De la no gestión al empresarialismo: gobernanza y renovación urbana en las ciudades medias latinoamericanas

José Prada-Trigo*

La transición desde la gestión al empresarialismo urbano es un tema importante en los estudios territoriales de los últimos años. Aunque este no es un fenómeno nuevo en América Latina, donde los casos de Santiago de Chile, Bogotá o Buenos Aires han sido pioneros, apenas existe un acercamiento a esta realidad desde la perspectiva de las ciudades intermedias. Los cambios políticos y económicos sufridos en la región desde los años 70 supusieron la consolidación de un modelo de corte empresarialista, en el contexto del apuntalamiento de estados neoliberales, que afectaron a todas las escalas de la jerarquía urbana. A partir de ese momento, cobraron mayor fuerza, tendencias ya presentes en la trayectoria de América Latina, como la aparición de altas tasas de desigualdad social, inseguridad, violencia o pobreza en los ámbitos urbanos.

El caso de Ecuador no es muy diferente al de otros países de la región. Desde los años ochenta se produce la eclosión de gobiernos locales populistas, sin una política urbana explícita, ni mecanismos de participación de la población. Esta situación, que impidió cualquier posibilidad de construir un proyecto colectivo de ciudad, fue seguida por la aparición a finales del siglo XX de modelos de gestión empresarial en varias ciudades del país, que llevaron, en general, a una privatización en la administración de los servicios y al desarrollo del mercado como salida del caos en que se encontraban estos espacios.

En algunas ciudades como Machala y Guayaquil esta transición se desarrolló con especial intensidad, debido a la situación de abandono previa y a la virulencia con la que se acometió la implantación del modelo de gestión empresarial. En el caso de Guayaquil, desde 1996 se inició la recuperación del malecón de la ciudad como obra emblemática destinada a atraer la inversión privada, lo que supuso la aniquilación del espacio público y de la identidad patrimonial de la ciudad, en beneficio de una arquitectura de carácter genérico y articulada alrededor de los nuevos centros comerciales. Este proceso continuó en los siguientes años con la renovación de otros enclaves centrales y de las clases medias guayaquileñas. En todos ellos se produjo una concesión de la gestión a fundaciones y la seguridad se delegó a empresas privadas, aplicándose una «limpieza social» que eliminó de los lugares renovados a clases populares, prostitutas, mendigos, homosexuales y elementos no acordes con la ideología establecida. El resultado ha sido una ciudad aséptica, orientada a la segregación social y la atracción del turismo y las inversiones.

En el caso de Machala, el proceso de regeneración urbana se inspira en el modelo de la ciudad de Guayaquil, en parte como consecuencia de su tradicional dependencia social, política y económica. La renovación de Machala se apoya en una serie de elementos como el rediseño de parques y plazas, la securización de las áreas renovadas con empresas de seguridad privadas, la atracción de inversión externa hacia las áreas renovadas, la nula participación ciudadana en el proceso de regeneración, o los intereses de las coaliciones y grupos de poder en este proceso, quienes dirigen y se benefician, por medio de empresas intermediarias, de todos estos trabajos. Por el camino quedan desatendidas, al igual que en Guayaquil, cuestiones vinculadas a la pervivencia de barriadas enteras con infraviviendas, a la existencia de altos índices de pobreza, desigualdad o analfabetismo, a la ausencia de gestión frente a los elevados riesgos de inundaciones o a la nula gestión medioambiental.

La regeneración urbana de Guayaquil y Machala es un proceso en el que no sólo la participación ciudadana está ausente, sino también lo está la atención de los intereses de la ciudadanía, con su reflejo en unos índices sociales nefastos y una peor evolución que otras ciudades ecuatorianas. Esto otorga perspectivas diferentes desde las cuales cuestionar la eficacia de los modelos de gestión empresarial, más allá de los oropeles, la propaganda oficial o las flamantes inversiones externas en hoteles de lujo y centros comerciales.

Para mayor información:

PRADA-TRIGO, JOSÉ. ¿De la no-gestión al empresarialismo? Algunas evidencias en la transformación de la gobernanza urbana en las ciudades medias latinoamericanas a través de un caso de estudio ecuatoriano. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2015, n° 69, p. 437–463. <http://boletin.age-geografia.es/articulos/69/19%20BAGE69.pdf>

* José Prada-Trigo es Profesor de la Facultad de Ciencias de la Hospitalidad de la Universidad de Cuenca, Ecuador.

¿PROVEER VIVIENDA O CONSTRUIR CIUDAD? LA NECESARIA REHABILITACIÓN DE LOS CRECIMIENTOS RESIDENCIALES RECIENTES EN ESPAÑA

Melisa Pesoa y Joaquín Sabaté

Entre 1980 y 2010, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, se ejecutan numerosos proyectos residenciales en ciudades intermedias españolas, dando lugar, en muchos casos, a los “ensanches” de nuestro siglo. Su análisis y su comparación con los más conocidos ensanches del siglo XIX, pone de manifiesto la necesidad de corregir numerosos aspectos para garantizar su eficiencia, funcionalidad y urbanidad.

Los ensanches decimonónicos combinaron ordenación pública, unitaria y homogénea, con un desarrollo privado diversificado, sujeto a unas pautas claras. La mayoría de los trazados, con forma ortogonal, como en tantas fundaciones latinoamericanas, han demostrado una notable capacidad de adaptación y de transformación.

Cien años después ya no se trata de hacer una ciudad nueva o de afrontar un proyecto unitario y de grandes dimensiones, sino de satisfacer una notable demanda de vivienda mediante operaciones de tamaño acotado (una media de 40 has), que se incorporan a la ciudad de manera puntual.

El análisis de más de medio centenar de estos recientes proyectos españoles arroja resultados sorprendentes.

La densidad, que suele estar por debajo de las 30 viviendas por hectárea, resulta un factor crítico, como lo es la excesiva aportación de espacios libres, muy por encima de los mínimos exigidos, en localizaciones por lo general periféricas y en ámbitos de baja densidad. Esta sobreabundancia de espacios libres, relativamente fragmentados en una periferia poco densa, genera espacios costosos de mantener, e incluso poco apropiados para su comunidad.

Se observa una notable proporción de viario: si en la ciudad tradicional y en los ensanches del XIX, esta proporción suele oscilar entre el 25% y 30% del total, en las operaciones analizadas vemos como frecuentemente supera el 35%.

Otra singularidad remarcable es la ausencia general de usos no residenciales en las plantas bajas de los edificios (comercios, bares, servicios, etc.), ya sea por no haberse previsto, o porque no han llegado a ocuparse aún. Las dotaciones y servicios se disponen concentradas, en lugar de repartirse en piezas de menor tamaño y ajustadas a las necesidades cotidianas de los residentes. Las consecuencias son disminución de la complejidad funcional, de la urbanidad, y desplazamientos forzados para cubrir necesidades muy básicas. Esto se agrava, nuevamente, por la situación periférica de varios de estos conjuntos y su baja densidad.

La opción más común es el bloque (casi el 59% de los casos analizados), seguido por viviendas adosadas (o en hilera, 26%). Muy pocos casos combinan tipologías, un factor que propiciaría una cierta diversidad y mezcla social. Las construcciones se disponen en el perímetro de la manzana, respetando las alineaciones a las calles. La actual libertad compositiva no redunda en una diversidad de tipos edificatorios, ni de programas funcionales. Las manzanas son, por lo general, más complejas que las decimonónicas, en la medida en que introducen tipologías diversas, espacios públicos y dotaciones. Sin embargo llama la atención su tamaño, inferior al tradicional.

