¿ Tendrá Barcelona “Plaza de las Glorias”?


Miquel Domingo Clota *
Sí, Barcelona tendrá Plaza de las Glorias, con fecha aún desconocida y con un proyecto que soporta continuos cambios para adaptarse a todos los imprevistos que aparecen con su materialización Se persigue eliminar la discontinuidad urbana existente entre las partes del Ensanche, correspondientes al Poble Nou, y el resto; discontinuidad que está prevista solventar mediante un parque urbano, conjuntamente con equipamientos reiteradamente reivindicados por las asociaciones de vecinos directamente implicadas. También se prevé la ejecución de nuevos enlaces entre los ejes viarios existentes.
La mayoría de los barceloneses se preguntan qué motivos han sido los causantes de los retrasos en la urbanización de este vacío y el porqué de tantos proyectos elaborados, en estas últimas décadas, de los cuales pocos han sido iniciados y ninguno terminado.
Un poco de historia
El proyecto de Ildefonso Cerdà, para el Ensanche de Barcelona (1859), se materializaba sobre una cuadrícula igualitaria y repetitiva, definida por calles perfectamente rectilíneas y justificadas por la necesidad de permitir una circulación segura, rápida y de grandes recorridos; permitiendo, a la vez, unas tipologías edificatorias, unos espacios libres y unos equipamientos, inimaginables por los niveles de salubridad, por la incorporación de importantes zonas verdes y por un sistema de equipamientos, emplazados de forma que garantizaban la aparición de futuras marginalidades.
En dicho proyecto el espacio conocido como Plaza de las Glorias era un simple vacío donde debía realizarse la intersección de tres grandes vías de la futura ciudad; conocidas hoy por: Gran Vía, Diagonal y Meridiana, las tres, con la función de establecer una óptima conexión de la futura ciudad con los ámbitos de entrada y salida, para enlazar con la costa mediterránea y con los ejes de los ríos Llobregat y Besos.. No se puede olvidar que simultáneamente se estableció la creencia que Glorias también debía ser el futuro centro de Barcelona, sin especificar cuáles serían sus usos a desarrollar y qué prioridades poseería respecto al resto de la ciudad. Todo ello sin ninguna reflexión de la ciudad que estaba ya consolidada, ni los mecanismos para conseguirlo. Era la época de las utopías urbanas.
Unas realidades
La gran extensión del nuevo Ensanche si se compara con la Barcelona existente en aquellos momentos, incluyendo los pueblos que habían crecido en su llano (Gràcia, Sants, Sant Martí de Provençals, Sarrià, etc.), era tan considerable que cabría la pregunta: ¿era un crecimiento o una nueva ciudad?. Además, la propuesta sufrió un incremento de su densidad poblacional al eliminar muchas zonas verdes previstas e introducir un considerable incremento en la edificación de las manzanas. Con estas modificaciones la total urbanización de su suelo y la consiguiente construcción, precisaría un periodo de tiempo mucho más prolongado, propiciando la aparición de espacios donde la ciudad tardaría mucho en llegar.
Al margen de todos estos desajustes a nivel general, cuando se aprobó el nuevo Ensanche, el espacio Glorias estaba ya ocupado por los trazados viarios de las carreteras con destino a Vic y Ripoll y con las vías férreas de Barcelona a Girona y Lleida. Realidades que influyeron, de forma taxativa, en la construcción de Glorias; el problema estaba en si se seguían las directrices de Cerdà o se optaba por otra solucion.
Motivos del retraso
Los motivos de tantos proyectos redactados, con inicios y abandonos, fueron muchos pero la principal reflexión se centra en dos circunstancias que se cree que fueron las más trascendentes para entender su historia. La primera, las propias características del lugar en el momento de ser aprobado el plan de Ensanche y la segunda los diferentes usos que le fueron asignados en las soluciones iniciadas y no terminadas. Resumiendo; un espacio con problemas de emplazamiento, ocupado por infraestructuras viarias difíciles de incorporar a la ciudad, sin la realización de importantes obras y con unos entornos que, durante tiempo, estuvieron esperando la llegada del Ensanche.
Mientras la ciudad no llegaba se llenaban los espacios con usos diversos, generalmente provisionales, a la espera de poder decidir con una cierta previsión. A lo largo de este final del siglo XX y principios del XXI, Glorias soportó el Mercado de Bellcaire (Encantes), punto de inicio de las vías de salida de la ciudad, operaciones parciales de algunas zonas verdes con aspiraciones de parque, intervenciones que separaban parcialmente el tráfico ferroviario del rodado. Es importante destacar que el número de pasos a nivel, que servían a las vías férreas, llegaron a ser de ocho en este lugar de Glorias, garantizando una función barrera de importantes consecuencias.
No fue hasta el último trienio del siglo XX cuando su marginalidad se vio reducida al terminarse las intervenciones que soterraron las vías férreas y terminaron las prolongaciones de las tres avenidas, ya citadas, consiguiendo, así, un cambio importante en su coeficiente de accesibilidad.
Una nueva visión de Glorias
Lo que verdaderamente transformó Glorias fueron las intervenciones en el ensanche del Poble Nou, la posibilidad de compaginar los usos residenciales con actividades terciarias compatibles, y la terminación del tejido viario. Todas estas actuaciones se vieron favorecidas, por construcciones que por su tipología y uso, consolidaron una clara estabilidad que ayudaron a consolidar una cierta centralidad y olvidarse de la marginalidad vivida. Las Galerías Comerciales Glorias, El Museo del Diseño, La Torre Agbar… son claros ejemplos conjuntamente con un considerable aumento del transporte público.
Las conclusiones no son muy satisfactorias. No se valora el proyecto ganador en el concurso convocado por el Ayuntamiento de la ciudad, pero sí que la cotidianidad nos está demostrando la falta de prospecciones antes de iniciar las obras. Están saliendo problema tras problema; restos de obras anteriores o defectos de las que están en funcionamiento. Todo ayuda a crear dudas, pero el nuevo parque, con una flora cuidadosamente estudiada y con una periferia donde se concentra el tráfico. ¿Su cuidado está garantizado y no entrará en un proceso degenerativo por insuficiencia económica? y ¿Se va a suprimir el efecto barrera de Glorias?.
Seguro que las preguntas son muchas pero dejamos estas dos para reflexionar.

Para más información: DOMINGO i CLOTA, Miquel. Consideraciones sobre el lugar “Glòries” de Barcelona. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de agosto de 2017, vol. XXII, nº 1.208. http://www.ub.es/geocrit/b3w-1208.pdf. [ISSN 1138-9796].

*Miquel Domingo Clota es dr. Arquitecto. Universitat Politècnica de Catalunya

El turismo en la (re)construcción de las fronteras nacionales

Tania Porcaro*

El turismo se expande continuamente por diversos lugares del mundo e incorpora nuevos sitios a esta forma particular de consumo, transformando los usos y prácticas existentes. En particular, la inserción de lógicas turísticas en espacios fronterizos ha recibido una cierta atención en los últimos años, particularmente en el contexto de intensificación de la globalización y de conformación de bloques regionales de integración, tanto en Europa como en América.

