Inventando el pasado, incluso la geografía de estrechos y mares.

Lluís Pons Pujol*

[ Lluís Pons es profesor de historia antigua en la Universitat de Barcelona]

¿El Estrecho une o separa?

Existe una teoría según la cual el Estrecho de Gibraltar en la antigüedad era una región “histórica”, de modo que vivir, producir o trabajar en su orilla africana o en su orilla europea era casi indiferente. Los habitantes, los alimentos y diversos productos podrían transitar de una orilla a la otra con facilidad, como si de las orillas de un río se tratara, incluso como si el estrecho no existiera. Creemos que esta postura es equivocada. Veamos las causas de su difusión y éxito.

Para los europeos del siglo XXI, los 14 kms. que tiene el Estrecho de Gibraltar en su punto más estrecho son indudablemente una frontera: una frontera geográfica, entre los continentes europeo y africano, una frontera política, entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos, una frontera económica, entre el primer mundo y el mundo en vías de desarrollo y una frontera religiosa entre una Europa cristiana y un Magreb islámico.

Pero en la antigüedad pudo no ser así. Disponemos que datos históricos que indican como en diversas épocas las dos orillas del estrecho se hallaron bajo el mismo estado (como con Cartago, s. V-III a.C.) o bajos estados territoriales distintos (la República romana o el reino de Mauritania, siglos III-I a.C.). A partir de la llegada del Imperio Romano (siglos I-V d.C.) estuvieron sin duda bajo el mismo estado y las mismas leyes, aunque formando dos provincias distintas: la Bética en la orilla Europa y la Mauritania Tingitana en la orilla africana.

Falacia geográfica.

Es del todo ineludible la semejanza climática y biológica (flora y fauna) del sur de la Península Ibérica con el Norte de Marruecos. ¿Permite esto afirmar que se trata de una región histórica? No. ¿De dónde proviene el interés en identificar, semejar e igualar estos dos territorios? Proviene de los políticos españoles de finales del siglo XIX que vieron posible que se permitiera a España expandirse colonialmente en Marruecos, como en efecto sucedió (Protectorado Español de Marruecos, 1912-1956). Por lo que promovieron entre la opinión pública, con la connivencia de medios académicos, la idea de las enormes semejanzas de todo tipo (geografía física, clima, flora y fauna) que permitieran justificar una invasión colonial en Marruecos. Se trata de una burda utilización de la geografía.

El Estrecho de Gibraltar (Fuente. Wikipedia).
El Estrecho de Gibraltar (Fuente. Wikipedia).

Falacia arqueológica.

Durante el siglo XX, la evolución política y económica de España y Marruecos ha sido distinta. El valor social que se da al conocimiento y preservación del patrimonio histórico-arqueológico es mayor en España. Así como también es mayor la inversión en excavaciones arqueológicas y proyectos de investigación. Esto ha generado que desde los años 80 del siglo XX se conozca muy bien a nivel arqueológico la costa europea del estrecho y no se conociera tan bien la zona del Norte de Marruecos. Es decir, en Marruecos faltaban datos arqueológicos para la reflexión. Las teorías generadas de este modo eran erróneas por haber sido generadas con premisas erróneas. Los españoles, que propusieron la teoría, los marroquíes y los franceses se han pronunciado sobre ella. Solamente hace pocos años que se ha empezado a resolver con nuevos hallazgos arqueológicos.

Filtrar los errores.

Este ejemplo sobre el estrecho de Gibraltar en la antigüedad muestra como debemos estar siempre atentos a una nueva lectura crítica de las teorías e hipótesis que se nos plantean como universitarios, ciudadanos o simples lectores en el mundo actual. Se dispuso una teoría sobre la geopolítica del estrecho en la antigüedad basándose en datos geográficos tergiversados y en datos arqueológicos incompletos.

No es un problema solo de la Universidad o de medios académicos. No es bastante disponer de cierta formación intelectual – aunque sí será condición necesaria- que nos dé instrumentos para filtrar las noticias falsas, interesadas o sencillamente los errores con los que somos bombardeados cotidianamente. Hay que ser críticos con todo lo que leemos y aplicar la duda metódica a todo. Lo que proviene de medios académicos no es una excepción. Este texto tampoco.

Para mayor información:

PONS PUJOL, Lluís. La invención de un concepto geopolítico: el Estrecho de Gibraltar en la Antigüedad (s. I-III d.C.). Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de julio de 2015, vol. XIX, nº 513. . ISSN: 1138-9788.

Sustentabilidad ambiental de parques naturales: también responsabilidad de prestadores de servicios turísticos.

César Augusto Oliveros Ocampo*

La actividad económica del turismo se ha convertido en un consumidor revelador de las áreas protegidas y Colombia no es la excepción; el creciente número de llegadas de turistas, así lo demuestran, y es el Parque Nacional Natural (PNN) Tayrona localizado en el departamento del Magdalena el segundo más visitado, con un crecimiento sostenido en más del 4% anual; con una extensión de 12.692,2 hectáreas terrestres y 6.564,4 marinas albergan un paisaje de litoral escénico maravilloso, espectaculares playas de arena fina y una invaluable riqueza de flora y fauna, eso sin contar con lo múltiples servicios ecosistémico adicionales que ofrece a la humanidad, cualidades que lo han perfilado como un lugar diferencial para el desarrollo del turismo.

La prestación de servicio turísticos en este PNN esta brindado por la unión temporal concesión Tayrona y la comunidad rural en general que habita el lugar, adicional y conjuntamente deben velar por un trabajo hacia el cumplimiento de los objetivos de conservación que se plantea en el plan de manejo para garantizar la sustentabilidad ambiental del parque, situación que difícilmente se cumple.

Sin embargo, los esfuerzos de estos actores mediante el desarrollo de buenas prácticas turísticas como herramienta para mejorar los procesos administrativos, operativos, lograr progreso en las condiciones de vida de la población y mejorar las condiciones ambientales, culturales y sociales del parques no han sido, ni serán suficientes para lograr tan anhelada sustentabilidad; si no se tiene claridad que todos estos esfuerzos se deben trabajar de manera integral entre actores y de trazo transversal con los objetivos de conservación.