A pesar de su carácter tamaño reducido, estas operaciones no resuelven con sensibilidad su relación con la ciudad existente, ni con los barrios contiguos. Más que construir ciudad, como los ensanches decimonónicos, estamos frente al proyecto de fragmentos, que acaban encajando en un difícil rompecabezas. No existe innovación como en los ensanches del XIX, en las propuestas del Movimiento Moderno o la reciente experiencia de las áreas concertadas en París. Se trata de una oportunidad de experimentación desaprovechada, donde más allá del considerable parque de viviendas construido, no se ha profundizado lo suficiente, ni se han buscado alternativas en la definición de las agrupaciones.

¿Cuáles son las alternativas de futuro de estos fragmentos?

¿Cómo hacerlos habitables y sustentables en el tiempo?

Este es el reto que nos plantean las nuevas periferias: pensar en las relaciones entre las partes, las de los fragmentos entre sí y las de éstos con la ciudad central. Unir costuras, reorganizar espacios libres, buscar estrategias de densificación, introducir nuevas actividades de manera distribuida, mezclar sectores sociales… Se trata de encontrar pautas para la puesta al día de una ciudad reciente, pero que, en oposición a la tradicional, ha crecido en base a la fragmentación y una excesiva homogeneidad, y siendo tan joven, reclama ya su rehabilitación.

Melisa Pesoa es arquitecta, máster en investigación, y esta finalizando su tesis doctoral en el Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio.

Joaquín Sabaté es doctor arquitecto y economista. Catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Cataluña.

Para mayor información: Esta investigación forma parte del proyecto “Evaluación de las tramas urbanas residenciales en la transformación reciente de las ciudades españolas. La eficiencia energética como criterio de medida”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, consultable en http://www.proyectocrece.es/p/presentacio.html.

EL IMPACTO TERRITORIAL DEL TERCER BOOM TURÍSTICO-INMOBILIARIO DE CANARIAS Y SUS EFECTOS EN LA COEXISTENCIA DE USOS TURÍSTICOS Y RESIDENCIALES

EN AZUL CORRECCIONES HECHAS POR MI

EL IMPACTO TERRITORIAL DEL TERCER BOOM TURÍSTICO-INMOBILIARIO DE CANARIAS Y SUS EFECTOS EN LA COEXISTENCIA DE USOS TURÍSTICOS Y RESIDENCIALES

Juan Israel García Cruzi

La tradicional coexistencia de usos turísticos y residenciales ha venido dada por procesos de urbanización singular en los que mercado turístico e inmobiliario se han desarrollado de forma conjunta. Aun así, la política turística implementada a principios del siglo XXI en Canarias plantea una especialización de usos contraria a esta relación previa. Sin embargo, los efectos derivados del último ciclo expansivo (1998-2008) han condicionado un importante crecimiento del uso residencial, ente otras razones, por efectos inesperados de la política turística, lo cual pone de manifiesto las dificultades que entrañan tal objetivo y la necesidad de considerar esta coexistencia de usos en el modelo turístico.

El desarrollo turístico en España se ha caracterizado por la sucesión de ciclos de crecimiento y declive, vinculados con el contexto socio-económico nacional e internacional. Éstos se han establecido como límites temporales de los denominados “booms turísticos”, procesos de crecimiento turístico-inmobiliario que han consolidado los principales destinos turísticos nacionales a través de la urbanización, viéndose condicionados por las políticas públicas desarrolladas en cada momento.

Caracterizado por un crecimiento constante de la oferta sin considerar el comportamiento de la demanda, ante situaciones de estabilización o reducción de ésta última, se han sucedido una serie de crisis turísticas que han facilitado un importante trasvase de plazas turísticas hacia el mercado inmobiliario (alquiler o venta). Todo ello ha incentivando la presencia de usos residenciales en estos ámbitos, donde cada mercado ha seguido teniendo su demanda, aunque el residencial comenzaba a ocupar progresivamente una oferta potencialmente turística.

Considerando esta experiencia, ante un nuevo ciclo económico expansivo, las expectativas de crecimiento de la oferta alojativa turística en Canarias fijaban escenarios en los que se llagaban a prever más de 500.000 plazas sobre las 340.000 existentes en el año 2000, requiriendo de un considerable aumento de una demanda que ya superaba los 10 millones de turistas anuales, así como el riesgo de un nuevo desajuste oferta-demanda que produjese cambios del uso turístico al residencial en el futuro.

En este escenario, el Gobierno de Canarias tomó la decisión de articular un proceso de intervención reglamentaria sobre la base de un nuevo modelo turístico. Éste recibiría la denominación informal de “moratoria turística”, correspondiéndose con la promulgación de una serie de normas que afectarían a diversos aspectos relacionados con la racionalización del crecimiento, estándares de urbanización y edificación turística, fomento de la oferta complementaria de ocio, incentivo de la renovación y la especialización turística de estos ámbitos, entre otros elementos.

Esta intervención abrió un amplio debate en torno a sus efectos, máxime cuando una parte se había ejecutado en medio de un escenario de auge del sector inmobiliario, por lo que, entre otros elementos, se planteaban diferentes cuestiones en torno al posible crecimiento y transformación de los espacios urbano-turísticos.

Tomando en cuenta la dimensión territorial de este proceso, la consideración de una serie de variables temáticas cuantificables facilitan el obtener conocimiento contrastable a través de su medición sistemática. Así, a través de la implementación de un Sistema de Información Geográfica (SIG) se permitiría tal labor. Éste se ha desarrollado dentro de un proyecto mucho más amplio, en el que las diferentes líneas de trabajo han mantenido una interrelación a la hora de construir un modelo explicativo, pudiendo destacar entre sus resultados los que se citan a continuación:

En primer lugar, ante la política de contención de la oferta alojativa turística, el crecimiento experimentado no ha alcanzado las 75.000 plazas, lo que lo sitúa por debajo de los escenarios de crecimiento potencial. Aun así hay que matizar que los nuevos estándares edificatorios han supuesto que la relación de metros cuadrados por plaza se duplique (de 30m3/plaza a 60m2/plaza), lo que supone un menor número de establecimientos, pero más amplios.

En segundo lugar, el fomento de la oferta complementaria de ocio se ha traducido en la implantación de nuevas infraestructuras, destacando por su número y extensión los campos de golf, pasando de los 8 existentes en 1998 a los 24 actuales, vinculados con importantes proyectos inmobiliarios.

Por último, siendo el más importante de todos ellos, el uso residencial ha protagonizado el proceso de urbanización, suponiendo el 40,4% del espacio ocupado entre 1998 y 2009 en las principales áreas turísticas de Canarias, muy por encima de la oferta alojativa y complementaria turística.

Paradójicamente, el crecimiento y transformación de los espacios urbano-turísticos de Canarias no ha venido de la mano de usos controlados por la política turística, sino por uno al margen de la misma y en contra de sus objetivos. El uso residencial, lejos de ser contenido, se ha visto incentivado por la reconversión de proyectos inicialmente turísticos en residenciales y su vinculación con infraestructuras turística, como son los campos de golf, incumpliendo con el objetivo de especializar estos ámbitos en el uso turístico.

Con todo ello, aunque el actual cambio de ciclo ha modificado el contesto socio-económico, reduciendo la presión de nuevos proyectos inmobiliarios sobre lo turístico, los cambios en la demanda y el auge del alquiler vacacional, sustentado por el importante peso del uso residencial en estos ámbitos, plantea una nueva problemática de difícil resolución. Por ello, ante una compleja y, hasta el momento, infructuosa diferenciación física de usos, cabe plantear un modelo turístico en el que ambos sean considerados.

