LA MEMORIA DE LOS SEFARDÍES ESPAÑOLES DE TESALÓNICA. EL MUSEO DJUDIO DE SALONIK.

Antonio Buj Buj

Un lugar no es sólo su presente, sino también ese laberinto de tiempos y épocas diferentes que se entrecruzan en un paisaje y lo constituyen, como escribe Claudio Magris en su obra El infinito viajar (Crítica, 2014). Pocos lugares hay en el mundo donde ese laberinto de tiempos se pueden llegar a entrecruzar tanto como en la ciudad griega de Tesalónica. También llamada Salónica, Salonicha, Solun, Selanik, Salonicco, sólo en la Edad Media tuvo más de una docena de toponimias distintas.

Al fondo del golfo Termaico, Tesalónica, fundada por Casandro, rey de Macedonia, en el 315 aC., se convirtió dos siglos más tarde en capital de la Provincia macedonia de los romanos. Adriano, el emperador filoheleno, la protegió. Galerio, en los inicios del siglo IV dC., construyó monumentos públicos y persiguió a los cristianos. Sus murallas resistieron los ataques de los ostrogodos, los hunos y los eslavos. Tesalónica sufrió los ataques de los piratas árabes, de los búlgaros, de los normandos, de los francos de la cuarta cruzada; reintegrada al imperio bizantino, fue anexionada al imperio Otomano en 1430. La llegada de colonos otomanos a finales del siglo XV, pero sobre todo de 20.000 judíos sefardíes españoles, modificaron completamente la fisonomía de la ciudad. En los inicios del siglo XX, la comunidad judía era la más importante en cuanto al número. De sus más de 150.000 habitantes, más de 60.000 eran sefardíes. A su presencia, y a su brutal desaparición, está dedicado el Museo Judío de Tesalónica.

 Vista de Tesalónica desde las murallas superiores antes de la ocupación griega de 1912. Al fondo, el puerto. Se aprecian algunos minaretes de la treintena de mezquitas existentes en la ciudad. Carta postal adquirida por el autor.

Vista de Tesalónica desde las murallas superiores antes de la ocupación griega de 1912. Al fondo, el puerto. Se aprecian algunos minaretes de la treintena de mezquitas existentes en la ciudad. Carta postal adquirida por el autor.

Desde que se inauguró en Inglaterra en 1290 la política de expulsión de los judíos, y que tuvo su momento álgido con la proscripción de Isabel y Fernando de los sefardíes, judíos de Sefarad, España en hebreo, el centro de gravedad del mundo judío se desplazó hacia el este de Europa y los territorios otomanos. Los aproximadamente 200.000 sefardíes expulsados preservaron su lengua y cultura más de cuatro siglos. La lengua judeoespañola se conoció también con el nombre de spaniol, judezmo, judyo, jidyo, spanolith, spaniolish o espanioliko en el Mediterráneo oriental, haketiya en el norte de Marruecos o tetuani en la región argelina de Orán. La aparición de los estados-nación en el siglo XIX y la desintegración del imperio Otomano propiciaron el declive del judeoespañol. El genocidio nazi dio la puntilla a las comunidades sefardíes de los Balcanes. Sólo en Grecia, de los 80.000 judíos censados en el año 1940, la mayoría de Tesalónica, sólo sobrevivían unos 10.000 en 1947.

Tesalónica, la Sefarad de los Balcanes, fue durante siglos un centro comercial muy bien situado; su radio de acción llegaba hasta el interior de los Balcanes, y se extendía por oriente hasta la India y por el oeste hasta los puertos italianos. Los judíos desempeñaron un papel esencial en esa economía regional. En los inicios del siglo XX era la ciudad industrial más importante de los Balcanes otomanos. Buena parte de la clase obrera así como sus dirigentes intelectuales eran judíos. Tesalónica, y su comunidad sefardí, participaron de las convulsiones de los llamados años de vértigo 1900-1914. Después de cinco siglos como otomana, Tesalónica pasó, en 1912, tras la primera guerra balcánica, a ser griega. Como explica Mark Mazower en su libro La ciudad de los espíritus (Crítica, 2009), la ciudad empezó a perder parte de su heterogeneidad; se cambió el nombre de las calles, el griego se convirtió en el lenguaje de la administración, y los que rehusaron la ciudadanía griega fueron expulsados de sus puestos.

En agosto de 1917 un incendio asoló Tesalónica y casi la mitad de su población perdió el hogar. Los barrios más afectados fueron los sefardíes. Sus comunidades quedaron empobrecidas y marginalizadas. El intercambio de poblaciones turco-griegas de aquellos años, especialmente el de 1923, producto de las confrontaciones entre los dos Estados, propició la homogeneización étnica de la ciudad. Los judíos empezaron a estar en minoría. La entrada, el 9 de abril de 1941, de las tropas alemanas en la ciudad, dio paso poco después al infame capítulo de la humillación pública de los judíos, en julio de 1942, y en octubre de ese año al arrasamiento del cementerio hebreo de Tesalónica, de unas treinta hectáreas; alrededor de medio millón de tumbas fueron profanadas, nos informa el díptico oficial del Museo Djidio de Salonik. A mitad de marzo de 1943 empezaron las deportaciones a los campos de concentración nazis en Polonia. En cuatro meses habían sido trasladados y exterminados más de 45.000 judíos sefardíes en las cámaras de gas. A finales de 1945, el 96,5 por ciento de la comunidad había sido exterminado en los campos de Aushwitz y Bergen-Belsen.

El Museo Judío de Tesalónica ha sido creado, se nos dice en el díptico, para honrar la rica y creativa herencia sefardí que desde el siglo XV había disfrutado Tesalónica, la también llamada Madre de Israel. Los judíos españoles pusieron al servicio otomano la imprenta, la cartografía, las ciencias medievales y otras destrezas de la época. También los trabajos de cabalística de la tradición mística de Gerona. El museo se localiza en uno de los edificios supervivientes del incendio de 1917 y, podemos leer, ha sido testigo silencioso durante siglos de la presencia de la lengua de Cervantes y de los aromas de las cocinas de Sevilla y Toledo. El museo incorpora fotografías, revistas, diarios, libros, y documentación etnográfica diversa. En el piso central podemos ver algunas de las lápidas recuperadas del antiguo cementerio judío y un muro basáltico con miles de nombres de sefardíes españoles desaparecidos en el holocausto.

El autor en la puerta del Museo Judío de Tesalónica (Agiou Mina, 13). Agosto 2015. Fotografía de Francisca Guerola.
El autor en la puerta del Museo Judío de Tesalónica (Agiou Mina, 13). Agosto 2015. Fotografía de Francisca Guerola.

En el mes de octubre la prensa se hizo eco de que los sefardíes repartidos por los cinco continentes podrán iniciar los trámites para ser españoles. La ley fue aprobada el 11 de junio de este año 2015. Se calcula que unos dos millones de personas podrán acceder a la nacionalidad española. Aunque tarde, se empieza a reparar un error histórico secular.

Para mayor información:

Web del Museo Djidio de Salonik (en griego e inglés): http://www.jmth.gr/

Richard Ayoun: Los djudeo-espanyoles. Los kaminos de una komunidad, Museo Djudio de Salonik, Trezladado del franses por el Profesor Haïm-Vidal Sephiha, Design Graphic France, 2003.

Antonio Buj Buj es Catedrático de Enseñanza Secundaria y Doctor en Geografía Humana por la Universidad de Barcelona.

Migraciones latinoamericanas a debate: inflexiones migratorias y crisis

Rosalia Avila Tàpies*

Las migraciones latinoamericanas y caribeñas están ocupando el centro de atención en los foros geográficos internacionales, como ha ocurrido en la8.ª Conferencia Internacional sobre Geografías de la Población (8th International Conference on Population Geographies) celebrada en Brisbane a principios de este verano. En ella se han debatido las relaciones entre migración y desarrollo en la región de América Latina y el Caribe, los determinantes de las migraciones extraregionales, los efectos de la reciente crisis financiera mundial en la movilidad de los latinoamericanos, las migraciones de los damnificados caribeños, y las migraciones rurales circulares motivadas por el cambio climático en Brasil, entre otros temas.

