¿Hacia una nueva ciudad celeste?

Jean Pierre Garnier*

Una nueva divinidad se debería mencionar entre los «varios miles de religiones en todo el mundo» que se citan en un artículo reciente sobre “Las consecuencias urbanísticas de la existencia de Dios” <http://www.geocritiq.com/2014/04/las-consecuencias-urbanisticas-de-la-existencia-de-dios/>: el Mercado. Una divinidad más poderosa hoy día en el mundo social real que todas las otras.

Le divin marché, tal es el título de un libro [O Divino Mercado en portugués] de un filósofo francés, Dany-RobertDufour, que escribe también artículos de vez en cuando en la prensa de izquierda. En este libro, plantea que los metarelatos religiosos que organizaban el sentido de la sociedad fueron sustituidos al final del siglo XX por microrelatos aportados por el mercado, el fenómeno, hoy en día suficientemente consumado según el cual todo lo que pueda usted desear debe encontrar su solución en la mercancía: tanto en asuntos privados como en los que elevan la cultura, la educación, la salud…”. Es decir, hoy día el mercado nos ofrecería la solución a la inestabilidad y la incertidumbre que él mismo produce, sea un iPhone o el nuevo Mac, sea un psicoanálisis, yoga, coaching, sea una liposucción o unos días en Oceanía. Tal vez se podría añadir a esta lista «la normativa urbanística o legal» que se propone en el artículo publicado en GeocritiQ, como solución a «los problemas que existen», a los problemas urbanos entre otros.

En efecto, detrás o debajo del Derecho y la Democracia a las cuales se refiere el autor o que se invoca de una forma bastante idealista —como se enseña en las facultades de Derecho y los Institutos de Ciencias políticas—, se encuentran y se esconden (para la gente que prefieren ignorarlo) las relaciones sociales capitalistas que hacen de la ciudad un producto que se vende y que sirve para vender otros: promotores, banqueros, empresarios, gestores públicos, planificadores, urbanistas, arquitectos y hasta los profesores e investigadores expertos en cuestiones urbanas vendidos al capital, sean estos o no conscientes de ello.

Una ordenanza reciente del Ayuntamiento de Madrid trata de promover las denominadas «Zonas de Iniciativa Emprendedora», donde asociaciones de vecinos adinerados pagarán una contribución especial para mejorar servicios municipales. En el momento de una aceleración de la privatización y la mercantilización de la producción y el uso del espacio urbano, me parece irrealista (por no decir surrealista) seguir creyendo —pues se trata ya de una creencia — en el Derecho, que no es más que la codificación de las relaciones de fuerzas y por tanto de clases, y en la Democracia (representativa) que desposee el pueblo de su poder, para acabar con la especulación inmobiliaria, la segregación socio-espacial, la prioridad dada a las inversiones lucrativas y a los grandes proyectos urbanísticos que llamamos en Francia «inútiles e impuestos», en particular los que contribuyen al proceso y la política de «metropolización » que acentúan las desigualdades territoriales.

Frases tales como «Los marcos jurídicos y políticos existentes en los países democráti­cos deben ser, y pueden ser, utilizados para ello», o «Excluida la violencia en las relaciones sociales, solo queda la vía del derecho» me suenan a credo o, para no salirnos del terreno religioso, a mandamientos acompañados, desde luego, de las interdicciones implícitas correspondientes: la prohibición de cualquier crítica llevada a la acción -y no solamente limitada a palabras- y de cualquier forma ilegal de resistencia a decisiones y medidas injustas tomadas por autoridades (elegidas o no), so pena de sufrir la represión y el castigo del «Estado democrático». Pues, a la inversa de lo que se plantea, «la violencia» no debe estar de ningún modo «excluida». Se olvida, sin duda, el monopolio de su uso por el Estado al servicio de la clase dirigente ya sea, por ejemplo, para desalojar a familias pobres en el marco de una operación de renovación urbana o impedir una manifestación de protesta contra una política inicua. ¿Es legítimo ese monopolio?

Al final, poco importa que Dios exista o no: las «consecuencias urbanísticas» seguirán siendo las mismas mientras las causas sociales —la explotación capitalista y la dominación burguesa— permanezcan.

*Jean Pierre Garnier ha sido sociólogo urbano en el Centre National de la Recherche Scientifique

La urbanística de la fe

Horacio Capel, la existencia de Dios y la territorialidad ontológica *

La reflexión de Horacio Capel cruza una serie de estudios que estoy llevando a cabo sobre la territorialidad ontológica y, en particular, sobre Jerusalén, la ciudad santa para los Judíos, Cristianos y Musulmanes. La pregunta crucial que según mi opinión emerge es la siguiente: ¿cómo adecuar las necesidades de los creyentes con las instancias de gobierno de la ciudad? La relevancia de esta cuestión es universal, pero ésta es probablemente la más aguda, en esta fase histórica, en Europa, en la cuenca del Mediterráneo y en Oriente, especialmente en China.

En Europa, debido a las inmigraciones que desde el Sur alimentan en nuestro Continente la presencia de personas de fe diferente a la cristiana. En la cuenca del Mediterráneo, ya que las grandes «primaveras norteafricanas»​, las tensiones medio-orientales (Irak, Siria y la cuestión palestina), no sólo son la causa de una recuperación masiva de los flujos migratorios en Europa, sino que tienden a rediseñar en clave religiosa la conflictualidad, ya sea político-institucional o económico-social y territorial.

Por último, en China, porque el gran dinamismo urbano impreso por el desarrollo económico posterior a Deng Xiaoping amenaza con poner en discusión las grandes reglas que han regido durante milenios la proyectación y el gobierno de la ciudad. En la tradición china, éstos se fundan en dos órdenes de principios. Uno de tipo cosmológico, une el cielo (simbolizado por la forma geométrica del círculo) y la tierra (simbolizada por el cuadrado). El otro, recoge y organiza los saberes tópicos conocidos con el nombre de fengshui, que aseguran el éxito en la búsqueda del «buen lugar» para vivir (la ciudad, la casa) y para morir (la tumba, el cementerio).

Se entiende, por lo tanto, que el tema de «las manifestaciones públicas religiosas» evocado por Horacio Capel sea sólo uno de los aspectos de las cuestiones profundas que la religión impone a las prácticas urbanísticas. El punto de vista de Capel es lúcido como siempre y pone a la religión en un contexto crítico-racionalístico que de alguna manera recuerda los estudios de Max Weber. En este sentido, es perfectamente comprensible la expresión «Si Dios existe, ha de ser uno», aunque para algunos pueda resultar autoritativa y para otros provocativa. Pues bien, si tomo el punto de vista del crítico-racionalístico, convengo con muchas cosas de las que Capel dice, sobre todo en lo que respecta a la convivencia humana, que debe ser no sólo «pacífica», sino también «civil». Y civil, todos sabemos, proviene de «cives«, los ciudadanos, los que habitan en la civitas. Cuyo profundo significado geográfico es el de permitir el libre «florecimiento humano» de los habitantes, a través de la vivacidad cultural, la innovación tecnológica, cultural, institucional y política. Y eso, para retomar uno de los temas centrales del texto, tutelando el desarrollo de la regulación social a través del derecho. Pero un derecho que sea algo más y diferente del formalismo jurídico y la retórica de una falsa imparcialidad de la jurisdicción. Un derecho «citoyen«, en cambio, en el cual y por el cual la ciudad es garante y depositaria de la coincidencia entre la legitimidad y la legalidad: entre el ius, el derecho que garantiza la justicia y la lex, es decir, su codificación escrita (lex, proviene de legere, leer en latín).