Ejemplo de mapa de ocupación del suelo de un área turística de litoral (Coste Teguise, Lanzarote)
Ejemplo de mapa de ocupación del suelo de un área turística de litoral (Coste Teguise, Lanzarote)

Para mayor información:

GARCIA CRUZ, J.I. El análisis del impacto territorial del tercer boom turístico de Canarias (España) a través de la aplicación de un sistema de información geográfica (SIG). Cuadernos de Turismo, 2015, nº 36, p. 219-245. <http://revistas.um.es/turismo/article/view/230971/178891>

FRASE A DESTACAR

las expectativas de crecimiento de la oferta alojativa turística en Canarias fijaban escenarios en los que se llagaban a prever más de 500.000 plazas sobre las 340.000 existentes en el año 2000,

los campos de golf, pasando de los 8 existentes en 1998 a los 24 actuales,

i Juan Israel García Cruz es Doctor en Geografía por la Universidad de La Laguna (Islas Canarias). Profesor de la Escuela de Turismo de Santa Cruz de Tenerife y miembro del grupo de investigación ReinvenTUR.

BOA GOVERNANÇA MUNICIPAL E METROPOLITANA NO BRASIL: UM DIREITO DO CIDADÃO

ylvio Bandeira de Mello e Silva

Uma bela obra de arte pintada por Ambrogis Lorenzetti, entre 1337 e 1339, exposta no Palácio Público de Siena/Itália, já retratava bem, em seis quadros integrados, como deveria ser um bom governo e como seria um mau governo (imagens disponíveis no Google). Em resumo, a paisagem urbana em um bom governo, com um rei virtuoso, seria bem organizada e teria efeitos favoráveis no campo expressos em uma paisagem também bem organizada e atraente. A paisagem urbana em um mau governo, dirigido por um tirano, não seria bem estruturada, com conflitos, prédios em ruinas e até mortos nas ruas. Os efeitos no campo seriam desastrosos, com guerra, casas destruídas e plantações queimadas.

É importante recuperar as questões relacionadas com governo/governabilidade em um momento de grave crise nacional É importante recuperar as questões relacionadas com governo/governabilidade em um momento de grave crise nacional. Inicialmente, é preciso considerar como tese que um bom governo nacional teria repercussões favoráveis nas escalas municipal, estadual e regional. O destaque neste artigo será dado aos municípios e às regiões metropolitanas brasileiras pelo fato de que os mesmos possuem uma legislação bem detalhada sobre planejamento e gestão municipal (Lei 10.257/2001, chamada de Estatuto da Cidade, com abrangência sobre todo o município) e planejamento e gestão metropolitana (Lei 13.089/2015, chamada de Estatuto da Metrópole, envolvendo toda a região metropolitana). Evidentemente, um bom governo estadual também deveria ter bons efeitos sobre todos os municípios e regiões que compõem o território de cada estado.

Considerando a evolução das ideias sobre governo e políticas públicas e a experiência histórica sobre planejamento em sociedades democráticas, é mais adequado chamar hoje de governança e não governo. Com efeito, a governança vai além das considerações sobre governo e governabilidade (a capacidade de um governo em exercer seu poder através de complexas relações de força) na medida em que a governança passa a integrar mais fortemente os planos e as ações de um governo aos planos e ações dos cidadãos e do mundo empresarial. Isto rompe a tradição, quase sempre com um perfil técnico-burocrático, de se ter um governo agindo de forma distante da sociedade, incluindo aí os setores produtivos como um todo. Ora, a integração acima é prevista claramente nos dois Estatutos, o da Cidade e o da Metrópole, por sinal, bem fundamentados na Constituição Federal de 1988. Por exemplo, o Artigo 40 do Estatuto da Cidade garante a participação da população e das associações representativas da comunidade na elaboração do plano e na fiscalização de sua aplicação. Já o Estatuto da Metrópole fala em governança interfederativa (Artigo 2º e Capítulo III), em gestão democrática (Artigo 6º) e em participação de representantes da sociedade civil nos processos de planejamento e de tomada de decisão e ainda no acompanhamento dos serviços e das obras (Artigo 7º).

Por outro lado, a Constituição Federal de 1988 (Artigo 25 § 3º) menciona no processo de planejamento metropolitano as funções públicas de interesse comum, lembrando a R.E. Dickinson (1961), quando ele afirma que a região política ideal, seja grande ou pequena, é aquela que possui o maior número de interesses comuns. Já o Estatuto da Cidade destaca o interesse social na execução da política urbana, o que pode ser consequência, segundo o geografo Paul Claval (1981), da lógica da cidade que é a de ser uma organização que maximiza a interação social.

No caso das regiões metropolitanas […] deve haver um pacto intermunicipal Assim, todo cidadão brasileiro tem hoje direito a uma governança que começa no lugar onde reside, o seu município, e de forma progressiva, atinge todo o território nacional, passando pelas escalas microrregionais, como a das regiões metropolitanas, e a escala dos estados da Federação. No caso das regiões metropolitanas, envolvendo, em geral, milhões de habitantes, deve haver um pacto intermunicipal, ou seja, todos os planos diretores municipais nas regiões metropolitanas devem ser compatibilizados com o plano metropolitano a ser aprovado pela Assembleia Legislativa estadual. O objetivo é valorizar os interesses comuns e a busca de soluções para os conflitos e problemas metropolitanos e não mais locais (municipais). No caso dos municípios fora das regiões metropolitanas, eles podem se articular voluntariamente entre si através de consórcios públicos intermunicipais (Lei 11.107/2005), o que já vem ocorrendo de forma crescente em todo o Brasil. Eles podem ter um caráter setorial, como a saúde ou saneamento, por exemplo, ou podem ter uma perspectiva abrangente, envolvendo questões de desenvolvimento que possam interessar todos os municípios envolvidos. Eventualmente, as regiões metropolitanas podem se organizar institucionalmente sob a forma de consórcios públicos.

Portanto, a boa governança municipal e metropolitana é a que garante ao cidadão o direito de participar ativamente no processo de construção social de espaços locais e regionais com mais qualidade de vida para todos. Infelizmente, muitas regiões metropolitanas brasileiras ainda não estão aplicando plenamente as diretrizes do Estatuto da Metrópole e muitos Planos Diretores Municipais não conseguem assegurar claramente a participação da sociedade, comprometendo a formulação de relevantes diretrizes estratégicas. Este é o grande desafio, por exemplo, do Plano Diretor atualmente em elaboração em Salvador e que deverá estar concluído até o final do ano.

É preciso acompanhar de perto o que está acontecendo para garantir, através da mobilização social, a execução de uma boa governança municipal e metropolitana no Brasil.

Cabe então imaginar: como o artista italiano pintaria hoje a nossa governança urbana e metropolitana? Boa ou má?

Para maio­res informações:

SILVA, S. B. de M. e.; SILVA, B. C. N.; SILVA, M. P. A Região Metropolitana de Salvador na rede urbana brasileira e sua configuração interna. Scripta Nova, Barcelona, v. 18, n. 479, jun. 2014. Disponível em: <http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-479.htm>.

Sylvio Bandeira de Mello e Silva é Doutor em Geografia e Professor do Programa de Pós-graduação em Planejamento Territorial e Desenvolvimento Social / UCSAL, Salvador/Bahia.

RIO DE JANEIRO: LABORATORIO URBANÍSTICO DE NUEVO

Manuel Herce Vallejoi

Rio de Janeiro está de moda, no solo por la cantidad de obras con que la ciudad prepara algunos eventos sino también por las críticas que han desatado. La principal de éstas es la aparente ausencia de una reflexión urbanística sobre la ciudad y el hecho de que las inversiones apoyen la extensión de la ciudad hacia el sur (Barra de Tijuca), continuándose así la estrategia continuada de expansión que ha seguido la ciudad casi desde sus inicios.