Asimismo, en dicha conferencia ha habido cabida para el debate sobre la inmigración latinoamericana en España, país donde se ha producido una entrada masiva de inmigrantes procedentes de América Latina desde finales de los años noventa —la ‘latinoamericanización de España’— que sólo ha sido frenada por la crisis económica de 2008. Así, el repentino crecimiento del número de residentes latinoamericanos (2.4 millones en 2014) y su movilidad diferencial ha despertado el interés académico de geógrafos de la población vinculados a universidades españolas, como indican los dos análisis exhaustivos que se han presentado en Brisbane. En ellos se han examinado las fuerzas externas que han producido y modelado las migraciones transoceánicas latinoamericanas desde la perspectiva de los países que constituyen sus mayores receptores a cada lado del océano atlántico (España) y del pacífico (Japón). Por otro lado, se han analizado los efectos de la crisis económica reciente en los patrones de movilidad interna de los residentes latinoamericanos en España, a partir de las últimas estadísticas disponibles.

Mapa de la distribución en España de la población nacida en Latinoamérica (2014)
Mapa de la distribución en España de la población nacida en Latinoamérica (2014)

Fuente: Bayona-i-Carrasco, J.; Thiers Quintana,J. y Avila-Tàpies, R. 2015. Effects of the recent economic crisis on the internal migration patterns of Latin American residents in Spain. New evidence from the latest data. Comunicación en ICPG, Brisbane.

A pesar de que los flujos latinoamericanos hacia España y Japón están compuestos por emigrantes de distintas ascendencias y características, ambos presentan características comunes que justifican el análisis comparativo. Pues las fuerzas económicas, emocionales y políticas actuando sobre éstos, y la secuencia migratoria —emigración, repatriación y re-entrada— coinciden en gran medida. Mismamente, la emigración latinoamericana ha estado determinada por los cambios en la políticas oficiales en ambos países, promovidos por las necesidades del mercado laboral, y por preferencias étnicas debido a una percibida afinidad etnocultural derivada de cómo cada país se imagina a sí mismo. Así, España y Japón han revisado su legislación —leyes migratorias y de nacionalidad— para conferir derechos migratorios preferenciales a ciudadanos de sus antiguas colonias y a sus propias diásporas en Latinoamérica, apelando a su pertenencia a la ‘madre patria’ ancestral. Sin embargo, con la reciente crisis económica, primero España (2008) y después Japón (2009) han invertido dicha política a través de programas de retorno voluntario a Latinoamérica, y han vuelto a cambiarla cuando la economía se ha recuperado (Japón en 2013), lo que ha dado lugar a una movilidad pendular entre ambos países y Latinoamérica. Ello revela la importancia de los lazos originados en el pasado para comprender los procesos migratorios actuales. Las leyes, acuerdos bilaterales, programas de retorno y concesiones de re-entrada preferenciales han contribuido, pues, a fortalecer antiguas geografías migratorias.

Sin embargo, no sólo los factores emocionales ni la opinión pública favorable a los latinoaméricanos (España) o a la propia diáspora en Latinoamérica (España y Japón) han influido en la política migratoria y en los flujos. También la coyuntura económica ha sido determinante, tal y como se evidencia en las inflexiones migratorias latinoamericanas a diversas escalas. En este contexto, la crisis financiera de 2008 ha afectado decisivamente al comportamiento espacial de los residentes latinoamericanos en España, de modo que ha hecho disminuir la intensidad migratoria, y ha cambiado la direccionalidad de los movimientos. Con la crisis, la dinámica previa de dispersión territorial se ha frenado, y los latinoamericanos vuelven a concentrarse en las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, como se demuestra en el análisis territorial y sociodemográfico de los flujos migratorios internos —según los últimos datos de las Estadísticas de Variaciones Residenciales y del Censo de Población de 2011— y haciendo uso de modelos de regresión logística aplicados a cinco agrupaciones de provincias españolas.

La crisis económica mundial ha afectado, pues, a las migraciones latinoamericanas reduciendo su intensidad y cambiando la direccionalidad tanto de los flujos transcontinentales latinoamericanos, como de los internos en España. Esta ha ocasionado una situación de retorno a Latinoamérica y la aparición de pendularidades para las migraciones transoceánicas; y una situación de retorno a las metrópolis para el caso de las migraciones internas en España, tal y como estos dos estudios presentados en el foro de la 8.ª Conferencia Internacional sobre Geografías de la Población han avanzado.

Para mayor información

AVILATAPIES, Rosalia; DOMINGUEZ-MUJICA, Josefina.2015. Latin American two-way transoceanic migrations: economic cycles and public attitudes. Comunicación presentada en la 8th International Conference on Population Geographies, Brisbane, 30 de junio- 3 de julio.

BAYONA-I-CARRASCO, Jordi; THIERS QUINTANA, Jenniffer; AVILATAPIES, Rosalia.2015. Effects of the recent economic crisis on the internal migration patterns of Latin American residents in Spain. New evidence from the latest data. Comunicación presentada en la 8th International Conference on Population Geographies, Brisbane, 30 de junio- 3 de julio.

*Rosalia Avilapies es geógrafa e investigadora en la Universidad de Doshisha, Kioto, Japón.

La visión aérea: fuente de fascinación y de nuevas formas de ver el espacio

Verónica Hollman*

Casi medio siglo ha transcurrido desde aquel preciso momento en el que un conjunto de circunstancias (más o menos fortuitas) confluyeron en la toma de una fotografía de la Tierra desde el espacio exterior. Esta imagen, que integra una serie del programa espacial Apollo de la NASA (National Aeronautics Space Administration), ofrecía por primera vez la posibilidad de ver la Tierra en su totalidad: una esfera única, infinitamente pequeña y colorida, bella y suspendida en el universo [Figura 1]. Desde entonces estas imágenes continúan despertando fascinación como lo demuestra el éxito de la exposición La Tierra vista desde el cielo, presentada en espacios públicos de más de cien ciudades, con patrocinio de la UNESCO y dirección del reconocido fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand. Amerita, entonces, analizar la especificidad de las imágenes aéreas, su utilización en distintos contextos y la renovada atracción que ellas ejercen en nuestra cultura visual.

Algunas obras literarias y registros gráficos, como los mapas a vista de pájaro, muestran que la facultad de imaginar vistas aéreas precedió la experiencia directa propiamente dicha. En cierto modo, estos registros literarios y visuales fueron habituándonos a la visión aérea. Sin embargo, las imágenes aéreas producen un efecto de extrañamiento: lo conocido se presenta bajo otro aspecto, forma, textura, color, tamaño y como consecuencia se vuelve extraño o desconocido. En los materiales escolares del siglo pasado se apeló a reproducir junto a las imágenes aéreas otras formas de registro del territorio ya conocidas -mapas, vistas oblicuas o esquemas- como referencias imprescindibles para los estudiantes. En la actualidad, existen sitios de Internet que promueven el acceso de audiencias no especializadas a estas imágenes y así se renueva la empresa de hacer menos extraña la visión aérea [Figura 2]. Se asume que la frecuente exposición a las imágenes aéreas las volverá familiares y sobre todo legibles. No obstante, la interpretación de estas imágenes exige mucho más que estar habituados a verlas.

En las imágenes aéreas, como resultado de la distancia definida por la altura, se borran las particularidades y los detalles. Pero también, se exponen relaciones entre objetos y patrones (no siempre visibles desde la superficie). Mencionaremos tan solo algunos de los usos de las imágenes aéreas: la identificación e interpretación de sitios arqueológicos, el planeamiento urbano, la evaluación de usos del suelo y de actividades agrícolas, el estudio de procesos tales como la erosión y la deforestación, la evaluación de la escala del impacto de eventos de diverso origen como los incendios o las inundaciones. Las imágenes aéreas son utilizadas con frecuencia para comunicar la dimensión y la escala de los problemas ambientales y de este modo, para conmover, persuadir y movilizar.

