¿Globalización o vuelta de los watchdogs de la Guerra Fría?

Ángel Calvo (UB)

Numerosos y reiterados hechos apuntan a que la Guerra Fría vuelve a estar de rabiosa actualidad. Un hecho puntual -el envenenamiento de un ex espía ruso en el Reino Unido- se ha convertido en pretexto para acciones de réplica y contrarréplica. Trump, en coordinación con aliados occidentales, ha expulsado a sesenta ciudadanos rusos de EEUU (New York Times, 26/3/2018) y Rusia ha ordenado el cierre del consulado norteamericano en San Petersburgo. Hay dos ingredientes a destacar para pensar en una reedición de enfrentamientos pasados: la medida en sí y el diseño de bloques antagónicos.

Para numerosos especialistas, el tema definitorio de la era posterior a la Guerra Fría ha sido la globalización (Eckes y Zeiler 2003, p. 238). Pero la evidencia muestra que el mundo está recuperando las políticas de embargo y sanciones propias de épocas pasadas (World Economic Forum 2015, p. 5).

Han vuelto las sanciones contra Rusia, a la vez que han surgido nuevas formas y controles comerciales occidentales contra Venezuela, Irán y Myanmar. Fuera de Occidente, China ha usado sanciones contra Japón y Filipinas por cuestiones marítimas, mientras que potencias emergentes con ejércitos menos poderosos -Georgia, Moldavia y Ucrania- han sufrido sanciones rusas para evitar su orientación hacia Occidente. Cuba, uno de los países emblemáticos en la aplicación de sanciones por EEUU -el bloqueo-, ha visto recrudecerse el embargo económico, impuesto por la administración Trump tras la distensión de la era Obama (New Yok Times, 7/11/2017).

Lo que en realidad quedaría de la pretendida globalización sería el desmantelamiento de los equilibrios de poder entre las dos grandes potencias, surgido de la Segunda Guerra Mundial, y la hegemonía  de una de ellas, es decir, de EEUU. Todo lo más, podríamos hablar de una erosión del poderío de esta superpotencia (McCoy 2017), o de su liderazgo global (Washington Post,28/12/2017), y de una larga transición hacia una nueva hegemonía mundial. Se trata de un nuevo escenario al que se viene aludiendo desde distintos ámbitos en estos años del nuevo milenio. Tal erosión en cualquiera de sus facetas no descarta reacciones poco risueñas frente a iniciativas de afirmación procedentes de zonas incluidas en un esquema de patio trasero de EEUU. Es el caso de las reacciones frente a organismos puestos en pie por diversos países de Latinoamérica y el Caribe, al estilo de la venezolana Alianza Bolivariana por las Américas o de la brasileña Unión de Naciones Suramericanas.

De lo apuntado se deduce una vuelta al clima de Guerra Fría y a respuestas concretas, pero también la existencia de instrumentos nuevos. Uno de ellos lo ejemplifica a la perfección la Oficina de control de activos extranjeros (OFAC), encargada de gestionar sanciones específicas a entidades designadas en los sectores financiero, energético y defensa de Rusia. Son conocidas por ello como sanciones sectoriales y están señaladas en cuatro directivas del Tesoro de EEUU correspondientes a 2014 (OFFICE OF FOREIGN ASSETS CONTROL, Sectoral Sanctions Identifications List, January 26, 2018).

Esto nos remite al corazón de la Guerra Fría, ese periodo de la división del mundo en dos bloques antagónicos de desigual envergadura, cimentado en el refuerzo de la cohesión interna en cada uno de los dos bloques, el rearme ideológico y la carrera armamentística. La OTAN en el lado occidental y el COMECON en el oriental protagonizaron esta nueva etapa de rearme y hostilidad. EEUU armó un complejo entramado de organizaciones, instituciones y normas legislativas al servicio de la defensa frente al bloque enemigo.

Pero EEUU necesitaba apoyarse en sus aliados para desplegar y hacer efectivas sus políticas. Junto al cuerpo legislativo, se dotó de dos instrumentos de control principales. Uno era el ChinCom, un comité de China, de carácter independiente y con controles muy estrictos. El segundo, denominado CoCom, fue creado en 1949, el mismo año que la OTAN y el puente aéreo de Berlín, con la misión de evitar que determinados bienes sensibles acabaran en manos del enemigo. Calificado de watchdog de EEUU, estaba integrado por todos los miembros de la OTAN excepto Irlanda más Japón. La existencia de este organismo nos brinda multitud de sonoros casos de espionaje, alta traición, bandolerismo y desvío de tecnología avanzada al bloque soviético, dignos de la mejor literatura y cinematografía.

La caída del muro de Berlín obligó a revisar muchas de las prácticas anteriores y el CoCom fue sustituido en 1996 por el Acuerdo de Wassenaar sobre control de exportaciones de armas convencionales y bienes y tecnología de doble uso.

Referencias

Eckes, Jr. Alfred E. y ‎Zeiler, Thomas W., Globalization and the American Century, CUP, Cambridge MA, 2003.

McCoy, Alfred W., In the Shadows of the American Century: The Rise and Decline of US Global Power, Haymarket, Chicago, 2017.

World Economic Forum, Geo-economics Seven Challenges to Globalization, WEF, Ginebra, 2015.

Para mayor información:

CALVO, A., ¿Geoeconomía frente a crecimiento económico? El control de las exportaciones de tecnología avanzada en la guerra fría: una aportación desde un país semiperiférico, España. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, 1.230, 15/3/2018.

Dis­po­ni­ble en: http://www.ub.edu/geocrit/bw-ig.htm

La música de las ciudades

by Magda Polo Pujadas

El arte sonoro utiliza al sonido, al ruido y al silencio como principales elementos expresivos, a la vez que implica una conciencia muy estructurada del elemento sónico en las obras de los artistas. Las músicas experimentales aparecidas después de la Segunda Guerra Mundial tales como la música concreta, la electrónica y la aleatoria potenciaron las esculturas sonoras, las instalaciones sonoras y el audioarte, entre otras prácticas que empezaron a fructificar desde los años 50 hasta nuestros días.

La música de las ciudades pasa a ser, desde entonces, un foco de interés no solo por los músicos canadienses del paisaje sonoro como R. Murray Schafer sino también para artistas de distinta procedencia que empiezan a construir las denominadas esculturas sonoras. Estas que se componen de instrumentos, estructuras o grabaciones que posibilitan nuevas prácticas de ejecución y nuevas maneras de escuchar y participar interactivamente con la música, a fin de que nuestra capacidad auditiva y visual se amplíe y encuentre nuevas fuentes sonoras y nuevos contextos en los que escuchar una determinada «música».

Consecuentemente, es importante tener presente que las esculturas sonoras nacen de una praxis compartida entre la experiencia artística, la experiencia estética y la experiencia acústica, tomando como premisa básica la esencia de los instrumentos musicales para explorar formas capaces de producir inesperados resultados sonoros y visuales en los oyentes y en los propios artistas. Es, por así decirlo, una experiencia imago-acústico-estética que te lleva a descubrir o a redescubrir unas partituras gráficas sonoras en la ciudad o lugar en el que habitamos. Para echar luz sobre este tema podemos remitirnos a distintos ejemplos que creemos sobresalientes para ver cómo lo sonoro ha interactuado con la ciudad creando su propia música.