Un libro de Verena Andreatta, de hace casi diez años, sirve perfectamente para apoyar la afirmación de continuidad de las estrategias expansionistas. En la obra Ciudades cuadradas, paraísos circulares la autora hace un repaso de la decena de Planes urbanísticos que han apoyado, desde mediados del siglo XIX esa expansión, y en un bello plano (que se reproduce) muestra que una gran parte de ese crecimiento se ha efectuado con aterramientos enormes y apoyándose en el crecimiento de una red viaria, para el que los obstáculos naturales («morros» y pantanos) no han presentado obstáculos sido impedimento. Solo esa constatación es un hallazgo, y una enseñanza para los que predican el inmovilismo en el trato con la naturaleza; del dialogo entre naturaleza y obras del hombre ha salido la bella realidad de la implantación urbana que es el principal patrimonio de la ciudad.

Pero la verdadera aportación del libro es demostrar la existencia de una continuada transferencia de pensamiento urbanístico entre Europa y América; corriente que no ha significado una mera importación acrítica de ideas y modelos, sino que al contar con realizaciones en América de propuestas casi imposibles para la Europa donde se fraguaron, esas ideas, se testaron y enriquecieron. Asombra la magnitud de las obras infraestructurales (la casa de la aguas de Buenos Aires, las autopistas urbanas brasileñas, son ejemplos), las operaciones urbanas (¿cuando Le Corbusier pudo soñar una obra tal como Brasilia?), la aprobación de planes urbanísticos (Dioxiadis logró que la mayor expresión de su modelo expansionista se aprobara como Plan Director de Rio de Janeiro), e incluso, su arquitectura (Bogotá y Rio son casos de estudio relevantes)

Como expresa Verena Andreatta en la introducción : el objetivo fundamental del libro es mostrar la relación entre las propuestas de los Planes Directores aprobados para la ciudad y sus referencias urbanísticas europeas coetáneas, de la que surgieron nuevas propuestas paradigmáticas sobre el urbanismo occidental; y también estudiar como al amplificarse las proposiciones originales se pusieron de relieve sus contradicciones.

La existencia de un proceso de «ida y vuelta» entre realidades sociales tan diferentes, se inició con la deformación de la cuadricula «filipina» y se consagró, siglos más tarde, cuando la geometría simplificadora de la arquitectura racionalista se curvó, dando paso a edificios más organicistas, como los de Niemeyer o Reidy; de ahí, el título del libro que utiliza una bella metáfora del poeta catalán Vázquez Montalbán.

Los trabajados planos de la investigación en que se apoya el libro han sido publicados en forma de atlas digitalizado e incorporados, recientemente, al Atlas digital Imagine Rio del Departamento de Humanidades de la Rice University de Houston.

Lástima que el libro solo esté publicado en una bella edición colorida de Mauad Ltda, en portugués, porque sus enseñanzas serían de aplicación a toda América Latina. Y lástima también que no hayan sido tenidas en cuenta por el Ayuntamiento de la Ciudad, que constantemente reclama un paralelismo de las obras olímpicas de reforma de la ciudad consolidada que se llevaron a cabo en Londres o Barcelona, con la absurda y especulativa operación olímpica carioca.

Para mayor información:

ANDREATTA, Verena. CIUDADES QUADRADAS, PARAISOS CIRCULARES. Río de Janeiro: Mauad Editora Ltda, 2006 (ISBN 85-7478-200-9).

Atlas dos Planos Urbanísticos de Rio de Janeiro. Rio de Janeiro: Vivercidades, 2008 (incluido como Cd en la edición del 2015 del libro de Mauad Editora Ltda).

i Manuel Herce Vallejo ha sido profesor de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Catalunya y actualmente reside en Río de Janeiro.

Desastre y reconstrucción. Puerto Príncipe seis años después del terremoto

Por: Laura Moreno Segura1

El 12 de enero del 2010 Haití fue sacudido por un fuerte temblor de tierra que parecía ser el fin del mundo, al menos, del mundo de los haitianos. A partir de ese momento, aquel inolvidable evento fue conocido en Haití como Goudou Goudou, emulando el sonido que hacía la tierra mientras se movía. Pero el lenguaje siempre vivo ha permitido que está onomatopeya se enriquezca de significados, siendo hoy también entendida como «cuando el tiempo se fractura», aludiendo con ello a que la oscuridad que se produjo bajo los escombros sigue presente en la vida de los haitianos. Así, la tragedia de aquel día no ha dejado de producir ecos en la vida de los habitantes de Puerto Príncipe, ni en sus instituciones, ni en su ciudad.

De las ruinas a los campamentos

El shock y la conmoción que siguieron al terremoto no impidieron que los sobrevivientes rápidamente comenzaran a refugiarse en improvisados campamentos, para protegerse colectivamente de la muerte y de las réplicas del goudou goudou. La cooperación internacional, por su parte, respondió a la emergencia ampliando el número de campamentos de refugiados a través de la entrega de material para la construcción de tiendas de campaña, la entrega de agua y alimentos. Se calcula que en los campamentos llegaron a vivir 1.536.447 personas que se quedaron sin techo (CCCM, 2010, p. 1) Dicha estrategia primó durante el primer año y medio después del terremoto e impulsó la proliferación de campamentos de refugiados sin acceso a servicios básicos, viviendo en condiciones de seguridad física y humana cuestionables, mientras que los escombros, extendidos por doquier, aparecían como los nuevos ocupantes de la ciudad, dejando poco espacio disponible para que el levantamiento de alojamientos pudiese realizarse.

Un estudio de Lawyer’s Earthquake Response Network (2010, p. 8) muestra la inadecuada estructura que poseían las tiendas donadas y cómo se instalaron en territorios densamente poblados. La posesión de un abrigo transitorio no aliviaba significativamente la miseria en la que vivían sus habitantes, quienes debían soportar el calor que se acumulaba en las tiendas que medían sólo 6 pies de altura -siendo el tamaño medio de las familias entre 6 y 12 miembros- la falta de privacidad, las moscas y los hedores producto de la mala gestión de las letrinas y los desechos.

Viviendas transitorias y retorno a los barrios

Las ONGs propusieron soluciones transitorias de vivienda, mediante la entrega de refugios temporales (t-shelters) que se suponía mejorarían las condiciones de vida de sus beneficiarios. Éstos se instalaron sin seguir ninguna política de planificación del territorio, ni gestión del riesgo. Los t-shelters fueron construidos con lona o madera, sin cimientos –para que pudieran removerse fácilmente, suponiendo que serían temporales- y sin instalación de redes de servicios públicos. La mayoría de t-shelters fueron ubicados en los lugares en los que vivían las familias antes del sismo, es decir, justo allí donde el terremoto y la inadecuada construcción habían reducido a escombros todo el entorno construido. A pesar de las limitaciones y los efectos perversos de este programa de ayuda, la mayoría de los fondos de la comunidad internacional se destinaron a la entrega de shelters y viviendas transitorias: en octubre de 2011 se completó la construcción de 96.000 abrigos transitorios, 4.600 viviendas nuevas y sólo se repararon 6.600 cuando el sismo destruyó 250.000”. (Cohen, 2012, p. 6). Esta política post-desastre definitivamente no permitía “reconstruir mejor”, tal como lo había prometido insistentemente el Enviado Especial de las Naciones Unidas en Haití, Bill Clinton, sino que más bien deja una amalgama de construcciones en los barrios que no atienden a ningún parámetro de planificación, exponiendo a sus habitantes a todos los riesgos (deslizamientos, inundaciones, colapso de las estructuras, etc) que derivan en catástrofes.

Mientras tanto, la autoconstrucción y autoreparación de viviendas no se hacían esperar, pues los habitantes de los campamentos, extenuados de vivir en tal precariedad, decidían emprender el camino de vuelta a casa aunque no tuvieran los materiales, ni el dinero, ni los conocimientos técnicos para hacerlo. Si ya habían autoconstruido antes prácticamente la totalidad de la ciudad, por qué no iban a poder hacerlo de nuevo.

