, 2016 by Luis Amador Hidalgo
En la comarca tequilera del Estado de Jalisco se concentra un número significativo de elementos de valor cultural o ambiental que permite su apreciación como un todo coherente y vital. Todo este patrimonio se encuentra en un enclave natural singular, la elevación del volcán de Tequila y el cañón de la barranca del Río Grande de Santiago. En él se enmarcan el excepcional y único paisaje cultural, constituido por las ancestrales plantaciones de Agave, diversos sitios arqueológicos, numerosas destilerías históricas, poblaciones tradicionales y un valioso patrimonio inmaterial representado por usos agrícolas atávicos, gastronomía ancestral o fiestas populares.
En el año 2006 el Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la categoría de paisaje cultural.
Para dar soporte a dicha nominación se aprobó un Plan de Manejo que tenía como objetivo garantizar la conservación y uso sustentable del conjunto de elementos que se pretendía preservar a través de la Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: el paisaje natural, el Paisaje Agavero, los vestigios arqueológicos, las antiguas instalaciones industriales y las poblaciones tradicionales.
El Plan fue el instrumento que oficializó el turismo en la región, pretendiéndose impulsar con el mismo la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la zona, actuando como elemento aglutinador de los diversos instrumentos legales vigentes y vinculando, además, los contenidos del documento a los diversos programas y planes de desarrollo urbano y medioambiental que operaban en la comarca. Con todo ello se aspiraba a garantizar la autenticidad y la integridad de cada uno de los componentes del Paisaje Agavero a través de su conservación, restauración y utilización adecuada, así como el estímulo al crecimiento regional sustentado sobre los valores culturales locales.
Sin embargo, la aplicación del Plan, a pesar de haber producido algunos resultados positivos, no ha dado una respuesta conveniente a las necesidades del propio sector turístico, de los empresarios y de la población de la zona. El hecho de que se presente un Plan de este tipo, para la gestión del sitio inscrito, no tiene mayor trascendencia si luego no se aprueban las medidas legislativas adecuadas y si no se acompañan de la necesaria financiación.
La agricultura ha definido históricamente el paisaje actual, aunque, de forma paulatina, se ha ido reconfigurando la relación ámbito rural–ámbito urbano, principalmente por la aparición de nuevas actividades como el turismo, mediante la puesta en valor de los activos culturales y naturales de la región.
La introducción del turismo en la cadena productiva del Agave-tequila se ha realizado bajo esquemas poco claros en cuanto al planteamiento conceptual de la tipología turística, su integración territorial y la participación de la población. La presencia de algunos empresarios regionales ha venido forjando un territorio, de alto valor económico, sustentado en la cultura del tequila, la misma que se ha recreado en la actualidad con la incorporación del turismo a la mencionada cadena productiva. Además, la poca claridad ofrecida por el Plan de Manejo no ha permitido fijar a tiempo unos parámetros operativos adecuados para la actividad turística, así como la definición de zonas específicas para este tipo de prácticas a partir de acuerdos y compromisos previos entre los agentes de la región.
Hasta no hace mucho tiempo la idea que ha prevalecido es que la actividad turística todavía no provoca en la zona impactos negativos especialmente significativos. Por ello, no se han aplicado medidas para prevenir las posibles externalidades, ni tampoco se ha estimado un umbral máximo de acogida de turistas para el territorio. Sin embargo, esta aparente inocuidad es falsa.
El deterioro ambiental progresivo que se está produciendo en la zona, si bien no es imputable en gran medida a la actividad turística, atenta directamente contra la sustentabilidad del sistema y su potencial productivo. Aunque quizá todavía no se presentan situaciones de irreversibilidad, hay que destacar la degradación que se observa en los recursos naturales, sobre todo la relacionada con la contaminación de los acuíferos, la deforestación y pérdida de biodiversidad, la erosión de los suelos, y la contaminación atmosférica.
Por su parte, en el ámbito sociocultural, la presión turística creciente sobre la zona va a determinar cambios en el patrón cultural de los habitantes de la región. Estos procesos representan una clara amenaza para el desarrollo regional y también para el mantenimiento de la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad del Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila.
Por lo tanto, la ausencia de un modelo turístico sostenible para el Paisaje Agavero, dado que la aplicación del Plan de Manejo no ha contribuido significativamente a impulsar este proceso, ha puesto de manifiesto la necesidad de que los agentes decisores dispongan de instrumentos con los que poder realizar un diagnóstico de la situación actual y, a partir del mismo, plantear iniciativas que impulsen a este sector hacia la sostenibilidad.
En definitiva, la creciente actividad turística y la puesta en valor de la totalidad del patrimonio cultural de la zona pueden representar oportunidades para impulsar el desarrollo regional si se consigue perfilar e implementar un modelo turístico sostenible congruente con los intereses de todos los agentes.
En la coyuntura actual el sector agroindustrial debería tender puentes hacia los ámbitos de la cultura y los servicios bajo una propuesta que articule adecuadamente las aspiraciones de los diferentes sectores implicados. El binomio tequila y turismo demanda análisis más profundos, que consideren aspectos económicos, ambientales y socioculturales, los cuales sean incorporados a propuestas específicas de ordenación del territorio que integren también a otras actividades productivas. Pero esto sólo será posible si, por parte de todos, se asumen compromisos de orden económico, social y ambiental, es decir, si se diseña un esquema coherente de desarrollo sostenible.
Para mayor información:
MILLÁN VÁZQUEZ DE LA TORRE, Mª Genoveva; AMADOR HIDALGO, Luis y ARJONA FUENTES Juan M. El Paisaje Agavero y la planificación turística sostenible. Un requisito para su permanencia como sitio patrimonio de la humanidad. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de junio de 2016, vol. XX, nº 537. ISSN: 1138–9788.
Luis Amador Hidalgo es profesor del Departamento de Economía en la Universidad Loyola Andalucía.