Patrimonio natural y turismo: una visión integradora a través del Saladar de Bristol en Fuerteventura

Salvador Beato Bergua

Departamento de Geografía, Universidad de Oviedo

El Saladar de Bristol, situado al N de la isla de Fuerteventura junto a la localidad de Corralejo, es una pequeña depresión litoral en el malpaís originado por las emisiones lávicas del volcán Bayuyo. Pese a que apenas tiene una extensión de 0,2 km², no obstante, alberga una gran riqueza natural, toda vez que se trata de un ecosistema generado en el contacto entre el mar y la superficie terrestre. Sin embargo, este espacio de titularidad pública ha sufrido una importante degradación en las últimas cuatro décadas y carece de protección. Por tanto, tiene un futuro poco alentador si las autoridades competentes no se apremian a adoptar medidas encaminadas a la recuperación y conservación de sus valores paisajísticos y de sus formaciones vegetales originales. Entre éstas, la de saladar cespitoso encharcado (Sarcocornietum perennis) es única en Fuerteventura y, como otras dos también presentes, está catalogada por su interés para las islas Canarias aunque sufren a diario el tráfico rodado de vehículos, el pisoteo, las basuras y la herencia de un uso inadecuado, incluso como escombrera. Aun así, es lugar de reunión de vecinos, que se organizan para su limpieza, así como de turistas y científicos por su valor cultural, paisajístico y biológico; también geomorfológico, pues se trata de una depresión sobre el malpaís, con callaos, arenal, plataformas de abrasión marina y playa.

El litoral español atrae actividad económica y masas de turistas, concentrados, por tanto, en esa estrecha franja de naturaleza valiosa per se, sometida a una elevada presión debido a la construcción de edificios e infraestructuras. En Canarias, esta dinámica socioeconómica se acrecienta por el enorme interés turístico-urbanístico, a pesar de contar con una costa de relieve muy accidentado. De este modo, sus saladares costeros son un bien excepcional debido a la escasez de zonas llanas litorales como las que cobijan estos humedales salinos. Sin embargo, los motores económicos también se orillan al mar y se aprovechan de los espacios más allanados y vulnerables. El crecimiento del suelo urbanizado y la merma de territorios de paisajes rurales y naturales litorales continúan de forma casi inexorable y, con ello, las pérdidas de patrimonio. Por esto, urge prestar especial atención a los lugares que se encuentran en esta situación y evitar el despilfarro y la involución. Además, la defensa y promoción del patrimonio natural sirve también como reclamo turístico, de un turismo de calidad que con menor impacto genera mayor rentabilidad.

En un principio, la explosión cuantitativa que vivó el turismo en Fuerteventura provocó un aumento feroz de las necesidades de suelo en una isla que hasta hace unas décadas estaba pobremente habitada. Los pequeños núcleos medraron fulgurantemente y urbanizaciones de todo tipo aparecieron de forma espontánea, colonizando los malpaíses y arenales isleños. Se abrieron canteras en casi todos los volcanes y superficies cubiertas de arena y, del mismo modo, se esparcieron escombros en otros tantos lugares como el Bristol.

El crecimiento ha sido tan rápido que la oferta turística ha tenido que pasar por diferentes fases en un corto periodo de tiempo, agitada por empresarios que también vieron el filón de vender naturaleza y salud. Así, al “todo-incluido” barato y a la especulación inmobiliaria se unió la apuesta por el patrimonio natural, especialmente por las playas, por el mar (navegación, avistamiento de especies marinas), los volcanes y los paisajes semiáridos y desérticos, desnudos, duros, pero también bellos y evocadores. Igualmente, por los deportes en estos fascinantes escenarios naturales, tanto acuáticos (submarinismo, pesca deportiva, windsurf, kitesurf) como terrestres (senderismo, atletismo, cross, ciclismo). En dicho contexto, por suerte, los espacios de alto valor natural juegan un rol principal por su aportación al paisaje y justifican más aún su respeto y cuidado creando propuestas de conservación y no de destrucción como la última ocurrencia ideada para el Saladar de Bristol: construir unas piscinas “naturales”. En ese caso, los valores naturales, biológicos y paisajísticos de este pequeño enclave se perderían para siempre.

