El efecto de la zona de residencia juvenil en la movilidad social de hogares de la Región Metropolitana de Buenos Aires

Dra. Paula Boniolo

CONICET-IIGG/UBA

En las sociedades modernas, solemos repetir a nuestros hijos que si se esfuerzan, serán recompensados. La idea del mérito ha atravesado nuestras vidas desde un comienzo. Sin embargo, no todos los individuos son recompensados de la misma manera ante sus esfuerzos. Las oportunidades que se les brindan no están igualmente distribuidas en la sociedad. Existen posiciones diferenciales donde algunos individuos acumulan beneficios en detrimento de otros.

No sólo la voluntad y el esfuerzo individual permiten que algunas personas lleguen a posiciones privilegiadas en la sociedad y otras no. Existen características que al nacer heredamos, por ejemplo, el hogar de origen que nos inserta socialmentey brinda capitales (cultural, social y económico), que al articularse con las capacidades y esfuerzos personales así como con recorridos educativos y ocupacionales, condicionan nuestras trayectorias de vida potenciando y limitando las posibilidades de ascenso social a futuro.

El hogar condiciona las posibilidades de logro en la vida adulta. Así, las probabilidades de ascenso social, y de mejoras de las condiciones de vida, son diferentes entre quienes nacen en un hogar con padres trabajadores manuales no calificados y aquellos que provienen de hogares con padres profesionales. Son los hogares de origen los que permiten el ingreso de los niños al sistema educativo, y ellos también deciden quiénes de sus miembros continúan estudiando y quiénes ingresan al mercado laboral. La desigualdad social comienza entonces al heredar la clase social de los padres. Al mismo tiempo que heredamos el hogar de origen, también heredamos la zona de la ciudad en la que habitamos.

Desde hace varias décadas, en las grandes ciudades comenzó un proceso de segregación residencial socio-económica, que consiste en la concentración de residentes con características socio-económicas similares en cada zona, apareciendo contrapuestas zonas de mayor poder adquisitivo y zonas con menor poder adquisitivo, acompañadas de desigualdades en la infraestructura y en el acceso a los servicios.

En este sentido, los territorios donde las familias constituyen sus residencias condensan distintos tipos de infraestructuras y calidades de servicios, así como oportunidades laborales, educativas y redes sociales. De esta manera, la desigual distribución de recursos y ofertas en los territorios condiciona las posibilidades de ascenso social. En síntesis, es el territorio una nueva dimensión de la desigualdad social que las ciencias sociales deberán abordar.

Los hallazgos de nuestra investigación en la Región Metropolitana de Buenos Aires, muestran que residir durante la juventud (16 años) en la Ciudad de Buenos Aires y el primer anillo que la rodea, así como vivir en las zonas más desarrolladas del interior del país, brinda mayores oportunidades en la adultez de alcanzar posiciones profesionales, directivas y propietarias de capital (3 y casi 4 veces más de probabilidades respectivamente).Sin embargo, esto no quiere decir que por el mero hecho de asentar el hogar en una zona privilegiada, las oportunidades aparezcan por arte de magia, dependerá de las habilidades y estrategias familiares poder captar las oportunidades y recursos disponibles.

La finalización del nivel secundario constituye aún una barrera para el acceso a mejores puestos ocupacionales. Igualando la clase de origen y la zona de residencia juvenil, las personas que lograron culminar la escuela secundaria en la Región Metropolitana de Buenos Aires, tienen casi 6 veces más de probabilidades de alcanzar posiciones profesionales, directivas y propietarias, que quienes no lo lograron. La educación, si bien sigue atada a los orígenes y al territorio, abre caminos a la realización personal, y posibilita movilidad social ascendente, y con ello mejorar las condiciones de vida.

En síntesis, si bien los estudios de movilidad social tienden a pensar en oportunidades y limitaciones ligadas a aspectos educativos y ocupacionales, o bien a las capacidades y los recursos que movilizan las personas para crear su historia, dejan de lado los efectos del vecindario. Estudios recientes muestran que tanto los factores estructurales como los ligados a la agencia están condicionados, cada vez más, por los espacios socio-habitacionales donde las familias se desarrollan. Así, las oportunidades y limitaciones que cada persona hereda no sólo tienen un peso relativo según las características de cada país en la que se desarrollan, sino también según las características del espacio socio-habitacional en el que se despliegan. En este sentido, debemos seguir interrogándonos acerca de para quiénes el territorio tiene consecuencias, en qué se reflejan esas consecuencias, y cuándo y dónde el territorio tiene efectos para la vida de las personas.

Para mayor información:

BONIOLO, Paula; ESTÉVEZ LESTON, Bárbara. El efecto del territorio en la movilidad social de hogares de la Región Metropolitana de Buenos Aires, Cuadernos Geográficos, 2017 56 (1), p. 101-123.

Paula Boniolo es investigadora del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET (Argentina).

Barcelona no está en venta

Horacio Capel*

El sábado 10 de junio se celebró una manifestación en Barcelona, que reunió a miles de personas, y que recorrió varios barrios centrales de la ciudad. El lema general de la manifestación era “Barcelona no está en venta”, como un objetivo a conseguir. La manifestación había sido convocada por diversas entidades ciudadanas, entre ellas la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, cuya presidenta Ana Menéndez leyó el manifiesto.

El problema es que la ciudad se ha convertido seguramente en el negocio más beneficioso para el capital, que en estos momentos ve riesgos en otras inversiones habituales en el pasado, como la industria y los servicios. La actividad inmobiliaria atrae al capital financiero, que encuentran en ella enormes beneficios.

A esto se une que la ciudad de Barcelona se ha puesto de moda en Europa y en otros continentes; por ello están dirigiendo sus inversiones hacia esta ciudad. Grandes grupos inversores compran pisos y edificios enteros, y expulsan a los inquilinos. Empezó en los barrios más turísticos de la ciudad, pero el proceso se ha extendido hoy a toda la ciudad.

En las pancartas y hojas que se repartían en la manifestación se informaba de que en Barcelona “este año se prevé que finalicen más de 44.000 contratos de alquiler”. De ellos se sospecha que una gran parte serán desahucios invisibles, por no renovación o por subida inaceptable para los que viven.

Los jóvenes son especialmente afectados. No pueden vivir en la ciudad, y han de irse a pueblos de la periferia, donde encuentran alquileres más baratos.

En los documentos elaborados para la manifestación se lee que “la especulación golpea, ataca y nos ahoga cada día más. Bancos, inmobiliarias y fondos de inversión hacen de nuestra necesidad de vivienda un negocio redondo, para obtener beneficios millonarios mientras nosotros nos vemos cada vez más ahogados por alquileres e hipotecas inasumibles. No solo esto, sino que esta presión nos está obligando a marchar de nuestros barrios, destruyendo las redes de relaciones y emociones necesarias en nuestras vidas”.

