La dispersión urbana también se afianza en el País Vasco

Roberto Torres Elizburu

España vivió desde la década de 1990 hasta 2007 un ciclo inmobiliario expansivo. El aumento del parque residencial estaba desvinculado de la dinámica demográfica y respondía a una coyuntura especulativa; la vivienda se convirtió en objeto de inversión y el urbanismo en fuente de financiación de ayuntamientos, que tendían a aprobar planes sobredimensionados. El cambio de ciclo, además de grandes stocks de vivienda, dejó al descubierto la dispersión urbana generalizada esos años, durante los que el patrón de ciudad compacta tradicional fue sustituyéndose por tejidos urbanos más laxos, dispersos y fragmentados.

El País Vasco, Comunidad Autónoma situada al norte de España, no sufrió el boom inmobiliario con la intensidad de otras regiones, pero también evidencia mayor dispersión de usos urbanos por su territorio. El incremento del parque residencial vasco entre 1991 y 2011 fue del 31,7%, magnitud inferior a la estatal (46,5%), pero superior al aumento demográfico (20,4%). La región partía de elevadas densidades de población, especialmente en el norte, donde además los espacios urbanizables son limitados debido a una topografía montuosa. La vivienda colectiva predomina en los centros urbanos que conocieron la intensa industrialización del siglo XX, mientras que la unifamiliar estaba relegada a los municipios menores relativamente periféricos que permanecieron al margen del desarrollo industrial.

Pero en las dos últimas décadas se ha difuminado esta dualidad, a medida que cobraron fuerza saldos migratorios positivos de entidad inversamente proporcional al tamaño demográfico del municipio. Los movimientos migratorios internos los han protagonizado familias que abandonan centros urbanos congestionados para reubicarse en municipios menores y menos densificados, generalmente emplazados en los bordes bien comunicados con los primeros.

Desarrollos urbanos entre 1991 y 2011 en el municipio de Loiu (Bizkaia), situado en los márgenes del Área Metropolitana de Bilbao (Fuente: GeoEuskadi)
Desarrollos urbanos entre 1991 y 2011 en el municipio de Loiu (Bizkaia), situado en los márgenes del Área Metropolitana de Bilbao (Fuente: GeoEuskadi)

Esta desconcentración demográfica ha ido paralela al repunte de la dinámica inmobiliaria en los nuevos espacios receptores: las comarcas de Plentzia-Mungia, Estribaciones del Gorbea, Álava Central, Urola Costa o Tolosaldea, situadas todas a la sombra de las tres capitales vascas. Lo novedoso de este periodo ha sido el cambio en las pautas territoriales de la actividadurbanizadora, que en lugar de focalizarse en los centros y corredores industriales como en el pasado, se ha desplazado hacia entornos colindantes.

Distintos factores explican el nuevo patrón: la disponibilidad de suelo, la apetencia social por contextos residenciales diferentes, la búsqueda de precios asumibles, etc. En todo caso, estas nuevas lógicas espaciales, que trastocan las antiguas, fueron canalizadas por el instrumento de ordenación territorial de mayor rango: las Directrices de Ordenación Territorial de la Comunidad Autónoma del País Vasco (DOT). Con objeto de corregir los desequilibrios territoriales mediante una distribución más uniforme y menos polarizada de la población y las actividades por el territorio, propusieron acciones de reequilibrio urbano materializadas en figuras como los “crecimientos selectivos” y los “hábitats alternativos”.

Durante los años de fuerte demanda inmobiliaria, los instrumentos de desarrollo de las DOT, en especial los planes urbanísticos municipales, asumieron esas acciones y reclasificaron grandes superficies para actividades económicas y usos residenciales. La fórmula matemática usada para prever la oferta potencial de viviendas de cada municipio ponderaba esos componentes; además los municipios pequeños aplicaban un factor de corrección para evitar estrangulamientos en la oferta. Todo ello contribuyó al sobredimensionamiento de la reclasificación de suelos, de modo que muchos ayuntamientos, amparándose en la normativa maximizaron y diversificaron sus desarrollos residenciales, desplegando estrategias afines a las de los agentes privados.

