erich Fromm y fue secretario del grupo pasicoanlista mexicano. También se extendió, en el campo personal e íntimo a la poesía. Queremos mostrar nuestro pesar a sus tres hijos y a su mujer la antropóloga Berta Alcañiz. Y a la Universidad de Barcelona, a la que tanto aportó y que no supo continuar benefiándose del magisterio de esta figura de la antropología mundial.

Para mayor información:

CAPEL, H. La antropología española y el magisterio de Claudio Esteva Fabregat. Estrategias institucionales y desarrollo intelectual en las disciplinas científicas. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de abril de 2009, vol. XIII, núm. 287<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-287.htm>. [ISSN: 1138-9788].

*Horacio Capel es profesor emérito de la Universidad de la Universidad de Barcelona.

Claudi Esteva Fabregat. Entre México y Barcelona

Xavier Roigé

Septiembre comenzó con la triste noticia del fallecimiento de Claudi Esteva (1918-2017), justo cuando una gran parte de los antropólogos de España estaban a punto de celebrar el Congreso de Antropología en Valencia. Allí se le recordó y homenajeó como el principal introductor de la antropología hispana gracias a su empeño y saber hacer.

En sus casi 99 años, Esteva tuvo una larga trayectoria personal y académica. Tras la Guerra Civil (donde combatió en Aragón y militó en las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña) se exilió primero a Francia y posteriormente a México. Este tránsito entre Barcelona y México acabaría condicionando su vida: decía que México le había marcado aún más que la Guerra Civil (Bezos, 2002). Allí se interesó pronto por la visión de un país pluringüístico y multicultural y se matriculó en antropología a partir del descubrimiento del Museo Nacional de Antropología en 1947: “Un día pasaba por la calle Moneda, donde estaba el Museo Nacional de Antropología de México; en ese museo, junto a la entrada, había un gran cartel que decía: Instituto Nacional de Antropología e Historia, Escuela Nacional de Antropología e Historia; debajo había una relación de las carreras que se estudiaban y entre ellas estaba la de etnología. Aquel día vi que aquello era lo que yo había buscado durante tantos años” (Hernández, 1992). Le gustaba decir que cursó unos estudios configurados por las cuatro ramas boasianas: la etnología, lingüística comparada, la antropología física y la arqueología. La experiencia en la Escuela le marcó profundamente a nivel personal y también en su concepto de lo que debía ser la antropología: “Éramos una gran familia, porque había gente de todo el mundo” (Hernández, 1992). Allá recibiría influencias de otros exiliados como Bosch i Gimpera, pero sobre todo de la perspectiva de la psicología cultural, que se acrecentó al conocer a Erich Fromm con quien tuvo “una extraordinaria amistad durante muchos años” (Hernández, 1992) de manera que “estuve cinco años siendo psicoanalizado por Fromm y estuve trabajando en el estudio de los materiales clínicos, dándole a cada uno de estos una comprensión de tipo cultural”(Brufau, 2011).

Aunque comenzó su trayectoria como docente en México, fue a su regreso a España en 1956 donde desarrolló la mayor parte de su trayectoria académica. “Me trasladé a Madrid, pero con la idea de ir a Barcelona, ​​porque a pesar de que yo estudiara antropología aún mantenía una vocación política (…). Al llegar, me hicieron un interrogatorio y la policía me dijo que no podía ir a Barcelona dados mis antecedentes. Esta fue la razón por la que me quedé muchos años en Madrid” (Bezos, 2002). A su llegada, todo estaba por hacer. La antropología era una disciplina casi inexistente, como mucho reducida a algunas materias o clases dentro de la arqueología. Fue en el Museo Nacional de Etnología donde empezó su tarea de formación de antropólogos dirigiendo entre 1965 y 1968 la Escuela de Estudios Antropológicos, un poco al margen de la universidad, pero con una gran influencia entre los estudiantes que recibían formación teórica y de trabajo de campo. ​

Esteva se trasladó pronto a Barcelona (1968) al conseguir una plaza como profesor agregado de Etnología, y posteriormente (1972) como catedrático en “Antropología Cultural” hasta su jubilación en 1986. Él siempre defendió la denominación de “cultural” en lugar de “social” para referirse a la disciplina, por razones teóricas (consideraba el concepto cultural más propio del objeto de estudio) y estratégicas (para distinguirse de la sociología). En la UB, desde sus primeras clases, aportó un aire fresco intelectual, formando a distintas generaciones de antropólogos. A pesar de esos años sesenta y setenta convulsos, al final de la dictadura, en plena ebullición estudiantil y en una situación de penuria económica, Esteva consiguió afianzar e institucionalizar la antropología. Fueron también años difíciles, en las que surgieron algunas discrepancias con algunos de sus discípulos, a partir de debates intelectuales sobre qué debía ser la antropología y cómo debía enseñarse. Pero todos sus discípulos recuerdan su influencia para atraerlos hacia la antropología y el hecho de ser, en cierta manera, el “padrino” de una segunda generación de antropólogos que justo ahora está llegando a la edad de jubilación.

Después de su jubilación en Barcelona, regresó a México (1994), reinventándose como profesor investigador de El Colegio de Jalisco. Le gustaba decir que decidió retornar a México a pesar de tener distintas ofertas en otras países. Allá continuó enseñando junto con su esposa, Berta Alcañiz, hasta hace muy pocos años.

Su obra es muy amplia: una gran producción que en palabras de Carmelo Lisón (1996) se caracteriza por su actitud continuadora de su formación mexicana y por su talante innovador. Como que resulta imposible resumir su trayectoria aquí, señalaré cuatro líneas en las que creo que creo que Esteva más ha contribuido a la antropología. En primer lugar, en el campo las interconexiones entre la museología y la antropología museología etnológica. En diversas ocasiones me había señalado que él había descubierto la antropología a través del Museo Nacional de Antropología en México, y que su primera tarea en España fue la de director de Museo Nacional de Etnología. Se encontró con un museo en estado lamentable, pero precisamente allí creó la Escuela de Antropología, “porque pensaba que era muy adecuado a la tarea de toda museografía etnográfica, por una parte, y a la formación de una generación de antropólogos que rompiera con los esquemas cerrados y equívocos de la antropología dentro de la universidad española” (Bezos, 2002). En segundo lugar, por su contribución a la idea de la antropología aplicada. Esteva participó en un «Plan de desarrollo económico» en Guinea, para así contribuir “a entender mejor la problemática del asunto económico cuando éste tiene límites culturales de percepción y de representación”. Decía que un antropólogo podía resolver más problemas que un ingeniero: “¿Qué les va a hacer el ingeniero? ¿Ponerles un puente o proponerles un plan de carreteras? Pues bien, como antropólogo les voy a resolver muchos más problemas. Les voy a describir la realidad cultural que enfrenta un plan aplicado a poblaciones que son muy diferentes a las nuestras y que tienen modos específicos de percibir los problemas que les planteamos” (Bezos, 2002). En tercer lugar, Esteva fue uno de los pioneros de la interdisciplinariedad, lo que le llevó a una decisiva influencia no sólo entre antropólogos, sino también entre americanistas, arqueólogos, arqueólogos e historiadores. Precisamente, una de sus últimas conferencias en la UB –leída por su esposa- fue en el marco del Congreso de Historia Oral en Barcelona (2014), donde se puso de relieve su contribución al desarrollo de la historia oral. Finalmente, Esteva destaca por su visión de la disciplina. Creía que los antropólogos deben ser como una especie de médicos de la cultura: “la antropología debe ser la ciencia del diagnóstico social a partir del conocimiento de la cultura, y debe convertirse en la ciencia del pronóstico” (Colabrons et al., 1996)