Efectivamente grandes grupos inmobiliarios extranjeros o españoles, como Lychenheim Group, M K Premium y otros están comprando pisos en Barcelona, y los ponen a la venta o en alquiler a precios más elevados. También se denuncian conductas agresivas para conseguir que los vecinos se marchen de sus pisos, y las dificultades o la imposibilidad de negociar con los nuevos propietarios. Al acabar los contratos, no se les renuevan, o piden alquileres mucho más altos; por ejemplo, de 450 pueden pasar a 650 o 700 euros, de 600 a más de 1.000. Hay tácticas de acoso para la expulsión de los inquilinos que viven en esos pisos.

La palabra gentrificación se ha popularizado mucho en Barcelona, y aparece en las publicaciones y documentos ciudadanos. Los aumentos abusivos que se producen de los precios de las viviendas provoca que los habitantes tradicionales de muchos barrios se vean obligados a abandonar éstos, dejando su lugar a otros ocupantes que pueden pagar los nuevos precios. Supone, sobre todo, el desplazamiento de las clases populares.

Respecto a la actitud ante todo ello, las entidades convocantes de la manifestacón han afirmado que “ante la mafia especuladora, los barrios y los vecinos tenemos nuestras propias armas para hacerle frente. La organización popular lleva años siendo la única vía práctica de resistencia”; y se citan las asambleas de grupos de resistencia, de ayuda mutua y de lucha por una vivienda accesible para todos, entre ellos la Coordinadora de Asambleas de Vivienda de Barcelona. Al mismo tiempo, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) realiza diversas propuestas por el derecho a la vivienda y contra los desahucios, para terminar con éstos y con los cortes de luz y agua cuando no se pueden pagar los recibos; luchando por un alquiler digno y asequible, por al aumento del parque público de alquilar, y por el derecho a la vivienda.

Los ayuntamientos pueden hacer algo; como el de Barcelona está intentado hacer. Por ejemplo, recientemente ha establecido que todos los propietarios que reciban ayuda pública para rehabilitación de sus pisos o edificios están obligados a mantener los alquileres en el mismo precio y a no cambiar a los vecinos durante dos años.

Pero la clave es la legislación general. Con la actual Ley de Arrendamientos Urbanos de 24 de noviembre de 1994, en la revisión vigente desde abril de 2015, los contratos mayoritariamente tienen una duración de tres años. Es de esperar que las acciones ciudadanas alerten a los partidos políticos de la necesidad de encontrar vías de solución al problema de la vivienda.

Para mayor información:

Federació de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, Favb

http://www.favb.cat/

Asamblea del Raval

PAH

https://pahbarcelona.org/tag/bcn-no-esta-en-venda/

*Horacio Capel es profesor emérito de la Universidad de Barcelona

¿Una geografía de la corrupción?

¿Qué tienen en común la Costa del Sol, la región china de Shenzhen, la City de Londres y el lago Leman? En todos esos puntos residen y se relacionan entre sí las grandes fortunas, personas y empresas, que tienen enormes depósitos guardados en paraísos fiscales.

La valiosa información que ha salido a la luz tras la publicación del “Panamá leaks” ha permitido construir una cartografía global de los flujos financieros internacionales. Esto permite localizar las relaciones a través de distintos países y sus conexiones, que permite crear una red de sociedades interpuestas con objeto de ocultar la identidad de los verdaderos dueños del capital.

Los datos difundidos por el “International Consortium of Investigative Journalists” (ICIJ) revelan la existencia de 1,3 millones de relaciones entre grandes fortunas y empresas financieras de todo el mundo. Los datos que han podido ser georreferenciados revelan un complejo mapa de flujos financieros y relaciones societarias. En él se dibuja un entramado compuesto por 198.000 personas y empresas cuyo capital está ligado a 311.000 sociedades offshore, con más de 751.000 relaciones entre ellas, en muchas ocasiones cruzadas y complejas. Un buen número de ellas operan habitualmente con varios intermediarios en distintos puntos del mundo, permitiendo movilizar el capital según las condiciones oportunas.

En el caso de Europa Occidental, se pueden observar las estrechas relaciones de las grandes fortunas, residentes en un eje delimitado entre la isla británica de Man y Suiza. Esta red espacial absorbe la mayor concentración de sociedades y grandes fortunas que existe en Europa, y una de las mayores del mundo. El destino de las mimas se sitúa principalmente en paraísos fiscales de pequeñas islas del Caribe (Islas Vírgenes, Bahamas, Caimán, Anguila), que a través de intermediarios y el uso de estrategias fiscales como son los convenios de doble imposición (que regulan la tributación en dos países distintos por una misma actividad), permite eludir los controles fiscales de los grandes países de origen.

Otro de los destinos destacados del capital europeo se localiza en el Pacífico. Hong Kong es el preferido, especialmente por los grandes inversores del Reino Unido, Países Bajos, Suiza, Alemania o Luxemburgo entre otros. Junto a esta ciudad, Malasia, Singapur o algunas islas como Samoa, Niue o las Cook, muy relacionadas con las empresas financieras británicas por su ascendencia colonial, son otros de los destinos favoritos de estas grandes fortunas.

En términos absolutos, el mayor número de relaciones entre sociedades se establece entre tres países europeos, Reino Unido, Suiza y Luxemburgo, y tres paraísos fiscales Bahamas, Panamá y las Islas Vírgenes Británicas. Intermediarios, accionistas o fideicomisos son los principales los tipos de relación que se establecen entre ellas.

Su localización específica está situada en casi todos los casos en los mejores espacios de cada país. Así, en Suiza una parte importante de las grandes fortunas residen alrededor del lago Leman. Son algunas de las más exclusivas zonas urbanas y rurales junto a algunas de las principales ciudades que bordean el lago especialmente Ginebra, Lausana o Montreux.

En España, se ha determinado el lugar de origen y destino de 2.040 fortunas. La mayor parte de las fugas de capital español se dirige hacia las Islas Vírgenes Británicas, Panamá o la Seychelles. Como era de esperar, las grandes fortunas residen en las zonas más exclusivas de Madrid y Barcelona. En el primero de ellos La Moraleja, La Finca o determinados sectores de La Castellana o el barrio de Salamanca son los lugares de residencia de las grandes fortunas que refugian su capital en paraísos fiscales.

También se ha localizado un importante volumen de residentes en la costa del Sol, Levante, Baleares y Canarias. Sotogrande, La Zagaleta, Puerto Banús o Son Vida son algunos de los lugares emblemáticos donde residen los inversores o se domicilian las sociedades más importantes.