Gran parte de las reflexiones sobre la relación entre turismo y fronteras nacionales han sido elaboradas desde la geografía política clásica, la cual se ha constituido como un abordaje tradicional sobre la materia. Sin embargo, esas miradas comienzan a ser cuestionadas, a partir de nuevas formas de ver, pensar y construir las fronteras en su relación con el turismo.

El vínculo entre las fronteras y el turismo es frecuentemente pensado a través de dos ejes. Por un lado, es concebido como promotor del desarrollo económico en las regiones fronterizas, generalmente constituidas como áreas marginales respecto de los centros de poder de cada país. Por otro lado, el turismo es analizado como una actividad relevante para la integración y la cooperación a través del límite internacional.

Los abordajes tradicionales plantean un conjunto de dificultades en torno a la comprensión de la relación entre turismo y fronteras. Por un lado, suponen que tanto el turismo como las relaciones transfronterizas son fenómenos siempre deseables y beneficiosos y, por los tanto, se postulan como la solución para los problemas que atraviesan estas áreas. La idea de que el turismo produce impactos positivos en las regiones fronterizas requiere ser matizada y complejizada. El objetivo no es pasar a señalar sus impactos negativos, sino evitar una mirada simplificada, unilineal, que ignora las múltiples relaciones y dimensiones implícitas en estos procesos sociales.

Por otro lado, frecuentemente se conciben a las fronteras como objetos estáticos y como datos de la realidad. Por el contrario, las nuevas geopolíticas entienden a las fronteras como procesos sociales, esto es, como construcciones históricas y en permanente mutación. Si bien su concepción es inseparable de la formación territorial de los Estados modernos, tanto éstos como otros múltiples sujetos inciden en la permanente reconstrucción material y simbólica de las fronteras. En tanto proceso social, las fronteras no son universales y eternas, sino que asumen formas particulares en el espacio y en el tiempo, a partir de los entramados sociales que les dan forma.

En tercer lugar, se postula que la atractividad turística en la frontera está predeterminada por un conjunto de formas o actividades típicas de estos sitios. Ello se basa en la idea de que los lugares tienen una vocación turística inherente, como si el turismo fuese esencial, natural o inmanente. Además, suponen que los atractivos son tales por sus características intrínsecas y, por lo tanto, universales y eternos. Por el contrario, los nuevos estudios sobre turismo revelan que los lugares turísticos se crean a través de diferentes procesos sociales de valorización positiva de ciertos rasgos de un lugar. La atractividad, entonces, no se ubica en las cosas, sino que se construye a partir de la interrelación entre las sociedades de origen de los visitantes y los lugares de destino.

A partir de estas formas alternativas de pensar las fronteras y el turismo, han surgido nuevos enfoques para comprender sus cruces. Las nuevas geopolíticas del turismo se interesan en el rol que éste ha tenido en los procesos de construcción territorial y de fronterización, en los diferentes contextos históricos. Así, se analizan los significados cambiantes que ha tenido el turismo, desde su rol en la consolidación de la soberanía nacional y control de ciertas áreas limítrofes, hasta convertirse en paradigma de las relaciones paradiplomáticas y los proyectos de cooperación entre municipios o regiones de diferentes países.

Paralelamente, se complejiza la mirada sobre los procesos de construcción de atractividad en las fronteras. Los entramados socio-históricos de cada sitio dialogan con las formas de valorización de las sociedades que viajan, para dar origen a formas concretas de atractividad en cada lugar y en cada tiempo. En muchos casos, estos procesos se vinculan con diferentes lógicas de patrimonialización que, intencionadamente o no, favorecen el consumo turístico.

El turismo propone ciertas formas de ver, transitar, fotografiar disfrutar o experimentar las fronteras. No sólo transforma los usos dominantes y acondiciona materialmente los lugares, sino que además construyen imaginarios que circulan y producen efectos. Ello revela las relaciones de poder implícitas en los procesos de valorización turística, las lógicas de apropiación y desposesión, los vínculos conflictivos y las tensiones entre diferentes construcciones socio-espaciales, entre múltiples territorios y fronteras en pugna.

La reflexión sobre la relación entre turismo y fronteras revela un conjunto de temáticas y enfoques tradicionales que hoy día son cuestionados y reelaborados, aún en forma incipiente, por abordajes alternativos. Las nuevas geopolíticas proponen diferentes perspectivas para comprender las formas en que las fronteras son reconstruidas permanentemente a través de múltiples sujetos y prácticas, entre ellas el turismo. Nos encontramos frente al desafío de complejizar las miradas y evitar esencialismos, para contribuir a una mejor comprensión de los cruces que se producen en la actualidad, entre el turismo y las fronteras nacionales.

Para mayor información:

PORCARO, Tania. Turismo y fronteras: revisión de la producción académica y los aportes conceptuales desde la geografía. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. 2017, vol. 26, núm. 2, p. 13-29. doi: 10.154467rcdg.v26n2.59234.

* Tania Porcaro es investigadora del Grupo de Estudios sobre Fronteras y Regiones de la Universidad de Buenos Aires.

¿Colores opuestos? La diversidad en el espacio turístico de Buenos Aires

Mercedes González Bracco*

Linda Kotschack**

Como las ciudades que los albergan, los espacios turísticos urbanos son producto de tensiones y negociaciones por parte de los actores sociales que intervienen sobre ellos. Entendido de esta manera, el “espacio turístico” no responde tanto a una cartografía sino a las prácticas que se realizan en él. Bajo esta premisa nos interesa abordar dos barrios de la ciudad de Buenos Aires: La Boca y Palermo, diferentes en su historia, paisaje y composición demográfica, pero igualados por su interés turístico.

Buenos Aires, capital de la Argentina, gran metrópolis vibrante y heterogénea, muestra su diversidad como un valor distintivo. Los barrios de La Boca y Palermo se encuentran entre los más frecuentados por los turistas, pero mientras La Boca es motivo de la postal quizás más clásica de Buenos Aires, fácilmente comprobada con una búsqueda de imagen en Google, Palermo propone un paisaje urbano pintoresco más difuso, sin ninguna marca puntual distintiva.

Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”
Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”

Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”
Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”

La Boca es un barrio de perfil popular, conocido como hogar de inmigrantes trabajadores del puerto que residían en viviendas compartidas llamadas conventillos. Su conformación como espacio turístico se dio paulatinamente alrededor de Caminito, un pasaje colorido inaugurado en 1959 por un grupo de vecinos notables. Hoy en día, en sus alrededores el visitante se encuentra con restaurantes for export y locales de souvenirs albergados dentro de conventillos refuncionalizados. Más allá de la zona turística, desde la década del 70 La Boca se enfrenta con una reputación de peligrosidad a partir del cierre del puerto que modificó su composición sociodemográfica acompañada de una degradación urbana creciente. Debido a ello, los turistas no se aventuran mucho más allá de la zona de Caminito. Sin embargo, ven en el acceso a los museos de la zona una posibilidad de “salir de la burbuja” creada para ellos.