En sus últimos días de vida, sus hijos nos recordaban su faceta como un padre que les enseñaba geografía e historia, como un hombre comprometido que sufrió persecuciones políticas. Eso, nos decía su hija, fue otra parte de su vida, más allá de su fama como antropólogo galardonado y reconocido con el Malinowski Award (1994), considerado el premio más importante de la antropología y de otros muchos premios. Su última distinción, el nombramiento como doctor honoris causa por la Universitat Rovira i Virgili (2017) ya no pudo recibirlo al aplazarse la ceremonia. Hasta sus últimos días, Esteva fue el reflejo de un intelectual inquieto, capaz de unir a lo largo de su vida el espíritu de iniciativa con la experiencia y la reflexión teórica.

Ya muy enfermo, con voz poco inteligible, nos dijo a unos discípulos al visitarle en sus últimos días la palabra “continuar”. No entendimos otras palabras, pero comprendimos que se preocupaba sobre todo por la continuidad de nuestra disciplina. Le recordamos que hoy la antropología está plenamente consolidada en España, presente en muchas universidades, con numerosos alumnos y con un buen nivel de investigación. Una situación muy distinta a la que él se encontró cuando regresó de su exilio sesenta años atrás. Esteva nos ha dejado, pero su decisiva contribución al estudio de la cultura y su legado perduran y nos animan a “continuar”.

Para mayor información

Bestard, J. (2013) 15 minuts amb Claudi Esteva. Vídeo. Universitat de Barcelona. http://www.ub.edu/ubtv_proves/en/video/15-minuts-amb-claudi-esteva

Bezos, C. (2002) “Entrevista a Claudio Esteva Fabregat”, Revista AIBR, núm. 24. http://www.aibr.org/antropologia/boant/entrevistas/OCT0201.html

Brufau, J.; Permanyer, M.; Zulet, X. (2011) “Entrevista a Claudi Esteva Fabregat, antropòleg”, Perifèria, núm. 14. http://www.antropologia.cat/files/EntrevistaClaudiEstevePeriferia.pdf

Colabrons, J.; Martínez, À.; Prat, J. (1996) “Entrevista con Claudio Esteva Fabregat”, in Prat, J.; Martínez, À. (eds.) Ensayos de antropología cultural. Homenaje a Claudio esteva Fabregat”. Madrid: Ariel Antropología, pp. 15-27.

Hernández, P. (1982) “Entrevista amb Claudi Esteva”, Ciència, núm. 16, vol. 2, pp. 44-51

Lagunas, D. (2012) “Claudio Esteva, interpelado” Biblio 3W, Vol. XVII, no 974, 5 de mayo de 2012

Lisón, C. (1996) “Reminiscencias”, in Prat, J.; Martínez, À. (eds.) Ensayos de antropología cultural. Homenaje a Claudio Esteva Fabregat”. Madrid: Ariel Antropología, pp. 32-35

Bibliografía

Una bibliografía completa de Claudi Esteva puede encontrarse en Geocrítica: http://www.ub.edu/geocrit/esteva.htm

¿Qué pasa tras la modernización de regadíos? Un balance en la Comunidad Valenciana (España)

Carles Sanchis Ibor

Marta García Mollá

Los regadíos valencianos han afrontado en las tres últimas décadas un cambio tecnológico sin precedentes. Probablemente desde la época islámica no hemos asistido a ningún proceso de innovación tan significativo por sus implicaciones en las prácticas de riego. En cuanto a su impacto territorial, la difusión de las tecnologías de riego localizado es sólo comparable al que tuvieron, a lo largo del siglo XX, la generalización de las bombas a motor. Este proceso de cambio tecnológico arrancó tímidamente durante la década de 1980 impulsado por la iniciativa privada en los regadíos más dinámicos de la región. Pero el proceso expansivo se aceleró a partir de 1994, merced al compromiso financiero de las administraciones públicas. Estas han hecho posible que más de la mitad de las tierras regadas de la región cuenten hoy día con sistemas de riego presurizado.

El compromiso público no ha contado con un análisis preliminar que permitiera a las administraciones –y también a los usuarios– ser más selectivos en sus inversiones y controlar la eficiencia del esfuerzo financiero en términos de cumplimiento de objetivos. Buena parte del apoyo financiero se prestó sin la existencia de suficientes estudios previos o auditorías que valoraran, para cada caso, los ahorros estimados en consumo de agua y energía, por lo que junto a experiencias muy exitosas podemos encontrar otros casos donde la rentabilidad de la inversión es cuanto menos dudosa. Hoy día no conocemos si existieron criterios técnicos que priorizaron las subvenciones para las inversiones más necesarias y, en cualquier caso, si los hubo, deberían haberse hecho públicos. Este hecho es particularmente relevante cuando, como hemos visto en nuestras investigaciones, han existido importantes diferencias en las subvenciones otorgadas a diferentes entidades de riego, que deberían haber estado ligadas a criterios objetivos de beneficio o ahorro esperado. También hay que lamentar que la administración no fuera más allá de una política clientelar de concesión de ayudas públicas y no tratara de fomentar los procesos de fusión de entidades y racionalización de las redes de riego, que hubiera redundado en mayores niveles de ahorro y en una considerable reducción de los costes de gestión.

Por lo que respecta al ahorro de recursos hídricos, y a escala de comunidades de regantes, existe una cierta unanimidad en los casos de estudio que hemos considerado, y en muchos casos se han alcanzado ahorros en alta importantes, como los registrados en la citricultura de la provincia de Castellón. La orientación productiva de los regadíos valencianos facilita que la implantación del riego localizado no genere los incrementos en el consumo observados en otros ámbitos por un posterior cambio de cultivo. Otra cosa es el destino que con posterioridad tengan los recursos ahorrados y que finalmente se generen ahorros a escala de cuenca, ya que la incorporación del riego localizado también genera una reducción o desaparición de los sobrantes o retornos de riego que frecuentemente alimentan otros sistemas de riego o ecosistemas adyacentes. Por el momento, la única mejora observada es la reducción de las extracciones de aguas subterráneas, que en algunos casos ha redundado en una recuperación de los acuíferos.

El ahorro energético es por el contrario, muy limitado, cuando no se ha generado un incremento de los costes del riego. Por lo general se observa un aumento de los costes energéticos que sólo en algunas entidades abastecidas por aguas subterráneas ha podido ser compensado por las reducciones de las extracciones de agua. Sin embargo, en zonas de aguas superficiales los resultados suelen ser bastante negativos, por lo que parece desaconsejable mantener estas políticas de promoción sobre los regadíos tradicionales, salvo en casos excepcionales en los que, como sucede en la Acequia Real del Júcar (Valencia), la presurización se consigue por gravedad.