En primer lugar, nos remitiremos a las esculturas sonoras de los hermanos François y Bernard Baschet. Estas son esculturas o instrumentos instalados en diferentes ciudades, tanto en espacios externos e internos públicos y privados, de todo el mundo, con la finalidad de que el usuario experimente el hecho de ser músico. Las estructuras musicales Baschet van destinadas al gran público. Con este proyecto interactivo se quiere que cualquier persona pueda “subir al escenario” y tocar las esculturas sin que deba tener conocimientos musicales. Lo que prima en lo experiencial por parte del público es lo artístico, que no se sienta limitado ante la posibilidad de experimentar, que se incluya en el acto musical. Tocando las esculturas accede a un resultado sonoro, a partir de la toma de contacto con el material y la forma que tienen las esculturas. La base estética de esta aproximación del arte al público se genera a partir de la creencia de que todo el mundo tiene un sentido lúdico. El arte no se concibe desde el punto de vista de su sacralización sino desde el punto de vista de su capacidad de generar una empatía con los que la observan y miran con ganas de tocarlos.

En segundo lugar, haremos referencia a los conciertos de campanas de Llorenç Barber . Los conciertos de ciudades o los también conocidos como Ciudadanos Conciertos de Campanas han representado una aportación destacable a la hora de utilizar un patrimonio urbano, los campanarios, como instrumentos que han posibilitado realizar conciertos únicos e irrepetibles en los que el tiempo ha sido el elemento común y el espacio el elemento divergente. Cada ciudad tiene una orografía distinta y los campanarios una sonoridad concreta. Los códigos de sus sonidos han permitido acercar el pasado a la contemporaneidad de las calles, de las plazas, de los rincones más emblemáticos de una urbe. En los conciertos el individuo vive continuamente inmerso en los sonidos emitidos por diferentes focos espaciales que le transmiten una memoria individual y colectiva. El oyente puede seleccionar la escucha y descubrir el espacio a partir del oído. Los campanarios son los instrumentos y la ciudad una gran resonador.

Y por último, y en tercer lugar, no podemos olvidar las esculturas sonoras de Bill Fontana o la recuperación del sonido y de los ruidos que se han perdido en viejas estaciones de trenes, edificios abandonado…, en las grandes ciudades que, gracias a la grabación que ha realizado el artista de sus sonidos propios o impropios, pueden volver a habitarlos. Las obras de Fontana responden a la voluntad de expandir las esculturas buscándoles un nuevo lugar donde resonar. Cada uno de los sonidos de un espacio concreto dentro de un mismo contexto conserva su propio campo sónico. El multiperspectivismo de los sonidos es uno de los objetivos estéticos que ha perseguido este artista en ciudades como Nueva York, San Francisco, Berlín, Colonia, París, Amsterdam, Estocolmo, etc.

El proceso de democratización que se vivió a raíz de la posmodernidad tuvo unas consecuencias que repercutieron en el papel del usuario de arte y en el papel del contexto artístico. La inclusión del usuario (término hartamente utilizado hoy en día en cualquier proyecto artístico y social) y la consideración de que las salas de exposiciones pueden ser las mismas calles o plazas, implica que lo público está ganando terreno a lo privado, a pesar de que a las obras de estos artistas muchas veces se las califica de acontextuales. El término que aparece entonces alrededor de los años 1970 y que está en boga actualmente es el de «site-specific» que se refiere a un tipo de trabajo artístico específicamente diseñado para un lugar en particular, de lo que se desprende una interrelación única con el espacio y también una determinada carga semántica en función del lugar que ocupe o de los lugares que acojan una determinada obra. El contexto, el lugar, hará a la obra en cada momento. El espacio la determinará, tanto en su significado, como en su recepción estética.

La ciudad siempre ha sido un constante emisor de signos, de sonidos cambiantes que transforman la silueta acústica de sus calles, de sus plazas, de sus parques… Podríamos decir que hay una música de “la ciudad” (el del tráfico, el del pasar de sus gentes, el de los aviones…) pero difícilmente podríamos encontrar dos ciudades que tuvieran la misma música, es decir, sería imposible recrear dos ciudades con los mismos sonidos, los sonidos de “una ciudad” son particulares y únicos. Cada ciudad, según la hora del día, según la estación y según la cultura tiene un paisaje sonoro específico, como el de su skyline. Wolf Vostell, Marina Abramovic, Max Neuhaus, Isabel López Barrio, José Luis Carles y un largo etcétera también son ejemplos a tener en cuenta y que han partido de los estudios acústicos de las ciudades para elaborar distintos paisajes sonoros con esta conciencia.

Esculturas sonoras de los hermanos Baschet
Esculturas sonoras de los hermanos Baschet

Para mayor información:

POLO PUJADAS, Magda; «Esculturas sonoras y paisaje urbano», en Miguel Ángel Chaves Martín (ed.); Ciudad y artes visuales, Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2016. ISBN: 978-84-617-5583-7, pp. 311-312.

Contra la esclavitud y la extorsión

Antonio Gil Albarracín

Doctor en Historia.

Académico correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada, de San Fernando de Madrid y de Alfonso X el Sabio de Murcia.

En el pasado el mar ha sido la principal vía de comunicación y transporte de la Humanidad, situación que se mantiene a pesar del enorme desarrollo en buena parte de la tierra, desde hace dos siglos, de las infraestructuras terrestres, viarias y ferroviarias, y durante el último siglo del desarrollo de la aviación.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad el mar ha sido la principal vía de comunicación entre aquellos territorios costeros que han contado con las ventajas proporcionadas por la facilidad de acceso a dicho medio; este hecho ha dado lugar a que los habitantes se asentaran junto a unas costas que siempre han disfrutado de las ventajas de la comunicación marítima. Sin embargo la accesibilidad, que ha facilitado la difusión de personas, ideas, cultivos y tecnologías, también ha permitido las agresiones de todo tipo, con su reguero de destrucción, saqueo, extorsión y muerte o esclavitud de los apresados.

A orillas del mar se han formado Estados e Imperios y se ha producido el enfrentamiento entre aquellos que disputaran la hegemonía sobre el territorio a los que lo controlaban o se habían establecido en el mismo. Sirvan de ejemplos los sucesivos enfrentamientos entre Roma y Cartago, que acabarían con la destrucción de este último o los seculares enfrentamientos hispano-británicos en el océano Atlántico.

Estos enfrentamientos obligaron a los mandatarios a contratar ingenieros militares y encargarles proyectos de fortificación de los puertos más codiciados y activos de las costas en disputa. Sirvan de muestra las fortificaciones de Cádiz o Cartagena de Levante, en Europa, Mazalquivir, en África, o Cartagena de Indias, La Habana, o San Juan de Puerto Rico, en América, entre otros muchos.

