Los Sin Domicilio Fijo en París

  Francia siempre ha sido una tierra de asilo, aunque existen distintas formas de interpretarlo. Michel Rocard, primer ministro socialista, llegó a decir: “Francia no puede albergar toda la miseria del mundo» afirmando, además, que unas 75.000 personas habían sido rechazadas en la frontera o reenviadas a sus países en 1988. Y, sin embargo, el Frente Nacional planteaba entonces la posibilidad de expulsar a todos los inmigrantes llegados desde 1974, fecha en que se cerraron las fronteras a la emigración, incluso a los que estuvieran legales. Y en el centro geográfico del problema, la capital de Francia, París, la Ciudad de la Luz, a la cual citó M. Rocard, diciendo que el problema de los concentrados en la Plaza de la Reunión de París (parecido a lo que ahora sucede) era, precisamente, porque sólo querían ser realojados en la capital. Ahora además este problema se concentra en el noreste, sobre todo en París XIX y sus zonas limítrofes. El porqué de este hecho, según una de las personas benevolentes con quien he hablado, es que ese distrito es más generoso y entre los Sin Domicilio Fijo (SDF) se pasan esta información.

Sea por lo que sea, los SDF han vivido aquí de dos formas. Una, la más mediática, los sitúa en los campamentos del Milenio (distrito XIX), los muelles del canal S. Martin (X) y la Puerta de la Chapelle (XVIII), alojados en tiendas de campaña. La otra manera de “vivir” ha sido la clásica del mendigo: con una manta y poco más han pernoctado hiciera frío o calor en un portal o simplemente en una trapa de metro al humor del calor que desprende. Los situados en los campamentos (más de 2.000 personas) fueron desalojados y reubicados, principalmente en albergues sociales con el apoyo de la alcaldesa de París. Antes de este desalojo dos migrantes habían muerto ahogados en el canal, el Milenio había sido puesto bajo vigilancia médica realizando test de tuberculosis, incluso sin haberse declarado ningún caso; otros efectos de esta situación han sido la tensión provocada por altercados y la aparición de la droga y de las ratas. Con todo lo que ello lleva consigo no sólo para la situación de los migrantes sino también para los vecinos.

  Han llegado y llegan en masa como refugiados políticos y económicos, vienen huyendo de Iraq, Afganistán, Siria, Malí, Sudán, Eritrea, Somalia, del Magreb…, en fin, de las guerras o de la miseria. Hasta 550 cada semana se publicó el mes de abril. Los encargados de la “cosa pública” europea no llegan a ningún acuerdo siendo como es un asunto trascendental en el devenir del continente: por un lado está el grupo Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia) que no están por la labor de acoger a estas personas, por otro el resto de países que tiene una visión más sensible con los desafortunados peregrinos. Al tiempo muchos migrantes sometidos al reglamento “Dublín II” (junio 2003), que postula que es el primer país de la Unión Europea en el que entra el peticionario de asilo donde debe ser instruido su expediente (allí se le toman también sus huellas digitales), esperan con ansiedad la reforma de la ley; recientemente se ha acordado que haya centros “controlados” dentro y fuera de la UE para regular las entradas pero el compromiso solidario depende de la buena voluntad de cada país.

Estas diferencias de criterio no sólo suceden entre países, también en el interior del país y en el mismo partido, como sucede en Francia. Y es que este tema supera la disciplina de voto, será porque es tan sensible que toca las fibras sensibles más íntimas de los políticos. No voy a entrar en el trabajo de las ONGs, partidos, prensa y la gente en general, que daría para mucho, únicamente he de nombrar la votación de la ley de asilo-inmigración en la Asamblea Nacional presentada por el partido mayoritario en el poder (La République en Marche, el 22 de abril pasado). De los 312 diputados que tiene, 203 votaron a favor, 17 se abstuvieron y 1 en contra, pero la sorpresa fue que 91 no tomaron parte en la votación, simplemente porque no acudieron al parlamento en una señal inequívoca de que no quisieron refrendar con su voto una ley que en algunos puntos iba contra su conciencia. La ley pasó al Senado pero ahí queda el detalle y el aviso al gobierno.

