EL MAPA DE LA ECÚMENE DE MARINO DE TIRO

Antonio Santana Santana

¿Quién no ha oído hablar alguna vez del geógrafo de la Antigüedad Claudio Ptolomeo (100-170 d.C. aproximadamente) y de sus famosos mapas? ¿Quién no los ha visto alguna vez? Sin duda, cualquiera que se haya interesado por la Historia Antigua, la Geografía o la Cartografía, ha visto alguna de las numerosas y preciosistas reconstrucciones de sus mapas que proliferaron a partir del Renacimiento. Ptolomeo es considerado uno de los grandes geógrafos de la Antigüedad y, sobre todo, de los que más renombre e influencia posterior han tenido. Sin embargo, su mapa de la Ecúmene es más una imagen del mundo para ser expuesta, para contemplar, que para usar.

Ptolomeo sucedió a Marino de Tiro (60-130 d.C. aproximadamente), un cartógrafo mucho menos conocido, como director de la Biblioteca de Alejandría, del que aprendió mucho, usó muchos de sus datos, pero al que criticó duramente. Sin embargo, Marino de Tiro fue mucho mejor cartógrafo que Ptolomeo, aunque no tuvo su suerte, pues su obra se perdió, salvo precisamente las críticas que le consagró Ptolomeo en su libro Geografía. Perolos que conocen historia de la cartografía le reconocen a Marino un gran valor por haber actualizado la información que había en su momento sobre la ecúmene antigua y, sobre todo, por haber construido un mapa ortogonal, rectangular, mucho más útil para la navegación que el de Ptolomeo. Marino fue sin duda el mayor y mejor cartógrafo de la antigüedad tardía.

Se tienen muy pocas informaciones sobre su vida y su obra. Apenas se sabe que nació en Tiro (sur del actual Líbano), que fue director de la Biblioteca de Alejandría en Egipto, lo que le permitió conocer en profundidad el estado del conocimiento de su época, y que vivió gran parte de su vida en la isla de Rodas, el centro de la actividad cartográfica de la Antigüedad. Escribió al menos dos libros: uno primero denominado Instrucciones Geográficas, en que expuso su método para construir los mapas, y otro titulado Correcciones al mapa del mundo, en el que corrigió el mapa romano de la Ecúmene, el Orbis Terrarum, más conocido como Mapa de Agripa (64/63-12 a.C.), iniciado por orden de Julio César el año 44 a.C., el mismo año de su asesinato.

Analizando las referencias y críticas que le realizó Ptolomeo hemos podido reconstruir aproximadamente los criterios que utilizó para construir su mapa. Estableció el límite sur de la Ecúmene en el lugar más austral conocido durante la Antigüedad, la mítica ciudad de Agisimba, situada en la desembocadura del río Zambece (Mozambique), a 24º Sur, que Ptolomeo puso en duda; el límite oriental en la ciudad de Sera, en China, y las ciudades de Thinae y Catigara, en Indochina, a 225º40´E de las Islas Canarias, que Ptolomeo estimó sobredimensionado; situó el meridiano 0 en las Islas Afortunadas (Islas Canarias), que Ptolomeo asumió; y el límite norte de la ecúmene en la mítica isla de Tule, la más septentrional conocida en ese momento, que Ptolomeo también asumió, y que identificamos con las islas de Bjorko, situadas en el Golfo de Botnia, en la costa de Ostrobotnia (Finlandia), localizadas aproximadamente a 63º15´N y 21º15´E, en el actual sistema de coordenadas.

La clave de bóveda de su sistema de coordenadas no podía ser otra que un punto sobre el que trazar la red de meridianos. Ese punto debía ser lo más septentrional posible, en su caso la isla de Tule (Bjorko), y que además contaba con otra valiosa característica más que era encontrarse situada en le línea del círculo de iluminación durante los solsticios que alineaba Tule, Promontorio Sagrado (cabo de San Vicente, Portugal) y las Islas Afortunadas (Islas Canarias). Estos tres lugares quedan alineados durante los solsticios por el primer arco meridiano de iluminación de la Ecúmene clásica del orto invernal, formando el arco meridiano principal, que fue elegido por Marino como el meridiano 0 de su mapa. Sobre este punto, en el que se interceptan el paralelo 63ºN y el primer círculo de iluminación del orto del solsticio del invierno boreal, trazó la red de meridianos que, en la reconstrucción realizada por nosotros, permite hacer coincidir sus coordenadas con la ubicación de las localidades de las que ofrece los pares de coordenadas.

De esta forma, la reconstrucción del sistema de coordenadas que debió utilizar Marino de Tiro para confeccionar su mapa realizada por nosotros permite reconocer los criterios geográficos aplicados y dar una interpretación plausible a sus coordenadas que, de otra forma, se presentarían como erráticas.

FIGURAS 1 Y 2

Para mayor información:

SANTANA SANTANA, Antonio. El sistema geográfico de Marino de Tiro. Scripta NovaREVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES. Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788 Vol. XIX, núm. 519, 1 de octubre de 2015, 35 pp.

Antonio Santana Santana es geógrafo. Es profesor Titular de Universidad del Departamento del Geografía de la Uni­ver­si­dad de Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España).

Ficha biblio­grá­fica:

SANTANA SANTANA, Antonio. El mapa de la ecúmene de Marino de Tiro. Geo­cri­tiQ. de 2016 [ISSN: 2385–5096].

FASES SELECCIONADAS:

Marino de Tiro, director de la Biblioteca de Alejandría, fue el mayor y mejor cartógrafo geógrafo de la Antigüedad tardía (principios del siglo II d.C.) que elaboró la mejor y más exacta imagen del mundo de su momento, construyendo un mapa rectangular de gran utilidad práctica

Un gran desafío geográfico: la realización de monografías locales y regionales

Jan M. G. Kleinpenning*

El mundo ha cambiado mucho durante mi ‘vida geográfica‘ de más de sesenta años (tengo hoy 80). Ahora hay más departamentos de geografía que hace medio siglo, y con más colaboradores. Los geógrafos pueden viajar a cualquier lugar del mundo para realizar sus investigaciones, gracias a los precios bajos de transporte. Encuentran datos más o menos detallados por Internet sobre cualquier tema. Hay mucha más información estadística y crecientemente pueden consultarla en forma digitalizada. Ha aumentado el número de revistas geográficas y de las ciencas sociales, en papel y digitales, lo que facilita la publicación de los resultados de investigación. Resulta que el ‘output’ de la disciplina ha aumentado enormemente.

Pero … llama la atención que es casi enteramente un ‘output’ en forma de artículos sobre temas muchas veces muy específicos. Casi faltan los estudios holísticos, o sea las monografías de regiones, comarcas o lugares en que se describe y se analiza el conjunto de los diversos fenómenos geográficos en su totalidad, su relación mútua y su interacción. La gran mayoría de los geógrafos se ha apartado de la geografía regional, en el sentido amplio de la palabra. Una explicación es, sin duda, que las universidades exigen una productividad ininterumpida de sus colaboradores. Otra explicación podría ser la complejidad de la realidad geográfica con que se está confrontado en la práctica de la geografía regional.