Prácticas turísticas no adecuadas en PNN Tayrona.

La evaluación de la sustentabilidad de prestadores de servicios turísticos en parques naturales desde las buenas prácticas es una herramienta que se debe usar para suministrar información diagnóstica sobre una actividad económica tan polémica como el turismo, con el firme propósito de alinear las acciones y esfuerzos para bien de todos, inclusive de las generaciones futuras.

Para que el desarrollo sustentable del turismo sea lo más cercano a una realidad; los prestadores de servicios turísticos deben asumir una responsabilidad seria y comprometida con el que hacer del turismo desde el territorio, formalizar sus actividades en un marco consiente de empresas socialmente responsables que operan y hacen uso de los recursos finitos que proveen los parques naturales, estos prestadores son el pedestal de la sustentabilidad del turismo; una participación de un estado social de derecho benefactor y solidario con los actores y las medidas rigurosas para hacer uso de estos escenarios naturales y un turista educado o por lo menos dispuestos a ello, que actúe moral y éticamente con los lineamientos propuestos en cada escenario.

Para mayor información:

OLIVEROS, CÉSAR. BELTRAN, JULIO. 2018. Evaluación de la sustentabilidad de los prestadores de servicios turísticos del Parque Nacional Natural Tayrona en el departamento de Magdalena, Colombia. 2018, Enero, Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 27 (1): 100-117. doi: 10.15446/rcdg.v27n1.61589

César Augusto Oliveros Ocampo es estudiante de doctorado en ciencias para el desarrollo, la sustentabilidad y el turismo en la Universidad de Guadalajara, campus Puerto Vallarta

Agricultora familiar do dendê, autonomia ou subordinação ao capital?

No espaço rural do município de Moju temos o berço da dendeicultura empresarial, onde ela está mais dinâmica e diversificada, bem como o lugar das pioneiras experiências de integração da agricultura familiar à cadeia produtiva do dendê. Na constelação de empresas, normas e unidades produtoras familiares de dendê, destaca-se a experiência do Grupo Agropalma por ser a pioneira, com 14 anos de atuação, e por contar com um nível de enraizamento e abrangência amplo; o que o tornou protótipo para os projetos de empresas como Marborges SA, Biopalma SA e Belém Brasil Bioenergia SA.

Dentre as oleaginosas, o dendezeiro apresenta maior produtividade em todo o mundo, com rendimentos entre 4t a 6t de óleo ha/ano, o que corresponde a 1,5 vezes a produtividade do óleo de coco, a 2 vezes a do óleo de oliva e mais do que 10 vezes a do óleo de soja. No entanto, tão importante quanto ressaltar as potencialidades econômicas, ambientais e sociais do dendê, é refletir sobre as metamorfoses no modo de vida do lugar onde esse cultivo se expande. Nesse sentido, analisa-se as relações entre dendeicultura e agricultura familiar no espaço agrário do município de Moju, estado do Pará, a partir do projeto de produção familiar de dendê criado pela associação entre o Estado brasileiro e capital nacional e internacional.

O universo da pesquisa compôs-se de 44 unidades familiares integrantes dos projetos de dendê familiar I e III da comunidade do Arauaí, que estão integradas ao Grupo Agropalma. A média de membros que compõem os núcleos familiares dos integrados à cadeia produtiva do dendê ficou em torno de quatro pessoas por família. No que diz respeito aos titulares dos projetos, 84% são do sexo masculino, e 16%, do sexo feminino. O tamanho das famílias de 45% dos agricultores oscila entre quatro a seis pessoas; 41% dos entrevistados têm família com um a três pessoas, e 14% deles têm sete ou mais familiares.

Tendo como ponto de partida e enfoque metodológico o território usado, isto é, a área e o uso reciprocamente associados, mostramos que o projeto de agricultura familiar do dendê possibilita a empresa usufruir da produção da área e da força de trabalho sem estabelecer relações de assalariamento ou mesmo sem ser proprietária de terra, reeditando prática comum na região amazônica principalmente nos momentos em que os auge do mercado exigiram alta produção de borracha, juta e pimenta do reino.

Os projetos de agriculta familiar do dendê, longe de ser a panaceia para os problemas do meio rural da Amazônia paraense, constituem isto sim mais um capítulo da questão agrária na Amazônia, onde as virtudes de um produto (drogas do sertão, borracha, manganês, ferro, bauxita, energia, gado) mostram-se insuficientes para assegurar espaços menos desiguais e mais justos. A dendeicultura não é a solução, nem é a causa dos males que afligem o espaço agrário nas áreas antropizadas. É preciso superar a tradição política que subordina o desenvolvimento da Amazônia à ascensão e queda de um produto no mercado mundial, que deposita todas as esperanças ou mesmo amaldiçoa determinado produto; política que se regozija ao dizer “nossos minérios”, “nossa floresta”, “nossas riquezas” ou mesmo que repete o mito do desenvolvimento em muitos adjetivos: regional, sustentável, territorial, participativo. Sempre mais do mesmo. Esquecendo-se de perguntar quem usufrui das riquezas, sejam elas essências florestais, borracha, madeira, minérios, energia hidroelétrica e dendê. Dendê para quem? Dendê por quê? Dendê para quê?

Portanto, é preciso perguntar quem ganha com a dendeicultura, pois tão importante quanto ressaltar as potencialidades econômicas, ambientais e sociais do dendê, faz-se necessário refletir sobre quem usufrui dos dividendos dessas potencialidades, ou seja, quem fica com a renda da terra e se beneficia do território; refletir sobre os impactos no modo de vida do lugar onde o agronegócio do dendê se implanta e expande, isto é, sobre o que significa passar da condição de lavrador para a de agricultor de dendê ou, de outro modo, de camponês tradicional para agricultor familiar do dendê, em outras palavras, trabalhador para o capital.

Para maiores informações:

NAHUM, João Santos. Agricultura familiar e dendeicultura no município de Moju, na Amazônia paraense. Cuadernos de Geografía, 2018, vol. 27, nº 1. <https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/issue/view/4621>.