Normalmente se recuerda con merecida repugnancia la trata de población de color que trasladó a la fuerza a millones de personas desde África a América, pero resulta mucho menos conocida la esclavitud padecida por habitantes europeos trasladados a África, tras haber sido apresados en ataques, que también dejaban familiares y conocidos sometidos a la extorsión del rescate para recuperar la libertad de dichos cautivos, que solo a veces se lograba.

El enfrentamiento desarrollado entre los siglos XV y XVIII entre los asaltantes musulmanes afincados en la costa meridional mediterránea, bajo la tutela del Imperio Turco, y los habitantes de las costas septentrionales de dicho mar, especialmente italianos y españoles, se ha tildado de guerra de baja intensidad, como si las víctimas de dichas acciones no sufrieran la guerra en toda su intensidad.

Durante la antigüedad y la edad media se construyeron atalayas y fortificaciones diversas que facilitaran la defensa de la costa, con especial preocupación por sus puertos, ciudades y poblaciones principales. Sin embargo sería durante el reinado de Felipe II cuando la Corona encargó planes de defensa a ingenieros militares que erizaran de defensas las costas europeas del Mediterráneo, formando una sucesión de fortificaciones, comunicadas visualmente entre sí, con el fin de alertar a las poblaciones inmediatas y convocar a los vecinos agrupados en milicias armadas para el socorro de las costas agredidas.

La empresa acometida durante el reinado de Felipe II fue de extraordinaria complejidad, como se puede comprobar en el estudio pormenorizado de dicho proyecto en un sector en la costa de Murcia, encomendado a Juan Bautista Antonelli y a Vespasiano Gonzaga Colonna, ambos italianos pero súbditos de la Monarquía. El primero reconocido ingeniero militar. El segundo aristócrata que desempeñó varios virreinatos al servicio de Felipe II, con amplios conocimientos de ingeniería militar, que le permitieron proyectar la ciudad renacentista ideal de Sabbioneta, en el valle del Po, que fue incluida el año 2008 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El proyecto de fortificación, que habría de ser sufragado por los vecinos de la zona a defender, incluía un elevado número de torres o atalayas, mayor en el proyecto de Antonelli que en el de Gonzaga; sin embargo, probablemente por motivos económicos solo parte de ellas fueron erigidas en las décadas siguientes, siguiendo normalmente un modelo de torre hexagonal que fue propuesto por Vespasiano Gonzaga y adoptado por Juan Bautista Antonelli.

Más allá de la eficacia del dispositivo defensivo establecido en las costas europeas, que indudablemente dificultaría las acciones enemigas y alertaría a los habitantes próximos a las costas para que pusieran a salvo sus propiedades y sus propias vidas; serían los tratados de Paz y Comercio firmados por la Monarquía española, durante el reinado de Carlos III, con los poderes africanos situados a orilla del Mediterráneo y el Imperio Turco, los que liquidaron esta guerra de baja intensidad que se mantuvo brutalmente activa durante tres siglos, sometiendo a la esclavitud buena parte de la población de la costa europea del Mediterráneo.

Para mayor información:

GIL ALBARRACÍN, Antonio. La defensa de la costa de Lorca en los siglos XVI y XVII. Alberca, 15. Lorca (Murcia), pp. 169-240.

La evolución de la montaña y el interés de una formación académica específica

Ignasi Aldomà Buixadé *

La preocupación por el desarrollo de las áreas de montaña se encuentra inscrita en el corazón de las políticas sociales y de reequilibrio territorial de los estados europeos. Por sus particulares circunstancias, Suiza representa un país predecesor, con su Ley Forestal centenaria y su Aide aux Montagnards de 1943. En el contexto de la Política Agrícola Comunitaria (PAC) aparecía en el año 1975 la Directiva Europea sobre Agricultura de Montaña, que será seguida por las medidas de desarrollo rural de la Unión Europea que afectan de manera especial estas áreas. Mientras, los principales países europeos abordaban leyes específicas de desarrollo regional para las áreas de montaña. El origen de estas políticas estaba en todos los casos claramente justificado: las serias dificultades de desarrollo económico y social de las áreas de montaña.

Dos aspectos intrínsecamente asociados explican el deterioro de las regiones de montaña: una industrialización centrada en las ciudades que drenaban población y recursos del entorno rural y una crisis de la base productiva agraria correlativa a un aumento de productividad y una tecnificación para satisfacer la demanda urbana de alimento y mano de obra. Con unos resultados particularmente negativos en las áreas de montaña, donde la rugosidad del relieve, el rigor del clima y las distancias dificultaban la reconversión del sector agrario y la implantación industrial.

Los dos procesos no han dejado de incidir en las áreas de montaña; pero a partir de los años 1980 asistimos a una transformación económica y social que abrirá nuevas oportunidades: el desarrollo del turismo y de la sociedad de servicios en general. El desarrollo del esquí abrirá las puertas al turismo de masas en algunos valles de la comarcas alpinas, que verán renacer así su economía y su demografía. Mientras se expande un poco por todas partes el turismo de ocio en la naturaleza, el cultural o, más recientemente, el relacionado con los deportes de aventura, que se sumaran a prácticas anteriores como el termalismo, la caza y la pesca o, incluso, el turismo religioso. En un trabajo general más reciente pudimos realizar un amplio balance de esta evolución que presenta diversas facetas de una transformación en la que de una montaña económicamente pobre, culturalmente atrasada y deficitaria en servicios e infraestructuras pasamos a una montaña en la cual los ingresos, las formas de vida y una buena parte de los servicios se asemejan a los de los medios urbanos.

Esto era así o, como mínimo, aparecía de este modo en el horizonte de las áreas de montaña hasta que los cambios del último decenio abren nuevos horizontes que se perfilan amenazantes para las áreas de montaña (Atlas de la nueva ruralidad, 2009 y 2015). La ganadería de montaña y la explotación forestal de los montes se ve seriamente perjudicada en unos mercados mundiales alimentarios muy abiertos. Mientras las clases sociales medias se enfrentan a la limitación de sus rentas y han de controlar el gasto turístico y de segundas residencias. La práctica del esquí ha llegado a su techo y las estaciones tienen delante retos de competitividad económica y adaptación ambiental. Las administraciones públicas se enfrentan a limitaciones presupuestarias a la hora de cubrir infraestructuras y servicios tan necesarios y tan caros como los que requieren las pequeñas comunidades aisladas que viven en el difícil medio montano. La demografía muestra otra vez síntomas de deterioro y el cambio climático amenaza con una desarticulación de la organización de la vida en los pisos montanos.

En Europa o en Latinoamérica las áreas de montaña y las áreas con limitaciones ambientales específicas en general, han sufrido desde siempre por sus particularidades físicas: la adaptación de la agricultura y la explotación forestal a los pendientes, los problemas y sobreesfuerzos de movilidad relacionados con el aislamiento, las distancias y los pendientes, los períodos largos de inactividad derivados de la presencia de nieve y las condiciones climáticas adversas, la baja productividad del medio derivada de esas mismas condiciones, los riesgos de todo tipo derivados de las fuertes pendientes de montaña y de los acontecimientos meteorológicos excepcionales. En un medio económico relativamente cerrado los valles organizaron una economía a su medida relativamente estable y resiliente; pero sus ventajas se convirtieron en problemas con la apertura comercial y cultural.