Toda imagen entraña una producción, una selección y un montaje que cuestiona su condición de registro fiel. En el caso de las imágenes satelitales, desde la captura a través de sensores (sensibles a bandas del espectro electromagnético no visible para el ojo humano) hasta el proceso de tratamiento y composición de la información incide en lo que podemos mirar a través de ellas. Por un lado, la simplificación, el orden y la racionalización del territorio delineado desde estas imágenes; por otro, su utilización en contextos científicos y técnicos, ha reforzado su condición de registro transparente e imparcial. El efecto de realismo de estas imágenes ha consolidado la idea de que estamos viendo el mundo tal cual es.

Dos escenas ilustran la migración de las imágenes aéreas a otros contextos y algunos de sus efectos. Primera escena: el cine ambiental, particularmente en el género documental, utiliza con recurrencia las vistas aéreas con la finalidad de hacer visible la escala de los impactos de determinadas actividades en el ambiente. Con la inclusión de las vistas aéreas se busca hacer más verosímil y objetiva la información que se presenta. Segunda escena: un viajero más o menos avezado utiliza Google Earth para corroborar la credibilidad de la información brindada por los operadores turísticos. Y una vez que han llegado al lugar de visita buscará encontrar los sitios indicados y destacados en Google Earth como una guía de lo que debe ser visitado, visto y fotografiado. Estos episodios, que seguramente evocarán en los lectores experiencias similares, sugieren que parte de la atracción que provocan estas imágenes se sostiene en su supuesta transparencia. Dicho de otro modo, todavía seguimos deseando encontrar en cada una de ellas la imagen más precisa, perfecta y verdadera. Seguramente también nos atrae sentir que accedemos, al menos virtualmente, a una visión que nunca podremos tener.

La visión aérea ha sido una fuente de inspiración para producir otras imágenes y nuevas formas de ver el espacio. Los atributos estéticos y el grado de intervención que contiene la propia producción de las imágenes aéreas vuelven borrosos e inestables los límites entre ciencia y arte. Estos cruces, a nuestro criterio, constituyen oportunos pliegues para problematizar la transparencia de estas imágenes. Documentales como Manufactured Landscapes (dirigida por Jennifer Baichwal, 2006) y más recientemente Watermark (con dirección de Jennifer Baichwal and Edward Burtynsky, 2014) evidencian que la estética visual puede ser la clave de la trama narrativa para comunicar, persuadir y movilizar. La belleza de las imágenes atrae los ojos y los obliga a mirar aquello que, como ilustran los paisajes industriales, sumamente urbanizados y tóxicos, por lo general evitamos mirar. Empero, podríamos valernos del entramado de ciencia y arte que despliegan las imágenes aéreas no solo para cautivar la mirada sino también para sospechar (al menos un poco) de ellas, hacerles preguntas más apropiadas y todavía más: desafiar nuestros modos de mirarlas.

[La visión aérea ha sido una fuente de inspiración para producir otras imágenes y nuevas formas de ver el espacio.]

[Figura 1. Earthrise. Diciembre 1968]

[Figura 2. Captura de pantalla sitio de Internet que pone en circulación una imagen aérea cada día]

Para mayor información

HOLLMAN V. Problemas en torno a la visualización de la cuestión ambiental en medios de circulación masiva: las imágenes del cambio climático en la Revista Viva (1994-2010).Revista Geográfica Digital. Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Año 10. Nº 19. Enero – Junio 2013. Disponible en: http://hum.unne.edu.ar/revistas/geoweb/Geo19/archivos/hollman2013.pdf

* Verónica Hollman es Investigadora Adjunta del CONICET en el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires y profesora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

Descubriendo la Antártida pasada

El impacto de las variaciones climáticas en los ecosistemas terrestres

M. Oliva

Centro de Estudos Geográficos – IGOT, Universidad de Lisboa, Portugal, oliva_marc@yahoo.com

La Antártida constituye el continente más meridional de la Tierra y el más frío, con un 99,6 por ciento de su superficie cubierta de hielo. Este continente ha constituido un hito para numerosas generaciones de exploradores y científicos deseosos de descubrir sus relieves y recursos naturales, los primeros, y los misterios que esconden sus hielos, tierras y aguas circundantes, los segundos.

Al contrario que en el Ártico, la colonización humana de la Antártida solo se remonta a los últimos siglos. Y es que, como el nombre dice, geográficamente, el Ártico es lo contrario a la Antártida: si bien el primero constituye un océano rodeado de tierras, el segundo es un continente aislado por las frías aguas del océano antártico. Esta localización geográfica dota al continente de unas condiciones climáticas extremas, con temperaturas que han llegado a alcanzar -89,2ºC en la base rusa de Vostok, en el interior de la fría meseta de la Antártida oriental (21-7-1983).

Durante la última década numerosos estudios han focalizado su interés en la Península Antártica, un alargado brazo de tierra que se prolonga más de 1.000 km hacia latitudes septentrionales en dirección al continente americano. En esta área, las condiciones climáticas son menos extremas, con temperaturas anuales que se sitúan entre -2 y -10ºC. Además, en este sector se registran periodos con temperaturas positivas durante el verano austral, lo que facilita la presencia de áreas libres de hielo con fauna y flora abundante y diversa. El que la temperatura ambiental supere los 0ºC permite que numerosos lagos pierdan su cubierta de hielo en el verano austral, permitiendo el desarrollo de algunas especias acuáticas tales como musgos, crustáceos y algún insecto. Los sedimentos de estos lagos constituyen una de las principales fuentes para poder reconstruir ambientalmente los últimos miles de años de esta región.

La Península Antártica es la región de la Tierra que ha experimentado un calentamiento más significativo durante las últimas décadas, con incrementos térmicos de hasta 0.5ºC/década inferidos por Eric Steig y otros investigadores en un artículo de 2009. Este patrón climático está teniendo consecuencias significativas sobre los ecosistemas naturales: retroceso de los glaciares, aparición de nuevas áreas libres de hielo, aumento de la superficie vegetada, cambios en la distribución de las especies animales, variaciones en la extensión del hielo marino, etc. Además del impacto local y regional, estos procesos pueden tener consecuencias a nivel planetario, en especial en lo que al nivel medio del mar se refiere, a las corrientes oceánicas, así como a sus teleconexiones climáticas con otras áreas del planeta.

Los informes climáticos internacionales, como el realizado por el Panel Internacional del Cambio Climático en 2014, apuntan a una intensificación de esta aceleración térmica durante las décadas venideras. No obstante, los científicos aun dudan del signo y alcance de la respuesta de los ecosistemas terrestres ante los futuros escenarios climáticos. Así, el estudio de los cambios climáticos y ambientales presentes en los registros sedimentarios de la Antártida permite examinar si en el pasado ya se han registrado condiciones similares o, si por el contrario, el impacto antrópico en el clima planetario también tiene consecuencias más allá de la variabilidad natural en este continente.

En este contexto se enmarca la investigación amparada por el proyecto HOLOANTAR (Holocene environmental change in the Maritime Antarctic. Interactions between permafrost and the lacustrine environment, www.holoantar.weebly.com), coordinada desde la Universidad de Lisboa y que cuenta con la participación de 16 investigadores de diferentes instituciones internacionales.

Una de las principales áreas de investigación de este proyecto es la Península Byers, que constituye el mayor sector libre de hielo del archipiélago de las Shetland del Sur, en el extremo noroccidental de la Península Antártica. En noviembre de 2012 se realizó una campaña de trabajo de campo para la recolección de las secuencias de sedimentos del fondo de cuatro lagos distribuidos a lo largo de un transecto desde la costa hasta el glaciar de domo Rotch. Los análisis en curso de los sedimentos lacustres han permitido inferir las fases de retroceso glaciar en esta península, así como la existencia de numerosos periodos cálidos y fríos durante los últimos milenios que han condicionado la evolución ambiental en esta área. Los periodos más cálidos debieron de traducirse en una mayor actividad biológica tanto en los lagos como en sus cuencas, mientras que periodos más fríos darían lugar a una mayor intensidad de los procesos criogénicos y movilización de partículas minerales hacia los lagos. El papel que el permafrost jugó en la actividad geomorfológica pasada en la Península Byers debió de estar altamente condicionado por las condiciones climáticas. El monitoreo actual del régimen térmico del suelo está evidenciando el control que ejerce la topografía y, en consecuencia, el manto nival en la presencia de hielo permanente en el suelo. Ello es decisivo para entender las formas y procesos geomorfológicos – de carácter periglaciar – activos hoy en día en esta península, los cuales ofrecen a su vez una referencia para inferir la dinámica pasada.

