La educación de la población rural del Noroeste Argentino: escasez de activos en un contexto de cambio.

Juan José Natera Rivas*

No cabe duda de que el nivel de instrucción de la población es una variable importante que le permitirá, entre otras cosas, aumentar sus posibilidades de integrarse de manera legal en el mercado de trabajo, optar a mejores puestos en éste, o excluir a su hogar de la pobreza. Por ello, no debe extrañar que precisamente uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas fuese lograr la escolarización primaria universal. Por otro lado, los niveles de instrucción son diferentes según correspondan a población rural o a urbana, siempre a favor de ésta última; una diferencia que aumenta su relevancia en un contexto en el que lo rural es cada vez menos lo agrario, al tiempo que para dedicarse a su actividad los agricultores de hoy precisan contar cada vez con más conocimientos.

El NOA (Noroeste Argentino) no es una excepción a todo ello: con una quinta parte de su población clasificada como rural, es asiento tanto de actividades agrarias extremadamente rentables –como el limón o la soja-, como de otras rayanas en la subsistencia –como las agriculturas campesinas de la Puna o el Chaco-, lo que progresivamente no sólo está incrementando la brecha entre productores, sino que está expulsando del mercado de trabajo rural a la población que anteriormente se dedicaba a labores agrícolas. La mecanización, con el descenso de los requerimientos de mano de obra que conlleva, está en la base de este descenso, pero también el aumento de las necesidades de capacitación para realizar las labores. Así las cosas, no debe extrañar el que contemos con evidencias de que un aumento de los niveles de instrucción formal, esto es los años pasados en la escuela y los niveles educativos superados, jueguen un papel importante en la reducción de la pobreza rural. A modo de ejemplo, en la provincia de Salta el 70% de los jefes de hogar rurales con credenciales educativas muy bajas eran indigentes.

Para hacernos una idea de la situación de la población rural del NOA en lo relativo a esta importante variable bastan unas pocas cifras: en un extremo de la escala, el 37% ni siquiera acabó la primaria; en el otro, tan sólo el 3,3% terminó los estudios superiores. Resulta, por tanto, que el grueso de la población rural cuenta, en el mejor de los casos, tan sólo con los estudios primarios terminados, un nivel educativo que, hoy por hoy, no tiene más valor que el abrir la puerta para continuar formándose, no hay ascenso social alguno ligado a su posesión.

Ciertamente hay una parte de la población rural que aún se sigue formando, con lo que sería esperable que las cifras anteriores mejorasen. Sin embargo, la situación que muestra el cuadro no es, ni mucho menos, alentadora, antes al contrario.

Porcentaje de población total, urbana y rural que asiste a un establecimiento educativo, por tramo de edad (2010)
Porcentaje de población total, urbana y rural que asiste a un establecimiento educativo, por tramo de edad (2010)

Más allá de los 14 años, el sistema educativo tan sólo es capaz de mantener en su seno a menos de dos tercios de los jóvenes rurales del NOA en edad de cursar la educación secundaria, y a menos de una quinta parte de los que tienen entre 18 y 24 años, en edad, por tanto, de estudiar una carrera universitaria. Cifras malas por sí mismas, pero peores cuando se comparan no sólo con la población urbana de la región, sino con la población rural del conjunto de la República.

¿Es importante contar con la educación secundaria terminada, o con estudios superiores en el contexto rural de la región? Parece evidente que sí: dada la reducción de empleo agrario que atraviesa la región, el fomento del empleo rural no agrícola a través de políticas de desarrollo rural implica necesariamente fomentar el crecimiento de la industria y los servicios. Cada vez es menos defendible sostener únicamente en el empleo agrario la mejora de la calidad de vida y el descenso de la pobreza en las zonas rurales. Y, en este contexto, podemos estar de acuerdo en que cuanto mayor el nivel de instrucción de la población, mayores las posibilidades no sólo de acometer con éxito iniciativas de desarrollo, sino también de que dichas iniciativas surjan de la propia población rural. Pero vistas las escasas credenciales educativas que posee la población rural del NOA, su potencialidad para «reciclarse» desde el punto de vista productivo, o para competir por unos puestos de trabajo cada vez más escasos se nos antoja muy reducida, lo cual proyecta una sombra de duda sobre la situación socioeconómica futura de esta fracción de la población del Noroeste Argentino.

Para mayor información: NATERA RIVAS, Juan José. Activos educacionales de la población rural en un área empobrecida: la región noroeste de la República Argentina. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. 2016, vol 25, núm 1, p.11-24.

*Juan José Natera Rivas es profesor de Geografía en la Universidad de Málaga.

Frase destacada: El grueso de la población rural cuenta tan sólo con los estudios primarios terminados, pero no hay ascenso social alguno ligado a su posesión

¿Qué Transición contar? ¿Qué Transición enseñar?

Este año 2015 se cumplen 40 años de la muerte, en el hospital La Paz de Madrid, de Francisco Franco. Su fallecimiento abrió paso a un proceso de reformas políticas -conocido como Transición- que dio como resultado el sistema político que rige hoy la vida política de España. Este proceso político se describe aún como modélico, ejemplo para otras realidades, dirigido por una élite moderna, y pacífico, con una ausencia notable de violencia política. Un modelo que se ha transmitido generacionalmente y que actualmente sigue siendo enseñado y reivindicado.

El estudio de las instituciones locales y su evolución para trabajar la transición a la democracia española y el marco constitucional de 1978 es más urgente que nunca.

Hoy, 40 años después, la revisión historiográfica realizada sobre el proceso, y en la que actualmente se encuentra enfrascada gran parte de la Academia, ha venido a plantear nuevas variables explicativas que vienen a romper con este modelo impecable. Sabemos ya que el proceso de cambio político estuvo basado en una fuerte incertidumbre, donde el papel del Rey, Juan Carlos I, o del presidente del gobierno desde 1976, Adolfo Suárez, no fue tanto el de estadista sino el de regulador de un proceso con fuertes renuncias. El protagonismo de personajes secundarios o menores, no todos partidarios del proceso, está cada vez más descrito. Además, la explicación de la propia Transición a partir de su resultado: la Constitución de 1978, está cambiando para comenzar a plantear otras salidas no realizadas, ya sea por miedo o por el peso del Estado que siempre tuvo “la sartén por el mango” en la negociación.