Lejos de lo que en principio se podría pensar, la lista de fraude no solo afecta a un reducido grupo de políticos o personas con cierta relevancia social. La relación de sociedades y grandes fortunas es intensa y, en muchos casos, se trata de personas relativamente anónimas, pero con un elevado nivel de influencia en sus respectivos campos. La generalización de prácticas fraudulentas en los sectores sociales más destacados es, tal vez, la evidencia más peligrosa que podemos extraer de la filtración.

Naturalmente, estos movimientos “alegales” de capital tienen una estrecha relación con los flujos regulares, como es el caso de la compra-venta de deuda pública o la inversión exterior, que generan un fuerte impacto geopolítico. La toma de decisiones de los grandes grupos financieros determina dónde invertir enormes sumas de capital, que pueden afianzar determinados regímenes o desestabilizar otros. En el caso del mercado secundario de deuda soberana, la injerencia geopolítica es determinante. Un ejemplo de ello, son las recientes presiones de la oposición venezolana sobre Goldman Sachs por la adquisición en el mercado secundario de títulos de deuda por valor de 2.800 millones de dólares, y que se interpreta como un balón de oxígeno al gobierno de Maduro.

Es imprescindible regular la circulación financiera, y más aún en países como España, que tienen un elevado volumen de deuda pública y serios problemas de estabilidad presupuestaria. Estos problemas están causados, al menos en parte, por las fugas de capital a espacios offshore. Conocer los movimientos de las redes societarias permite aflorar las relaciones financieras entre países, reforzar la lucha contra el fraude y evitar que la carga fiscal recaiga sobre las clases medias y menos favorecidas. Es crítico para la supervivencia de un país evitar el tráfico financiero entre grandes fortunas y los paraísos fiscales.

La geografía financiera es una joven disciplina que puede ayudar a prevenir la corrupción, y podría convertirse en una valiosa herramienta para el control de los movimientos de capital y la detección del fraude económico.

Juan Carlos Fernández Cela

Profesor Asociado de Geografía Política. Universidad Complutense de Madrid (UCM), España.

Para mayor información.

FERNÁNDEZ CELA, Juan Carlos. Geografía de la deuda pública española. Algunas consideraciones espaciales desde la perspectiva política. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2015, no 67, p. 167-188. ISSN 0212-9426. Disponible en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5035572

La desalinización, ¿la gran solución a la escasez de agua?

Álvaro Francisco Morote Seguido*

El litoral mediterráneo español ha sufrido importantes transformaciones territoriales durante las últimas décadas debido a la fuerte expansión de las funciones residenciales, turísticas y de servicios. El Plan Hidrológico Nacional (2001) y, en mayor medida, el Programa A.G.U.A. (2004) apostaron por la desalinización de agua marina a gran escala para garantizar demandas urbanas, turísticas e incluso agrícolas. Sin embargo, la paralización de los planes urbanísticos provocada por la crisis financiera (2007-08), unida a la tendencia de reducción del consumo de agua potable desde mediados de la década del 2000, evidencian una capacidad de producción de agua desalinizada muy superior a las demandas actuales.

Ello ha repercutido en un exceso de oferta de agua desalinizada, plantas sobredimensionadas y con capacidades de producción muy superiores a las que se precisarían incluso para hacer frente a situaciones de intensa sequía. Es interesante revisar la situación actual de la desalinización de agua marina y salobre continental en las regiones de Murcia y Valencia, hacer un balance de sus ventajas e inconvenientes, y plantear una discusión en torno al papel que puede desempeñar el agua desalinizada como recurso estratégico y de futuro para garantizar demandas urbano-turísticas y agrícolas, principalmente durante situaciones de sequía.

El sector de negocio que se generó hace una década no ha cumplido las expectativas iniciales y, lejos de ello, la paralización de la actividad inmobiliaria y la escasa demanda de agua desalinizada, por su elevado coste, han abocado a la ruina financiera a la mayoría de las grandes plantas desalinizadoras construidas. La ejecución del Programa A.G.U.A. no ha sido ajena a la polémica e incluso a las sospechas de corrupción en la concesión de los proyectos de obra.

Figura 1

Principales plantas desalinizadoras en las regiones de Murcia y Valencia
Figura 1
Principales plantas desalinizadoras en las regiones de Murcia y Valencia

Fuente: Morote et al. (2017).

El Gobierno del Estado en manos del Partido Popular desarrolló durante la legislatura 2011-2015 una política del agua de bajo perfil, y sin alusión alguna a la recuperación de los trasvases previstos en el Plan Hidrológico Nacional (2001). Más allá incluso, ha asumido por completo la herencia de los dos Gobiernos anteriores del Partido Socialista (2004-2011) en materia hídrica, al finalizar y poner en funcionamiento todas las desalinizadoras del Programa A.G.U.A. Por otro lado, en 2014, y sin apenas modificaciones, el actual Gobierno aprobó los planes hidrológicos (2009-2015) de las demarcaciones hidrográficas del Júcar, Segura y Tajo que el anterior Gobierno no finalizó dentro de los plazos establecidos en la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE.

Estos nuevos planes, que ya han sido revisados para adaptarse al ciclo de planificación 2015-2021, incluyen normas de enorme repercusión en las regiones de Valencia y Murcia que reducen el funcionamiento de los Trasvases Júcar-Vinalopó y Tajo-Segura, cuyas menores transferencias ya están siendo suplidas con agua desalinizada. De hecho, el año 2016 empezó con el cierre temporal del Trasvase del Tajo-Segura lo que hace prever que las aportaciones de estas transferencias puedan ser suplidas íntegramente por agua desalinizada.

Cabe hacer notar que la opción de subvencionar el agua desalinizada suscita un amplio respaldo político. No obstante, la opción de lograr un “precio social” para el agua desalinizada, tiene difícil encaje en el principio de recuperación de costes que propugna la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE. También se ha barajado la posibilidad de subvencionar la electricidad que consumen las desalinizadoras o bien, recurrir a la generación de energía solar fotovoltaica, que podría reducir el coste de producción en un 40%. Otra de las opciones que también se ha planteado en algunos foros, por parte de altos funcionarios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, consistiría en la integración de las desalinizadoras en un sistema global de gestión hídrica.

La desalinización formaría parte de un “mix hídrico” constituido por recursos superficiales, subterráneos y aguas residuales regeneradas, que se consumiría y asignaría a los diferentes usos atendiendo a criterios de disponibilidad, calidad, coste y garantía de suministro. El coste de la desalinización se repercutiría sobre el conjunto de dicho “mix hídrico”, lo que podría elevar las tarifas de un 10 a un 20%, pero el agua desalinizada constituiría el factor de garantía de suministro de todo el sistema.