Otra hecho que llama la atención es el interés de los geógrafos en la actualidad y los cambios recientes. Tengo a veces la impresión de que los geógrafos son periodistas cientifícos, esmerándose en reportar lo más pronto posible todo lo que cambia en el mundo. Son escasos las investigaciones histórico-geográficas y las investigaciones longitudinales, en algunos países más que en otros. Me parece que en España siempre ha existido una relación más fuerte entre geografía e historia que en otros países (por ejemplo Holanda).

Pero … ¿porque más investigación histórico-geografica y longitudional? Porque con el estudio del pasado y de la evolución histórica desde un punto de vista geográfico, se comprende mejor la actualidad y se aprende de la ‘temporalidad‘ de los modos de vida, el tema central de la geografía humana. Hablando en 1957 con el Prof. Manuel de Terán en la Universidad de Madrid acerca de mi Tesis Doctoral sobre Comarca de Pinares en el sudoeste de Soria y sureste de Burgos, me aconsejó dar atención también al pasado e incluir un análisis de los datos del Catastro del Marqués de Ensenada. Fue un consejo muy sabio, pues sin haber estudiado la situación a mediados del siglo XVIII siempre habia pensado que la explotación forestal tal como existía a mediados del siglo XX era la actividad normal desde tiempo immemorial. No lo era, pues el auge de la explotación forestal databa de los años de la posguerra civil, cuando subieron mucho los precios de la madera. Hacia 1750 la Comarca era más bien un área de carreteros, ganaderos y pequeños labradores. Y retomando el estudio de la Comarca en 2011 aprendí que el bajo de los precios de la madera obligó a los pinariegos a buscar otros medios de vida o emigrar a otras partes del país para encontrar trabajo. Eran otros tiempos y otra geografía. Algo similar aprendí de mi estudio de Cuevas del Almanzora, donde el panorama rural ha cambiado drásticamente sobre todo gracias a la disponibilidad de más agua que hace medio siglo.

He aprendido también mucho de mis estudios sobre el Paraguay. Comencé en los años ochenta con un estudio de la actualidad rural de entonces; después fui a conocer cada vez mejor el país, realizando dos estudios geográfico-históricos en que he analizado el proceso de colonización, los modos de vida y los cambios en los mismos desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del siglo XX. Dos estudios de investigación longitidunal de más de cuatro siglos, que no solo me han dado una idea de la evolución y del fondo de la situación rural actual. También aprendí con ellos que estos dos estudios han sido muy apreciados en el Paraguay. Es un país relativamente joven – casi sin geógrafos humanos – ,que quiere conocer su historia, y tiene también derecho a conocerla.

Generalizando se puede decir que la monografía geográfica, los estudios de geografía histórica y las investigaciones longitudiales no sólo tienen valor científico sino tambien social. Y conservan muchas veces su valor durante más tiempo que muchos artículos y libros sobre temas actuales. Sin embargo, desgraciadamente, no son muchos los productos geográficos de este tipo. Queda pues suficiente trabajo para la geografía humana, sobre todo para la investigación longitudinal, que – personalmente – me ha dado mucha satisfacción.

Para mayor información:

Kleinpenning, Jan M.G. Los Pueblos Pinariegos. Triptico geográfico-histórico del noroeste de Soria y sudeste de Burgos [Primera edición 1962]. Reedición, Soria: Diputación Provincial de Soria, 2014. 382 p.

Kleinpenning, Jan M.G. Cuevas del Almanzora. Pasado y presente económico y demográfico de un municipio en el sureste español semiárido 1964-2014 [Primera edición 1965]. Reedición, Odijk: El autor, 2014. 142 p.

Jan M. G.Kleinpenning es catedrático jubilado de geografía humana de la Universidad de Nimega, Holanda.

Agio privado frente interés público: la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces en el periodo entreguerras

Domingo Cuéllar*

La Compañía de los Ferrocarriles Andaluces ha sido una de las empresas más peculiares que han existido en el panorama ferroviario español. Sus orígenes y formación, su tamaño, su ámbito territorial o su gestión son algunos de los aspectos que le confirieron ese carácter singular. Bien es cierto que la empresa se diseñó y desarrolló bajo la pauta de la legislación española promulgada por el emergente Estado liberal y fue, como remarcó el profesor Pedro Tedde, un ejemplo de empresa de la Restauración española.

Efectivamente, en muchos aspectos la empresa Andaluces puede ser considerada como un reflejo de su tiempo, un sujeto histórico que representaba el modo de hacer política y negocios, casi siempre necesariamente unidos ambos términos, en la España de la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, pero creemos que también actuó bajo un patrón propio al que se vio, en cierto modo, obligado por esas particularidades a las que hacíamos mención al principio del texto.

Andaluces no fue una empresa lo suficientemente grande para poder competir en posición de igualdad con las otras dos dominadoras del sistema ferroviario español (Norte y MZA), pero tampoco era una empresa pequeña que pudiera aprovechar sus ventajas logísticas u oportunidades de negocio para la gestión de un espacio limitado y controlado. No. Andaluces se autoimpuso su expansión por toda la región andaluza y en su camino adquirió negocios ruinosos, mientras perdía el acceso al principal eje ferroviario de la zona, el valle del Guadalquivir, controlado por MZA. Además, el crecimiento al este (Murcia y Alicante) fue un fracaso y tampoco pudo tener nunca una conexión directa con la capital del Estado, Madrid, lo que le obligó a depender de los acuerdos con otras compañías (especialmente MZA).

Con todo, lo más sorprendente de la historia empresarial de esta compañía fueron sus últimos quince años de vida. Esta última etapa de la compañía malagueña arranca con el denominado “Problema Ferroviario”, que hacía referencia a la crítica situación en la que se encontraron las compañías ferroviarias españolas a partir de 1918 a causa del alza descontrolado de los precios de muchos insumos industriales, necesarios para la explotación ferroviaria, como carbones y combustibles, la subida de los salarios de los trabajadores, la implantación de la jornada máxima legal diaria de ocho horas y el deficiente estado de conservación de instalaciones y material rodante ferroviario, que imposibilitaba un aumento de los tráficos para atender la demanda. Aunque se autorizó un aumento de tarifas (15%), el problema era mayor y solo el auxilio del Estado proporcionaría los capitales necesarios para mantener un negocio que había pasado de ser privado a la consideración de interés general.

En este escenario, lo lógico hubiera sido la absorción por otra empresa mayor, aunque los problemas que también tenían Norte o MZA seguramente impidieron esta solución. El rescate o nacionalización también hubiera sido una decisión acertada, aunque todavía no se había dado ningún caso hasta ese momento en España. En todo caso, la decisión de la continuidad del negocio por la vía de la gestión privada debería haberse basado en la prudencia y la redimensión de la empresa a una lógica de explotación que la hiciera viable.