Son precisamente los regadíos tradicionales de aguas superficiales donde hoy día se conserva la mayor proporción de tierras con riego por gravedad, y sobre las que la administración planea actuar en los próximos años. Se trata de comunidades en las que muy recientemente se viene observando un proceso de abandono de explotaciones y una falta de relevo generacional, que puede lastrar la amortización de las inversiones. Además existen valores patrimoniales y ambientales en estos sistemas que deben ser preservados. Por ello, en el futuro, más que una política indiscriminada de promoción del cambio tecnológico, se hace necesaria la aplicación de medidas previas de evaluación y análisis de los sistemas de riego, destinadas tanto a determinar las capacidades de ahorro del recurso, como las afecciones sobre el consumo energético, los ecosistemas adyacentes y la viabilidad económica de las inversiones.

Para saber más:

Sanchis-Ibor, C., García-Mollá, M., Avellà-Reus, L. 2016. Las políticas de implantación del riego localizado. Efectos en las entidades de riego de la Comunidad Valenciana, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 72: 9-36.

http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2330/2194

Carles Sanchis Ibor y Marta García Mollá son investigadores del Centro Valenciano de Estudios del Riego de la Universitat Politècnica de València

La Geografía en los estudios de Magisterio: pasado, presente y ¿futuro?

Luis Carlos Martínez Fernández *

La Geografía ha tenido, en el pasado, un importante papel en la formación de los maestros en España. La revisión y síntesis bibliográfica de los trabajos sobre la tradición docente de la Geografía en las Escuelas de Magisterio revela que esta ha atravesado por diferentes etapas –no exentas de vaivenes y altibajos- y planes de estudios hasta llegar al momento actual. La situación de la Geografía en los nuevos Grados de Educación es de verdadero arrinconamiento disciplinar. Así lo demuestra la consulta efectuada a todas y cada una de las asignaturas y encargos docentes de las titulaciones existentes en las universidades públicas del país. La larga vinculación establecida entre la Geografía y los estudios universitarios de Magisterio, cuyo significado tiene que ver con la adquisición de competencias y conocimientos geográficos por parte de los futuros maestros, parece estar llegando a su fin.

La tradición disciplinar de la Geografía en los estudios de Magisterio

Las Facultades de Filosofía y Letras o de Geografía e Historia no han sido en exclusiva los únicos centros de enseñanza superior de la Geografía en España. Las Escuelas de Magisterio atesoran una honda tradición, desde su creación como Escuelas Normales en 1838, que vincula los estudios de Geografía con la formación inicial de los maestros.

De este modo, es de destacar el importante papel de la Geografía y de su profesorado en los planes de estudios que han precedido a las nuevas titulaciones de Grado: los anteriores a la Ley General de Educación de 1970 y la inserción de las Escuelas de Magisterio en la universidad y los que se derivan de las necesidades formativas del profesorado de Enseñanza General Básica y del de las sucesivas reformas curriculares sufridas por las enseñanzas escolares en nuestro país (Diplomaturas de Magisterio de los años 1990 y 2000).

Los nuevos planes de estudios de Grado: el arrinconamiento de la disciplina

La docencia de Geografía en las nuevas titulaciones de Magisterio o Educación tiene, como en el pasado, dos objetivos esenciales: la formación geográfica de base y la formación aplicada a la didáctica geográfica. Sin embargo, la reforma que ha dado lugar a los recientes estudios de Grado (y antes ya a los de Diplomado) ha arrinconado a las materias de “contenidos” favoreciendo, de manera explícita, a las de índole didáctico-pedagógico, lo que ha ido en perjuicio de la Geografía General, del Mundo o de España, como materias propias del fundamento de la disciplina en anteriores planes de estudios. Además, el embate sufrido por las áreas de conocimiento de Geografía Física, Geografía Humana y Análisis Geográfico Regional desde la Didáctica de las Ciencias Sociales ha limitado considerablemente la presencia de la Geografía en las asignaturas de cariz didáctico, que son, en definitiva, las que más han proliferado en la totalidad de las titulaciones ofertadas por las universidades públicas españolas

Una ofensiva por el control de las asignaturas históricamente ligadas a los Departamentos de Geografía que pasa, de manera decidida, por el cambio de la nomenclatura de las mismas en aras a aproximarlas al de Ciencias Sociales (esgrimiéndose que es la denominación propia de las enseñanzas impartidas en la enseñanza primaria, como lo era la de Conocimiento del Medio, con anterioridad). Esto es evidente incluso en los planes de estudios donde la Geografía resiste el envite.

Se hace evidente, de esta forma, que la enseñanza básica de la Geografía en las nuevas titulaciones de Magisterio toma cuerpo alejada por regla general de su prístina denominación. Toda una serie de asignaturas que llevan el calificativo de Conocimiento del Medio o de Ciencias Sociales, tanto en su dimensión de desarrollo de los contenidos curriculares como desde la perspectiva de la enseñanza-aprendizaje, esto es, la didáctica correspondiente.

¿El final de una larga vinculación?

Estar ante el posible final dela Geografía como materia considerada esencial para la formación universitaria de los futuros maestros es un interrogante que puede plantearse en los momentos actuales. Deriva de la progresiva indefinición de la disciplina, de la heterogeneidad de la formación y de la “suplantación” didáctica en el desempeño docente, lo que ha conducido, irremediablemente, a un verdadero arrinconamiento del conocimiento geográfico en las modernas titulaciones de Grado. Descubre, con todo, la definitiva supremacía de las áreas pedagógicas y de las didácticas específicas en el diseño de los planes de estudios de Magisterio, en la propuesta de asignaturas concretas y en su asignación docente final.

Y es así como la Geografía se diluye por completo ante la total predominancia de las asignaturas de tintes didácticos o de confusa denominación: conocimiento del medio o ciencias sociales. Solo en determinadas Facultades que cuentan con un profesorado decidido a la defensa y salvaguarda de la disciplina, esta permanece como el epígono de una larga vinculación con los estudios de Magisterio o Educación. Una alargada ligazón fundamentada, eso sí, en un claro significado docente: la formación geográfica de los futuros maestros.

Para mayor información:

MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Luis Carlos. La Geografía en los estudios universitarios de Magisterio: evolución histórica, situación actual y significado docente. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de agosto de 2017, vol. XXII, nº 1.207. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1207.pdf>. [ISSN 1138-9796].

*Luis Carlos Martínez Fernández es Profesor Titular de Análisis Geográfico Regional del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid.

Motivación personal y profesional para publicar “La palabra y el poder”

Mercedes Vilanova, catedrática emérita de la UB

La palabra y el poder es un libro que he escrito por la necesidad que he sentido de rememorar y es, a la vez, un residuo y un balance. Es un balance porque con él pretendo abandonar cuanto he sido y tenido y lo he pensado como un umbral que no permite la vuelta atrás. Lo he escrito con la ilusión de que esta decisión tan drástica que pretende romper las cadenas que me atan al pasado, me implique en otra aventura. Otra fibra, de este texto, ha sido mi intento de zanjar cualquier cuestión pendiente personal o profesional, ha sido, pues, una manera de limpiar mi memoria, de limar mi experiencia y el residuo que me queda espero poderlo y saberlo reciclar. La tercera fibra de este libro ha sido un intento de saldar el daño hecho o recibido; para reparar, en la medida de lo posible, algunas heridas; por este está escrito con agradecimiento por lo descubierto y compartido con tantos colegas, discípulos y amigos.