En las regiones de Murcia y Valencia la desalinización ha elevado de forma muy notable la garantía de suministro en los abastecimientos de agua potable, sobre todo en las áreas de uso más cercanas a la costa, donde la implantación de nuevos desarrollos urbanos precisará recursos de agua adicionales y una diversificación de las fuentes de suministro como estrategia básica de gestión de sequías. La utilización de la desalinización ha significado en gran medida el fin de la escasez “física” de recursos en el litoral mediterráneo. Su uso permitiría generar recursos en abundancia.

Sin embargo, diversos autores han empezado a referirse a un nuevo concepto, el de “escasez socio-económica”, que vendría definido por la dificultad de acceder a esos nuevos recursos por parte de los usuarios. La desalinización podría convertirse en una estrategia de “mala adaptación” para hacer frente a los efectos del Cambio Climático.

Resulta oportuno cuestionar la idea de que la desalinización a gran escala constituye una solución tecnológica definitiva para resolver los problemas de escasez de agua del siglo XXI en las regiones del litoral mediterráneo español, no al menos hasta que se incremente la eficiencia energética y se reduzcan los altos costes de producción.

Para mayor información:

Morote Seguido, Álvaro Francisco, Rico Amorós, Antonio Manuel y Moltó Mantero, Enrique. La producción de agua desalinizada en las regiones de Murcia y Valencia: Balance de un recurso alternativo con luces y sombras”. Documents d’Anàlisi Geogràfica, 2017, vol. 63/2, p. 473-502. http://dx.doi.org/10.5565/rev/dag.353.

*Álvaro Francisco Morote Seguido, Doctor en Dirección y Planificación del Turismo e investigador en el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante (España).

La economía, aliada contra la esclavitud

Luis Perdices de Blas y José Luis Ramos Gorostiza*

La economía no tuvo buena prensa en el siglo XIX. Pronto los economistas empezaron a ser asociados con la defensa de los salarios de subsistencia, y su mala imagen se afianzó aún más con la aprobación de las leyes de pobres de 1834, que restringían la ayuda a los más desfavorecidos. De hecho, Charles Dickens y su Oliver Twist fueron los arietes de una campaña contra las tesis de Thomas Malthus y sus seguidores. Pero el mayor ataque vino –paradójicamente– de la mano de un firme defensor de la esclavitud, Thomas Carlyle, quien calificó despectivamente a la economía como “ciencia lúgubre” en su Occasional Discourse on the Negro Question (1849). Sin embargo, lo cierto es que ni los economistas de la Escuela Clásica defendieron nunca los salarios de subsistencia, ni tampoco pretendieron dejar en la indigencia a los pobres. Además, desde finales del siglo XVIII la economía suministró argumentos adicionales a una causa tan noble como la abolición definitiva de la esclavitud, complementando los ya muy relevantes argumentos éticos, políticos, religiosos y jurídicos.

En efecto, los economistas, como el fisiócrata P.S. Du Pont de Nemours o los clásicos Adam Smith y John Stuart Mill, condenaron desde un principio la esclavitud por ser la más triste situación en la que podía verse un ser humano: los esclavos llevaban una vida miserable e infeliz completamente a merced de otros. Pero además, intentaron mostrar que la esclavitud no tenía sentido desde el punto de vista económico: un esclavo era generalmente más caro y menos productivo que un trabajador libre, pues no tenía incentivo alguno a esforzarse más allá de lo estrictamente necesario para su mera subsistencia. No obstante, algunos economistas –como John Ramsay McCulloch– plantearon la posibilidad de que pudiese haber una excepción a esta regla en el caso de la esclavitud africana en las colonias antillanas dedicadas al cultivo del azúcar, dadas sus peculiares condiciones climáticas, la extrema dureza del trabajo en las plantaciones, y la facilidad para satisfacer las necesidades básicas en el Caribe.

En España, precisamente, el tardío debate económico sobre la abolición de la esclavitud se centró en discutir si sus colonias caribeñas –Cuba y Puerto Rico– representaban o no un caso excepcional. Hubo tres etapas bien diferenciadas. En la primera, hasta 1864, se debatió sobre todo en torno a la abolición de la trata, pero la institución de la esclavitud como tal no fue generalmente cuestionada. Sólo Ramón de la Sagra y José Antonio Saco se atrevieron a atacarla con argumentos económicos, negando la excepcionalidad cubana: la esclavitud iba asociada a un modelo productivo –de plantación azucarera de grandes latifundios– que tenía unas bases muy frágiles y conducía a deforestación, monocultivo y mono-exportación; además, la mano de obra esclava era incompatible con una agricultura científica y sofisticada.

En la segunda etapa (1864-1870), que arrancó con la constitución de la Sociedad Abolicionista, empezó propiamente el debate económico sobre la abolición de la esclavitud. Los esclavistas puros, como José Ferrer de Couto, se aferraron a la idea de la excepcionalidad caribeña que había apuntado McCulloch, pero añadiendo toques racistas. Entre los abolicionistas gradualistas destacó Francisco Armas y Céspedes, que, pese a aceptar plenamente los argumentos antiesclavistas smithianos y negar la supuesta excepcionalidad de Cuba y Puerto Rico, consideró necesario un amplio periodo de transición a la luz de lo sucedido tras la abolición en las colonias inglesas y francesas. Finalmente, los partidarios de una abolición inmediata fueron los economistas liberales de la Escuela Economista (Félix Bona, Gabriel Rodríguez, Joaquín Sanromá, etc.), que ensalzaron las virtudes del trabajo libre y afirmaron la compatibilidad entre librecambio y abolición; además, analizaron en detalle los casos prácticos de las colonias británicas, el sur de Estados Unidos y Cuba, para mostrar la conveniencia económica de una emancipación inmediata de los esclavos.

Finalmente, la tercera etapa (1870-1886), la del triunfo definitivo de los abolicionistas, se inició con la ley preparatoria de S. Moret. Los argumentos económicos esenciales de los dos bandos ya estaban perfilados desde la etapa anterior y ahora la labor fue sobre todo de difusión. Los esclavistas –como Juan Manuel Manzanedo y Juan Güell– se organizaron para defender sus intereses uniéndolos a los de los proteccionistas y dándoles un marcado color patriótico; asimismo, reclamaron un periodo de transición indefinido como mal menor. Entre los abolicionistas radicales –que aceptaron de mala gana la indemnización a los propietarios de esclavos para acelerar el proceso– brilló especialmente Rafael María Labra, quien reiteró otra vez los argumentos smithianos y volvió a servirse de los ejemplos estadounidense, británico y francés.

Cuando por fin la esclavitud fue abolida en Puerto Rico (1873) y Cuba (1886), culminó un largo y tortuoso proceso en el que los economistas, representantes de la supuesta “ciencia lúgubre”, habían desempeñado un papel destacado. Sus argumentaciones, entretejidas con las razones morales, religiosas, jurídicas y políticas, habían contribuido a derribar definitivamente una abominable institución que llevaba arraigada durante siglos.