Por el contrario, la gestión de Andaluces durante la década de 1920 hasta la intervención del Gobierno en mayo de 1936 fue una huida hacia adelante en el que junto a un fuerte apoyo financiero del Estado, tanto de gobiernos de la dictadura de Primo de Rivera como de gobiernos republicanos, se produjo una provechosa etapa de reparto de dividendos entre los accionistas con una regularidad que nunca había tenido hasta entonces. La componente especulativa en un negocio en profunda crisis solo se puede explicar por la aportación de capitales públicos que fueron utilizados para beneficios privados, y no para la mejora de los servicios ferroviarios de la compañía.

Las líneas de Andaluces fueron integradas en la red de la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste de España, empresa de capital mixto que había sido creada en 1928 para reagrupar pequeñas y medianas compañías que tenían graves apuros económicos. Andaluces se integró aquí entre 1936 y 1941, pero la historia no acaba aquí.

Aún quedaba un último y sorprendente episodio para completar el esperpento: acabada la guerra civil con la victoria de Franco se procedió a un rescate general de las líneas ferroviarias de vía ancha en España. En este proceso, Andaluces volvió a recuperar su estatus de compañía privada, ya que se consideró su rescate de 1936 como nulo, y recibió una valoración de sus activos para así poder indemnizar a los propietarios por el nuevo rescate. Esta sería, pues, una última particularidad que añadir a la azarosa historia de Andaluces: su postrero doble rescate.

Para mayor información:

CUÉLLAR, Domingo. La Compañía de los Ferrocarriles Andaluces en las décadas de 1920 y 1930. Revista de Historia Industrial, 2015, 60, p. 113-167.

BLASCO, Enrique; Domingo CUÉLLAR y José Luis MONTOYA. La contabilidad de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces en un periodo crítico (1920-1930) y su análisis a través del estado de flujo efectivo. De Computis, 2014, nº 20, p. 96-120 (http://www.decomputis.org/dc/articulos_doctrinales/blasco_cuellar_montoya20.pdf).

* Domingo Cuéllar es Doctor en Historia. Ha sido editor de la revista de historia TST (Transportes, Servicios y Telecomunicaciones), profesor asociado de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Madrid e Investigador del Programa de Historia Ferroviaria en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.

UNA “NUEVA BARCELONA” EN EL DANUBIO FUE EL REFUGIO DE LOS EXILIADOS DE OTRA GUERRA CIVIL

Agustí Alcoberro*

Las enfermedades endémicas se cebaron sobre los colonos. La población, formada por unas 800 personas, se redujo a la mitad en tan sólo unos meses. La mayoría reemigró a Viena o Buda en los años siguientes.

Hoy la Nueva Barcelona es Zrenjanin, la ciudad más importante del Banato serbio, con unos 80.000 habitantes.

Ahora que la región de los Balcanes se convierte en antesala de Europa para los refugiados de la guerra civil de Siria, será bueno recordar el papel que ejerció aquella zona hace ya tres cientos años. En concreto, hablamos de la fundación, y del fracaso, de una colonia formada por los exiliados de la Guerra de Sucesión de España (1702-1714). La ciudad se ubicó en el Banato de Temesvar y se llamó Nueva Barcelona. La región mantiene hoy un aspecto abiertamente plurinacional, de encrucijada de caminos, y el recuerdo de la ciudad de los exiliados continúa vivo.

El Banato de Temesvar es una región natural delimitada por los ríos Danubio, Tisza y Mures. Constituyó también una unidad política, con capital en la actual Timisoara, hasta el final de la I Guerra Mundial. Entonces, esta región de la gran llanura panona fue dividida entre Rumanía y Serbia. Tan sólo una pequeña franja septentrional, alrededor de Szeged, correspondió a Hungría.

Obviamente, los Estados contemporáneos han fomentado la división del territorio, a través de redes de comunicación que se ignoran entre sí, cuando no se dan abiertamente la espalda. Las fronteras, ubicadas en espacios extremadamente planos, pretenden romper una tozuda continuidad natural. Los trámites burocráticos se han complicado tras las recientes guerras balcánicas y con la incorporación de Rumanía y Hungría a la Unión Europea. Pero no son, en general, demasiado prolijos ni exhaustivos.

A una y otra parte de los límites territoriales de los Estados se impone una notable diversidad cultural y lingüística. Tanto en el área rumana como en la serbia, las señales de tráfico están escritas en cuatro lenguas: las oficiales de ambos estados, más el alemán y el húngaro. En Timisoara, los adolescentes o sus padres pueden escoger entre los institutos de secundaria rumanos, germánicos o magiares, y los espectadores pueden asistir a funciones teatrales en las tres lenguas. La región del Banato serbio, la Voivodina, tiene hasta seis idiomas oficiales.

Tras la caída del Muro de Berlín, muchos de los miembros de la minoría alemana del Banato emigraron a la RFA. En los últimos años una parte de los húngaros de Rumanía se han desplazado a Hungría. En la Universidad de Szeged ha aumentado también la presencia de estudiantes con pasaporte serbio de lengua y cultura magiares. Sin embargo, aunque en todas partes es constatable una tendencia a la uniformización, el Banato continúa siendo un espacio heterogéneo desde el punto de vista humano.

Las razones históricas de esta realidad social nos llevan al Tratado de Passarowitz de 1718, que puso fin a la III Guerra Turca. El Banato de Temesvar fue incorporado a la llamada Frontera Militar de la monarquía de los Habsburgo, un espacio gestionado directamente desde Viena por el Consejo de Guerra (Kriegsrat) y la Cámara Imperial (Hofkammer). Esta institución fomentó a partir de la década de 1720 la repoblación de un territorio con grandes posibilidades agrícolas, pero por entonces con graves problemas sanitarios a causa de la amplia presencia de zonas pantanosas donde el paludismo era una enfermedad endémica.

La colonización, tutelada desde el Estado, fue protagonizada por parejas de campesinos jóvenes, a quienes se les concedieron tierras y medios para iniciar sus tareas. El conde Claude Mercy-Argenteau, gobernador del Banato, se hizo cargo del proyecto, que incluía la construcción de nuevas ciudades o colonias homogéneas desde el punto de vista étnico. Los nuevos pobladores, germánicos y también magiares, se distribuyeron en un complicado tablero de ajedrez donde ya residían rumanos, serbios, rutenos y otros colectivos.

Y desde 1735 también fueron a parar allí algunos centenares de exiliados de la Guerra de Sucesión de España. Aquella había sido sin duda la primera guerra civil peninsular (además de un conflicto de carácter mundial, con repercusiones en las dos Américas y en Asia). El éxodo que la siguió afectó a unas 30.000 personas, que constituyeron el primer exilio político hispánico. Aproximadamente la mitad de ellos eran catalanes; el resto (valencianos, aragoneses, castellanos) se habían refugiado en Barcelona en los últimos compases de la contienda. Los exiliados se desplazaron a tierras del emperador Carlos VI, el Carlos III de sus seguidores hispánicos. Muchos de ellos se establecieron en Nápoles o Milán, estados incorporados a los dominios de los Habsburgo por la Paz de Rastadt (1714). Los más afortunados se instalaron en Viena, donde construyeron espacios de sociabilidad y de socorro, como el Hospital de Españoles con su iglesia de la Merced o el Monasterio de Montserrat de Viena.