La presencia del relato monolítico ha hecho, en cambio, que sepamos poco de otros actores fundamentales: la Iglesia, el poder judicial o policial, el ejército o las instituciones locales. Asumir como cierto que la Transición se hizo pensada, dirigida y organizada ha llevado a olvidar que otros actores tuvieron protagonismo y jugaron sus cartas dentro del proceso.

Por lo que respecta a las instituciones locales, muy pocos españoles y españolas conocen o recuerdan que después de la muerte de Franco el Estado mantuvo en sus cargos a los principales administradores de las localidades nombrados por la administración franquista: concejales, alcaldes, gobernadores civiles o presidentes de Diputación. Ello llevó a la convivencia de las redes y lealtades anteriores en un régimen que se iba transformando, especialmente tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política en diciembre de 1976. Como hemos constatado para el caso de Valencia, las tensiones fueron evidentes y se acrecentaron especialmente tras las elecciones de 1977, las primeras tras 40 años de dictadura.

Explicar, por tanto, el propio control que realizó el Estado del proceso es fundamental. Renovar primero las instituciones locales en procesos electorales abiertos podía suponer un peso notable de la izquierda y de las fuerzas rupturistas que podían dar al traste con el proceso organizado por el centrismo de la UCD. “Primero la reforma, luego los ayuntamientos”, pasó a ser una de las escasas hojas de ruta del gobierno central lo que llevó a no pocas desavenencias y presiones. Muchos alcaldes o presidentes de Diputación renunciaron a sus cargos, otros se enrocaron en sus perspectivas inmovilistas o aprovecharon su cargo para organizar políticamente una oposición regionalista a los gobiernos preautonómicos.

Los ayuntamientos, principal referencia política de la ciudadanía no se transformaron políticamente hasta 1979, con las elecciones de abril de ese mismo año y que dieron como resultado un triunfo de la izquierda en las principales ciudades del país. Una nueva élite emergió con fuerza y ocupó el protagonismo del proceso con nombres como los de Tierno Galván o Narcís Serra. Las nuevas políticas de los principales consistorios arrastraron una deuda considerable, herencia de las administraciones anteriores, pero adoptaron ejes novedosos como los cambios en la planificación urbanística, el impulso a los órganos de participación ciudadana o nuevas políticas sociales y culturales. Con la renovación en las instituciones más próximas a los ciudadanos se completaba el programa de reformas iniciado en 1976 y se ponía en práctica, desde lo próximo, el lenguaje democrático de la Transición.

También es cierto que las nuevas instituciones locales tuvieron que hacer frente a problemas heredados y nuevos, gestionar lo local no era fácil y mucho menos después de la larga etapa de opacidad anterior. Ello llevó a que muchas de las promesas lanzadas antes de 1979 nunca pudieran realizarse, y el inicio de un cierto desencanto ciudadano no tardase en llegar.

Con la recuperación del papel institucional anterior queremos subrayar la importancia por restaurar un relato completo de la Transición rico en matices por su multitud de ángulos ciegos no narrados. El proceso político que hoy seguimos contando, enseñando en nuestras escuelas y reivindicando desde la cultura y la política está muy alejado de la idea convulsa, conflictiva, no lineal y llena de matices que encierra el proceso democratizador español. En nuestra mano está reivindicar un estudio diferente del proceso. La democracia no se logró en una hora, su pervivencia y supervivencia en nuestra realidad política es responsabilidad de todos los ciudadanos y ciudadanas.

Para más información:

COLOMER, J.C. Gobernar la ciudad. Alcaldes y poder local en Valencia. (1958-1979), Universitat de València, 2014. Tesis doctoral disponible en: http://roderic.uv.es/handle/10550/36974

Juan Carlos Colomer Rubio es profesor del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales de la Universitat de València

LA COHERENCIA ÉTICA DE LA PARTICIPACIÓN EDUCATIVA

Xosé M. Souto González (Geoforo Iberoamericano y Universitat de València)

Una de las finalidades de un buen docente consiste en provocar la curiosidad de sus discípulos respecto a la realidad que observan diariamente; es lo que denominamos actitud escolar e intelectual. Pero además pretendemos que sepa comunicar sus ideas de una forma clara y precisa; son las habilidades propias de la comunicación verbal, con textos continuos o discontinuos, o sea con imágenes, mapas y gráficos. Para ello facilitamos una serie de canales de información, como son las revistas y ahora los foros y debates organizados on-line.

Pero las habilidades y actitudes no se desarrollan en el vacío. Lo hacen con unos contenidos de hechos que sintetizan datos informativos y se organizan con unos conceptos que se relacionan entre si formando teorías y conjeturas. Enseñar a una persona a desarrollar estas competencias supone un desafío, que es complejo no solo en los obstáculos materiales que conlleva, sino también en el tiempo y la dedicación docente. Por eso es preciso conocer y promover el uso de nuevas técnicas que permitan desarrollar la autonomía crítica ciudadana en plataformas sociales que persigan la construcción de un espacio público educativo.

Esto fue lo que pretendimos realizar desde 2008 un grupo de profesores iberoamericanos desde el Geoforo Iberoamericano de Educación, cuando pretendimos reflexionar críticamente sobre la enseñanza de los problemas sociales y ambientales. Un noble intento que deseaba cuestionar las teorías dominantes y las estrategias que surgen del poder institucional, como es el caso de las líneas de formación permanente que convierten al conocimiento en un recurso mercantil al servicio de los poderes empresariales.

En los diferentes balances anuales hemos dado cuenta del dinamismo de las intervenciones registradas, no tanto de las visitas, sino de las opiniones emitidas, pues estamos convencidos que de esta manera se puede configurar un pensamiento crítico compartido. En este sentido hemos subrayado la presencia de comentarios del alumnado de los Grados y Máster de formación de profesorado, pues son ellos y ellas quienes pueden debatir sobre las claves de la formación futura del docente.

En estos dos últimos años 2014 y 2015, asistimos con optimismo a la participación del alumnado, no sólo en los foros que están abiertos, sino proponiendo nuevos temas, como ha sido en el caso de los foros 18, 20 y 21. Con ello se demuestra que si establecemos los cauces adecuados para la participación del alumnado ésta se produce de forma coherente. Para ello hemos de considerar que la condición de alumno es eso, una situación coyuntural, pero que bajo esta apariencia escolar fluyen los sentimientos, emociones y razones de una persona que aspira a ser ciudadano.