Por su parte, la zona de Palermo bautizada Soho inició su transformación en los años ochenta con la llegada de artistas y arquitectos que podían experimentar nuevos arreglos espaciales en un área de bajo valor inmobiliario. Hacia fines de la década del 90, este sector sufrió una nueva mutación cuando comenzó a atraer propuestas comerciales ligadas al diseño de indumentaria y gastronomía de autor. El viejo perfil residencial del barrio se transformó así en una cara joven, cuya atracción para el turismo se ubica en una experiencia cosmopolita con un giro local donde no hay una imagen icónica, sino más bien muchas postales posibles de un paisaje urbano singular. El patrón está construido a base de arquitectura, color y propuestas comerciales de autor que permiten un derrame hacia áreas lindantes, llegando incluso a los barrios vecinos.

Abordando estos espacios desde las prácticas de los turistas, la diferencia más notoria puede ser resumida como “enclave vs. derrame”. Así observamos que, mientras en La Boca el circuito Caminito se ha visto restringido a un perímetro que no puede perforar, desplegando allí una serie de propuestas estereotipadas como for export, en Palermo Soho el espacio turístico se desarrolla de manera centrífuga, abarcando nuevos lugares que deben ser “descubiertos” en una lógica más cercana al turismo flaneur. Esta diferencia fundamental se establece a partir de los discursos y prácticas vinculadas a estos espacios, destacándose un atributo: la seguridad.

Como sabemos, el espacio turístico presenta la necesidad de transmitir algo extraordinario y remarcar la singularidad del lugar y al mismo tiempo hacer que el visitante sienta una familiaridad que lo mantenga cómodo y seguro. Se produce de este modo una paradoja entre lo heterogéneo y local y lo homogéneo y global, que se resuelve de maneras diferentes. En La Boca lo homogéneo está en el tipo de uso turístico que se hace de ella. Los turistas sacan fotos, compran suvenires y prueban comida local for export. Se ve en los comentarios en TripAdvisor que reconocen este espacio como un lugar fabricado para el turista. Aun así lo van a visitar porque es un lugar cuya singularidad, ubicada en su estética colorida y su importancia histórica, hay que ir a comprobar. En Palermo, en cambio, la especificidad parece estar en la convivencia armoniosa de la paradoja. En este lugar encontramos lo cosmopolita y lo local en una mezcla caótica pero inteligible para el turista, que la abraza como muestra de la autenticidad vernácula. La posibilidad de manejarse solos y de mezclarse con los vecinos que también eligen esta zona para comprar y comer afuera constituye el principal atractivo de esta propuesta “experiencial”, enmarcada además por un escenario ameno y de pequeña escala que invita a transcurrir el tiempo más lentamente.

Para mayor información:

GONZÁLEZ BRACCO, Mercedes, y Linda KOTSCHACK. El espacio turístico, entre el enclave y el derrame: estudio en dos barrios de Buenos Aires. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 2017, vol. 26, no. 2, p. 373-397.

* Mercedes González Bracco es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Especialista en Gestión Cultural por la Universidad de San Martín. Es Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Se especializa en temas relacionados con estudios urbanos, patrimonio y turismo.

** Linda Kotschack es Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en temas relacionados con el turismo y estudios urbanos.

Turismo Sostenible: El paisaje como epicentro de la interacción social en armonía con el ambiente

Daniel Fernando García Bautista*

El ser humano ha causado la mayor transformación de los paisajes en los tiempos recientes. La expansión desmedida de las ciudades, la demanda de crecimiento económico y la ambición por el desarrollo, han dejado relegada la naturaleza a un segundo plano. El ser humano ha migrado a las grandes urbes en busca de sus sueños y sin embargo, la necesidad del contacto natural, lo ha llevado de vuelta a la naturaleza. El turismo, en gran medida expresa esta búsqueda incansable.

En una ciudad como Bogotá, el paisaje se convierte en el punto de encuentro de la interacción social-natural y toma un papel clave para el desarrollo del turismo sostenible. En esta metrópoli, el inacabable horizonte de cemento hacia el occidente, contrasta con el relieve montañoso y las grandes cumbres del oriente, desde las que se tiene una vista panorámica privilegiada. Este es un lugar, que inspira y conmueve a sus espectadores.

Ilustración 1. Paisaje de la vereda El Verjón. Fuente: Tomada por el autor
Ilustración 1. Paisaje de la vereda El Verjón. Fuente: Tomada por el autor

En este lugar, los grandes accidentes geográficos limitaron la población a escasos asentamientos rurales. Es el caso de la vereda El Verjón, ubicada a 30 minutos en automóvil desde el centro de la ciudad.

Nuevas miradas para la sostenibilidad del turismo

Unos años atrás, la accesibilidad y singularidad de los cerros orientales para los caminantes, permitieron la inclusión de las organizaciones locales en los proyectos impulsados por el gobierno distrital, a través de la Mesa Ambiental de los Cerros Orientales. De esta forma se elaboró una estrategia de turismo, que se denominó Los caminos de los cerros. En la vereda El Verjón la comunidad fue un actor importante y determinante en el desarrollo e implementación de los senderos que se proyectaron allí. En estas propuestas, se consideró el paisaje como un aspecto importante de la oferta turística, pero el mismo, solo fue considerado de manera puntual para las zonas más llamativas.

Y es que, en este territorio con amplios panoramas y montañas que tocan las nubes, contrastan los asentamientos campesinos con la vegetación colorida. Pero más allá del punto de vista del espectador, el paisaje tiene mucho que dar. Esto es, explorar una nueva mirada frente a la interacción entre los elementos naturales y sociales, que allí se dan encuentro bajo pretexto del turismo.

El paisaje de un territorio está expresado en los mapas, en los que se indican sus diferentes características. Los símbolos representan los diferentes objetos que pueden ser observados en un territorio, de acuerdo a lo que se busque expresar y esto es conocido como cartografía temática. En la actualidad existe una gran variedad de información cartográfica para cada territorio y adicionalmente, a través de algunos programas de Internet se puede acceder a las imágenes capturadas con satélites. Toda esta información, corresponde a lo que una persona observa durante un recorrido en una ruta turística.

Bien es sabido que algunos elementos hacen especial un lugar determinado y que por el contrario, hay otros que dan una impresión negativa del mismo. De esta manera, al planificar el turismo en una región, éstos deben ser considerados e identificados, con el objeto de evitar la pérdida de calidad de los paisajes que marcan una experiencia positiva en quienes son sus observadores.

En el caso de El Verjón, entre sus atractivos sobresalen las cumbres que dan una amplia visión de la ciudad, del campo y de los ecosistemas propios de este territorio. Además de los lugares como el río Teusacá, las quebradas, los bosques y la vegetación, las fincas agroecológicas y como si fuera una ventana a otra realidad, una recreación de los bohíos de los pueblos indígenas. Por el contrario, se identificaron grandes canteras mineras en las que dejaron la roca expuesta. Estos elementos se compilaron en un mapa de potencial.

A partir de esta información, se logró identificar una ruta turística que integra el territorio, la comunidad local y los principales atractivos. De esta manera, se realizó una propuesta donde el paisaje es el epicentro de la interacción para el desarrollo del turismo sostenible de acuerdo a los lugares disponibles y óptimos para el desarrollo de cada actividad.

Para mayor información:

GARCIA, Daniel y MAHECHA, Samir.Estudio de factibilidad técnica y ambiental de los procesos turísticos y su impacto en el paisaje para un sendero en zona rural de Bogotá. Cuadernos de geografía: Revista colombiana de geografía, vol. 26 (2): p. 195-218, 2017.