  Lo dicho también puede aplicarse a la cantidad inmensa de SDF que solos, de dos en dos o en pequeños grupos pululan por las calles, en algunas es difícil no toparse con alguno de vez en cuando. Están echados en el suelo o en un banco, beben, se les da dinero o alimentos, son como una extensión de los campamentos aludidos, van además por libre, son reacios a ir a los comedores sociales y a los albergues, prefieren la “libertad” que les da el no someterse a ningún mandato establecido y no parece que quieran aspirar a nada sino a “vivir” en un portal o en una entrada de garaje, donde pueden reunirse hasta ocho tanto en la canícula como con temperaturas bajo cero y allí tienen sus “habitaciones”, “comedor”, “servicios”, “calefacción”, “ropa”, “papeles”, “botiquín”… No muy lejos, el vecino tiene la calefacción puesta, suena el Whatsapp…, pero también piensa en la mirada que ha puesto uno de Sri Lanka cuando tras venir del cine se han saludado (¿buenas noches?), y se ha visto inmerso en esos ojos dispersos. Si toda comparación es odiosa, ésta, con diferencia, lo es muchísimo más, forma parte del paisaje del noreste de la Ciudad de La Luz, donde cerca de 500 SDF, tras los desalojos, siguen deambulando a la espera de que la policía levante la vigilancia para volver a plantar tiendas.

Para mayor información:

Dossier de L’Obs “LES MIGRANTS ET NOUS” (cahier numéro un de l’édition n.º 2799 du 28 juin au 4 juillet 2018) donde, además, se citan libros relacionados con el tema, entre los cuales:

DUMMET, Michael. Sobre inmigración y refugiados. Madrid, Cátedra, 2004.

NAÏR, Sami. Refugiados, frente a la catástrofe humanitaria, una solución real. Editorial Crítica, 2016.

Fernando Martín Polo es Doctor en Geografía Humana por la Universidad de Barcelona.

Inmigrantes rumanos en movimiento

Rafael Viruela*

La crisis económica y financiera que sufre España desde finales de 2007 ha activado la movilidad geográfica de los inmigrantes rumanos, que destaca por la diversidad: circulación entre diferentes regiones españolas y entre España y Rumania, migración de retorno y emigración a otros países. En general, estos desplazamientos no se habían planificado con antelación y responden a la búsqueda de oportunidades que les permitan mejorar su situación, gravemente dañada por la crisis.

En los primeros años, se registró un notable aumento de la movilidad geográfica en España por motivos de trabajo. Entre 2007 y 2011, se duplicó la contratación de trabajadores rumanos en provincias distintas a la de residencia. Estos desplazamientos movilizan sobre todo a los varones, que trabajan fundamentalmente en el sector agrario. Entre las campañas agrícolas que atraen un mayor contingente destacan: la recolección de aceitunas en Andalucía y Extremadura; ajo y cebolla, además de la vendimia, en la Mancha; cítricos en Comunidad Valenciana; fruta en el valle del Ebro; recolección de fresas en Huelva, etc. Las campañas agrícolas requieren mano de obra abundante en cortos periodos de tiempo. Por este motivo, la estrategia de los trabajadores consiste en enlazar diferentes campañas con el fin de mantenerse activos durante más tiempo.

Principales flujos de trabajadores rumanos entre provincias de España, en 2011
Principales flujos de trabajadores rumanos entre provincias de España, en 2011

Fuente: Observatorio de las Ocupaciones. Servicio Público de Empleo Estatal.

Con la agudización de la crisis en 2012, la movilidad geográfica interna se redujo y aumentó la emigración exterior. En los últimos cuatro años, el stock de inmigrantes rumanos residentes en España se ha reducido en cerca de 200.000 efectivos. Entre los que emigran hay mayor proporción de varones porque son ellos los más afectados por la destrucción de empleo debido a su acusada dependencia del sector de la construcción. La mujeres suelen mantenerse activas (servicio doméstico, cuidado de personas dependientes, etc.) y permanecen en el lugar de destino para optimizar los recursos y para no cambiar el entorno de los hijos. No obstante, las diferencias de género se han reducido y también han emigrado familias enteras, lo que revela que parte de la emigración es definitiva o de larga duración.

Flujos de emigración de los rumanos (2008-14)

EVREM
AñoTotal% de mujeresAñoTotal% de mujeres
200813.78440,0200831.60540,5
200925.42140,1200949.13541,1
201033.22741,9201047.91342,4
201135.21843,7201140.31542,5
201235.66641,9201261.28843,2
201358.42942,5201366.36943,9
201456.46543,7201451.83245,5
2008-14258.21042,42008-14348.45742,9

Fuente: INE, Estadística de Variaciones Residenciales (EVR) y Estadística de Migraciones (EM).