Aquel mundo sucumbió tras la ocupación borbónica de Nápoles en 1734. Muchos exiliados que se habían establecido allí veinte años atrás tuvieron que trasladarse entonces a Viena, donde generaron una crisis humanitaria. En aquel contexto, la administración imperial miró hacia el Banato. La reemigración de exiliados hispánicos hacia aquellas tierras de frontera se inició ya en la primavera de 1735. Los exiliados llamaron Nueva Barcelona a la colonia que les fue adjudicada.

Sin embargo, la historia de la nueva ciudad fue breve y cruel. Los exiliados, algunos de edades avanzadas y todos sin experiencia como agricultores, no respondían precisamente el modelo de colono enviado a abrir nuevas tierras. Las enfermedades endémicas se cebaron sobre los colonos. La población, formada por unas 800 personas, se redujo a la mitad en tan sólo unos meses. La mayoría reemigró a Viena o Buda en los años siguientes. Hoy la Nueva Barcelona es Zrenjanin, la ciudad más importante del Banato serbio, con unos 80.000 habitantes. De aquella fundación difícil sólo quedan algunos recuerdos conservados en el Museo Nacional y en el archivo del obispado católico – además de la magnífica documentación que custodia el Hofkammerarchiv de Viena.

Para mayor información:

Alcoberro, Agustí: La “Nova Barcelona” del Danubi (1735-1738). La ciutat dels exiliats de la Guerra de Successió. Barcelona: Rafael Dalmau ed., 2011

Alcoberro, Agustí: El primer gran exilio político hispánico: el exilio austracista. In Albareda, Joaquim (ed.): El declive de la monarquía y del imperio español. Los tratados de Utrecht (1713-1714). Barcelona: Crítica, 2015, p. 173-224

*Agustí Alcoberro es profesor de Historia Moderna en la Universidad de Barcelona

¿Por qué no saben argumentar los estudiantes sobre los problemas históricos?

Aprender a argumentar es una capacidad presente entre las finalidades educativas enunciadas por la legislación (2007) que cobra relevancia en la formación de ciudadanos críticos. En el ámbito de las ciencias sociales, la competencia en argumentación tiene un papel central en tanto que permite el manejo de las fuentes documentales, la elaboración de interpretaciones propias y el desarrollo de actitudes críticas desde el reconocimiento de problemas. Sin embargo, es frecuente observar en nuestras aulas que los estudiantes muestran dificultades para elaborar argumentos razonados y juicios históricos. Así pues, aproximarse al currículum vigente y los libros de texto se hace indispensable para encontrar las posibles mejoras en el tratamiento didáctico de la argumentación.

El problema de la secuencia temporal cronológica.

Tanto el currículum como su concreción, el libro de texto, toman la ordenación cronológica como criterio didáctico organizativo. Se trata de un criterio que facilita la secuenciación de los contenidos al marcar períodos claramente delimitados por fechas singulares que corresponden a acontecimientos excepcionales. Sin embargo, al agruparse en cada período procesos de duraciones distintas que en realidad tienen principios y finales confusos, el alumno no tiene en cuenta los avances, retrocesos, rupturas y continuidades de los procesos históricos y terminan interpretando el pasado como un conjunto de etapas cerradas, inmutables y abstractas que se suceden una tras otra de manera ordenada hasta llegar al presente.

El peso de un planteamiento y una estructura didáctica cerrada

Partiendo de las interpretaciones que el alumnado de Bachiller ofrece sobre problemas históricos como el Franquismo y Transición, se concluye que los estudiantes muestran la tendencia a dar explicaciones basadas en recuerdos aislados de personajes y estereotipos históricos. A menudo, sus respuestas están centradas en aspectos poco relevantes de la propuesta de trabajo y contienen información obvia que ha sido extraída directamente del enunciado. Una explicación más simplista acerca de las dificultades que los alumnos muestran para argumentar reduciría las causas a la falta de motivación y apatía de los alumnos.

Sin embargo, en la mayor parte de los manuales escolares consultados en nuestro estudio, encontraríamos que el peso de las actividades en las que se demandan descripciones de “corta y pega” desde el texto académico sigue siendo superior a aquéllas en las que se proponen las tareas propias de la argumentación (buscar y seleccionar la información a través de diferentes materiales históricos, analizar e interpretar la misma, etc.). En el trasfondo, se esconde la permanencia de un tipo de aprendizaje reproductivo y memorístico de la Historia basado en hechos, datos y conceptos y no en la elaboración de interpretaciones razonadas.

La hegemonía de la concepción positivista de la historia

Tanto en los manuales escolares como en el marco legal permanece de forma encubierta una concepción positivista del conocimiento y de la educación que se afana por convertir el aula en un espacio de neutralidad sin tener en cuenta que dicha neutralidad desaparece desde el momento en que hay una selección de contenidos y temas a tratar.

Al considerar la emisión de un juicio histórico como algo secundario, subjetivo e independiente de la interpretación de los hechos históricos, no nos extraña encontrar por un lado, que los estudiantes no cuestionen sus estereotipos y prejuicios cuando argumentan sobre cuestiones conflictivas como la amnistía y la reconciliación de la sociedad española con su difícil pasado reciente. Por otro lado, que tomen el conocimiento histórico como una certeza dogmática. Por consiguiente, el esfuerzo por mantener una apariencia de imparcialidad estricta en la educación desaprovecha una buena oportunidad para desarrollar un pensamiento crítico entre el alumnado al evitar tematizar los juicios históricos con sus referencias de valor y trabajar la empatía histórica superficialmente.

La capacidad argumentativa y la enseñanza de la historia

Como docentes tenemos un compromiso ético con nuestra profesión y con la sociedad para que nuestros estudiantes alcancen un pensamiento crítico. Enseñar a argumentar en historia precisa en primer lugar, incitar a los estudiantes a leer críticamente un texto. En segundo lugar, estimularlos a participar activamente en el aula a través la exposición de ideas y preguntas. Y, finalmente, desafiarlos a elaborar sus propios argumentos apoyándolos con pruebas tomadas de las fuentes de información, superando la monocausalidad y evitando las interpretaciones definitivas o subjetivas.

En otras palabras, enseñar a argumentar en historia supone un desafío a la forma de pensar los procesos históricos para favorecer la conciencia histórica de nuestros futuros ciudadanos.