ISSN electrónico 2256-5442. ISSN impreso 0121-215X.

* Daniel García es un profesional en ingeniería ambiental egresado de la Universidad Distrital, que actualmente labora con la Secretaría de Ambiente.

Un agradecimiento especial a Daniel Ocampo y Milén Copa Pabón por sus valiosas ideas para realizar este artículo.

¿AMAS LA LITERATURA Y QUIERES VIAJAR?

Félix Pillet

La ficción y la realidad han venido a motivar y preparar el viaje. Se ha dicho que la principal distinción entre el viajero y el turista, es, que el primero reposa, el segundo corre. Por este motivo, es aconsejable disfrutar en casa de la literatura para luego recorrer el patrimonio territorial y sus paisajes, más o menos literarios, pero en definitiva paisajes (urbanos, rurales, naturales, etc.).

La relación geografía humana-literatura nos ha permitido no sólo conocer la evolución de los paisajes, tomando como fuentes de estudio la literatura de viajes, la novela y la poesía, sino que, además, no se debe perder de vista el binomio viaje-turismo, como dos aspectos diferentes, aunque complementarios.

El viaje y su producción literaria o literatura de viajes ha despertado mucha más atención que cualquier otro tipo de fuente escrita. Los relatos de viajes se han presentado como particularmente fecundos en la búsqueda de expresiones de paisajes, debido a su extraordinaria capacidad de descripción. Por este motivo, es necesario conocer desde los orígenes hasta la actualidad, las tres etapas por los espacios y paisajes del mundo: el viaje como saber estratégico, desde los orígenes hasta el Renacimiento; el viaje como saber formativo y científico, hasta el Romanticismo; y por último, el viaje como saber estético y divertimento, hasta la actualidad. El turismo posmoderno, de las últimas décadas, está mirando hacia el viajero romántico, como modelo a seguir, lo que hace que viajero y turista vengan a converger, en algunos casos.

Los viajeros por España, desde el siglo XVIII hasta hoy (ilustrados, románticos, modernistas, realistas, franquistas, hiperrealistas y neo-románticos), tanto extranjeros como españoles, nos han enseñado a conocer los paisajes, su evolución, las diferencias regionales, las ciudades más productivas frente a las más retrasadas. Con el paso del tiempo, los paisajes naturales y rurales cedieron protagonismo a los paisajes urbanos, a la ciudad. Tanto antes como ahora, la comarcas no ha perdido vigencia ni interés.

En la novela, el escritor trascribe el paisaje con sus palabras, lo recrea y lo transforma desde su personalidad. En un debate sobre esta temática se afirmaba que no dejará de escribirse literatura, real o ficticia, que no se apoye en un territorio. Hay textos en los que no se menciona un lugar, pero la mayoría de los relatos literarios hacen mención a ciudades, pueblos etc. Normalmente, en la mayor parte de las obras donde se relaciona el paisaje con la literatura se tiende a conectar la realidad geográfica con los textos literarios, pero existe otra experiencia que conviene descifrar, son las múltiples posibilidades que ofrece, en algunos casos, una novela para obtener de ella suficiente información geográfica. No cabe duda que cuando un novelista escribe sobre el momento que está viviendo, las descripciones son más reales y verídicas, que cuando se retrotrae en el tiempo.

Y por último, de la poesía destacamos el sentimiento estético por medio de palabras, pues el paisaje llega a imponerse a veces como protagonista, a la vez que adopta muchas formas: de lo descriptivo y realista a lo simbólico y espiritual. Mientras la poesía es un paisaje sentimental, por contra el paisaje es una creación poética. La poesía, la literatura menos descriptiva, pero más simbólica y sintética, la hemos utilizado para conocer la evolución del paisaje de España, tanto el natural, rural, como urbano, desde los orígenes hasta el tiempo presente, tomando como referencia los poetas españoles en lengua castellana. Comprobando cómo el paisaje ha sido objeto de interés y de introspección.

La imagen literaria del paisaje, vista desde la literatura de viajes, la novela y la poesía, cede ahora todo el protagonismo al paisaje urbano, pues no podemos olvidar que estamos en el siglo de las ciudades. Las urbes españolas (Madrid, Barcelona, etc.) y Nueva York, ciudad global, se convierten en las protagonistas del proceso de urbanización, siendo distintos escritores españoles los que han volcado en sus páginas espléndidas descripciones que ayudan a conocer mejor su morfología y evolución.

El paisaje ha vuelto a recobrar su interés desde el Convenio Europeo del Paisaje (2000), analizado en esta ocasión desde una visión más literaria y cultural, sin olvidar el Plan Nacional de Paisaje Cultural (2012). Como el Convenio dice del paisaje que es “una parte del territorio”, esto nos lleva a interpretar que el objetivo de estudio debe ser el territorio y sus paisajes. Si estos últimos ya han sido estudiados, ahora falta el territorio, el más popular: las comarcas, que puede ser interpretadas como Patrimonio Territorial, como destino turístico, que vienen a unirse a otros espacios del turismo, tanto de costa como de interior, es decir, comarcas integradas, formadas por paisajes culturales, que en algunas comunidades autónomas españolas se vienen ofertando como asociaciones comarcales, como nuevos destinos turísticos. Pudiendo hacer referencia, también, a comarcas eminentemente literarias.

El geógrafo Bertrand Lévy (2006) afirmaba que: “el enfoque geo-literario (…) puede prolongarse e ir al encuentro de un público mucho más vasto, al encuentro de una demanda social cada vez más importante y motivada; en este sentido, pensamos en todas las manifestaciones de turismo literario y cultural que se desarrollan en el mundo”.

Para mayor información:

Félix Pillet Capdepón (2017): Geoliteratura. Paisaje literario y turismo. Madrid, Síntesis.

EL VIÑEDO COMO PATRIMONIO EN CASTILLA-LA MANCHA (ESPAÑA)

María del Carmen Cañizares Ruiz*

El paisaje del viñedo debe ser reconocido y valorado como patrimonio relacionado con una actividad agraria específica, el cultivo de la vid, y con unos elementos tangibles (edificaciones) e intangibles (cultura del vino), ya que encierra valores económicos, sociales, ecológicos, históricos, técnicos y sobre todo, paisajísticos, como ocurre en la región de Castilla-La Mancha donde encontramos la mayor extensión de viñedo de Europa.

En este territorio el modelo de explotación vinculado con la producción y con la comercialización de mostos, alcoholes y vinos de mesa ha determinado la existencia de una serie de recursos patrimoniales y de una “cultura de vino” singular, que ofrecen gran potencialidad para el desarrollo territorial, por ejemplo en relación con el turismo. Se insertan en una de las áreas más afectadas por las disposiciones de mercado a nivel mundial (Organizaciones Comunes de Mercado) que ha experimentado importantes transformaciones en las últimas décadas donde el postproductivismo actual encierra dinámicas contradictorias.