En resumen, pues, las áreas de montaña agrupan una parte substancial de los municipios rurales que suman a las condiciones generales de baja densidad demográfica, unas dificultades físicas específicas que repercuten en su desarrollo socioeconómico y requieren un tratamiento especial por parte de los agentes públicos y privados. A los problemas demográficos característicos de las áreas rurales, las áreas de montaña unen los derivados de las limitaciones de tipo ambiental y el aislamiento que encarecen y dificultan las actividades productivas, de manera que el estudio y conocimiento de constituye también una buena introducción a los problemas del medio rural.

En el caso de la montaña el turismo hizo albergar en los tres últimos decenios la esperanza de un desarrollo económico y una sostenibilidad demográfica, pero la crisis económica del último decenio ha vuelto a poner de manifiesto las dificultades de estos territorios y suscita nuevamente el interés de un tratamiento específico de estas áreas. En este contexto, geógrafos, científicos sociales y actores de los espacios montanos necesitan renovar y fortalecer sus bases formativas, factor que ha inducido a los departamentos de Geografía de la Universitat de Lleida, Universitat de Girona, Universitat de Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona y Universitat Rovira i Virgili a crear un Máster Oficial en Gestión de Áreas de Montaña.1 La formación de profesionales capaces de aportar soluciones innovadoras y viables dentro de los marcos normativos y las políticas vigentes, personas capacitadas para el trabajo en –y el liderazgo de- equipos interdisciplinares en organismos públicos y entidades, así como para generar acciones de emprendimiento constituye una base imprescindible para la gestión sostenible y dinamización económica de los espacios de montaña y áreas rurales afines.

(*) Ignasi Aldomà Buixadé. Departamento de Geografía i Sociología de la Universitat de Lleida.

1 . Más información sobre la maestría: www.mastermuntanya.udl.cat / contacto:

mastermuntanya@udl.cat

Contra la esclavitud y la extorsión

Antonio Gil Albarracín

Doctor en Historia.

Académico correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada, de San Fernando de Madrid y de Alfonso X el Sabio de Murcia.

En el pasado el mar ha sido la principal vía de comunicación y transporte de la Humanidad, situación que se mantiene a pesar del enorme desarrollo en buena parte de la tierra, desde hace dos siglos, de las infraestructuras terrestres, viarias y ferroviarias, y durante el último siglo del desarrollo de la aviación.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad el mar ha sido la principal vía de comunicación entre aquellos territorios costeros que han contado con las ventajas proporcionadas por la facilidad de acceso a dicho medio; este hecho ha dado lugar a que los habitantes se asentaran junto a unas costas que siempre han disfrutado de las ventajas de la comunicación marítima. Sin embargo la accesibilidad, que ha facilitado la difusión de personas, ideas, cultivos y tecnologías, también ha permitido las agresiones de todo tipo, con su reguero de destrucción, saqueo, extorsión y muerte o esclavitud de los apresados.

A orillas del mar se han formado Estados e Imperios y se ha producido el enfrentamiento entre aquellos que disputaran la hegemonía sobre el territorio a los que lo controlaban o se habían establecido en el mismo. Sirvan de ejemplos los sucesivos enfrentamientos entre Roma y Cartago, que acabarían con la destrucción de este último o los seculares enfrentamientos hispano-británicos en el océano Atlántico.

Estos enfrentamientos obligaron a los mandatarios a contratar ingenieros militares y encargarles proyectos de fortificación de los puertos más codiciados y activos de las costas en disputa. Sirvan de muestra las fortificaciones de Cádiz o Cartagena de Levante, en Europa, Mazalquivir, en África, o Cartagena de Indias, La Habana, o San Juan de Puerto Rico, en América, entre otros muchos.

Normalmente se recuerda con merecida repugnancia la trata de población de color que trasladó a la fuerza a millones de personas desde África a América, pero resulta mucho menos conocida la esclavitud padecida por habitantes europeos trasladados a África, tras haber sido apresados en ataques, que también dejaban familiares y conocidos sometidos a la extorsión del rescate para recuperar la libertad de dichos cautivos, que solo a veces se lograba.

El enfrentamiento desarrollado entre los siglos XV y XVIII entre los asaltantes musulmanes afincados en la costa meridional mediterránea, bajo la tutela del Imperio Turco, y los habitantes de las costas septentrionales de dicho mar, especialmente italianos y españoles, se ha tildado de guerra de baja intensidad, como si las víctimas de dichas acciones no sufrieran la guerra en toda su intensidad.

Durante la antigüedad y la edad media se construyeron atalayas y fortificaciones diversas que facilitaran la defensa de la costa, con especial preocupación por sus puertos, ciudades y poblaciones principales. Sin embargo sería durante el reinado de Felipe II cuando la Corona encargó planes de defensa a ingenieros militares que erizaran de defensas las costas europeas del Mediterráneo, formando una sucesión de fortificaciones, comunicadas visualmente entre sí, con el fin de alertar a las poblaciones inmediatas y convocar a los vecinos agrupados en milicias armadas para el socorro de las costas agredidas.

La empresa acometida durante el reinado de Felipe II fue de extraordinaria complejidad, como se puede comprobar en el estudio pormenorizado de dicho proyecto en un sector en la costa de Murcia, encomendado a Juan Bautista Antonelli y a Vespasiano Gonzaga Colonna, ambos italianos pero súbditos de la Monarquía. El primero reconocido ingeniero militar. El segundo aristócrata que desempeñó varios virreinatos al servicio de Felipe II, con amplios conocimientos de ingeniería militar, que le permitieron proyectar la ciudad renacentista ideal de Sabbioneta, en el valle del Po, que fue incluida el año 2008 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El proyecto de fortificación, que habría de ser sufragado por los vecinos de la zona a defender, incluía un elevado número de torres o atalayas, mayor en el proyecto de Antonelli que en el de Gonzaga; sin embargo, probablemente por motivos económicos solo parte de ellas fueron erigidas en las décadas siguientes, siguiendo normalmente un modelo de torre hexagonal que fue propuesto por Vespasiano Gonzaga y adoptado por Juan Bautista Antonelli.

Más allá de la eficacia del dispositivo defensivo establecido en las costas europeas, que indudablemente dificultaría las acciones enemigas y alertaría a los habitantes próximos a las costas para que pusieran a salvo sus propiedades y sus propias vidas; serían los tratados de Paz y Comercio firmados por la Monarquía española, durante el reinado de Carlos III, con los poderes africanos situados a orilla del Mediterráneo y el Imperio Turco, los que liquidaron esta guerra de baja intensidad que se mantuvo brutalmente activa durante tres siglos, sometiendo a la esclavitud buena parte de la población de la costa europea del Mediterráneo.

Para mayor información:

GIL ALBARRACÍN, Antonio. La defensa de la costa de Lorca en los siglos XVI y XVII. Alberca, 15. Lorca (Murcia), pp. 169-240.