Para mayor información:

PERDICES DE BLAS, Luis; RAMOS GOROSTIZA, José Luis. La economía política de la esclavitud: los argumentos económicos del debate abolicionista español del siglo XIX. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1 de junio de 2017, vol. XXI, nº 567 [ISSN: 1138- 9788].Disponible en: <http://revistes.ub.edu/index.php/ScriptaNova/article/view/19189>

* Luis Perdices de Blas y José Luis Ramos Gorostiza son, respectivamente, catedrático y profesor titular de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid, UCM (España).

Ronald Syme y la historia de Roma

Ronald Syme (1903-1989) nació casi a comienzos del siglo XX en Nueva Zelanda. Fue un joven brillante y aplicado que consiguió con poco más de veinte años una beca para estudiar Lenguas Clásicas e Historia Antigua en la universidad de Oxford. Se convirtió así en un “provincial” en el corazón de Gran Bretaña.

Tras terminar sus estudios y obtener distintos premios de carácter literario por sus excelentes traducciones, se convirtió en profesor de Oxford, universidad inglesa a la que permanecerá ligado el resto de su vida. Investigador y auténtico sabio, fue reservado, cáustico, cosmopolita y un viajero impenitente.

Syme fue testigo de los dos sucesos bélicos más importantes del pasado siglo, participando de manera activa en el segundo de ellos. Estuvo a punto de ver también la caída del “telón de acero” que se cernía sobre los regímenes comunistas del Este europeo.

A lo largo de 1928 y 1929, la bibliografía de Syme atendió fundamentalmente a temas de historia militar. Entre 1930 y 1933, continuó sus investigaciones sobre el reinado del emperador Domiciano. En los años 1932 y 1933, la mayor parte de los estudios que publicó versaron sobre distintos aspectos de historia militar, en los que Syme era en ese momento un especialista muy reconocido.

El año 1934 es determinante en la carrera de Ronald Syme. Con el inicio de su proyecto de composición del libro titulado The Provincial at Rome se perfila claramente y por vez primera el que sería el hilo conductor de su devenir como historiador: la historia política y la de los miembros de las élites gobernantes.

Será en 1937 y 1938 cuando Syme publicó una serie de artículos que pueden considerarse trabajos preparatorios para The Roman Revolution, libro que comenzó a escribir en el verano de 1936. El final de nuestro recorrido se sitúa en 1939, el año de publicación de su monografía más famosa, que había terminado de escribir un año antes.

La concepción que Ronald Syme poseía de la Historia de Roma se definía en el que quizá sea el pasaje más citado de La Revolución Romana, su libro más conocido: “In all ages, whatever the form and name of government, be it monarchy, republic or democracy, an oligarchy lurks behind the façade” (RR,7). Con mínimas variantes de matiz, esta frase vertebró toda su producción investigadora durante más de sesenta años, prácticamente desde 1934 hasta su muerte acaecida en 1989.

La historia de Roma como modelo narrativo fue llevado al culmen de la perfección por Ronald Syme. Un historiador en la más pura tradición de la “narrative history”, en la estela de nombres tan excelsos como los de E. Gibbon, o Th. Macaulay.

Es cierto que alguna de las afirmaciones reflejadas en La Revolución Romana precisan de una revisión, cosa que se viene haciendo en los últimos años. La imagen y el juicio histórico de Syme sobre Augusto y, en concreto, sobre su tránsito de Dux a Princeps, necesita una concienzuda matización. Pero debemos a Syme un clásico y por eso los especialistas de la Antigüedad romana tenemos una enorme deuda contraída con él.

El legado investigador e historiográfico dejado por Ronald Syme es inmenso. Y ha perdurado en el tiempo. La presencia del hombre, su huella, ingenio, elegancia y precisión pueden sentirse en la mayor parte de sus escritos. Pero lo que se perdió con la muerte de Syme fue una pasión precisa y profunda por la Historia de Roma, que raramente se había producido antes y que difícilmente volverá a acontecer otra vez de una forma tan extensa y torrencial. Una pasión que inspiró e impulsó el trabajo y los gustos de toda una generación de historiadores.

Syme animó a todos los que le conocieron, estudiantes y especialistas por igual, jóvenes y maduros, a trabajar con el más alto nivel de excelencia posible y siempre de una manera autónoma. El profesor neozelandés prefería hacer comentarios positivos antes que negativos ante un determinado libro o artículo.

En Syme confluían una brillante inteligencia, una memoria de precisión legendaria, su especial sensibilidad para el lenguaje que, puesto por escrito, denotaba un estilo único y el enorme poso dejado por las incontables lecturas que había realizado a lo largo de su vida, lecturas que abarcaban los temas más diversos ya que su afán de curiosidad era insaciable.

Mantuvo casi hasta el final, cuando la grave enfermedad que padecía empezó a hacer mella en él, una apariencia atildada y vigorosa. Como bien recordaba Glen Bowersock, uno de sus discípulos más eminentes, su “generosity of spirit, which could move so many on several continents, will be sorely missed. It is rare enough in academic life, but rarer still among those who have achieved so much themselves”.

Gustavo A. García Vivas

La dispersión urbana también se afianza en el País Vasco

Roberto Torres Elizburu

España vivió desde la década de 1990 hasta 2007 un ciclo inmobiliario expansivo. El aumento del parque residencial estaba desvinculado de la dinámica demográfica y respondía a una coyuntura especulativa; la vivienda se convirtió en objeto de inversión y el urbanismo en fuente de financiación de ayuntamientos, que tendían a aprobar planes sobredimensionados. El cambio de ciclo, además de grandes stocks de vivienda, dejó al descubierto la dispersión urbana generalizada esos años, durante los que el patrón de ciudad compacta tradicional fue sustituyéndose por tejidos urbanos más laxos, dispersos y fragmentados.

El País Vasco, Comunidad Autónoma situada al norte de España, no sufrió el boom inmobiliario con la intensidad de otras regiones, pero también evidencia mayor dispersión de usos urbanos por su territorio. El incremento del parque residencial vasco entre 1991 y 2011 fue del 31,7%, magnitud inferior a la estatal (46,5%), pero superior al aumento demográfico (20,4%). La región partía de elevadas densidades de población, especialmente en el norte, donde además los espacios urbanizables son limitados debido a una topografía montuosa. La vivienda colectiva predomina en los centros urbanos que conocieron la intensa industrialización del siglo XX, mientras que la unifamiliar estaba relegada a los municipios menores relativamente periféricos que permanecieron al margen del desarrollo industrial.