La presión de la comunidad internacional que demandaba el cierre definitivo de los campamentos de refugiados también generó respuestas por parte de los principales donantes y el gobierno haitiano. De allí surge el programa de relocalización de habitantes de los campamentos hacia los barrios mediante la entrega de subsidios de alquiler, la ayuda en la reparación de viviendas y el mejoramiento de los barrios. El programa recibió el nombre de 16/6, en tanto que se proponía reubicar a los habitantes de 6 campamentos en 16 barrios. Curiosamente, los barrios elegidos para la reubicación fueron clasificados por diversos estudios como zonas de alto riesgo.

Mapa 1. Yuxtaposición de barrios del 16/6 y zonas de riesgo en la ciudad.  Delimitación de zonas de alto riesgo sísmico 16 barrios objeto de intervención por el Programa del 16/6 Zonas de alto riesgo de deslizamiento Fuente: Elaboración propia con base en los datos de: IASC, 2011 y Bertil, Roullé, Belvaux, Terrier, Noury, 2010.
Mapa 1. Yuxtaposición de barrios del 16/6 y zonas de riesgo en la ciudad. Delimitación de zonas de alto riesgo sísmico 16 barrios objeto de intervención por el Programa del 16/6 Zonas de alto riesgo de deslizamiento Fuente: Elaboración propia con base en los datos de: IASC, 2011 y Bertil, Roullé, Belvaux, Terrier, Noury, 2010.

El subsidio de alquiler fue la opción mayoritariamente elegida por los beneficiarios, pero sin la debida ampliación del parque inmobiliario, impulsó la densificación de espacios –en una habitación donde antes del sismo vivían 4 personas ahora viven 6-, el incremento de los precios del alquiler, el aumento de la autoconstrucción en zonas de alto riesgo –utilizando la mitad del dinero para comprar materiales y la otra mitad para el alquiler de un terreno en las zonas altas de las montañas- y la ampliación de la mancha urbana de la capital. La precariedad en la que se han relocalizado muchas de las familias que antes habitaron los campamentos ha inspirado a miembros de los equipos de protección que trabajan en Haití a sugerir que la relocalización, tal como se ha implementado en Puerto Príncipe, puede constituir una forma más sofisticada de desalojo forzado.

Según Amnistía Internacional, de las 37.000 viviendas que se han construido en Haití después del terremoto, menos del 20% son realmente duraderas. Así, el 16/6 ha servido para cerrar campamentos pero no para ofrecer soluciones de vivienda durable y sostenible. El relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas desplazadas, señalaba en febrero de 2014 que “la política de subsidios de alquiler es una medida transitoria para descongestionar los campamentos. Para ser sostenible, esta política debe estar vinculada a los medios de vida y actividades de generación de ingresos y beneficiar a toda la comunidad en la que se establecieron los desplazados internos, en particular mediante un mayor acceso a los servicios básicos.» (OHCHR, 2014). A la fecha, noviembre de 2015, los pocos programas que continúan en operación siguen concentrándose en la ayuda humanitaria y no en el desarrollo sostenible.

De este modo, no resulta extraño que en el año 2013, el Comité Interministériel d’Aménagement du Territoire (CIAT), haya declarado que la ciudad se enfrentaba a mayores riesgos que antes del terremoto. Una conclusión similar ofrece el grupo de investigación “Sismología-riesgo sísmico y procesado de la señal en fenómenos naturales”, quienes en un estudio publicado en septiembre del 2015, afirman que tras cinco años y quince billones de dólares gastados en la reconstrucción, Puerto Príncipe sigue sin estar preparada para hacer frente a fenómenos naturales, pues un nuevo terremoto dejaría 30.000 viviendas inhabitables. Así, las malas prácticas de construcción, la habitación de zonas de alto riesgo, la inexistencia de un una red sísmica en el país, y un proceso de reconstrucción descoordinado y dirigido hacia soluciones temporales dejan, seis años después, una ciudad de formas abigarradas, inestable, frágil, sostenida por el ingenio de sus habitantes y construida por actores con dislocados intereses.

Para mayor información:

MORENO SEGURA, Laura Natalia. “Puerto Príncipe y el Desastre. Siguiendo las huellas de una reconstrucción difusa”. Directores: Tomeu Vidal y João Pedro Costa. Universidad de Barcelona, Doctorado en Espacio Público y Regeneración Urbana, 2015.

1Doctora en Espacio Público y Regeneración Urbana de la Universidad de Barcelona. M.A en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Experta en cooperación internacional, regeneración y reconstrucción urbanas.

La Habana del deshielo: por un urbanismo social y mestizo

Carles Crosas Armengol*

La escenificación del reencuentro entre Washington y La Habana inunda portadas de medio planeta y crea grandes expectativas a muchos niveles. En la esfera urbanística, se abren interrogantes sobre cómo el deshielo comunista va a gestionar el futuro de este extraordinario territorio y sus ciudades. Será bueno en cualquier caso, que la ilusión para alcanzar los cambios que se dibujan en el horizonte, no minimice el tiempo necesario de una reflexión abierta y poliédrica sobre las estrategias más convenientes, de continuidad o de ruptura, en relación a las políticas de vivienda, ecología, urbanismo y ordenación del territorio.

En este contexto, La Habana mira al futuro desde la encrucijada de las muchas ciudades que fue en su pasado: “perla del Caribe”, “Niza de las Américas”, “Llave del nuevo mundo”, moderna capital socialista…. Como pocas otras ciudades, La Habana supo transformarse en modelo de vanguardia y de progreso en contextos y condiciones muy distintas ¿En que espejo debiera mirarse hoy, para mantener esta misma estela? Poco útiles parecen los referentes de transformación urbana de las principales ciudades de países tardocomunistas y menos aún, las “actualizaciones” de sus capitales vecinas en el mar del Caribe. Así pues, ¿cuáles deberían ser los argumentos sobre los que asentar las bases de su transformación urbana?

1 – En primer lugar, la regeneración urbana en La Habana debería plantearse con un marcado carácter social. Si muchos creemos aún en las capacidades del urbanismo para construir una sociedad más cohesionada, rica y equilibrada, el sueño socialista que anestesió la isla debiera ser ahora el mayor garante para conseguir este objetivo. Algo que por natural no es nada obvio, a la vista de las tremendas experiencias de la China post-comunista y de las dificultades que vive este tipo de urbanismo, incluso en los países con la mejor tradición.

Existen razones para el optimismo, fundamentadas en una tradición local que guió iniciativas tan notables como la ya lejana creación en 1988 del GDIC-Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital que promovió los Talleres Integrales de Transformación del Barrio, una temprana iniciativa (son más de 25 años) liderada por destacados arquitectos como Gina Rey y Mario Coyula. Aún así, los años de letargia obligada por la escasez de recursos y el bloqueo internacional obligan ahora a remuscular la maquinaria para la comprensión, decisión y gestión de una ciudad sometida a nuevas dinámicas.

Son muy pocas las intervenciones urbanas recientes en la capital y su dimensión y resultado insuficientes para adivinar como se afrontarán algunos riesgos globales: la territorialización de la pobreza, la “parquetematización” de los centros históricos o la dualización creciente entre espacios del turista y del ciudadano. La salvaguarda de La Habana Vieja, en manos de la Oficina del Historiador de la Ciudad, es el ejemplo más paradigmático: meritorio en tanto que está consiguiendo “salvar” los edificios del que es probablemente el mejor casco antiguo colonial, pero no ajeno a algunas de las controversias que planean sobre las maneras de recuperar los centros históricos.

2- Pero además de socialmente solidaria, La Habana del siglo XXI debiera transformarse con una arquitectura y un urbanismo a la altura del patrimonio de la ciudad, evitando convertirse ni en un museo de nostalgia, ni en un teatro de arquitecturas-piel historicistas, ni en la enésima amalgama de arquitecturas espectáculo, estilo “nuevo ricos”.