Por el contrario, este patrimonio puede preservarse a través de una adecuada gestión ambiental al amparo de políticas locales y regionales basadas en el desarrollo sostenible. Se deben proteger los componentes geomorfológicos y la amplia diversidad vegetal (saladar cespitoso encharcado, el saladar genuino, el saladar de mato moro, el matorral halófilo costero de roca árido y otras asociaciones halófilas y psamófilas), cobijo asimismo de fauna. Dichas medidas han de tener como objetivo final la declaración del Saladar de Bristol como Sitio de Interés Científico, lo que impulsaría el desarrollo de sectores emergentes como el turismo de calidad, basado en la sostenibilidad y muy interesado por el conocimiento de la naturaleza y la dinámica del paisaje.

Imágenes: La pista que atraviesa el Saladar de Bristol y el tránsito de vehículos, el pisoteo de formaciones vegetales protegidas oficialmente, el continuo depósito de basuras, los escombros persistentes de viejos e inadecuados usos, así como las nuevas ocurrencias urbano-turísticas para este enclave, hacen necesario abordar su protección cuanto antes.

Para mayor información

BEATO BERGUA, Salvador, POBLETE PIEDRABUENA, Miguel Ángel y MARINO ALFONSO, José Luis (2017).El Saladar de Bristol: patrimonio vegetal, estado de conservación y propuesta de restauración (Corralejo, Fuerteventura, Islas Canarias). Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 73, p. 223-246. ISSN 0212-9426.

Disponible en:

http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2416/2266

Salvador Beato Bergua es investigador predoctoral (programa FPU del MECD) en el Departamento de Geografía de la Uni­ver­si­dad de Oviedo (España).

Salvador Beato Berg

La renovación hotelera en el punto de mira. Canarias como destino turístico maduro marca tendencia

Agustín Dorta Rodríguez*

La renovación hotelera dentro del panorama internacional está en el punto de mira. Turoperadores y especialmente usuarios turísticos observan con lupa las mejoras de las instalaciones turísticas en un sector muchas veces caracterizado por el inmovilismo y sobrepasado por la tendencia y la moda. ¿Cómo satisfacer una demanda insaciable que nunca se detiene y busca nuevas experiencias? Los destinos turísticos maduros lo tienen claro: renovando, única forma para superar la situación de obsolescencia y pérdida de competitividad que sufren. Las Islas Canarias, suponen un ejemplo de destino de masas español de referencia internacional, en el que desde hace algún tiempo se trabaja intensamente para modernizar algunas de lasváreas turísticas más envejecidas después de un largo tiempo de luces y sombras.

Si bien Canarias presenta una enorme diversidad en cuanto a destinos turísticos, es importante en el proceso de renovación edificatoria del sector de alojamiento de Puerto de la Cruz (Tenerife), un área turística pionera y consolidada de los años 60 que arrastra históricamente un pro­ceso paulatino de pérdida de competitividad. A pesar del gran potencial y reconocimiento histórico del destino, los resultados obtenidos desde los años 80 en cuanto a renovación del sector hotelero se refiere, nunca han sido muy halagüeños (más bien malos), revelando un importante déficit en mejoras, con reformas especialmente orientadas hacia la conservación y manteni­miento de las edificaciones turísticas con un carácter puramente paliativo. Un sistema basado en las “3p” (pintar, pavimentar y parchear) que ha puesto en la palestra las debilidades de un sector venido a menos.

Existen diversos factores que explican este proceso de depreciación(una normativa turística compleja con exigencias técnicas imposibles de cumplir para el sector, excesiva burocracia administrativa, falta de gobernanza, alta dependencia de turoperadores, problemas de inversión y financiación, altos costes de renovación, falta de incentivos reales, escasez de rentabilidad, modelos de negocio obsoletos, posicionamiento del destino equivocado, etc.) que ha llevado a Puerto de la Cruz a una absoluta situación de crisis turística y a la insostenibilidad de su modelo.