João Santos Nahum é docente de Geografia da Universidade Federal do Pará.

Planificación regional: teoría y praxis de la autonomía en el contexto argentino (1965-2015)

Ariel GARCIA

La planificación regional ha recorrido un largo derrotero tanto en América Latina como en Argentina. Analizada desde principios de siglo XXI, incluiría instrumentos que posibilitarían –a priori- una gestión pública de los problemas de desigualdad regional bajo un enfoque integral. Desde este marco, el artículo deja planteada la relación entre aparato burocrático estatal y planificación regional en dos momentos históricos seleccionados para el caso argentino: las décadas de 1960 y de 2010. El estudio de esta relación es útil para comprender las capacidades estatales efectivas a través de las que el Estado Nacional se ha propuesto modificar las condiciones estructurales de diversas actividades económicas en el último medio siglo.

En especial, se pueden destacar dos iniciativas de promoción específicas: el Plan Nacional de Desarrollo (1965-1969) y el Plan Estratégico Territorial Argentina 2016 -PET-. En ambos contextos históricos, desde el Estado Nacional se ha propugnado la necesidad de construir capacidades burocráticas para organizar y comandar el desarrollo regional. Desde al menos inicios de la década de 1990, se trata de escenarios atravesados por una extranjerización económica que condujo a una progresiva desnacionalización del comercio exterior. Esta extranjerización se da en una estructura productiva con desiguales niveles de productividad que se plasma y reproduce a través de brechas sociales regionales.

Interesa abordar la planificación en cuanto política pública que interpreta, interpela e interviene sobre una particular estructura social denominada “región” -usualmente asociada con el orden subnacional. Para esto, se enumeran cuatro ideas que intentan reconstruir teoría y praxis del vínculo entre aparato burocrático estatal y planificación regional.

En primer término, más de medio siglo de práctica y de retórica sobre la planificación regional en Argentina devela su alcance limitado en materia de transformaciones económicas de índole estructural. Bajo esta noción se han titulado diversos proyectos de desarrollo que usualmente han desestimado las efectivas instancias de conflicto entre actores económicos con distinto origen, dimensión e intereses. De este modo, nuevos escenarios económicos fueron abordados con instrumentos que dificultaron su cabal reconocimiento.

En segundo lugar, en el diálogo entre teoría de la planificación regional y estructura económica con desiguales niveles de productividad, la primera se encuentra en condiciones inciertas de alcanzar su finalidad declamada de reducir o revertir las brechas sociales regionales. Esto sucedería en razón del devenir de los contextos político-burocráticos atravesados por procesos de desregulación, privatización y concentración económica. En ese marco cíclico de construcción de capacidades, las burocracias estatales y los principales agentes económicos no han logrado instituir mecanismos de cooperación para fundar un proyecto compartido, situación que se define tanto por la ausencia de una autonomía enraizada por parte de las burocracias como por la presencia de enraizamientos nocivos. En especial, se refiere a regulaciones establecidas a medida de los principales agentes económicos –posibilitadas por la “captura” de áreas de gestión pública.

En tercer término, el precitado diálogo complejo entre teoría y praxis de la planificación regional, no permite avizorar como resultado una matriz de procedimientos, instrumentos y objetivos estables y perdurables. Matriz que permitiera transformar los circuitos de decisión, definición de objetivos y asignación de recursos, condición sine qua non para que la planificación regional torne operativas las funciones teóricas previstas. En la práctica, la praxis de la planificación regional constituyó un método de intervención secundaria, sin una inserción estructural determinada, independiente de los cambios gubernamentales.

En cuarto lugar, al analizar dos iniciativas bajo estudio se observa que las entidades que formularon ambos instrumentos (alternativamente, el Consejo Nacional de Desarrollo y la Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública) han gozado de status administrativos diferentes y de perspectivas conceptuales disímiles. El contenido de ambas propuestas de planificación regional evidencia la modificación de perspectiva, de posturas estructuralistas (enfoques de arriba abajo) hacia visiones “territoriales” que promueven la participación social (de abajo arriba). Estas alteraciones se relacionan con el discontinuo interés político-administrativo en torno a los instrumentos de planificación, a la inestabilidad temporal y financiera de las dependencias abocadas a la temática y a las características de la propia inserción laboral de los funcionarios (p.e. recurrencia de contratación flexible, dispersión y discontinuidad de funciones, descoordinación administrativa, etc.).

Para concluir, una transformación definitiva en la orientación estatal ligada a la planificación regional debería considerar reformas dirigidas a institucionalizar su praxis. Se trataría de reformas que vinculen el accionar de los funcionarios con la consecución de sus propósitos colectivos, llevando al Estado Nacional a intervenir con mayor autonomía respecto de las presiones particularistas de los principales agentes económicos. Se trataría de construir una autonomía inscripta en vínculos sociales concretos y perdurables que ligan al aparato burocrático con las diversas redes de la sociedad civil a través de canales institucionales estables y dinámicos. Una vinculación de las burocracias con diversos sujetos sociales como la recién citada podría conducir a la resolución de conflictos en torno a los objetivos de políticas públicas dirigidas a remover los obstáculos propios a una estructura productiva heterogénea en un contexto de capitalismo periférico.

Para mayor información:

GARCIA, Ariel. 2018. “Auge y caída de la planificación regional en Argentina: entre la búsqueda de una autonomía enraizada y el escenario económico del capitalismo periférico (1965-2015).” Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 27 (1): 180-194. doi: 10.15446/rcdg.v27n1.58053.

Ariel GARCIA es Investigador Adjunto del CEUR-CONICET (Centro de Estudios Urbanos y Regionales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y Profesor de Economía Política y Geografía Económica de la UBA (Universidad de Buenos Aires).

Intervenciones creativas ante la expansión urbanística de Vietnam

Cristina Nualart *

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

“Aquí las casas se improvisan en un instante, y del mismo modo desaparecen sin dejar señal de que las hubo allí antes”, se maravillaba un misionero español en Vietnam, a mediados del siglo XIX (Ónega, 1991: 199). Actualmente maravilla la velocidad a la que se construyen gigantescos bloques de edificios en un continente que se urbaniza enfurecidamente.

