Planificación regional: teoría y praxis de la autonomía en el contexto argentino (1965-2015)

Ariel GARCIA

La planificación regional ha recorrido un largo derrotero tanto en América Latina como en Argentina. Analizada desde principios de siglo XXI, incluiría instrumentos que posibilitarían –a priori- una gestión pública de los problemas de desigualdad regional bajo un enfoque integral. Desde este marco, el artículo deja planteada la relación entre aparato burocrático estatal y planificación regional en dos momentos históricos seleccionados para el caso argentino: las décadas de 1960 y de 2010. El estudio de esta relación es útil para comprender las capacidades estatales efectivas a través de las que el Estado Nacional se ha propuesto modificar las condiciones estructurales de diversas actividades económicas en el último medio siglo.

En especial, se pueden destacar dos iniciativas de promoción específicas: el Plan Nacional de Desarrollo (1965-1969) y el Plan Estratégico Territorial Argentina 2016 -PET-. En ambos contextos históricos, desde el Estado Nacional se ha propugnado la necesidad de construir capacidades burocráticas para organizar y comandar el desarrollo regional. Desde al menos inicios de la década de 1990, se trata de escenarios atravesados por una extranjerización económica que condujo a una progresiva desnacionalización del comercio exterior. Esta extranjerización se da en una estructura productiva con desiguales niveles de productividad que se plasma y reproduce a través de brechas sociales regionales.

Interesa abordar la planificación en cuanto política pública que interpreta, interpela e interviene sobre una particular estructura social denominada “región” -usualmente asociada con el orden subnacional. Para esto, se enumeran cuatro ideas que intentan reconstruir teoría y praxis del vínculo entre aparato burocrático estatal y planificación regional.

En primer término, más de medio siglo de práctica y de retórica sobre la planificación regional en Argentina devela su alcance limitado en materia de transformaciones económicas de índole estructural. Bajo esta noción se han titulado diversos proyectos de desarrollo que usualmente han desestimado las efectivas instancias de conflicto entre actores económicos con distinto origen, dimensión e intereses. De este modo, nuevos escenarios económicos fueron abordados con instrumentos que dificultaron su cabal reconocimiento.

En segundo lugar, en el diálogo entre teoría de la planificación regional y estructura económica con desiguales niveles de productividad, la primera se encuentra en condiciones inciertas de alcanzar su finalidad declamada de reducir o revertir las brechas sociales regionales. Esto sucedería en razón del devenir de los contextos político-burocráticos atravesados por procesos de desregulación, privatización y concentración económica. En ese marco cíclico de construcción de capacidades, las burocracias estatales y los principales agentes económicos no han logrado instituir mecanismos de cooperación para fundar un proyecto compartido, situación que se define tanto por la ausencia de una autonomía enraizada por parte de las burocracias como por la presencia de enraizamientos nocivos. En especial, se refiere a regulaciones establecidas a medida de los principales agentes económicos –posibilitadas por la “captura” de áreas de gestión pública.

En tercer término, el precitado diálogo complejo entre teoría y praxis de la planificación regional, no permite avizorar como resultado una matriz de procedimientos, instrumentos y objetivos estables y perdurables. Matriz que permitiera transformar los circuitos de decisión, definición de objetivos y asignación de recursos, condición sine qua non para que la planificación regional torne operativas las funciones teóricas previstas. En la práctica, la praxis de la planificación regional constituyó un método de intervención secundaria, sin una inserción estructural determinada, independiente de los cambios gubernamentales.

En cuarto lugar, al analizar dos iniciativas bajo estudio se observa que las entidades que formularon ambos instrumentos (alternativamente, el Consejo Nacional de Desarrollo y la Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública) han gozado de status administrativos diferentes y de perspectivas conceptuales disímiles. El contenido de ambas propuestas de planificación regional evidencia la modificación de perspectiva, de posturas estructuralistas (enfoques de arriba abajo) hacia visiones “territoriales” que promueven la participación social (de abajo arriba). Estas alteraciones se relacionan con el discontinuo interés político-administrativo en torno a los instrumentos de planificación, a la inestabilidad temporal y financiera de las dependencias abocadas a la temática y a las características de la propia inserción laboral de los funcionarios (p.e. recurrencia de contratación flexible, dispersión y discontinuidad de funciones, descoordinación administrativa, etc.).

Para concluir, una transformación definitiva en la orientación estatal ligada a la planificación regional debería considerar reformas dirigidas a institucionalizar su praxis. Se trataría de reformas que vinculen el accionar de los funcionarios con la consecución de sus propósitos colectivos, llevando al Estado Nacional a intervenir con mayor autonomía respecto de las presiones particularistas de los principales agentes económicos. Se trataría de construir una autonomía inscripta en vínculos sociales concretos y perdurables que ligan al aparato burocrático con las diversas redes de la sociedad civil a través de canales institucionales estables y dinámicos. Una vinculación de las burocracias con diversos sujetos sociales como la recién citada podría conducir a la resolución de conflictos en torno a los objetivos de políticas públicas dirigidas a remover los obstáculos propios a una estructura productiva heterogénea en un contexto de capitalismo periférico.