El espacio público: ¿un ingrediente de la precariedad urbana?

En las últimas décadas se ha puesto de relieve que el espacio público es un componente esencial de la calidad de vida urbana. Su condición de lugares de interacción social, de expresión comunitaria y de identidad vecinal, visible en el apego de los ciudadanos hacia sus plazas y parques, así lo corroboran. El interrogante que aquí se plantea es: ¿pueden también estos ámbitos de vida colectiva actuar como factores en el reforzamiento de la precariedad urbana? El análisis en las periferias desfavorecidas de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) trata de realizar alguna aportación sobre ese particular.

La forma, función y significados ciudadanos del espacio público es una manifestación más de los desequilibrios territoriales. La ruptura es evidente entre los lugares de relación social que constituyen elementos centrales del urbanismo, de la cultura y de la ciudadanía urbana y los que no facilitan la convivencia e integración vecinal y resultan pobres en la generación de sentido de pertenencia. En el marco del urbanismo neoliberal la producción del espacio público apunta en esta última dirección, tanto en aquellos lugares que canalizan la mayor parte de las inversiones públicas, al insertarse en las estrategias de competitividad y marketing urbanas, como en los identificables en las áreas socialmente más vulnerables, escasos en cantidad y de ínfima calidad. En efecto, la potenciación de los espacios públicos apropiados para el posicionamiento de la ciudad en el mercado global es simultánea a su desatención en periferias desfavorecidas, donde la situación de los lugares de relación vecinal puede convertirse en un factor añadido a su vulnerabilidad social.

Un indicador de la vitalidad de la sociabilidad comunitaria es la frecuentación, el número y la diversidad de usuarios de los espacios públicos. Su limitado valor como ámbitos compartidos de convivencia en las zonas no centrales de la ciudad de estudio se evidencia al comprobar la baja presencia de usuarios y el predominio de unos grupos en detrimento de otros. Los varones frecuentan los lugares de relación más que las mujeres y son significativas las ausencias tanto de los jóvenes como de los mayores en unos espacios que no parecen responder de modo satisfactorio a sus necesidades.

Las plazas y parques de estos barrios precisan intervenciones que mejoren su calidad y subsanen su actual carencia de vegetación, su pobre mobiliario, reducida accesibilidad y escaso mantenimiento y los transformen en centros efectivos de sociabilidad. No es solo una cuestión de mejoras dotacionales, sino también es necesaria una dinamización social que haga posible que ocupen una posición destacada en la vida diaria de los residentes y ayuden a fortalecer su sentido del lugar. Ello motivaría una mayor frecuentación y estimularía la convivencia vecinal, la integración y el reforzamiento de vínculos comunitarios.

Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.
Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

La calidad del espacio público en las diferentes áreas de la ciudad es uno de los testimonios de los procesos de segregación existentes y, a la vez, contribuye al reforzamiento de la precariedad y a su perpetuación en los barrios desfavorecidos. Un papel fundamental es el que debe jugar la administración para garantizar ese derecho ciudadano, pues la vulnerabilidad de estas periferias urbanas no solamente radica en sus dificultades económicas y sociales, sino también en las carencias materiales de sus espacios cotidianos de vida. Por tanto, desde esta perspectiva, la mejora de la calidad del espacio público en estas áreas se postula como un requisito fundamental para conseguir una ciudad menos segregada y en la que no imperen únicamente las dinámicas del mercado que tienden a favorecer a los sectores sociales y urbanos mejor posicionados.

Para mayor información:

García-Hernández, Juan Samuel. “El espacio público en periferias desfavorecidas: Añaza y Santa Clara paradigmas de vulnerabilidad socioespacial en Santa Cruz de Tenerife”. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2017, vol. XXI, nº 571. Disponible en <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19719/22055>

Juan Samuel García-Hernández es Licenciado en Geografía e Investigador Predoctoral en el Departamento de Geografía e Historia de La Universidad de La Laguna.

Islam y feminismo ¿son compatibles? La postura del pensador tunecino Tahar Haddad

Tatiana Hernández-Justo *

Mucho se ha hablado sobre la compatibilidad o no del islam y el movimiento feminista. En la actualidad, esta relación sigue suscitando toda clase de opiniones y acalorados debates: ¿es posible un feminismo “islámico”? ¿Puede un movimiento liberador estar inspirado en una religión? ¿Existe un enfoque feminista del islam? La historia no es nueva, ni mucho menos. El debate estuvo presente desde el origen de los diversos movimientos feministas en los países islámicos y árabes, donde autores de reconocido prestigio, como el egipcio Qasim Amin (padre del feminismo en su patria), se cuestionaban precisamente esto.

El tunecino Tahar Haddad, que vivió durante las primeras décadas del siglo XX, es considerado el pionero del feminismo en su patria y su pensamiento sentó las bases del Código de Estatuto Personal de Túnez, frecuentemente alabado por ser el más progresista de los que rigen los países árabes. Estos códigos, que rigen cuestiones relacionadas con el matrimonio y su disolución, la tutela de los hijos o la herencia, son uno de los principales caballos de batalla del feminismo árabe. Pero ¿qué hace que el de Túnez sea visto como el más vanguardista y moderno de todos? La respuesta es clara: la inspiración en las teorías de Haddad.

Tahar Haddad recibió una educación claramente tradicionalista: acudió primero a la escuela coránica y, más tarde, a la gran mezquita-universidad de al-Zaytuna. No obstante, fue un reformista innato que luchó por la independencia de su país (por ejemplo, se unió al partido nacionalista, llamado Dustur, en el momento de su fundación) y por la reforma de su sociedad.

Escribió varias obras de diverso tipo, como artículos periodísticos, poemas o libros, y su obra más importante, Nuestra mujer en la ley islámica y la sociedad, sentó las bases para ese código tan moderno del que hablábamos. En este libro, que contiene toda su teoría feminista, Haddad analiza la situación de las mujeres tunecinas de su época y ofrece las soluciones que estima oportunas. Pero, ¡ojo!, siempre lo hizo basándose en el Corán. Es decir, Haddad no proponía una ruptura con lo anterior ni con la religión, sino una relectura del texto sagrado para adaptarlo a los tiempos que le habían tocado vivir. Precisamente este es el punto de partida de los reformistas musulmanes de la época: releer los textos sagrados del islam desde una perspectiva contemporánea.

En esta clave ve el autor las aleyas (versículos coránicos) que tratan sobre la poligamia y el repudio. La poligamia, una práctica preislámica que permitía al hombre contraer matrimonio con más de una mujer, fue limitada por el Corán de tal forma que sólo cuatro mujeres estaban permitidas (frente a las ilimitadas mujeres de la época anterior a la revelación). Las aleyas que se referían a esta cuestión eran, principalmente, dos:

“Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces, casaos con las mujeres que os gusten: dos, tres o cuatro. Pero, si teméis no obrar con justicia, entonces con una sola o con vuestras esclavas. Así, evitaréis mejor el obrar mal”.

Corán, azora IV, aleya 3.

