Cristina Nualart *
“Aquí las casas se improvisan en un instante, y del mismo modo desaparecen sin dejar señal de que las hubo allí antes”, se maravillaba un misionero español en Vietnam, a mediados del siglo XIX (Ónega, 1991: 199). Actualmente maravilla la velocidad a la que se construyen gigantescos bloques de edificios en un continente que se urbaniza enfurecidamente.
Vietnam está realizando grandes inversiones en infraestructuras urbanas para acomodar a la explosión de población de las últimas décadas. Un proyecto creativo ha permitido a unos jóvenes vietnamitas escapar de las prevalentes restricciones de espacio y contemplar otras maneras de crear ciudad.
Ciudad Ho Chi Minh (HCMC) es una de las nuevas mega-ciudades de Asia, con más de 8 millones de habitantes que disponen, en media, de menos de 6 metros cuadrados por persona. Para los más creativos de la generación ‘milenial’, el espacio urbano de la aglomerada HCMC se convierte en un entorno performativo para pensar nuevas formas de vivir y trabajar.
La densidad urbana en Vietnam ha encarecido el metro cuadrado de suelo y los alquileres se inflan sin control. Entre el frenesí inmobiliario destaca la innovadora propuesta Saigon Outcast, una original creación urbana que por una parte ofrece soluciones a la masificación y por otra se erige como símbolo de resistencia al desaforado urbanismo.
Saigon Outcast es una casa particular que opera fluidamente como parque de skateboarding y espacio recreacional multiusos para conciertos, mercadillos, proyecciones de cine, fiestas, etc. Este lugar insólito, emplazado en un tranquilo suburbio de rentas altas, lo concibieron en 2012 Doan Phuong Ha y Nguyen Nguyen Linh con la aspiración de que fuese un espacio comunitario para las artes.
El dúo profesional planeó una casa hecha con contenedores de transporte, una forma de arquitectura improvisada por ellos, desconociendo ejemplos realizados en otros países. Al no tener el terreno en propiedad, los dos jóvenes conocen el riesgo de que en futuro el alquiler puede elevarse a cantidades inviables. Por ello Ha concibió una casa relativamente portátil, en vez de seguir la tendencia común de edificar una casa inamovible.
Una vez que las grúas emplazaron los contenedores, Saigon Outcast creció sin una hoja de ruta para organizar el espacio. La falta de diseño predeterminado se debe a la aplicación de una estrategia de diseño digital: UX, user experience. Las decisiones sobre dónde y cómo usar el espacio se tomaban según surgían las ideas o las necesidades. El entorno abierto, libre y creativo que deseaban creció de forma orgánica. Se creó un jardín zen, se añadió mobiliario y un baño exterior, y los muros del recinto se pintaron con grafiti, un arte relativamente nuevo en Vietnam. Saigon Outcast se ha convertido en un punto de encuentro para la incipiente comunidad grafitera y ya es conocido por creadores internacionales de arte urbano.
Las superpobladas ciudades de Vietnam tienen pocos espacios abiertos. Saigon Outcast dispone de suelo que no monetiza o explota centímetro a centímetro. Aquí el espacio al aire libre, no instrumentalizado, es una apuesta alternativa que revaloriza características de formas de vida tradicionales. Con su ingreso abierto a la calle y entrada de acceso libre, aporta una nueva dimensión a las percepciones urbanas de la región.
Los contenedores que sirven de dormitorios están colocados en alto, creando debajo una zona de sombra. Esto remite a la arquitectura tradicional de Vietnam, realizada con materiales naturales y, como en otros países tropicales propensos a inundaciones, de diseño elevado. La estética contemporánea de Saigon Outcast tiene influencia de la arquitectura vernácula, pero sustituye la madera y las cañas por contenedores de transporte reciclados.
Saigon Outcast muestra otra característica típica: es un hogar, un espacio privado, y un lugar de trabajo, un espacio público, a la vez. Las “shophouses” de Asia tienen siglos de tradición, siendo tienda y casa en un mismo edificio. Saigon Outcast añade una capa más de significado, al funcionar como espacio comunitario.
Asociaciones o particulares pueden solicitar organizar eventos en el terreno. Deben ser actividades con entrada gratuita, aunque los asistentes pueden voluntariamente donar a alguna ONG sugerida por los organizadores. Este gesto refuerza los lazos comunitarios al tiempo que rechaza la glorificación mercantilista del patrocinio comercial. No se admite la esponsorización propagandística. Se promueve así una conexión personal y de afectos entre el espacio físico y el tejido social.
Saigon Outcast es un proyecto en mutación constante. Se presta a la colaboración, la inclusión y fomenta la diversidad. Es sustancialmente diferente a cualquier otro sitio en HCMC, público o privado. Integra conceptos de la arquitectura vernácula y de las formas de vida tradicionales de Vietnam, dándoles nueva vida en un proyecto con impacto real en su entorno.
* Cristina Nualart es miembro del Grupo de Investigación Asia (GIA), Universidad Complutense de Madrid.
Para mayor información
NUALART, Cristina. La expansión urbanística de Vietnam vista por artistas. Perspectivas intergeneracionales. En Periférica Internacional, 2017, nº 18, pp. 214-223. <http://revistas.uca.es/index.php/periferica/article/view/4186/3867>.
ÓNEGA, José Ramón. José María Díaz Sanjurjo (Un Gallego en Vietnam). Lugo: Deputación Provincial, 1991.