En los casos citados los alumnos han querido mostrara sus opiniones respecto a las prácticas docentes que observaban en sus visitas a los centros escolares, así como dar a conocer su particular valoración respecto a dos tareas escolares; el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en el medio escolar y la organización y gestión de los trabajos de campo y salidas escolares en los centros de enseñanza.

Geoforo, educación, geografía y sociedad
Geoforo, educación, geografía y sociedad

FORO 21: LAS SALIDAS DE CAMPO/AS VISITAS DE ESTUDO

En sus intervenciones las personas (básicamente alumnos del Máster en Formación de Secundaria en España y profesores de educación básica en Brasil) nos muestran no sólo una teoría para abordar los desafíos que presenta la escolarización del alumnado, sino también sus emociones y sentimientos cuando han modificado su posición personal: de alumnos a docentes.

Para saber más:

SOUTO GONZÁLEZ, Xosé M. Conocimiento crítico en redes sociales: el caso del Geoforo Iberoamericano de Educación, Revista brasileira de Educação em Geografia, Campinas, v. 4, n. 7, p. 04-26, jan./jun., 2014. ISSN: 2236-3904

SOUTO GONZÁLEZ, Xosé y FITA ESTEVE, Sara. Las diferencias sociales y la cultura escolar. El Geoforo Iberoamericano en 2014. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 30 de diciembre de 2014, Vol. XIX, nº 1105 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1105.htm>[ISSN 1138-9796].

Los jóvenes pueden hacer tareas socialmente útiles.

Los alumnos de cuarto curso de la ESO del Instituto Laia l’Arquera de Mataró (Barcelona) estudian las injusticias alimentarias a escala mundial dentro del proyecto “Conectado Mundos” de la ONG Oxfam Intermón que lleva por título: Semillas para un mundomás justo. Analizan el origen y las causas de esta injusticia y sus consecuencias sociales, económicas y medioambientales. Además reflexionan sobre las alternativas y las posibles soluciones. Pero, su trabajo va más allá del aprendizaje en el aula. Durante dos semanas los mismos alumnos llevan a cabo una campaña de recogida de alimentos en su centro educativo para la Fundación San Joaquim, que regenta un comedor social de su ciudad. Primero dan a conocer a todas las clases del Instituto la campaña, presentado y analizando la situación alimentaria des del local hasta lo global. Después organizan una gimcana y unos torneos deportivos, la condición para participar es llevar un alimento. Gracias a esta recogida, el Instituto pudo llevar más de 210 Kg en el comedor social de la Fundación.

Este es uno de los proyectos de Servicio Comunitario que el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya impulsa en alumnos de Educación Secundaria. La finalidad del proyecto es garantizar que los estudiantes, a lo largo de su trayectoria escolar, experimenten y protagonicen acciones de compromiso cívico, aprendan en el ejercicio activo de la ciudadanía, y pongan en juego sus conocimientos y capacidades al servicio de la comunidad. El Servicio se lleva a cabo con la propuesta educativa de Aprendizaje Servicio. Los estudiantes aplican lo que aprendieron en el aula al servicio de la comunidad, y así transforman la realidad, y aprenden cosas que no se pueden encontrar en los libros. Aprenden en escenarios concretos y reales, en acciones que sirven a la comunidad. Los niños y jóvenes salen del lugar de “destinatarios” para convertirse en protagonistas, cuando dejan de ser mirados como “los pobrecitos”, “los peligrosos”, “los superficiales” o “la esperanza del mañana” para ser reconocidos como activos y creativos constructores del presente.

La relación circular que se establece entre el aprendizaje y el servicio genera una nueva realidad, que intensifica los efectos de cada uno por separado. El aprendizaje aumenta la calidad del servicio, le da más calado: favorece la reflexión sobre lo que se hace y por qué se hace. El servicio ofrece un sentido al aprendizaje, lo hace funcional, útil, además de facilitar otros elementos competenciales, curriculares y organizativos. No se está hablando de una nueva materia: se aprovechan los aprendizajes curriculares de una o de varias de ellas para realizar un servicio para satisfacer las necesidades del entorno. En cuanto unos alumnos enseñan el uso del móvil a personas mayores, en la materia de tecnología deben decidir cuáles son las funciones de los móviles más convenientes a trabajar y en la de lengua a aprender cómo comunicarse correctamente, a fin de ofrecer un servicio de calidad.

“Aprender puede ser mucho más que leer y estudiar: aprender también es hacer, es ayudar a transformar la realidad. Aprendizaje servicio es aplicar lo que se aprende en el aula para realizar una actividad solidaria con la comunidad», explica María Nieves Tapia, directora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS). Algunos ejemplos: «Cuando lo que aprendimos en Lengua lo usamos para organizar una biblioteca para el barrio, o cuando lo que se aprende en Ciencias sirve para participar de un programa de forestación».

Los proyectos de Aprendizaje Servicio tienen cinco componentes fundamentales para poderse llevar a cabo:


1. Permite a los estudiantes aprender y desarrollarse mediante la participación activa en un servicio que se lleva a cabo en una comunidad y satisface sus necesidades. Estas deben ser reales. Cuando organizamos una campaña de donación de sangre, se presentará a los alumnos que sin la donación desinteresada de las personas no se puede obtener sangre, que pueden salvar vidas a personas. Por lo tanto su campaña ayudará a incrementar la disposición de sangre en los centros hospitalarios.


2. Es una acción colectiva y coordinada entre centros educativos y entidades, en el que todos ganan y mejoran. No se puede llevar a cabo sólo en el aula, hay que salir para hacer el servicio y hay que otros vengan a formar al alumnado. Cuando el alumnado tiene que ir a un geriátrico a llevar a cabo un proyecto de intercambio generacional, el personal del centro deberá entrar en el aula a formar al alumnado de las características de las personas mayores o bien presentar los estudiantes las dificultades de comunicación se pueden encontrar.


3. Ayuda a fomentar la responsabilidad cívica. Para extender un concepto democrático y participación de ciudadanía y para fomentar la consideración de niños y jóvenes como ciudadanos de primera. Los jóvenes se convierten en protagonistas del cambio; no sólo tienen derechos como miembros de la sociedad sino que también tienen deberes para con ella.