En estas dos décadas el parque residencial vasco creció, pero más significativo ha sido la propagación espacial del proceso urbanizador y los cambios morfológicos sobrevenidos. El dinamismo inmobiliario se difundió a municipios alternativos, menores y más periféricos, pero bien comunicados, donde cabeceras rurales han visto alterada su fisonomía secular con la aparición de viviendas colectivas en bloque. La verticalización de pequeños asentamientos tradicionales ha sido simultánea a la proliferación de viviendas unifamiliares seriadas y estandarizadas en sectores de las periferias de centros urbanos tradicionales, dando lugar a nuevos entramados de menor densidad y escasa compacidad.

Se ha producido una suerte de convergencia que ha desdibujado las diferencias morfológicas entre núcleos de distinto rango: pequeños municipios periféricos han crecido en vertical, al tiempo que las orlas de centros urbanos tradicionales se han desarrollado en extensión. En cualquier caso asistimos a una dispersión urbana con consecuencias perniciosas en la idiosincrasia y funcionalidad de los asentamientos y contraria a una ocupación racional del suelo.

Para mayor información

TORRES ELIZBURU, Roberto. Expansión y reestructuración del parque residencial del País Vasco (1991-2011). Consolidación de patrones propios de la dispersión urbana. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2016, 72, pp. 37-65. ISSN 0212-9426. Disponible en: <http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2331/2247>

Roberto Torres Elizburu es profesor adjunto de Análisis Geográfico Regional en la Universidad del País Vasco, UPV/EHU (España).

Apuntes sobre el Sistema Regional de Innovación Vasco y su influencia en la salida de la crisis y transformación de su modelo productivo.

Esther Gil Álvarez (*)

La Comunidad Autónoma del País Vasco es una de las regiones en España que más y mejor ha resistido comparativamente la llegada de la crisis iniciada en 2008. En la explicación de este proceso obviamente coexisten un buen cúmulo de factores. Con todo, y junto a la aplicación de diversas políticas y medidas, y a la existencia de determinadas condiciones de partida, parece que el apoyo sostenido y continuado a la Innovación durante más de tres décadas por parte de empresas e instituciones ha sido clave, además de un elemento diferenciador en el conjunto, viendo en la denominada I+D+i (Investigación + Desarrollo Tecnológico + innovación) una potente estrategia de modernización eco­nómica y social con efectos positivos en la recuperación de la crisis.

Y es que, en efecto, desde los años 80 del siglo XX y sobre la base de diferentes planes y etapas, el País Vasco lleva tiempo intentando sentar las bases de su crecimiento en un modelo pro­ductivo que descanse cada vez más en la economía de la innovación y del conocimiento. Para ello ha ejecutado su propia Polí­tica de Ciencia, Tecnología e Innovación, una de cuyas señas de identidad más notorias reside en la generación y consolidación de su Sistema Regional de Innovación que, junto con el de Cataluña, Madrid o Navarra, está considerado entre los mejores del Estado..

Como es sabido, los Sistemas Regionales de Innovación son básicamente estructuras que crean, desarrollan, transfieren y comercializan inno­vaciones con las que mejoran la competitividad del tejido productivo de una región, creando con ello riqueza y bienestar en su sociedad. El del País Vasco tiene ciertas peculiaridades y ha ido ganando en complejidad. En síntesis, se trata de una red integrada por tres grandes subsistemas con diversos grados de relación: a) el científico y universitario (que incluye Universidades y centros de investigación de excelencia; b) el de innovación y desarrollo tecnológico (con Centros Tecnológicos, Sectoriales, etc.); y c) el de apoyo a la innovación (Parques Tecnológicos, Incubadoras de Empresas, etc.).