Vietnam está realizando grandes inversiones en infraestructuras urbanas para acomodar a la explosión de población de las últimas décadas. Un proyecto creativo ha permitido a unos jóvenes vietnamitas escapar de las prevalentes restricciones de espacio y contemplar otras maneras de crear ciudad.

Ciudad Ho Chi Minh (HCMC) es una de las nuevas mega-ciudades de Asia, con más de 8 millones de habitantes que disponen, en media, de menos de 6 metros cuadrados por persona. Para los más creativos de la generación ‘milenial’, el espacio urbano de la aglomerada HCMC se convierte en un entorno performativo para pensar nuevas formas de vivir y trabajar.

La densidad urbana en Vietnam ha encarecido el metro cuadrado de suelo y los alquileres se inflan sin control. Entre el frenesí inmobiliario destaca la innovadora propuesta Saigon Outcast, una original creación urbana que por una parte ofrece soluciones a la masificación y por otra se erige como símbolo de resistencia al desaforado urbanismo.

Saigon Outcast es una casa particular que opera fluidamente como parque de skateboarding y espacio recreacional multiusos para conciertos, mercadillos, proyecciones de cine, fiestas, etc. Este lugar insólito, emplazado en un tranquilo suburbio de rentas altas, lo concibieron en 2012 Doan Phuong Ha y Nguyen Nguyen Linh con la aspiración de que fuese un espacio comunitario para las artes.

El dúo profesional planeó una casa hecha con contenedores de transporte, una forma de arquitectura improvisada por ellos, desconociendo ejemplos realizados en otros países. Al no tener el terreno en propiedad, los dos jóvenes conocen el riesgo de que en futuro el alquiler puede elevarse a cantidades inviables. Por ello Ha concibió una casa relativamente portátil, en vez de seguir la tendencia común de edificar una casa inamovible.

Una vez que las grúas emplazaron los contenedores, Saigon Outcast creció sin una hoja de ruta para organizar el espacio. La falta de diseño predeterminado se debe a la aplicación de una estrategia de diseño digital: UX, user experience. Las decisiones sobre dónde y cómo usar el espacio se tomaban según surgían las ideas o las necesidades. El entorno abierto, libre y creativo que deseaban creció de forma orgánica. Se creó un jardín zen, se añadió mobiliario y un baño exterior, y los muros del recinto se pintaron con grafiti, un arte relativamente nuevo en Vietnam. Saigon Outcast se ha convertido en un punto de encuentro para la incipiente comunidad grafitera y ya es conocido por creadores internacionales de arte urbano.

Las superpobladas ciudades de Vietnam tienen pocos espacios abiertos. Saigon Outcast dispone de suelo que no monetiza o explota centímetro a centímetro. Aquí el espacio al aire libre, no instrumentalizado, es una apuesta alternativa que revaloriza características de formas de vida tradicionales. Con su ingreso abierto a la calle y entrada de acceso libre, aporta una nueva dimensión a las percepciones urbanas de la región.

Los contenedores que sirven de dormitorios están colocados en alto, creando debajo una zona de sombra. Esto remite a la arquitectura tradicional de Vietnam, realizada con materiales naturales y, como en otros países tropicales propensos a inundaciones, de diseño elevado. La estética contemporánea de Saigon Outcast tiene influencia de la arquitectura vernácula, pero sustituye la madera y las cañas por contenedores de transporte reciclados.

Saigon Outcast muestra otra característica típica: es un hogar, un espacio privado, y un lugar de trabajo, un espacio público, a la vez. Las “shophouses” de Asia tienen siglos de tradición, siendo tienda y casa en un mismo edificio. Saigon Outcast añade una capa más de significado, al funcionar como espacio comunitario.

Asociaciones o particulares pueden solicitar organizar eventos en el terreno. Deben ser actividades con entrada gratuita, aunque los asistentes pueden voluntariamente donar a alguna ONG sugerida por los organizadores. Este gesto refuerza los lazos comunitarios al tiempo que rechaza la glorificación mercantilista del patrocinio comercial. No se admite la esponsorización propagandística. Se promueve así una conexión personal y de afectos entre el espacio físico y el tejido social.

Saigon Outcast es un proyecto en mutación constante. Se presta a la colaboración, la inclusión y fomenta la diversidad. Es sustancialmente diferente a cualquier otro sitio en HCMC, público o privado. Integra conceptos de la arquitectura vernácula y de las formas de vida tradicionales de Vietnam, dándoles nueva vida en un proyecto con impacto real en su entorno.

* Cristina Nualart es miembro del Grupo de Investigación Asia (GIA), Universidad Complutense de Madrid.

Para mayor información

NUALART, Cristina. La expansión urbanística de Vietnam vista por artistas. Perspectivas intergeneracionales. En Periférica Internacional, 2017, nº 18, pp. 214-223. <http://revistas.uca.es/index.php/periferica/article/view/4186/3867>.

ÓNEGA, José Ramón. José María Díaz Sanjurjo (Un Gallego en Vietnam). Lugo: Deputación Provincial, 1991.

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart
Saigon Outcast, Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, 2012. Foto: Cristina Nualart

Turismo, territorio y accesibilidad

Alfonso Fernández-Arroyo López-Manzanares1

Somos sociedades condicionadas por estructuras materiales y simbólicas que nosotros mismos construimos. El sistema urbano, las infraestructuras de transporte o el propio lenguaje determinan la organización de las distintas comunidades que se perciben según se representan. En este sentido, en planificación territorial del turismo, la percepción de la distancia-tiempo se concibe como un factor de decisión de primer orden, por lo que venimos a ofrecer una propuesta analítica pensada especialmente en la puesta en valor de las zonas rurales o periféricas considerando su accesibilidad.

El binomio transporte-turismo ha definido la dependencia de las comunidades rurales respecto a la localización de los focos poblacionales más dinámicos, valorando siempre la disponibilidad de infraestructuras desde la perspectiva de las sociedades urbanas, como sucede con el turismo rural. Aquí, en el análisis geográfico económico, en términos de coste-tiempo, se viene priorizando la cuantificación de la estancia y la estacionalidad, mientras que se obvia la cualificación del tiempo de acceso al destino y, por ende, del propio territorio-destino.

