CATANDO PAISAJES COTIDIANOS COMO SIGNOS DE DESARROLLO

Por Juan F. Ojeda *

Como la felicidad, la salud o la sabiduría, el desarrollo es una de esas categorías que todo el mundo anhela, tanto a niveles personales como comunitarios. Pero tales anhelos pueden ser confusos si no se acotan sus definiciones, hasta el punto que pueden existir e incluso abundar los «tontos felices», los «enfermos saludables», los «sabios ignorantes» o los «pobres desarrollados».

El crecimiento es el incremento en la escala física de algo o de alguien, mientras que el desarrollo es un despliegue de cualidades. Igual que una persona que crece en estatura no tiene porqué desarrollarse neuronalmente, un territorio o una sociedad pueden crecer económicamente pero no desarrollarse. No obstante, lo normal es que suela ser necesario un cierto nivel de crecimiento económico para que se produzca el desarrollo, aunque hay momentos en los que el crecimiento puede ahogar al desarrollo, engullendo sus cualidades más distintivas.

Con el afán desmedido de ganancia y el mito del crecimiento sin freno hay sociedades que ponen precio a todos sus valores en un alarde de necedad explícitamente denostado por Antonio Machado: “Todo necio confunde valor y precio”. Y un valor bastante recurrente en este tipo de confusión es el del paisaje, cuando se relaciona solo con lo crematístico.

Los paisajes son, a la vez, expresiones duraderas del patrimonio de una comunidad y realidades percibidas desde sentimientos identitarios e instancias creativas. Por todo ello, pueden ser instrumentos idóneos para la presentación de las singularidades de un territorio en las redes globales. Porque en el actual contexto globalizado, sólo la progresiva conexión con las redes globales ofrece a un territorio y a una comunidad posibilidades reales de crecimiento económico, pero las oportunidades de un desarrollo cualitativo sólo procederán de la introducción cuidada de sus singularidades patrimoniales en dichas redes.

Dime en qué paisaje vives y te diré el nivel de desarrollo de tu comunidad

Y sus paisajes quizás constituyan las expresiones más compartidas y democráticas del legado de cualquier comunidad humana. De manera que el reconocimiento del valor patrimonial de sus propios paisajes podría ser un buen signo de su desarrollo contemporáneo: Dime en qué paisaje vives y te diré el nivel de desarrollo de tu comunidad

Como realidad trayectiva o medial entre unos objetos observables y sus propios observadores –una especie de yin/yang oriental-, el paisaje fue descubierto en occidente por los románticos. Naturalistas, geógrafos, filósofos, literatos y pintores románticos comparten un entendimiento analógico y comprensivo del mundo. Alexander von Humboldt estaba convencido de que por el progreso de la inteligencia se debían unir la ciencia y la poesía. Tal convicción fundamenta la perspectiva de la geografía moderna, en cuya concepción del paisaje convergen la idea de totalidad, la emergencia del sujeto y del saber ver, la potencia de las observaciones y de los saberes y la imbricación de inteligencia, ética y estética.Y todo ello enmarcado en un responsable sentido educador

Y en los aledaños del romanticismo y de la fenomenología alemana contemporánea aparece la hermenéutica, que puede constituirse en instrumento o camino riguroso para leer, comprender, interpretar y comunicar paisajes. Los catadores de café o de vino, por ejemplo, son hermeneutas que traducen a unos lenguajes comprensibles unos sabores o aromas, mostrando unos juicios de valor de lo catado, que –al usar un método que conjuga muchas categorizaciones- se acercan a lo que comúnmente se entiende por verdadero.

Leer o catar paisajes es un ejercicio hermenéutico que permite comprenderlos y valorarlos

En estos momentos estamos testando un método de aproximación a la lectura o “cata” de paisajes cotidianos en dos ámbitos bien distintos: La Sierra Morena de Huelva (Noroeste de Andalucía, España) y El Eje Cafetero Colombiano (Manizales, Pereira, Armenia). Tal lectura de paisajes transita por tres fases complementarias:

  • Desde la multidisciplinariedad primera, que –en una recopilación de gabinete- recoge diferentes aproximaciones previas para ofrecer claves comprensivas del ámbito y para elegir los paisajes concretos y significativos del mismo, que van a leerse directamente.
  • A la interdisciplinariedad, cuyo objetivo es hacer converger distintas miradas hacia aquellos paisajes elegidos, en una observación y lectura directa y compartida por los distintos miembros de un equipo interdisciplinar y que singulariza y sintetiza las siguientes categorías: límites, componentes principales, atributos y núcleo de sentido.
  • Y a la definitiva transdisciplinariedad, que enriquece los paisajes leídos con nuevos relatos creativos, sintéticos y comprensibles, añadiendo un eslabón a la cadena de interpretación en la que toda realidad paisajística está inmersa.
Belleza patrimonial decadente de los paisajes de Linares de la Sierra (Huelva)

Foto de Marta Rubio (ambientóloga y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Linares, primavera de 2012
Belleza patrimonial decadente de los paisajes de Linares de la Sierra (Huelva)
Foto de Marta Rubio (ambientóloga y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Linares, primavera de 2012

El patio y el corredor de la casa de baharaque funcionan como nodo y otero de los paisajes coloniales cafeteros de Colombia. Fotos de Jorge E. Osorio (arquitecto y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Pereira, verano de 2013
El patio y el corredor de la casa de baharaque funcionan como nodo y otero de los paisajes coloniales cafeteros de Colombia. Fotos de Jorge E. Osorio (arquitecto y miembro del equipo interdisciplinar de lectura). Pereira, verano de 2013

Con el desarrollo de este método, se pretende incitar o subrayar valoraciones patrimoniales de paisajes cotidianos tanto entre sus propios constructores o habitantes como entre los turistas que los visiten, de manera que unos y otros puedan disfrutarlos con mayor deleite, en el sano ejercicio de ciudadanía que constituye “paisajear” (neologismo definido por la Convención Europea del Paisaje como gozar o “congozar” con los paisajes)

Para mayor información:

-OJEDA RIVERA, J.F. Lectura transdisciplinar de paisajes cotidianos, hacia una valoración patrimonial. Método de aproximación. Revista INVI, vol. 28, Nº 78 (2013), p. 27-75 Santiago de Chile. Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. http://www.revistainvi.uchile.cl y http:// www.scielo.cl

-OJEDA RIVERA, J.F. Paisaje, patrimonio y desarrollo contemporáneo. Aplicación a los paisajes cafeteros colombianos, en CUELLAR, M. (edit) (2014): Miradas diversas. Arquitectura vernácula y paisajes culturales.p. 162-181. Sevilla, EnredARS y Red AVI (Arquitectura Vernácula Iberoamericana),. ISBN: 978-84-695-9827-6

*Juan Fco.Ojeda Rivera es profesor de Geografía de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y pertenece a la Red CYTED-(des)BORDES URBANOS (www.farq.edu.uy/des-bordes-urbanos) y al Grupo de Investigación en Estructuras y Sistemas Territoriales (www. grupo.us.es/giest)