La migración de retorno ha aumentado. Pero muchos de los que regresan a Rumania, ante las escasas oportunidades de trabajo, los bajos salarios y los deficientes servicios públicos, vuelven a emigrar o se instalan en la movilidad circulatoria, que consiste en desplazamientos de duración variable, repetitivos o cíclicos, entre el lugar de origen y el de destino. Así lo expresaba un inmigrante: “La gente retornó y vino otra vez. La gente está como… de camino. Es como un circuito. La gente regresa a Rumania, acaba los ahorros y viene de nuevo. La gente gasta y retorna aquí”. Algunos van y vienen con relativa frecuencia en busca de oportunidades o para interesarse por el negocio familiar y el proceso de construcción de la vivienda. Hay desempleados que cobran el subsidio en España y pasan la mayor parte del año en Rumania. Las idas y venidas han adquirido relevancia en los últimos años y responden a las dificultades que, en las actuales circunstancias, tienen muchos migrantes para asentarse en un único lugar.

Una de las estrategias de movilidad es la emigración a otro país, una opción que de momento es minoritaria pero con tendencia al aumento. Europa destaca como destino privilegiado por dos motivos fundamentales: la proximidad geográfica y la libertad de movimientos en el espacio Schengen. La ciudadanía europea otorga libertad de movimiento a los rumanos, que pueden desplazarse y residir donde quieran, aunque la mayoría prefiere ir a Alemania e Italia. La elección del nuevo destino está condicionada por el conocimiento que tiene el migrante por estancias anteriores a su establecimiento en España y/o por la presencia de familiares y amigos que facilitan la inserción laboral.

A pesar de la crisis, la mayor parte de los inmigrantes rumanos permanece en España (alrededor de 640.000 en el momento actual) por motivos diversos. Unos porque han mejorado laboralmente y se han integrado en la sociedad de acogida. Otros, aunque trabajen de forma intermitente y hayan menguado sus ingresos, consideran que están mejor aquí que en Rumania. Las salidas pueden aumentar si la situación de precariedad e inseguridad en la que viven muchas familias no experimenta un cambio sustancial y, muy especialmente, en la medida en que las mujeres tengan problemas para conservar su empleo. Es previsible que dentro de unos años aumente el número de retornados ya que la pensión de jubilación les permitirá vivir con más desahogo en Rumania.

Para mayor información:

MARCU, Silvia. La movilidad transfronteriza de rumanos en España en tiempos de crisis. Revista Internacional de Sociología, enero-abril de 2013, 71 (1), 115-141. <http://dx.doi.org/10.3989/ris.2012.01.18> ISNN: 1988-429X.

VIRUELA, Rafael. La movilidad interna e internacional de los inmigrantes rumanos durante la crisis, Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 15 de mayo de 2016. <http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-536.pdf > ISSN: 1138-9788.

*Rafael Viruela es profesor de la Universitat de València.

***

Si lo consideran oportuno, pueden elegir alguna de estas imágenes

Vivienda en construcción (Neamț, Rumania, septiembre de 2013)
Vivienda en construcción (Neamț, Rumania, septiembre de 2013)

Vehículo de tracción animal (Suceava, Rumania, septiembre de 2013)
Vehículo de tracción animal (Suceava, Rumania, septiembre de 2013)

La tercera oleada de “gachupines”. La emigración de españoles a México desde 2008

Jara Rodríguez-Fariñas, Juan Manuel Romero-Valiente y Antonio Luís Hidalgo-Capitán

Desde su independencia, México ha recibido tres importantes oleadas de emigrantes españoles, conocidos en México como “gachupines”. Dicho término, de carácter peyorativo, hacía referencia al español algo prepotente llegado al país que en poco tiempo adquiría una situación social acomodada; aunque en la actualidad ha perdido dicha connotación para ser utilizado de manera coloquial como sinónimo de emigrante español.

La primera de estas oleadas se produjo entre 1880 y 1930, fueron unas 30.000 personas y se les conoce como los emigrantes económicos; la segunda tuvo lugar entre 1938 y 1950, la conformaron unas 25.000 personas y sus integrantes son identificados como los exiliados políticos; y desde 2008 se está produciendo la tercera, cuya dimensión es a día de hoy difícil de precisar por cuanto se encuentra en curso.

Dicha oleada se constata por el hecho de que en la última década se ha triplicado la entrada anual de españoles a México (Figura 1) y, en concreto, desde el inicio de la crisis económica en 2008 hasta mediados de 2015, han llegado a México casi 7.000 emigrantes españoles, de los cuales el 73,1% han nacido en España (Figura 2).

La falta de oportunidades laborales en España, junto un aumento de la demanda de mano de obra cualificada por parte de México, ha hecho que muchos jóvenes españoles, y no tan jóvenes, emigren hacia este país, donde han encontrado no sólo un puesto de trabajo acorde con su formación, sino también la posibilidad de su desarrollo curricular.