Cualificar la accesibilidad como un factor diferenciador en la selección del destino es el objetivo que nos proponemos, adoptando una lógica estructural origen-enlace-destino en la territorialización del turismo. Para ello, desarrollamos una metodología y cartografía de utilidad comunicativa y social, de interés para transformar la imagen del destino y, en consecuencia, la práctica del turismo en sí. La escala de trabajo, justificada por múltiples motivos, es la subregional. Por ello, en este caso, adoptamos los territorios rurales o LEADER como referencia.

Desde esta perspectiva consideraremos, más que la importancia de generar valor acortando las distancias y los tiempos del viaje turístico, la necesidad de producir un sentido social diferenciador del territorio turístico tomando como referencia la accesibilidad: la práctica de un turismo intensivo o de proximidad, un turismo alternativo en entornos rurales más distantes, o la búsqueda de espacios poco frecuentados de los que interesa el acceso a su patrimonio territorial, revelan múltiples formas de concebir el destino a partir de los nodos de enlace, los trazados de carretera e infraestructuras, los servicios de transporte, las velocidades de circulación y los canales de acceso al espacio-tiempo del turismo como elementos clave en su representación.

Áreas de mercado turístico receptor y especialización turística de los territorios rurales en Castilla-La Mancha (España)
Áreas de mercado turístico receptor y especialización turística de los territorios rurales en Castilla-La Mancha (España)

Contrariamente a lo asumido, demostramos empíricamente que el aumento de la movilidad y la reducción de tiempo en los desplazamientos presenta una parte negativa. Sobre todo, cuando el territorio-destino adopta carácter de empresa al priorizarse la rentabilidad de las unidades productivas por encima de la calidad de vida de la comunidad. En estos casos, la representación del destino y de sus áreas de acceso, en un escenario de competitividad, distorsiona el sentido de la cooperación, de la solidaridad y de la creación de redes de proximidad, incentivando la competencia entre destinos periféricos equidistantes a un mismo centro y promoviendo el excursionismo o el ocio diario equivalente a la asistencia al cine o al teatro por efecto de la constricción del espacio-tiempo.

Tal y como concluimos en la investigación que hemos dado a conocer en nuestro artículo, la metodología aplicada, trasladable a cualquier territorio de interior como el aquí considerado a modo de laboratorio ―Castilla-La Mancha (España)―, nos permite argumentar la necesaria revisión de los parámetros utilizados al analizar y poner en valor los territorios rurales y periféricos. En el momento actual, la retórica temporal de la falta de medios, financiación e infraestructuras no basta para justificar el desinterés por la activación de los recursos y estructuras disponibles una vez pierden su valor especulativo o se agota su relato político-económico y mediático. Nos referimos, no solo a instalaciones turísticas tales como centros de interpretación, museos o señalización, sino, especialmente, a otro tipo de recursos humanos: planes, informes y estudios elaborados por diversos equipos técnicos, académicos o científicos, el asociacionismo sectorial o territorial, etc.

Desde nuestra posición, el destino turístico, para su sostenibilidad, deberá concebirse como lo que es: producto de la sociedad y de las relaciones entre sociedades de origen y de destino, ambas responsables de definir y redefinir el sentido social del territorio, independientemente de criterios de rentabilidad o de conectividad entre ellas. Con esta visión nos aproximamos a una forma más de significar y dotar de contenido simbólico al destino, esta vez priorizando la toma de consciencia de las comunidades implicadas, en términos de localización, facilitando nuevas relaciones espacio-tiempo de sociabilidad a partir de la tríada turismo, territorio y accesibilidad.

Para mayor información:

FERNÁNDEZ-ARROYO, Alfonso y MARTÍNEZ, Héctor Samuel (2017): “El acceso a los destinos rurales: una perspectiva para la planificación territorial del turismo en una región de interior (Castilla-La Mancha)”. Cuadernos de Turismo. Universidad de Murcia, nº 40, pp. 251-272. <http://revistas.um.es/turismo/article/view/309691>

1 Personal Investigador en Formación de la Universidad de Castilla-La Mancha. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Avda. Camilo José Cela, S/N, 13071, Ciudad Real (España) e-mail: alfonso.farroyo@uclm.es

El cartógrafo Enrique d’Almonte, en la encrucijada del colonialismo español de Asia y África

José Antonio Rodríguez Esteban y Alicia Campos Serrano

Enrique d’Almonte y Muriel (Sevilla, 1858 – Ciudad del Cabo, 2017), sobresalió en su época por ser uno de los cartógrafos-exploradores más prolíficos, abarcando su producción, con excepción del Caribe, los distintos dominios del colonialismo español del momento: Filipinas, Río Muni (Guinea Ecuatorial) y Sáhara Español (Sáhara Occidental). Sus acciones y propuestas fueron de gran utilidad para las autoridades españolas en ese contexto, siendo sus mapas muy admirados, en especial los realizados en Filipinas, hasta el punto de que el jefe del Servicio Minero americano los calificó de “sencillamente maravillosos”, señalando a D’Almonte “como uno de los grandes exploradores de la vigésima centuria”.

Procedía de una afamada familia de artistas gráficos, de la que hereda estas destrezas. En la escuela ya fue premiado por sus mapas, llevados a la Exposición Internacional de Viena de 1871. Dificultades económicas le obligaron a dejar sus estudios de ingeniero de caminos, opositando a una plaza de Auxiliar Facultativo de Minas que tuvo como destino la Comisión del Mapa Geológico de España. Su aportación en la construcción del primer bosquejo a escala 1:400.000 (1879-80) le valieron comentarios encomiásticos de su presiente, Manuel Fernández de Castro.