4. Integra y mejora el plan de estudios. El alumnado aplica lo aprendido en el aula al servicio de la comunidad. Pasan a ser reconocidos como ciudadanía activa y con responsabilidades sociales. El servicio que el alumnado debe realizar hace que tengan que prepararse muy bien, esto hace que se motiven hacia el estudio y aumentar los resultados académicos. Cuando unos alumnos se convierten de guías para explicar y presentar la historia de su ciudad a través de los monumentos más representativos, hace que la preparación de los contenidos tenga más sentido y sean significativos ya que si no lo hacen bien los que le escucharán no les seguirán, sean otros alumnos o bien personas que se apuntan en las rutas.


5. Proporciona tiempo estructurado (antes, durante y después) para que los estudiantes reflexionen y se formen. El simple activismo no conlleva aprendizaje, necesita una reflexión. También es importante que se tenga en cuenta al final de la experiencia haya un reconocimiento formal al trabajo realizado por el alumnado.

Diferentes son los servicios que los niños y jóvenes pueden realizar, a partir de las necesidades y los objetivos que se planteen: sensibilizar a la población; colaborar en tareas logísticas; denunciar, defender y revindicar acciones; compartir conocimientos; ayudar a personas vulnerables o captar recursos para una causa. Esto hace que sea una propuesta muy abierta y adaptable a la realidad del entorno y las capacidades y edad del alumnado pudiéndose realizar en cualquier nivel educativo, des de los estudios primarios hasta la Universidad. En este momento, el Aprendizaje Servicio está introducido en los sistemas educativos de los cinco continentes.

Para mayor información:

GONZÁLEZ, ALBA. Aprendizaje- servicio en la Escuela Secundaria. Buenos Aires: Programa Nacional Educación Solidaria, 2008

PUIG, J.M.ª (coord.) Aprendizaje servicio (ApS). Barcelona: Graó, 2009

TAPIA, NIEVES): Aprendizaje y servicio solidario: en el sistema educativo y las organizaciones juveniles. Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2005.

BRUGH, MICHAEL. Cal Serve Service-Learning Initiative. California: Department of Education, 2010.

BATLLE, ROSER). El Aprendizaje-Servicio en España: El contagio de una revolución pedagógica necesaria. Madrid: Educar, 2013.

Martí Boneta i Carrera es técnico Docente Generalitat de Cataluña.

COMPROMISO INDIVIDUAL Y PROYECTO COLECTIVO EN EDUCACIÓN

Xosé Manuel Souto González (Geoforo Iberoamericano. Gea-Clío, Universitat València)

En la enseñanza escolar existen muchos mitos y estereotipos. Uno de ellos consiste en entender la enseñanza como un arte y no como una ciencia o técnica; o sea, que se “nace” para enseñar y que dichas dotes no se adquieren por aprendizaje cultural. Sin embargo, las recientes investigaciones de las diversas ciencias, que analizan los modos y maneras de aprender de una persona, han puesto de relieve la importancia del entorno histórico en la construcción de la memoria y los razonamientos.

La voluntad y el compromiso individual son necesarios, aunque no sean suficientes

Para enseñar hace falta motivación, voluntad de comunicarse con otros congéneres y una meta de transformación cultural. De la voluntad nacen las emociones y sentimientos que modelan la manera de razonar y argumentar. Sin este compromiso personal es difícil trabajar en la enseñanza básica, pues hay que estar convencidos que la obligatoriedad de la misma es algo positivo para transformar la moral heterónoma en autónoma y crítica. Es decir, es necesario, aunque no sea suficiente, disponer de un ideal de ser humano social para dedicarse a la enseñanza.

También ayuda en la forja de la voluntad el contexto social y político. Las reivindicaciones de libertades públicas y el reclamo de los derechos ciudadanos permitieron crear un ambiente que influyó de manera decisiva en la transición de la dictadura a la democracia en el último cuarto de siglo XX en España. Ello generó unas actitudes personales hacia el espacio público, que provocaba un eco democrático en los claustros de los centros escolares.

De este compromiso personal y reivindicaciones colectivas nacen los proyectos educativos, como se pudo comprobar en los diferentes movimientos de renovación pedagógica de los años setenta y ochenta del siglo pasado, así como grupos de innovación en las distintas didácticas específicas. Nombres como Rosa Sensat, Escola d’estiu, Clarión, Cronos, Germanía, IRES… y otros más surgieron en el contexto español. Sin embargo, la mayoría de ellos han desparecido en este nuevo siglo XXI. En el caso específico de la enseñanza de las ciencias sociales apenas siguen funcionando de manera regular IRES y Gea-Clío.

La constancia en la innovación en los momentos difíciles es un valor incuestionable para impugnar las rutinas escolares

Este último grupo nació como consecuencia de los impulsos renovadores (más o menos idealistas o ingenuos) de los años finales de los ochenta, que derivaría por la vía institucional en la LOGSE. Desde entonces el grupo se ha venido reuniendo con una periodicidad casi mensual para planificar materiales curriculares, formarse de una manera autónoma y programar actividades para la formación de otros docentes.

¿Por qué más de veinticinco años propugnando innovaciones? En primer lugar porque las resistencias a un cambio de las rutinas escolares son grandes. Ello obliga a ser constantes en las propuestas. Por otra parte porque el ambiente político y social ha decaído, impidiendo más de una vez que las buenas voluntades se transformen en actividades públicas. Por último porque para innovar necesitamos contar con un grupo experimentado de personas y también de un programa de investigación sobre las estrategias docentes y los obstáculos en el aprendizaje discente.

La innovación necesita de la investigación educativa

Las propuestas de mejora se consolidan si se sustentan en una práctica profesional, pero también si están bien argumentadas desde la investigación educativa. Y para ello necesitamos contar con un conjunto de investigaciones particulares que confluyan en un proyecto curricular. Eso es lo que hemos venido defendiendo desde hace dos décadas en Gea-Clío y que se puede hoy mostrar de forma pública.

Además de los materiales para trabajar en las aulas se dispone de un conjunto de investigaciones sobre la institucionalización del saber (en especial sobre las Escuelas de Geografía) y sobre las particularidades de este en el medio escolar (evaluación, manuales escolares, memoria escolar, argumentación, identidades…).

No siempre es fácil acompañar la innovación con la investigación y tampoco esta es comprendida desde otros colectivos. La investigación y la innovación tienen puntos comunes, pero también diferencias que pueden alejar a una de la otra. Un proyecto curricular supone una estrategia de acoplar los intereses de los investigadores a las necesidades de las personas que quieren mejorar la enseñanza día a día.