5).

Figura 1. Emigración española a México (2002-2014). Datos absolutos.

Elaboración propia a partir de datos de la Estadística de Variaciones Residenciales del INE (201
Figura 1. Emigración española a México (2002-2014). Datos absolutos.
Elaboración propia a partir de datos de la Estadística de Variaciones Residenciales del INE (201

Figura 2. Emigración española a México por país de nacimiento (2008-2014). Datos absolutos. Elaboración propia a partir de datos de la Estadística de Migraciones del INE (2015).

La mayoría de estos nuevos emigrantes españoles se denominan a sí mismos como “exiliados económicos”, pues consideran que han sido expulsados de España por la falta de oportunidades de la que responsabilizan a la élite política de este país (“No nos vamos, nos echan”).

Casi el 50% de los nuevos emigrantes españoles tiene entre 25 y 44 años, el 60,5% son hombres y dos de cada tres no están casados legalmente. Procedentes principalmente de las comunidades de Andalucía, Madrid y Cataluña, la mayoría de ellos reside en el Distrito Federal y los Estados de Jalisco y de Puebla. Y en general se encuentran altamente cualificados, ya que algo más del 80% cuenta con estudios universitarios y más del 30% con formación de posgrado.

Los trabajadores españoles llegan a México para cubrir las necesidades de mano de obra cualificada, debido a que gran parte del capital humano mexicano, y en especial el más valioso, emigra hacia Estados Unidos. Así, ante las dificultades para contratar profesionales nacionales, muchas empresas mexicanas se ven obligadas a reclamar talento del extranjero.

Por otro lado, la crisis económica ha llevado a muchas empresas españolas a buscar oportunidades de negocio en México la oportunidad de hacer negocio, trasladando con ellos a una parte importante de sus plantillas, en muchos casos de manera forzosa, y generando con ello un importante volumen de “expatriados” entre los emigrantes españoles, que lógicamente tienen unas condiciones laborales más favorables que el resto.

A pesar de estas diferencias, a las que se suman las derivadas del tipo de titulación que posean, la mayoría de los emigrantes españoles obtiene ingresos que están por encima del salario medio mexicano. Aunque su nivel de vida depende también en gran medida de su lugar de residencia, ya que el coste de la vida varía enormemente entre ciudades e incluso entre barrios de una misma ciudad (alquileres, servicios, comercios…).

Como es habitual en todo proceso migratorio, las dificultades iniciales que encuentran los emigrantes españoles son la necesidad de regularizar su situación para poder trabajar y la escasez de recursos económicos para financiar el viaje y los primeros meses de estancia. Y aunque, pasados los duros momentos iniciales, la existencia de redes sociales y de una lengua y cultura común facilitan la integración, en su conjunto contemplan como problemas para su vida cotidiana: la calidad del sistema sanitario mexicano; la inseguridad; la ineficiencia de la burocracia nacional; sus condiciones laborales; el acceso, los precios y la calidad de las viviendas; y algunos problemas culturales, como por ejemplo los referidos a las relaciones de género.

Los emigrantes españoles, en general, están bastante satisfechos de su proceso migratorio a México y, de hecho en torno al 45% de ellos tiene pensado permanecer en el país de manera indefinida. Del resto, alrededor del 30% aspira a reemigrar a otro país para seguir ampliando su currículum; mientras que sólo el 25% se plantea el retorno a España.

Y mientras la economía española no acabe de remontar y siempre y cuando la economía mexicana siga creciendo y disminuya la inseguridad y la corrupción en el país, cabe de esperar que sigan llegando a México nuevos emigrantes españoles. Así, como lo hicieron los “gachupines” de las dos primeras oleadas, los exiliados económicos de la tercera oleada de “gachupines” ya están contribuyendo al desarrollo económico y cultural de México.

Para mayor información:

RODRÍGUE-FARIÑAS, J., ROMERO-VALIENTE, J. M., HIDALGO-CAPITÁN, A. L. (2016). Los exiliados económicos. La nueva emigración de españoles a México (2008-2014). En: Scripta Nova, [en línea]. No. 532, 15 de marzo de 2016. ISSN 1138-9788. Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/nova-ig.htm.

Jara Rodríguez-Fariñas es Doctoranda en Sociología por la Universidad de Huelva y miembro del equipo del Proyecto FIUCUHU del Centro de Investigación en Migraciones de la Universidad de Huelva.

Juan Manuel Romero-Valiente es Profesor Titular de Geografía, coordinador del Proyecto FIUCUHU del Centro de Investigación en Migraciones de la Universidad de Huelva y miembro del Proyecto FLACSO – España.