Filipinas

Quizá alentado por Fernández de Castro ante la ausencia de cartografía colonial, solicitó su traslado a Filipinas en marzo de 1880. Allí pasaría 18 años trabajando a las órdenes de los ingenieros de minas José Centeno y Enrique Abella, a los que se deben los mejores estudios del momento sobre la geología del Archipiélago (Ordaz, 1995). De esa colaboración salieron, de la mano de D’Almonte, sus tan alabados mapas topográficos. El primero de ellos fue el de la Isla de Luzón y sus adyacentes (1883), editado a cuatro tintas y a escala 1:400.000, con el relieve bellamente sombreado.

Los reconocimientos geológicos posteriores le permitieron realizar muchos otros mapas, croquis y dibujos, que se fueron incorporando a las Memorias de la Comisión. Los saberes geográficos y las destrezas que logró atesorar están en la base de sus logros: en especial sobre flora, agricultura, etnografía, leyes e historia del Archipiélago y de sus habitantes, destacando sus habilidades lingüísticas con el chino, el tagalo y el ilocano. Visitó y exploró números enclaves asiáticos, desde Sri Lanka a la Melanesia y desde las grandes islas de Indonesia a China y Japón.

Cuando los americanos entraron en Filipinas, se encontraron con toda esta cartografía. Como se ha comentado, Warren du Pré Smith, jefe del American Bureau of Mineralogy, reconocía 1909 esta labor en el boletín de la Royal Geographical Society:

“Sus mapas, que en muchos casos no han podido basarse en los medios usuales de comprobación son, dadas las condiciones del país recorrido, por extensión y por ejecución, sencillamente maravillosos… Conociendo, como yo conozco, las naturales dificultades del país, el extremado salvajismo de las tribus que habitan en algunas comarcas de las islas y las muy difíciles condiciones climáticas, debo considerar a D’Almonte como uno de los grandes exploradores de la vigésima centuria”.

Enrique d’Almonte, Isla de Luzón (Filipinas), 1883
Enrique d’Almonte, Isla de Luzón (Filipinas), 1883

Los mapas de Guinea

El final del dominio ultramarino de España en el Caribe y el Pacífico, en 1898, reactivó el interés africano, donde al tratado de París de 1900 le reconocía 28.000 km2 de territorio continental en el Golfo de Guinea –al sur de la costa, frente a la isla de Fernando Poo (Bioko)–. Allí se dirigirá en 1901 unaexpedición regia de toma de posesión, estudio y delimitación en la que participa D’Almonte como geólogo, con el objetivo de examinar las zonas montañosa, componiendo a su regreso un mapa a escala 1:200.000 que durante mucho tiempo fue, con sus ausencia y defectos, la única referencia. En 1906 se encargó de la demarcación fronteriza con el Camerún alemán.

Fue, además, albacea de una compañía de colonización y realizó diversas propuestas coloniales, proyectando un ferrocarril centroafricano que partiendo del río Muni, atravesaba Guinea hasta el Ubangui, para alcanzar el río Nilo en Uadelai y el ferrocarril inglés de Uganda.

Enrique d’Almonte, Río Muni (Guinea Ecuatorial), 1903.
Enrique d’Almonte, Río Muni (Guinea Ecuatorial), 1903.

El mapa del Sáhara español

Los planes se torcieron. Francia entregó a Alemania en 1911 parte del Congo francés y el choque con los intereses del nuevo gobernador español, Ángel Barrera, imposibilitaron los proyectos de D’Almonte. Fue mandado entonces al Sáhara español, que no disponía de cartografía, tras la importancia que adquiere con la declaración del Protectorado franco-español sobre Marruecos en 1912. D’Almonte viajó a la zona en 1913, publicando al año siguiente un excelente bosquejo cartográfico a escala 1:1.000.000, que fue acompañado de una extensa memoria.

Enrique d’Almonte, Sáhara Español (Sáhara Occidental), 1914.
Enrique d’Almonte, Sáhara Español (Sáhara Occidental), 1914.


Regreso a Filipinas

En 1915 D’Almonte regresó a Filipinas con la intención de completar los apuntes sobre la región tomados en su primera estancia. Con todo ello publica en 1917 el libro Formación y evolución de las subrazas Indonesia y Malaya, donde analiza, recurriendo a la etnografía y a la lingüística, las relaciones entre los pueblos del sureste de Asia y Oceanía. En 1917 muere tras chocar con una mina en Ciudad del Cabo el barco en el que viajaba nuevamente a aquellas tierras.

Para mayor información:

RODRÍGUEZ ESTEBAN, José Antonio; CAMPOS SERRANO, Alicia. El cartógrafo Enrique d’Almonte, en la encrucijada del colonialismo español de Asia y África. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de marzo de 2018, vol. XXII, nº 586. ISSN: 1138-9788.

José Antonio Rodríguez Esteban es profesor en el Depar­ta­mento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid (España). Alicia Campos Serrano es profesora en el Departamento de Antropología Social y Pensamiento Filosófico Español de la Universidad Autónoma de Madrid (España).

El Can Mayor en El Cielo

Norma Sánchez-Santillán *

Gilberto Sven Binqüist Cervantes*

René Garduño López **

El Cielo está compuesto por un abanico de paisajes, desde una planicie costera con ambientes de playa, rodeada de una flora halófita creciendo sobre la tersa arena y una fauna de transición entre el mar y la tierra, aferrada a las rocas bañadas por las impetuosas olas; a unos cuantos kilómetros del mar y a sólo 800 m de altitud, la selva baja, con exuberante flora, agobiante humedad y bulliciosa fauna; al ascender otros 700 m, tratando de abarcar con la mirada otros paisajes, veríamos la selva alta con árboles de tallas de más del doble de la selva baja, donde fulgurantes rayos del Sol insisten, sin conseguirlo, traspasar su dosel formado por un tupido follaje. Varios cientos de metros más arriba, a los 1500, llegaríamos al bosque mesófilo, zambullido al amanecer en espesa niebla y aparente silencio, roto por algunas aves y sigilosos animales que pisan su mullido suelo, con retacería de musgos, líquenes, helechos y una rica variedad de orquídeas, vegetación sobre la que proliferan los hongos y donde insectos y arañas cavan intrincadas guaridas, junto a roedores y pequeños mamíferos. En la cúspide de la sierra, tras una voltereta en la Sierra de la Maroma, comienza el descenso a sotavento, opuesto al mar, donde se muestra la severidad de un clima seco, el agua preciado tesoro para las plantas del desierto, el paisaje ahora está dominado por enormes cactus, con espinas como defensa contra todo el que quiera robarle el agua de sus suculentos tejidos, y la fauna que ansía la oscuridad de los cielos estrellados para aliviar el agobiante calor y para salir a cazar… o ser cazada.