Estás líneas de trabajo en la Península Byers se complementan con la investigación interdisciplinar que se realiza en áreas adyacentes, como es el caso de la cercana Punta Elefante. Está área libre de hielo de sólo 1.16 km2 ha sufrido un acelerado proceso de deglaciación durante las últimas décadas, al aumentar su superficie libre de hielo un 17 por ciento entre 1956 y 2010. Utilizando como ejemplo el citado sector de Punta Elefante, los investigadores Marc Oliva y Jesús Ruiz Fernández en 2015 han descrito por primera vez en la Antártida la importancia del permafrost y de su degradación durante la fase paraglaciar, como factor clave en el desencadenamiento de movimientos en masa y en la degradación del terreno deglaciado. Esta aproximación al dinamismo geomorfológico actual se ha completado con el análisis de la distribución de la rica flora y fauna existente en este enclave. Este enfoque geoecológico, además, se ha completado con la caracterización de los vestigios arqueológicos mejor conservados de la Antártida Marítima. Los restos de los habitáculos usados por los primeros colonizadores antárticos (foqueros y balleneros), que aprovecharon los afloramientos rocosos litorales para su construcción, muestran un excelente estado de preservación. Los utensilios, vestimentas y restos biológicos de focas y ballenas encontrados en estos sitios permiten reconstruir el estilo de vida de estos individuos. En vista de la suma de valores geoecológicos y arqueológicos concentrados en esta pequeña península, se ha propuesto la designación de este espacio como una área de especial protección antártica (ASPA, en su acrónimo inglés) con el fin de preservar este espacio para las futuras generaciones.

Figura 1. Investigadores del proyecto HOLOANTAR sobre la superficie congelada del lago Chester trabajando para recuperar los sedimentos del fondo del lago (izquierda), testigos sedimentarios extraídos del lago (derecha).

Figura 1. Investigadores del proyecto HOLOANTAR sobre la superficie congelada del lago Chester trabajando para recuperar los sedimentos del fondo del lago (izquierda), testigos sedimentarios extraídos del lago (derecha).

Referencias

Oliva, M. y Ruiz-Fernández, J. (2015). Coupling patterns between paraglacial and permafrost degradation responses in Antarctica. Earth Surface Processes and Landforms, 40 (9): 1227-1238.

Steig, E.J., Ding, Q., White, J.W.C., Kuttel, M., Rupper, S.B., Neumann, T.A., Neff, P.D., Gallant, A.J.E., Mayewski, P.A., Taylor, K.C., Hoffman, G., Dixon, D., Schoenemann, S.W., Markle, B.R., Fudge, T.J., Schneider, D.P., Schauer, A.J., Teel, R.P., Vaughn, B.H., Burgener, L., Williams, J. y Korotkikh, E. (2013). Recent climate and ice-sheet changes in West Antarctica compared with the past 2,000 years. Nature Geoscience, 6: 372-375.

Os médicos na transformação do espaço das cidades

Nirvana Lígia Albino Rafael de Sá*

nirvanadesa@gmail.com

O final do século XIX e início do século XX foi um período marcado pelo discurso da necessidade de higienizar as cidades. A partir disso foi definida uma série de determinações para a construção de equipamentos urbanos que favorecessem a salubridade. Os hábitos higiênicos passam a ser divulgados enquanto norma para uma população sem acesso ao conhecimento médico e científico e, com isto, surge uma nova forma de pensar e gerir as cidades, fundada a partir desse princípio. Este novo olhar que se lança sobre os espaços é parte do Movimento Higienista, que, aliado ao conhecimento médico da época, buscava adequar as cidades a fim de evitar a ocorrência de epidemias.

Estas epidemias tiveram um acréscimo considerável em função do adensamento populacional, consequência da Revolução Industrial ocorrida em alguns países e da então ausência de conhecimento sobre o surgimento, contágio e transmissão das doenças, bem como dos métodos de combatê-las. A constatação das dificuldades higiênicas nos novos aglomerados resulta em várias intervenções no espaço urbano por parte dos médicos, como a determinação para a instalação de abastecimento de água e limpeza de fontes de água; construção de cemitérios; e de hospitais de isolamento para os enfermos; pintura de casas; instalação de janelas e portas que favorecessem a circulação do ar, entre outras. Estes profissionais médicos tomam para si, com respaldo do Estado, a responsabilidade por ordenar e manter saudáveis as cidades, bem como difundir as ideias higienistas para a população.

O saber médico administraria o espaço urbano com base na Teoria dos Miasmas, a qual defendia que as doenças eram transmitidas pelos ares de uma atmosfera contaminada. Isso ocasionaria o fortalecimento de um preconceito social que justificava as intervenções autoritárias e o afastamento da população considerada “perigosa” para os lugares habitados pela “boa gente”. Por não possuírem ainda, os meios técnicos suficientes à descoberta dos micróbios, das bactérias e dos vírus, como os microscópios, por exemplo, as autoridades médicas não apenas acreditavam, como também difundiam a ideia de que as doenças eram transmitidas através de um ambiente onde o ar estaria contaminado pelos odores da sujeira das ruas e dos corpos, tanto dos vivos como dos mortos.

Os conhecimentos técnicos da engenharia e da medicina estavam, portanto, muito relacionados ao planejamento urbano entre os finais do século XIX e início do século XX. A higiene nas cidades passa a ser entendida como uma filosofia social que propõe combinar as necessidades fisiológicas e culturais com o meio ambiente, a fim de controlar as enfermidades coletivas através do ar puro, da água potável, de uma habitação apropriada, do verde e do sol.

Com isso, os médicos exercem um controle social, principalmente sob a classe de menor poder aquisitivo como os operários, mendigos, prostitutas, doentes e loucos. Toda esta parcela da população era entendida enquanto ‘classe perigosa’, ou seja, eram perigosos por provocar espanto aos olhos da elite da cidade, por apresentar sua pobreza nas ruas e por serem considerados meio de contágio de doenças.

Intervenção na cidade: Arrasamento do Morro do Castelo no Rio de Janeiro em 1922. Esta intervenção se deu pela crença de que seria necessária uma maior circulação do ar para evitar a ocorrência de epidemias. Imagem disponível em: https://arquitetandoblog.wordpress.com/2007/06/23/reformas-urbanas-rio-de-janeiro-seculo-xx/
Intervenção na cidade: Arrasamento do Morro do Castelo no Rio de Janeiro em 1922. Esta intervenção se deu pela crença de que seria necessária uma maior circulação do ar para evitar a ocorrência de epidemias. Imagem disponível em: https://arquitetandoblog.wordpress.com/2007/06/23/reformas-urbanas-rio-de-janeiro-seculo-xx/

A divulgação da higiene enquanto único meio eficaz para a diminuição da ocorrência de epidemias nas cidades gerou um controle sobre os espaços e sobre os corpos. Esse alcance se fazia a partir da vigilância, da punição, e até mesmo do policiamento, a fim de que uma prática higiênica fosse posta nas cidades, não só nos espaços físicos, como ainda nos hábitos da população.

A análise temporal nos leva a considerar o Movimento Higienista, juntamente com a ideia de progresso a Modernidade como responsáveis ou justificativas para alterações físicas nas cidades, alterações na forma de habitar e mesmo de pertencer à este espaço.

Para maior infor­ma­ção:

SÁ, Nirvana L. A. R. de. O Movimento Higienista e alterações do espaço urbano na Cidade da Parahyba (1854-1912). Revista Mercator. Vol. 11. N. 25. Maio/Agosto de 2012.

Disponível em http://www.mercator.ufc.br/index.php/mercator/article/view/685/420

*Nirvana é Doutoranda do IPPUR da Universidade Federal do Rio de Janeiro. Atualmente em intercâmbio com Bolsa Capes (Brasil) na Universidade de Barcelona.