Para saber más

Llácer, V. (2008). Innovación didáctica y cambios educativos en España. El Proyecto Gea-Clío. En Actas del X Coloquio Internacional de Geocrítica: Diez años de cambios en el Mundo, en la Geografía y en las Ciencias Sociales, 1999-2008. Universidad de Barcelona. Accesible en: http://www.ub.edu/geocrit/-xcol/20.htm

Souto González, X. M. (1999). Los proyectos de innovación didáctica: El caso del proyecto Gea-Clío y la didáctica de la Geografía e Historia. Revista Didáctica de las ciencias experimentales y sociales, 13, 55-80.

Xosé Manuel Souto González es director del Geoforo Iberoamericano desde 2008 y coordinador de Gea-Clío desde 1989. Es profesor titular de Didáctica de las ciencias sociales en la Universitat València. Desde 1979 ha trabajado en la educación ciudadana desde la aportación de Geografía en diferentes niveles escolares, en especial en Educación Secundaria.

¿Qué Europa se nos ofrece en la cultura escolar?

En las últimas elecciones europeas han saltado las alarmas cuando los resultados de los comicios han arrojado unos datos que confirman aquello que se venían anunciando desde diferentes ámbitos, el desencanto con la Unión Europea es cada vez mayor. Así se pone de manifiesto, por una parte, atendiendo al grado de participación en las mismas (pasando de un 62% en 1979 a un 43% en 2009 y 2014). Por otra parte, también se aprecia con el ascenso que han experimentado los partidos euroescepticos como el caso del Frente Nacional, partido más votado en Francia, que es uno de los Estados más relevantes dentro de la Unión Europea. Su discurso político se construye relacionando inmigración, identidad y gestión pública, en clave estatal, con lo que la Unión Europea impide el buen desarrollo de cada uno de los pueblos. A partir del análisis de estos resultados, parece evidente pensar que esta Europa está tambaleándose y que los puntos sobre los que se construye el discurso identitario europeo deben replantearse para que la sociedad se sienta más identificada con esta realidad.

Existe una estrecha vinculación entre identidad, ciencias sociales y educación. En los conflictos entre las personas y los Estados el factor identitario ha estado presente históricamente, como una de las causas principales a la hora de interpretarlos y ser explicados. Esto se puede apreciar en conflictos aún latentes en el mundo contemporáneo (la situación entre Israel y Palestina sería un buen ejemplo). Y también es observable en la realidad que percibimos en el día a día. El hecho de ser más afín a algunas personas nos hace relacionarnos con ellas con más frecuencia, o por el contrario recelamos tener contacto con aquellos individuos contrapuestos a nosotros. Por tanto el concepto identidad nos sirve tanto para explicar, en parte, la actuación y el comportamiento de la persona en singular como del colectivo de personas en plural, como seres sociales que somos. La identidad es en conclusión un factor de cohesión o de desunión social en tanto en cuanto marca pautas de comportamiento que los individuos adquirimos. La identidad la construimos constantemente, a partir de las relaciones sociales que establecemos pero también con nuestro aprendizaje. El saber no es sólo un recurso que utilizamos en un momento determinado, más bien, constituye el prisma con el que percibimos e interpretamos la realidad. En este sentido, la educación y también las ciencias sociales, han sido un campo de batalla política, por la posibilidad que brinda para reforzar aspectos concretos que construyen nuestra versión personal de la identidad nacional en la etapa de alumnos de gran influencia en el desarrollo posterior. Si se observan las distintas leyes educativas parece evidente que el factor que ha estructurado el currículo ha sido la realidad territorial estatal (historia de España, la España de los Austria, etc). No obstante, en la actualidad hay una realidad territorial superior que se ha introducido en el currículo y sobre la que existe la posibilidad de desarrollar una nueva identidad colectiva.

La forma de presentar el contenido sobre la UE puede influir claramente en la concepción del alumnado sobre Europa y su participación ciudadana.

La Unión Europea es una realidad territorial sobre la que construir un discurso que supere barreras mentales (las fronteras desaparecieron hace tiempo en este espacio), y lastres culturales que ofrecen cohesión nacional pero dificultan en muchos casos la interpretación heterogénea de lo que significa pertenecer a esta. Es decir, a las personas se nos califica como españoles, polacos o senegaleses porque pertenecemos a un país y compartimos una identidad nacional que nos define y diferencia del resto. Esto significa que debido a la casualidad de haber nacido en un Estado y no en otro, se me presuponen unas características que comparto con la población de mi mismo país, estamos modelados, pues, por un mismo patrón. Pasando a ser secundario el hecho de compartir ideas, inquietudes o sentimientos, por ejemplo con alguien que sea de un Estado diferente. Evidentemente este ejemplo es una exageración, pero nos sirve para entender que el discurso nacional que en la actualidad aún difundimos en las aulas, está vinculado a la realidad social que las élites burguesas quieren consolidar en el Estado-Nación decimonónico.

La globalización rompe las fronteras de la homogeneidad territorial

No obstante, la realidad social que percibimos y que perciben los alumnos de secundaria actualmente es muy distinta. La globalización conlleva un contacto permanente entre culturas que se refuerza por el fenómeno de la inmigración, rompiendo los esquemas encorsetados que definen a españoles, polacos y senegaleses. El territorio supranacional que conforma la Unión Europea es una gran oportunidad para construir un nuevo tipo de discurso atendiendo a esta realidad. Un discurso cohesionador de la sociedad, que tenga en cuenta que no somos (sólo) españoles, polacos o senegaleses sino que somos, sobre todo, humanos y ciudadanos del mundo, y que existen problemas y valores compartidos que nos unen por encima de las barreras mentales.

Es el caso por ejemplo de la contaminación de un río por los vertidos en un punto concreto de su cauce. Las consecuencias del vertido se apreciaran hasta la desembocadura del mismo; no importan pues las fronteras que los humanos establezcamos. En situaciones como ésta, las barreras que nos separan no funcionan para aislar o frenar este problema en concreto. Sirva también como ejemplo la extrema pobreza, que empuja a las personas a sobrevivir intentando saltar el muro. Puede ser real (como en Ceuta y Melilla) o metafóricamente (las diferentes situaciones de indigencia).