Para mayor información:

MACHÍ FERRER, Carmen. Argumentar el presente desde la explicación histórica del pasado. CLIO.HistoryandHistoryteaching,Zaragoza, nº40, p. 01-19, 2014. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es

MACHÍ FERRER, Carmen. Argumentar el presente desde la explicación histórica del pasado. Trabajo Fin de Máster en Investigación en Didácticas Específicas, especialidad Ciencias Sociales: Geografía e Historia. Presentado en la Facultat de Magisteri de la Universitat de València, año 2014. Dirigido por Dr. Rafael Valls Montes.

CarmenMachíFerreres investigadora del grupo GEA-CLIO.

A desigualdade socioespacial em São Luís/Maranhão/Brasil

Brasil é conhecido por ser um dos países mais desiguais do mundo, embora seja a 7ª maior economia do mundo, estando à frente de países europeus como França (8º) Reino Unido (9º), e outros. A disparidade figura no ranking mundial das desigualdades, em 80º posição (Banco Mundial, 2014).

A desigualdade produz pobreza absoluta e relativa, que, por sua vez, levam o indivíduo a uma complexidade de problemas, que vão desde a falta de autoestima, de sentimento de incapacidade de satisfazer seus desejos – uma pessoa fora do contexto e segregada socialmente. Com isso, gera sentimentos de vergonha. Amartya Sem (1992) compreende a pobreza como carência de capacidades e direitos, que são impedidos de exercê-la pela minoria que detém o poder, a riqueza.

Os efeitos de cada uma, desigualdade e pobreza, são visíveis e pujantes, pelo fato de acarretarem o sentimento de desvalorização humana, de não pertencimento àquela sociedade e insegurança econômica, tornando o indivíduo frágil em muitas áreas de sua vida, senão, em todas, como a sua integridade física, moral e psíquica.

Esse conjunto de fatores faz com que o indivíduo perca a capacidade de tomar algumas decisões sobre sua vida, ou seja, tende a perder sua própria autonomia. Na perspectiva de Pereira (2009 p. 74 -75), “a vergonha social pode minar o sentimento de autoestima, e quando a pessoa é menosprezada, rejeitada, se sente com menor valor social”. O autor assegura, ainda, que o Estado deverá arcar com sua responsabilidade quando se tratar de dar oportunidades à população que se encontra abaixo da linha da pobreza, pois é necessário dar o impulso inicial para que consiga saltar para adiante, criar mecanismos para que caminhe por si.

E onde estão os pobres e em que circunstâncias vivem? A olho nu há uma nítida diferença socioespacial quando se adentra uma cidade, ainda mais se esta for uma capital ou uma metrópole, onde as diferenças urbanas são mais gritantes que as rurais.

Dessa forma, observa-se que os mais desfavorecidos habitam áreas mais desprivilegiadas. Este elo quase sempre resulta em maior precariedade urbana em todos os níveis de pobreza, sendo que a estigmatização de determinadas áreas gera discriminação, podendo esse espaço degradar-se cada vez mais, alargando o processo de desigualdade social, onde o sentimento de pertencimento das pessoas se qualifica como um pertencimento a um status inferior da sociedade, com sentimentos degradantes em relação a si mesmo e a comunidade a que pertence.

Essas desigualdades aparecem em vários âmbitos, e um dos mais evidentes é a desigualdade regional, onde se distinguem com fulgência o pobre do sul e o pobre do norte. Os pobres do Nordeste do Brasil são diferentes dos pobres do Sul e Sudeste do país. Outra diferença se encontra nas zonas urbanas e rurais. Ademais, dentro de uma mesma cidade existem diferenças socioespaciais e econômicas gritantes, que se chama segregação. E ainda se vivencia a fragmentação da pobreza, quando bairros estão rodeados de favelas, estando pobreza e a riqueza convivendo em um mesmo espaço, como bem diz Milton Santos “existem duas ou diversas cidades dentro da cidade. Esse fenômeno é o resultado da oposição entre níveis de vida e entre setores de atividade econômica, isto é, entre classes sociais. (2008, p. 190)”.

São Luís é a capital do estado do Maranhão/Brasil e está localizada em uma ilha com mais três municípios, a saber: São José de Ribamar, Paço do Lumiar e Raposa. Este conjunto de municípios compõe a Ilha de São Luís, com 1.327.495 habitantes, e área 1.410,015 km². Porém somente o município de São Luís detém 57% do território da ilha (834,78 km²) com seus 1.014.837 (IBGE, 2010) habitantes perfazendo 1.215.69 habitantes por km².

Para analisar e medir a pobreza socioespacial foi construído o Índice de Desigualdade Socioespacial de São Luís do Maranhão (IDSE-SL). O objetivo deste índice é medir os bairros mais segregados da capital do Maranhão. Para isso foi examinado os bairros de São Luís pelas dimensões: demográfica, infraestrutura, habitacional, educacional e econômica possibilitando uma visão minuciosa e, ao mesmo tempo ampla, carreando conhecimento dos focos de desigualdade socioespacial por bairros.

A referida investigação chegou a conclusão que o bairro Vila Nova é o mais segregado de todos os estudados, com um Índice de 0,76. A figura 1 mostra o índice de desigualdade para os 37 grandes bairros de São Luís.

Figura 1 - Mapa do Índice de Desigualdade de São Luís.

Fonte: IBGE, Censo Demográfico 2000.
Figura 1 – Mapa do Índice de Desigualdade de São Luís.
Fonte: IBGE, Censo Demográfico 2000.

Compete ao Estado assumir o compromisso de formular políticas públicas que contemplem os bairros, cuja desigualdade socioespacial ficou evidente neste estudo. Também é necessário chamar atenção para a importância de essas políticas considerarem como foco primordial a inserção de 40,11% da população (a soma de todos os bairros que estão com a cor lilás, transformado em percentual) que vivem em território precarizado, equipando-os com recursos físicos (escolas, postos de saúde, delegacias dentre outros) e humanos (professores, médicos, enfermeiros, delegados, agentes de segurança dentre outros), capazes de promover o bem-estar e oportunidade a fim de que possam usufruir de uma vida digna, fruto de uma cidadania honrosa.

Melhorar as condições de vida dessas famílias significa elevar a sua autoestima, para que elas se apoderem do sentimento de pertencimento de um espaço habitado e digno, transformando-o, assim, em um território mais humanizado.

Para maiores informações:

PETRUS, Júlia Kátia; e PEREIRA JÚNIOR, Magno Vasconcelos. A desigualdade socioespacial de São Luís (MA) demarcada pelos seus bairros. Ateliê Geográfico. Goiânia: UFG, agosto de 2015, v. 9, n. 2, p. 170-189. <https://www.revistas.ufg.br/index.php?journal=atelie&page=article&op=view&path%5B%5D=37575>

AMYRTA Sen. Los conceptos de la pobreza. Comercio Exterior, v. 42, n. 4, abril de 1992.

PEREIRA, Gustavo. Preferencias adaptativas como bloqueo de la autonomía. In Cortina, Adela y Pereira, Gustavo. Pobreza y liberdad: erradicar la pobreza desde el enfoque de Amartya Sen. Madrid: Editorial Tecnos, 2009.