En Castilla-La Mancha encontramos algo más del 48 % del viñedo español (444.000 hectáreas en 2016) y aproximadamente la mitad de la producción nacional (22,5 millones de Hl en 2016), datos que corroboran que es una actividad relevante, principalmente en la comarca de La Mancha. En su evolución podemos distinguir varias fases que abarcan desde el autoconsumo inicial y la aparición de un comercio incipiente (S.XII-1882), su posterior expansión y consolidación (1882-1986), un tercer período asociado a las medidas de regulación planteadas desde la Unión Europea y la potenciación del regadío (1987-1999), para concluir en la fase actual de modernización y postproductivismo (1999-Hoy) caracterizada por la diversificación productiva y la búsqueda de productos de calidad, los programas de reconversión y reestructuración varietal, así como el arranque subvencionado del viñedo tradicional (en vaso) para cultivarlo, ahora, en espaldera.

Paisaje del viñedo tradicional en las proximidades de Valdepeñas (Ciudad Real)
Paisaje del viñedo tradicional en las proximidades de Valdepeñas (Ciudad Real)

Alberga un importante patrimonio agrario «conformado por el conjunto de bienes naturales y culturales, materiales e inmateriales, generados o aprovechados por la actividad agraria a lo largo de la historia”, siguiendo la definición de La Carta de Baeza (2012). Nos referimos, en primer lugar, a los elementos tangibles bienes muebles (utensilios, aperos,…) como las prensas, tinajas, atrojes, pisadoras y estrujadoras; elementos vinculados con el transporte (carros y animales de tiro) como galeras y mulas; documentos y objetos bibliográficos que relacionan viñedo y literatura (Don Quijote de La Mancha,…) sin olvidar la literatura de viajes o las obras pictóricas que reflejan el paisaje de la viña con artistas como Gregorio Prieto. Bienes Inmuebles entre los que distinguimos, primero, los singulares, que se identifican con construcciones como bombos, quinterías, chozos, bodegas y alcoholeras, junto con los lineales que se concretan en el propio paisaje del vino (cultivo) en su condición de bien patrimonial; los asentamientos de población, que en este caso presentan una marcada dispersión; y los caminos y vías pecuarias como las cañadas (Soriana y Segoviana), cordeles, veredas y coladas.

Bombo en el viñedo de Tomelloso (Ciudad Real)
Bombo en el viñedo de Tomelloso (Ciudad Real)

El patrimonio agrario intangible incluye aquellos elementos relacionados con la lingüística a través de términos singulares asociados a la cultura del vino como “viñuedo” (arbusto de la vid en estado silvestre); el refranero popular («Las viñas en manos extrañas: grama, broza y telarañas”,…). Las creencias, rituales y actos festivos, como la Romería de la Virgen de las Viñas en Tomelloso o la Fiesta de la Vendimia y de la Poesía de Valdepeñas. Los saberes, oficios y tradiciones entre los que destaca la propia vendimia y sus rituales. La artesanía representada con la forja y la cuchillería, el trabajo del mimbre y el esparto (cestos, esteras, capachos) y el trabajo de la piel (botas de vino). Y finalmente, en relación con la gastronomía en la que el vino tiene la función de acompañamiento, destacan las gachas, migas, pisto manchego, pipirrana, duelos y quebrantos, caldereta o tiznao.

Por último, añadimos un patrimonio natural y genético a partir de unas características físicas del territorio asociadas a llanuras y planicies, una altitud media por encima de los 650 metros, una climatología extremada de veranos muy calurosos e inviernos fríos, una pluviometría escasa que no suele superar los 400 mm anuales, suelos arcillosos, un elevado número de horas de sol al año, y un aporte genético varietal que se concreta en la uva cencibel o tempranillo para los tintos, aunque también encontramos otras (bobal, cabernet sauvignon, garnacha, monastrell,…); y en la uva airén para los blancos, que se completan también con otras (albillo, chardonnay, macabeo, malvar, persevera,…).

Consideramos que el viñedo en Castilla-La Mancha debe ser reconocido como patrimonio y conforma un paisaje cultural como obra conjunta del hombre y de la naturaleza, que expresa una larga e íntima relación entre las personas y su entorno en el sentido que lo define la UNESCO. Un “paisaje evolutivo vivo” que como tal debería estar protegido.

Para mayor información:

Cañizares Ruiz, María del Carmen y Ruíz Pulpón, Ángel Raúl. Evolución del Paisaje del Viñedo en Castilla-La Mancha y revalorización del patrimonio agrario en el contexto de la modernización. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona. Vol. XVIII, núm. 498, 20 de diciembre de 2014 (http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-498.htm).

Cañizares Ruiz, María del Carmen y Ruíz Pulpón, Ángel Raúl. El viñedo en Castilla-La Mancha: el reconocimiento de un paisaje cultural. In PAVÓN, David y Otros (Editores) (2014): Revalorizando el espacio rural: leer el pasado para revalorizar el futuro. Girona: Documenta Universitaria, 2014, p. 305-316.

CAÑIZARES RUIZ, María del Carmen y Ruíz Pulpón, Ángel Raúl. Bases para la declaración como Bien de Interés Cultural del Paisaje del Vino y el Viñedo de la Denominación de Origen Valdepeñas” (Castilla-La Mancha). In RUIZ PULPÓN, Ángel Raúl, SERRANO DE LA CRUZ, Manuel Antonio y PLAZA, Julio José (Editores) Treinta años de PAC en España. Agricultura y multifuncionalidad en el contexto de la nueva ruralidad.Ciudad Real: Grupo de Trabajo de Geografía Rural de la AGE y Óptima ediciones, 2016, 551-566.

* María del Car­men Cañi­za­res Ruíz. Pro­fe­sora Titu­lar de Geo­gra­fía Humana. Depar­ta­mento de Geo­gra­fía y Orde­na­ción del Terri­to­rio. Uni­ver­si­dad de Castilla-La Mancha.

Cuando es preciso ejercer la ciudadanía desde la argumentación educativa

Xosé M. Souto González. Universitat de València y Proyecto Gea-Clío.

En el ámbito educativo uno de los debates que aparecen en las reuniones del profesorado, en especial en ciencias sociales, geografía e historia, es la posibilidad, o no, de realizar una educación política en las aulas del sistema escolar básico. Los que entendemos que la educación forma parte de la vida política y es, además, una ciencia social, siempre hemos declarado la necesidad de contribuir a la convivencia ciudadana desde la educación política. Por eso nos hemos manifestado contra la enseñanza de la ciudadanía en inglés en Valencia o contra la supresión de esta materia, cuando se pretendía que fuera una alternativa a la enseñanza de la religión.

Ahora, con el problema de Catalunya, es más patente la necesidad de una educación ciudadana, que sin duda debe superar los límites de las aulas y centros escolares para alcanzar un espacio público. Para ello es preciso recuperar el poder explicativo de la geografía e historia y buscar en los datos empíricos la fuerza de la argumentación.

El “problema” catalán nace de la pugna por imponer legalmente una identidad territorial desde un planteamiento propio del espacio vivido. Las emociones y sentimientos que aparecen cuando te menosprecian por hablar en un idioma, u otro, por reconocer en las tradiciones una parte de tus deseos y las dudas que surgen cuando tienes que ejercer los derechos ciudadanos, desde el convencimiento de que las vivencias emocionales deben formar parte de la esfera pública, son factores que explican la construcción de una identidad subjetiva.