Si el municipio de L’Escala es, para mí, un centro afectivo, profesional y marinero, Barcelona es el núcleo y la pasión de mi vida; seguramente porque supe muy pronto – desde que di la vuelta al mundo sola a los dieciocho años – que si no era feliz en mi ciudad, no lo sería en otro lugar. Quizá, por aquel autobús rojo de dos pisos, que aparece una y otra vez en el libro, un autobús mágico que en la década de 1940 subía por la calle Balmes y me llevaba al colegio donde me encontraba con esas “niñas”, con las que hemos envejecido juntas y que representan el tesoro de una infancia compartida.

El libro lo he ordenado en tres partes que resumiré brevísimamente. En la tercera rescato a Basilisa Mira Azorín, madre de Pasqual Maragall que, como tantas mujeres, no ha sido tenida en cuenta por la historia escrita y también porque con Esther Tusquets quisimos dar a conocer el material que suprimieron o tergiversaron de nuestro libro Pasqual Maragall, el hombre y el político1. Esta biografía fue guillotinada por cuestiones económicas y, para ocultar que traicionaron al único hombre que ha sido alcalde de Barcelona y Presidente de la Generalitat. Cuando el maligno silencia nuestras palabras esconde la verdad que ellas representan. El desarrollo de un método para analizar la censura es una aportación que ayuda a escribir la historia reciente de Catalunya y que desarrollo en el epígrafe titulado “El tapiz de Walter Benjamin”.

La parte central titulada “el poder de lo escrito” aborda relatos de La Escala y de Barcelona durante los años treinta del siglo pasado y concluye que la revolución arcosindicalista no fue posible por el difícil reparto de la propiedad. “He buscado – escribo en la página 12 – sentimientos de largo recorrido que he creído encontrar en la manera de experimentar la propiedad de las cosas y también de las personas”. La propiedad es uno de los pivotes decisivos sobre el que nos movemos personal y colectivamente, en torno a ella viven clanes, tribus y familias; también el mundo de las ideas y de la ciencia, en la academia o en la universidad”.

En parte, este libro lo he escrito como un ejercicio de libertad personal, para construir puentes que me liberen y, también, puentes que me unan a los posibles lectores, pues nuestra memoria se actualiza gracias al diálogo con otras personas o, con nosotros mismos: y eso más allá de la maternidad, de la experiencia conyugal, de la amistad o del amor, de la profesión o del mar, o sencillamente, de la vida. Por este motivo inicio el libro con una cita de Basi Mira cuando se pregunta: “¿hasta cuándo oiremos sus voces, hasta cuando las nuestras les llegarán?” Y haciéndome eco de este interrogante dedico este libro a mis nietos y me hago eco de las palabras de Basi con el deseo de que mi voz les llegue y llegue a los lectores, pero sobre todo con el deseo de oíros y escucharos in saecula saeculorum.

Este libro puede empezar a leerse, claro está, por el principio que se titula “imágenes de experiencias”. En estas primeras páginas apunto que, la memoria “feliz”, tal vez pueda ser una experiencia trabajada y rumiada, ya que en nosotros anida un espacio donde descansar, un océano, un abismo, un olvido de reserva que es el que exploran, precisamente, las fuentes orales y, por eso, es tan importante la historia que se escribe con ellas: ya que historia, historia, solo lo es la que es escrita. Rememorar a través de las entrevistas es una forma completa de ser, porque es una manera de alcanzar la plenitud, hacerlo con valentía y generosidad permite “superar” cualquier queja o lamento, prescindir de cualquier sufrimiento y afrontar con elegancia el impacto de nuestra extinción personal.

En algunos párrafos del epílogo, resuena todo el libro, especialmente cuando expreso algunos deseos de esta hora tardía de la vida: “Quisiera devolverle al mar lo que me ha dado; quisiera volver a entrevistar a las mayorías invisibles y analfabetas que componen el Atlas electoral de la segunda república en Catalunya2; quisiera volver a viajar en aquel autobús rojo de dos pisos que me llevaba al centro de la ciudad para encontrar al hijo de la mujer que conocí en un barco que nos llevó a Grecia.

Mercedes Vilanova, catedrática emérita de la UB

1 Esther Tusquets y Mercedes Vilanova, Pasqual Maragall. El hombre y el político, Ediciones B, 2018

2 Mercedes Vilanova, Atles electoral de la segona república, circumscripcions, comarques i municipis, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2005, vol 1. El segon volum dedicat nomes a Barcelona ciutat subratlla la col·laboració de Ramon Grau, el seu títol és Atles electoral de la segona república a Catalunya. Barcelona ciutat, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2006, vol 2. Tots dos volums de l’Atles es poden consultar al Dipòsit Digital de la UB: http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/97491.

1 La primera versión de este libro se publicó en catalán con el título La paraula i el poder. El mar, l’Escala, Pasqual Maragall, Centre Esportiu i Recreatiu l’Escala (CER) en colaboración con el Centre de Documentació i Recerca Històrica de L’Escala (CEDRHE), 2016. En castellano se han publicado revisado y ampliado con el título La palabra y el poder. L’Escala, Anarquismo, Pasqual Maragall octubre de 2016 y una segunda edición en diciembre de 2016.

Los geógrafos españoles residentes en México se reúnen

Martín Checa-Artasu*

Los pasados 8 y 9 de julio de 2017 se celebró la Primera reunión de geógrafos españoles en México. Ésta fue organizada por la reciente creada Red de Científicos Españoles en México, una de las varias asociaciones de científicos españoles en el extranjero que existen. Contó con el apoyo delCentro Cultural España en México y la Consejería de Cultura y Ciencia de la Embajada de España en México.  Dicha reunión tenía como objetivo principal: reunir a todos aquellos investigadores españoles, tanto con trayectoria consolidada como aquellos que realizan estudios de posgrado o estancias posdoctorales, que desarrollan investigaciones propias de la ciencia geográfica en México. Todo ello con el fin de establecer un intercambio de experiencias y metodologías, pero también, con el interés de visibilizar a un colectivo poco conocido en los ámbitos geográficos en México y desconocido en España.

Efectivamente, en los últimos 15 años han salido de España no pocos científicos que hoy están desarrollando su actividad en el extranjero. Las causas de ello son varias: la falta de empleos cualificados, los efectos de la crisis económica, la reducción de plazas en las universidades, la muy ineficiente política científica española, etc.

Sorpresivamente, México ha sido uno de los países que ha recibido a un destacado número de ellos. Actualmente se contabilizan 336 investigadores de nacionalidad española adscritos al Sistema Nacional de investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y tecnología (CONACYT). La mayoría de ellos trabajan como profesores e investigadores en distintas universidades y centros de investigación del país. Número similar es el de los estudiantes de españoles que desde 2007 han cursado y cursan, becados, algún posgrado en México.

La geografía mexicana ha sido una de las disciplinas que más se ha beneficiado de esta movilidad laboral. En la actualidad, más de una veintena de investigadores y estudiantes de posgrado españoles, vinculados a la geografía y a disciplinas afines desarrollan su actividad en tierras aztecas, haciendo distintas aportaciones que enriquecen el desarrollo de esa ciencia en el país y dan continuidad a la labor que desarrollaron otros geógrafos provenientes del exilio de la guerra civil como: Carlos Sáenz de Calzada, Josefina Oliva Teixell, Felipe Guerra Peña o Leonardo Martín Echevarría.