Para mayor información:

GARCIA, Ariel. 2018. “Auge y caída de la planificación regional en Argentina: entre la búsqueda de una autonomía enraizada y el escenario económico del capitalismo periférico (1965-2015).” Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 27 (1): 180-194. doi: 10.15446/rcdg.v27n1.58053.

Ariel GARCIA es Investigador Adjunto del CEUR-CONICET (Centro de Estudios Urbanos y Regionales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y Profesor de Economía Política y Geografía Económica de la UBA (Universidad de Buenos Aires).

¿Colores opuestos? La diversidad en el espacio turístico de Buenos Aires

Mercedes González Bracco*

Linda Kotschack**

Como las ciudades que los albergan, los espacios turísticos urbanos son producto de tensiones y negociaciones por parte de los actores sociales que intervienen sobre ellos. Entendido de esta manera, el “espacio turístico” no responde tanto a una cartografía sino a las prácticas que se realizan en él. Bajo esta premisa nos interesa abordar dos barrios de la ciudad de Buenos Aires: La Boca y Palermo, diferentes en su historia, paisaje y composición demográfica, pero igualados por su interés turístico.

Buenos Aires, capital de la Argentina, gran metrópolis vibrante y heterogénea, muestra su diversidad como un valor distintivo. Los barrios de La Boca y Palermo se encuentran entre los más frecuentados por los turistas, pero mientras La Boca es motivo de la postal quizás más clásica de Buenos Aires, fácilmente comprobada con una búsqueda de imagen en Google, Palermo propone un paisaje urbano pintoresco más difuso, sin ninguna marca puntual distintiva.

Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”
Imagen 1. Resultado de búsqueda de imagen en Google “La Boca”

Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”
Imagen 2. Resultados de búsqueda de imagen en Google “Palermo Soho”

La Boca es un barrio de perfil popular, conocido como hogar de inmigrantes trabajadores del puerto que residían en viviendas compartidas llamadas conventillos. Su conformación como espacio turístico se dio paulatinamente alrededor de Caminito, un pasaje colorido inaugurado en 1959 por un grupo de vecinos notables. Hoy en día, en sus alrededores el visitante se encuentra con restaurantes for export y locales de souvenirs albergados dentro de conventillos refuncionalizados. Más allá de la zona turística, desde la década del 70 La Boca se enfrenta con una reputación de peligrosidad a partir del cierre del puerto que modificó su composición sociodemográfica acompañada de una degradación urbana creciente. Debido a ello, los turistas no se aventuran mucho más allá de la zona de Caminito. Sin embargo, ven en el acceso a los museos de la zona una posibilidad de “salir de la burbuja” creada para ellos.

Por su parte, la zona de Palermo bautizada Soho inició su transformación en los años ochenta con la llegada de artistas y arquitectos que podían experimentar nuevos arreglos espaciales en un área de bajo valor inmobiliario. Hacia fines de la década del 90, este sector sufrió una nueva mutación cuando comenzó a atraer propuestas comerciales ligadas al diseño de indumentaria y gastronomía de autor. El viejo perfil residencial del barrio se transformó así en una cara joven, cuya atracción para el turismo se ubica en una experiencia cosmopolita con un giro local donde no hay una imagen icónica, sino más bien muchas postales posibles de un paisaje urbano singular. El patrón está construido a base de arquitectura, color y propuestas comerciales de autor que permiten un derrame hacia áreas lindantes, llegando incluso a los barrios vecinos.

Abordando estos espacios desde las prácticas de los turistas, la diferencia más notoria puede ser resumida como “enclave vs. derrame”. Así observamos que, mientras en La Boca el circuito Caminito se ha visto restringido a un perímetro que no puede perforar, desplegando allí una serie de propuestas estereotipadas como for export, en Palermo Soho el espacio turístico se desarrolla de manera centrífuga, abarcando nuevos lugares que deben ser “descubiertos” en una lógica más cercana al turismo flaneur. Esta diferencia fundamental se establece a partir de los discursos y prácticas vinculadas a estos espacios, destacándose un atributo: la seguridad.

Como sabemos, el espacio turístico presenta la necesidad de transmitir algo extraordinario y remarcar la singularidad del lugar y al mismo tiempo hacer que el visitante sienta una familiaridad que lo mantenga cómodo y seguro. Se produce de este modo una paradoja entre lo heterogéneo y local y lo homogéneo y global, que se resuelve de maneras diferentes. En La Boca lo homogéneo está en el tipo de uso turístico que se hace de ella. Los turistas sacan fotos, compran suvenires y prueban comida local for export. Se ve en los comentarios en TripAdvisor que reconocen este espacio como un lugar fabricado para el turista. Aun así lo van a visitar porque es un lugar cuya singularidad, ubicada en su estética colorida y su importancia histórica, hay que ir a comprobar. En Palermo, en cambio, la especificidad parece estar en la convivencia armoniosa de la paradoja. En este lugar encontramos lo cosmopolita y lo local en una mezcla caótica pero inteligible para el turista, que la abraza como muestra de la autenticidad vernácula. La posibilidad de manejarse solos y de mezclarse con los vecinos que también eligen esta zona para comprar y comer afuera constituye el principal atractivo de esta propuesta “experiencial”, enmarcada además por un escenario ameno y de pequeña escala que invita a transcurrir el tiempo más lentamente.

Para mayor información:

GONZÁLEZ BRACCO, Mercedes, y Linda KOTSCHACK. El espacio turístico, entre el enclave y el derrame: estudio en dos barrios de Buenos Aires. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 2017, vol. 26, no. 2, p. 373-397.

* Mercedes González Bracco es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Especialista en Gestión Cultural por la Universidad de San Martín. Es Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Se especializa en temas relacionados con estudios urbanos, patrimonio y turismo.

** Linda Kotschack es Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en temas relacionados con el turismo y estudios urbanos.

Redescubrir el campo en bicicleta. El turismo rural en la pampa bonaerense (Argentina), más allá del gaucho, las estancias y la tradición

Desde la década de 1970, las áreas rurales de países europeos y latinoamericanos evidenciaron un proceso de transformaciones (materiales y simbólicas), en parte, debido a la implementación de políticas de globalización neoliberal. En Argentina, ello se vio reflejado con la introducción de un modelo de agricultura industrial, sojización y la valorización de esas geografías a partir de iniciativas no agrarias vinculadas al ocio, con mayor incidencia durante los años de 1990.

El turismo rural comenzó a proliferar en Argentina mediante programas y políticas públicas nacionales y provinciales y desde los emprendimientos privados. Esta modalidad se configura como una práctica socio-económica que posibilita vivir experiencias únicas y auténticas, ofreciendo estar en contacto tanto con los pobladores locales -y conocer sus costumbres-, como con la naturaleza.

En la provincia de Buenos Aires, la Secretaría de Turismo ha impulsado un proceso de turistificación de todo su territorio desde hace casi dos décadas, incluyendo la modalidad rural. Consecuentemente, se conformaron como principales atractivos elementos vinculados con el proceso de construcción nacional ocurrido entre mediados y fines del siglo XIX. Así, se destacan eventos y lugares que promocionan representaciones idealizadas de la figura del gaucho; las prácticas asociadas a la tradición (danzas folklóricas, habilidades ecuestres, los “usos y costumbres”) o lugres como las estancias ―reflejo de formas de organización económica pasadas. A ello se suma el ofrecimiento de gastronomía y artesanías nativas; el disfrute del paisaje pampeano y la participación en festividades populares. Este proceso de diversificación de productos y atractivos presenta desafíos a los 135 municipios que conforman la provincia para generar propuestas diferenciadas; tanto para aquellos destinos ya consolidados, como para los emergentes que buscan posicionarse dentro del mercado regional y nacional. Tal es el caso de Exaltación de la Cruz, distrito localizado a 80 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

En 1994 el centro histórico de la ciudad principal de Exaltación de la Cruz, Capilla del Señor, fue declarado “Bien de Interés Histórico Nacional” por el organismo de mayor injerencia patrimonial en Argentina, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. Ello motivó al municipio a configurar un turismo cultural, colocando como destino a la ciudad y como atractivo el patrimonio nacionalizado. Sin embargo, a partir del año 2000-2001, el desarrollo turístico de Exaltación de la Cruz comenzó una nueva etapa. En ese lapso el país atravesó una importante crisis económica y en ese contexto el turismo se presentó como una posibilidad para dinamizar las economías regionales. De esta forma, tanto en la provincia de Buenos Aires, como en Exaltación de la Cruz, se buscó expandir el turismo hacia el interior de sus territorios, siguiendo un proceso de diversificación. Asimismo, en ese periodo comenzaron a proliferar los proyectos inmobiliarios en el área -como el establecimiento de shopping malls, barrios cerrados- y emprendimientos de turismo rural que generaban un flujo regular de visitantes al partido. En este marco, la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz –conformada en el 2001- nucleó y ofreció como parte de su calendario oficial todo evento y emprendimiento promovido por el sector privado o auto-gestionado por los residentes de otras localidades del distrito, posibilitando su participación en el desarrollo turístico.

Asimismo, comenzó a valorizar las áreas rurales –y elementos/actividades a ellas asociadas- antes desestimadas con el fin de captar los nuevos consumidores. La llegada de grupos de ciclistas en búsqueda de recorrer esos ámbitos “naturales/rurales” fue una oportunidad para la Dirección de Turismo para generar una serie nueva de actividades y eventos deportivos, como carreras en bicicletas y promocionar –mediantes mapas- recorridos por los caminos de tierra. Este proceso fue acompañado de la construcción de representaciones idealizadas del campo pampeano exaltacrucense diferente a aquel fomentado por la provincia. En vez de ofrecer el campo como el ámbito tradicional del guacho y las estancias, la Dirección de Turismo promociona un paisaje rural asociado a la aventura.

Mapas y banners de actividades deportivas organizadas por la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz (Fuente: http://www.exaltaciondelacruz.gov.ar).
Mapas y banners de actividades deportivas organizadas por la Dirección de Turismo de Exaltación de la Cruz (Fuente: http://www.exaltaciondelacruz.gov.ar).

Las demandas que genera el mercado global inciden significativamente en el consumo local. Ello se observa claramente en el desarrollo turístico de Exaltación de la Cruz. Los procesos de diversificación y de valorización de la ruralidad han llevado al municipio a promover como atractivos elementos asociados a su ruralidad antes desestimados. Ello contribuye a configurar nuevas representaciones y formas de consumo del campo pampeano bonaerense.

Para mayor información:

Pérez Winter, Cecilia. Del turismo “cultural” al “rural”: un caso de la Pampa bonaerense (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía,2017, vol. 26, num. 2, p. 261-278.

Pérez Winter, Cecilia y Zusman, Perla. Touristification and cultural heritage in the Pampas. New ruralities and idyllic stories of rural areas in the province of Buenos Aires (Argentina). En: DASHPER, K. (Ed.), Rural Tourism: an international perspective. Newcastle, Cambridge Scholar Pubilshing, 2014, p. 303-319..

Cecilia Pérez Winter esbecaria posdoctoral del conicet, investigadora del Instituto de Geografía “Romualdo Ardissone” y del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).

El corredor entre Buenos Aires y Rosario: un espacio metropolitano portuario poco conocido.

Thomas Massin *

La metropolización designa el crecimiento demográfico de las aglomeraciones urbanas más grandes, a escala mundial, asociado con una concentración en ellas de las fuentes de producción de riqueza y de poder. Esta definición da lugar a dos grandes modelos de análisis que se complementan. En el modelo intermetropolitano se observa la construcción de una red de relaciones horizontales privilegiadas entre las metrópolis del planeta. En el modelo intrametropolitano se analiza la evolución de la estructura interna de estas metrópolis hacia conjuntos urbanizados cada vez más grandes, heterogéneos y discontinuos, en los cuales se desarrollan relaciones intensas entre un área metropolitana y su hinterland.

Buenos Aires es considerada como una metrópolis mundial, ya sea por su peso demográfico o por su “conectividad” internacional. Con 13.400.000 habitantes, su área metropolitana se encuentra entre las 22 metrópolis del mundo que superan los 10.000.000 de habitantes. Por otro lado, a escala nacional, tiene una fuerte primacía demográfica, económica e industrial. Por su parte, el área metropolitana de Rosario desempeña un papel importante para la economía de la Argentina (4% del PIB nacional) y cuenta con 1.300.000 habitantes.

El territorio intermedio que une estas dos metrópolis a lo largo del río Paraná, es una terra incognita para la investigación en geografía y urbanismo. Así, el desconocimiento y la complejidad de los procesos que pasan allí impiden una planificación eficiente.

Entre las dos metrópolis: el “mito” de la megalópolis y el “invento” del eje

Entre las áreas metropolitanas de Buenos Aires y de Rosario se traza un corredor metropolitano de 250 km de largo que las articula por medio del principal eje de comunicaciones del país, compuesto por la autopista 9, una línea de tren y la vía navegable del Paraná, y que alberga una población de 550.000 habitantes.

El corredor comienza a estructurarse a finales del siglo XIX antes de despertar el interés de las entidades públicas de planeamiento, principalmente bajo dos conceptos. El primero es la megalópolis; los documentos de planificación hacen regularmente referencia a ella desde la década de los sesenta. En esa fecha, los trabajos de Jean Gottmann y de Lewis Mumford introdujeron, con visiones opuestas, el término en los debates de planeamiento. El segundo es el “eje fluvial industrial”, que pone de relieve la dimensión industrial del territorio. En ambos enfoques, la visión del territorio intermedio es genérica e impide una lectura fina. En este contexto, suponemos que el análisis de la actividad portuaria es clave para entender los procesos metropolitanos en acción en el corredor.

 Zárate y el puente Brazo Largo. Fotografía de A. Martín 2009
Zárate y el puente Brazo Largo. Fotografía de A. Martín 2009

La metropolización portuaria

En la Argentina, más del 90 por ciento de las exportaciones se realizan por vía marítima o fluvial y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, donde se encuentra el corredor, aseguran el 58 por ciento de ellas. En este marco, las grandes empresas del corredor exportan en buena medida su producción, a través de un centenar de terminales portuarias que se ubican en el litoral del bajo Paraná entre La Plata y la periferia norte de Rosario y que fueron (re)activadas por la reforma portuaria de 1992.

Frente a la ausencia de datos estadísticos completos y recientes, se desarrolló un sistema de información geográfica para identificar las terminales portuarias. Su explotación permite identificar dos polos que estructuran de manera sólida el corredor metropolitano. El primero es el polo polifuncional de Campana-Zárate, el segundo el de San Nicolás-Villa Constitución. Aunque no representan el tráfico más importante en cuanto a cantidad, son fuertes en el tráfico de alto valor agregado. Desde un punto de vista espacial, las terminales se encuentran a distancia cada vez mayor del foco metropolitano, fuera de la zona aglomerada, pero bajo influencia metropolitana directa.

Terminales portuarias en el corredor, en 2014
Terminales portuarias en el corredor, en 2014

Actividad portuaria y jerarquía urbana en el corredor
Actividad portuaria y jerarquía urbana en el corredor

Esta evolución profunda y rápida se ha realizado por medio de la construcción de un complejo portuario moderno capaz de recibir las nuevas formas del tráfico marítimo mundial con una gran eficiencia logística, lo que permite la inserción del corredor en las redes portuarias y económicas globalizadas. Este dinamismo es la obra de desarrolladores portuarios privados que desempeñan actividades de todo tipo: promoción inmobiliaria, logística, actividad de bróker. En un contexto de políticas de planificación regional y urbana débiles, sus poderes están cada vez más fuertes, lo que tiene consecuencias negativas para los equilibrios medioambientales y la calidad urbana en el corredor metropolitano.

Conclusión

Las referencias periódicas a la megalópolis, como continuidad del tejido urbano, no se han concretizado. En cambio, la voluntad del poder federal, en las décadas de los sesenta del siglo XX, de fomentar un eje industrial tuvo efectos concretos, como la construcción de grandes establecimientos industriales y de infraestructuras. Desde la década de los noventa, los actores metropolitanos privados, actuando a distintas escalas, desempeñan un gran papel en un contexto de planificación pública débil. Hoy se trata de un corredor industrial en el cual las terminales portuarias privadas conectan las dos metrópolis a los flujos globalizados. Esta característica hace la especificidad de este espacio productivo y pone de manifiesto los desafíos de su planificación.

Para mayor información:

MASSIN, Thomas. Un espacio productivo metropolitano: el caso del territorio intermedio entre Buenos Aires – Rosario (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 2016, 25 (2), p. 59-74.

Thomas Massin es Magíster en Urbanismo del Instituto de Estudios Políticos de París (Francia) y trabaja en la Agencia de Planificación de la Región parisina (IAU). Está por terminar su tesis de doctorado en co-tutela entre las Universidades de Buenos Aires y de París 3.

La educación de la población rural del Noroeste Argentino: escasez de activos en un contexto de cambio.

Juan José Natera Rivas*

No cabe duda de que el nivel de instrucción de la población es una variable importante que le permitirá, entre otras cosas, aumentar sus posibilidades de integrarse de manera legal en el mercado de trabajo, optar a mejores puestos en éste, o excluir a su hogar de la pobreza. Por ello, no debe extrañar que precisamente uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas fuese lograr la escolarización primaria universal. Por otro lado, los niveles de instrucción son diferentes según correspondan a población rural o a urbana, siempre a favor de ésta última; una diferencia que aumenta su relevancia en un contexto en el que lo rural es cada vez menos lo agrario, al tiempo que para dedicarse a su actividad los agricultores de hoy precisan contar cada vez con más conocimientos.

El NOA (Noroeste Argentino) no es una excepción a todo ello: con una quinta parte de su población clasificada como rural, es asiento tanto de actividades agrarias extremadamente rentables –como el limón o la soja-, como de otras rayanas en la subsistencia –como las agriculturas campesinas de la Puna o el Chaco-, lo que progresivamente no sólo está incrementando la brecha entre productores, sino que está expulsando del mercado de trabajo rural a la población que anteriormente se dedicaba a labores agrícolas. La mecanización, con el descenso de los requerimientos de mano de obra que conlleva, está en la base de este descenso, pero también el aumento de las necesidades de capacitación para realizar las labores. Así las cosas, no debe extrañar el que contemos con evidencias de que un aumento de los niveles de instrucción formal, esto es los años pasados en la escuela y los niveles educativos superados, jueguen un papel importante en la reducción de la pobreza rural. A modo de ejemplo, en la provincia de Salta el 70% de los jefes de hogar rurales con credenciales educativas muy bajas eran indigentes.

Para hacernos una idea de la situación de la población rural del NOA en lo relativo a esta importante variable bastan unas pocas cifras: en un extremo de la escala, el 37% ni siquiera acabó la primaria; en el otro, tan sólo el 3,3% terminó los estudios superiores. Resulta, por tanto, que el grueso de la población rural cuenta, en el mejor de los casos, tan sólo con los estudios primarios terminados, un nivel educativo que, hoy por hoy, no tiene más valor que el abrir la puerta para continuar formándose, no hay ascenso social alguno ligado a su posesión.

Ciertamente hay una parte de la población rural que aún se sigue formando, con lo que sería esperable que las cifras anteriores mejorasen. Sin embargo, la situación que muestra el cuadro no es, ni mucho menos, alentadora, antes al contrario.

Porcentaje de población total, urbana y rural que asiste a un establecimiento educativo, por tramo de edad (2010)
Porcentaje de población total, urbana y rural que asiste a un establecimiento educativo, por tramo de edad (2010)

Más allá de los 14 años, el sistema educativo tan sólo es capaz de mantener en su seno a menos de dos tercios de los jóvenes rurales del NOA en edad de cursar la educación secundaria, y a menos de una quinta parte de los que tienen entre 18 y 24 años, en edad, por tanto, de estudiar una carrera universitaria. Cifras malas por sí mismas, pero peores cuando se comparan no sólo con la población urbana de la región, sino con la población rural del conjunto de la República.

¿Es importante contar con la educación secundaria terminada, o con estudios superiores en el contexto rural de la región? Parece evidente que sí: dada la reducción de empleo agrario que atraviesa la región, el fomento del empleo rural no agrícola a través de políticas de desarrollo rural implica necesariamente fomentar el crecimiento de la industria y los servicios. Cada vez es menos defendible sostener únicamente en el empleo agrario la mejora de la calidad de vida y el descenso de la pobreza en las zonas rurales. Y, en este contexto, podemos estar de acuerdo en que cuanto mayor el nivel de instrucción de la población, mayores las posibilidades no sólo de acometer con éxito iniciativas de desarrollo, sino también de que dichas iniciativas surjan de la propia población rural. Pero vistas las escasas credenciales educativas que posee la población rural del NOA, su potencialidad para «reciclarse» desde el punto de vista productivo, o para competir por unos puestos de trabajo cada vez más escasos se nos antoja muy reducida, lo cual proyecta una sombra de duda sobre la situación socioeconómica futura de esta fracción de la población del Noroeste Argentino.

Para mayor información: NATERA RIVAS, Juan José. Activos educacionales de la población rural en un área empobrecida: la región noroeste de la República Argentina. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. 2016, vol 25, núm 1, p.11-24.

*Juan José Natera Rivas es profesor de Geografía en la Universidad de Málaga.

Frase destacada: El grueso de la población rural cuenta tan sólo con los estudios primarios terminados, pero no hay ascenso social alguno ligado a su posesión

Circuitos productivos regionales en Argentina: crisis y reestructuración de la cadena agroindustrial de la yerba mate en la Provincia de Misiones

Sebastián Gómez Lende *

La globalización ha impuesto un contexto de crisis y reestructuración a los circuitos productivos regionales de la Argentina. Tal es el caso de la cadena agroindustrial de la yerba mate en la provincia de Misiones, donde tanto la desregulación como la posterior re-regulación política del sector han traído aparejadas la sobreproducción de materia prima, la concentración de la tierra y la exclusión de los pequeños agricultores y peones rurales.

El circuito de la yerba mate en Misiones

Situada al oeste de Paraguay, al este, norte y sur de Brasil y al sudoeste de la provincia de Corrientes, la provincia de Misiones siempre ha sido el epicentro del cultivo de yerba mate en Argentina. Surgida al calor de las misiones jesuitas (1609-1768), la actividad fomentó el poblamiento del territorio provincial durante el modelo agroexportador (1870-1935), debido a la venta de tierras fiscales, los flujos migratorios provenientes de Brasil y Europa centro-oriental, los programas de colonización agraria y la formación de una estructura agrícola de base campesina. En el período 1935-1990, el Estado nacional, a través de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) y su mercado consignatario, procuró mitigar las frecuentes crisis de sobreproducción y controlar la relación entre el eslabón primario y el oligopsonio agroindustrial a través de mecanismos tales como cupos de siembra y cosecha, precios mínimos, subsidios y financiamiento.

Mapa de la provincia de Misiones, Argentina
Mapa de la provincia de Misiones, Argentina

Crisis y reestructuración de la cadena agroindustrial yerbatera

Durante la década de 1990, el auge del neoliberalismo y la eliminación de la CRYM y su mercado consignatario sumieron a la actividad yerbatera en la crisis más profunda de su historia. Con la liberalización de la siembra y la cosecha, la superficie implantada aumentó un 40% respecto de 1988, generando una sobreproducción de tal magnitud que el precio de la materia prima cayó un 90% y la participación de los agricultores sobre la renta sectorial se redujo del 30% al 3%. Dicha crisis condujo también al aumento del nivel de concentración del capital agroindustrial y comercial, la caída del peso de los minifundios (0,1-5 has.) y la aparición de las grandes plantaciones (100-500 has.) verticalmente integradas.

A comienzos del siglo XXI, el Estado nacional reguló nuevamente el circuito a través de la creación en 2002 del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Similar a la extinta CRYM pero sin el respaldo de un mercado consignatario, el INYM fija semestralmente un precio político de referencia por kilogramo de materia prima que fluctúa entre el 10% y el 12% del valor comercial del producto final. No obstante, el precio realmente pagado es mucho menor, debido al peso de la industria molinera en el directorio de la CRYM, la ausencia de controles eficaces que garanticen el cumplimiento de los valores establecidos y las prácticas espurias de las firmas agroindustriales -comercio informal, pago a 180 días, descalificación de materia prima-. Como resultado, la participación de los agricultores en la renta yerbatera era de apenas el 5,3% en 2011, a pesar del boom de las exportaciones a Medio y Lejano Oriente y los reiterados aumentos de precio del producto en el mercado doméstico.

Plantación de yerba mate
Plantación de yerba mate
peón rural en plena cosecha
peón rural en plena cosecha

La concentración de la tierra y la producción ha aumentado. En 2010, las grandes plantaciones daban cuenta del 1,4% de los agricultores, pero representaban el 21% del área sembrada y el 22% de la producción, obteniendo una renta diferencial varias veces mayor a los ingresos de los minifundistas. Los campesinos continúan sumidos en la pobreza, al igual que los peones rurales fuertemente afectados por la mecanización parcial de la cosecha, la caída de sus remuneraciones y la precarización laboral -subcontratación, trabajo infantil-.

La desregulación de la cadena agroindustrial de la yerba mate durante la década de 1990 puso fin a más de medio siglo de intervención estatal en el sector, generando crisis e impactos estructurales

Los cambios impuestos por la globalización

Ante los profundos cambios impuestos por la globalización, la cadena agroindustrial de la yerba mate de la provincia de Misiones ha sufrido una dramática metamorfosis. Poniendo fin a más de medio siglo de intervención estatal, la supresión de la CRYM y su mercado consignatario dejó librado al sector al arbitrio del capital agroindustrial y comercial, desatando una aguda crisis de sobreproducción que erosionó la rentabilidad de los minifundios y propició la aparición de grandes plantaciones verticalmente integradas. El retorno del Estado al circuito, a través de las políticas del INYM, no ha conseguido impedir la profundización de las asimetrías heredadas de la fase neoliberal, tales como la concentración de tierras y producción y el aumento de la vulnerabilidad de campesinos y peones rurales.

Para ampliar la información: GÓMEZ LENDE, Sebastián. Agricultura, agroindustria y territorio: crisis y reestructuración del circuito de la yerba-mate en la Provincia de Misiones (Argentina) 1990-2014. Cuadernos de Geografía. Revista Colombiana de Geografía [en línea]. Enero-junio de 2016, vol. 25, no. 1. p. 45-63. Disponible en <http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/viewFile/44288/54920>.

* Sebastián Gómez Lende es Doctor en Geografía, Investigador Adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales, CONICET/Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; y profesor de Geografía de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, Argentina.

Explotación forestal en los valles del oeste de La Rioja y Catamarca (Argentina)

Facundo Rojas

En el oeste de las provincias de La Rioja y Catamarca, en el Noroeste argentino, se produjo una creciente explotación forestal desde mediados de siglo XIX.Estos procesos de deforestación (de los denominados algarrobales) estuvieron motorizados por actividades emergentesen aquellos momentos, como el auge de la minería metalífera, la llegada del ferrocarril y la demanda de productos madereros provenientes del bosque nativo.

De acuerdo a estimaciones propias,hacia mediados de siglo XIX, probablemente alrededor de una quinta parte del área de estudio habría estado cubierta por bosque nativo (alrededor de 10.800 km2). Los efectos de la actividad minera sobre el bosque nativo implicaron un consumo de forestales (entre 1851 y 1914) de casi medio millón de toneladas en torno al salar de Pipanaco, especialmente al sur de la localidad de Andalgalá (Catamarca), y aproximadamente 350.000 toneladas en el bolsón de Chilecito (La Rioja). Hay que decir también que la explotación forestal, intensificada desde la década de 1850, nunca mermó considerablemente en las décadas subsiguientes.

En los primeros años del siglo XX, se sumó el impacto del ferrocarril, el cual si bien asistía a la demanda forestal minera, orientaba sus principales cargas extraídas de algarrobales (y también retamales) hacia la satisfacción de la demanda de otras provincias con mayor dinamismo económico.

Los resultados de este estudio se interpretaron (principalmente a partir de categorías de la Historia ambiental y la Ecología política) con relación a otros procesos económicos y sociales, que de diversas maneras continúan revistiendo importancia en la actualidad.Es el caso de la actividad agrícola, que representaba la actividad favorecedora del desarrollo por excelencia (en los imaginarios gubernamentales), después del declive minero metalífero sucedido a partir de la Primera Guerra Mundial. Fue así, que la actividad olivícola y vitivinícola captó los mayores esfuerzos estatales, a mediados de siglo XX, expresados en diversos tipos de intervenciones y fomentos gubernamentales. Contrariamente, la actividad forestal continuó constituyendo –durante todo el siglo XX- una válvula de escape a las carencias materiales y energéticas de la población de la región, lo que llevó a los gobiernos regionales a resignar algunas funciones soberanas sobre este sector, incumpliendo los planes de control y manejo forestal, firmados con organismos nacionales.

En esos contextos, se pudieron observar desfavorables características del mundo del trabajo minero y forestal, cada uno con sus particularidades. A ello se sumaban las escasas alternativas favorables para participar de una actividad agropecuaria que les brindara a los campesinos mejores condiciones de vida. Estas condiciones habrían socavado la consolidación de un sistema productivo sólido y persistente en esta región. Ello se puede observar, por ejemplo, en las pronunciadas tasas de emigración hacia otras provincias, como Mendoza y Tucumán. Estos desplazamientos advertirían las contradicciones que representaban estos sistemas productivos en los imaginarios y las materialidades cotidianas de los sectores populares catamarqueños y riojanos. Fue así que hasta nuestros días la visión expresada por los entrevistados, parece confirmar lo que señalan los documentos y ensayos sobre desarrollo regional. Para todo el período de estudio,por ejemplo, la intensa extracción forestal no pareció redundar en mejores condiciones de vida para los campesinos y hacheros, que constituían el más bajo eslabón económico de esta actividad, ni tampoco contribuir al ansiado desarrollo regional para estas provincias históricamente postergadas, en el plano nacional.

Es así, que en los momentos actuales, cuando muchos tomadores de decisiones sostienen que la actividad minera sería proveedora de “desarrollo” y “progreso” de forma directa y lineal, sin un análisis del contexto socio-cultural, geográfico, histórico y hasta económico a mediano plazo. Vendría bien aprovechar la experiencia histórica, que demuestra los desaciertos de comprender al desarrollo como sinónimo de inversión, o de hacer analogías lineales entre mayores indicadores macroeconómicos, con mejor calidad de vida para los sectores populares. En tiempos que se continúan ensayando proyectos de “desarrollo regional” (que en general giran solamente en torno a actividadesextractivas, de exportación agrícola o fomento turístico). Sería aconsejable incluir, en estos planes generalmente diseñados “desde arriba”, mayores preocupaciones sobre el rol (y el empoderamiento real) de los actores locales (quienes viven y trabajan en torno al bosque y a los recursos que se buscan aprovechar) y sobre las implicancias ambientales de las actividades a desarrollar, precisamente sobre las cuales los propios campesinos tienen mucho por aportar.

Para mayor información:

Rojas,Facundo, Prieto María del Rosario, Villagra Pablo y Álvarez Juan(2014) “Deforestación y actividades productivas en los valles riojanos y catamarqueños desde mediados de siglo XIX”. Boletín de Estudios Geográficos Universidad Nacional de Cuyo.

http://bdigital.uncu.edu.ar/app/navegador/?idobjeto=5514

Rojas, Facundo (2013) “Rol de la minería y el ferrocarril en el desmonte, del oeste riojano y catamarqueño (Argentina), en el período 1850-1940.” RevistaPoblación y Sociedad, Revista Regional de Estudios Sociales, Instituto Superior de Estudios Sociales, Tucumán. Vol. 20 N° 1: 5-39.

http://www.poblacionysociedad.org.ar/archivos/20/P&S-V20-N2-Rojas.pdf

Facundo Rojas es investigador asistente del CONICET.Realizó su doctorado en Geografía en la Universidad Nacional de Cuyo, donde se desempeña como Profesor en la Cátedra de Epistemología de la Geografía.