Por eso desde la Geografía, y más particularmente desde la Percepción, así como desde las Representaciones Sociales, nos hemos esforzado en construir tareas didácticas para enseñar. Pretendemos ayudar a pensar en la complementariedad de visiones subjetivas con datos procedentes de las expresiones del poder territorial, que se ejerce a través de la legislación. El entrecruce de espacios subjetivos y concebidos es lo que genera un ámbito de espacios de relación, ese que fundamenta el espacio complejo de la Geografía de la Percepción. Y eso se practica muy poco en nuestras clases, por más que se aluda al constructivismo, a las inteligencias múltiples o a un modelo sociocrítico.

Porque esta perspectiva de educación en los espacios complejos nos obliga a analizar los procesos históricos que determinan estos hábitos personales, que son más potentes que las ideologías, como bien se explica desde la Psicología social.

Por eso cuando a un pueblo, como Catalunya, le hurtan su modelo de convivencia por una decisión de seis frente a cuatro magistrados del Constitucional que amputan un texto legal, la sensación de impotencia es grande. Dicho documento había sido aprobado por más de dos terceras partes de su parlamento (120 votos en sesión del 30 de septiembre de 2005) y después también por las Cortes españolas el 30 de marzo de 2006 (189 frente a 154 votos) y finalmente ratificado en referéndum con el 73% de los votos (18 de junio de 2006).

Es evidente que la decisión del año 2010 tiene unos agentes: los magistrados del Constitucional. Pero hay una voluntad previa de un partido, que había sido el único que se había negado a alcanzar un acuerdo de aprobación en 2005: el Partido Popular. Y también es evidente que el motor de dicha modificación estatutaria viene de la acción del Partido Socialista Obrero Español, capitaneados por Pasqual Maragall y José Rodríguez Zapatero. Un momento político en el que el Partido Popular recogía firmas para realizar un referéndum sobre el Estatut en toda España; un instrumento legal que hoy demonizan y que antaño se solicitaba para frustrar el proceso catalán.

Por todo ello en la educación ciudadana debemos saber señalar los responsables históricos del problema actual. Pues hay algo que la historia nos enseña: desmadejar los enredos de las memorias presentes en la explicación de los hechos del pasado. Y hay algo más que nos enseña la Geografía: reconocer las identidades plurales de una sociedad en la colisión de intereses de los espacios personales. Confundir memoria e historia, identidad personal y representación social de un pueblo es algo propio de la ignorancia o de la superficialidad. El tiempo de la educación es más profundo, pues afecta a las raíces humanas, a las reacciones emocionales ante los estímulos cerebrales que se convierten en palabras.

Las palabras son las armas de una ciudadanía consciente y responsable. Callar es más propio de cobardes que de profesores comprometidos con la ciudadanía. En el Geoforo Iberoamericano hemos mostrado la importancia de un arma cargada de futuro: la participación de personas en debates ciudadanos. Y con este artículo pretendo también crear un lugar para encontrar argumentos sobre la explicación conflictiva del presente.

Para saber más

SOUTO GONZÁLEZ, Xosé M. Espacio geográfico y educación para la ciudadanía, Didáctica Geográfica, número 9 (2007), páginas 11-31

Otro modelo de desarrollo es posible: proyectos endógenos de ecoturismo indígena en espacios socionaturales protegidos

Jesús Moreno Arriba*

En este artículo de investigación se presenta un emergente proyecto ecoturístico indígena endógeno de gestión de recursos naturales en la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas (en adelante RBLT). A partir de un propositivo abordaje metodológico que incorpora técnicas -cualitativas y cuantitativas- propias de la Geografía y de la Antropología (“Geoantropología”), se ha identificado, documentado y analizado un proyecto de ecoturismo indígena y campesino alternativo al desarrollo convencional eurocéntrico y neocolonialista hegemónico.

Esta incipiente experiencia, llevada a cabo en el Ejido López Mateos (Catemaco, Veracruz, México), en donde predomina la población campesina de autoadscripción indígena Nahua y Popoluca, denota cierta capacidad para contribuir a mejorar la precaria realidad -ecológica, demográfica y socioeconómica- de las comunidades rurales indígenas y campesinas de la región veracruzana de Los Tuxtlas. En este sentido, este proyecto endógeno de ecoturismo indígena en espacios socionaturales protegidos, se revela como un ejemplo real de implementación de un conjunto de buenas prácticas socioambientales alternativas para, desde la praxis, construir puentes y repensar otro modelo posible de desarrollo.

El área geográfica objeto de este estudio, la región de Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta, se localiza en el sureste del estado mexicano de Veracruz. Este espacio ecosocial, de elevada biodiversidad, pero frágil equilibrio ecológico, se encuentra configurado por una serie de formaciones montañosas volcánicas tropicales sobre el litoral veracruzano del Golfo de México (figura 1).

Figura 1. Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta

En todo el territorio tuxteco y serrano, una gran diversidad de ecosistemas y tipos de vegetación, así como un rango altitudinal entre el nivel del mar y los 1.550 msnm del volcán Santa Marta, le confieren a la región un rango de alta biodiversidad. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX ha prevalecido un proceso denominado subdesarrollo sostenido. Esta noción hace referencia a las políticas gubernamentales que han acelerado el subdesarrollo histórico, mediante el apoyo tanto a programas de desarrollo ganadero paternalistas y asistencialistas como de extractivismo forestal no sustentable.

El impacto más dramático de estas acentuadas transformaciones en los usos del suelo tradicionales, a raíz del intenso ritmo de colonización antrópica y de ganaderización del sector primario, ha sido la brusca deforestación ocurrida entre la década de los cincuenta y finales del siglo XX (figura 2).

Figura 2. Proceso de deforestación en Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta (1958-1991)
Figura 2. Proceso de deforestación en Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta (1958-1991)

Además, en los últimos lustros se han cerrado las tres válvulas de escape que permitían cubrir el déficit de tierras y alimentos en la región. Estas eran: la migración a las ciudades del eje industrial petroquímico Acayucan-Jáltipan-Minatitlán-Coatzacoalcos, en el Sur de Veracruz (figura 1); el cultivo y comercialización de café; y el uso comunal de tierras ejidales. A su vez, el crecimiento demográfico sostenido está originando problemas de sobrepoblación. Por ello, los procesos de migración-expulsión rural, tanto a escala estatal, como nacional y transnacional, son un fenómeno que se intensifica y adquiere gran trascendencia en todo el ámbito de la RBLT, con la compleja problemática que ello conlleva para los/as migrantes y sus familias, tanto en los lugares de partida como de llegada.

Sin embargo, en el Ejido López Mateos, a través de un proceso endógeno iniciado en 1993 con el apoyo técnico de una ONG local, el Proyecto Sierra de Santa Marta (PSSM), se constituyó legalmente la Sociedad de Solidaridad Social (SSS) “Cielo, Tierra y Agua Selva-Reserva del Marinero”. Con esta figura se promovió la participación activa de las familias de la comunidad en esta asociación ecoturística comunitaria ejidal (figura 3). En los albores del siglo XXI, el ecoturismo ya generaba en torno al 30% de los ingresos del ejido, como parte de una estrategia de diversificación productiva y de complementariedad de rentas. De este modo, a diferencia de otras comunidades de la RBLT en donde la emigración se incrementa, en López Mateos este fenómeno migratorio es hoy prácticamente inexistente.