Esta primera reunión fue resultado de la inquietud personal de dos geógrafos llegados a México en la última década: Sara Barrasa García, madrileña e investigadora del Centro de investigaciones en Geografía Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México y Martín Checa-Artasu, barcelonés, profesor titular de la licenciatura de geografía humana de la Universidad Autónoma Metropolitana.

La reunión tuvo dos conferenciantes magistrales de excepción. Por un lado, Carmen Delgado Viñas, presidenta de la Asociación de Geógrafos Españoles y profesora del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria quién relató la reciente evolución de la geografía española. Y Omar Moncada Maya, ex director del Instituto de Geografía, de la Universidad Nacional Autónoma de México quien a través de su vivencia profesional desgranó los numerosos vínculos que las geografías mexicanas y españolas han tenido en los últimos 75 años.

De igual forma, se presentaron 14 ponencias encuadradas en tres sesiones. Una primera centrada en el análisis territorial y la gestión de los recursos naturales, donde se analizó el papel del petróleo en la conformación territorial del país; las posibilidades de gestión de áreas naturales protegidas a través del desarrollo local y la situación de la geografía de la montaña en México. En una segunda sesión, a través de tres trabajos se mostraron las posibilidades técnicas de distintas herramientas: sistemas de información geográfica, drones e imágenes de video para el análisis territorial. La tercera sesión aglutinó seis ponencias con temáticas en relación a los vínculos de la sociedad con el territorio desde facetas como los sistemas alimentarios locales, la relación de la etnohistoria con la geografía, los riesgos ambientales, los procesos territoriales de la actividad pesquera, las disputas territoriales interestatales y la migración de personal cualificado extranjero a México.

Las conclusiones de esta reunión no pueden ser más positivas. Por un lado, sirvió para mostrar la diversidad de análisis geográficos sobre asuntos mexicanos realizados por geógrafos españoles que se encuentra plenamente integrados en la realidad de ese país. Por otro lado, permitió conocer los esfuerzos de unos y otros para conformar líneas de investigación coherentes a lo largo del tiempo, que en muchos casos les han permitido consolidar su actividad científica. Finalmente, también sirvió como punto de partida para dar a conocer a un colectivo y establecer vínculos solidos con la geografía española. Algo que a nuestro entender, hoy resulta del todo necesario.

* Martín Checa-Artasu es profesor titular de la licenciatura de geografía humana de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

Algunos de los participantes en la 1ª Reunión de geógrafos españoles en México. De izquierda a derecha: (atrás) María Ángeles Piñar-Álvarez (Colegio de Veracruz), José Manuel Crespo Guerrero (IG-UNAM), Francisco José Cantarero Prados (ENES León UNAM), Ignacio Alonso Velasco (U.Quintana Roo), Cristóbal Mendoza Pérez (UAM-i) y Martín Checa-Artasu (UAM-i); (delante) Elena Ojeda (UA Sisal-UNAM), Marta Martín Gabaldón(CIESAS), Sara Barrasa García (CIGA-UNAM) y Carmen Delgado (AGE).
Algunos de los participantes en la 1ª Reunión de geógrafos españoles en México. De izquierda a derecha: (atrás) María Ángeles Piñar-Álvarez (Colegio de Veracruz), José Manuel Crespo Guerrero (IG-UNAM), Francisco José Cantarero Prados (ENES León UNAM), Ignacio Alonso Velasco (U.Quintana Roo), Cristóbal Mendoza Pérez (UAM-i) y Martín Checa-Artasu (UAM-i); (delante) Elena Ojeda (UA Sisal-UNAM), Marta Martín Gabaldón(CIESAS), Sara Barrasa García (CIGA-UNAM) y Carmen Delgado (AGE).

Lavaderos tradicionales de la Granada del XIX y el uso público del agua

Daniel Jesús Quesada Morales*

Hasta la generalización de la red de distribución de aguas a las casas el agua proveniente de manantiales, arroyos y ríos era la usada para el abastecimiento de la población. Este suministro acuoso se llevaba a cabo en espacios públicos comunitarios que a lo largo del siglo XIX, se van a acondicionar para prestar un mejor servicio. Junto con las fuentes y abrevaderos, base del aprovisionamiento humano y animal, se obraron espacios específicos para el lavado de la ropa. Desde finales del siglo XIX, se asentaron en España las nociones de servicio y obra pública, al mismo tiempo que se declaró al suministro de agua servicio con carácter público. La definitiva implantación de lavaderos en Granada durante ese siglo, como infraestructuras de índole pública y de servicio a la comunidad, y su vinculación a las teorías higienistas europeas, condicionaron su diseño, construcción y mantenimiento.

La red de suministro hidráulico en la Granada del Ochocientos

El suministro de agua en la Granada decimonónica se realizaba mediante las acequias de Aynadamar y Gorda. Ambas construcciones, como sistemas tradicionales hidráulicos, abogaban por el uso y aprovechamiento racional del agua, asegurando el abastecimiento regular al mayor número de usuarios en un amplio abanico de aprovechamientos. Estas infraestructuras, nacidas con clara vocación urbana, se proyectaron para el suministro de la población de los diferentes barrios de la ciudad, a través de sus aljibes y su bien trazada red de acequias y azacayas. Este es el carácter público del agua, concebida como un bien de servicio comunitario en todas sus vertientes, que ha de llegar a todos, y por tanto, su reparto y consumo se rige por estar presente en todos los aspectos de la vida: dar de beber a los ciudadanos a través de la red arterial de cisternas y tinajas, en el riego de huertas y jardines, en el abastecimiento de casas, fincas, conventos e instituciones, así como en el suministro de pilares, baños, estanques, albercas, abrevaderos y lavaderos públicos.

Lavaderos públicos en el entramado urbano granadino

Con el aumento de la población y la consecuente extensión del recinto urbano, los diferentes gobiernos municipales se vieron en la obligación de instalar lavaderos públicos que vinieran a atender las necesidades del vecindario. Los lavaderos en la Granada del siglo XIX se situaron en la zona baja de la ciudad, coincidiendo con los lugares más habitados y con mayor índice de población e incremento demográfico. Es el caso del de las Tablas, uno de los más populosos y concurridos de la ciudad, junto con el de Fuente Nueva, y el lavadero de la Cruz, unido a la parroquia de los Santos Justo y Pastor. Perteneciente a la parroquia del Sagrario se encontraba el lavadero de San Agustín, mientras que el de Zafra se correspondía con la parroquia de San Andrés.

Lavadero público y abrevadero de Fuente Nueva, h. 1890-1900. Autoría desconocida. Fuente: Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Granada. Fondo fotográfico. Signatura: 00.015.14.