Con excepción de los ambientes de playa, los otros cuatro ecosistemas: selva baja perennifolia, selva alta perennifolia, bosque de pino-encino-oyamel y desierto conforman la Reserva de la Biosfera El Cielo y en ellos se despliega una biodiversidad espléndida; limita al E con el Golfo de México y por el W remonta la Sierra Madre Oriental; con 145 mil ha y los cuatro ecosistemas son bañados insistentemente, entre mayo y octubre, por el agua de las cumulonimbus, de grandioso desarrollo vertical; sin embargo, durante algunas semanas, hay una ausencia de nubes, el cielo brilla con todo fulgor y en consecuencia merma el llanto proveniente de las nubes en El Cielo. A este fenómeno se le llama canícula porque en el hemisferio norte, en los meses de julio y agosto, la constelación del Can Mayor brilla y el cielo raso permite admirarla en el firmamento. Esta merma de lluvia ha sido conocida por cientos de miles de años, sólo que hasta recientemente se ha podido cuantificar; además los sistemas de información geográfica facilitan el acopio de datos y la interpretación tridimensional de los procesos meteorológicos.

En días de canícula, como en una mesa de billar cuando colisionan diferentes bolas, se suceden cambios concatenados en la troposfera, la capa más baja de la atmósfera donde se desarrollan las nubes; al mermar éstas, la lluvia se ausenta y los rayos solares caen a plomo, ya que la Reserva colinda con el Trópico de Cáncer y, por lo tanto, en esos meses tiende el Sol a ubicarse cerca del cenit; asciende la temperatura del aire y se aligera su peso, de manera que la presión disminuye; ambas condiciones aumentan la capacidad del aire para almacenar vapor, en consecuencia la humedad relativa asciende y el ambiente se reseca, induciendo a las plantas a evapo-transpirar más para tratar de recargarlo de nuevo y en el proceso, muchas de ellas pierden agua hasta fatalmente secarse.

En México la lluvia del verano proviene de los vientos alisios que soplan de NE a SW, en la superficie, y recogen humedad de las aguas cálidas del Golfo de México; la canícula puede pensarse como un retorno de la circulación invernal en la troposfera, que explica la ausencia de lluvia. La duración de este fenómeno en El Cielo es variable, puede abarcar de uno a cuatro meses. De igual manera la intensidad de la canícula puede ser débil, media o severa y un aspecto destacable es su comportamiento cíclico; es decir, inicia con baja intensidad durante 4 o 5 veranos, luego la incrementa otros tantos, hasta alcanzar su máxima intensidad por el mismo período, cumpliendo así un ciclo que abarca de 12 a 15 años.

Cada ecosistema en El Cielo, se adapta y responde de manera distinta a la canícula, en la región árida sus habitantes han desarrollado múltiples mecanismos biológicos para no perder el agua; sin embargo, en las selvas y el bosque el perjuicio es mayor, pues normalmente se cuenta con el vital líquido y, cuando falta, sus habitantes no tienen defensas para afrontar la canícula.

Para profundizar en el tema consultar:

Sánchez-Santillán, N.; G. Binqüist y R. Garduño. 2018. Sequía intraestival en la Reserva de la Biosfera El Cielo y su entorno, Tamaulipas, México. Cuadernos de Geografia: Revista Colombiana de Geografía 27(1): 146-163.

El Can Mayor en El Cielo

Norma Sánchez-Santillán *

Gilberto Sven Binqüist Cervantes*

René Garduño López **

El Cielo está compuesto por un abanico de paisajes, desde una planicie costera con ambientes de playa, rodeada de una flora halófita creciendo sobre la tersa arena y una fauna de transición entre el mar y la tierra, aferrada a las rocas bañadas por las impetuosas olas; a unos cuantos kilómetros del mar y a sólo 800 m de altitud, la selva baja, con exuberante flora, agobiante humedad y bulliciosa fauna; al ascender otros 700 m, tratando de abarcar con la mirada otros paisajes, veríamos la selva alta con árboles de tallas de más del doble de la selva baja, donde fulgurantes rayos del Sol insisten, sin conseguirlo, traspasar su dosel formado por un tupido follaje. Varios cientos de metros más arriba, a los 1500, llegaríamos al bosque mesófilo, zambullido al amanecer en espesa niebla y aparente silencio, roto por algunas aves y sigilosos animales que pisan su mullido suelo, con retacería de musgos, líquenes, helechos y una rica variedad de orquídeas, vegetación sobre la que proliferan los hongos y donde insectos y arañas cavan intrincadas guaridas, junto a roedores y pequeños mamíferos. En la cúspide de la sierra, tras una voltereta en la Sierra de la Maroma, comienza el descenso a sotavento, opuesto al mar, donde se muestra la severidad de un clima seco, el agua preciado tesoro para las plantas del desierto, el paisaje ahora está dominado por enormes cactus, con espinas como defensa contra todo el que quiera robarle el agua de sus suculentos tejidos, y la fauna que ansía la oscuridad de los cielos estrellados para aliviar el agobiante calor y para salir a cazar… o ser cazada.

Con excepción de los ambientes de playa, los otros cuatro ecosistemas: selva baja perennifolia, selva alta perennifolia, bosque de pino-encino-oyamel y desierto conforman la Reserva de la Biosfera El Cielo y en ellos se despliega una biodiversidad espléndida; limita al E con el Golfo de México y por el W remonta la Sierra Madre Oriental; con 145 mil ha y los cuatro ecosistemas son bañados insistentemente, entre mayo y octubre, por el agua de las cumulonimbus, de grandioso desarrollo vertical; sin embargo, durante algunas semanas, hay una ausencia de nubes, el cielo brilla con todo fulgor y en consecuencia merma el llanto proveniente de las nubes en El Cielo. A este fenómeno se le llama canícula porque en el hemisferio norte, en los meses de julio y agosto, la constelación del Can Mayor brilla y el cielo raso permite admirarla en el firmamento. Esta merma de lluvia ha sido conocida por cientos de miles de años, sólo que hasta recientemente se ha podido cuantificar; además los sistemas de información geográfica facilitan el acopio de datos y la interpretación tridimensional de los procesos meteorológicos.