Ahora, el punto de vista crítico-racionalista es sólo uno de los que sirven para interpretar el hecho religioso. De éste último son constitutivos por lo menos otros dos elementos, que quisiera llamar «teologal» y «hierocrático», respectivamente. El primero tiene que ver con la «naturaleza» de Dios y por lo tanto con las implicaciones que permiten al hombre comprender su voluntad, aunque sea de manera aproximada dados los limitados recursos cognitivos a disposición de los creyentes. El segundo tiene que ver específicamente con los poderes generados por las manifestaciones de lo sagrado y de las formas en que estos poderes se ejercen históricamente, incidiendo sobre la sociedad y el territorio. Estos dos elementos están estrechamente entrelazados, como se puede entender, pero quisiera mantenerlos separados para lograr comprender mejor su significatividad por las consecuencias urbanísticas de la religión y además por las consecuencias religiosas del urbanismo, destacando una propiedad no transitiva de esta textura.

El elemento teologal nos cuenta muchas cosas, y entre ellas, la calidad ontológica del territorio, el lugar de la geografía en los diseños del Omnipotente que el pueblo de Dios ayuda a realizar. Me limito a recordar, como alto ejemplo, la doctrina de Orígenes (siglo II) sobre el sentido de la territorialidad del mundo antes y después de la venida de Cristo. Ésto es lo que me lleva a compartir la opinión de Vicente Bielza de Ory sobre la multiplicidad de las sedes ceremoniales de los creyentes. Éstas últimas tienen un contenido funcional, ciertamente, y, como res corporales deben ser disciplinadas jurídicamente. Pero su valor es principalmente teologal, y como res incorporales, responden a ordenamientos morales. Así que, de hecho, la libertad de culto es impensable sin una libertad de los lugares de culto. Es un punto crucial de lo que se ha definido el spatial turn en los estudios teológicos, sobre el que los geógrafos y especialistas en el análisis urbano y regional pueden aportar contribuciones importantes en el marco de una nueva alianza interdisciplinaria.

Cultos y lugares de culto: Muro de las Lamentaciones y Cupula de la Roca en Jerusalém (foto: Angelo Turco, marzo de 2014)
Cultos y lugares de culto: Muro de las Lamentaciones y Cupula de la Roca en Jerusalém (foto: Angelo Turco, marzo de 2014)

La hierocracia, por su parte, cambia el enfoque sobre el poder. Un poder específicamente ligado a lo sagrado, cuyo fundamento no es tanto Dios en sí mismo, sino más bien los cuerpos mediales que se atribuyen su representación, de las Iglesias a los Estados, pasando por una miríada de instituciones intermedias. Estas hierocracias se pueden percibir históricamente en múltiples planos, y aquí quisiera limitarme a nombrar dos, ambos mencionados en la obra seminal de Weber, pero profundamente renovados en las últimas décadas. El primero tiene que ver con la economía, y se refiere a la modalidad de funcionamiento de las religiones, especialmente monoteístas, que de acuerdo con el análisis de Ph. Simonnot asumirían modelos monopolísticos y no libre-concurrenciales.

El segundo tiene su vehículo de expresión privilegiado en la política. Una relación, entre religión y política, que muchos eruditos no dudan en definir como consustancial; hoy aparece con declinaciones inéditas que M. Gauchet ha destacado en sus estudios sobre el “désenchantement du monde”.

Y es en este punto que quiero cerrar el círculo sobre Jerusalén, donde desde hace décadas con el fin de mantener «para siempre» a la ciudad en su rol de capital del Estado judío, se implementa la urbanística segregativa hecha de muros, alambre de púas, barreras móviles, prohibiciones de acceso, canales obligados de movilidad. Una urbanística seguritaria, que contempla la gestión arbitraria de los permisos de construcción, las demoliciones sorpresa, los desplazamientos forzados de población. Y eso, bajo el escudo unilateral de una legalidad sin legitimidad. Y eso, una vez más, en nombre de Dios.

* Agradezco por la traducción a Claudio Arbore y a Virginia Sciutto

Para mayor información:

CAPEL, Horacio. Las consecuencias urbanísticas de la existencia de Dios, GeocritiQ, 15 de abril de 2014. http://www.geocritiq.com/2014/04/las-consecuencias-urbanisticas-de-la-existencia-de-dios/

BOELZA DE ORY, Vicente. Otras reflexiones sobre las consecuencias urbanísticas de la existencia de Dios, GeocritiQ, 3 de junio de 2014. http://www.geocritiq.com/2014/06/otras-reflexiones-sobre-las-consecuencias-urbanisticas-de-la-existencia-de-dios/

A. Turco, Turisti a Gerusalemme. Territorialità ontologica, economia morale, cultura di pace, [COMPLETARE]

Angelo Turco es catedrático de Geografía Humana en la Universidad IULM de Milán.

A investigação sobre o Couto Misto, microestado desaparecido entre a Galiza e Portugal, demonstra que a fronteira hispano-lusa não é como nos explicaram

Juan M. Trillo Santamaría

Valerià Paül Carril

Aceitamos como facto irrefutável que Espanha e Portugal estão separados por uma fronteira perfeitamente fixa. Isso significa que podemos pensar que os territórios de ambos os estados ibéricos permaneceram estáveis ao longo dos séculos. Tal ideia está presente em muitos livros, artigos, folhetos turísticos ou em declarações políticas que falam da fronteira mais velha do mundo. Inclusivamente, nos últimos meses, alguns representantes da esfera pública chegaram a afirmar, relativamente ao atual debate da independência da Catalunha, que «Espanha é uma grande nação com 3000 anos de História» ou que «Espanha é a nação mais antiga da Europa, a primeira nação da Europa a conseguir a sua unidade.» Estas frases transmitem a ideia de que o território espanhol não sofreu mudanças durante séculos e de que Espanha não se alterou no decorrer do tempo. Todas essas afirmações carecem de rigor geográfico e histórico, e respondem ao discurso do nacionalismo espanhol institucionalizado. Como qualquer ideologia política, visa a sua difusão e a sua identificação pelos cidadãos como «realidade objetiva e inquestionável».

Os Estados-nação tentam impor a sua tese territorial como a única válida. Isto silenciou vozes que põem em causa a geografia e história oficiais, transformadas em «verdade». Este nacionalismo (espanhol, mas o mesmo pode ser dito do português) foi absorvido facilmente por diferentes níveis académicos. Nós encontramos evidências deste «nacionalismo metodológico em ciências sociais» ― como tem sido denominado por muitos autores ― nos manuais atuais de geografia, onde podemos ler frases como: «Portugal é o país da Europa que, como nação, mantém há mais séculos uma fronteira que se pode classificar de estável.»

Estudando o microestado desaparecido do Couto Misto ― com três aldeias em 25 km2, atualmente entre os municípios de Baltar e Calvos de Randín (Ourense, Galiza, Espanha) ― podemos demonstrar que a fronteira ibérica sofreu alterações significativas ao longo do tempo. Na verdade, não se pode sustentar que a fronteira tenha ganho forma de linha detalhada ― primeiros nos mapas, com o consequente esforço para demarcar no terreno ― até recentemente, com a aprovação do Tratado de Limites (1864), ratificado na Ata Geral de Demarcação (1906). Tratado que, aliás, introduziu alterações significativas nas pertenças territoriais tradicionais e que foi recebido em muitos locais com resistência e hostilidade. Também é necessário salientar que não é possível falar de fronteira ― entendida como limite preciso que separa dois territórios ― na Idade Média nem na Idade Moderna.