EL DURO ITINERARIO VITAL DE UN EMIGRANTE. LA ÚLTIMA CARRERA DE AQUILINO SOTO

Vicente Casals Costa*

La importancia del papel desempeñado por aquellos a los que se ha denominado “gentes sin historia” es fundamental para la preservación de la memoria colectiva. La Historia, en mayúsculas, no puede entenderse sin ellos; son en realidad la esencia de la que se nutre nuestro espíritu colectivo. Con mucha frecuencia, además, este acontecer vital se relaciona con los intensos procesos migratorios que en todos las épocas han protagonizado millones y millones de personas anónimas que han forjado su manera de ser por medio mundo. Auténticos cosmopolitas, a pesar suyo, que con no poca frecuencia han contribuido de forma relevante a moldear lo mejor de nuestra cultura popular.

El día 2 de septiembre falleció Aquilino Soto, ciudadano respetado y deportista popular de Sabadell. Nació cubano en 1926 al igual que tres de sus seis hermanos. Sus padres se habían desplazado a la isla antillana hacia 1914-1915, siguiendo la oleada migratoria que atrajo a numerosos habitantes de la comarca de el Bierzo (León, España) a trabajar en la próspera industria del azúcar. Ésta, había iniciado, sobre todo en la zona de Camagüey, un ciclo expansivo por aquellos años y que perduró hasta 1926, el año de nacimiento de Aquilino.

El estancamiento de la producción azucarera en la isla en torno a esta fecha debió inducir a sus padres a regresar a la Península Ibérica y se establecieron nuevamente en el hogar familiar, en la leonesa población de Vega de Valcarce, donde permaneció hasta los tres años, momento en que su familia se incorporó nuevamente al ciclo migratorio, como tantos otros bercianos, a la búsqueda de nuevas oportunidades económicas.

En esta ocasión el destino fue la pequeña ciudad de Montbard, en la Borgoña francesa, cuya actividad más importante giraba en torno a una gran empresa metalúrgica, popularmente conocida con el nombre de “Corps Creux”, especializada en la construcción de tuberías y cuya actividad continúa hasta el presente. Esta pequeña, pero importante ciudad, cuna del gran naturalista de la Ilustración Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, cuya huella le ha conferido carácter, marcó de manera muy profunda a Aquilino. Fueron los años de la inicial escolarización –hasta los nueve años– en la escuela pública de la ciudad, y de los atisbos de conciencia social. En 2011, a los 85 años de edad, realizó un viaje de una semana, junto con su hija María José y su nieto Joan, a Montbard. Reconoció perfectamente la ciudad de su niñez, la fábrica, el barrio de las casas para obreros en que residió, hoy totalmente renovado, el canal de Borgoña y su puerto, la escuela, así como alguna de las casas en las que su padre se reunía con sus compañeros de Partido Comunista.

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Sin embargo, algunas dificultades aparecerán en el cielo de Montbard. En 1935 se formó el Front Populaire francés, que al siguiente año ganará las elecciones. Esto, para una familia militante de izquierda como la de Aquilino, debió ser una buena noticia… con resultados inesperados. El Front Populaire comenzó a impulsar una política en la que se insistía en determinados aspectos de carácter nacionalista, en especial en relación a los trabajadores extranjeros que fueron objeto de algunas limitaciones en sus actividades, sobre todo si eran de carácter político. Al parecer, el padre de Aquilino se vio en la tesitura de tener que optar, para poder continuar sin problemas en Francia, por acogerse a la nacionalidad francesa, cosa que no aceptó. Y de nuevo de vuelta al Bierzo.

El regreso a Vega de Valcarce en 1935 tuvo para la familia consecuencias graves. También en España triunfó el 1936 el Frente Popular a lo que le siguió, como es sobradamente conocido, el levantamiento faccioso encabezado por el general Franco. El Bierzo quedó pronto bajo control del ejército franquista. Uno de los hermanos mayores de Aquilino, Floreal, era un militante destacado de las Juventudes Socialistas Unificadas de aquella zona, y por tanto objetivo directo de los franquistas. Abandonó Vega en dirección a Asturias con la intención de incorporarse al ejército republicano. Nunca más se supo de él.

Luego, la guerra, la postguerra y la lucha por la supervivencia en condiciones difíciles. El Bierzo en los años cuarenta era, sin duda, un lugar extremadamente duro para un adolescente; más si su familia estaba marcada con el estigma de ser de izquierda, que dio lugar a situaciones duras y complicadas. Aquilino las vivió allá por 1943-1944, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, y llevan por nombre uno de los elementos de la tabla periódica: wolframio. El wolfram, como se le conocía por allá, es un mineral que en aquellos años desempeñaba un importante papel estratégico, pues se utilizaba para aumentar la resistencia de los cañones utilizados en la guerra, un proceso técnico dominado, sin embargo, solamente por el ejército alemán. Y en el Bierzo apareció wolframio en la cima de la Peña do Seo, una montaña situada en los aledaños del límite con Galicia.

Y el wolframio comenzó a ser extraído, inicialmente de forma furtiva; un tipo de minería que recordaba los procesos más descontrolados del Far West norteamericano. Organizados en cuadrillas, los mineros extraían el mineral superficial con el recurso del cartucho de dinamita y lo defendían a punta de pistola, una realidad de tintes surrealistas, más si atendemos a la situación y condiciones políticas bajo las que tuvo lugar. Raúl Guerra Garrido describió magistralmente este periodo en su novela El año del wolfram. Y ahí estaba Aquilino acarreando sobre sus hombros sacos del mineral hasta los puntos donde los traficantes lo hacían llegar a los alemanes (o a los aliados, si pagaban mejor).

Cuando años después en 1951, Aquilino y su familia retomaron el ciclo migratorio, ya con 25 años, llevará consigo un arraigado anticlericalismo y un profundo odio a la monetarización de las relaciones humanas. De nuevo buscarán un lugar que ofreciera oportunidades y creerán encontrarlo en Sabadell, la ciudad que Víctor Balaguer, a mediados del siglo XIX, bautizó como el “Manchester catalán”, y que en los años de 1950 lo era del muy franquista alcalde Marcet, de los fabricantes del textil, de las cuevas de las márgenes del río Ripoll. Cuando unos pocos años después se casó, estableció su hogar en el Sabadell del Sur, en el barrio de Campoamor.

Cuando contaba 62 años se aficionó a las carreras de atletismo, práctica que mantuvo hasta hace pocos años. No había practicado con anterioridad otro deporte ni tenía ninguna preparación especial, a no ser sus largas caminatas por las empinadas laderas de los montes bercianos o sus acarreos de mineral por las cuestas de la Peña do Seo. El atletismo, en el que obtuvo unos excelentes resultados dentro de su categoría, lo convirtió en un personaje muy popular en el mundo del deporte, sobre todo sabadellense. En cierta forma, correr ha sido una metáfora de su vida y una forma de liberación. Incluso su fallecimiento se ajustó a esta pauta que al fin le ha llevado a iniciar su última andadura hacia el infinito.

Aquilino Soto con su nieto Joan junto al Hôtel de Buffon, en Montbart, el 20 de abril de 2011. La residencia, levantada por el naturalista ilustrado en 1734, acogió en la década de 1930 la escuela pública, en la que Aquilino efectuó sus primeros estudios. Foto del autor.
Aquilino Soto con su nieto Joan junto al Hôtel de Buffon, en Montbart, el 20 de abril de 2011. La residencia, levantada por el naturalista ilustrado en 1734, acogió en la década de 1930 la escuela pública, en la que Aquilino efectuó sus primeros estudios. Foto del autor.

(*) Investigador de la Fundació Bosch i Gimpera, Universitat de Barcelona.

Para mayor información:

Paloma Arenós. Aquilino Soto (1926-2015). El yayo del atletismo, La Vanguardia, jueves 10 de septiembre de 2015, http://www.lavanguardia.com/obituarios/20150907/54435146270/aquilino-soto-yayo-atletismo-obituario.html

Uma capital regional e a nova lógica de sua morfologia urbana.

A morfologia urbana de Juiz de Fora, cidade média e centro regional localizada no estado de Minas Gerais e distante aproximadamente 180 quilômetros do Rio de Janeiro, tem expressado uma nova configuração espacial. Trata-se de um processo em curso desde o início dos anos 1980 e que revela um novo arranjo espacial no território da cidade e mais imediatamente em sua área de influência direta e que segundo dados do IBGE – Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística é o domínio da cidade sobre as mesorregiões da Zona da Mata e Campo das Vertentes em Minas Gerais e as mesorregiões Centro Fluminense e Norte Fluminense no estado do Rio de Janeiro.