Esta aleya se reveló tras una guerra que habían dejado tras de sí numerosas viudas y huérfanos. Para evitar que estuvieran desprotegidos en un contexto tan duro como el de Arabia, el Corán permite a los hombres contraer matrimonio con un máximo de cuatro mujeres.

No obstante, más adelante Dios revela esta otra aleya: “no podréis ser justos con vuestras mujeres, aun si lo deseáis”. Haddad la interpreta de la siguiente manera: si la condición para la poligamia es ser justo y Dios sabe que no podremos serlo, ¡Dios está prohibiendo la poligamia!, porque la condición para que sea válida es imposible.

“No podréis ser justos con vuestras mujeres, aun si lo deseáis. No seáis, pues, tan parciales que dejéis a una de ellas como en suspenso. Si ponéis paz y teméis a Alá,… Alá es indulgente, misericordioso”.

Corán, azora IV, aleya 129.

Esta relectura la retoman hoy en día la mayoría de movimientos feministas del mundo islámico (y también, lógicamente, del Mundo Árabe, donde la mayoría de la población es musulmana y los códigos de estatuto personal se rigen por esta religión). No es el único puente entre Haddad y el feminismo árabe de la actualidad. El repudio, abolido por primera vez en el mundo árabe en Túnez, fue otro de los puntos que trató Haddad.

De una u otra forma, está claro que para Tahar Haddad, el islam y el feminismo eran compatibles siempre que el primero se liberara de los mensajes machistas que se le habían ido sumando a lo largo de los años y que, en su opinión, partían de la tradición y no de la Ley de Dios. La cuestión sigue vigente en la actualidad, con movimientos islamistas que no lo tienen tan claro… Pero, sea como fuere, una apropiada relectura coránica nos permite entender el punto de vista de este pensador tunecino que, si por algo se conoció para la posteridad, fue por su fervorosa lucha en pro de la liberación de las mujeres árabes.

Para mayor información

HERNÁNDEZ-JUSTO, T. El papel del Islam en el pensamiento feminista de Ṭāhar al-Ḥaddād. En Feminismo/s. 2016, no. 28, pp. 133-146. DOI: 10.14198/fem.2016.28.05

* Tatiana Hernández-Justo es contratada predoctoral FPU de la Universidad de Granada.

El espacio público: ¿un ingrediente de la precariedad urbana?

En las últimas décadas se ha puesto de relieve que el espacio público es un componente esencial de la calidad de vida urbana. Su condición de lugares de interacción social, de expresión comunitaria y de identidad vecinal, visible en el apego de los ciudadanos hacia sus plazas y parques, así lo corroboran. El interrogante que aquí se plantea es: ¿pueden también estos ámbitos de vida colectiva actuar como factores en el reforzamiento de la precariedad urbana? El análisis en las periferias desfavorecidas de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) trata de realizar alguna aportación sobre ese particular.

La forma, función y significados ciudadanos del espacio público es una manifestación más de los desequilibrios territoriales. La ruptura es evidente entre los lugares de relación social que constituyen elementos centrales del urbanismo, de la cultura y de la ciudadanía urbana y los que no facilitan la convivencia e integración vecinal y resultan pobres en la generación de sentido de pertenencia. En el marco del urbanismo neoliberal la producción del espacio público apunta en esta última dirección, tanto en aquellos lugares que canalizan la mayor parte de las inversiones públicas, al insertarse en las estrategias de competitividad y marketing urbanas, como en los identificables en las áreas socialmente más vulnerables, escasos en cantidad y de ínfima calidad. En efecto, la potenciación de los espacios públicos apropiados para el posicionamiento de la ciudad en el mercado global es simultánea a su desatención en periferias desfavorecidas, donde la situación de los lugares de relación vecinal puede convertirse en un factor añadido a su vulnerabilidad social.

Un indicador de la vitalidad de la sociabilidad comunitaria es la frecuentación, el número y la diversidad de usuarios de los espacios públicos. Su limitado valor como ámbitos compartidos de convivencia en las zonas no centrales de la ciudad de estudio se evidencia al comprobar la baja presencia de usuarios y el predominio de unos grupos en detrimento de otros. Los varones frecuentan los lugares de relación más que las mujeres y son significativas las ausencias tanto de los jóvenes como de los mayores en unos espacios que no parecen responder de modo satisfactorio a sus necesidades.

Las plazas y parques de estos barrios precisan intervenciones que mejoren su calidad y subsanen su actual carencia de vegetación, su pobre mobiliario, reducida accesibilidad y escaso mantenimiento y los transformen en centros efectivos de sociabilidad. No es solo una cuestión de mejoras dotacionales, sino también es necesaria una dinamización social que haga posible que ocupen una posición destacada en la vida diaria de los residentes y ayuden a fortalecer su sentido del lugar. Ello motivaría una mayor frecuentación y estimularía la convivencia vecinal, la integración y el reforzamiento de vínculos comunitarios.

Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

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Espacios públicos de la periferia urbana de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: el autor.

La calidad del espacio público en las diferentes áreas de la ciudad es uno de los testimonios de los procesos de segregación existentes y, a la vez, contribuye al reforzamiento de la precariedad y a su perpetuación en los barrios desfavorecidos. Un papel fundamental es el que debe jugar la administración para garantizar ese derecho ciudadano, pues la vulnerabilidad de estas periferias urbanas no solamente radica en sus dificultades económicas y sociales, sino también en las carencias materiales de sus espacios cotidianos de vida. Por tanto, desde esta perspectiva, la mejora de la calidad del espacio público en estas áreas se postula como un requisito fundamental para conseguir una ciudad menos segregada y en la que no imperen únicamente las dinámicas del mercado que tienden a favorecer a los sectores sociales y urbanos mejor posicionados.

Para mayor información:

García-Hernández, Juan Samuel. “El espacio público en periferias desfavorecidas: Añaza y Santa Clara paradigmas de vulnerabilidad socioespacial en Santa Cruz de Tenerife”. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 2017, vol. XXI, nº 571. Disponible en <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19719/22055>

Juan Samuel García-Hernández es Licenciado en Geografía e Investigador Predoctoral en el Departamento de Geografía e Historia de La Universidad de La Laguna.

NATURALIZAR MEGALÓPOLIS. CHEONGGYECHEON, RÍO URBANO EN EL CORAZÓN DE SEÚL.

El concepto de megalópolis aparece definido en la obra de Lewis Mumford, en especial en su canónica Historia de la ciudad (Nueva York, 1961), como la anticiudad. Según Mumford, la megalópolis reduce las sociedades humanas a abstracciones financieras calculables –pies cuadrados de espacio rentable, acres de intercambios de tránsito, millas de supercarreteras y millones de dólares imponibles sobre bienes raíces–, en contraposición a la ciudad histórica autosuficiente, variada, multiforme, compleja y concentrada socialmente.

Seguramente el fenómeno urbano es menos dicotómico que el del planteamiento munfordiano, y tanto la metrópolis como la ciudad histórica están llenas de contradicciones de todo tipo (espaciales, culturales, económicas, políticas, etc.). En general, eso sí, hay coincidencia en señalar a la ciudad como una de las mayores creaciones humanas.