Também é duvidoso que a fronteira fosse um limite intransitável desde o século XIX, como habitualmente é dito, tendo em conta as relações intensas de todos os tipos que têm persistido ao longo das décadas: casamentos mistos, festas e celebrações em comum, contrabando, refúgios, caminhos e rotas de emigração e exílio, etc. Certamente, depois das ditaduras, no final da década de 1970, os contactos foram relançados, principalmente após a entrada de Espanha e de Portugal nas Comunidades Europeias (agora União Europeia) em 1986 e a aplicação do acordo de Schengen (1995).

A análise do Couto Misto permite de facto questionar se, em vez de uma fronteira que «separa» a Galiza de Portugal, não estaremos perante um desejo ideológico de que tal fronteira exista. Desejo esse que se materializou em toda uma retórica gerada pelo poder e difundida ao longo de décadas por vias institucionais do estado, incluindo o sistema educativo. Assim, temos constatado a existência de discursos tendenciosos desde o século XIX que colocam a hipótese de o Couto Misto ser ilegítimo e de representar um problema; mas seria verdade ou interessava apresentá-lo assim? Nessa época, também se discutia com intensidade se o Couto Misto «era mais Galiza (Espanha) ou Portugal». De certa forma, a obstinação académica atual para encontrar a sua origem tenta, em última análise, elucidar esta questão. No entanto, é uma dúvida razoável ou, na realidade, está a ser projetada com preconceitos contemporâneos para com o passado, o que faria dela extemporânea?

A preponderância do discurso do Estado-nação trouxe consigo o desaparecimento, a nível tangível e intangível, da existência do Couto Misto. No entanto, Luis M. García Mañá começou sem saber um processo de recuperação da memória desse território, com a publicação de La frontera hispano-lusa en la provincia de Ourense (1988). Este livro, carregado de pessimismo porque o autor acreditava que o Couto Misto tinha sido perdido e irremediavelmente esquecido para sempre, foi uma contribuição modesta, mas transcendente, para o seu estudo. Mais tarde a criação literária teve em conta esses materiais presentes nesta obra para os projetar para um público mais vasto, pouco ou nada erudito. Devemos salientar a este respeito que o texto de García Mañá foi publicado pelo Museu Arqueolóxico de Ourense, um formato com limitada distribuição, mas sem dúvida de que a literatura consequente falou mais alto. É necessário salientar em especial Arraianos, de Xosé Luís Méndez Ferrín (1991) e A Quinta do Saler, de Antón Riveiro (1999), que têm tido grande aceitação pelo público galego.

A corrente episódica presença do Couto Misto na imprensa, produção audiovisual, ou nas televisões da Galiza e de Portugal, não se pode dissociar daquelas obras literárias que são, sobretudo, produtos estéticos. Neste sentido, tem sido útil estudar o Couto Misto através de alguns olhos da geografia política, da geografia cultural ou dos estudos paisagísticos, análises que nos permitiram explicar as formas como atualmente é representado o Couto Misto. Acreditamos que a literatura tem sido capaz de criar uma paisagem literária que os leitores têm aceitado, tal facto permitiu a progressiva difusão de uma memória silenciada. Neste sentido, estamos gradualmente a conseguir subverter a ideia de uma fronteira entre Portugal e Espanha estável e imutável no tempo. Essa fronteira não é como nos explicaram.

Para mais informações:

PAÜL, Valerià; TRILLO, Juan Manuel: La construcción literaria de los paisajes fronterizos. Una reflexión a propósito del Couto Mixto (Galicia y Portugal). Documents d’Anàlisi Geogràfica, vol. 60, nº 2, pp. 289-314, 2014. [http://ddd.uab.es/record/118482]

PAÜL, Valerià; TRILLO, Juan Manuel: Discussing the Couto Mixto (Galicia, Spain): Transcending the Territorial Trap Trough Borderscapes and Border Poetics Analyses. Geopolitics, publicado en línea el 9 de mayo de 2014. [http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14650045.2013.857310]

TRILLO, Juan Manuel; PAÜL, Valerià: The Oldest Boundary in Europe? A Critical Approach to the Spanish-Portuguese Border: The Raia Between Galicia and Portugal. Geopolitics, vol. 19, nº 1, pp. 161-181, 2014.

[http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14650045.2013.803191]

Juan M. Trillo Santamaría é Investigador de pós-doutoramento no Departamento de Geografia da Universidade de Santiago de Compostela (Galiza), atualmente com uma estadia de investigação no Nijmegen Centre for Border Research (Radboud University, Países Baixos).

Valerià Paül Carril é Assistant Professor em Geografia e Ordenamento do Território na University of Western Australia (Perth, Austrália).

¿QUÉ FUE DE LA COSTA ESPAÑOLA?

Por Estanislao Roca

¿Existe la costa ibérica? Tan temida pregunta es producto del desarrollismo turístico que inició, en el pasado siglo, un proceso acelerado de destrucción del sistema costero español.

Su origen se remonta a los años 1960 cuando, a un ritmo galopante, muchos municipios de España experimentaron un profundo crecimiento debido a la expansión turística, producto de la generalización de las vacaciones pagadas, la aparición del automóvil SEAT 600 y de los precios asequibles para el turista extranjero. Este rápido crecimiento se prolongó en la década de los setenta, provocando una fuerte conmoción y lastre en la mayor parte del litoral.

Eran años de continuas presiones y demandas que condujeron al auge de la explotación turística y de la construcción. Dominaban fuertes dinámicas edificatorias con la finalidad de acoger el turismo a cualquier precio que, a menudo, no encontraba una oferta de urbanización preparada y de calidad. El eslogan Spain is different caracterizaba el turismo de masas, fenómeno hasta entonces insólito en España, fruto del cual en 1963 se homenajeaba al turista número 11 millones.

En consecuencia, en muchos municipios del litoral se redactaron planes urbanísticos que podríamos etiquetar de “desarrollistas”. Normalmente comprometían el territorio con clasificaciones excesivas de suelo urbanizable, sin tener en cuenta los valores naturales y las características singulares de su paisaje.

Imagen de uno de tantos lugares de la costa española. Fuente: "Geográfos y arquitectos: nuevos retos y viejos problemas" en Scripta Nova Vol XII, núm. 270 (147), 1 de agosto de 2008
Imagen de uno de tantos lugares de la costa española. Fuente: «Geográfos y arquitectos: nuevos retos y viejos problemas» en Scripta Nova Vol XII, núm. 270 (147), 1 de agosto de 2008

En este panorama provocado por una fiebre urbanizadora incesante, el sector inmobiliario promovió operaciones de negocio especulativo que condujeron a un desastre en el litoral hasta la llegada de la democracia, a finales de los años setenta. La nueva Ley del Suelo de 1976 y sus reglamentos aprobados el año 1978 propiciaron la revisión de aquellos planes con el objetivo principal de reducir las desorbitadas potencialidades de crecimiento.

Paso a paso, se avanzó en la generación de una consciencia colectiva sobre la preservación de la costa, desarrollando las previsiones de la Constitución de 1978 respecto al litoral. En 1988 se aprobó la Ley de Costas que regulaba toda la fachada marítima española, pronto acompañada con su reglamento. Además, las medidas de sensibilización se potenciaron indirectamente en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992.

Desde entonces se ha avanzado activamente y sin pausa en la protección del litoral, aunque no ha sido en todas las regiones españolas por igual. En Cataluña, bajo el paraguas de los Planes Directores Urbanísticos del Sistema Costero, se ha conseguido salvaguardar una franja extensa del litoral que previamente no estaba legalmente consolidada.