SANTOS, Milton. Manual de Geografia Urbana. São Paulo: Editora da Universidade de São Paulo (EDUSP), 3ª edição, 2008.

Júlia Kátia Borgneth Petrus é professora do Centro de Ciências Sociais da Universidade Federal do Maranhão, Brasil.

Magno Vasconcelos Pereira Júnior é doutorando em Geografia pela Universidad de Barcelona.

Entre lo local y lo universal. Margarita Carbó y el ejercicio de la Historia

Eulalia Ribera Carbó y Anna Ribera Carbó

Margarita Carbó solía decir que la única manera de ser verdaderamente universal era a partir de una profunda y genuina identidad local. Su vida personal y profesional estuvo marcada por este principio. Cosmopolita por origen: hija de catalanes en camino al exilio, nacida en 1939 en un barco francés atracado en la rada de Casablanca, aprendió a caminar en el Alcázar de Diego Colón en Santo Domingo y fue mexicana porque llegó a México con sólo dos años, y el paisaje, la escuela, los amigos contribuyeron a arropar con la identidad del país a una mujer que con sus padres, con su marido y luego con sus hijas y nietas siguió hablando siempre en catalán. La elección de la Historia como campo profesional contribuyó a profundizar las raíces mexicanas de Margarita Carbó, cuyo interés por la historia prehispánica y el conocimiento de la lengua náhuatl, su deslumbramiento con el arte colonial mexicano y el culto guadalupano, y su admiración por el proceso de construcción del México independiente, marcado por grandes luchas sociales de corte liberal, no hicieron más que terminar de identificarla con el espacio geográfico, social e histórico en el que vivía.

Su tesis de licenciatura “El magonismo en la Revolución mexicana” fue una primera aproximación a la manifestación más notable del anarquismo mexicano, tema asociado a la ideología política en que había militado su familia paterna por tres generaciones. Su tesis de maestría “Fundamentos ideológicos del Artículo 27 Constitucional” la acercó de nuevo a la Revolución y a su proceso constitucional encabezado por el ala más radical del Congreso. Para su investigación doctoral, realizada como las dos anteriores en la Universidad Nacional Autónoma de México, Margarita Carbó retrocedió al siglo XIX estudiando la relación de los campesinos con el proyecto liberal de la Reforma. En ese trabajo, junto con el del libro Evolución histórica de la propiedad comunal. Marco jurídico (1996), se adentró en el análisis de la historia agraria, lo que le permitiría ampliar su comprensión acerca de la gran convulsión del campo que fue la Revolución de 1910. Más adelante, extendió sus investigaciones hasta los años 1940, con el libro “Ningún compromiso que lesione al país…” Lázaro Cárdenas y la defensa de la soberanía (2002).

Además de su desempeño como investigadora, Margarita Carbó ejerció la divulgación y la docencia desde muy joven con gran entrega y entusiasmo. A lo largo de casi tres décadas fue maestra de bachillerato y durante 40 años impartió en las aulas universitarias de la Facultad de Filosofía y Letras las cátedras de Didáctica de la Historia, Teorías Políticas Contemporáneas, Historiografía General y Revolución Mexicana, así como un seminario de cuestiones agrarias. Congruente con su convicción de que las historias particulares suelen estar marcadas por los ecos de los grandes procesos generales, su magisterio siempre fue un viaje de ida y vuelta de lo universal a lo local. Combinando un riguroso análisis científico con unas cualidades narrativas extraordinarias, era capaz de llevar a sus alumnos de las barricadas de la Comuna de París a las prensas libertarias de los editores del periódico mexicano Regeneración, de los pequeños pueblos zapatistas del estado de Morelos a las luchas agrarias de Nestor Makhno en Ucrania, o de las brillantes jornadas de la Revolución Francesa a las luchas guerrilleras de los chinacos de la Reforma liberal del siglo XIX.

Pero Margarita Carbó no solo vivió con pasión el ejercicio de su profesión, sino también el tiempo que le tocó vivir. Participó, desde muy joven y sin encasillarse en militancias partidistas, en las luchas sociales mexicanas: desde las del sindicato ferrocarrilero de los años cincuenta y las del movimiento estudiantil de 1968, hasta las de la gran sacudida democratizadora a partir de 1988. Y supo emocionarse y vivir con intensidad las mejores causas de todas las latitudes. Fue, a cabalidad, una mexicana universal. Frente al preocupante escenario de la actualidad de su país, Margarita Carbó conservaba su optimismo innato. En octubre de 2015, terminaba así una comunicación a propósito de la guerra con Estados Unidos en que México perdió más de la mitad de su territorio:

La pesadilla había terminado, pero a costa del más grande expolio de nuestra historia. Lo que sucedió a partir de entonces ya no es tema de esta ponencia, pero para levantar un poco los ánimos quiero terminar diciendo que tan solo seis años después, aquel país en ruinas, mutilado, abatido y desalentado, empezó a ser reconstruido por la generación más formidable de nuestro siglo XIX y tal vez de nuestra historia. No perdamos las esperanzas.

Para mayor información:

CARBÓ, Margarita y RIBERA, Anna. La Nación mexicana al rescate de sus recursos naturales: el artículo 27 constitucional. In CASALS, Vicente y BONASTRA, Quim (eds.). Espacios de control y regulación social. Barcelona: Ediciones del Serbal, 2014, p. 353-366.

CARBÓ, Margarita. Eusebi Carbó i Carbó. Vida y militancia. Un anarquista al servei de la Generalitat de Catalunya. Barcelona: Cossetània Edicions, 2014.

De la no gestión al empresarialismo: gobernanza y renovación urbana en las ciudades medias latinoamericanas

José Prada-Trigo*

La transición desde la gestión al empresarialismo urbano es un tema importante en los estudios territoriales de los últimos años. Aunque este no es un fenómeno nuevo en América Latina, donde los casos de Santiago de Chile, Bogotá o Buenos Aires han sido pioneros, apenas existe un acercamiento a esta realidad desde la perspectiva de las ciudades intermedias. Los cambios políticos y económicos sufridos en la región desde los años 70 supusieron la consolidación de un modelo de corte empresarialista, en el contexto del apuntalamiento de estados neoliberales, que afectaron a todas las escalas de la jerarquía urbana. A partir de ese momento, cobraron mayor fuerza, tendencias ya presentes en la trayectoria de América Latina, como la aparición de altas tasas de desigualdad social, inseguridad, violencia o pobreza en los ámbitos urbanos.

El caso de Ecuador no es muy diferente al de otros países de la región. Desde los años ochenta se produce la eclosión de gobiernos locales populistas, sin una política urbana explícita, ni mecanismos de participación de la población. Esta situación, que impidió cualquier posibilidad de construir un proyecto colectivo de ciudad, fue seguida por la aparición a finales del siglo XX de modelos de gestión empresarial en varias ciudades del país, que llevaron, en general, a una privatización en la administración de los servicios y al desarrollo del mercado como salida del caos en que se encontraban estos espacios.