Sin embargo y a tenor de lo sucedido hasta fechas recientes ¿puede existir una resurrección turística en el sector hotelero? La respuesta es rotunda, sí.

Quizás para los más radicales, un destino como Puerto de la Cruz y un sector como el hotelero es difícilmente recuperable, pero lo cierto es que a medida que se ha ido avanzando en el tiempo, dejando atrás la fuerte crisis económica y especialmente, después de “tocar fondo”, solo se puede esperar crecer en positivo. El punto de inflexión lo encontramos en la constitución de la figura del Consorcio de Rehabilitación Turística de Puerto de la Cruz hace una década, ente público (con participación de varias administraciones) auspiciado y creado por la necesidad de tomar las riendas de áreas turísticas en situación K.Oy que parece haber generado un cambio de tendencia y visos de esperanza para el destino Puerto de la Cruz y particularmente para el sector hotelero. Desde el punto de vista de la nueva gobernanza turística, los resultados tendrían que haber aparecido ya, pero hay que tener en cuenta que un “proceso de renovación” conlleva, aparte de dinero, un compromiso firme y una buena dosis de paciencia.

Así, después de casi de diez años de trabajo del Consorcio, se ha empezado a desarrollar el Plan de Modernización, mejora e incremento de la competitividad turística (piedra angular donde se sostiene el nuevo modelo de ciudad Puerto de la Cruz) donde no solo se avanza en la modernización de la oferta de alojamiento turístico sino en la estrategia del destino con nueva marca y posicionamiento en el mercado nacional e internacional. De esta forma, junto a instituciones como Cabildo de Tenerife, Turismo de Tenerife, patronales hoteleras, Ayuntamiento y restantes actores privados, se viene trabajando para atajar de una forma contundente los problemas derivados del deterioro y obsolescencia del destino, con nuevos proyectos generadores de economía y con la decidida intención de modernizar la calidad de la oferta de alojamiento turístico.

Dada la firme voluntad de cambio de los diferentes agentes sociales y económicos, durante estos años se han firmado más de 30 convenios de proyectos de rehabilitación con el empresariado hotelero que se adaptan perfectamente a la demanda actual del turista del siglo XXI. Nuevos servicios y productos turísticos adaptados al espacio geográfico, novedosos modelos de negocio, aumentos de categoría, tematización y diferenciación hotelera, sostenibilidad y medio ambiente, etc., son algunas de las estrategias planteadas para la reinvención hotelera y la nueva carta de presentación del destino. Varios de estos proyectos de renovación se vienen ejecutando desde hace algunos años a través de diferentes fases y otros se sumarán en sucesivos años con el fin de ir aportando valor añadido al sistema turístico.

El tiempo determinara el éxito o fracaso de los mismos; pero sin lugar a dudas, ya existen evidencias y datos a través de estudios e informes de coyuntura turística del destino que confirman la mejoría de Puerto de la Cruz y el comienzo de su recuperación turística. Canarias sigue siendo foco y la tendencia al alza de la renovación hotelera se consolida como clave en todo este proceso.

Para mayor información:

DORTA RODRÍGUEZ, Agustín. El proceso de renovación de la oferta de alojamiento turístico en destinos consolidados: el caso de Puerto de la Cruz (1955-2009). Cuadernos de Turismo, 2016, Núm. 38, pp, 115-145. <http://revistas.um.es/turismo/article/view/271381/199741>

* Agustín Dorta Rodríguez es Doc­tor en Geografía por la Uni­ver­si­dad de la Laguna. Forma parte del grupo de investigación ReinvenTUR: renovación e innovación turística de la Universidad de la Laguna. Miembro de la Cátedra de Turismo CajaCanarias-Ashotel-ULL

Turismo y medio ambiente en una isla Reserva Mundial de la Biosfera: el caso de La Palma (Islas Canarias)

Alejandro González Morales

José Ángel Hernández Luis

Juan Manuel Parreño Castellano1

Las implicaciones que tiene el turismo en la Reserva Mundial de la Biosfera de la isla de La Palma, en el Archipiélago Canario, son muy grandes. En este sentido, la introducción de nuevos usos turísticos en dicha Isla, ha conllevado nuevas pautas en el modelo de desarrollo socioeconómico en términos de sostenibilidad, aportándose algunas iniciativas para disminuir el citado impacto de la nueva actividad económica.