A partir del nuevo contexto se impuso un cambio de modelo turístico dirigido hacia la diversificación de la oferta, el redescubrimiento de los contenidos culturales y la conservación del patrimonio natural. Este giro copernicano, en Cataluña, desde 2006 se ha completado con la redacción de los Planes Territoriales, los Planes Directores Urbanísticos y algunos Planes de Ordenación Urbanística Municipal que con su política restrictiva han sido claves para corregir las descomunales previsiones de desarrollo anteriores. Consecuentemente, los objetivos de dichos planes pasan por la necesaria protección del paisaje del litoral, iniciándose así un largo y complejo camino de modificación de las previsiones del planeamiento urbano en los municipios costeros de nuestro país -donde todavía es hegemónico el modelo de la etapa fordista, caracterizada por el turismo de masas, pero donde empiezan a relucir aquellos otros activos-.

Es importante apuntar que, en el campo del planeamiento urbano, hay todo un mundo de posibilidades para contribuir de manera positiva al cambio de modelo del fenómeno turístico, del cual resulte un modelo de consumo del suelo más racional que ofrezca perspectivas innovadoras para un desarrollo sostenible.

Imagen de los jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar situados a continuación del pinar que cierra a poniente la Playa de Fenals, antes amenazada por la edificación y transformada en parque urbano por el planeamiento municipal. Fuente: Estanislao Roca 2010
Imagen de los jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar situados a continuación del pinar que cierra a poniente la Playa de Fenals, antes amenazada por la edificación y transformada en parque urbano por el planeamiento municipal. Fuente: Estanislao Roca 2010

A la luz de una nueva gestión urbana son aplicables mecanismos que posibiliten liberar suelos con valor ecológico y paisajístico. Existen múltiples direcciones que conducen a ese fin, desde la puesta en marcha de una gestión que permita modificar el aprovechamiento de zonas urbanizables para convertirlas en áreas de menor impacto, hasta la puesta en valor del patrimonio paisajístico, arquitectónico y social. Y así establecer rutas y espacios para su observación o la disposición de suelos y estrategias para la correcta implantación de otros formatos turísticos que mejoren la diversificación de la oferta.

En definitiva, la planificación urbanística encuentra un amplio campo para la experimentación y la innovación ante el reto de administrar el fenómeno turístico contemporáneo, ordenar y planificar los espacios para la satisfacción de las necesidades que de éste se derivan y buscar una correcta integración de éstos con los sistemas urbanos existentes para, a la postre, inducir a la recuperación del litoral.

A pesar de las mencionadas buenas intenciones no se debe perder de vista que buena parte de la anterior acción antrópica es irreversible. Además, la actual situación con los cambios introducidos por la Ley de Costas de 2013 y el Reglamento que prepara el Gobierno que permiten reducir la zona protegida y construir más cerca del mar hace olvidar el respeto a las medidas de la evolución en la protección del litoral que hasta ahora eran claras. Así pues, cabe tomar buena nota y evitar que en ningún rincón del planeta se repita semejante disfunción.

Para mayor información:

ROCA, E. Urban intervention on the coastline of Catalunya. A new understanding of tourism [en línea] En: ACE: Architecture, City and Environment = Arquitectura, Ciudad y Entorno, 9 (25) ISSN: 1886-4805.

Estanislao Roca Blanch es doctor arquitecto y profesor del Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Catalunya.

La superación de la crisis y los nuevos actores internacionales

Rubén C. Lois-González

Universidade de Santiago de Compostela

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La crisis económica, cada vez se sabe más, fue el resultado de la desregulación del sector financiero, una burbuja inmobiliaria y constructiva que respondía a la perfección a lo caracterizado por C. Marx (y mejorado por D. Harvey) como proceso de acumulación secundaria del circuito del capital y, por supuesto, una deficiente gestión de multitud de haciendas públicas y privadas. Había que reajustar el funcionamiento del sistema económico, y se hizo entre 2008 y 2010, con recortes en el gasto público, cierres o rescates de bancos y reducción de derechos de los trabajadores. Había que hacer más por menos y se hizo, pero la crisis volvió a rebrotar en 2012 y 2013 en Europa, y en especial en la cuenca mediterránea. En esta segunda etapa de la misma ya nos encontramos con numerosos elementos ideológicos para analizar.

La agenda política dominante sigue insistiendo en recortes de salarios, servicios públicos, derechos laborales, etc., para continuar con la purificación necesaria en la superación de las dificultades. La integración global de la economía es la amenaza y si no trabajamos como chinos, difícilmente seremos competitivos. Frente a estas lecturas, los últimos meses van tomando cuerpo las reivindicaciones de lo público y lo comunitario, un cierto rearme de la izquierda que ya han conseguido éxitos notorios como parar la privatización de la sanidad en Madrid. Se reivindica, de nuevo, la economía, la gestión de los territorios, al servicio de las personas y de sus necesidades.

Sin duda, muchos pensamos que el esquematismo de las soluciones que se nos proponen es un mensaje intencionado de los poderosos, de los mercados, que siempre lucharán por conservar sus beneficios. No es cierto que una mayor acumulación de capital en pocas manos sea bueno. No es cierto que la economía financiera, gaseosa e incontrolable, deba adquirir un papel hegemónico respecto a la productiva. En definitiva, no es cierto que los sacrificios de miles de trabajadores sirvan para algo más que comprobar hasta qué punto podemos resignarnos a intensos períodos de castigo. El circuito económico se reactiva con consumo, con sociedades que progresan y con un gobierno eficiente de lo público que introduce estrictas reglas de juego a los actores privados. La falta de control sobre las finanzas conduce a riesgos económicos permanentes. Y son precisamente los líderes de este sector bancario (con alguna excepción), los que nos insisten en el discurso de la resignación, el abaratamiento y el autocontrol, repartiendo las culpas de unas dificultades económicas que ellos o sus antecesores en los puestos de responsabilidad de sus empresas provocaron.

En este panorama tan volátil del presente se observan novedades. Entre las mismas, el declive de Europa frente al empuje de los denominados países emergentes. Como se venía anunciando, en un mundo interconectado el Viejo Continente ha perdido fuerza y acusa una evidente falta de liderazgo. De hecho, la UE ya ha previsto que o se mejoran los indicadores de I+D+i (crecimiento inteligente), se continua la senda hacia un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente (crecimiento sostenible) y se mantienen los derechos básicos de los ciudadanos o no se saldrá de la crisis, del declive en el que Europa está sumida. Sólo con más ciudadanía, controles democráticos directos, generación de saber y ajuste de la economía al paradigma ecológico, Europa resolverá satisfactoriamente el futuro, en un mundo donde las voces de Oriente y del Sur tendrán mucho más que decir, y ser respetadas.

A nuestro juicio, lo que resta del siglo XXI o permite construir un mundo más equilibrado, sostenible y justo, o profundizará la sensación de crisis y crueldad que se asocia al rastro histórico dejado por la centuria anterior. Estamos ante el inicio de un nuevo orden mundial donde las nuevas potencias (China, India, Brasil, Sudáfrica, etc.) pueden aportar mucho al gobierno y la economía global, en bastantes ocasiones recordándonos su pasado como territorios explotados y dependientes. Caminamos hacia un mundo multipolar, policéntrico, y esto es intrínsecamente bueno, pero que no nos engañen: es bueno porque situará a más actores en la escena mundial, porque millones de desheredados harán valer mejor sus derechos, y no porque, como se nos intenta transmitir las conquistas sociales, el Estado de Bienestar, que una parte de las sociedades occidentales ha conseguido construir sea una excepción histórica. Todo lo contrario, o el mundo camina hacia una mejor satisfacción de las necesidades de cada vez más gente con una agenda social y territorial explícita, o la crisis será permanente.

Para mayor información:

-Lois, R.; Maciá, J.C.; Armas, F.J., Cabalar, M. y Cardoso, L (Coords.) (2012): Planificación y Estrategias Territoriales en la Sociedad Actual. Págs. 545. Ed. AGALI y Grupo ANTE de la Universidade de Santiago de Compostela.