Así mismo, la toponimia del callejero granadino nos aporta información de lavaderos desaparecidos que han dejado su huella en los espacios de la ciudad marcando el paisaje urbano. El designar con un nomenclátor alusivo a estas construcciones algunas calles de la ciudad nos da idea de la fuerza que tendrían en la ciudadanía como puntos referenciales dentro del caserío granadino al nominar algunos espacios de su trama urbana con nombres de lavaderos. De este modo en el plano actual de Granada figuran las calles del Lavadero de Méndez (por la Cuesta de la Alhacaba), de las Tablas (desde la calle del Gran Capitán a la calle Tablas), de la Cruz (entre la calle del Boquerón y la calle de San Juan de Dios), de San Agustín (desde la placeta de este nombre a la calle San Jerónimo), de Santa Inés (que sube desde la Carrera del Darro), de Zafra (desde la Placeta del Azúcar a la calle de Navarrete), de las Manchegas (desde la calle del Correo Viejo a la Cuesta de Marañas), y del Lavadero, además de la placeta o plaza del mismo nombre. Esta numerosa presencia denota la abundancia de este tipo de servicios públicos de limpieza e higiene en la Granada de aquel tiempo. El hecho de situar los principales lavaderos en las zonas más bajas de la ciudad, aparte de coincidir con los mayores núcleos de población en ese momento, se debe a que en el Sacromonte, Albayzín, Alixares, la Churra y Mauror, barrios de la Granada alta, las mujeres utilizaban para lavar los aljibes y grifos.

Lavadero de Méndez,h. 1905. Albayzín. Granada. Arturo Cerdá y Rico. Fuente: Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico. Cabra del Santo Cristo (Jaén).
Lavadero de Méndez,h. 1905. Albayzín. Granada. Arturo Cerdá y Rico. Fuente: Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico. Cabra del Santo Cristo (Jaén).

De este nutrido número de lavaderos, que se dispersaban por el urbanismo de Granada, sólo ha llegado hasta nuestros días el ubicado en la llamada Puerta del Sol. Además de estas construcciones específicas para lavar también recibía este uso algunas zonas de los ríos Darro y Genil. En la actualidad la tipología edilicia del lavadero de la Puerta del Sol, nos permite contextualizar arquitectónicamente, el resto de construcciones de este tipo, pues compartían un diseño similar. Común era el empleo de la estructura adintelada, con tejado de teja morisca, sostenida por columnas de piedra de Sierra Elvira.

Lavadero público de la Puerta del Sol, h. 1900. Francisco Román Fernández. Fuente: Archivo Histórico Provincial de Granada. Fondo fotográfico / Signatura: Po-0046.
Lavadero público de la Puerta del Sol, h. 1900. Francisco Román Fernández. Fuente: Archivo Histórico Provincial de Granada. Fondo fotográfico / Signatura: Po-0046.

Consideraciones finales

El lavadero de la Puerta del Sol, hoy elemento singular del patrimonio arquitectónico de Granada, es el titular de una tradición histórica y cultural, que quedó reflejada en el empleo de los materiales utilizados para su construcción, arquitectura que bebe de la tradición vernácula secular. Destaca el indudable valor etnográfico e histórico-artístico de estos lavaderos tradicionales que formaron parte fundamental en las tareas domésticas del pasado reciente granadino. Su examen, y otorgarles su justo valor, permite un enriquecimiento en el conocimiento de nuestro acervo cultural, y tener al mismo tiempo, mejores elementos de análisis, a lo hora de investigar en el pasado de nuestras raíces.

Para mayor información

QUESADA MORALES, Daniel. Arquitectura e Higiene. Lavaderos públicos y salubridad en el siglo XIX: el caso de Granada. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 25 de julio de 2017, vol. XXII, nº 1.206. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1206.pdf>. [ISSN 1138-9796].

*Daniel Jesús Quesada Morales es doctorando en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Granada.

Estabilitat geogràfica de la orientació del vot a la ciutat de Barcelona entre 1936 i 2016

Mercedes Vilanova, catedràtica emèrita de la UB

Algunes característiques electorals de Barcelona ciutat publicats fa anys son avui interesantsi. Els mapes que aquí es reprodueixen son el resultat del vot d’esquerres i dretes de les eleccions de 1936, 1977 i 2016. Agafen quasi be un segle, el temps mínim necessari per entendre alguna cosa del present perquè els historiadors no som gent del temps curt com ho son els polítics.

En aquets mapes es representen tres instantànies de les que es poden subratllar uns trets fonamentals: a) Representen un gest fet per mes de mig milió d’electors al 1936 i, 40 o 80 anys després, per més del doble. Cap altre fotografia de la ciutat ens dona una imatge política tan poderosa; b) les fronteres en l’espai del vot son “visibles” – això és el que li agrada en el Plàcid – jo no tinc temps avui d’aprofundir en el significat de les fronteres invisibles: com la classe social, el gènere o la cultura; c) reflecteixen la transparència dels escrutinis doncs no hi ha trampes possibles; d) representen la festa igualitària quan tots valem el mateix; e) son la catarsi de l’abstenció assumida. Aquets mapes representen el percentatge sobre la participació – perquè es la dada que dona el poder polític i es menysprea l’abstenció; f) son una síntesi de les motivacions personals amagades en les consciencies i en la història. I, perquè el vot és secret sempre fa por, també avui, també demà, també en el passat.

D’entrada dues consideracions. Primera: La llei electoral perfila els límits de la democràcia. I segona: aquets mapes evidencien la moderació i estabilitat geogràfica del vot. La dreta progressa sempre des del centre cap el oest de forma radial i rodejada pel vot d’esquerres. Aquestes diferències centre/perifèria es repeteixen a les anomenades segones corones o municipis agregats: com Sant Andreu, Horta i Sants.

Els escrutinis palesen, a mes a mes, la moderació de les opcions polítiques: mai, mai les candidatures obreres han guanyat sense aliar-se amb la classe mitja representada al 1936 per ERC, perquè la alternativa mai és la revolució o el trencament del sistema; això explica la moderació del Front d’Esquerres al 36 i la moderació al 77 arran de la mort del General Franco. Aquestes tendències inclús es gesten 25 anys abans de celebrar-se cada una de les tres eleccions. I, per això no dono importància a les campanyes electorals ni al que durant elles diuen els polítics. Donaré tres exemples, tots ocorreguts a Barcelona, 25 anys abans d’aquestes eleccions: La Setmana Tràgica del 1909, la vaga de tramvies del 1951 i els Jocs Olímpics de 1992.

La vaga violenta i revolucionària, amb assassinats i crema de convents, anomenada Setmana Tràgica, de 1909, és el preludi de l’enfrontament de classes electoral que fou la causa de la victòria del Front d’Esquerres, quan Hitler i Mussolini estaven al poder; és aleshores quan la dreta substitueix les urnes per les armes. Segon exemple: la vaga dels tramvies de 1951, és una vaga pacífica en la que participa tot l’espectre social, polític, sindical i religiós; l’organitzen falangistes de primera hora, monàrquics, catòlics i els anomenats “intrusistas”, és un preludi que va permetre el pacte a la transició i el resultat electoral del 77 quan es viu la participació més elevada. Pel seu llarg recorregut són les eleccions més significatives de la nostra història política. Potser m’equivoco però crec que els Jocs Olímpics del 1992, 25 anys abans de les eleccions de 2016, ens han portat a l’ensurt d’avui. Quan el problema, segons ja va dir el poeta Joan Maragall, era Catalunya i Barcelona la solució, pel seu nét Pasqual ja en el 1992, Barcelona havia de ser l’altra capital política de l’Estat i obtenir la seu del senat.

