Desde el pasado 3 de Noviembre de 2017 y hasta el próximo 28 de Enero de 2018 se puede visitar en la Sala Recoletos de la Biblioteca Nacional de España en Madrid la exposición Cartografías de lo desconocido, un proyecto que nace de un hecho incontrovertible (la fascinación por los mapas) y de una duda sostenida (no sabemos sin embargo con certeza lo que son).
En cuanto a lo primero, su magnetismo es universal. Su atractivo procede de la ilusión que generan, de su gran poder evocador: la soledad de una isla remota, el acceso a una región desconocida, la visión panorámica y omnisciente. Para un príncipe un mapa es un archivo de sus posesiones; para un naturalista, un calendario de futuros hallazgos; para cualquiera, la promesa de un viaje pendiente. Los mapas nos enseñan lo que desconocemos o nos ayudan a ver lo que creíamos saber.
En cuanto a lo segundo, los mapas son artefactos culturalmente muy densos que se resisten a una definición unívoca e inmutable. Un autor los definió como “testigos escurridizos de la historia”, otro como “árbitros silencioso del poder”, un tercero los llamó “ficciones controladas”. Son obras de arte e instrumentos científicos. Tienen algo de pintura, algo de fotografía y algo de geometría. Están cargados de poética y política. Unos sirven para buscar tesoros, otros para ocultarlos. A veces los empleamos para orientarnos y a menudo para perdernos.
La BNE custodia fondos cartográficos de valor inestimable: mapas manuscritos, incunables, grabados, atlas, cartas náuticas y cientos más. La muestra contiene más de doscientas obras procedentes de la propia BNE y de otras instituciones españolas. Su cronología es amplia: desde el siglo VIII al XXI. Todas ellas dan forma y permiten imaginar cosas inapreciables o remotas. Están los mapamundi medievales o las cartas de los descubrimientos. Hay mapas que recogen lugares inexistentes y otros que reflejan fenómenos invisibles. Cartografías de lo desconocido persigue dos objetivos. Primero, hacer que el espectador se fije más en el mapa y menos en el territorio, pues sucede a menudo que el mapa –como cualquier buen truco de magia– suele esfumarse, tiende a borrar las convenciones visuales y espaciales sobre las que se apoya para susurrarle al espectador y mostrarle con aparente trivialidad: “Usted está aquí”, “así es la Tierra”, “este es su país”.
Sin embargo, nada es lo que parece. Por eso queremos ofrecerle al visitante un recorrido por algunos de los recursos y los temas más frecuentes en esta historia del conocimiento y el ilusionismo, cómo han gestionado los mapas la información improbable, las novedades, los hechos inciertos, las regiones ignotas, los fenómenos invisibles. La exposición consta de seis apartados. Comienza por los ideales de simetría y las formas del mundo. Luego se traslada a la terra incognita. Un tercer apartado se dedica a las imágenes e información sobre los habitantes del globo, las relaciones entre geografía y etnografía. El siguiente recoge algunos lugares imaginarios. El quinto aborda lo que callan los mapas, pues todo mapa enfatiza algunas cosas, pero también silencia y esconde otras. Finalmente, en la última sección comprobamos el éxito de los mapas, cómo su lenguaje ha colonizado otros terrenos, cómo los mapas se convirtieron en los instrumentos por antonomasia para cartografiar lo desconocido.
Para mayor información:
SÁENZ-LÓPEZ, Sandra y PIMENTEL, Juan. Cartografías de lo desconocido. Mapas en la BNE. Madrid, BNE, 2017, 235 pgs. [ISBN: 978-84-92462-57-5].
Juan Pimentel es Investigador Científico en el Departamento de Historia de la Ciencia, IH, CSIC (Madrid, España)