¿Cuantos somos? ¿Cuántos fuimos? La población de América Latina a lo largo de su historia

por Rodrigo Rivero Cantillano*

A veces las preguntas más sencillas son las que resultan más difíciles de responder. Todavía hoy en pleno siglo XXI, no todos los países son capaces de responder con eficacia cuál es el número de sus habitantes. Si planteamos estas preguntas con un sentido histórico, la tarea de darles respuesta se hace aún más difícil.

En América Latina, la historia de la población es un tema central. La catástrofe demográfica que se produjo a raíz de la conquista, su posterior recuperación con base en el mestizaje –ethos de la identidad latinoamericana-, las migraciones masivas durante la primera globalización, el rápido crecimiento demográfico durante la segunda mitad del siglo XX, la emigración hacia el norte del hemisferio americano y Europa durante las crisis del sistema democrático y la década perdida, son sólo algunos hitos que han dejado huellas a nivel social, cultural, político y económico.

Reconstruir la historia de la población de América Latina, a través de la elaboración de series que entreguen totales anuales de población, representa una tarea de gran complejidad, pues a medida que remontamos 1950 los datos se hacen más escasos.

Pero, ¿cómo podemos conocer las cifras de la población latinoamericana de tiempos lejanos? El principal instrumento de registro de la población y sus características lo constituye el censo de población. No obstante, pese a la utilidad que representa para los gobiernos contar con este instrumento, la implementación de un sistema estadístico moderno no fue homogénea en la región, existiendo grandes diferencias en las experiencias de cada país. La mayoría de los países realiza su primer censo a fines del siglo XIX o principios del XX, pero existen casos en los que el retraso en la realización de su primer censo de población llega hasta 1950. De esta manera, a medida que retrocedemos en el tiempo la cobertura censal de la que se dispone es decreciente, lo que representa uno de los principales obstáculos a la hora de intentar conocer la población de la región con una perspectiva histórica.

Ante tales inconsistencias, la misión de reconstruir la población que tuvo América Latina a través de la elaboración de series que entreguen totales anuales de población, representa una tarea de gran complejidad. Como puede observarse en el cuadro 1, la cobertura censal a lo largo de los siglos XIX y XX es discontinua y disminuye a medida que remontamos con una perspectiva histórica 1950. Por otro lado, se certifica en dos casos el retraso en la realización del primer censo de población llega hasta mediados del siglo XX.

Pese a la complejidad que implica este propósito, no es en absoluto imposible. Las lagunas de información ante la ausencia de censos de población, pueden complementarse con distintas fuentes que nos den información demográfica. De este modo, en un trabajo reciente de profesores e investigadores de la Universitat de Barcelona, han construido veinte nuevas series anuales de población para veinte países latinoamericanos, que permiten cubrir la segunda mitad del siglo XIX (desde 1852), todo el siglo XX y hasta el 2000.

Esta tarea tiene valor en sí misma, pero también por el hecho de que es indispensable como insumo para todas las investigaciones que se plantean utilizar la población como una de sus variables. Por otro lado, utilizar series de población fiables y contrastadas, debería mejorar los resultados de todas las investigaciones sobre América Latina que necesitan expresarse en términos relativos al número de habitantes y de esta forma situar el punto exacto de desarrollo en el que la región en su conjunto y cada país han ocupado en las distintas épocas.

Los resultados de este trabajo de reconstrucción de las estadísticas demográficas, muestran una América Latina que crece a un ritmo más alto que otras regiones del mundo entre 1820 y 1973. Migraciones, una mortalidad en retroceso y una relación población recursos naturales que mantenía alto el “techo maltusiano” (con una natalidad elevada y en algunos casos en aumento), se combinaron para explicar un crecimiento excepcionalmente alto. América Latina multiplicó su población 26 veces en 180 años, mientras que en el mismo periodo la población mundial lo hacía por 6 y Europa Occidental por menos de 3.

Los resultados de esta investigación pueden sustentar futuras reinterpretaciones de la historia económica de la región en el largo plazo. La historia de la población de américa latina aún es una disciplina joven, aunque la curiosidad es antigua, sin duda merece ser estudiada con mayor detención.

Para Mayor información:

YÁÑEZ, César; RIVERO, Rodrigo; BADIA-MIRÓ, Marc; CARRERAS-MARIN, Anna. “Nuevas series anuales de población de América Latina desde el siglo XIX hasta el 2000”. Scripta Nova, Vol. XVIII, núm. 471, 10 de marzo de 2014.

Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-471.htm

*Rodrigo Rivero Cantillano es doctorando del programa de Doctorado en Historia Económica de la Universidad de Barcelona.

Políticas de innovaciones para África

Jussi S. Jauhiainen*

África subsahariana tiene algunas de las áreas de crecimiento económico más rápido en el mundo. Durante los últimos años, el desarrollo económico ha sido ayudado por el crecimiento de la población urbana – que también es uno de los más rápidos mundialmente. Podemos añadir todavía el hecho de que en muchas partes la mayoría de la gente tiene ya teléfono móvil, y muchos de ellos poseen una conexión Internet.

Sin embargo, todavía imaginamos África subsahariana con viejas ideas. Hay que cambiar la imagen de que es un lugar pobre, rural y subdesarrollado, y transformarla en una imagen nueva, la de África como una potencia fuerte. Con esto no hablamos de un futuro distante, sino de uno próximo que puede ser realidad en los años 2020. África será el continente del siglo XXI. Por eso, hay que mirar atentamente, y seguramente admirar, lo que pasa en África en los campos de innovación.

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TENEMOS QUE CAMBIAR NUESTRA IMAGEN DE ÁFRICA SUBSAHARIANA, DE UN ÁREA MÍSERA A UN ÁREA CON MUCHA POTENCIA EN INNOVACIÓN Y ECONOMÍA

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La realización de la potencia de África no es, y no será, automática. Una de las claves cruciales para un desarrollo destacado y sostenible es la política de innovación, o, mejor dicho, las políticas de innovaciones. Hoy en día muchos países en África tienen ya una política en este sentido. En los últimos años muchos gobiernos de los países subsaharianos han impulsado nuevas políticas que incorporan en su vocabulario palabras claves como innovación, tecnología y ciencia. Por eso, aparentemente, parece que todo fuera en el camino correcto hacia el desarrollo del siglo XXI.

Las investigaciones que he realizado recientemente en Namibia (con una superficie 1.5 veces más grande que España pero con solo 2 millones de habitantes y con un PIB per cápita 5 veces más bajo de España) y en Tanzania (superficie 2 veces más grande de España, con el mismo número de habitantes y con un PIB per cápita 17 veces más bajo que este país), muestran que la mayoría de los documentos publicados sobre la política de innovación no han captado suficientemente bien los aspectos más importantes y recientes de la misma. Estos documentos expresan la idea de realizar el desarrollo con acciones de gobierno dirigidas de arriba para abajo, miran sólo en el territorio nacional y no perciben bien las capacidades de la gente común y de las tradiciones indígenas.

En efecto, las estrategias y políticas de innovación en África mantienen una influencia directa de las políticas de los países occidentales mucho más desarrollados. En muchos casos se trata de influencia de las políticas de innovación de los años 1990 y principios de 2000. Entonces era crucial concentrar los esfuerzos en nuevas tecnologías, muchas de ellas basadas en la investigación universitaria, tanto en ingeniería aplicada como en medicina. En muchos casos la ruta de la innovación partía del desarrollador y llegaba posteriormente al público. Los objetivos más típicos eran objetos complejos que implicaban tecnologías avanzadas y costaban mucho a los usuarios. Por eso, para estos instrumentos tecnológicos el mercado se restringía sobre todo a pocas personas e instituciones. También había mucha distancia entre el sector privado, los entes públicos y las ONG, por no hablar de la gente común.