Antonio Luís Hidalgo-Capitán es Profesor Titular de Economía Aplicada, coordinador del Proyecto FIUCUHU del Centro de Investigación en Migraciones de la Universidad de Huelva y miembro del Proyecto FLACSO – España.

EL DURO ITINERARIO VITAL DE UN EMIGRANTE. LA ÚLTIMA CARRERA DE AQUILINO SOTO

Vicente Casals Costa*

La importancia del papel desempeñado por aquellos a los que se ha denominado “gentes sin historia” es fundamental para la preservación de la memoria colectiva. La Historia, en mayúsculas, no puede entenderse sin ellos; son en realidad la esencia de la que se nutre nuestro espíritu colectivo. Con mucha frecuencia, además, este acontecer vital se relaciona con los intensos procesos migratorios que en todos las épocas han protagonizado millones y millones de personas anónimas que han forjado su manera de ser por medio mundo. Auténticos cosmopolitas, a pesar suyo, que con no poca frecuencia han contribuido de forma relevante a moldear lo mejor de nuestra cultura popular.

El día 2 de septiembre falleció Aquilino Soto, ciudadano respetado y deportista popular de Sabadell. Nació cubano en 1926 al igual que tres de sus seis hermanos. Sus padres se habían desplazado a la isla antillana hacia 1914-1915, siguiendo la oleada migratoria que atrajo a numerosos habitantes de la comarca de el Bierzo (León, España) a trabajar en la próspera industria del azúcar. Ésta, había iniciado, sobre todo en la zona de Camagüey, un ciclo expansivo por aquellos años y que perduró hasta 1926, el año de nacimiento de Aquilino.

El estancamiento de la producción azucarera en la isla en torno a esta fecha debió inducir a sus padres a regresar a la Península Ibérica y se establecieron nuevamente en el hogar familiar, en la leonesa población de Vega de Valcarce, donde permaneció hasta los tres años, momento en que su familia se incorporó nuevamente al ciclo migratorio, como tantos otros bercianos, a la búsqueda de nuevas oportunidades económicas.

En esta ocasión el destino fue la pequeña ciudad de Montbard, en la Borgoña francesa, cuya actividad más importante giraba en torno a una gran empresa metalúrgica, popularmente conocida con el nombre de “Corps Creux”, especializada en la construcción de tuberías y cuya actividad continúa hasta el presente. Esta pequeña, pero importante ciudad, cuna del gran naturalista de la Ilustración Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, cuya huella le ha conferido carácter, marcó de manera muy profunda a Aquilino. Fueron los años de la inicial escolarización –hasta los nueve años– en la escuela pública de la ciudad, y de los atisbos de conciencia social. En 2011, a los 85 años de edad, realizó un viaje de una semana, junto con su hija María José y su nieto Joan, a Montbard. Reconoció perfectamente la ciudad de su niñez, la fábrica, el barrio de las casas para obreros en que residió, hoy totalmente renovado, el canal de Borgoña y su puerto, la escuela, así como alguna de las casas en las que su padre se reunía con sus compañeros de Partido Comunista.

[Figura]

Sin embargo, algunas dificultades aparecerán en el cielo de Montbard. En 1935 se formó el Front Populaire francés, que al siguiente año ganará las elecciones. Esto, para una familia militante de izquierda como la de Aquilino, debió ser una buena noticia… con resultados inesperados. El Front Populaire comenzó a impulsar una política en la que se insistía en determinados aspectos de carácter nacionalista, en especial en relación a los trabajadores extranjeros que fueron objeto de algunas limitaciones en sus actividades, sobre todo si eran de carácter político. Al parecer, el padre de Aquilino se vio en la tesitura de tener que optar, para poder continuar sin problemas en Francia, por acogerse a la nacionalidad francesa, cosa que no aceptó. Y de nuevo de vuelta al Bierzo.

El regreso a Vega de Valcarce en 1935 tuvo para la familia consecuencias graves. También en España triunfó el 1936 el Frente Popular a lo que le siguió, como es sobradamente conocido, el levantamiento faccioso encabezado por el general Franco. El Bierzo quedó pronto bajo control del ejército franquista. Uno de los hermanos mayores de Aquilino, Floreal, era un militante destacado de las Juventudes Socialistas Unificadas de aquella zona, y por tanto objetivo directo de los franquistas. Abandonó Vega en dirección a Asturias con la intención de incorporarse al ejército republicano. Nunca más se supo de él.