Seúl, la capital de Corea del Sur, es en la actualidad una de las mayores megalópolis mundiales. Con más de veinte millones de personas es una de las grandes aglomeraciones humanas del planeta. A pesar de su tamaño, quien llega a Seúl se encuentra con más de un motivo positivo de asombro. El primero: el aeropuerto internacional de Incheon, considerado durante bastantes años como el mejor del mundo; en segundo lugar, una red suburbana muy amplia, eficiente, limpia y moderna. Esta se empezó a construir a mediados de la década de 1970 y se ha convertido en una de las mejor valoradas del planeta. Otros elementos positivos para el viajero son tanto la sensación de seguridad que se respira como la amabilidad de sus gentes.

Desde hace ya algunos años se habla del milagro en el río Han, por el nombre del cauce principal que atraviesa la ciudad. Seúl ha pasado en los últimos cincuenta años de ser una ciudad pequeña, desconocida, remota y pobre, a ser una metrópolis global, bien conectada y muy conocida en todo el mundo. Seúl, Corea del Sur, son un claro ejemplo de espiral virtuosa cuando se analiza el éxito o fracaso de una ciudad o de un país. Su desarrollo económico ha sido asombroso, con éxitos planetarios en nuevas tecnologías, productos electrónicos y en otros sectores industriales. El país, con unos cincuenta millones de habitantes es hoy la undécima economía mundial. Al terminar la segunda guerra mundial era uno de los países más pobres del planeta.

Para explicar la acelerada modernización de Corea del Sur a partir de 1945, algunos autores han utilizado el concepto de hibridación de lo híbrido, es decir, la mistura exitosa de mezclar estilos culturales coreanos, japoneses y occidentales, sin olvidar la larga influencia de la cultura china. Todo ello, en un país que no tuvo su primer presidente civil hasta 1992, pero que aprovechó la coyuntura crítica de las guerras padecidas a mediados del siglo XX para eliminar el orden económico-social de dominio tradicional de la élite burocrática y terrateniente denominada yangban. Corea del Sur supo aprovechar su posición estratégica, aunque dependiente de los Estamos Unidos de América, y beneficiarse de eventos de carácter global como unos juegos olímpicos (1988) y una copa del mundo de fútbol, compartida con Japón (2002). En 2018 acoge unos juegos olímpicos de invierno.

Pocos lugares como Cheonggyecheon, en el corazón de Seúl, nos muestran la transformación que ha sufrido la ciudad en las últimas décadas. Durante 600 años, este afluente del Han ha sido el centro de Seúl, llamada Hanyang cuando fue fundada en 1394 por la dinastía Joseon. Cheonggyecheon se alimenta de las diversas montañas que rodean Seúl, Inwangsan al noroeste, Bugaksan al norte y Namsan al sur. La corriente del río fluye de oeste a este y tiene una longitud de casi once kilómetros hasta desembocar en el Han. El Cheonggyecheon tiene más de veinte afluentes tributarios en su cuenca de unos 50 kilómetros cuadrados.

En los inicios del siglo XV ya se realizaron trabajos de canalización para combatir las inundaciones en el Cheonggyecheon. A lo largo de los siglos, sucesivos gobiernos hicieron labores de draga y limpieza pues servía de alcantarillado de la ciudad. Históricamente, el río dividió la ciudad e hizo de frontera política, social y cultural. La clase alta yangban se estableció tradicionalmente en el norte de la ciudad con fuentes de agua más propicias; los artesanos y comerciantes se establecieron a lo largo de la corriente principal en torno a uno de los puentes de la ciudad, el Gwangtonggyo. Las clases sociales bajas sufrieron los problemas generados por la contaminación del Cheonggyecheon, es decir, enfermedades infecciosas, especialmente en la estación lluviosa del monzón.

Durante la ocupación colonial japonesa (1910-1945), la centralidad de la ciudad se dirigió hacia el sur, al barrio de Yongsan, gracias a la rápida electrificación del transporte. En 1926 se pretendió cubrir parte del Cheonggyecheon con el fin de crear espacio para edificios residenciales, almacenes y áreas de recreo. Las autoridades japonesas rechazaron el plan por miedo a las crecidas del río. La segunda guerra mundial y la guerra de Corea provocaron que los trabajos de drenaje en el Cheonggyecheon no se pudieran llevar a cabo adecuadamente. El fin de la contienda coreana hizo que cientos de miles de refugiados ocuparan las lindes del río en unas condiciones miserables. Sus habitantes sufrieron, además de las inundaciones, numerosos incendios que arrasaban las cabañas construidas preferentemente de madera. A finales de la década de 1950 empezaron los trabajos de cubrimiento del Cheonggyecheon, con desplazamientos de cientos de miles de personas. En las décadas siguientes, también se realizaron importantes trabajos de drenaje para mejorar las condiciones sanitarias.

A finales de la década de 1960, el gobierno municipal proyectó construir una autopista encima del Cheonggyecheon. En agosto de 1971 la longitud construida era ya de 5,6 kilómetros, y su anchura de 16 metros. La autopista fue uno de los símbolos del desarrollismo capitalista de la ciudad. En pocos años el río desapareció y la vía rápida llegó a Majang-dong, cerca de la confluencia con el Han. Durante varias décadas, la autopista sirvió para conectar el centro de la ciudad con la periferia, y se convirtió también en un elemento importante del paisaje de la ciudad y en símbolo del poder de las nuevas élites seulitas.

La celebración de los juegos olímpicos en 1988 y la construcción consiguiente de infraestructuras provocó que parte de esas élites se trasladaran a Gangnam, barrio situado al sur del río Han, con apartamentos en rascacielos para gente rica. Mientras tanto, el área en torno al Cheonggyecheon y su autopista llegó a albergar más de cien mil empresas preferentemente comerciales e industriales. Las condiciones laborales de los trabajadores de esos negocios eran miserables, llenos de ruidos, hedores y gases tóxicos. Poco a poco, los barrios alrededor del Cheonggyecheon se fueron degradando, en parte como consecuencia de la apertura de grandes almacenes comerciales en otros lugares de la ciudad, especialmente en la década de 1980, y la consiguiente recentralización urbana.

Con el cambio de siglo, el gobierno metropolitano de Seúl puso en marcha el proyecto de rehabilitación del Cheonggyecheon, a fin de crear un espacio urbano con un entorno medioambiental regenerado, restaurar la identidad histórica y cultural de un emblema de la ciudad, y reorganizar y vigorizar los negocios de la zona que habían entrado en decadencia. Los trabajos empezaron en julio de 2003 y en veintisiete meses se completó el desmantelamiento de la autopista, se construyeron caminos y sendas en los nuevos taludes del río, se canalizaron las aguas, se elevaron puentes para atravesar la corriente y se realizaron labores de paisajismo.