Pero, en los últimos 5 a 10 años mucho ha cambiado en el campo de innovación, y muchas más cosas van a cambiar en el futuro. Ahora, en lugar de desarrollar innovaciones para la oferta, o sea, en lugar de empezar por desarrollar el objeto tecnológico y después ver si hay bastante demanda para esto, en la actualidad la mayoría de las innovaciones son de demanda; es decir los desarrolladores buscan y crean demanda y después desarrollan el objeto o el servicio para responder a ella. Es importante advertir que, comparando con la producción de objetos materiales, tienen ahora más mercado varios servicios digitales y otras cosas inmateriales, que, además, por su parte incrementan el valor añadido más rápida y más fácilmente.

Otro cambio significativo es que la imagen tiene una importancia relevante. No solo la funcionalidad, una de las trampas en que cayó el gigante de telefonía móvil Nokia, de origen finlandés. Las políticas de innovación tienen en cuenta hoy en día específicamente el contexto en que se aplican.

En los campos de la innovación se aplican ya sistemas regionales y transfronterizos de innovación. Por mencionar algunos ejemplos: frente a las políticas exclusivamente nacionales se utilizan acuerdos internacionales; en lugar de privilegiar sectores aislados, se aplica la cuádruple hélice de cooperación entre los entes públicos, privados, de ONG y los ciudadanos; frente a la innovación cerrada o restringida, se insiste en la innovación abierta.

Las políticas en África no tienen en cuenta suficientemente estos cambios. Tampoco captan los modos de unir las tradiciones indígenas con las necesidades actuales y las de mañana o pasado mañana. Muchas innovaciones del futuro proceden en realidad de la multitud de la gente. Esta multitud es al mismo tiempo el proponente y el usuario de las innovaciones. Hoy en día, esa nueva tendencia se ve en las empresas que “mezclan” innovación, tradición, masas, acceso e imágenes, como, por ejemplo, Google y Facebook. El futuro de innovación no está en dirigir la política pública desde arriba sino en una práctica en que la política pública se vincula a la práctica privada y con las ideas, usos y necesidades de las masas.

Para conclusión, volvemos en tres asuntos importantes. Primero, tenemos que cambiar nuestra imagen de África subsahariana de un área mísera a un área con mucha potencia en innovación y economía. Segundo, los países y regiones de esta amplia área, que por supuesto tiene mucha diferencia interna, necesitan adaptas políticas de innovación que sean bastante flexibles para realizar la potencia que tiene la población creciente. Tercero, los caminos para el futuro pueden y tienen que ser diferentes. Entonces, para esto, no necesitamos una política de innovación pero políticas de innovaciones para África.

Para mayor información: HAUTALA, Johanna & JAUHIAINEN, Jussi S. (2014). Spatio-temporal aspects of knowledge creation. Research Policy 43, 655-668.

JAUHIAINEN, Jussi S. (2014). Baltic Sea Region innovation systems: Challenges and opportunities. Baltic Sea Policy Briefing 1/2014, 7-17.

Jussi S. Jauhiainen es Catedrático de Geografía en la Universidad de Turku, Finlandia, así como Profesor de esta materia en la Universidad de Tartu en Estonia. Sus trabajos científicos tratan de desarrollo, planificación y política regional y urbana los cuales ha realizado sobre todos los continentes.

Otras reflexiones sobre las consecuencias urbanísticas de la existencia de Dios

por Vicente Bielza de Ory*

El título del artículo de Horacio Capel “Las consecuencias urbanísticas de la existencia de Dios” suscita numerosas reflexiones que desbordan el puro marco de los equipamientos religiosos actuales. La afirmación principal “si Dios existe, ha de ser uno, y eso tiene impli­ca­cio­nes urba­nís­ti­cas” no es la primera vez que se hace y se intenta aplicar. Nada menos que hace 34 siglos el faraón Amenofis IV, al querer reducir a una las múltiples divinidades adoradas en Tebas, creó una nueva ciudad, Akhetatón que abandonó Tutankamon, ante la reivindicación del clero politeísta tebano. S. Freud quiso relacionar a Amenofis IV con el Moisés bíblico que vivió en Egipto un siglo después. Sin embargo, orientalistas actuales como el prof. Cannuyer de Lille, rechazan un verdadero monoteísmo en el faraón adorador del globo solar Atón y una relación directa con el Moisés, cuyo Dios, Yahvé, es el del pacto con Abraham, nacido en Ur cuatro siglos antes.

Lo importante a efectos urbanístico-religiosos es que Abraham, el primer verdadero monoteísta, no construyó templos ni ciudades. Tampoco Moisés, cuyo culto se centraba en el tabernáculo con las tablas de la ley que trasladó por el desierto desde Egipto. La religión judía no tendrá un templo monumental en Jerusalén hasta la monarquía de Salomón (siglo X aC). Tampoco la religión cristiana contó con templos al principio. Después de tres siglos de persecución, los cristianos, cuando son reconocidos por Constantino, se congregan para sus celebraciones en basílicas, los edificios romanos de reunión. Los musulmanes en sus inicios para adorar a Alá se concentran dentro de empalizadas cuadradas.

La monumentalidad en todas las religiones monoteístas aparece cuando el poder civil se identifica con la religión y la utiliza para fortalecerse. El Islam fue el primer monoteísmo impuesto por las armas y el primero en acoger, junto con el urbanismo, la arquitectura de los templos de los pueblos ocupados. Constantino, cuando funda Constantinopla, utiliza la liturgia romana anterior, pero introduce el Lignum crucis en el orbe y su sucesor Justiniano la engrandece con Santa Sofía, luego mezquita.

Probablemente fueron los politeísmos que antecedieron al monoteísmo los que antes tuvieron consecuencias urbanísticas. Para algunos estudiosos el origen de la ciudad está precisamente en los espacios ceremoniales. La génesis de la ciudad y de la cultura sin conocer la revolución agrícola, parece confirmarse a la vista de los nuevos hallazgos arqueológicos de la ciudad sagrada de Caral en Perú con las pirámides truncadas, coetáneas de las egipcias y los restos no agropecuarios de su mercado central. De cualquier forma, sea lo primigenio los centros ceremoniales-comerciales o bien la revolución agraria, la monumentalidad religiosa ha centralizado la vida urbana preindustrial, cuestión que contrastaría con reducir los equipamientos religiosos a edificios estandarizados en la era postindustrial.

La principal implicación urbanística de la religión –politeísta o monoteísta- es que en la mayoría de los países ha focalizado durante milenios la vida urbana, y en muchos casos la sigue referenciando con un patrimonio cultural y un paisaje que pueden llegar a ser las únicas señas de identidad para sus ciudadanos. Por ello proponer planes urbanísticos para las sociedades actuales con solo equipamientos religiosos de carácter ecuménico, sería tanto como dar la espalda a la geografía y a la historia urbanas. La globalización económica, la estandarización de los espacios peri y suburbanos no pueden significar la uniformización cultural.

Estando de acuerdo en excluir la violencia de las relaciones sociales, en educar a los creyentes desde la racionalidad del monoteísmo y terminar con las guerras de religión y sus catástrofes, el problema principal para la generalización de los equipamientos religiosos compartidos es que dentro de sociedades libres y democráticas no cabe la uniformidad ideológica. Hay que respetar el derecho de reunión y manifestación, incluido el religioso, que fue el primero en la historia urbana, siempre que esté regulado para no molestar a los creyentes de otras religiones o a los no creyentes. Si a los seguidores de los distintos equipos de futbol de una ciudad no se les obliga a compartir el mismo estadio, si a los diferentes partidos políticos y sindicatos no se les impone reunirse en la misma sede ¿se debería hacer en el caso de las religiones?