Así pues, la Unión Europea abre la puerta a crear un discurso diferente, encaminado a la participación ciudadana activa en la construcción y evolución del proyecto a partir de la identificación y no de la imposición. Esto sólo se puede conseguir a partir de la creación de diferentes cauces de participación y así lo interpretamos también en el ámbito educativo. El alumnado ha de ser partícipe de la construcción del conocimiento que le proporciona las ciencias sociales y a partir del cual incorpora elementos a su identidad individual.

La identidad europea que fomentamos en la ESO en la Comunidad Valenciana deriva en un academicismo sin ciudadanía activa.

Partiendo de las ideas que posee el alumnado de Secundaria sobre el fenómeno europeo que desde el ámbito académico se proporcionan, se concluye la falta de motivación e interés que sobre este tema tienen los y las jóvenes en España. Todo puede ser justificado en base a la holgazanería de los alumnos o intentar buscar otras respuestas, que expliquen en profundidad esta cuestión. El problema educativo que se observa es la falta de identificación de los jóvenes con la Unión Europea, y así la pérdida de oportunidad a la hora de crear una identidad intercultural de la sociedad que esto supone.

En la mayor parte de manuales que hemos consultado en nuestro estudio, encontraríamos una definición canónica -más o menos explícita- que explica, como si de una operación matemática se tratara, la Unión Europea y la repercusión para España una vez incluida en el proceso. Son el elemento central a partir del cual se estructura una sesión de ciencias sociales, pues se tratan de recursos muy elaborados que en numerosos casos modelan la programación del aula.

La Unión Europea es sinónimo de economía competitiva

En cualquier caso, la definición podría ser la siguiente: la Unión Europea se constituye con la finalidad de crear una realidad territorial capaz de hacer frente común a las potencias económicas, a partir de la creación de un gran mercado interior por la suma de todos los países que la forman y la especialización regional de cada uno de ellos. Así pues, la Unión Europea es sinónimo de economía. Pero no explicada según la economía real, es una cuestión meramente ligada al mundo de los negocios, las empresas, el crecimiento y la modernización de los Estados; pero ¿y eso de qué manera es percibido por el alumno? Como el conocimiento se plantea desde esta óptica, el alumnado de secundaria (futuros cargos públicos, barrenderos, tenderos o hombres/mujeres de negocios) no se identifican con algo que es tan lejano a sus intereses.

La lejanía con la que se percibe se hace mayor por el planteamiento pedagógico que se favorece desde los manuales. En el momento en el que una actividad que se concibe como un reto intelectual para el alumno, ya que se trata de la aplicación del mismo, pero se plasma como una repetición textual, sólo se favorece la memorización del mismo. En la memoria almacenamos aquellos aspectos que nos pueden ser útiles en periodo a corto plazo, la aplicación práctica de este conocimiento amplía la duración de este conocimiento en la memoria. Con esto, se pretende evidenciar que sin ser un contenido ligado al interés del alumnado, al cual además no se le hace partícipe de este aprendizaje, poco estamos ofreciendo para la identificación con la Europa intercultural del alumnado. El ejemplo claro es que si se explica un discurso y la actividad de final de página pide la repetición de aquello que aparece al principio de la misma, repetimos la información, la memorizamos y rápidamente la sustituimos por aquella que consideramos nos será más útil para la vida.

La lógica del estado nación y los deseos interculturales

En este sentido el vocabulario, las imágenes y los documentos responden aún a la lógica del Estado-Nación; y así se observa en conceptos como inmigración o en los mapas donde las fronteras persisten, creando una imagen de suma de Estados. Estos elementos se presentan también con el fin de crear una imagen positiva de la Unión Europea, como si de un producto fantástico se tratase que nadie puede rechazar comprar. Así el alumnado, como cliente, elegirá si comprar o no ese discurso precocinado y que muchas veces dependerá del contexto histórico que condicione las informaciones que inundan la sociedad ya sea a través de los medios de comunicación tradicionales como de Internet. No es tan fácil comprar la “Europa de la troika” como lo era comprar la “Europa del principio del euro”, ahora, como se ha puesto de manifiesto en las elecciones: no todos quieren ser europeos, una oportunidad que se va perdiendo. Las migraciones posteriores a la definición de las fronteras étnicas de la Segunda Guerra Mundial han dado lugar a un mosaico intercultural en los diferentes Estados que conforman la Unión Europea. Este palimpsesto cultural sólo se puede desarrollar con una política social que permita la cohesión y la convivencia de las diferencias. En esto nos jugamos el futuro democrático de Europa.

Para mayor información:

GALÁN OLCINA, Odiel. Ja som Europeus? La creació i difusió de la identitat europea als manuals escolars. Trabajo Fin de Máster de investigación en didácticas específicas, presentado en la Facultat de Magisteri de la Universitat de València, en 2013, y dirigido por Xosé Manuel Souto González.

Odiel Galán Olcina es Investigador del grup GEA-CLIO.

Los problemas del mundo, una emergencia educativa

Francisco F. García Pérez*

Nuestro mundo tiene hoy gravísimos problemas, que exigen respuesta urgente por parte de los ciudadanos. La sociedad espera que la educación prepare a los estudiantes para afrontar dichos problemas, pero no se cumple adecuadamente esa función, sobre todo porque los contenidos escolares se hallan muy separados de los problemas reales. Y sin embargo las ciencias sociales, y concretamente la geografía, tienen potencialidades educativas para contribuir a dar respuestas a este desafío. Una organización del currículum escolar basada en el tratamiento de problemas sociales y ambientales relevantes podría educar a los futuros ciudadanos en la comprensión de nuestro mundo y en la participación comprometida con la resolución de sus problemas.

Los problemas del mundo no admiten espera

Nuestro mundo sufre hoy problemas de una extensión e intensidad tal que la humanidad tiene que afrontarlos con urgencia. Según Naciones Unidas en 2014 somos ya 7.000 millones los habitantes del planeta; pero la distribución de los recursos es cada vez más desigual: el 20 por ciento de la población mundial consume el 80 por ciento de los mismos. Por lo demás, la explotación y el uso de esos recursos no responden a las necesidades básicas de la humanidad ni respetan el equilibrio de la biosfera: el 40 por ciento de las tierras cultivables ya están degradadas; millones de hectáreas de bosques desaparecen cada año; el 75 por ciento de los recursos pesqueros están en trance de agotarse; la biodiversidad disminuye a un ritmo alarmante; el calentamiento global está produciendo gravísimas consecuencias… Pero, por ejemplo, los gastos militares mundiales son enormes. Y nuestro modelo de desarrollo consumista y depredador sigue sin ser cuestionado de forma radical.

