LUCES URBANAS

Oriol Nel·lo

Grup d’Estudis sobre Energia, Territori i Societat

Departament de Geografia de la Universitat Autònoma de Barcelona

oriol.nello@uab.cat

La Asociación de Geógrafos Españoles acaba de otorgar el premio “Roser Majoral” al artículo “Energy and Urban Form. The growth of European cities on the basis of night-time brightness”, aparecido en Land Use Policy , 61 (2017). El galardón, de carácter anual, distingue el artículo más destacado publicado por geógrafos españoles en revista internacionales. Los autores del trabajo son Oriol Nel·lo, Joan López, Jordi Martín y Joan Checa, miembros del Grup d’Estudis sobre Energia, Territori i Societat del Departamento de Geografia de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Como es bien sabido, el sistema urbano europeo ha conocido en las últimas décadas transformaciones muy notables, que han afectado tanto la articulación y jerarquía de la red urbana, como la morfología de las áreas urbanas. El trabajo premiado explora la concreción de dichos cambios en veinte metrópolis europeas a partir de una fuente relativamente novedosa para estos fines: la imagen satelital nocturna de la Tierra1.

La fotografía aérea y la imagen satelital diurna han permitido seguir la evolución de dichas dinámicas, pero, pese a resultar siempre más precisas, presentan algunos inconvenientes. Entre estos destacan, por un lado, su escasa recurrencia temporal y, por otra, el hecho que su uso induce a identificar, de manera a menudo abusiva, los usos urbanos del espacio con la artificialización del suelo. En cambio, los avances en la disponibilidad, precisión, cobertura territorial y recurrencia de las imágenes satelitales nocturnas ofrecen nuevas oportunidades para estudiar no solo la extensión sino también la intensidad de los usos urbanos sobre el espacio.

Así, la utilitzación de esta fuente ha permitido analizar desde una nueva perspectiva la evolución de las principales metrópolis europeas en el período 1992-2012. La primera conclusión que del estudio se deriva es que la luminosidad urbana cubre una extensión muy superior a la artificialización física del suelo. En el caso de Madrid, para poner solo un ejemplo, el suelo urbanizado del área urbana en un radio de cincuenta quilómetros a partir del centro de la capital cubría en 2006 –según datos de las Urban Morphological Zones (UMZ) de la European Environment Agency- una superficie de 1.013 km2, mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana se extendía ya en esta fecha sobre 2.341 km2.

Pero no es solo que el suelo artificializado tenga una extensión inferior a la luminosidad nocturna, sino que la segunda tiende a expandirse a un ritmo muy superior que el primero. Así, la superficie total de las UMZ en la áreas estudiadas creció entre 1992 y 2012 un 15% mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana lo hizo en el 76%. Cabe señalar, por otra parte, que el ritmo de expansión de la luminosidad difiere notablemente entre las diversas áreas urbanas y parece responder a ciertos patrones territoriales. Así, si clasificamos de manera normativa las ciudades estudiadas según su latitud, observamos que 12 de ellas se encuentran el Norte del paralelo 46 y 8 al Sur del mismo. Pues bien, 9 de las ciudades con menor expansión de la luminosidad se encuentran al Norte de esta línea mientras que 7 de las que presentan mayor expansión se hallan en el Sur. Entre estas, Lyon, Madrid, Marsella, Milán, Roma y Nápoles prácticamente doblan su superficie iluminada en veinte años, mientras que Lisboa la triplica. La excepción entre las ciudades del sur corresponde a Barcelona, que presenta una expansión relativamente más contenida.

De hecho, la falta de correspondencia estricta entre la expansión del suelo artificializado y la luminosidad urbana, que podría ser vista, en principio, como una limitación para el uso de la imagen satelital nocturna, puede constituir, al cabo, una de sus principales virtudes. Mientras que el análisis del proceso de urbanización a través de la superficie artificializada induce a conclusiones de carácter binario (urbanizado/no urbanizado), el empleo de la luminosidad nocturna permite aproximaciones más complejas. Esto es así, porqué la luminosidad se deriva no solo de asentamiento, sino también de la presencia de infraestructuras y de usos más o menos esporádicos del territorio. De este modo, la luminosidad nocturna permite analizar las dinámicas territoriales atendiendo no solo a los asentamientos permanentes sino también a la intensidad y a la recurrencia del uso del conjunto del territorio por parte de la población.

Es por ello que, pese a las incógnitas y limitaciones metodológicas que todavía presenta, el empleo de la imagen satelital nocturna ofrece recursos de gran interés para el estudio del proceso de urbanización, su relación con el consumo de energía y las políticas necesarias para gestionarlo.

1 El trabajo es uno de los resultados de la investigación “La luz de la ciudad. La delimitación y evolución morfológica de las áreas metropolitanas españolas a partir de las imágenes nocturnas de la Tierra (1992-2012)”, elaborado en el marco del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad, modalidad 1, «Retos Investigación»: Proyectos de I+D+, en la convocatoria 2013 (Número de referencia CSO2013-47833-C4-2-R).