Este novo arranjo espacial estrutura uma nova morfologia urbana de maior complexidade. E esta complexidade está diretamente atrelada aos novos investimentos e equipamentos instalados no espaço urbano que revela as diretrizes de uma lógica capitalista contemporânea, cujos fundamentos estão baseados em novas tecnologias, o incremento às políticas de financiamento e financeirização do sistema e, principalmente, sob o domínio de uma nova logística de negócios que tem na malha viária e na localização de Juiz de Fora um forte elemento ordenador e impulsionador.

O arco rodoviário da BR 040, estrada que liga Rio de Janeiro a Brasília, sobre Juiz de Fora já a partir do início dos anos 80 redireciona e atrai a fronteira de expansão da cidade para suas cercanias gerando um espaço de expansão de investimentos e equipamentos tanto no setor de negócios e logística quanto no setor do mercado imobiliário residencial. Este processo atualmente se expressa numa morfologia urbana onde espaços multifuncionais convivem ainda com usos rurais e de segunda residência, mas também indústrias, novos bairros, ocupações de moradias precarizadas, conjuntamente com condomínios residenciais voltados para classe média alta.

https://ssl.panoramio.com/photo/58916520
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Outro equipamento não localizado no município, mas de fundamental importância para os fluxos de mercadorias, trabalhadores e serviços é o Aeroporto Regional da Zona da Mata na cidade vizinha de Goianá. As obras terminaram em 2005, mas o primeiro vôo de passageiros só aconteceu em 2011. Há certo descompasso entre a economia urbana e regional, entre a malha rodoviária e a demanda pelo uso aeroviário. Este descompasso se evidencia nos efeitos sobre a organização do espaço urbano muito mais intensos do que as demandas regionais sobre o transporte aéreo. É preciso considerar o domínio sobre a região das instalações aeroportuárias de Rio de Janeiro e Belo Horizonte, ambas as metrópoles com as quais Juiz de Fora se conecta preferencialmente pelo modo rodoviário e ferroviário. O aeroporto conecta-se a Juiz de Fora pela estrada MG 353 e através de ônibus entre a rodoviária local e o aeroporto.

Mais precisamente no entorno do arco da rodovia BR 040, para onde se expande as funções sob o comando da cidade de Juiz de Fora e seus novos negócios, localiza-se o Park Sul condomínio de empresas e logística de transportes e o condomínio residencial Alphaville voltado para a classe média alta da cidade e região de sua influência. Tendo sido pioneiro em sua instalação as margens da estrada o Park Sul atualmente não atende a demanda do setor de transporte e logística sob influência da malha rodoferroviária regional. O que significa a implantação de vários outros centros de logística na beira da estrada e em especial na região noroeste da cidade, mas ainda em direção ao eixo rodoviário e seu entrecruzamento com a ferrovia.

http://www.logcp.com.br/Empreendimento/84/log-juiz-de-fora-mg
http://www.logcp.com.br/Empreendimento/84/log-juiz-de-fora-mg

Os múltiplos investimentos no eixo noroeste somaram 750 milhões de reais na última década. Entre os equipamentos mais expressivos deste eixo estão a Estação Aduaneira Interior – Porto Seco administrado pela empresa Multiterminais, MRV logística, seis grandes transportadores e redes de mercados atacadistas, além de algumas multinacionais de setores variados.

Além dos equipamentos supracitados, há investimentos em equipamentos de abrangência regional nos dois eixos, especialmente equipamentos de saúde, educação, lazer, hotelaria e centros de negócios. Fato que reafirma a importância regional de Juiz de Fora e a relação entre novo arranjo espacial e demandas regionais.

Ao contrário do que acontece com o setor de armazéns e logística que se amplia a cada ano, o condomínio Alphaville, no eixo sudoeste, ainda não registra nenhuma família instalada em seu interior. O modelo Alphaville está presente em 21 estados do Brasil. Sua concepção privilegia a moradia mono familiar cuja característica de condomínio fechado, baseado no modelo do subúrbio americano impõe um modelo privatista e segregador espacial na sua relação com o entorno imediato e o resto da cidade.

MARIA LUCIA PIRES MENEZES. Professora do Departamento de Geociências da Universidade Federal de Juiz de Fora e do Programa de Pós-Graduação em Geografia da UFJF. Coordenadora do Laboratório de Territorialidades Urbano-Regionais – LATUR/UFJF.

Para maiores informações:

MENEZES, Maria Lucia Pires – Aeroporto Regional e Business Park: Logística e Negócios na
Geografia Urbana e Regional de Juiz de Fora, Brasil. IN: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-170-23.htm

GERALDO, Watuse Mirian de Jesus – A Reestruturação Urbana Pós- Fordista de Juiz de Fora. IN: http://www.ufjf.br/latur/producao-cientifica/dissertacoes/

VÍCTIMAS PREDILECTAS DE LA TECNOCRACIA: LOS CAUCES FLUVIALES

La protección del patrimonio hidráulico y su conservación, cuando el paso del tiempo puede hacer que se considere su función obsoleta, plantea numerosas dificultades. En muchos lugares sistemas hidráulicos tradicionales, cuyo origen es muy antiguo, perecen ante nuevos diseños sin el más mínimo respeto a que han sido, durante siglos, factores esenciales en el modo de vida de las poblaciones a la vez que elementos singulares del paisaje.

Cuando, además, las modificaciones afectan a un cauce fluvial la cuestión se complica. A veces se esconde cubriéndolo al menos en parte o se deja a la vista en seco y destinado a otros usos, pero en todos los casos se han generado polémicas sociales y científicas. Por ello el intento de rellenar y hacer desaparecer un cauce, como actualmente se acomete en Lorca (Murcia), es decisión que posiblemente debería meditarse y haberse sometido previamente a un amplio debate.

El río-rambla Guadalentín en Lorca, caracterizado por la gran irregularidad de su régimen, durante siglos ha sido proveedor exclusivo del regadío en el gigantesco abanico aluvial que ha generado su entrada en la en la Depresión murciana. Dado su escaso débito y las grandes crecidas que experimenta, en su cuenca se instalaron algunos de los embalses más antiguos de España. Pero desde mucho antes la cuenca del Guadalentín se ha dotado de numerosas otras obras del mayor interés, desde presas subálveas hasta derivaciones, galerías con lumbreras y otros muchos artefactos para el riego, convirtiendo a esta cuenca en un extraordinario muestrario de adaptaciones a la sequía y aprovechamiento de recursos hídricos escasos e irregulares.

Ya señalan los escritores musulmanes que este río presenta la peculiaridad de poseer dos cauces diferentes, uno más alto que otro, de manera que para conseguir riego se eleva el agua mediante presas. No es esta una circunstancia extraña, pues las aguas circulantes por un cono aluvial extenso, suelen divagar, presentar difluencias y labrarse cauces nuevos, aprovechándose los antiguos con frecuencia como conducciones de riego. Es más que posible que este fuera el origen de la “rambla de Tiata”, que ahora se pretende cubrir con una ronda destinada a facilitar el tráfico automovilístico.

Fig. 1.-Abanico aluvial del Guadalentín soporte, de la huerta tradicional de Lorca

Este posible antiguo cauce, acondicionado y que cuenta hoy con otros elementos patrimoniales de interés (Puente de la Torta, obra en hormigón armado de 1910), aparte de permitir el regadío de un amplísimo sector de la vega lorquina en episodios de crecida, distribuye también las “aguas claras” procedentes de los embalses de cabecera o de otros orígenes. También ha facilitado secularmente la dispersión de los caudales en grandes crisis de inundación, función dificultada ahora por el abandono de su desagüe natural a través de la rambla de Biznaga, invadida por cultivos y edificaciones.

Fig. 2 .- Puente de la Torta sobre la Rambla de Tiata.