Ara faré una aproximació al teixit social i econòmic que hi ha sota d’aquests mapes. Barcelona al 1936 era una ciutat eminentment obrera, un 70 per cent de barcelonins eren obrers manuals– de coll blau – érem una societat analfabeta, quan les majories no tenien ràdio ni telèfon i havien vingut a casa nostra onades d’immigrants morts de gana, de València i Aragó, acceptant salaris de fam per viure miserablement en xaboles a les platges o a les muntanyes properes. Eren persones que van lluitar per les 10, 9 i 8 hores laborals. Al 1977 érem una societat de serveis amb una majoria d’ obrers de coll blanc, amb una alfabetització funcional, amb telèfon i televisió des de 1956, havent rebut onades d’andalusos i murcians, que venien amb fam de salaris i de progrés social. Són gent que viuen en guetos verticals, molts ja a rodalies. I aquests van lluitar per fer hores extraordinàries de treball. Avui la nostra ciutat és multi ètnica i utilitza internet i xarxes de tota mena on es lluita per un lloc de treball qualsevol sense cap garantia d’estabilitat laboral i amb por als desnonaments.

I finalment un apunt econòmic. Tres depressions econòmiques mundials han estat el preludi que afavoreix l’anhel de canvi polític, anhel que és un dels teixits que hi ha sota d’aquesta cartografia, perquè la dreta en temps d’escassetat per les majories afluixa les cordes de l’Estat que ens escanyen a tots. La crisi del “29”, de 1929, el divendres negre de la bossa a Nova York, pot explicar la Segona República, el front d’esquerres i la guerra civil. La crisi del petroli de 1973 pot explicar el nou panorama constitucional espanyol, la monarquia i la entrada en la comunitat europea. I la crisi de 2007, quan Pasqual Maragall ja ha estat destronat, pot explicar la estructura partidària nova, una demanda massiva de canvi de la llei electoral i la lluita pel dret a decidir, la dita desconnexió o la independència.

Mercedes Vilanova

 Mercedes Vilanova, Atles electoral de la segona república, circumscripcions, comarques i municipis, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2005, vol 1. El segon volum dedicat nomes a Barcelona ciutat subratlla la col·laboració de Ramon Grau, el seu títol és Atles electoral de la segona república a Catalunya. Barcelona ciutat, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2006, vol 2.  Tots dos volums de l’Atles es poden consultar al Dipòsit Digital de la UB: http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/97491.

Mercedes Vilanova,
Atles electoral de la segona república, circumscripcions, comarques i municipis
, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2005, vol 1
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El segon volum dedicat nomes a Barcelona ciutat subratlla la col·laboració de Ramon Grau, el seu títol és
Atles electoral de la segona república a Catalunya. Barcelona ciutat
, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2006, vol 2. Tots dos volums de l’Atles es poden consultar al Dipòsit Digital de la UB:
http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/97491.

Catedràtica emèrita de la UB

i Mercedes Vilanova, Atles electoral de la segona república, circumscripcions, comarques i municipis, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2005, vol 1. El segon volum dedicat nomes a Barcelona ciutat subratlla la col·laboració de Ramon Grau, el seu títol és Atles electoral de la segona república a Catalunya. Barcelona ciutat, edició bilingüe català-castellà, Enciclopèdia Catalana, 2006, vol 2. Tots dos volums de l’Atles es poden consultar al Dipòsit Digital de la UB: http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/97491.

Casa Batlló de Gaudí. ¿El plan director como gestor del patrimonio o trámite administrativo?

Mireia Bosch, Belén Onecha*

La Casa Batlló, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona, no solo por su ubicación excepcional en uno de los ejes más turísticos y comerciales de la ciudad, el Paseo de Gracia, sino también porque debe su autoría al arquitecto de fama mundial Antoni Gaudí.

Su estratégico emplazamiento ha propiciado que con el tiempo haya acogido diferentes usos, que requerían reformas interiores parciales; pero además, durante las últimas décadas del siglo XX, el interés turístico por la casa fue creciendo exponencialmente, lo que originó nuevas intervenciones para adaptarse a uso público. Es en ese momento que surgió el conflicto, entre las exigencias de la visita turística y la necesidad de preservar los valores del edificio que han hecho al monumento digno de protección como Patrimonio de la Humanidad.

El porqué del plan director

La sociedad privada Casa Batlló SLU, propietaria actual del edificio, planteo en el año 2013 la posibilidad de garantizar el acceso universal al monumento, reduciendo al mínimo las barreras arquitectónicas y a la vez ampliar la visita turística. Para poder llevar a cabo dicha tarea encargaron, previo al proyecto, la realización de un Plan Director; con el objetivo de establecer criterios globales de intervención y un orden de prioridades para las actuaciones futuras.

La figura de Plan Director para la Restauración o la Intervención en monumentos obliga a una comprensión global del edificio, basada en un conocimiento profundo del mismo. Así pues, en este caso se localizó y ordenó toda la documentación existente relativa al monumento para garantizar su correcta interpretación histórica y distinguiendo las actuaciones de Gaudí respecto a las intervenciones anteriores y posteriores: se determinó el estado de conservación general y particular del edificio; se establecieron unos criterios de intervención globales y específicos, en función a los valores del edificio y sus elementos; y se definió un plan de restauración y mantenimiento en función al estado de conservación.


Imagen actual de la fachada de Casa Batlló al Passeig de Gràcia

Los criterios generales de intervención derivan del que se considera el valor máximo de la casa después de un estudio pormenorizado: el valor documental de la fase ejecutada por Gaudí. En consecuencia, se propone la conservación máxima de las condiciones del espacio y del ambiente del monumento de dicha fase; Discernibilidad de forma y material de todos aquellos elementos reproducidos en carencia de documentación rigurosa; Integración con lo existente de todo aquello que tenga que ser nuevo, por razones fundamentalmente instrumentales, de manera que no adquiera más protagonismo que los elementos originales.

Dos datos desconocidos de un edificio patrimonio mundial

1. Se suele creer que la sensibilidad por la obra de Gaudí es un fenómeno reciente, pero durante la redacción del Plan Director, se tuvo acceso a documentación que demostraba que en los años 50 del siglo XX, la propietaria de la galería de arte SYRA, ubicada en los bajos de la Casa, ya mostraba un gran respeto:

» … juzgo conveniente indicar que la índole de mi comercio de carácter artístico y mis propias convicciones personales de máximo respeto de una obra del genial Gaudí, me obligaron a ajustarme a un proyecto de valoración artística aún con menoscabo de mis intereses comerciales -no se olvide que se trata de la reforma de unos escaparates- y el que ahora se cursa contiene las máximas concesiones que pueden hacerse en este aspecto.» (Isern, 1954-55).

2-Actualmente todavía existe una vivienda en uso, concretamente el piso 3-1, cuya familia ha aprendido a convivir con los 992.126 turistas que visitan anualmente Casa Batlló. Es la vivienda que perteneció a la familia Marimon-Batlló, y que ocupa un 75 por ciento de la superficie de la planta tercera. Aún se mantiene el uso y conserva varios elementos con la configuración original como la cocina, las salas a las fachadas principal y posterior y los baños, también los revestimientos murales pintados o de madera según el caso y los pavimentos, de madera en las salas principales y mosaico hidráulico en las estancias de servicio y las habitaciones adosadas a las medianeras; incluso los cielos rasos presentan las formas onduladas similares a las que se han reproducido en la planta noble; también se conservan mayoritariamente las carpinterías originales de ventanas y balcones, las instalaciones de electricidad y agua, y las chimeneas, aunque no funcionan.