Esta situación exige orientar la educación –especialmente en el campo de las ciencias naturales y de las ciencias sociales- hacia el objetivo prioritario de tratar estos problemas y buscar soluciones a los mismos. Una emergencia mundial exige una emergencia educativa.

La educación escolar no da respuestas

Pero la educación –tomo como marco el caso español y me refiero fundamentalmente a la educación obligatoria- no está dando respuestas adecuadas a los problemas expuestos. Habría que preparar a los niños y jóvenes para afrontar situaciones inciertas, y se les ofrece respuestas cerradas y poco funcionales; habría que entrenarlos para la gestión de los problemas reales, y se les ofrece un marco escolar aislado de la sociedad. Parafraseando a Edgar Morin, se necesitan “estrategias” y se les sigue dando “programas”.

En efecto, la cultura escolar convencional está estructurada en torno a paquetes de contenidos académicos compartimentados en campos disciplinares según criterios y paradigmas procedentes del siglo XIX. Es este un conocimiento alejado del que suelen manejar los alumnos en sus contextos cotidianos, lo que abre una brecha entre la cultura escolar y la cultura del alumnado, aumentando la desafección de éstos hacia aquélla. Asimismo, la estructura organizativa de la escuela -heredada, también, del siglo XIX-, con sus espacios cerrados (fríos y ajenos para los habitantes del sistema escolar) y sus tiempos compartimentados (que dificultan un aprendizaje interactivo), tampoco contribuye a generar aprendizajes significativos. Y algo similar podríamos decir de la formación del profesorado, muy poco adecuada a los planteamientos expuestos.

La transformación de este panorama exige reformas radicales que no se reduzcan al cambio de un currículum oficial por otro, sino que afecten a todos los agentes implicados en la educación, al marco organizativo y, sobre todo, a la formación del profesorado.

Educar para la ciudadanía trabajando problemas relevantes

Si se abordara este reto, la educación escolar podría jugar un papel importante en la educación de ciudadanos participativos, que supieran afrontar los graves problemas del mundo y contribuir a su solución. Ahí podría ser decisiva la aportación de las ciencias sociales, y particularmente de la geografía, que puede ofrecer el bagaje conceptual preciso, facilitar el análisis crítico de los problemas y favorecer la implicación cívica.

Ello sería más factible con un currículum estructurado en torno al tratamiento de problemas sociales y ambientales relevantes. El trabajo en torno a problemas puede solucionar la dicotomía entre temas disciplinares (firmemente arraigados en la cultura escolar) y ejes transversales (perspectiva más reciente centrada en los valores). A favor de esta opción integradora se pueden aportar múltiples argumentos; citaré solo tres: los problemas favorecen un enfoque del conocimiento más abierto y complejo; trabajar problemas constituye un planteamiento coherente con los procesos de construcción del conocimiento y por tanto favorecería los aprendizajes; las realidades problemáticas que nos rodean exigen de la escuela una respuesta que no puede ser hurtada por más tiempo. Por tanto, los problemas sociales y ambientales de nuestro mundo deben ser objeto central de la enseñanza escolar.

Para mayor información:

GARCÍA PÉREZ, F.F. Problemas del mundo y educación
escolar: un desafío para la enseñanza de la geografía y las ciencias
sociales. Revista Brasileira de Educação em Geografia, vol. 1, n. 1 (2011), p. 108-122. <http://www.revistaedugeo.com.br/ojs/index.php/revistaedugeo/article/view/18/16>.

* Francisco F. García Pérez es profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Sevilla. Pertenece a la Red IRES (www.redires.net) y al colectivo Fedicaria (www.fedicaria.org).

¿Por qué hablamos tanto e innovamos tan poco en educación?

Xosé M. Souto González (Geoforo iberoamericano. Universitat de València)

En los últimos veinticinco años en España se sucedido numerosas reformas educativas y propuestas de mejora educativa. Sin embargo los continuos diagnósticos que se realizan sobre el sistema escolar indican que éste no mejora el aprendizaje del alumnado.

Al mismo tiempo se han incrementado exponencialmente el número de publicaciones didácticas y pedagógicas que pretenden orientar al profesorado de enseñanza básica. Muchas veces son teorías bien argumentadas y con datos empíricos que muestran algunas líneas metodológicas de mejora en la enseñanza de las ciencias sociales. Pero dichas propuestas son generalmente ignoradas por las personas a quienes van dirigidas dichas exposiciones. Y muy pocas se han configurado como un referente teórico y una praxis de mejora didáctica.

EXISTE UNA PROFUNDA BRECHA ENTRE LA EDUCACIÓN BÁSICA Y LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA

Esta situación de España revela una profunda brecha entre las situaciones escolares vividas en los centros de Educación Primaria y Secundaria (que comprende los años cronológicos de la edad de enseñanza obligatoria) y las reflexiones teóricas y prácticas que se realizan desde las universidades. Tal parece como si los razonamientos de unos fueran ajenos a las preocupaciones de los otros y por eso la difusión de las revistas indexadas es mínima entre el profesorado de enseñanza básica. Y es algo que se repite en otros países iberoamericanos, como hemos tenido ocasión de compartir en las opiniones del Geoforo Iberoamericano (ver foros 10, 14 y 16 en www.geoforo.com) .

En general el profesorado del sistema escolar de la educación obligatoria, que forma a la ciudadanía en los momentos en que todas las personas acuden a los colegios e institutos, recela de las propuestas teóricas que se hacen desde los ambientes universitarias por considerarlas alejadas de las necesidades manifestadas en sus aulas. Por su parte desde las instancias universitarias se alude a las estructuras administrativas y a la situación laboral del profesorado como factores que impiden la aplicación de sus propuestas de mejora. Incluso a veces se recela de las intenciones innovadoras del profesorado.

EXISTE POCO CONOCIMIENTO ACERCA DE LOS SENTIMIENTOS Y EXPECTATIVAS DE LAS PERSONAS QUE CONVIVEN EN LAS AULAS DE EDUCACIÓN BÁSICA

Desde mi experiencia de muchos años en formación inicial y permanente del profesorado, a la vez que por haber trabajado en diferentes niveles del sistema escolar, entiendo que el problema más relevante es la ausencia del conocimiento acerca de los sentimientos, emociones y comportamientos que rigen las relaciones de la comunicación educativa en las aulas de Educación Primaria y Secundaria.