A mitades de siglo XIX La Habana fue la primera capital española en implementar los modernos sistemas de movilidad y reordenar ejemplarmente el espacio de las antiguas murallas, más con la ambición de Viena que con el pragmatismo de Barcelona. Prontamente introdujo el modelo de ciudad jardín en la moderna retícula de El Vedado, un caso paradigmático a nivel internacional. Durante el siglo XX, cambió sus edificios y sus calles, adaptándolas a la modernidad en cada momento (el tranvía, el coche, la arquitectura funcionalista, etc.) consiguiendo no hacer nunca tabula rasa de su pasado, sino añadiendo unas capas encima de las otras.

Todo ello contribuyó a su particular constitución, la de una ciudad “europea” a solo 60 leguas del gigante americano, ejemplo de una privilegiada transculturalidad aliñada con una pocas dosis de cultura eslava y un sólido sustrato de cultura negra, la que dio el “color cubano” el que reivindicaba Nicolás Guillén en sus versos: “ni blanco ni negro: mestizo”.

Las respuestas a los retos urbanos contemporáneos (a la resiliencia, la movilidad eficiente, la sostenibilidad, etc.) podrán encontrarse en el paralelismo con otras experiencias contemporáneas en otras ciudades. Pero la transformación de La Habana debiera formularse siempre a partir de su propio ADN. Anteponer su carácter genuino a los “códigos” que “receta” el urbanismo más canónico. Diseñar la metrópolis de las próximas décadas desde un renovado masterplan y a la vez, desde una serie de proyectos específicos, cambiando las antiguas herramientas del “zoning” por nuevos instrumentos flexibles y adaptables a escalas, tiempos y demandas concretas.

Los estudios y reflexiones que durante años hemos dedicado un grupo de profesores del Laboratorio de Urbanismo de Barcelona – LUB con la guía de algunos colegas de la CUJAE a El Vedado, futuro distrito central de la metrópolis habanera, intentan avanzar sobre alguna de las ideas que aquí se apuntan.

A Mario Coyula (1935-2014), in memoriam

Para más información: Ver el epílogo de la Tesis Doctoral Crosas, C. Variaciones sobre la regularidad. El Proyecto de El Vedado en la formación de La Habana metropolitana. Noviembre 2009. UPC-DUOT. Xavier Eizaguirre, Director. http://www.tdx.cat/handle/10803/78009

Solà-Morales, M., Crosas, C. El Vedado, “La Habana. Ciudad jardín, ciudad central”. Quaderns d’arquitectura i urbanisme (Ed. trilingue), Diciembre 2009, no. 259, p. 71-79

Carles Crosas es Dr. Arquitecto, Profesor e investigador en el Laboratorio de Urbanismo de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, DUOT-UPC

“Herencia”, 160 x 190 cm, mixta/lienzo, 2005

Maikel Menéndez (artista cubano asentado en Barcelona desde 2006)
Herencia”, 160 x 190 cm, mixta/lienzo, 2005
Maikel Menéndez (artista cubano asentado en Barcelona desde 2006)

Nueva mirada, nueva ciudad. (Re)descubriendo Barcelona.

*Inmaculada DIAZ-SORIA

Descubrimos cosas de nuestra ciudad que no sabíamos” o “La magia de descubrir Barcelona con otros ojos” son algunas reacciones a unas rutas que acercan a los habitantes a su propia ciudad y que se desarrollan en Barcelona (España) desde hace casi una década. Todo esto en un contexto globalizado en el que viajar lejos resulta relativamente accesible y en el que algunos autores se preguntan cómo viajaremos cuando ya no haya petróleo y se plantean cómo hacer atractivos los destinos cercanos. Este artículo explora las rutas culturales propuestas en Barcelona a un público de proximidad con el objetivo de reflexionar sobre la puesta en valor de los lugares ordinarios.

Los turistas vienen y conocen nuestra ciudad mejor que nosotros” decía un participante barcelonés entrevistado. Esta oportunidad ha sido detectada por un sector turístico con necesidad de diversificarse, para el cual los habitantes se han convertido en un nuevo nicho de mercado. En este sentido pequeñas empresas proponen rutas de pago (entre 10 y 20€) por Barcelona con diferentes temáticas culturales (históricas, insólitas, gastronómicas, literarias, etc.). Estas rutas están abiertas a públicos de cualquier procedencia pero parecen tener más éxito con un público de proximidad. Las empresas organizadoras pagan el IVA turístico y los guías que utilizan son turísticos, ya que “un carnet de guía cultural no existe”, como afirma uno de los emprendedores. Otra organizadora de visitas afirma “No [ser] del sector turístico […]. Nuestros itinerarios están muy documentados […], no [son] demasiado turísticos”.

En una ciudad que recibió más de 7,5 millones de turistas en 2013, donde el turismo es fuente de tensiones por la gran presión sufrida en determinadas zonas, especialmente Ciutat Vella, es curioso ver este fenómeno florecer. Resulta sorprendente que Ciutat Vella, el distrito más turístico, sea la zona más visitada por estas rutas que se venden por salir de los itinerarios turísticos. Sin embargo, como afirma una organizadora, “[cuando la empresa se puso en marcha] fue muy tranquilo, intentamos no hacer Ciutat Vella, pero finalmente tuvimos que hacerlo porque la gente lo pedía”. Es decir, esta zona es el atractivo principal también para el público de proximidad, a pesar de la voluntad del Ayuntamiento por descongestionar el centro de la ciudad de los intensos flujos turísticos. La diferencia entre las rutas culturales tratadas en este artículo y las visitas tradicionalmente turísticas se encontraría, por lo tanto, más bien en el discurso que en los espacios recorridos. Aun así, encontramos participantes procedentes de otras partes del Estado español o del extranjero, sobre todo cuando las visitas son en castellano en vez de en catalán. La razón principal es que estas actividades se venden principalmente por internet y son, por lo tanto, accesibles a todos los públicos.

Por otro lado, para poder comprender el perfil de estos participantes, se han planteado dos cuestiones que responden a dos dimensiones de la proximidad únicas para cada individuo y que condicionan su forma de experimentar la actividad.

¿Cuál es el punto de origen del trayecto emprendido por estos turistas?

Para analizar la dimensión geográfica de la experiencia, se han puesto en relación el código postal de los 107 participantes analizados con la zona visitada por cada uno en 19 rutas diferentes. El resultado confirma que la mayoría de los participantes reside en un perímetro de 40 km alrededor de Barcelona. Sin embargo, el criterio puramente geográfico es insuficiente para determinar el posicionamiento del participante respecto a la actividad turística de proximidad. Este dato no nos indica su grado de conocimiento de la zona visitada, qué es lo que conoce realmente y qué le es desconocido, qué temática puede interesarle y sobre qué espacios le gustaría saber más. En definitiva, no revela si el espacio visitado le es familiar o no.

¿En qué sentido estas rutas permiten al turista acceder a lo desconocido?

Para poder comprender mejor la relación de familiaridad entre los participantes y la zona recorrida, se han tenido en cuenta sus prácticas en la zona y sus vivencias personales ya que éstas condicionan de forma directa cómo el individuo experimenta y da sentido al territorio. En este sentido, la mayoría de los participantes había pasado ya por la zona visitada, especialmente de paseo o de compras. Existe, por lo tanto, un vínculo de proximidad entre el territorio recorrido y los participantes más allá del domicilio. Algunos tienen anécdotas personales en relación con los lugares recorridos que confirman que la proximidad con el territorio no es solamente física y práctica, sino también emocional. Podríamos hablar de tres niveles de acceso al territorio: geográfico (la facilidad de acceso), práctico (a partir de los usos, de la experiencia vivida) y emocional (lo que queda en el individuo tras la experiencia vivida o imaginada). Lo que hace extraordinarias estas actividades es que acercan al individuo a elementos desconocidos aunque estos estén situados en espacios a priori, accesibles y conocidos por las prácticas realizadas o por ser el marco de sus emociones.