El texto pretende realizar una primera aproximación al papel que dicha red y sus agentes integrantes ha desempeñado en la modernización y dotación de una mejor y mayor competitividad a las empresas vascas a través del apoyo a la innovación y el conocimiento; así como indagar en la medida de lo posible si verdaderamente ese papel y ese apoyo a la I+D+i realizado, ha tenido un efecto y unos resultados relevantes en su relativa mejor respuesta a la crisis y en la transformación de su modelo productivo.

La revisión de la literatura existente, la información y explotación de los datos contenidos en diversos informes, estadísticas y otras fuentes consultadas han permitido obtener las siguientes ideas o conclusiones:

En primer lugar, y como se ha señalado, diversos estudios sobre el alcance de la crisis en España avalan que, dentro de un período común regresivo que afecta a todas las regiones, existen notables diferencias entre ellas, despuntando el País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña como las mejor situadas, y siendo la vasca la menos afectada de todas.

A este respecto, la comparación regional a escala nacional y europea durante el periodo recesivo refleja que el territorio vasco se caracteriza sobre todo por unas determinadas condiciones de base entre las que destacan, en comparación con el promedio nacional, un Producto Interior Bruto por persona (PIB per cápita) más elevado, un empleo más cualificado, un sector industrial muy potente, un menor peso de la construcción y en especial, una mayor capacidad de innovación, lo que explicaría su mejor comportamiento relativo.

Pues, en efecto y como ya se ha avanzado, la Comunidad ha apostado y mantenido el pulso inversor en Innovación y Desarrollo consolidando y expandiendo su Red de Innovación en todo momento. Así lo demuestra el análisis de los llamados “Indicadores de Innovación”, como el nivel de inversión o los recursos humanos dedicados a la misma. En ambos casos revelan un muy buen posicionamiento, presentando un nivel relativo superior a la media española. La inversión en I+D+i no ha dejado de crecer o al menos no ha disminuido durante la crisis, mostrando a las claras la voluntad de transformar su modelo de desarrollo hacia la innovación en términos de excelencia. El gasto en Innovación evidencia el importante papel desempeñado por el sector empresarial. Así, la inten­sidad de la I+D+i en las empresas está considerada la más importante de España, incluso superior a la de países europeos líderes en actividades innovadoras. De ahí que, el análisis del papel y los efectos de la política de apoyo a la innovación sobre las empresas revele datos bastante positivos tanto desde la óptica de su mejor conducta respecto a la crisis (menos despidos, menor tasa de paro relativa, mayor nivel de internacionalización (exportaciones), mejoras en las formas de producir, etc.), como en lo relacionado con la ansiada transformación del modelo económico hacia sectores de mayor contenido tecnológico y valor añadido.

Ahora bien, el análisis de la función de los distintos agentes del sistema de innovación vasco en este proceso pone al descubierto igualmente diferencias importantes entre ellos, destacando las empresas y los Centros Tecnológicos como los elementos más activos del sistema. Por otro lado, y aunque se está en la buena dirección, se han detectado ciertos “fallos” o insuficiencias que distan de su consideración como un “sistema perfecto”. Entre las principales debilidades de éste, se destaca que las interrelaciones entre las empresas y los equipamientos tecnológicos y científicos (Universidades, Centros Tecnológicos, etc.) no han llegado a tener todavía el nivel de densidad que sería deseable para generalizar los comportamientos innovadores al conjunto del tejido productivo, siendo necesario su aumento mediante la toma de las decisiones oportunas al respecto.

(*) Esther Gil Álvarez es profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid

Para mayor información sobre el tema consultar en:

GIL ALVAREZ, Esther. (2016): Aproximación al sistema regional de innovación vasco y su papel en la transformación del modelo productivo. En Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, ISSN 0212-9426, Nº. 71, 2016, págs. 273-300 <http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2283/2175>