Pero en las dos últimas décadas se ha difuminado esta dualidad, a medida que cobraron fuerza saldos migratorios positivos de entidad inversamente proporcional al tamaño demográfico del municipio. Los movimientos migratorios internos los han protagonizado familias que abandonan centros urbanos congestionados para reubicarse en municipios menores y menos densificados, generalmente emplazados en los bordes bien comunicados con los primeros.

Desarrollos urbanos entre 1991 y 2011 en el municipio de Loiu (Bizkaia), situado en los márgenes del Área Metropolitana de Bilbao (Fuente: GeoEuskadi)
Desarrollos urbanos entre 1991 y 2011 en el municipio de Loiu (Bizkaia), situado en los márgenes del Área Metropolitana de Bilbao (Fuente: GeoEuskadi)

Esta desconcentración demográfica ha ido paralela al repunte de la dinámica inmobiliaria en los nuevos espacios receptores: las comarcas de Plentzia-Mungia, Estribaciones del Gorbea, Álava Central, Urola Costa o Tolosaldea, situadas todas a la sombra de las tres capitales vascas. Lo novedoso de este periodo ha sido el cambio en las pautas territoriales de la actividadurbanizadora, que en lugar de focalizarse en los centros y corredores industriales como en el pasado, se ha desplazado hacia entornos colindantes.

Distintos factores explican el nuevo patrón: la disponibilidad de suelo, la apetencia social por contextos residenciales diferentes, la búsqueda de precios asumibles, etc. En todo caso, estas nuevas lógicas espaciales, que trastocan las antiguas, fueron canalizadas por el instrumento de ordenación territorial de mayor rango: las Directrices de Ordenación Territorial de la Comunidad Autónoma del País Vasco (DOT). Con objeto de corregir los desequilibrios territoriales mediante una distribución más uniforme y menos polarizada de la población y las actividades por el territorio, propusieron acciones de reequilibrio urbano materializadas en figuras como los “crecimientos selectivos” y los “hábitats alternativos”.

Durante los años de fuerte demanda inmobiliaria, los instrumentos de desarrollo de las DOT, en especial los planes urbanísticos municipales, asumieron esas acciones y reclasificaron grandes superficies para actividades económicas y usos residenciales. La fórmula matemática usada para prever la oferta potencial de viviendas de cada municipio ponderaba esos componentes; además los municipios pequeños aplicaban un factor de corrección para evitar estrangulamientos en la oferta. Todo ello contribuyó al sobredimensionamiento de la reclasificación de suelos, de modo que muchos ayuntamientos, amparándose en la normativa maximizaron y diversificaron sus desarrollos residenciales, desplegando estrategias afines a las de los agentes privados.

En estas dos décadas el parque residencial vasco creció, pero más significativo ha sido la propagación espacial del proceso urbanizador y los cambios morfológicos sobrevenidos. El dinamismo inmobiliario se difundió a municipios alternativos, menores y más periféricos, pero bien comunicados, donde cabeceras rurales han visto alterada su fisonomía secular con la aparición de viviendas colectivas en bloque. La verticalización de pequeños asentamientos tradicionales ha sido simultánea a la proliferación de viviendas unifamiliares seriadas y estandarizadas en sectores de las periferias de centros urbanos tradicionales, dando lugar a nuevos entramados de menor densidad y escasa compacidad.

Se ha producido una suerte de convergencia que ha desdibujado las diferencias morfológicas entre núcleos de distinto rango: pequeños municipios periféricos han crecido en vertical, al tiempo que las orlas de centros urbanos tradicionales se han desarrollado en extensión. En cualquier caso asistimos a una dispersión urbana con consecuencias perniciosas en la idiosincrasia y funcionalidad de los asentamientos y contraria a una ocupación racional del suelo.

Para mayor información

TORRES ELIZBURU, Roberto. Expansión y reestructuración del parque residencial del País Vasco (1991-2011). Consolidación de patrones propios de la dispersión urbana. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2016, 72, pp. 37-65. ISSN 0212-9426. Disponible en: <http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2331/2247>

Roberto Torres Elizburu es profesor adjunto de Análisis Geográfico Regional en la Universidad del País Vasco, UPV/EHU (España).

Qué dicen las imágenes de los mapas novohispanos

Irma Beatriz García Rojas1

Uno de los objetos de estudio más atractivos para la historia geográfica es la cartografía y su iconografía, sus imágenes, porque es lo que evidencia su carácter científico, a la vez que el artístico. Con su conocimiento nos adentrarnos en diversas formas de ser, pensar, actuar, al luchar por ocupar nuevos territorios.

Cuatro textos cartográficos son expresivos: uno de la recién denominada América, otro del septentrión del continente, uno más de la región occidental de la Nueva España, y el último de la ciudad de Guadalajara, de entre los siglos XVI y XVIII, todos ricos en iconografía.

Imágenes de uno de los primeros mapas de América
Imágenes de uno de los primeros mapas de América

Aunque ya había pinturas que representaban el territorio que se rebautizaría como Nueva España, no eran mapas como los trazados en Europa, así que cuando se inicia la colonización y conquista de las Indias Occidentales, fue indispensable la creación de nuevas cartas. Una de ellas fue la elaborada por un cartógrafo germano que nos muestra la nueva área territorial que se integraba al mundo conocido, como una diferente realidad geográfica. Sebastian Münster es el autor del mapa titulado “Die Neüwen Inseln/ so hinder Hispanien gegen Orient/ bey dem Landt Indie ligen”, que forma parte del Cosmographey oder Beschreibung aller Lander. En su iconografía intervinieron conocidos artistas plásticos.

Los iconos de este mapa expresan lo que entonces se pensaba de esas tierras y sus habitantes. Usaba banderas con los escudos español y portugués para indicar los territorios pertenecientes respectivamente a España y a la corona portuguesa. Otro icono hacía referencia a la ubicación terrenal del Paraíso, pues entonces se pensaba que debería estar situado en algún lugar del mundo, y otros más aludían a los avances en la navegación y a los “atrasos” de los naturales de América, dibujados como caníbales.

Iconografía en un mapa del norte del Nuevo continente

Uno de los pocos mapas hechos por criollo alguno sobre el territorio del que era originario es el “Nuevo Mapa Geográfico de la América Septentrional española, 1769, de Joseph Antonio Alzate y Ramírez. Es un mapa dedicado y auspiciado por el obispo Francisco Lorenzana Buytron (como se ve en la dedicatoria y dibujo de su escudo), que luce una gran cantidad de iconos que dan a conocer la riqueza botánica y zoológica de la Nueva España y de Perú y Filipinas, entre los que había comercio e intercambio cultural.