En conclusión, si el turismo se entiende como una actividad que permite acceder al otro, en un contexto globalizado, lo desconocido puede estar situado en la proximidad. Actividades para (re)descubrir la propia ciudad son por lo tanto en cierto modo turísticas ya que proponen una ruptura con la esfera cotidiana aunque esta ruptura no sea espacial. Un individuo puede recorrer una calle por la cual pasa cada día con otro ritmo y otra mirada y ver la ciudad como algo nuevo, de la misma forma que lo hace un turista. Este punto de vista abre perspectivas sobre los recursos a desarrollar como atractivo para la población local y sobre la utilización del punto de vista del turista como herramienta de desarrollo turístico.

“Un individuo puede recorrer una calle por la cual pasa cada día con otro ritmo y otra mirada y ver la ciudad como algo nuevo.”

Para ampliar la información:

DIAZ-SORIA, Inmaculada. “(Re)descubrir la propia ciudad: reflexiones sobre las visitas guiadas en Barcelona”. Documents d’anàlisi geográfica. 2015, vol 61, núm. 3, p. 539-561.

*Inmaculada Diaz-Soria es doctoranda en geografía de la Universidad de Toulouse-Jean Jaurès.

A inserção funcional de pequenos municípios metropolitanos

o caso da RMBH (Região Metropolitana de Belo Horizonte/MG, Brasil)

O Estado de Minas Gerais/Brasil se notabiliza, entre outras dimensões, por possuir um grande número de pequenos municípios, aqui considerados como aqueles que possuem população total de até 20.000 habitantes em 2010. São pequenos 73% dos 5570 municípios brasileiros e em Minas Gerais, 79,5% dos 853 municípios.

A pouca literatura existente sobre os pequenos municípios é notória, o que pode conduzir aos problemas conceituais. Enquanto para o Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), o limite é de 100 mil habitantes, Corrêa (2011) sugere que o limite entre 20 e 30 mil habitantes seria o ideal para iniciar uma reflexão conceitual adequada à problemática. Na verdade, o critério demográfico não expressa fiel e completamente a problemática complexa das funcionalidades urbanas, tema aqui em tela, que trata da inserção funcional dos pequenos municípios (PM) da Região Metropolitana de Belo Horizonte (RMBH), a terceira mais importante do Brasil.

A RMBH é composta por 34 municípios, dos quais 14 são PM, com menor importância populacional, mas que configuram um quadro geoeconômico singular. (Mapa 1)

Mapa 1 – Distribuição territorial das pequenas cidades na RMBH.

Fonte: Extraído de FARIAS (2013)
Fonte: Extraído de FARIAS (2013)

A dimensão demográfica e social dos PM na RMBH

Considerando que a taxa geométrica de crescimento anual (TGa) da população brasileira entre 2000/2010, foi de 1,17% e que a metropolitana foi de 1,15%, é importante notar que apenas cinco PM – Itaguara, Nova União, Raposos, Taquaraçú de Minas e Baldim estão abaixo das referidas médias, este último, com taxa negativa. O restante, (9 PM), apresentou taxas acima das brasileira e metropolitana, ou seja, a maioria dos PM metropolitanos da RMBH apresentou, no período, crescimento populacional significativo. Por outro lado, com relação aos fluxos migratórios, importa destacar, que no que tange a metrópole, todos os 14 PM apresentaram saldo migratório negativo em 2010. Tais municípios se encontram na lista dos que possuem os maiores saldos migratórios negativos na REGIC 2007 – Região de Influência de Belo Horizonte, sendo 11 deles com valores acima de 100 habitantes. (Comini, Nogueira, Lobo e Garcia, 2014).

No que diz respeito ao Índice de Desenvolvimento Humano Municipal (IDHM), cerca de 71% das pequenas cidades da RMBH possuem IDHM médio, com destaque para Confins, Florestal, Raposos e São José da Lapa com índices mais elevados. O indicador de longevidade é o que se destaca com valores mais altos, ao passo que indicador de educação é o destaque negativo das pequenas cidades, com índices baixos, sendo os menos expressivos, os municípios de Rio Manso e Rio Acima. (Tabela 1)

Tabela 1 – Pequenos Municípios da RMBH – IDHM – 2010

MunicípiosIDHMIDHM RendaIDHM LongevidadeIDHM Educação
Baldim0.6710.6500.7870.590
Capim Branco0.6950.6640.8370.604
Confins0.7470.7060.8300.711
Florestal0.7240.7280.8450.617
Itaguara0.6910.6970.8360.567
Itatiaiuçu0.6770.6610.8330.563
Jaboticatubas0.6810.6940.8370.543
Mário Campos0.6990.6800.8330.604
Nova União0.6620.6240.8180.568
Raposos0.7300.7060.8320.661
Rio Acima0.6730.6890.8700.508
Rio Manso0.6480.6760.8020.501
São José da Lapa0.7290.6770.8440.679
Taquaraçú de Minas0.6510.6430.8180.525
Belo Horizonte0.8100.8410.8560.737

Fonte: Atlas do desenvolvimento humano, 2013. (adaptado)

A ausência de autonomia dos PM metropolitanos da RMBH

A maioria dos 14 PM metropolitanos encontra na agropecuária sua principal atividade econômica, sobretudo na criação de bovinos. Itaguara e Jaboticatubas são os destaques nesta atividade. A suinocultura também merece destaque, pois a maioria dos pequenos municípios da RMBH possui esta atividade, com destaque para São José da Lapa. A cana de açúcar é outro produto que merece atenção, com destaque para Jaboticatubas, Baldim, Itaguara e Nova União, bem mais distantes, também, merecem atenção. Mário Campos encontra sua especificidade na produção granjeira com destaque na produção de ovos de galinha. Dentre os 14 PM, Raposos demonstrou ter uma economia mais debilitada, em função da decadência da atividade mineradora. De forma geral, os PM da RMBH possuem atividades econômicas pouco diversas, ficando os municípios de Rio Acima e, sobretudo, Raposos com economias mais debilitadas ainda, em decorrência do fim das atividades minerárias. Os municípios com maiores diversidades de produção agropecuária se concentram nos extremos da região metropolitana: Baldim, Jaboticatubas, Taquaraçú de Minas e Nova União a norte-nordeste e Itaguara, Itatiaiuçú e Rio Manso a sudeste da metrópole. Florestal, a oeste e Capim Branco a noroeste também possuem alguma diversidade econômica.

O pequeno e pouco expressivo setor terciário dos PM, associado à quase inexistente oferta de empregos faz destes núcleos urbanos um conjunto de localidades muito dependentes das demandas da metrópole, por isto, nada autônomas. Afirma-se que, não obstante a “opção” do emprego no serviço público municipal, nota-se uma grande mobilidade, sobretudo de população de jovens, à procura de empregos não só na metrópole, como também em outras cidades metropolitanas.

Finalmente, em função de uma série de fatores, percebe-se a expansão da especulação imobiliária nos PM metropolitanos, por meio do crescimento de empreendimentos imobiliários e do comércio de chácaras e sítios. A conseqüência imediata é o aumento do valor da terra. Um fenômeno universal, que caracteriza as regiões metropolitanas brasileiras. Demonstra, por isso, a ausência de autonomia destes PM cuja inserção funcional na RMBH, tem sua grande expressão no atendimento das demandas da grande metrópole mineira.

Para maiores informações:

FARIAS, Klécia Gonçalves de Paiva, NOGUEIRA, Marly. A dinâmica funcional das pequenas cidades na Região Metropolitana de Belo Horizonte (RMBH) Minas Gerais – Brasil. XV Encuentro de Geógrafos de América latina. Anais… Havana, Cuba. Abril de 2015. (Eixo 8: Estructura y dinâmica de los sistemas urbanos), p. 1-13.