En algunas ciudades como Machala y Guayaquil esta transición se desarrolló con especial intensidad, debido a la situación de abandono previa y a la virulencia con la que se acometió la implantación del modelo de gestión empresarial. En el caso de Guayaquil, desde 1996 se inició la recuperación del malecón de la ciudad como obra emblemática destinada a atraer la inversión privada, lo que supuso la aniquilación del espacio público y de la identidad patrimonial de la ciudad, en beneficio de una arquitectura de carácter genérico y articulada alrededor de los nuevos centros comerciales. Este proceso continuó en los siguientes años con la renovación de otros enclaves centrales y de las clases medias guayaquileñas. En todos ellos se produjo una concesión de la gestión a fundaciones y la seguridad se delegó a empresas privadas, aplicándose una «limpieza social» que eliminó de los lugares renovados a clases populares, prostitutas, mendigos, homosexuales y elementos no acordes con la ideología establecida. El resultado ha sido una ciudad aséptica, orientada a la segregación social y la atracción del turismo y las inversiones.

En el caso de Machala, el proceso de regeneración urbana se inspira en el modelo de la ciudad de Guayaquil, en parte como consecuencia de su tradicional dependencia social, política y económica. La renovación de Machala se apoya en una serie de elementos como el rediseño de parques y plazas, la securización de las áreas renovadas con empresas de seguridad privadas, la atracción de inversión externa hacia las áreas renovadas, la nula participación ciudadana en el proceso de regeneración, o los intereses de las coaliciones y grupos de poder en este proceso, quienes dirigen y se benefician, por medio de empresas intermediarias, de todos estos trabajos. Por el camino quedan desatendidas, al igual que en Guayaquil, cuestiones vinculadas a la pervivencia de barriadas enteras con infraviviendas, a la existencia de altos índices de pobreza, desigualdad o analfabetismo, a la ausencia de gestión frente a los elevados riesgos de inundaciones o a la nula gestión medioambiental.

La regeneración urbana de Guayaquil y Machala es un proceso en el que no sólo la participación ciudadana está ausente, sino también lo está la atención de los intereses de la ciudadanía, con su reflejo en unos índices sociales nefastos y una peor evolución que otras ciudades ecuatorianas. Esto otorga perspectivas diferentes desde las cuales cuestionar la eficacia de los modelos de gestión empresarial, más allá de los oropeles, la propaganda oficial o las flamantes inversiones externas en hoteles de lujo y centros comerciales.

Para mayor información:

PRADA-TRIGO, JOSÉ. ¿De la no-gestión al empresarialismo? Algunas evidencias en la transformación de la gobernanza urbana en las ciudades medias latinoamericanas a través de un caso de estudio ecuatoriano. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2015, n° 69, p. 437–463. <http://boletin.age-geografia.es/articulos/69/19%20BAGE69.pdf>

* José Prada-Trigo es Profesor de la Facultad de Ciencias de la Hospitalidad de la Universidad de Cuenca, Ecuador.

LAS NEGOCIACIONES AGRICOLAS, LA RONDA DOHA Y LOS PUNTOS DEL POSIBLE ACUERDO

Tamara Silva Menuzzi Diverio

Los intentos de disminuir las diferencias económicas entre los países ocurren en las rondas de negociación, en que los miembros debaten lo que debe hacerse e intentan acuerdos; como en la última ronda, iniciada en 2001, llamada de Ronda de Doha . Esta ronda fue bautizada como ‘Agenda de Desarrollo de Doha’ ya que se trata de una agenda de reuniones con el objetivo de eliminar los subsidios agrícolas y reducir los aranceles de importación.

La Ronda de Doha se convirtió en un punto decisivo para el sistema comercial multilateral requiriendo una fuerte corrección de rumbos del comercio mundial, principalmente desde el punto de vista de los países en desarrollo. Sin embargo, el impase entre los países desarrollados y en desarrollo tiende a debilitar el sistema multilateral del comercio como un todo.

La Ronda Doha dio continuidad e intentó profundizar e proceso de reformulación del sector agrícola, iniciado en la Ronda de Uruguay, con vistas a la plena integración del sector en las disciplinas multilaterales del comercio.

Las negociaciones agrícolas tienen tres pilares que las sostienen en la Ronda Doha de la OMC: el acceso a los mercados, el apoyo doméstico y subsidios a la exportación. Las discusiones en la Ronda de Doha dieron origen a un documento de modalidades, aprobado en 2008. Cabe explicar que el documento de modalidades contiene casi todos los elementos de una eventual conclusión de la Ronda de Doha.

Cuanto las discusiones sobre el acceso al mercado, estas siguen siendo bastante complejas en la Ronda de Doha. Segundo el documento de modalidades, una de las novedades de esta Rodada es que los países en desarrollo tendrán que reducir sus tasas y no consolidarlas en los niveles que se consideran necesarios.

En lo que se refiere a reducción de tasas, estas habían sido recordadas en la Ronda de Uruguay, dónde se quedó establecido que, para los países desarrollados, la regla sería la reducción media de por lo menos el 36% en las tarifas agrícolas, con un mínimo del 15% por línea tarifaria. Sin embargo, como resultado de la Ronda de Uruguay ocurrieron los llamados picos arancelados, o sea, aranceles arriba de la media, y las escaladas alancelarias que son los aranceles más altos para productos más elaborados. Esto ocurre porque los países cortaron menos los aranceles más altos, para productos más sensibles, y más los aranceles menores, para productos no sensibles. Con eso, los aranceles más altos quedarón más distantes de los aranceles más bajos.

Para intentar minimizar el problema de la Ronda de Doha, fueron utilizadas formulas por bandas que previenen que, en cuanto mayores los aranceles, mayor el recorte arancelario. Los países desarrollados deberían llegar a un recorte medio de 54%. Si la fórmula no llega a este número, este grupo tendría que hacer recortes extras para alcanzarlo. En el caso de los países en desarrollo, si la formula lleva a un recorte medio mayor que el 36%, estos podrán hacer recortes menores en la fórmula para llegar al resultado.

En lo que se refiere al pilar de apoyo doméstico, el documento de modalidades de la Ronda de Doha prevé cambios significativos en relación a la Rodada de Uruguay. Uno de los cambios significativos, se refiere a la creación de un límite global para todas las políticas distorsionadas. Previene todavía la medida de caja amarilla (AMS) que tendrá recortes bastante significativos. Estas políticas que hacen parte de la caja amarilla son todos las gobernantes que resultan en tranferencias presupuestarias del gobierno, o agencias que hacen en favor de los agricultores.

Otro cambio, trata de los criterios para que un programa pueda ser clasificado como perteneciente a la cajá azul, que son instrumentos conectados al control de la oferta, los gastos de la caja azul pasaran a tener límites, tanto globales cuanto por productos. En la Ronda de Uruguay, este tipo de gastos no tenía limitación alguna. Por fin, el documento de modalidades previene que haya un tratamiento más riguroso en el caso del apoyo Doméstico dado el algodón. Con relación a los subsidios a las exportaciones, el documento previene el fin de estos productos agrícolas, en el caso de países desarrollados.