Debido a la intermitencia de sus aguas, el Cheonggyecheon se abastece en buena medida, y, gracias a avanzadas tecnologías, del río Han, y de las aguas canalizadas de las montañas de los alrededores. La profundidad media del río es de 40 cm y cada día fluyen en su cauce 120.000 toneladas de agua. Un total de veintidós puentes atraviesan el Cheonggyecheon, cuatro de ellos en exclusiva para peatones. La restauración paisajística ha creado un espacio verde ininterrumpido de casi seis kilómetros que atraviesa la ciudad de oeste a este. En algunas partes del río se han introducido diversas especies acuáticas y aves.

Cheonggyecheon no es un espacio aislado en la ciudad de Seúl, pues forma parte de una red verde que une diversos espacios de la gran metrópolis, pero al ocupar un espacio histórico y cultural central, su renovación ha significado la revitalización del corazón de la urbe y ha provocado cambios radicales en la configuración del nuevo imaginario de la ciudad, especialmente como renovado centro financiero y comercial no solo coreano.

Las dimensiones de esa transformación las hemos podido ver en un viaje reciente. El nuevo Cheonggyecheon sirve para explicar en primer lugar que es posible transformar espacios urbanos muy inhóspitos en lugares para la convivencia ciudadana. Megalópolis se puede regenerar y naturalizar. Al mismo tiempo, Cheonggyecheon sirve de ejemplo para explicar la rápida modernización de la sociedad coreana, con sus luces (alto IDH, en el puesto 18) y sus sombras (alta contaminación, superpoblación). Cheonggyecheon, Seúl, Corea del Sur, son, sin duda, metáforas del proceso de mundialización oriental al que estamos asistiendo en las últimas décadas o, según Peter Frankopan, a la consolidación de las llamadas rutas de la seda como espacio central del corazón del mundo.

El cambio de la imagen de un destino turístico antes y después de la visita

Asunción Beerli Palacio

Josefa D. Martín Santana

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

suny.beerli@ulpgc.es, josefa.martin@ulpgc.es,

Patrizio A. Nazzareno

patrizionazzareno@hotmail.com

La imagen de los destinos turísticos es un factor determinante de la conducta de los turistas, ya que los destinos turísticos con imágenes fuertes y positivas tienen mayor probabilidad de ser considerados y elegidos en el proceso de decisión del viaje. Por otra parte, la imagen de un destino turístico puede cambiar de forma más o menos significativa antes, durante y después de la visita al destino, lo cual como es lógico afecta a la satisfacción del turista y a la probabilidad de que recomiende o visite nuevamente el destino. Por tanto, es fundamental conocer la evolución de la imagen pre y post visita para poder detectar diferencias y, en el caso de que sean negativas, poder actuar, ya que los operadores del mercado y los responsables de marketing de un destino deben construir una imagen lo más cercana a la realidad.

En primer lugar, es necesario definir qué se entiende por imagen de un destino turístico. En tal sentido, existe un acuerdo generalizado en considerar la imagen de un destino como el resultado de tres componentes que están estrechamente interrelacionados. En primer lugar, la imagen cognitiva, que hace referencia a las creencias de los individuos sobre los atributos que caracterizan a un lugar turístico, tales como el clima, las playas, el paisaje, las infraestructuras, el entorno medioambiental, etc. En segundo lugar, la imagen afectiva, que se refiere a la respuesta emocional o sentimientos que los individuos expresan del lugar. Por último, la imagen global, que se corresponde con la impresión global, positiva o negativa del lugar.

El momento inicial de formación o modificación de la imagen de un destino turístico comienza con la búsqueda de información, que es un factor clave en todo el proceso de toma de decisión de la realización de un viaje a un destino turístico, ya que representa la fase inicial de activación del comportamiento del turista, que intenta disminuir su percepción del riesgo de compra de un producto intangible. El tiempo invertido en la búsqueda de información y el número de fuentes utilizadas representan factores que influyen en la imagen que se tiene antes de visitar el destino. Ahora bien, este proceso de búsqueda de información se ve afectado tanto por el nivel de incertidumbre que tenga el turista sobre el destino, que le genera la necesidad de ampliar sus conocimientos previos sobre el mismo, como por el nivel de implicación o interés del turista en el viaje que también ejerce un impacto en el cambio de la imagen. Por otra parte, determinadas características del viaje, como son la duración y la intensidad de la visita también pueden influir en la imagen durante la visita al destino.

En este contexto, y teniendo en cuenta que no hemos encontrado trabajos empíricos que hayan estudiado los factores que influyen en el gap de la imagen de un destino pre y post visita, hemos llevado a cabo un trabajo de investigación empírico al objeto de analizar los antecedentes o las causas que conducen a dicho cambio de imagen.

A partir de una exhaustiva revisión teórica se ha planteado una serie de hipótesis que, de forma conjunta, dibujan un modelo teórico de los factores que explican el cambio de imagen de un destino turístico desde una perspectiva integradora y holística, y que fueron contrastadas con la información recabada a partir de una encuesta personal realizada en una muestra significativa y representativa del perfil del turista que visita la isla de Tenerife en el Archipiélago de Canarias.

Sobre la base de los resultados del trabajo empírico, podemos afirmar que el nivel de incertidumbre, la implicación o el interés que despierta el destino en el turista antes de viajar y el número de fuentes de información utilizadas por el turista influyen de forma conjunta en el cambio de la imagen cognitiva, aunque tan sólo el número de fuentes es un antecedente directo del mismo. Se confirma, por tanto, que la percepción de un riesgo mayor antes de viajar repercute en la búsqueda de una mayor cantidad de información y en el tiempo dedicado a su búsqueda. Finalmente, se verifica también la relación directa y positiva entre el nivel de interés o implicación que tenga el turista antes de efectuar el viaje con la cantidad de fuentes de información consultadas y el tiempo dedicado a la búsqueda. Por otra parte, los resultados de este trabajo de investigación también ponen de manifiesto que cuanto mayor es la duración del viaje mayor es el número de fuentes de información que consultan los turistas antes de realizar su viaje.

Finalmente, y durante el tiempo que el turista está en el destino, hemos de destacar que la intensidad con la que visita el turista influye también y de forma positiva en el cambio de imagen del destino, ya que cuanto mayor es el número de lugares de interés visitados por el turista o interacción con el destino, mayor es el cambio positivo de la imagen cognitiva. Es decir, los turistas que durante su estancia visitan un número más elevado de lugares de interés turístico tienen una imagen cognitiva del destino mucho mejor de la inicial. Probablemente, este resultado se debe al hecho de que muchos lugares atractivos del destino no son lo suficientemente conocidos por los turistas antes de la visita y sorprenden favorablemente a los visitantes. Por otra parte, se observa que el efecto de la intensidad de la visita en el cambio de imagen afectiva es negativo, por lo que cuanto mayor es el número de lugares visitados menor resulta el gap de la imagen afectiva. Por tanto, los turistas que antes de viajar consideran que el destino es un lugar agradable, divertido o emocionante, cuanto más lugares visitan durante su estancia menos cambian su juicio sobre estos atributos de la imagen afectiva, por lo que el gap disminuye. Finalmente, los resultados evidencian también que no existe ninguna relación entre intensidad de la visita y el cambio de la imagen global del destino.