Luego, la guerra, la postguerra y la lucha por la supervivencia en condiciones difíciles. El Bierzo en los años cuarenta era, sin duda, un lugar extremadamente duro para un adolescente; más si su familia estaba marcada con el estigma de ser de izquierda, que dio lugar a situaciones duras y complicadas. Aquilino las vivió allá por 1943-1944, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, y llevan por nombre uno de los elementos de la tabla periódica: wolframio. El wolfram, como se le conocía por allá, es un mineral que en aquellos años desempeñaba un importante papel estratégico, pues se utilizaba para aumentar la resistencia de los cañones utilizados en la guerra, un proceso técnico dominado, sin embargo, solamente por el ejército alemán. Y en el Bierzo apareció wolframio en la cima de la Peña do Seo, una montaña situada en los aledaños del límite con Galicia.

Y el wolframio comenzó a ser extraído, inicialmente de forma furtiva; un tipo de minería que recordaba los procesos más descontrolados del Far West norteamericano. Organizados en cuadrillas, los mineros extraían el mineral superficial con el recurso del cartucho de dinamita y lo defendían a punta de pistola, una realidad de tintes surrealistas, más si atendemos a la situación y condiciones políticas bajo las que tuvo lugar. Raúl Guerra Garrido describió magistralmente este periodo en su novela El año del wolfram. Y ahí estaba Aquilino acarreando sobre sus hombros sacos del mineral hasta los puntos donde los traficantes lo hacían llegar a los alemanes (o a los aliados, si pagaban mejor).

Cuando años después en 1951, Aquilino y su familia retomaron el ciclo migratorio, ya con 25 años, llevará consigo un arraigado anticlericalismo y un profundo odio a la monetarización de las relaciones humanas. De nuevo buscarán un lugar que ofreciera oportunidades y creerán encontrarlo en Sabadell, la ciudad que Víctor Balaguer, a mediados del siglo XIX, bautizó como el “Manchester catalán”, y que en los años de 1950 lo era del muy franquista alcalde Marcet, de los fabricantes del textil, de las cuevas de las márgenes del río Ripoll. Cuando unos pocos años después se casó, estableció su hogar en el Sabadell del Sur, en el barrio de Campoamor.

Cuando contaba 62 años se aficionó a las carreras de atletismo, práctica que mantuvo hasta hace pocos años. No había practicado con anterioridad otro deporte ni tenía ninguna preparación especial, a no ser sus largas caminatas por las empinadas laderas de los montes bercianos o sus acarreos de mineral por las cuestas de la Peña do Seo. El atletismo, en el que obtuvo unos excelentes resultados dentro de su categoría, lo convirtió en un personaje muy popular en el mundo del deporte, sobre todo sabadellense. En cierta forma, correr ha sido una metáfora de su vida y una forma de liberación. Incluso su fallecimiento se ajustó a esta pauta que al fin le ha llevado a iniciar su última andadura hacia el infinito.

Aquilino Soto con su nieto Joan junto al Hôtel de Buffon, en Montbart, el 20 de abril de 2011. La residencia, levantada por el naturalista ilustrado en 1734, acogió en la década de 1930 la escuela pública, en la que Aquilino efectuó sus primeros estudios. Foto del autor.
Aquilino Soto con su nieto Joan junto al Hôtel de Buffon, en Montbart, el 20 de abril de 2011. La residencia, levantada por el naturalista ilustrado en 1734, acogió en la década de 1930 la escuela pública, en la que Aquilino efectuó sus primeros estudios. Foto del autor.

(*) Investigador de la Fundació Bosch i Gimpera, Universitat de Barcelona.

Para mayor información:

Paloma Arenós. Aquilino Soto (1926-2015). El yayo del atletismo, La Vanguardia, jueves 10 de septiembre de 2015, http://www.lavanguardia.com/obituarios/20150907/54435146270/aquilino-soto-yayo-atletismo-obituario.html

La costa mediterránea española: un retiro no tan dorado

Joan Carles Membrado*

En 2014, por primera vez desde 1990, se observa un descenso a nivel estadístico en el número de retirados de alto poder adquisitivo que dedicieron instalar su residencia en la costa mediterránea española, cuyo volumen era cercano a las 450.000 personas en 2012.