En síntesis observa se que, en lo que se refiere a las discusiones de acceso al mercado en la Ronda de Doha, estas permitirán avanzar en las negociaciones agrícolas, la reducción arancelaria será hecha por formulas, buscando resolver problemas de pico arancelario de la Ronda de Uruguay. Los países en desarrollo también tendrán que recortar los aranceles y no solo consolidarlos. Sin embargo, en la búsqueda de una mayor liberalización comercial, la Ronda de Doha sirve también de espacio para la discusión de nuevos temas.

Para mayores informaciones:

DIVERIO, Tamara Silvana Menuzzi. Rondas de Uruguay y Doha y las negociaciones agrícolas en los tres pilares: acceso a mercados, apoyo interno y subsidios a las exportaciones. Revista Ateliê Geográfico, Goiás, v. 9, n. 2, p. 30-53. 2015. Disponible en: < http://www.revistas.ufg.br/index.php/atelie/article/view/30253>.

*Tamara Silvana Menuzzi Diverio, es Doctora en Desarrollo Rural, docente de la Universidad de Cruz Alta, Brasil.

Olimpiada de Geografía: una mirada al conocimiento geográfico en el instituto.

Joan Albert López Bustins* y Roger Clavero Masana**

A menudo la percepción social y el prestigio de la disciplina geográfica vienen condicionados por los conocimientos adquiridos en la educación básica y en el bachillerato. No obstante, aquéllos que se aventuran a profundizar sus conocimientos geográficos en la Universidad descubren una disciplina bastante distinta de la preconcebida en la escuela y el instituto.

Entre las distintas actividades de difusión y promoción de la Geografía universitaria que realiza la Universidad de Barcelona en los institutos, cabe destacar su participación en las olimpiadas de Geografía. Éstas son unas jornadas que se organizan a nivel estatal por el Colegio de Geógrafos y las universidades españolas donde se hacen pruebas de conocimiento geográfico, así como conferencias y prácticas de campo; todo ello con el fin de promocionar la Geografía universitaria. Se realiza una fase eliminatoria territorial en las distintas universidades y luego, a partir de los primeros clasificados, se organiza la competición final en la universidad que acoja ese año la prueba estatal.

En la Universidad de Barcelona se ha celebrado la fase territorial en dos ediciones: 2014 y 2015. En la última edición, y recogiendo la experiencia de la edición de 2014, se planteó un test con 50 preguntas teniendo en cuenta las dos ramas de la Geografía General: la Geografía Física y la Geografía Humana. De las 50 preguntas, se reservaron 22 preguntas para cada una de las ramas de conocimiento, y 6 para aspectos relacionados con la Cartografía, como herramienta del lenguaje de la Geografía. También, aunque no de forma tan equitativa como las áreas de conocimiento, se distinguieron 21 preguntas de tipo memorístico (localizaciones en un mapa, nombre de distintos fenómenos geográficos como capitales y ríos, etc.) y 29 de tipo relacional de conceptos (a menudo con el apoyo de gráficos, tablas e imágenes). Toda esta estrategia se planteó con el objetivo secundario de usar la olimpiada como ensayo de la percepción y conocimiento de la Geografía universitaria en los institutos.

En la prueba de 2015 participaron 121 estudiantes del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales (Figura 1). Una muestra significativa para poder obtener unos primeros resultados orientativos. Además, estos 121 alumnos procedían de hasta 22 institutos distintos tanto privados como públicos, la mayoría de la provincia de Barcelona. En las inscripciones se limitó a un máximo de 7 estudiantes por instituto. Dicha heterogeneidad reforzó la validez de la muestra, mermando cualquier influencia del nivel de estudios particular de cada instituto.

En la tabla 1 se presentan los resultados de las pruebas. Nuestras primeras conclusiones fueron las siguientes: 1) Las preguntas de tipo relacional tienen un porcentaje de aciertos superior a las de tipo memorístico (éstas últimas son propias de una Geografía memorística, más bien clásica, y poco atractiva para el estudiante de bachillerato). 2) El porcentaje de aciertos más bajo obtenido en la rama de Geografía Humana, respecto a la de Geografía Física, podría estar condicionado por el hecho de que el 64% de las preguntas de Geografía Humana fueron de tipo memorístico, mientras solamente lo fueron el 27% en el caso de Geografía Física. 3) De las conclusiones anteriores, se deduce que en el bachillerato español hay unos conocimientos similares entre Geografía Física y Geografía Humana, a pesar de que los alumnos examinados proceden del campo de las Humanidades y Ciencias Sociales y se podría haber esperado unos mejores resultados en las preguntas de Geografía Humana. 4) El lenguaje de la Geografía, la Cartografía, es la vertiente geográfica más desconocida en el instituto, con el porcentaje de error más elevado aun siendo casi todas las preguntas de tipo relacional, el 83% de ellas. Por tanto, la Cartografía puede considerarse una asignatura totalmente nueva para el estudiante de primer curso de Geografía en la Universidad. Las respuestas en blanco obtuvieron unos porcentajes similares en cada categoría por debajo del 10% del total de preguntas.

Para mayor información:

Crónica de las olimpiadas en la web de la Universidad de Barcelona:
http://www.ub.edu/facgh/infogih/Novetats/134-alumnes-dinstituts-de-catalunya-participen-a-la-ii-olimpiada-de-geografia/

Crónica de las olimpiadas en la web del Colegio de Geógrafos de España:
http://www.geografs.com/portal/recull-de-premsa/834-ii-olimpiades-de-geografia-de-la-universitat-de-barcelona.html

*Joan Albert López Bustins es pro­fe­sor del Depar­ta­mento de Geografía Física y Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Barcelona, y miembro del Grupo de Climatología de la misma universidad.

**Roger Clavero Masana es estudiante de cuarto curso del Grado de Geografía de la Universidad de Barcelona.

Figura 1. Fotografía de grupo de los estudiantes de bachillerato, acompañados por sus respectivos profesores de instituto, que participaron en la olimpiada de Geografía de la Universidad de Barcelona en la edición de 2015. Autor de la fotografía: Roger Clavero Masana.

Tabla 1. Porcentajes de aciertos, errores y en blanco de las preguntas del test de la olimpiada de la edición de 2015 celebrada en la Universidad de Barcelona. Se clasifican dichos porcentajes según el tipo (memorístico y relacional) y la rama de conocimiento geográfico (Geografía Física, Geografía Humana y Cartografía) de las preguntas. La suma de los porcentajes de cada fila es igual al total de preguntas (100%).


AciertosErroresBlanco
Memorístico39%54%7%
Relacional53%41%6%
Geografía Física54%39%7%
Geografía Humana42%53%5%
Cartografía39%55%6%