Las principales fuentes en las que nos basamos fueron los informes de la Reserva de la Biosfera, los documentos de planificación territorial, la información de las asociaciones de desarrollo rural de la Isla, los datos de las consejerías de agricultura, ganadería y pesca del Gobierno de Canarias y del Cabildo de La Palma, así como diversa información de las concejalías de desarrollo rural de los catorce municipios.

Pues bien, las Islas Canarias -y en particular La Palma-, presentan numerosos valores biogeográficos, geomorfológicos y ambientales, destacándose por ejemplo una magnífica representación del bosque de laurisilva. Estos valores son los que posibilitaron el que en 1982 un pequeño territorio de la Isla, en concreto el Barranco de Los Tiles, fuese declarado Reserva Mundial de la Biosfera, extendiéndose esta denominación a la totalidad de La Palma en 2002.

El modelo productivo de la Isla ha estado basado tradicionalmente en la actividad primaria, en especial el cultivo del plátano, aunque con una alta representación de la agricultura de subsistencia. Sin embargo, en la actualidad, el sector primario pierde peso ante el auge de los servicios, sobre todo de las actividades relacionadas con el turismo.

Hasta el momento, el modelo de desarrollo turístico ha estado altamente ligado con el mundo rural, la naturaleza y el ecoturismo, aunque en los últimos años también prolifera el de sol y playa, más asociado al turismo de masas, si bien ese modelo dista de ser el más sostenible para la Isla dadas sus características intrínsecas.

En la Reserva de la Biosfera distinguimos tres grandes zonas:

1.- La Zona Núcleo: que engloba los sistemas de mayor protección como el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, la vertiente de medianías del norte insular, la estribación montañosa de Cumbre Vieja, y el territorio ocupado por las lavas del volcán histórico de Nambroque (1949).

2.- La Zona Tampón: que rodea y protege a la zona núcleo.

3.-Las zonas exteriores de transición:en el que se favorecen el uso de los recursos, correspondiéndose con el resto de la Isla.

Zonificación de la Reserva de la Biosfera de La Palma Fuente: ADER - La Palma.
Zonificación de la Reserva de la Biosfera de La Palma Fuente: ADER – La Palma.

En definitiva, se puede afirmar que la Reserva de la Biosfera le proporciona a La Palma un sello que redunda en una imagen de desarrollo sostenible y de calidad, susceptible de promocionarse para la actividad turística, así como para la venta de los productos de la actividad primaria.

Con todo, la Isla presenta una serie de problemas como son su estancamiento demográfico por la emigración y la baja natalidad, su desarticulación económica al tener una economía poco diversificada, etc.

El Plan Territorial Especial de Ordenación de la Actividad Turística de La Palma (2007) y el Plan Insular de Ordenación (2011), han proyectado un modelo de diversificación de los enclaves turísticos por toda la Isla, así como distintas tipologías de turismo, no sólo los segmentos asociados al mundo rural y la playa, planteándose alcanzar las 25.500 camas en 2020. Ante ello, hay que preguntarse si una Isla de escasa superficie y de valores patrimoniales naturales y antrópicos tan elevados, se puede permitir un crecimiento tan sustancial en el número de alojamientos, o por el contrario si es mejor aumentar la calidad de lo ya existente y preservar el territorio como un valor de alta sostenibilidad dentro del contexto de la Reserva de la Biosfera.