El 95 por ciento de los inmigrantes mayores de 55 años llegados a España durante las últimas dos décadas se instaló en las zonas más cálidas y soleadas del territorio español: el litoral de clima mediterráneo, y también las islas Canarias. Este tipo de inmigrantes de alto poder adquisitivo, también llamados «turistas residenciales», fue atraído por grandes empresas de la construcción y promotores inmobiliarios, que tendían a concentrar inmigrantes de la misma nacionalidad (alemana, inglesa, holandesa, noruega, sueca…) en ciertas áreas, con el fin de optimizar recursos y costes, tratando de vender cada urbanización en un solo país. Se crearon así colonias de personas de una misma nacionalidad, las viviendas de las cuales eran buscadas por los inmigrantes retirados que, al desconocer la lengua del país de acogida, se encontraban más seguros si podía vivir entre vecinos del mismo país. Algunos promotores, banqueros y políticos se enriquecieron gracias a la especulación del suelo y el crecimiento urbano ilimitado durante la burbuja inmobiliaria española (1998-2007), y un considerable número de empresas y bancos gestores de dichos proyectos acabó quebrando, incapaces de prever la crisis económica que estalló en 2007.

El «turismo residencial» atrajo mucha mano de obra a la costa mediterránea española para dar servicio a los inmigrantes retirados, cuyo gasto estaba asegurado gracias a las pensiones que recibían desde sus países. Sin embargo, la rápida inmigración tanto de jubilados como de personas que trabajaban para ellos ha congestionado algunas zonas de la costa mediterránea, en especial la Costa Blanca, y ha saturado determinadas infraestructuras (sanitarias, viarias, eléctricas, de agua…). Algunos de los primeros inmigrantes que hace décadas decidieron instalarse en idílicas zonas rurales de la arcádica costa mediterránea se han visto privados de esta tranquilidad conforme los promotores, con la complicidad de las autoridades locales y regionales, han construido sobre antiguos terrenos catalogados como rústicos, proceso que se aceleró desde la aprobación de la ley del suelo de 1998, que permitía la edificación sobre cualquier terreno que no estuviese expresamente protegido. La falta de una planificación urbana adecuada, que habría hecho posible el control de los excesos de los promotores, ha llevado a la construcción incontrolada de extensas áreas suburbanas, lo que a su vez ha infligido un daño irreversible al medio ambiente y al paisaje, que ha perdido campos, montañas y bosques.

Además, cabe destacar la falta de cohesión territorial y social entre los inmigrantes jubilados noreuropeos y la gente local, que a menudo los considera como meros consumidores de productos y servicios. Una medida para evitar el aislamiento de los turistas residenciales sería conectar las urbanizaciones periféricas donde viven con los centros urbanos a través del transporte público, paseos peatonales y carriles bici, además de dotarlas de zonas verdes y servicios públicos.

Si los políticos locales de la costa mediterránea no empiezan a trabajar de una manera más racional y sostenible, tal vez los inmigrantes jubilados noreuropeos que ahora viven allí podrían no tener reemplazo. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2014 nos indican un descenso alarmante de 85.000 retirados (gente de más de 55 años) procedentes de países europeos más ricos que España. No obstante, hay que tomar con cautela esta cifra, ya que en realidad lo que ha pasado es que el INE ha hecho una depuración del padrón de extranjeros (muchos municipios sobrevaloraban su población extranjera para poder recibir más ayudas estatales), lo que ha implicado un descenso acusado de la población perteneciente a este colectivo. No se puede hablar, por el momento, de un éxodo masivo, pero habrá que estar atento durante los próximos años a los movimientos de este colectivo de población, pieza clave para la economía local de algunas áreas del litoral mediterráneo español.

Joan Carles Membrado Tena es profesor de Geografía en la Universitat de València (España)

Para mayor información:

MEMBRADO TENA, Joan Carles. Migración residencial y urbanismo expansivo en el mediterráneo español. Cuadernos de Turismo, 2015, nº 35; pp. 259-285 Universidad de Murcia. [En línea]. http://revistas.um.es/turismo/article/view/221611/173111

Algo más que fútbol: sobre las ligas de inmigrantes en España

Francisco José Cuberos Gallardo (*)

Las poblaciones inmigrantes incorporan a las sociedades receptoras formas novedosas y diferenciadas de ocupación de los espacios públicos. En el caso de los latinoamericanos llegados a España durante las últimas dos décadas, llama poderosamente la atención la tendencia de estas personas a organizar ligas de fútbol-sala y baloncesto. Estos campeonatos, celebrados generalmente en canchas municipales y durante los fines de semana, congregan regularmente a miles de personas. En torno a ellos los inmigrantes han ido forjando un espacio propio, el de las ligas latinas, cuya trascendencia excede el ámbito del deporte y entronca directamente con la importancia de la identidad en el contexto de las migraciones de la globalización.