Conclusión

Con el Plan Director para la Restauración de Casa Batlló, el monumento dispone ya de una herramienta fundamental para mantener indeleble el legado original de Gaudí, sean cuales sean los usos que vaya experimentando el edificio en su evolución

Además, la existencia de una vivienda casi inalterada en el monumento, incrementa su valor documental, como testigo del modo de vida de la burguesía catalana de principios de siglo XX, que unido al valor arquitectónico-artístico del Gaudí original lo convierte en un elemento único.

Para mayor información:

ONECHA, B., BOSCH PRAT, M., DOTOR, A., OLONA, J. Plan Director de Restauración de la Casa Batlló de Gaudí. Un antes y un después, 2016.

Mireia Bosch Prat es Arquitecta Técnica y profesora colaboradora la Escuela Politécnica Superior de Edificación de Barcelona de UPC. mireia.bosch@upc.edu

Belén Onecha es Dr Arquitecto y profesora asociada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la UPC. belen.onecha@upc.edu

Patrimonio natural y turismo: una visión integradora a través del Saladar de Bristol en Fuerteventura

Salvador Beato Bergua

Departamento de Geografía, Universidad de Oviedo

El Saladar de Bristol, situado al N de la isla de Fuerteventura junto a la localidad de Corralejo, es una pequeña depresión litoral en el malpaís originado por las emisiones lávicas del volcán Bayuyo. Pese a que apenas tiene una extensión de 0,2 km², no obstante, alberga una gran riqueza natural, toda vez que se trata de un ecosistema generado en el contacto entre el mar y la superficie terrestre. Sin embargo, este espacio de titularidad pública ha sufrido una importante degradación en las últimas cuatro décadas y carece de protección. Por tanto, tiene un futuro poco alentador si las autoridades competentes no se apremian a adoptar medidas encaminadas a la recuperación y conservación de sus valores paisajísticos y de sus formaciones vegetales originales. Entre éstas, la de saladar cespitoso encharcado (Sarcocornietum perennis) es única en Fuerteventura y, como otras dos también presentes, está catalogada por su interés para las islas Canarias aunque sufren a diario el tráfico rodado de vehículos, el pisoteo, las basuras y la herencia de un uso inadecuado, incluso como escombrera. Aun así, es lugar de reunión de vecinos, que se organizan para su limpieza, así como de turistas y científicos por su valor cultural, paisajístico y biológico; también geomorfológico, pues se trata de una depresión sobre el malpaís, con callaos, arenal, plataformas de abrasión marina y playa.

El litoral español atrae actividad económica y masas de turistas, concentrados, por tanto, en esa estrecha franja de naturaleza valiosa per se, sometida a una elevada presión debido a la construcción de edificios e infraestructuras. En Canarias, esta dinámica socioeconómica se acrecienta por el enorme interés turístico-urbanístico, a pesar de contar con una costa de relieve muy accidentado. De este modo, sus saladares costeros son un bien excepcional debido a la escasez de zonas llanas litorales como las que cobijan estos humedales salinos. Sin embargo, los motores económicos también se orillan al mar y se aprovechan de los espacios más allanados y vulnerables. El crecimiento del suelo urbanizado y la merma de territorios de paisajes rurales y naturales litorales continúan de forma casi inexorable y, con ello, las pérdidas de patrimonio. Por esto, urge prestar especial atención a los lugares que se encuentran en esta situación y evitar el despilfarro y la involución. Además, la defensa y promoción del patrimonio natural sirve también como reclamo turístico, de un turismo de calidad que con menor impacto genera mayor rentabilidad.

En un principio, la explosión cuantitativa que vivó el turismo en Fuerteventura provocó un aumento feroz de las necesidades de suelo en una isla que hasta hace unas décadas estaba pobremente habitada. Los pequeños núcleos medraron fulgurantemente y urbanizaciones de todo tipo aparecieron de forma espontánea, colonizando los malpaíses y arenales isleños. Se abrieron canteras en casi todos los volcanes y superficies cubiertas de arena y, del mismo modo, se esparcieron escombros en otros tantos lugares como el Bristol.

El crecimiento ha sido tan rápido que la oferta turística ha tenido que pasar por diferentes fases en un corto periodo de tiempo, agitada por empresarios que también vieron el filón de vender naturaleza y salud. Así, al “todo-incluido” barato y a la especulación inmobiliaria se unió la apuesta por el patrimonio natural, especialmente por las playas, por el mar (navegación, avistamiento de especies marinas), los volcanes y los paisajes semiáridos y desérticos, desnudos, duros, pero también bellos y evocadores. Igualmente, por los deportes en estos fascinantes escenarios naturales, tanto acuáticos (submarinismo, pesca deportiva, windsurf, kitesurf) como terrestres (senderismo, atletismo, cross, ciclismo). En dicho contexto, por suerte, los espacios de alto valor natural juegan un rol principal por su aportación al paisaje y justifican más aún su respeto y cuidado creando propuestas de conservación y no de destrucción como la última ocurrencia ideada para el Saladar de Bristol: construir unas piscinas “naturales”. En ese caso, los valores naturales, biológicos y paisajísticos de este pequeño enclave se perderían para siempre.

Por el contrario, este patrimonio puede preservarse a través de una adecuada gestión ambiental al amparo de políticas locales y regionales basadas en el desarrollo sostenible. Se deben proteger los componentes geomorfológicos y la amplia diversidad vegetal (saladar cespitoso encharcado, el saladar genuino, el saladar de mato moro, el matorral halófilo costero de roca árido y otras asociaciones halófilas y psamófilas), cobijo asimismo de fauna. Dichas medidas han de tener como objetivo final la declaración del Saladar de Bristol como Sitio de Interés Científico, lo que impulsaría el desarrollo de sectores emergentes como el turismo de calidad, basado en la sostenibilidad y muy interesado por el conocimiento de la naturaleza y la dinámica del paisaje.

Imágenes: La pista que atraviesa el Saladar de Bristol y el tránsito de vehículos, el pisoteo de formaciones vegetales protegidas oficialmente, el continuo depósito de basuras, los escombros persistentes de viejos e inadecuados usos, así como las nuevas ocurrencias urbano-turísticas para este enclave, hacen necesario abordar su protección cuanto antes.

Para mayor información

BEATO BERGUA, Salvador, POBLETE PIEDRABUENA, Miguel Ángel y MARINO ALFONSO, José Luis (2017).El Saladar de Bristol: patrimonio vegetal, estado de conservación y propuesta de restauración (Corralejo, Fuerteventura, Islas Canarias). Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 73, p. 223-246. ISSN 0212-9426.

Disponible en:

http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2416/2266

Salvador Beato Bergua es investigador predoctoral (programa FPU del MECD) en el Departamento de Geografía de la Uni­ver­si­dad de Oviedo (España).

Salvador Beato Berg