En días de canícula, como en una mesa de billar cuando colisionan diferentes bolas, se suceden cambios concatenados en la troposfera, la capa más baja de la atmósfera donde se desarrollan las nubes; al mermar éstas, la lluvia se ausenta y los rayos solares caen a plomo, ya que la Reserva colinda con el Trópico de Cáncer y, por lo tanto, en esos meses tiende el Sol a ubicarse cerca del cenit; asciende la temperatura del aire y se aligera su peso, de manera que la presión disminuye; ambas condiciones aumentan la capacidad del aire para almacenar vapor, en consecuencia la humedad relativa asciende y el ambiente se reseca, induciendo a las plantas a evapo-transpirar más para tratar de recargarlo de nuevo y en el proceso, muchas de ellas pierden agua hasta fatalmente secarse.

En México la lluvia del verano proviene de los vientos alisios que soplan de NE a SW, en la superficie, y recogen humedad de las aguas cálidas del Golfo de México; la canícula puede pensarse como un retorno de la circulación invernal en la troposfera, que explica la ausencia de lluvia. La duración de este fenómeno en El Cielo es variable, puede abarcar de uno a cuatro meses. De igual manera la intensidad de la canícula puede ser débil, media o severa y un aspecto destacable es su comportamiento cíclico; es decir, inicia con baja intensidad durante 4 o 5 veranos, luego la incrementa otros tantos, hasta alcanzar su máxima intensidad por el mismo período, cumpliendo así un ciclo que abarca de 12 a 15 años.

Cada ecosistema en El Cielo, se adapta y responde de manera distinta a la canícula, en la región árida sus habitantes han desarrollado múltiples mecanismos biológicos para no perder el agua; sin embargo, en las selvas y el bosque el perjuicio es mayor, pues normalmente se cuenta con el vital líquido y, cuando falta, sus habitantes no tienen defensas para afrontar la canícula.

Para profundizar en el tema consultar:

Sánchez-Santillán, N.; G. Binqüist y R. Garduño. 2018. Sequía intraestival en la Reserva de la Biosfera El Cielo y su entorno, Tamaulipas, México. Cuadernos de Geografia: Revista Colombiana de Geografía 27(1): 146-163.

La representación de Nueva Jerusalén, confirmación del hallazgo de Australia por los españoles

La aparición de los primeros topónimos del continente australiano tuvo lugar por primera vez en un mapa a principios del siglo XVII, siendo Manuel Godinho de Erédia (1563-1623) el autor. Pero, ¿quién fue Manuel Godinho de Erédia y por qué realizó este mapa?

La cartografía de Manuel Godinho de Erédia

El mapa al que hacemos referencia, y al que hasta ahora no se le ha prestado la debida atención, pertenece a la amplia colección cartográfica que realizó Erédia, quien nació en Malaca en 1563. Su padre procedía de Aragón y su madre era una princesa macasarera. Tras ser educado por los jesuitas en Goa, en 1594 se enroló en una misión para Felipe II de España y I de Portugal. Destacó por ser un buen topógrafo y cartógrafo, así como un excelente observador. La importancia de su trabajo se basa en que sus obras contienen información de la Península Malaya, así como de la protohistoria del descubrimiento australiano.

Como se había hecho desde el descubrimiento de América, la Corona Española, que a principios del siglo XVII gobernaba sobre toda la Península Ibérica, tenía un ferviente interés por conocer la actualización de lo que se iba descubriendo y saber el extensión de su imperio en una carrera expansiva y comercial que había alcanzado tintes internacionales. Uno de sus principales informadores fue Manuel Godinho de Erédia. Entre los mapas que levantó tras el inicio de sus aventuras como cartógrafo, destaca uno en el que aparece la representación de los descubrimientos realizados por Pedro Fernández de Quirós (Évora, 1565-Panamá, 1614) en el continente australiano, y que formó parte de las expediciones por el Pacífico que estaban realizando tanto españoles como portugueses desde mediados del siglo XVI.

Para llevar a cabo la plasmación de este viaje sobre una carta, Godinho tuvo que esperar a tener la relación escrita por el propio Quirós sobre sus periplos, Historia del descubrimiento de las regiones australes, y de los mapas realizados en ellos, caso del de 1595. De esta manera, al igual que otros mapas, hizo una representación a través de los relatos de sus propios protagonistas y sin participar directamente. A pesar de que este mapa no está firmado ni fechado, podemos cerciorar que la letra es la misma que el resto de cartas firmadas por el propio Godinho, y la fecha no es posterior a 1607, momento en que Quirós estaba de vuelta en Madrid para informar a Felipe III sobre sus hallazgos realizados desde 1603.

El descubrimiento de Australia

Atendiendo a la atribución del descubrimiento de Australia a Willem Janszoom (1570-1630), navegante neerlandés, por su llegada al cabo de York, en Queensland, el 26 de febrero de 1606, debemos plantear la singladura de Pedro Fernández de Queirós como la primera en avistar el continente australiano tras iniciar su periplo por dichas islas el 21 de diciembre de 1605.

La inclusión de toponimia en la carta de Godinho, entre la que destacan nombres como NOVA JERUSALEM, R. de la Cruz, Bahía des Felipe y S.tiago y terrado es pt sto entre otros, hace cuestionar la veracidad de los relatos que denostaron el descubrimiento español de la TERRA AUSTRALIS.

Por tanto, este mapa no es sólo importante por reflejar por primera vez el quinto continente, o Australia, sino porque la plasmación de los viajes de Quirós le enmarcan como el primer descubridor de la Terra Australis.

Bárbara Polo Martín es Becaria Predoctoral en el Departamento de Geografía de la Universitat de Barcelona.