Para entender la importancia de estas ligas es necesario considerar su estructura, y más específicamente la potencialidad de esa estructura en tanto mecanismo de reproducción de identidades. Un estudio atento permite constatar que las ligas operan como un potente dispositivo para la visibilización de un conjunto amplio y diverso de identidades culturales importadas desde los países de origen de los inmigrantes. En torno a estos campeonatos es posible encontrar referencias que remiten de manera directa a los orígenes de las poblaciones migrantes que participan en ellos. Así, y durante los primeros años del siglo XXI, la preponderancia de ecuatorianos dentro de la inmigración latinoamericana con destino en España se tradujo en equipos cuyos nombres y símbolos apuntaban a referentes regionales, locales e incluso barriales del país andino. Los partidos podían enfrentar al barrio de Calderón con el cantón de Pedro Carbo, y los colores de las camisetas movilizaban sentimientos fuertemente vinculados al origen quiteño o guayaco, costeño o serrano de sus integrantes. En las ligas los inmigrantes encontraban algo más que fútbol: hallaban un lugar donde reproducir referentes culturales compartidos, un espacio donde comunicarse dentro de unos códigos comunes y ser comprendidos.

Con el tiempo, la incorporación a la sociedad española de importantes contingentes de colombianos y bolivianos, argentinos y peruanos, chilenos, paraguayos o brasileños se ha ido viendo reflejada en la incorporación de nuevos deportistas a estas ligas amateurs. La diversificación del perfil sociocultural de los futbolistas ha sido facilitada por la estructura de los campeonatos, que demuestra ser útil para absorber y visibilizar un número amplio y diverso de identidades: poco a poco a las competiciones barriales-locales ecuatorianas fueron sumándose equipos cuyos nombres y colores aludían a referentes de origen boliviano, paraguayo o de otros países del subcontinente. La misma estructura, basada en enfrentamientos sucesivos entre múltiples equipos de diversos orígenes permite la visibilización en la distancia de un paisaje étnico del que participan activamente miles de personas.

La importancia de estas ligas en tanto dispositivo de reproducción identitaria ha sido el objeto de una investigación desarrollada en torno a los inmigrantes latinoamericanos residentes en la ciudad de Sevilla. Nuestros hallazgos apuntan, en este sentido, a la importancia renovada que la identidad adquiere en un contexto migratorio marcado por la precariedad estructural. Debe tenerse en cuenta que los inmigrantes latinoamericanos han enfrentado mayoritariamente situaciones de vulnerabilidad severa en su inserción laboral, legal y residencial en la sociedad española. La búsqueda de trabajo, de vivienda o de permisos legales de residencia ha sido vivida generalmente como un problema grave que es afrontado con una seria carencia de recursos. En este contexto, una estrategia de importancia vital para estas personas ha sido el refuerzo de redes de ayuda mutua basadas en la identidad compartida. Y es aquí donde las ligas de fútbol cobran su sentido.

La participación de las ligas latinas permite a los inmigrantes reconstruir y visibilizar un paisaje étnico que mantiene vivos sus referentes culturales. Al participar de estos referentes, los inmigrantes toman parte de unas redes sociales que, más allá de su importancia simbólica, poseen importantes aplicaciones prácticas en el desarrollo de estrategias de resistencia a la precariedad. El hecho de seguir siendo quiteño, costeño, colombiano o latino es la base sobre la que estas personas construyen redes de defensa frente a la vulnerabilidad que padecen. En torno a las ligas las redes barriales, locales y regionales sostienen importantes flujos de información, así como formas de acceso a consejos, préstamos y otras formas de ayuda.

El enfoque planteado permite complejizar la interpretación de las prácticas de los inmigrantes, y especialmente de las formas diferenciadas en que ocupan los espacios públicos de las ciudades que habitan. Al conectar el análisis de un pasatiempo como las ligas deportivas con sus identidades culturales y con sus condiciones materiales de vida, conseguimos superar ciertas visiones simplificadoras y estigmatizantes de la identidad que, durante los últimos años, han alertado sobre los riesgos de una inmigración que supuestamente mantendría vínculos esenciales con identidades inintegrables. Por el contrario, el estudio de las ligas latinas permite comprender la identidad como un recurso que, más allá de estar fundado sobre rasgos culturales objetivos, es activado de manera estratégica para optimizar las opciones integración en la sociedad receptora.

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CUBEROS GALLARDO, Francisco José. La identidad en juego: las ligas de fútbol como espacio-tiempo para la reproducción cultural entre inmigrantes. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 20 de febrero de 2014, vol. XVIII, nº 468. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-468.htm>. ISSN: 1138-9788.

(*) Francisco José Cuberos Gallardo es antropólogo e investigador Postdoctoral en el Centro de Investigação e Estudos de Sociologia – Instituto Universitário de Lisboa (CIES-IUL)