El derecho urbanístico ha de construirse para atender y regular las demandas de los ciudadanos, pero la tradición cultural religiosa acaba imponiéndose, como ha sucedido en la Rusia actual con los equipamientos religiosos tras casi un siglo de comunismo ateo. En el país donde Stalin destruyó o convirtió en museos la mayor parte de los templos ortodoxos, el dúo Putin-Mendeleiev, reconstruye catedrales como la de Cristo Salvador, derribada por el dictador. Proporcionar equipamientos educativos y religiosos, públicos y ecuménicos, es obligación de los gobiernos democráticos estatales y municipales, pero también, en aras de la libertad, los creyentes, pueden dotarse de aquellos equipamientos que se sufraguen.

Para mayor infor­ma­ción:

CAPEL, Hora­cio. Urba­ni­za­ción Gene­ra­li­zada, dere­cho a la ciu­dad y dere­cho para la ciu­dad. Scripta Nova. Revista Elec­tró­nica de Geo­gra­fía y Cien­cias Socia­les.  Uni­ver­si­dad de Bar­ce­lona, 1 de agosto de 2010, vol. XIV, nº 331 (7). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-331/sn-331-7.htm>.

RACINE, J-B, La ville entre Dieu et les hommes, Anthropos, Paris, 1993, 354 pp.

BIELZA DE ORY, V. De la ciudad ortogonal aragonesa a la cuadricular hispanoamericana como proceso de innovación-difusión, condicionado por la utopía, Scripta Nova. Revista Elec­tró­nica de Geo­gra­fía y Cien­cias Socia­les.  Uni­ver­si­dad de Bar­ce­lona, febrero 2002.

*Catedrático de Geografía Humana. Prof. Universidad de Zaragoza.

Desde la Geografía: ciencia y tecnología en una sociedad de la información geográfica

por Gustavo D. Buzai

Este año los Sistemas de Información Geográfica (SIG) cumplen medio siglo de existencia. Se presentan como una tecnología de sólida madurez al haber transitado un largo camino desde la puesta en funcionamiento del CGIS (Canada Geographic Information System) en 1964.

Es a inicios de la década de 1980 cuando los SIG comienzan ser utilizados ampliamente en el ámbito geográfico a partir de las nuevas versiones de software utilizados en el ambiente de las computadoras personales, las cuales comenzaban a poblar masivamente el ámbito académico-universitario.

Hasta ese momento el tratamiento computacional de datos geográficos se hacía mediante el uso de software con finalidades específicas, siendo que los SIG comenzaban a brindar la posibilidad de combinar cartografía digital (representación gráfica) con los datos alfanuméricos (atributos) al ocupar el centro de la Geoinformática.

El entorno computacional generaba un notable impacto, tal es así que Jerome E. Dobson en 1983 propone una nueva rama en la disciplina que denominó Geografía Automatizada y en los siguientes años se generaron interesantes debates en torno a sus aptitudes para el análisis de la realidad espacial.

El análisis teórico se encontraba dirigido a estudiar la capacidad paradigmática de los SIG, los cuales, en el ámbito de la Geografía presentaron una visión de la realidad apoyada por paradigmas existentes como el racionalismo y el cuantitativismo, mientras que para al resto de las ciencias brindaban la posibilidad de incorporar la dimensión espacial en sus estudios.

Pudo definirse la aparición de una Geografía Global como la Geografía que ingresó en las computadoras para impactar en múltiples ciencias. No representó un paradigma de la Geografía, aunque si un paradigma geográfico de alcance multidisciplinario.

Durante sus 50 años, los SIG experimentaron dos claras etapas de desarrollo en relación a los datos geográficos: una de integración entre 1964-1988 y una de difusión entre 1989-2014. En la primera las bases de datos gráficas (cartografía) y alfanuméricas (atributos), realizadas inicialmente con software específico, se vincularon a través de los SIG y la aparición de los Sistemas de Ayuda a la Decisión Espacial (SADE) los hicieron evolucionar por mejoramiento de capacidades puntuales (verticalización); y en la segunda etapa los resultados pudieron difundirse ampliamente a través de la circulación material de los CD-DVD y a la circulación inmaterial en el ciberespacio. Internet permitió la mayor difusión mundial de bases de datos geográficas para su tratamiento y análisis.

A partir del año 2000 se han afianzado aspectos de gran interés aplicativo: la aparición de software libre que puede obtenerse por Internet, datos geográficos masivos provenientes de diferentes fuentes, aplicaciones en dispositivos móviles y sistemas digitales de uso popularizado basados en la localización. Todo esto junto a una posibilidad de uso que elude toda capacitación formal y llegar a lo que Andrew Turner en 2006 definió como Neogeografía.

Neogeografía. Aplicaciones orientadas al estudio espacial del Ciberespacio. Globo Terráqueo Virtual (Google Earth) + Internet (Navegador Internet Explorer) + trazador de rutas de conexiones web (VisualRoute). Conexiones desde Buenos Aires hacia diferentes ciudades de América y determinación de nodos concentradores de comunicaciones (Buzai, G.D. 2013. Technological Dependence and the Internet. Latin American Access from Buenos Aires, 2001-2013. Journal of Latin American Geography. 12(3):165-177).

Los SIG, vinculados a la Geografía, tuvieron un largo recorrido de permanente construcción conceptual a partir de generaciones de geógrafos que, en la mayoría de los casos, trabajaron fuera de las posturas teóricas dominantes y de manera silenciosa sentaron las bases de la actual revolución. Las perspectivas sistémicas y cuantitativas propiciaron un notable impacto a través de la Geografía Global al llevar la dimensión espacial al conjunto de las ciencias y de la Neogeografía al llevarla al conjunto de las prácticas sociales. Resulta muy interesante apreciar que el positivismo, una postura filosófica que intentó captar la realidad objetiva separando el binomio sujeto-objeto es finalmente el principal sustento de acercamiento entre la ciencia y la sociedad a través del uso tecnológico, y al mismo tiempo, permite la mayor participación ciudadana directa que cualquier postura geográfica haya podido lograr.

La Tecnosfera (esfera tecnológica) de alcance mundial contiene todos los artefactos que le permiten a la humanidad vincularse con el medio que lo rodea y, desde inicios del siglo XXI, aparece una Geotecnósfera formada por elementos técnicos basados en la localización y que ponen al espacio geográfico como pivote de las relaciones sociales.

Actualmente toda persona puede interactuar con sustento tecnológico ante las posibilidades que le brinda la Web 2.0, utilizando una gran diversidad de datos geográficos, participando como voluntario geógrafo para generar otros o realizar interpretaciones basadas en la localización, y en poco tiempo más, la difusión de la Web 3.0 permitirá el uso de datos geográficos masivos obtenidos por los propios objetos que brindarán informaciones útiles al instante.

En síntesis, la Geografía es una ciencia que permanentemente muestra su gran riqueza conceptual y metodológica. La línea paradigmática expuesta muestra que la Geografía Cuantitativa (1950) ingresó en las computadoras y, con la incorporación de los SIG (1964) generó la Geografía Automatizada (1983), ésta se difundió llevando la dimensión espacial al resto de las ciencias en una Geografía Global (1999) que a partir de las aplicaciones móviles de uso masivo llevaría la dimensión espacial a la sociedad mundial con la Neogeografía (2006). La Geotecnósfera (2012) contiene la totalidad de desarrollos técnicos para el tratamiento de datos basados en la localización.