COMINI, L., NOGUEIRA, M, LOBO, C. GARCIA, R.. Dispersão espacial da população na Região de influência de Belo Horizonte – análise dos municípios de pequeno porte. XIX Encontro nacional de estudos populacionais.. Anais…. São Pedro/SP p. 415-437.

Marly Nogueira é professora associada e pesquisadora do Departamento de Geografia da Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil. Supervisora do curso de bacharelado em Geografia – EaD/UAB

Ficha bibliográfica:

NOGUEIRA, Marly. A inserção funcional de pequenos municípios metropolitanos – o caso da RMBH (Região Metropolitana de Belo Horizonte/MG, Brasil) …..

EL NUDO GORDIANO DE LA REGENERACIÓN URBANA

Fernando Gaja i Díaz*

No hay tema más manido, ni tópico más repetido, que afirmar que la salida a la crisis del sector de la edificación se encuentra en la rehabilitación, opción a la que desde la aprobación en 2013 de la ley que la pretende impulsar se ha añadido las de la Regeneración y la Renovación Urbana (Ley 8/2013, de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas). ¿Por qué si todos los expertos, reales o intitulados, están de acuerdo en presentar esta estrategia como el bálsamo de fierabrás para la recuperación de la actividad en el sector de la construcción, no acaba de arrancar? En mi opinión, porque no se ha resuelto lo que constituye un auténtico nudo gordiano que la atenaza: la financiación.

El consenso acerca de las virtudes y milagrosos efectos de las actuaciones de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas es algo insólito. Con independencia de su posicionamiento político e ideológico todos los agentes sociales, empresariales, sindicales, académicos,… están de acuerdo en reclamarla. Parecía que la norma aprobada por el parlamento estatal, invadiendo por cierto una competencia exclusiva de las comunidades autónomas, iba, por fin, a permitir el desarrollo de un subsector que goza de una muy escasa implantación, en un campo dominado por las obras de Nueva Planta. Saludado como el momento de la verdad, iba definitivamente a permitir el lanzamiento de una actividad, que invariablemente es presentada como generadora de empleo, de bajo impacto ecológico y paisajístico, contribuidora neta a la mejora del medio urbano,… Pero, no ha sido así, y cabe preguntarse, ¿dónde está el problema para que todas las expectativas no se estén cumpliendo? El principal desafío, el nudo gordiano que la Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas no ha sabido cortar1, el que ata e impide el desarrollo de estas operaciones, es la cuestión no resuelta de su financiación, ¿quién va a pagar la regeneración de los barrios que más lo necesitan?

La Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas se inscribe plenamente en una línea de pensamiento y acción, en una ideología urbanística, que podemos describir y etiquetar bajo la denominación de Urbanismo Concesional. En esencia consiste en la privatización de la actividad urbanística mediante el otorgamiento de concesiones, un modelo que se ha consolidado en este Estado tras la aprobación y el empleo masivo de la figura del agente urbanizador, instituido por la LRAU valenciana (Ley 6/1994 de Reguladora de la Actividad Urbanística, de la Generalitat Valenciana,), y que ahora la nueva Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas la amplía a las operaciones de transformación de la ciudad consolidada, mediante la creación de una figura paralela al agente urbanizador que he dado en llamar el agente R3.

Pero si los resultados de la aplicación de la concesión para la producción de suelo urbanizable, por medio del agente urbanizador, pueden considerarse desde el punto puramente cuantitativo como un éxito sin precedentes, sin entrar en la crítica y valoración de la larga estela de casos de corrupción, de abusos de todo tipo sobre los propietarios fundiarios, de los impactos negativos ambientales, paisajísticos, financieros, administrativos, sociales,… en el caso que nos ocupa, las perspectivas de actuación del agente R3 son mucho más sombrías. Una afirmación que trataré de argumentar sucintamente.

Las competencias y capacidades atribuidas al agente urbanizador suponen un cambio de hegemonía en la acción urbanística, traspasada desde los propietarios del suelo a los promotores (asociados o vinculados con el capital financiero). Las plusvalías, que antes se apropiaban los dueños de los terrenos rústicos en su proceso de transformación urbana (los especuladores clásicos, quienes accedían a una riqueza que era escasamente el resultado de su actividad), pasaron, merced a estos cambios en las reglas del juego, a manos de los promotores, estrechamente ligados a bancos y cajas. En suma, este instrumento permitió e impulsó un cambio de agente hegemónico, de modo que la apropiación de las plusvalías urbanísticas se transfirió de los propietarios fundiarios a la alianza capital-promotores, aunque el adquirente de vivienda siguió pagando el peaje de la especulación, sin que su precio final se redujera.

Ilustración 1. Cartel anunciador de la operación de Regeneración Urbana del barrio de Russafa (València)
Ilustración 1. Cartel anunciador de la operación de Regeneración Urbana del barrio de Russafa (València)

Fuente: http://www.actuacionesrussafa.com/descargas/archivos/diptico%20Jornada.pdf

En el caso que nos ocupa, en las actuaciones de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas, la situación es bien distinta. No hay generación de plusvalías urbanísticas por efecto de la reclasificación de los terrenos, no hay incremento de valor de suelos rústicos transmutados en urbanos, de modo que el agente R3 sólo podrá obtener su plusvalías, su beneficio, sin la que no tiene sentido su intervención, extrayéndola de los propietarios-vecinos residentes en la zona de intervención, en el coto que se le haya concedido. Y aquí radica la dificultad insalvable.

Si tenemos en cuenta la estructura de la propiedad de la vivienda, y la ponemos en relación con la necesidad de operaciones de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas, llegaremos a una conclusión obvia: los barrios más necesitados, los peor dotados, los que cuentan con un parque edilicio más deteriorado, en definitiva aquellos donde este tipo de operaciones son más necesarias, son los que tienen una población más insolvente, a la que se va a obligar manu militari (así lo establece la Ley 8/2013 ampliando las obligaciones derivadas del deber de conservación) a pagar unas abultadas cuotas en concepto de transformación, sean de regeneración, rehabilitación o renovación. Y si no lo hacen en metálico, la veda esta abierta para que lo hagan en especie, con su vivienda. Un polvorín social y un agente R3 al que se le ha concedido la posibilidad de detonarlo.

Corolario. Como norma general es poco probable que la alianza promotores-financieros, los agentes R3, vayan a entrar en operaciones de alto riesgo y conflictividad social, y con escasas perspectivas de negocio, de modo que este tipo de actuaciones quedarán en la práctica limitadas a los barrios de mayor poder adquisitivo, donde la población sí puede abordar operaciones de mejora, o a los ámbitos con expectativas de elitización (gentrification), en actuaciones que adicionalmente serán subvencionadas por una Administracion deseosa de impulsarlas. Una Administracion que acabará, por tanto haciendo lo que ha hecho tradicionalmente: subvencionar y desgravar a quienes menos lo necesitan, abandonando a su suerte a los ciudadanos que no pueden hacer frente a unos pagos previsiblemente altos, en un contexto, no lo olvidemos, de gravísima crisis social y económica, con altísimos niveles de desempleo, precariedad y descenso del poder adquisitivo. Unas operaciones, que declaraciones retóricas al margen, no harán sino aumentar las desigualdades urbanas.

Para mayor información:

GAJA i DÍAZ, Fernando. La regeneración urbana en la encrucijada. Arquitectura, Ciudad y Entorno. Vol. 9, núm. 27, p. 11-26, 19 de febrero de 2015.  http://hdl.handle.net/2099/16070

1 En el número de 27 de la revista ACE publiqué en 2015 n el artículo (“La regeneración urbana en la encrucijada”), señalaba la gran falla de esta iniciativa