Es incuestionable que un mayor desarrollo frenaría la emigración, pero este desarrollo no tiene por qué estar fundamentado en el crecimiento cuantitativo, sino en ofrecer mayor calidad y en atraer a turistas de mayor poder adquisitivo.

Para mayor información:

GONZÁLEZ MORALES, Alejandro, HERNÁNDEZ LUIS, José Ángel y PARREÑO CASTELLANO, Juan Manuel. Los nuevos usos turísticos en la Reserva de la Biosfera de La Isla de La Palma (Canarias). Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, nº 70, 2016, págs. 239-257. Disponible en <http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2234/2122>.

Frase emblemática:

El desarrollo económico frenará la emigración, pero este crecimiento económico no tiene porqué estar fundamento en el incremento del número de camas turísticas, sino en la mejora cualitativa de la oferta turística.

1 Profesores del Departamento de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. alejandro.gonzalez@ulpgc.es; jose.hernandez@ulpgc.es; juan.parreno@ulpgc.es

EL IMPACTO TERRITORIAL DEL TERCER BOOM TURÍSTICO-INMOBILIARIO DE CANARIAS Y SUS EFECTOS EN LA COEXISTENCIA DE USOS TURÍSTICOS Y RESIDENCIALES

EN AZUL CORRECCIONES HECHAS POR MI

EL IMPACTO TERRITORIAL DEL TERCER BOOM TURÍSTICO-INMOBILIARIO DE CANARIAS Y SUS EFECTOS EN LA COEXISTENCIA DE USOS TURÍSTICOS Y RESIDENCIALES

Juan Israel García Cruzi

La tradicional coexistencia de usos turísticos y residenciales ha venido dada por procesos de urbanización singular en los que mercado turístico e inmobiliario se han desarrollado de forma conjunta. Aun así, la política turística implementada a principios del siglo XXI en Canarias plantea una especialización de usos contraria a esta relación previa. Sin embargo, los efectos derivados del último ciclo expansivo (1998-2008) han condicionado un importante crecimiento del uso residencial, ente otras razones, por efectos inesperados de la política turística, lo cual pone de manifiesto las dificultades que entrañan tal objetivo y la necesidad de considerar esta coexistencia de usos en el modelo turístico.

El desarrollo turístico en España se ha caracterizado por la sucesión de ciclos de crecimiento y declive, vinculados con el contexto socio-económico nacional e internacional. Éstos se han establecido como límites temporales de los denominados “booms turísticos”, procesos de crecimiento turístico-inmobiliario que han consolidado los principales destinos turísticos nacionales a través de la urbanización, viéndose condicionados por las políticas públicas desarrolladas en cada momento.

Caracterizado por un crecimiento constante de la oferta sin considerar el comportamiento de la demanda, ante situaciones de estabilización o reducción de ésta última, se han sucedido una serie de crisis turísticas que han facilitado un importante trasvase de plazas turísticas hacia el mercado inmobiliario (alquiler o venta). Todo ello ha incentivando la presencia de usos residenciales en estos ámbitos, donde cada mercado ha seguido teniendo su demanda, aunque el residencial comenzaba a ocupar progresivamente una oferta potencialmente turística.

Considerando esta experiencia, ante un nuevo ciclo económico expansivo, las expectativas de crecimiento de la oferta alojativa turística en Canarias fijaban escenarios en los que se llagaban a prever más de 500.000 plazas sobre las 340.000 existentes en el año 2000, requiriendo de un considerable aumento de una demanda que ya superaba los 10 millones de turistas anuales, así como el riesgo de un nuevo desajuste oferta-demanda que produjese cambios del uso turístico al residencial en el futuro.

En este escenario, el Gobierno de Canarias tomó la decisión de articular un proceso de intervención reglamentaria sobre la base de un nuevo modelo turístico. Éste recibiría la denominación informal de “moratoria turística”, correspondiéndose con la promulgación de una serie de normas que afectarían a diversos aspectos relacionados con la racionalización del crecimiento, estándares de urbanización y edificación turística, fomento de la oferta complementaria de ocio, incentivo de la renovación y la especialización turística de estos ámbitos, entre otros elementos.