Por una parte se echa en falta una ausencia de empatía con las situaciones prácticas que determinan el trabajo docente con niños, adolescentes y jóvenes de 6 a 18 años. No se sabe analizar el comportamiento del alumnado en relación con sus expectativas de ejercer su autonomía personal en una sociedad democrática y ciudadana. También existe una dificultad en captar las necesidades docentes de una persona que se ha formado en unos parámetros educativos del siglo XIX y está trabajando en el siglo XXI.

Por otra parte se pierde la perspectiva de la individualización de la comunicación en las aulas, donde las personas ejercen sus roles de alumnos y docentes en un medio social que les convierte en clientes de una sociedad regulada por las posibilidades de consumo. Existe un divorcio entre las propuestas de mejora, que suelen ser genéricas, y las necesidades del profesorado que acostumbran a ser concretas y específicas.

Además se ha ido creando una sensación de innovación docente regida por las palabras en forma de jerga académica que no va acompañada de una propuesta de actuación con materiales educativos y una secuencia de actividades para experimentar en las aulas. Por eso siempre me he referido a la necesidad de elaborar proyectos curriculares como instrumentos sociales de mejora.

LOS PROYECTOS CURRICULARES HAN SIDO UNA RESPUESTA EFICAZ PARA RELACIONAR INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN

Un proyecto curricular consiste en el trabajo colectivo de profesores que se forman para poder innovar en la práctica del aula de educación básica. Es una propuesta de mejora de la enseñanza desde la reflexión didáctica y va acompañada de una programación de actividades que se acompañan de recursos (documentos, salidas, bibliografía…)

Desde el año 1989 el proyecto Gea-Clío ha venido elaborando materiales para la innovación y ha desarrollado numerosos programas de formación del profesorado. Sin duda es una labor constante y paciente que no siempre tiene la recompensa de las administraciones, pero sí del profesorado que participa con ilusión en la aventura de construir un conocimiento social útil para entender los factores subyacentes que aparecen en la superficie de la realidad social

Para saber más:

SOUTO GONZÁLEZ, Xosé M. Investigación e innovación educativa: el caso de la Geografía escolar. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 10 de diciembre de 2013, vol. XVII, nº 459. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-459.htm>. ISSN: 1138-9788.

La transmisión intergeneracional de la educación y la pobreza.

Antonio Abellán, Julio Pérez, Rogelio Pujol. Departamento de Población, CSIC.

A propósito del último Informe PISA de 2012 (Program for International Student Assessment), se plantea un debate acerca de las razones de las disparidades en educación o brecha escolar entre unas regiones y otras. El debate puede ampliarse a comparaciones entre países, o entre regiones de otros países o continentes. Se argumentan razones socioeconómicas para explicar los peores resultados en las regiones más pobres. Otras explicaciones añaden el efecto del nivel cultural. Finalmente se señalan razones familiares/demográficas y la importancia que las familias den a la educación como clave para explicar la brecha escolar.

Estas últimas razones demográficas tienen un peso extraordinario. Existe una cierta reproducción del nivel educativo de los padres en sus descendientes; si es bajo, los hijos tienden a tener un nivel bajo; si es alto, los hijos probablemente tendrán un nivel alto. Los menos instruidos posiblemente tengan peores oportunidades laborales, menores ingresos y menor acumulación de riqueza a lo largo de su vida. Un círculo vicioso. De ahí la idea de transmisión intergeneracional de desventajas y de reproducción de la pobreza, en buena parte debida al nivel educativo alcanzado.

La Encuesta de Condiciones de Vida del INE ofrece un módulo (2011) para conocer esta transmisión de ambas, la educación y la pobreza en España. La figura 1 presenta la relación entre nivel educativo de los hijos y el de sus padres. Por ejemplo, en la columna primera, de 1,2 millones de adultos cuyos padres son/fueron analfabetos, el 53,2% (631.000 adultos) “sólo” han alcanzado estudios primarios o inferiores (primarios incompletos). En la columna cuarta, de 2,2 millones de adultos cuyos padres tuvieron estudios superiores, el 74,9% (1.632.600 adultos) también alcanzaron educación superior como sus padres. Hay una clara reproducción de niveles educativos.

La figura 2 representa a los adultos en riesgo de pobreza según el nivel de formación del padre. En la columna primera se observa que de 100 adultos cuyos padres son/fueron analfabetos, 41,4% están en situación de riesgo de pobreza. En la columna cuarta, de 100 adultos cuyos padres tuvieron estudios superiores, sólo 11,6% está en riesgo de pobreza, casi cuatro veces menos que en el primer caso.

Hay una esperanza en la posibilidad de romper el círculo vicioso. Se observa que en los niveles educativos bajos e intermedios existe un porcentaje importante de hijos que superan el nivel alcanzado por su padre.

La educación es la solución y actúa de diversas formas: crea más oportunidades laborales, mejores puestos de trabajo y mejor remuneración, por una parte, y desarrolla habilidades, hábitos y comportamientos, que permiten mantener una vida más plena y saludable, por otra. Las familias deben ser conscientes de que la falta de educación y preparación de sus hijos los hace candidatos a peores ocupaciones y menores ingresos.

Pero ¿cómo y quién transmite ese mensaje? Porque también el Estado debe ser consciente de que la falta de educación entre sus ciudadanos provoca injusticia y desigualdad de condiciones desde la misma cuna ¿Cómo y quién decide la parte de los costes educativos que corresponden a la familia y la que corresponde al Estado? ¿Cuáles son las decisiones recientes en este tema?

Nota: Tasa de riesgo de pobreza. Umbral de pobreza: es el 60% de la mediana de los ingresos anuales por unidad de consumo (escala OCDE modificada), tomando la distribución de personas. Los ingresos por unidad de consumo se obtienen dividiendo los ingresos totales del hogar entre el número de unidades de consumo. Es una medida relativa que mide desigualdad y no pobreza absoluta.

Figura 1. Nivel de formación alcanzado por el hijo según nivel del padre, 2011
Figura 1. Nivel de formación alcanzado por el hijo según nivel del padre, 2011
Figura 2. Adultos en riesgo de pobreza según nivel de formación del padre, 2011
Figura 2. Adultos en riesgo de pobreza según nivel de formación del padre, 2011