El conjunto de la derivación de “Los sangradores”, de hecho una derivación o boquera de enormes dimensiones, con los dos brazos en que divide el río: rambla de Tiata y El Ramblar, componen un dispositivo hidráulico amplísimo, determinante de la estructura general del regadío tradicional lorquino e íntimamente relacionado con la morfología del abanico aluvial del Guadalentín. Encaminado a la mejor administración posible tanto de las aportaciones ordinarias del río como a sus frecuentes crecidas extraordinarias es, sin duda, un buen ejemplo de adaptación al medio, ya que es capaz de paliar los efectos de una inundación diseminando la onda de crecida y, al mismo tiempo, regar y fertilizar con sus aluviones (“riego de turbias”) un amplio territorio y colaborar en la desalación de los sectores semiendorreicos que flanquean el abanico del Guadalentín en su sector meridional.

Fig. 3.- Presa de derivación de “Los Sangradores”

Este ha sido el papel secular de la presa de Los Sangradores y los dos cauces que parten de ella. La denominada rambla de Tiata está hoy integrada en buena parte en la trama urbana del núcleo de Lorca, flanqueando los paseos de Las Alamedas y afectada de lleno por el proyecto de vial que pretende hacerla desaparecer, rellenado su cauce y sustituyéndolo por una tubería subterránea capaz para 8 m3/s., que son, al parecer, las necesidades estimadas por los regantes.

Sin duda el regadío de la huerta de Lorca ha cambiado mucho, en particular a partir de la segunda mitad del siglo XX, permitiendo valorarlo como obsoleto y a las crecidas del Guadalentín como “extremadamente esporádicas”. Pero aun aceptando afirmaciones infundadas, el vial que se pretende construir destruye la estructura general del sistema de riego de la huerta de Lorca, algo cuya desaparición posiblemente resulte inaceptable para muchos. Una mínima prudencia parece aconsejar la apertura de un amplio debate público, que incluya propuestas alternativas y evite un nuevo atentado al harto maltratado patrimonio cultural de la ciudad de Lorca.

Para mayor información:

Chacón, F. Mula A. Calvo, F. (Dir.) Lorca, pasado y presente. Murcia: CAM/Ayuntamiento de Lorca,1990, 2 volúmenes.

Calvo, F. Conesa, C. Álvarez, Y. La inundación de octubre de 1879 en el bajo Segura. Magnitud y efectos inducidos. Madrid: Estudios Geográficos, nº 242, 2001. Pags.7-27

Francisco Calvo García- Tornel es Profesor Emérito en la Universidad de Murcia.

Ficha Bibliográfica

ABATIDOS, ARRODILLADOS Y POSTRADOS.

UNAS LÍNEAS SOBRE FUENTES ORALES.

EL CASO DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA.

Ricard Camil TORRES FABRA.

Universitat de València.

No recuerdo si ya poseía lo que se denomina “uso de razón”, lo que recuerdo es que hasta bien entrada mi adolescencia, cada vez que salía de casa mi madre me repetía “no pases por tal calle, no te acerques a tal sitio, no hables con este o con aquel”. Acabé pensando que se trataba de una obsesión ajena a mí y por tanto no me veía obligado a seguir sus observaciones y, como es natural, no hice caso a ninguna de ellas, aunque me preguntaba la razón pero mi madre no soltó prenda nunca.

Tardé años en averiguar la razón de todo aquello. Los lugares y las personas “vetados” eran para ella recordatorios de dolor y personajes malvados. Durante la posguerra en aquellas calles a priori para mi “non transit” vivían personas responsables de haber acabado con la vida de un primo y un par de amigos suyos, y aquellas personas eran las que se debía evitar. En pocas palabras, mediante el silencio y la advertencia indeterminada, mi madre me transmitía lo terrorífico de una vivencia que de alguna forma la siguiente generación debíamos heredar sin más. Supongo que lo mismo ocurriría con los “otros”.

Una vez abandoné o me abandonó, mejor, la adolescencia y con una formación acorde a la de los tiempos que corrían, decidí intentar saber qué había pasado en mi pueblo por lo que consulté de manera enfermiza y exhaustiva el archivo municipal, no sin antes haber pasado por un duro enfrentamiento con la burocracia local. Corría el año 1983 y decididamente la “normalidad democrática” para ciertos aspectos no resultaba ser muy normal.

Lo cierto es que obtuve mucha información –que me serviría posteriormente en mi desarrollo profesional- pero conseguí más preguntas que respuestas y un hecho vino a ser transcendental: la cruz de los caídos. La placa en cuestión había ido a parar a un lugar más o menos “disimulado” del cementerio, así que pude conseguir el listado de personas de la localidad asesinadas por las hordas marxistas y demás parafernalia del régimen.

Mi sorpresa fue monumental. De las víctimas que aparecían inscritas, una estaba viva y otra había fallecido no hacía mucho. Lo más chocante es que ambas fueron canonizadas durante la maratón beatificadora de Juan Pablo II a pesar de mis informes. Además, no me aparecían otras cuatro que gracias al trabajo de Vicente Gabarda sabía que habían sido asesinadas entre 1936-1939.

Así pues, magnetofón en mano, me dediqué a entrevistar a gente que había vivido el período, comenzando por los tiempos republicanos y procurando alcanzar el horizonte más lejano posible. Ni qué decir tiene que el conglomerado conservador local no tuvo a bien atenderme, incluso alguno que otro llegó al insulto y alguna que otra amenaza. Por parte de los considerados de izquierdas –recuerden que había “vaciado” el archivo municipal- obtuve reacciones de todo tipo –miedo, mucho miedo pude comprobar que seguía inserto en sus vidas- pero conseguí averiguar lo que no me decía la documentación archivística ni hemerográfica.

Los asesinados no contemplados en la cruz de los caídos lo habían sido en otros lugares mientras que en el pueblo los consideraban en Biarritz o lugares similares donde habían podido hipotéticamente refugiarse, lo que sí lograron los otros dos que aparecían como víctimas y en 1939 estaban vivos y coleando.

En mi pueblo se arrebató la vida a 22 personas durante la guerra. Consultado el registro civil, libro de defunciones, me aparecieron doce ejecutados nada más acabar la guerra. Pero en la capital del partido judicial fueron ejecutadasveinte personas más, otras 18 en Paterna y siete en diversos lugares de la piel de toro.

La represión franquista no consistió únicamente en mandar gente al otro mundo. Pude enterarme, gracias a las entrevistas, de la suerte que corrieron otros vencidos. La documentación consultada ofrecía preciosos datos como por ejemplo, lo que es fundamental, el proceso seguido: detenciones, torturas, hacinamiento, juicios sumarísimos sin garantías, encarcelamientos.

Para sorpresa de un servidor, me enteré que uno de mis familiares había estado presentándose semanalmente al cuartel de la guardia civil con la finalidad de estar controlado, tras haber sido puesto en libertad provisional en 1943. Su última visita a la comprobación por parte de la benemérita fue en… 1972.

La fuente oral, por tanto, me proporcionó la proximidad humana: contemplar, ponderar y comprobar el efecto de incorporar la historia al presente, sea dolor sea la risa del recuerdo de una anécdota, las lágrimas de la rememoración. O sea calibrar el factor humano como elemento vertebrador de no sólo pasiones humanas, también las respuestas ante situaciones que no podríamos comprender de otra manera. Además, ya pueden imaginar ustedes que no entrevisté a ninguna persona clave del período republicano, ni durante el conflicto ni de la etapa franquista.

Personas que no habían jugado para nada un papel relevante en la historia tuvieron voz por primera vez. Modestia aparte, se consiguió una historia democrática, una historia donde los protagonistas eran todos, puesto que los entrevistados representaban a un sector concreto de la población: el que hace la historia y la sufre.

Así, pues, el resultado final no pudo dejarme más satisfecho: había logrado lo que para mí es la función del historiador: estudiar el pasado y devolverlo de forma ordenada e inteligible a su verdadero protagonista: la sociedad. Conseguía así la total democratización de mi trabajo.

Para mayor información

CALZADO, A. y TORRES, R. C. “Las fuentes orales: una aplicación práctica en el caso de los oficios”. Sociología del Trabajo, 26. 1995. pp. 29-39.

ESCRIVÀ, E. y TORRES, R. C. Apunts sobre fonts orals i la seva gestió. València. Asociación Cultural Instituto Obrero, 2015.