Al finalizar el siglo XX, en 1998, Peter Burrough había vislumbrado cambios evolutivos en la sigla SIG: GISystem / GIScience / GISociety. Hoy, a 50 años de la aparición del CGIS podemos ver que se ha completado el camino para que la Sociedad de la Información Geográfica sea una realidad.

Para mayor información:

BUZAI, Gustavo; RUIZ, Ernest. Geotecnósfera. Tecnologías de la información geográfica en el contexto global del sistema mundo. Anekumene. No. 4, pp. 88-106, 2012.

< http://www.anekumene.com/index.php/revista/article/view/74 >

Gustavo D. Buzai es Director del Programa de Docencia e Investigación en Sistemas de Información Geográfica (PRODISIG) del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján e Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina.

E-mail: buzai@uolsinectis.com.ar / Web: www.gesig-proeg.com.ar

CATANDO PAISAJES COTIDIANOS COMO SIGNOS DE DESARROLLO

Por Juan F. Ojeda *

Como la felicidad, la salud o la sabiduría, el desarrollo es una de esas categorías que todo el mundo anhela, tanto a niveles personales como comunitarios. Pero tales anhelos pueden ser confusos si no se acotan sus definiciones, hasta el punto que pueden existir e incluso abundar los «tontos felices», los «enfermos saludables», los «sabios ignorantes» o los «pobres desarrollados».

El crecimiento es el incremento en la escala física de algo o de alguien, mientras que el desarrollo es un despliegue de cualidades. Igual que una persona que crece en estatura no tiene porqué desarrollarse neuronalmente, un territorio o una sociedad pueden crecer económicamente pero no desarrollarse. No obstante, lo normal es que suela ser necesario un cierto nivel de crecimiento económico para que se produzca el desarrollo, aunque hay momentos en los que el crecimiento puede ahogar al desarrollo, engullendo sus cualidades más distintivas.

Con el afán desmedido de ganancia y el mito del crecimiento sin freno hay sociedades que ponen precio a todos sus valores en un alarde de necedad explícitamente denostado por Antonio Machado: “Todo necio confunde valor y precio”. Y un valor bastante recurrente en este tipo de confusión es el del paisaje, cuando se relaciona solo con lo crematístico.

Los paisajes son, a la vez, expresiones duraderas del patrimonio de una comunidad y realidades percibidas desde sentimientos identitarios e instancias creativas. Por todo ello, pueden ser instrumentos idóneos para la presentación de las singularidades de un territorio en las redes globales. Porque en el actual contexto globalizado, sólo la progresiva conexión con las redes globales ofrece a un territorio y a una comunidad posibilidades reales de crecimiento económico, pero las oportunidades de un desarrollo cualitativo sólo procederán de la introducción cuidada de sus singularidades patrimoniales en dichas redes.

Dime en qué paisaje vives y te diré el nivel de desarrollo de tu comunidad

Y sus paisajes quizás constituyan las expresiones más compartidas y democráticas del legado de cualquier comunidad humana. De manera que el reconocimiento del valor patrimonial de sus propios paisajes podría ser un buen signo de su desarrollo contemporáneo: Dime en qué paisaje vives y te diré el nivel de desarrollo de tu comunidad

Como realidad trayectiva o medial entre unos objetos observables y sus propios observadores –una especie de yin/yang oriental-, el paisaje fue descubierto en occidente por los románticos. Naturalistas, geógrafos, filósofos, literatos y pintores románticos comparten un entendimiento analógico y comprensivo del mundo. Alexander von Humboldt estaba convencido de que por el progreso de la inteligencia se debían unir la ciencia y la poesía. Tal convicción fundamenta la perspectiva de la geografía moderna, en cuya concepción del paisaje convergen la idea de totalidad, la emergencia del sujeto y del saber ver, la potencia de las observaciones y de los saberes y la imbricación de inteligencia, ética y estética.Y todo ello enmarcado en un responsable sentido educador

Y en los aledaños del romanticismo y de la fenomenología alemana contemporánea aparece la hermenéutica, que puede constituirse en instrumento o camino riguroso para leer, comprender, interpretar y comunicar paisajes. Los catadores de café o de vino, por ejemplo, son hermeneutas que traducen a unos lenguajes comprensibles unos sabores o aromas, mostrando unos juicios de valor de lo catado, que –al usar un método que conjuga muchas categorizaciones- se acercan a lo que comúnmente se entiende por verdadero.

Leer o catar paisajes es un ejercicio hermenéutico que permite comprenderlos y valorarlos

En estos momentos estamos testando un método de aproximación a la lectura o “cata” de paisajes cotidianos en dos ámbitos bien distintos: La Sierra Morena de Huelva (Noroeste de Andalucía, España) y El Eje Cafetero Colombiano (Manizales, Pereira, Armenia). Tal lectura de paisajes transita por tres fases complementarias:

  • Desde la multidisciplinariedad primera, que –en una recopilación de gabinete- recoge diferentes aproximaciones previas para ofrecer claves comprensivas del ámbito y para elegir los paisajes concretos y significativos del mismo, que van a leerse directamente.
  • A la interdisciplinariedad, cuyo objetivo es hacer converger distintas miradas hacia aquellos paisajes elegidos, en una observación y lectura directa y compartida por los distintos miembros de un equipo interdisciplinar y que singulariza y sintetiza las siguientes categorías: límites, componentes principales, atributos y núcleo de sentido.
  • Y a la definitiva transdisciplinariedad, que enriquece los paisajes leídos con nuevos relatos creativos, sintéticos y comprensibles, añadiendo un eslabón a la cadena de interpretación en la que toda realidad paisajística está inmersa.
Belleza patrimonial decadente de los paisajes de Linares de la Sierra (Huelva)

Foto de Marta Rubio (ambientóloga y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Linares, primavera de 2012
Belleza patrimonial decadente de los paisajes de Linares de la Sierra (Huelva)
Foto de Marta Rubio (ambientóloga y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Linares, primavera de 2012

El patio y el corredor de la casa de baharaque funcionan como nodo y otero de los paisajes coloniales cafeteros de Colombia. Fotos de Jorge E. Osorio (arquitecto y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Pereira, verano de 2013
El patio y el corredor de la casa de baharaque funcionan como nodo y otero de los paisajes coloniales cafeteros de Colombia. Fotos de Jorge E. Osorio (arquitecto y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Pereira, verano de 2013

Con el desarrollo de este método, se pretende incitar o subrayar valoraciones patrimoniales de paisajes cotidianos tanto entre sus propios constructores o habitantes como entre los turistas que los visiten, de manera que unos y otros puedan disfrutarlos con mayor deleite, en el sano ejercicio de ciudadanía que constituye “paisajear” (neologismo definido por la Convención Europea del Paisaje como gozar o “congozar” con los paisajes)

Para mayor información:

-OJEDA RIVERA, J.F. Lectura transdisciplinar de paisajes cotidianos, hacia una valoración patrimonial. Método de aproximación. Revista INVI, vol. 28, Nº 78 (2013), p. 27-75 Santiago de Chile. Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. http://www.revistainvi.uchile.cl y http:// www.scielo.cl

-OJEDA RIVERA, J.F. Paisaje, patrimonio y desarrollo contemporáneo. Aplicación a los paisajes cafeteros colombianos, en CUELLAR, M. (edit) (2014): Miradas diversas. Arquitectura vernácula y paisajes culturales.p. 162-181. Sevilla, EnredARS y Red AVI (Arquitectura Vernácula Iberoamericana),. ISBN: 978-84-695-9827-6

*Juan Fco.Ojeda Rivera es profesor de Geografía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y pertenece a la Red CYTED-(des)BORDES URBANOS (www.farq.edu.uy/des-bordes-urbanos) y al Grupo de Investigación en Estructuras y Sistemas Territoriales (www. grupo.us.es/giest)