Figura 3. Algunas imágenes de los y las integrantes locales del proyecto de ecoturismo comunitario indígena campesino Selva del Marinero “Cielo, Tierra y Agua” y de varias de sus infraestructuras ecoturísticas.

En conclusión, se ha constatado que para trascender el modelo de desarrollo convencional y mejorar verdaderamente la vida de las personas es necesario fijar la atención en las prácticas, saberes e imaginarios locales. Es decir, en los márgenes del sistema, en las culturas locales realmente existentes pero invisibilizadas por la meta del discurso desarrollista neoliberal. En suma, este caso de estudio ayuda a repensar cómo podría ser otro modelo de desarrollo sin renunciar a las propias categorías ecoculturales de las poblaciones locales. En este sentido, estos alentadores ejemplos deberían reproducirse de forma creciente en los próximos años. Para este fin, esta investigación quisiera realmente poder aportar su pequeño grano de arena.

Para mayor información

MORENO ARRIBA, Jesús. Medio socioambiental y ecoturismo en la Reserva de la Biosfera de Los Tutxtlas (Veracruz, México): una posible alternativa al desarrollo. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 26, p. 327–353, 2017. Disponible en <https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/57461>. [ISSN electrónico 2256-5542. ISSN impreso 0121-215x]. DOI: 10.15446/rcdg.v26n2.57461.

Jesús Moreno Arriba es Licenciado en Geografía por la Universidad de Salamanca; Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); Especialista Universitario en Gestión y Conservación de Espacios Naturales por la Universidad de León; Máster en Formación del Profesorado para la Educación Superior en Competencias Docentes y de Investigación por la UNED; y Licenciado-Doctor en Antropología Social y Cultural por la UNED.

Redescubrir el campo en bicicleta. El turismo rural en la pampa bonaerense (Argentina), más allá del gaucho, las estancias y la tradición

Desde la década de 1970, las áreas rurales de países europeos y latinoamericanos evidenciaron un proceso de transformaciones (materiales y simbólicas), en parte, debido a la implementación de políticas de globalización neoliberal. En Argentina, ello se vio reflejado con la introducción de un modelo de agricultura industrial, sojización y la valorización de esas geografías a partir de iniciativas no agrarias vinculadas al ocio, con mayor incidencia durante los años de 1990.

El turismo rural comenzó a proliferar en Argentina mediante programas y políticas públicas nacionales y provinciales y desde los emprendimientos privados. Esta modalidad se configura como una práctica socio-económica que posibilita vivir experiencias únicas y auténticas, ofreciendo estar en contacto tanto con los pobladores locales -y conocer sus costumbres-, como con la naturaleza.

En la provincia de Buenos Aires, la Secretaría de Turismo ha impulsado un proceso de turistificación de todo su territorio desde hace casi dos décadas, incluyendo la modalidad rural. Consecuentemente, se conformaron como principales atractivos elementos vinculados con el proceso de construcción nacional ocurrido entre mediados y fines del siglo XIX. Así, se destacan eventos y lugares que promocionan representaciones idealizadas de la figura del gaucho; las prácticas asociadas a la tradición (danzas folklóricas, habilidades ecuestres, los “usos y costumbres”) o lugres como las estancias ―reflejo de formas de organización económica pasadas. A ello se suma el ofrecimiento de gastronomía y artesanías nativas; el disfrute del paisaje pampeano y la participación en festividades populares. Este proceso de diversificación de productos y atractivos presenta desafíos a los 135 municipios que conforman la provincia para generar propuestas diferenciadas; tanto para aquellos destinos ya consolidados, como para los emergentes que buscan posicionarse dentro del mercado regional y nacional. Tal es el caso de Exaltación de la Cruz, distrito localizado a 80 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

En 1994 el centro histórico de la ciudad principal de Exaltación de la Cruz, Capilla del Señor, fue declarado “Bien de Interés Histórico Nacional” por el organismo de mayor injerencia patrimonial en Argentina, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. Ello motivó al municipio a configurar un turismo cultural, colocando como destino a la ciudad y como atractivo el patrimonio nacionalizado. Sin embargo, a partir del año 2000-2001, el desarrollo turístico de Exaltación de la Cruz comenzó una nueva etapa. En ese lapso el país atravesó una importante crisis económica y en ese contexto el turismo se presentó como una posibilidad para dinamizar las economías regionales. De esta forma, tanto en la provincia de Buenos Aires, como en Exaltación de la Cruz, se buscó expandir el turismo hacia el interior de sus territorios, siguiendo un proceso de diversificación. Asimismo, en ese periodo comenzaron a proliferar los proyectos inmobiliarios en el área -como el establecimiento de shopping malls, barrios cerrados- y emprendimientos de turismo rural que generaban un flujo regular de visitantes al partido. En este marco, la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz –conformada en el 2001- nucleó y ofreció como parte de su calendario oficial todo evento y emprendimiento promovido por el sector privado o auto-gestionado por los residentes de otras localidades del distrito, posibilitando su participación en el desarrollo turístico.

Asimismo, comenzó a valorizar las áreas rurales –y elementos/actividades a ellas asociadas- antes desestimadas con el fin de captar los nuevos consumidores. La llegada de grupos de ciclistas en búsqueda de recorrer esos ámbitos “naturales/rurales” fue una oportunidad para la Dirección de Turismo para generar una serie nueva de actividades y eventos deportivos, como carreras en bicicletas y promocionar –mediantes mapas- recorridos por los caminos de tierra. Este proceso fue acompañado de la construcción de representaciones idealizadas del campo pampeano exaltacrucense diferente a aquel fomentado por la provincia. En vez de ofrecer el campo como el ámbito tradicional del guacho y las estancias, la Dirección de Turismo promociona un paisaje rural asociado a la aventura.

Mapas y banners de actividades deportivas organizadas por la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz (Fuente: http://www.exaltaciondelacruz.gov.ar).
Mapas y banners de actividades deportivas organizadas por la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz (Fuente: http://www.exaltaciondelacruz.gov.ar).

Las demandas que genera el mercado global inciden significativamente en el consumo local. Ello se observa claramente en el desarrollo turístico de Exaltación de la Cruz. Los procesos de diversificación y de valorización de la ruralidad han llevado al municipio a promover como atractivos elementos asociados a su ruralidad antes desestimados. Ello contribuye a configurar nuevas representaciones y formas de consumo del campo pampeano bonaerense.

Para mayor información:

Pérez Winter, Cecilia. Del turismo “cultural” al “rural”: un caso de la Pampa bonaerense (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía,2017, vol. 26, num. 2, p. 261-278.

Pérez Winter, Cecilia y Zusman, Perla. Touristification and cultural heritage in the Pampas. New ruralities and idyllic stories of rural areas in the province of Buenos Aires (Argentina). En: DASHPER, K. (Ed.), Rural Tourism: an international perspective. Newcastle, Cambridge Scholar Pubilshing, 2014, p. 303-319..

Cecilia Pérez Winter esbecaria posdoctoral del conicet, investigadora del Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone” y del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).

INTEGRAÇÃO REGIONAL EM CIDADES GÊMEAS: TURISMO NAS FRONTEIRAS

Edson Belo Clemente de Souzai

Introdução

A tríplice fronteira formada por Brasil (BR), Paraguai (PY) e Argentina AR), Figura 1, não é apenas uma união de limites territoriais e políticos, é também um espaço dinâmico de relações diversas.