LA FOTOGRAFIA Y LAS OBRAS ARTISTICAS DESTRUIDAS

EL EJEMPLO DEL CUADRO La multiplicación de los panes y los peces del pintor Dionís Baixeras (1862-1943)

ESTHER ALSINA GALOFRÉ*

Fotografía del cuadro La multiplicación de los panes y los peces que Dionís Baixeras realizó en 1923. Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Fotografía del cuadro La multiplicación de los panes y los peces que Dionís Baixeras realizó en 1923. Arxiu Fotogràfic de Barcelona
Dionís Baixeras
El milagro de la multiplicacion de los panes y los peces, 1939
Óleo s/tela, 131 x 253 cm. Colección particular.
Dionís Baixeras
El milagro de la multiplicacion de los panes y los peces, 1939
Óleo s/tela, 131 x 253 cm. Colección particular.


En este artículo vamos a tratar de mostrar como un cuadro nunca se agota con la escena que representa, sino que muchas veces va mas allá, escondiendo una historia prodigiosa. Sin duda, un instrumento de primer orden para detectar este tipo de historias es la fotografía, la cual permite descubrir y narrar fenómenos muy curiosos. En el Arxiu Fotogràfic de Barcelona se conserva una destacada colección de fotografías de obras de arte del siglo XX que fueron retratadas por el fotógrafo barcelonés Francesc Serra (1877-1967). Algunas de estas pinturas se extraviaron o fueron destruidas, lo que hace de dicha colección fotográfica una fuente irrepetible para documentar nuestra historia del arte. He aquí donde da comienzo nuestro relato. El fondo Serra cobija un notable conjunto de fotografías de dibujos y cuadros del pintor Dionís Baixeras procedente de las muchas exposiciones que el artista catalán celebró a lo largo de su vida. Entre esas fotografías hallamos la de un cuadro de tema religioso dedicado a un episodio de la vida pública de Cristo: el milagro de la multiplicación de los panes y los peces (Mt 14: 13-21; Mc 6: 30-44; Lc 9: 10-17; Jn 6: 1-15). Junto a la imagen del cuadro encontramos también las fotografías de dos bocetos, realizados a carboncillo y fechados los días 19 de mayo y 1 de junio, ambos de 1923. El cuadro al óleo, que aparece en una fotografía en blanco y negro, nos muestra una composición horizontal repleta de personajes a orillas del lago Tiberíades, atentos a las palabras de Jesús, sentado en una roca tras haber obrado el milagro.

Gracias a la fotografía comprobamos que el cuadro está firmado con la rúbrica « D. BAIXERAS V. » en el ángulo inferior izquierdo. Sabemos así que fue ejecutado poco después de la realización de los bocetos. Cuál fue nuestra sorpresa cuando en diciembre de 2010 descubrimos un cuadro al óleo idéntico en su composición al de la imagen del archivo fotográfico, a punto de ser subastado en una conocida casa de Barcelona. Este nuevo lienzo es de grandes dimensiones (131 x 253 cm.), trazado con pincelada larga y resuelta, de colores claros y bañado en una luz casi harinosa. Lo rodea además un opulento marco tallado a mano en madera de caoba y con incrustaciones doradas. Sin duda, la obra de un diestro ebanista.

Felices por tal hallazgo, nos hicimos con una copia de la fotografía del fondo Serra y la cotejamos con el cuadro que esperaba ser subastado. Entonces se planteo una incógnita aún mayor al comprobar que la firma de ambos cuadros estaba ubicada en lugares distintos. La firma del cuadro en venta se encontraba en el ángulo inferior derecho y corresponde a la de Dionís Baixeras. Mientras que en la fotografía de archivo observamos que la misma firma aparecía, sin embargo, en el ángulo inferior izquierdo. Sin caer en el clásico juego de las siete diferencias, nos tomamos en serio la comparativa, llegando a la conclusión de que se trataba de dos cuadros distintos. En la pieza que obraba en poder de la casa de subastas, el pintor había desplazado la línea del horizonte para ampliar el cielo y había perfilado unas nubes lechosas en lo alto. Esos nimbos no aparecen en el cuadro fotografiado por Francesc Serra. Al mismo tiempo, Baixeras había modificado el emplazamiento y la postura de algunos personajes, aunque mantuvo los mismos ejes principales que había empleado para el cuadro de 1923.

A la vista de estos resultados, cabe preguntarse por qué hay dos cuadros casi idénticos. ¿Dónde está el lienzo que Dionís Baixeras pintó en la década de los años ’20? Necesitábamos tener más información sobre esta gran pieza. Es por ello que indagamos en diversos archivos de Barcelona. Localizamos una carta que el pintor había escrito a su amigo Joaquim Renart (1879-1961), dibujante, decorador y coleccionista también nacido en Barcelona. El 8 de agosto de 1939, Dionís Baixeras le escribió una carta desde el pequeño municipio de Taradell, en la comarca catalana de Osona, donde probablemente se había instalado para veranear y captar la hermosura natural del paraje. La carta nos indica que Baixeras era uno de los artistas invitados a participar en la exposición organizada en Taradell con motivo de la fiesta mayor de la villa, prevista para finales de aquel agosto. Ahora bien, a pesar de que el pintor se hallaba en un paisaje geórgico muy adecuado para sus cuadros, se lamentaba de no poder dedicarse plenamente a dibujar dicho entorno: « Teniendo actualmente yo todo el tiempo ocupado en la ejecución de un cuadro grande que tengo encargado, repetición de otro que quemaron los rojos á una familia de Vich, no puedo ejecutar ahora expresamente ninguno de los innumerables temas de esta bellísima comarca para figurar en dicha exposición ».

Estas líneas esclarecen el destino infausto de aquel encargo. Había sido destruido por las milicias del bando republicano durante la Guerra Civil española (1936-1939). No parece aventurado suponer que la pieza a la que se refiere Baixeras en su carta debía ser un cuadro de temática religiosa, víctima, como tantas otras pinturas y esculturas, de los numerosos actos vandálicos anticlericales acaecidos durante el conflicto bélico. Pero, ¿se refería Baixeras realmente a La multiplicación milagrosa de los panes y los peces? Por ello, buscamos esclarecer la identidad de este lienzo. Por fortuna, las memorias autobiográficas, todavía inéditas, que Dionís Baixeras escribió en 1942 pudieron despejar el último resquicio de dudas. La página 124 del manuscrito desvela que realizó « Toda clase de modelos para el cuadro de grandes dimensiones “La multiplicación de los panes y los peces” ejecutando entre peñas y robles, en un bosque de las cercanías, encargo de la familia Arumí de Vich. Cuadro que quemaron también los rojos, pero que repetí después en Taradell, por nuevo encargo directo de dichos señores »

En definitiva, gracias a la fotografía localizada en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona y al lienzo encontrado en el circuito del mercado artístico barcelonés, hemos podido certificar la existencia de dos cuadros distintos: uno de los cuales pereció durante la guerra. También sabemos que el cuadro original debió impresionar a sus propietarios lo suficiente como para encargar a Baixeras una réplica que llevó a cabo dieciséis años después de la primera versión. Bien es verdad que el nuevo cuadro adolecía de una factura más ruda, tal vez apresurada o por obra de una mano más cansada, pero siempre embebida en la atmósfera mística de la que participaba el propio autor. No podemos apreciar los colores de la primera Multiplicación, tampoco sus contrastes y la vibración de la pincelada… Sin embargo, en nada se presagian los estragos bélicos del pasado al contemplar en la nueva versión la placidez de los cielos sobre el Mar de Galilea, de los rayos dorados sobre las vestiduras blancas de los discípulos y la nítida certidumbre que se desprende del cuerpo del Mesías. Por último, la gran similitud que existe entre las dos versiones de esta escena pone de manifiesto la importancia que tuvieron los numerosos apuntes, bocetos y estudios para el artista, un material a veces denostado sin el cual no hubiéramos podido desvelar, aunque de forma breve, la verdad de esta fascinante historia

Para mayor información: ALSINA, Esther. La pintura mural de Dionís Baixeras (1862-1943), GOYA. Revista de Arte, Julio-septiembre de 2014, nº 348, p. 242-253.

*Esther Alsina Galofré es Investigadora y Profesora en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona.