Otro modelo de desarrollo es posible: proyectos endógenos de ecoturismo indígena en espacios socionaturales protegidos

Jesús Moreno Arriba*

En este artículo de investigación se presenta un emergente proyecto ecoturístico indígena endógeno de gestión de recursos naturales en la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas (en adelante RBLT). A partir de un propositivo abordaje metodológico que incorpora técnicas -cualitativas y cuantitativas- propias de la Geografía y de la Antropología (“Geoantropología”), se ha identificado, documentado y analizado un proyecto de ecoturismo indígena y campesino alternativo al desarrollo convencional eurocéntrico y neocolonialista hegemónico.

Esta incipiente experiencia, llevada a cabo en el Ejido López Mateos (Catemaco, Veracruz, México), en donde predomina la población campesina de autoadscripción indígena Nahua y Popoluca, denota cierta capacidad para contribuir a mejorar la precaria realidad -ecológica, demográfica y socioeconómica- de las comunidades rurales indígenas y campesinas de la región veracruzana de Los Tuxtlas. En este sentido, este proyecto endógeno de ecoturismo indígena en espacios socionaturales protegidos, se revela como un ejemplo real de implementación de un conjunto de buenas prácticas socioambientales alternativas para, desde la praxis, construir puentes y repensar otro modelo posible de desarrollo.

El área geográfica objeto de este estudio, la región de Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta, se localiza en el sureste del estado mexicano de Veracruz. Este espacio ecosocial, de elevada biodiversidad, pero frágil equilibrio ecológico, se encuentra configurado por una serie de formaciones montañosas volcánicas tropicales sobre el litoral veracruzano del Golfo de México (figura 1).

Figura 1. Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta

En todo el territorio tuxteco y serrano, una gran diversidad de ecosistemas y tipos de vegetación, así como un rango altitudinal entre el nivel del mar y los 1.550 msnm del volcán Santa Marta, le confieren a la región un rango de alta biodiversidad. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX ha prevalecido un proceso denominado subdesarrollo sostenido. Esta noción hace referencia a las políticas gubernamentales que han acelerado el subdesarrollo histórico, mediante el apoyo tanto a programas de desarrollo ganadero paternalistas y asistencialistas como de extractivismo forestal no sustentable.

El impacto más dramático de estas acentuadas transformaciones en los usos del suelo tradicionales, a raíz del intenso ritmo de colonización antrópica y de ganaderización del sector primario, ha sido la brusca deforestación ocurrida entre la década de los cincuenta y finales del siglo XX (figura 2).

Figura 2. Proceso de deforestación en Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta (1958-1991)
Figura 2. Proceso de deforestación en Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta (1958-1991)

Además, en los últimos lustros se han cerrado las tres válvulas de escape que permitían cubrir el déficit de tierras y alimentos en la región. Estas eran: la migración a las ciudades del eje industrial petroquímico Acayucan-Jáltipan-Minatitlán-Coatzacoalcos, en el Sur de Veracruz (figura 1); el cultivo y comercialización de café; y el uso comunal de tierras ejidales. A su vez, el crecimiento demográfico sostenido está originando problemas de sobrepoblación. Por ello, los procesos de migración-expulsión rural, tanto a escala estatal, como nacional y transnacional, son un fenómeno que se intensifica y adquiere gran trascendencia en todo el ámbito de la RBLT, con la compleja problemática que ello conlleva para los/as migrantes y sus familias, tanto en los lugares de partida como de llegada.

Sin embargo, en el Ejido López Mateos, a través de un proceso endógeno iniciado en 1993 con el apoyo técnico de una ONG local, el Proyecto Sierra de Santa Marta (PSSM), se constituyó legalmente la Sociedad de Solidaridad Social (SSS) “Cielo, Tierra y Agua Selva-Reserva del Marinero”. Con esta figura se promovió la participación activa de las familias de la comunidad en esta asociación ecoturística comunitaria ejidal (figura 3). En los albores del siglo XXI, el ecoturismo ya generaba en torno al 30% de los ingresos del ejido, como parte de una estrategia de diversificación productiva y de complementariedad de rentas. De este modo, a diferencia de otras comunidades de la RBLT en donde la emigración se incrementa, en López Mateos este fenómeno migratorio es hoy prácticamente inexistente.

Figura 3. Algunas imágenes de los y las integrantes locales del proyecto de ecoturismo comunitario indígena campesino Selva del Marinero “Cielo, Tierra y Agua” y de varias de sus infraestructuras ecoturísticas.

En conclusión, se ha constatado que para trascender el modelo de desarrollo convencional y mejorar verdaderamente la vida de las personas es necesario fijar la atención en las prácticas, saberes e imaginarios locales. Es decir, en los márgenes del sistema, en las culturas locales realmente existentes pero invisibilizadas por la meta del discurso desarrollista neoliberal. En suma, este caso de estudio ayuda a repensar cómo podría ser otro modelo de desarrollo sin renunciar a las propias categorías ecoculturales de las poblaciones locales. En este sentido, estos alentadores ejemplos deberían reproducirse de forma creciente en los próximos años. Para este fin, esta investigación quisiera realmente poder aportar su pequeño grano de arena.

Para mayor información

MORENO ARRIBA, Jesús. Medio socioambiental y ecoturismo en la Reserva de la Biosfera de Los Tutxtlas (Veracruz, México): una posible alternativa al desarrollo. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 26, p. 327–353, 2017. Disponible en <https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/57461>. [ISSN electrónico 2256-5542. ISSN impreso 0121-215x]. DOI: 10.15446/rcdg.v26n2.57461.

Jesús Moreno Arriba es Licenciado en Geografía por la Universidad de Salamanca; Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); Especialista Universitario en Gestión y Conservación de Espacios Naturales por la Universidad de León; Máster en Formación del Profesorado para la Educación Superior en Competencias Docentes y de Investigación por la UNED; y Licenciado-Doctor en Antropología Social y Cultural por la UNED.

Desarrollo rural y redes rurales

Eloi Guinjoan*

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, las áreas rurales de los países más desarrollados empezaron a sufrir las consecuencias de la consolidación de un modelo de sociedad urbana e industrial. Las áreas rurales eran vistas como territorios retrasados, cuya única función era el suministro de alimentos a una población urbana creciente. En este contexto, el desarrollo de las áreas rurales se basó en una modernización del sector agrario, lo que supuso una transición desde la agricultura tradicional hacia una agricultura productivista e intensiva: la denominada “revolución verde”.

Durante la década de 1970, sin embargo, y como reacción a los graves impactos sociales, culturales y ambientales de la modernización, se empezó a gestar una nueva forma de afrontar el desarrollo de las áreas rurales. Este nuevo enfoque supuso tres grandes cambios respecto al anterior planteamiento: por un lado, trasladó la atención sobre los recursos propios del territorio; por otro lado, convirtió las comunidades locales en las auténticas protagonistas del desarrollo; y finalmente, amplió el objetivo del crecimiento económico a otros objetivos de carácter social, cultural y ambiental.

La ruptura que este enfoque comportó, junto con su progresiva adopción desde la Comunidad Europea y sus Estados miembros a partir de la década de 1980, nos permiten considerar este nuevo planteamiento para el desarrollo rural como un nuevo paradigma; es decir, como un nuevo marco o conjunto de ideas ampliamente reconocido, bajo el cual se aborda el objetivo del desarrollo rural.

Sin embargo, ¿qué es el desarrollo rural? La verdad es que, varias décadas después, el desarrollo rural sigue siendo un concepto muy ambiguo, puesto que son pocos los autores que se han atrevido a definir su significado. Este hecho impide que la sociedad esté familiarizada con este concepto y dificulta que el progreso de las áreas rurales sea visto como una necesidad de primer orden.

En un modesto intento de contribuir a precisar qué es el desarrollo rural, a continuación propongo una definición básica de este concepto, con la intención de ayudar a la sociedad a entender qué es realmente este fenómeno y por qué constituye un reto vigente en la actualidad.

Para mí, el desarrollo rural tiene que ser entendido como la mejora de las condiciones económicas, sociales y cultu­rales de un territorio rural, con respeto por el entorno físico y de tal forma que repercute positivamente sobre la calidad de vida de la población residente e integre el territorio en el conjunto de la sociedad.

Tal y como queda reflejado en esta definición, el desarrollo rural es un fenómeno complejo, que depende inevitablemente de una gran diversidad de factores económicos, sociales, ambientales, culturales, humanos, etc. Precisamente, en un intento de comprender los múltiples factores que inducen el desarrollo de las áreas rurales, el año 2007 se puso en marcha el proyecto de investigación ETUDE, a través del cual se analizaron un total de 63 experiencias de desarrollo rural que han tenido lugar recientemente en Europa.

Las conclusiones de este proyecto, presentadas por J. D. van der Ploeg y T. Marsden en Unfolding Webs: the Dynamics of Regional Rural Development (Editorial Royal Van Gorcum, 2008), apuntan que el desarrollo de un área rural depende de su propia “red rural”. La red rural (o en inglés, rural web, aunque no esté relacionada para nada con el mundo de internet) es un concepto que hace referencia al conjunto de todas las personas, recursos, actividades y procesos que interactúan y se interrelacionan en un área rural. A partir de aquí, el desarrollo rural tiene que ser entendido como un proceso continuo de “des­pliegue” o “revitalización” de la red rurallocal. En otras palabras, el desarrollo de un área rural depende, al fin y al cabo, de las relaciones que se establezcan entre los múltiples elementos que coexisten e influyen en aquel territorio.

Según los investigadores del proyecto ETUDE, la red rural de un territorio se puede sintetizar en seis grandes dimensiones. La primera dimensión es la endogeneidad, que hace referencia al grado en que la economía local está basada en recursos disponibles y controlados a escala local. La segunda dimensión es la producción de novedades, que se refiere a la mejora o la nueva creación de productos, métodos de producción y dinámicas de cooperación entre productores. La tercera dimensión es la sostenibilidad, entendida como la existencia de las condiciones ambientales y sociales necesarias para garantizar un nivel de vida aceptable a las futuras generaciones. La cuarta dimensión es el capital social, que hace referencia a la capacidad de colaboración entre los diversos actores locales para hacer cosas conjuntamente. La quinta dimensión son los nuevos marcos institucionales, y se refiere a la flexibilidad de las persones, los colectivos, las organizaciones y la administración para promover el desarrollo a escala comunitaria. Finalmente, la sexta dimensión es la gobernanza de los mercados, entendida como la capacidad para controlar, fortalecer y crear mercados desde el ámbito local.

Estas dimensiones son, según los investigadores del proyecto ETUDE, los ámbitos clave para el desarrollo de un área rural, ya que influyen decisivamente sobre la competitividad de la economía local y sobre la calidad de vida de la población. En cualquier caso, la heterogeneidad de las dimensiones pone de manifiesto, una vez más, que el desarrollo rural es un fenómeno polifacético y extremadamente complejo.

Espero que la definición propuesta y la idea de las redes rurales puedan contribuir, de algún modo, a sensibilizar la sociedad civil y la administración pública acerca de la necesidad de seguir avanzando en la concepción y la implementación del desarrollo rural, con el objetivo de logar territorios más justos y equilibrados de cara al futuro.

Para mayor información:

GUINJOAN, Eloi; BADIA, Anna; TULLA, Antoni F. (2016): “El nuevo paradigma de desarrollo rural. Reflexión teórica y reconceptualización a partir de la rural web”. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 71, p. 179-204. http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2279/2167

* Eloi Guinjoan es doctorando del Programa de Doctorado en Geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona.

El Método LEADER: ¿Modelo de desarrollo rural o instrumento de gestión?

Ana Nieto Masot *

La preocupación de la Unión Europea por invertir los procesos de envejecimiento y despoblación que vienen experimentando sus zonas rurales desde hace décadas, se ha traducido en una serie de acciones con las que se busca introducir en ellas nuevas actividades económicas complementarias al sector agropecuario tradicional y por ende, su diversificación.

Así, desde los años 90 se viene implantando en las zonas rurales europeas el conocido como Método Leader, la puesta en marcha de estrategias de desarrollo territorial con el fin de disminuir las diferencias económicas existentes entre las zonas rurales y las urbanas y evitar su abandono.

El Método Leader es un modelo gestionado por los Grupos de Acción Local, asociaciones en las que están representados el tejido empresarial, las administraciones y la población local de los territorios sobre los que actúan, diseñando la estrategia, poniéndola en marcha y gestionándola, teniendo siempre en cuenta las características y necesidades de la población y del territorio. Esto, a través de la puesta en marcha de diversos proyectos o actividades empresariales, de formación, de promoción turística,… cofinanciados por las Fondos Europeos, las administraciones nacionales y promotores privados.

Al Método Leader se le considera como un modelo de gestión pública alternativo al tradicional de la Administración, por su marcado carácter territorial, por un lado, y social, por otro, al hacer partícipe a la población en la toma de decisiones, es la población local la que elige qué proyectos se financian.

En Extremadura, una región con características poblacionales, territoriales y económicas que la sitúan con un importante retraso respecto a otras regiones europeas y españolas, se viene aplicando desde los inicios, con prácticamente todo su territorio bajo el amparo de Leader, por lo que resulta de interés analizarlo en esta región (Figura 1).

Localización de los Grupos de Acción Local Leader en Extremadura (SO de España)
Figura 1: Localización de los Grupos de Acción Local Leader en Extremadura (SO de España)

En la región extremeña se pueden identificar variadas realidades socioeconómicas y demográficas, lo que está condicionando la distribución de estas ayudas. De esta manera, las mayores partidas económicas, así como la mayor participación privada e inversión en los sectores más productivos y generadores de empleo (Pymes, Servicios y Valorización de la producción agraria), se están llevando a cabo en los ejes tradicionales del desarrollo extremeño. Son territorios localizados en las zonas agrarias más productivas (de regadío, viñedo y olivar), con una incipiente agroindustria y un importante sector servicios desarrollado por la cercanía a las ciudades de la región.

Por ello, se puede afirmar que se está experimentando una elevada discriminación positiva hacia las zonas más dinámicas donde se concentran los empresarios más solventes y emprendedores. Esto se puede considerar como una manera sostenible de distribuir las ayudas, sin embargo, se está logrando lo contrario a lo establecido en los objetivos de la UE: diversificar socioeconómicamente los espacios rurales más desfavorecidos y frenar los procesos de envejecimiento, emigración y despoblación.

Así, en algunos de los territorios menos desarrollados de la región los resultados no están siendo los esperados, debido, sobre todo, a la escasez de recursos económicos, al efecto a veces contradictorio de otras políticas mejor financiadas (PAC, subsidio agrario,…) y a las condiciones excesivamente negativas en sus situaciones de partida (zonas muy envejecidas, aisladas y localizadas en zonas de montaña o terrenos agrarios poco productivos y con un tejido empresarial casi inexistente).

Paisaje Rural de Montaña en Extremadura
Figura 2: Paisaje Rural de Montaña en Extremadura

Todo lo anterior demuestra que los fondos recibidos son aún escasos, sumándole el hecho de que en las áreas más ruralizadas se está apostando por explotar sus ricos recursos naturales y culturales a través del turismo, pero con lo que no se genera el desarrollo económico esperado, al no crearse el volumen de empleo ni los beneficios económicos necesarios.

Sin embargo, no se puede negar que Leader está contribuyendo en la creación de una nueva forma de plantear estrategias basadas en la participación de la población local en la toma de decisiones y a través de inversiones en proyectos de actividades dedicadas a la mejora y comercialización de productos locales (industrias cárnicas, queserías, repostería, etc.), de la recuperación de oficios perdidos en el sector artesanal y de la introducción de las nuevas tecnologías y el respeto por el medio ambiente.

Teniendo en cuenta esto y los beneficios que se pueden generar, es clara la insuficiencia en el apoyo de las distintas administraciones al Método Leader, sobre todo en las zonas más deprimidas, por lo que sería conveniente aumentar sus recursos, disminuir las exigencias en aportación privada y fomentar las inversiones en las actividades más productivas como agroindustria o pymes.

Son ya 25 años en los que se lleva trabajando con Leader en los espacios rurales europeos, y en concreto en Extremadura, tiempo en el que, como se ha expuesto, se ha ido afianzado un modelo de desarrollo que parece “ideal” y por el que las sociedades desarrolladas deberían comprometerse con el fin de posibilitar el cambio en las dinámicas demográficas de sus áreas rurales. Sin embargo, no demuestra ser más que un modelo de gestión de ayudas públicas cuyos objetivos planteados desde las administraciones europeas y nacionales se quedan simplemente en eso, en objetivos o intenciones.

Para mayor información:

NIETO MASOT, A. y CÁRDENAS ALONSO, G.El Método LEADER como política de desarrollo rural en Extremadura en los últimos 20 años (1991-2013): Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2015, nº 69, p. 139-162. http://boletin.age-geografia.es/articulos/69/06%20BAGE69.pdf

* Ana Nieto Masot es Profesora Contratada Doctor de Geografía Humana de la Universidad de Extremadura.

Ana Nieto Masot

El Método LEADER como política de desarrollo rural en el SO Español: el caso de Extremadura.

Ana Nieto Masot *

Debido al proceso de envejecimiento y despoblación que sufren muchas zonas rurales europeas desde hace varias décadas y con el objetivo de introducir nuevas actividades económicas complementarias al sector agropecuario tradicional y reducir en lo posible las diferencias socioeconómicas respecto a las zonas urbanas, desde los años 90 hasta la actualidad se han implantado estrategias de desarrollo denominadas Método Leader. Este método es un modelo gestionado por Grupos de Acción Local (GAL).Unas asociaciones donde participa la población, las administraciones y el tejido empresarial de dicho territorio que diseñan unas estrategias donde se ponen en marcha una serie de proyectos cofinanciados por la Unión Europea, las administraciones nacionales y agentes privados. Son por ello, políticas públicas (reciben cofinanciación de distintas administraciones) con un marcado carácter territorial (se diseña un proyecto de trabajo adaptándose a las peculiaridades de ese espacio) y con gran participación de la población local en su gestión porque eligen qué proyectos se financian («bottom up»). Es, por tanto muy interesante analizar si se están logrando los efectos esperados en territorios como la región extremeña, localizada en el SO del Estado Español, donde se está gestionando Leader en prácticamente todo su territorio desde hace más de 25 años, y que presenta unas características poblacionales, territoriales y económicas, que la sitúan como una zona con importante retraso y abandono respecto a otras regiones españolas y europeas.

Localización de los GAL en Extremadura (SO de España).
Localización de los GAL en Extremadura (SO de España).

Se ha determinado que en la gestión del Método Leader se pueden identificar variadas realidades socioeconómicas donde sus mayores inversiones, la concentración de participación privada y la financiación de los sectores más productivos y generadores de empleo (Pymes, Servicios y Valorización de la Producción Agraria) han tenido lugar en los ejes tradicionales de desarrollo de Extremadura, territorios en los que la agricultura ha sufrido procesos de modernización, coincidiendo con las zonas de regadío y cuencas de secano sedimentarias y en las que se ha desarrollado también una potente agroindustria o un sector servicios importante por la proximidad a las principales ciudades. Por lo que se puede afirmar, que estas políticas se caracterizan por una elevada discriminación positiva hacia los espacios rurales más dinámicos, concentrándose las actuaciones en las áreas con mayor dinamismo económico, donde se encuentran los empresarios más solventes y emprendedores.

En algunos territorios la consecución de los objetivos planteados (frenar la emigración, el envejecimiento e incrementar la actividad económica) no han tenido los resultados esperados, debido, sobre a todo, a la escasez de recursos económicos, el efecto a veces negativo de otras políticas mejor financiadas (subsidio agrario, ayudas de la PAC,…) y las condiciones excesivamente negativas de su situación de partida (unas zonas muy envejecidas, aisladas, localizadas en zonas de montaña o terrenos agrarios poco productivos y con un tejido industrial y económico casi inexistente) por lo que han resultado estas inversiones todavía escasas y destinadas fundamentalmente a la creación de una oferta de Turismo Rural y recuperación del Patrimonio Natural y Cultural, debido a la disponibilidad de ricos recursos naturales y culturales. Este tipo de actividades, no generan tanto volumen de empleo ni beneficios económicos en los municipios donde se están realizando, como para frenar esas pérdidas y envejecimiento de su población.

Localización de las inversiones de Leader en Extremadura
Localización de las inversiones de Leader en Extremadura

Aunque lo anteriormente expuesto no cuestiona que Leader ha contribuido a generar una nueva forma de plantear estrategias de desarrollo con la participación de la población local en la toma de las decisiones y con inversiones en proyectos que han ayudado al fortalecimiento y creación de empresas dedicadas a la comercialización de productos locales, mejora y consolidación de industrias agroalimentarias (cárnicas, quesería, aceite, repostería, etc..), recuperación de oficios perdidos en el sector artesanal, la introducción de las nuevas tecnologías, el respeto al medio ambiente y la identificación de nuevos yacimientos de empleo o la creación de una infraestructura turística. Y teniendo en cuenta también otras dimensiones como la participación privada que han conseguido movilizar (con un 42 % de las inversiones), una tendencia hacia el reparto equitativo entre todas las medidas de actuación (PYMES, Artesanía, Turismo, Revalorización de la Producción Agraria y Patrimonio) y, en la consecución de inversiones en municipios muy pequeños, con menos de 2.000 habitantes, que sin estas ayudas habría sido imposible realizar. Queremos destacar que el apoyo de las distintas administraciones al método LEADER todavía es claramente insuficiente, sobre todo en las zonas más deprimidas, por lo que sería conveniente aumentar sus recursos para estos territorios, y disminuir las exigencias de aportaciones de financiación privada, con el fin de evitar que se siga experimentando la concentración de las inversiones en los núcleos más desarrollados y empresarios más solventes.

La diversidad de los espacios rurales y sus comportamientos demográficos, económicos y sociales demuestran en este trabajo (en algunos casos con preocupantes indicadores como su mortalidad y envejecimiento), que, sin ánimo de ser alarmistas, pueden conducir a su desaparición en las décadas futuras.

En unas sociedades desarrolladas preocupadas por cambios económicos o medioambientales se tendría que plantear mejorar estas políticas para posibilitar un cambio demográfico en estos entornos, que proporcionan tanta riqueza en la Unión Europea y que tienden a su abandono y desaparición.

* Ana Nieto Masot es Profesora Contratada Doctor de Geografía Humana de la Universidad de Extremadura.

Para mayor infor­ma­ción:

NIETO MASOT, A. y CÁRDENAS ALONSO, G.El Método LEADER como política de desarrollo rural en Extremadura en los últimos 20 años (1991-2013): Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2015, nº 69, pp. 139-162. http://boletin.age-geografia.es/articulos/69/06%20BAGE69.pdf

Derecho a la ciudad, rescatar a las personas, mejor democracia. Nueva agenda para los gobiernos locales en España

por Juan Romero y Andrés Boix

El “giro neoliberal” de las políticas para la ciudad arranca en España desde la segunda mitad de los noventa del siglo XX. Ha sido un modelo al servicio de las elites y en el caso de las ciudades al servicio de promotores inmobiliarios y determinados sectores de negocio. Es en las ciudades, en especial desde 2009, donde se han hecho visibles las consecuencias de ese modelo y los efectos de la recesión y las consecuencias de las políticas de recorte del gasto en servicios públicos fundamentales.

En un momento en el que los gobiernos locales son más necesarios que nunca, dada la profundidad de la crisis social, el gobierno central pretende recortar sus competencias y capacidades y quiere convertirlos en administraciones tuteladas y sin capacidad política. Parecía que el amplio consenso académico y profesional existente acerca de la necesidad de otorgar a los municipios nuevas competencias y capacidades se concretaría, también en España, en una nueva etapa presidida por el impulso a la descentralización, el empoderamiento a los municipios y la incentivación de la cooperación entre gobiernos locales. Sin embargo, el gobierno conservador ha decidido transitar en dirección contraria: recentralización política, limitación de la autonomía municipal y reducción de las capacidades de los municipios para desarrollar políticas públicas. Esta es la primera interpretación que cabe hacer de la intención que subyace en la ley 27/2013, de 27 de diciembre, de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Más que una ley pensada para afrontar los nuevos retos del municipalismo del siglo XXI parece inspirarse en viejas concepciones ancladas en el siglo XIX. Una iniciativa que se entiende mal, que no resultará eficaz, que puede dejar vacíos e indefiniciones en la prestación de servicios, que puede afectar de forma negativa a amplios colectivos y que además pretende alejarse de aquello que debiera ser propio de un Estado compuesto con distintos niveles de gobierno.

No obstante, pese a los intentos de bloqueo de la democracia municipal con la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, los ciudadanos siempre encuentran su propio cauce para expresarse, para innovar, para participar, para implicarse, para solidarizarse, para resistir, para indignarse o para reclamar. También los gobiernos locales sabrán encontrar espacios para proseguir con el extenso despliegue de políticas, sean paliativas o innovadoras, que den respuesta a los problemas concretos de sus conciudadanos. Mientras la ley de Racionalización es derogada o, en su caso, declarada no ajustada al texto constitucional, nosotros sostenemos que, de existir voluntad política, hay amplias posibilidades competenciales, de cooperación o de ejecución vía delegación de competencias para los gobiernos locales. También para la colaboración a escala supramunicipal. En prácticamente todos los grandes ámbitos en los que muchos gobiernos locales han venido desarrollando las llamadas “competencias impropias”, muchas de las cuales con la ley vigente quedarían suprimidas, podrían seguir desarrollándose de existir voluntad política en la escala regional: promoción económica, política territorial, educación, servicios sociales, vivienda, movilidad, prestación de servicios en municipios rurales… De otra parte, el banco de buenas prácticas que ya conocemos y que se desarrolla en centenares de ciudades y municipios españoles es de tal volumen que desborda por completo cualquier intento de limitación de la capacidad de innovación existente.

El modelo de políticas neoliberales para la ciudad ha sido mayoritariamente rechazado por los ciudadanos. Los resultados electorales del pasado 24 de mayo de 2015 han supuesto un enorme cambio en el mapa municipal español. Los ciudadanos hemos optado por gobiernos plurales en la escala local y regional. Hemos decidido situar en el centro de atención conceptos fundamentales como pacto, coordinación, cooperación, gobierno multinivel, transparencia, participación, inclusión y justicia social, ética pública y decencia. En definitiva, otra forma de entender el gobierno y la democracia. Una clara señal de querer dejar atrás patologías institucionales, actitudes prepotentes y episodios reiterados de corrupción política.  Y el mejor antídoto, así lo hemos entendido de forma mayoritaria, es impedir mayorías absolutas.

El cambio ha sido de tal profundidad que en muchas grandes ciudades y en centenares de municipios los ciudadanos han otorgado la responsabilidad de gobernar a nuevas plataformas ciudadanas surgidas de movimientos sociales durante estos últimos años. Este nuevo panorama no sólo afecta a las mayorías, sino que también tiene que ver con las demandas de los ciudadanos y sus exigencias de una nueva representatividad. Frente a la constatación, cada vez sentida por más gente, de que «no nos representan», las elecciones han permitido elegir a personas nuevas más en sintonía con las preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos. Unas preocupaciones que han de centrar el quehacer de los nuevos ayuntamientos como habrían de haberlo hecho también en el pasado, lo que desgraciadamente no ha sido el caso.

Los resultados electorales abren la posibilidad de poder impulsar otro modelo de ciudad y una verdadera nueva Agenda Local para el cambio desde abajo, un cambio que ha de poner nuestras Administraciones públicas al servicio de los ciudadanos y a nuestros Ayuntamientos a disposición de sus vecinos. Porque los Ayuntamientos han de tener ante todo una prioridad: mejorar a toda costa las condiciones de vida de la gente. Para ello será necesario evaluar en toda su dimensión el creciente proceso de segmentación, precarización y aumento de las desigualdades en nuestras sociedades y analizar sus consecuencias políticas, sociales y culturales. Proponer algún tipo de alternativa para poblaciones mayoritariamente urbanas que expresan un grado de inseguridad, vulnerabilidad, incertidumbre y desconcierto respecto del futuro como nunca en las últimas décadas. Anticiparse y abordar las causas profundas que explican el creciente malestar urbano. Imaginar una nueva generación de políticas públicas adecuadas a un contexto geopolítico, económico, social, cultural y ambiental muy diferente y en gran medida nuevo.

Pero las ciudades serán también motores del cambio y la innovación política. Y en muchos casos, tras un formidable trabajo de desescombro para restaurar la confianza en las instituciones, los gobiernos locales tendrán que dar contenido real a conceptos hoy devaluados, como sostenibilidad, transparencia o buen gobierno, y al propio tiempo impulsar una nueva agenda de innovaciones democráticas y de regeneración donde la integridad institucional, los códigos éticos y de conducta y el control ciudadano sean la norma.

No hay por tanto excusas. Los nuevos gobiernos constituidos navegan ahora con la fuerza del viento a favor. La fuerza que otorga la confianza depositada por millones de ciudadanos que reclaman otras políticas para la ciudad. Todos los estudios recientes evidencian el desarrollo de una nueva cultura política y cívica en las ciudades y municipios, en especial entre los más jóvenes. Sobre esa base, los gobiernos locales pueden ayudar a construir algo nuevo y mejor.

Para mayor información:

ROMERO GONZÁLEZ, Juan y BOIX PALOP, Andrés (Eds.). Democracia desde abajo. Nueva agenda para el gobierno local, Valencia: Publicacions de la Universitat de València, Colección Desarrollo Territorial, nº. 17, València. La publicación es de libre acceso y puede descargarse (en PDF) desde aquí

Juan Romero González es catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Valencia

Andrés Boix Palop es profesor titular de Derecho administrativo en la Universidad de Valencia