Esta intervención abrió un amplio debate en torno a sus efectos, máxime cuando una parte se había ejecutado en medio de un escenario de auge del sector inmobiliario, por lo que, entre otros elementos, se planteaban diferentes cuestiones en torno al posible crecimiento y transformación de los espacios urbano-turísticos.

Tomando en cuenta la dimensión territorial de este proceso, la consideración de una serie de variables temáticas cuantificables facilitan el obtener conocimiento contrastable a través de su medición sistemática. Así, a través de la implementación de un Sistema de Información Geográfica (SIG) se permitiría tal labor. Éste se ha desarrollado dentro de un proyecto mucho más amplio, en el que las diferentes líneas de trabajo han mantenido una interrelación a la hora de construir un modelo explicativo, pudiendo destacar entre sus resultados los que se citan a continuación:

En primer lugar, ante la política de contención de la oferta alojativa turística, el crecimiento experimentado no ha alcanzado las 75.000 plazas, lo que lo sitúa por debajo de los escenarios de crecimiento potencial. Aun así hay que matizar que los nuevos estándares edificatorios han supuesto que la relación de metros cuadrados por plaza se duplique (de 30m3/plaza a 60m2/plaza), lo que supone un menor número de establecimientos, pero más amplios.

En segundo lugar, el fomento de la oferta complementaria de ocio se ha traducido en la implantación de nuevas infraestructuras, destacando por su número y extensión los campos de golf, pasando de los 8 existentes en 1998 a los 24 actuales, vinculados con importantes proyectos inmobiliarios.

Por último, siendo el más importante de todos ellos, el uso residencial ha protagonizado el proceso de urbanización, suponiendo el 40,4% del espacio ocupado entre 1998 y 2009 en las principales áreas turísticas de Canarias, muy por encima de la oferta alojativa y complementaria turística.

Paradójicamente, el crecimiento y transformación de los espacios urbano-turísticos de Canarias no ha venido de la mano de usos controlados por la política turística, sino por uno al margen de la misma y en contra de sus objetivos. El uso residencial, lejos de ser contenido, se ha visto incentivado por la reconversión de proyectos inicialmente turísticos en residenciales y su vinculación con infraestructuras turística, como son los campos de golf, incumpliendo con el objetivo de especializar estos ámbitos en el uso turístico.

Con todo ello, aunque el actual cambio de ciclo ha modificado el contesto socio-económico, reduciendo la presión de nuevos proyectos inmobiliarios sobre lo turístico, los cambios en la demanda y el auge del alquiler vacacional, sustentado por el importante peso del uso residencial en estos ámbitos, plantea una nueva problemática de difícil resolución. Por ello, ante una compleja y, hasta el momento, infructuosa diferenciación física de usos, cabe plantear un modelo turístico en el que ambos sean considerados.

Ejemplo de mapa de ocupación del suelo de un área turística de litoral (Coste Teguise, Lanzarote)
Ejemplo de mapa de ocupación del suelo de un área turística de litoral (Coste Teguise, Lanzarote)

Para mayor información:

GARCIA CRUZ, J.I. El análisis del impacto territorial del tercer boom turístico de Canarias (España) a través de la aplicación de un sistema de información geográfica (SIG). Cuadernos de Turismo, 2015, nº 36, p. 219-245. <http://revistas.um.es/turismo/article/view/230971/178891>

FRASE A DESTACAR

las expectativas de crecimiento de la oferta alojativa turística en Canarias fijaban escenarios en los que se llagaban a prever más de 500.000 plazas sobre las 340.000 existentes en el año 2000,

los campos de golf, pasando de los 8 existentes en 1998 a los 24 actuales,

i Juan Israel García Cruz es Doctor en Geografía por la Universidad de La Laguna (Islas Canarias). Profesor de la Escuela de Turismo de Santa Cruz de Tenerife y miembro del grupo de investigación ReinvenTUR.