O artigo tem o objetivo de analisar a região fronteiriça entre Brasil, Paraguai e Argentina sob o ponto de vista do turismo, em particular. Para tal objetivo, trata-se aqui de considerar o fluxo de visitantes dos grandes atrativos ali existentes, nomeadamente: Parque Nacional do Iguaçu, Parque Nacional del Iguazú, Ruínas Jesuíticas e Itaipu Binacional.

Figura 1: Localização da Tríplice Fronteira Brasil, Paraguai e Argentina
Figura 1: Localização da Tríplice Fronteira Brasil, Paraguai e Argentina

Características dos atrativos turísticos

O turismo nas áreas fronteiriças, sobretudo aqueles atrativos abaixo, envolvem relações decorrentes de interações sociais que ocorrem entre os atores sociais dessas áreas, podendo estar articulados por meio de diferentes níveis sociopolíticos (federal, estadual, municipal e de representatividade da sociedade civil – com as respectivas equivalências em países vizinhos) e com grande potencial de se efetivar em cidades gêmeas.

Em se tratando mais especificamente das características das cidades de fronteira, esses espaços apresentam um caráter ambíguo, pois ao mesmo tempo que delimitam territórios distintos, permitem também o vínculo e o contato constante entre as populações, em maior ou menor grau.

Parque Nacional do Iguaçu

A área das Cataratas do Iguaçu é um conjunto de cerca de 275 quedas de água no rio Iguaçu, área localizada entre o Parque Nacional do Iguaçu, no Paraná, Brasil, e o Parque Nacional Iguazú, em Misiones, Argentina, fronteira entre os dois países. As áreas de ambos os parques nacionais são contínuas entre si e, somadas, totalizam de 250 mil hectares de floresta subtropical.

Em 2015, o número de visitantes no Parque Nacional do Iguaçu foi de 1.642.093, de 172 nacionalidades. Essa visitação é a maior já registrada na unidade de conservação. Os brasileiros lideram o ranking, com 916.995 visitantes. Na sequência dos países com mais representatividade vem, pela ordem, Argentina, Paraguai, Estados Unidos, França, Alemanha, Espanha, Inglaterra, Peru e Japão.

Ruínas Jesuíticas

A comunidade missioneira busca no turismo uma alternativa para a melhoria da qualidade de vida de sua população, pois acredita que a atividade turística pode ser um instrumento eficaz de crescimento socioeconômico, podendo também contribuir para a preservação dos sítios arqueológicos que integram o conjunto patrimonial regional. Assim, nas últimas décadas foram criados programas e projetos em prol do desenvolvimento do turismo regional, todos eles objetivando resgatar as obras realizadas pelos jesuítas-guarani, divulgar a história das Missões, consolidar a região como um Polo Turístico Internacional e, principalmente, contribuir para o desenvolvimento e integração regional.

Itaipu Binacional

Sobre a procedência dos visitantes da Itaipu, desde o início das visitações, em 1977, constata-se que os brasileiros, os argentinos e os paraguaios são a maioria, com 49, 21 e 15 por cento, respectivamente. Isso se deve, além da proximidade, a uma iniciativa de preços diferenciados aos vizinhos fronteiriços. Tal medida tem sido aspecto favorável para uma integração entre esses povos, irmanados não somente pela cultura latino-americana, mas também por laços fortes de serviços aferidos pelo turismo.

Figura 2: Percentual de diferentes nacionalidades que visitam a Itaipu Binacional
Figura 2: Percentual de diferentes nacionalidades que visitam a Itaipu Binacional

Fonte: Itaipu Binacional. Elaboração: Rafael Folmann dos Santos

Um grande potencial para transformar o territorio

A organização da estrutura socioespacial na zona de fronteira entre Brasil, Paraguai e Argentina abriga espaços contíguos, mas as populações vivem em realidades distintas, distinções oriundas de um processo histórico diferencial de evolução das três sociedades.

A Itaipu é um “divisor de águas” na história do desenvolvimento urbano desses municípios, pois promoveu significativas alterações sob o ponto de vista urbano e econômico, implicando transformações espaciais e configurando na região uma nova realidade sob um novo cenário pelo incentivo da atividade turística como forma de produção desse espaço.

Além da Itaipu, as Cataratas do Iguaçu e do Iguazú, como também as Ruínas Jesuíticas, desempenham importante potencial de desenvolvimento turístico para os três países: Brasil, Paraguai e Argentina. Há, porém, entraves que têm dificultado um alcance de melhor aproveitamento, pois se fazem necessários acordos supranacionais para que essa região, cujos territórios turísticos estão em áreas contíguas, tenham programas e/ou políticas integradoras.

Todos os atrativos patrimoniais, bem geridos, podem transformar o território onde está inserido. A integração regional nessa tríplice fronteira em parte já é uma realidade. O turismo que envolve os três países atrai serviços que polarizam ações em prol do desenvolvimento de todos. A implantação de uma política de integração não resolverá tudo, mas atenua debilidades administrativas, financeiras, técnicas, econômicas, redução de custos e hábitos de ações e políticas comuns ao invés das individualistas.

O turismo poderá ser um vetor importante para o desenvolvimento econômico na perspectiva de que o mesmo se posicione como uma atividade central para um planejamento transfronteiriço, integrado e regionalizado em nível supranacional, alcançando um novo grau de institucionalização e cooperação.

Os atrativos turísticos apresentados ao longo do artigo são uma demonstração de integração possível de serem consolidados entre os três países e as cidades gêmeas são o locus privilegiado para promover a cooperação internacional e o desenvolvimento regional. No bojo do desenvolvimento regional, evidenciado no número de turistas que os visitam, faz-se necessário um planejamento integrado de desenvolvimento para que todos os recursos sejam otimizados e melhor aproveitados.

O fator planejamento é a perspectiva de uma equidade política de Estado entre os três países, que se estabelece em uma nova lógica de interferir nos territórios turísticos. Os investimentos alavancados poderão ser aplicados em infraestrutura e serviços, assegurando mais qualidade na oferta turística.

As cidades gêmeas se tornam um caso específico de estudo, onde mesmo não tendo um governo comum, as relações de vizinhança e complementaridade fazem com que reações em diversos setores que ocorrem em uma cidade, impactem de certa maneira a outra, vizinha, e vice versa. A relação de vizinhança tem contribuído naturalmente para a troca, para o intercâmbio de informações e culturas, com possíveis influências no espaço urbano. Portanto, é importante um Planejamento Urbano e Regional com políticas públicas mais específicas para as cidades de fronteira, região formada pelo nacional e internacional, mas que possui uma identidade local única.

Para maiores informações:

SOUZA, Edson Belo Clemente de Souza. O turismo como integrador regional em cidades trigêmeas: Foz do Iguaçu (Brasil), Ciudad del Este (Paraguai) e Puerto Iguazú (Argentina). In Revista Cuadernos de Geografìa, v. 26, p. 355-371, 2017.

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Professor do Programa de Pós-Graduação em Geografia, Universidade Estadual de Ponta Grossa (Estado do Paraná – Brasil). Correio eletrônico: Edson.belo@uepg.br Orcid.org/0000-0003-3307-0518