Figura 1. Nuevo mapa geográfico de la América Septentrional, 1769, por Antonio de Alzate y Ramírez.
Figura 1. Nuevo mapa geográfico de la América Septentrional, 1769, por Antonio de Alzate y Ramírez.

Segundo mapa de Nueva España hecho por un novohispano de vasta cultura, lo que le permitió enriquecer el mapa con una abundante marginalia. Fuente: Museo Naval de Madrid, Súpertock. [En línea] [6 noviembre 2014, 16:00].

Otros iconos en el Mapa del Obispado de Mechovacan

La carta que lleva ese nombre está dedicada y fue ordenada por la Iglesia Católica. Sus iconos hacen hincapié en las poblaciones del occidente de la Nueva España que habían sido conquistadas por la fe y en donde se habían construido templos católicos de distinta jerarquía. El mapa fue levantado por Marcos Lucio, impreso por Juan de Noort2 en España, más o menos en 1648 y se dio a conocer en la “Introducción” de una obra de Gil González Dávila, cronista mayor de las Indias.

Imágenes en un plano urbano

La ciudad que representa el cuarto ejemplo es el “Plano de Guadalajara” de 1800, descrito por primera vez por Mariano Bárcena3 ochenta años después. No es el plano original, sino un facsímile, una hermosa carta coloreada que posee mucho más iconografía que otras del siglo XVIII de esa misma ciudad.

Sus iconos dan a conocer lo que había y la forma en que se concebía una gran ciudad colonial: los principales edificios, su trazo y organización, una abundante vegetación, la importancia del alto clero que la financiaba y del bajo clero que se asentaba en conventos y templos. Es una litografía de mediados del siglo XIX, que da una idea de la ciudad sede del Obispado y la Audiencia de Guadalajara.

En pocas palabras

La iconografía de cartas como estas destaca lo mismo los avances en la navegación, el poderío de las Coronas dominantes o de la Iglesia, lo que se creía había en el Nuevo Continente o cómo debería ser una ciudad colonial, todo lo que había en las mentes de quienes las hicieron y quienes las financiaron o auspiciaron.

Para mayor información

GARCÍA ROJAS, Irma Beatriz. 2017. “Senderos de la iconografía cartográfica. Nueva España siglos XVI-XVIII”. [En línea] Revista Biblio 3W . Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona de Geocrítica. Cuadernos Críticos de Geografía humana. Volumen XXII, número 1.1925, marzo 2017, ISSN 11 38-9796. Disponible en www.ub.edu/geocritic/bw.ig.htm

1 Profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara.

2 Carrete Parrondo, 2009 [s.p.].

3 Mariano Bárcena, 1954.

La naturaleza fractal de la lluvia en el tiempo

Un fractal es cualquier objeto cuya forma se mantiene independientemente de la escala de observación, es decir, que una parte tiene la misma forma que el todo, sucintamente, invariante por cambio de escala. Por poner un ejemplo, muchos árboles son fractales porque sus pequeñas ramitas recuerdan la forma del conjunto del árbol. También la red dendrítica de los cursos fluviales de montaña se reproduce a variadas escalas, desde el río principal y sus afluentes, hasta los afluentes de estos y, finalmente, los barrancos y arroyos de la cabecera. Los objetos fractales suelen presentar formas muy bellas, estrelladas, ramificadas, repetidas. Los fractales fueron introducidos por el matemático francés Benoît Mandelbrot a finales de los años 60 del siglo XX, y han dado lugar a una nueva geometría, diferente de la euclídea, además de que se relacionan con la famosa Teoría del Caos. Si en la geometría euclídea un punto tiene dimensión 0, una recta 1, un plano 2 y el espacio 3, la geometría fractal permite asignar una dimensión fraccionaria a una línea irregular en el plano, que tendrá una dimensión comprendida entre 1 y 2, tanto más próxima a 2 cuanto más plano ocupe.

El problema de cuánto mide una costa

Uno de los primeros asuntos que atrajo la atención de la teoría de los fractales fue precisamente un problema geográfico: ¿cuánto mide una determinada costa, como, por ejemplo, la costa española? El problema tiene resultados muy diferentes dependiendo de la unidad con que se mida. Así, si se midiera con una regla, rodeando cada pequeña forma de detalle de la costa, el resultado sería elevadísimo, mientras que, si se usara una cinta de 100 m, el resultado sería inferior, dado que las pequeñas sinuosidades de la costa serían consideradas como rectas, y, si se hiciera con segmentos de 100 km sobre un mapa, aún sería menor. En consecuencia, no existe un valor único, lo que sí se puede calcular es su dimensión fractal, que será un número entre 1 y 2, tanto más próximo a 1 cuanto más rectilínea sea, y más próximo a 2, cuanto más recortada e irregularar. Así, en España, la costa gallega, recortada, tiene una dimensión superior a la catalana, bastante rectilínea.

La invariancia de formas por cambio de escala, que define a los fractales en el espacio, puede trasladarse al tiempo, es decir, cabe estudiar si el comportamiento temporal de un fenómeno, como la lluvia, presenta una cierta similitud o autosimilitud en el tiempo. Podría pensarse, como ejemplo ficticio muy simple, si en un lugar con una pauta temporal de 1 hora lluviosa y 3 secas, podría repetirse ese régimen al aumentar la escala, con un día lluvioso y 3 secos, 1 mes lluvioso y 3 secos, 1 año lluvioso y 3 secos, etc. Aun así, mientras en el espacio la identificación de un fractal es visual e intuitiva, con formas a menudo muy llamativas, en el tiempo la invariancia por cambio de escala temporal resulta más difícil de determinar.

Formas fractales de la red fluvial de la cuenca del río Yarlung Tsangpo, este del Tibet. Fuente: NASA.
Formas fractales de la red fluvial de la cuenca del río Yarlung Tsangpo, este del Tibet. Fuente: NASA.

Las estaciones meteorológicas automáticas permiten un análisis de la lluvia a una escala temporal fina

Utilizando una amplia base de datos pluviométricos a resolución 10-minutal de 48 observatorios de la España peninsular y las islas Baleares, pertenecientes a la red automática de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), se ha calculado la dimensión fractal mediante el método box-counting. Para ello, se parte del período de 10 minutos como el intervalo unitario de base para llevar a cabo el análisis. A continuación se establecen períodos de 10, 20 y 30 minutos, y 1, 2, 3, 4, 6, 8, 12, 24 y 48 horas, y, a partir de los registros pluviométricos a resolución 10-minutal, se contabiliza en cuántos de ellos se registró alguna cantidad de precipitación. Los valores de la dimensión fractal obtenidos están comprendidos entre 1,45 (Ibiza) y 1,60 (Lugo). Los mayores valores de la dimensión fractal se han hallado en el norte, mientras que en la fachada oriental y Baleares y en el valle del Ebro se registran los menores. Por semestres, los valores son más bajos en la mitad cálida del año que en la mitad fría. No es fácil atribuir un significado concreto a los valores de la dimensión fractal obtenidos, por lo que en otros trabajos de los mismos autores se han correlacionado con los valores de varios índices pluviométricos bien conocidos, como con el coeficiente de variación anual, la persistencia de los días lluviosos, etc.

Sin duda, habrá que profundizar más en el conocimiento de la fractalidad temporal de la precipitación, que indaga en la estructura y cadencia temporal de la misma, tan decisiva en diferentes actividades económicas y sociales, desde el agro hasta el transporte, desde la celebración de actos al aire libre hasta el turismo de sol y playa, etc, todos ellos asuntos de los que se ocupa la ciencia geográfica. No está de más recordar que, a menudo, tanta o más importancia tiene el reparto temporal de la lluvia y su ocurrencia en el tiempo, que su cantidad, en especial en países secos.

Para mayor información:

MESEGUER-RUIZ, Óliver, MARTÍN-VIDE, Javier, OLCINA CANTOS, Jorge, SARRICOLEA, Pablo. Análisis y comportamiento espacial de la fractalidad temporal de la precipitación en la España peninsular y Baleares (1997-2010). Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2017, 73, 11:32, DOI: 10.21138/bage.2407.

Javier Martín-Vide es catedrático de Geografía Física y director del Instituto de investigación del Agua de la Universidad de Barcelona.

Los fractales no son solo objetos o figuras con formas bellísimas, sino que su propiedad de invariancia por cambio de escala puede aplicarse también a la ocurrencia temporal de la lluvia.

La justificación política de la expansión inmobiliaria y residencial tras la crisis

Alejandro Mantecón, Joan Carles Membrado y Raquel Huete

La proliferación de urbanizaciones y diseminados de «casitas» en las periferias de tantos municipios situados en las regiones mediterráneas reconfiguró la estructura urbana y social en la que se insertaban sus poblaciones y generó diversos efectos que de diferentes maneras afectaron a las dimensiones políticas, socioeconómicas, culturales y al entorno medioambiental de estas sociedades. Este proceso hunde sus raíces tiempo atrás, aunque la intensidad adquirida en la provincia de Alicante durante los diez años anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria llegó al paroxismo.

Urbanización “Castalla Internacional” Fuente: Raquel Huete
Urbanización “Castalla Internacional” Fuente: Raquel Huete

Antes de 2007 los discursos políticos hegemónicos habían caracterizado el proceso de expansión inmobiliaria y de atracción de residentes procedentes de países europeos con un PIB per cápita superior al español como «no problemático» o, sencillamente, como una fuente sostenible de producción de riqueza y, en definitiva, de progreso.

% de población extranjera empadronada en 2012


LitoralPrelitoralInterior
Municipios con una población extranjera entre un 25% y un 50%-Busot -Finestrat -Teulada-Moraira -l’Alfàs del Pi-La Nucia -San Miguel de Salinas -Bolulla -Tàrbena-Millena -Beniardá -La Romana -Xixona
Municipios con una población extranjera igual o superior al 50%-Calp -San Fulgencio -Benijófar -Benitatxell -Rojales-Llíber -Algorfa -Daya Vieja -Benidoleig -Alcalalí-Castalla -Hondón de las Nieves -Hondón de los Frailes

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2012 (INE, 2012).

En el ámbito local, el colapso del sector del ladrillo y la constatada incapacidad de las instituciones políticas y económicas para generar nuevas fuentes de riqueza ha obligado a los políticos municipales a realizar matizaciones. En el escenario posterior a 2008 los representantes locales de los partidos mayoritarios reconstruyeron su sistema de justificaciones produciendo nuevas claves legitimadoras que integraban los impactos de la crisis. Así, resulta interesante observar cómo, a la vez que se empezaban a admitirse aspectos críticos, se omitían posibles responsabilidades políticas y, por supuesto, cualquier reconocimiento a quienes advirtieron de los riesgos de especializar el desarrollo municipal amplificando hasta límites insospechados una economía inmobiliaria carente de planificación y disfrazada de desarrollo turístico-residencial.

Los aspectos críticos que los políticos se mostraron dispuestos a reconocer se asocian a las demandas de los residentes extranjeros y a la negligencia de los promotores inmobiliarios. Con el primer grupo se pasó a adoptar una actitud ambivalente: por un lado, de agradecimiento por «los servicios prestados» (inversión económica en el municipio acompañada en las etapas iniciales de una ausencia de exigencias) y, por otro lado, de cierto hartazgo ante sus crecientes demandas a los respectivos consistorios y su recalcitrante reticencia a adaptarse a los ritmos de la vida local y, más allá, a la forma de ver el mundo de los españoles. Respecto al segundo grupo, el de los promotores, se pasó a establecer un discurso, podría decirse, orientado al distanciamiento y a la recriminación. De tal modo, las complicaciones derivadas de la nueva configuración socio-espacial del municipio, así como las posibles carencias de infraestructuras, sería el resultado de la negligencia de constructores irresponsables y, en última instancia, de los consumidores de sus productos inmobiliarios que, al fin y al cabo, decidieron voluntariamente adquirir sus propiedades en un contexto de libre mercado.

De especial interés resulta la identificación de una nueva clave discursiva mediante la que algunos políticos admiten efectos positivos no previstos de la crisis económica. Paradójicamente, esos efectos positivos tendrían que ver con la contribución que la crisis ha realizado a la hora de deshacer lo hecho durante los periodos de expansión, cuando la acción de los promotores inmobiliarios gozaba de la complicidad y el apoyo –cuando no literalmente del impulso– de los partidos mayoritarios y los responsables políticos pugnaban por conseguir atraer a sus municipios al mayor número posible de residentes europeos. Así, la salida de los municipios de residentes extranjeros junto al repliegue hacia los antiguos centros urbanos de los que continúan viviendo en ellos habría fomentado nuevas formas de interacción y participación, cuestión ésta que tiende a ser valorada por los políticos muy positivamente, más aún cuando ese repliegue aligera el costoso mantenimiento de una herencia de extensas periferias de urbanizaciones que han pasado de simbolizar una particular idea de progreso a representar las contradicciones que esa idea escondía.

Para mayor información:

MANTECÓN, Alejandro; MEMBRADO, Joan Carles; HUETE, Raquel. Fragmentación socio-espacial, inmigración europea y discursos políticos en la Provincia de Alicante. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2016, nº 72, pp. 67-90. ISSN: 0212-9426. Disponible en: http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage/article/viewFile/2332/2198

Alejandro Mantecón y Raquel Huete son profesores en el Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante

Joan Carles Membrado es profesor en el Departamento de Geografía de la Universitat de València