Rosa M. Estaba
La política territorial bolivariana es inconstitucional, a-histórica y nociva. Es la culminación de la autocracia revolucionaria que, con la inesperada lluvia de petrodólares, cultivó el difunto Presidente Hugo Chávez.
¿Inconstitucional?
Reedita la reforma a la constitución negada en el referéndum de 2007 y que, como dijo el mismo Chávez, trastocaría “…el esquema geográfico de la geometría del poder o geopolítico interno que hemos heredado (…) del siglo XIX, (…) de la colonia”.
El plan pasa por ABORTAR EL ESTADO FEDERAL DESCENTRALIZADO, justiciero sistema de distribución vertical del poder público consagrado en la Carta Magna de 1999 ¿Cómo abortar un pacto social avalado con la exitosa descentralización territorial conquistada desde 1989, luego del primer sufragio directo y secreto de los gobernantes federales y municipales?
Sabotear. Construir a toda costa el andamiaje del Estado Socialista ejercido directamente por el pueblo y basado en la comuna, célula fundamental tutelada y supletoria del municipio autónomo. CONSTRUIR EL ESTADO COMUNALHIPER-CENTRALIZADO, CUYA ALETARGADA Y EFÍMERA CRISTALIZACIÓN HA OBLIGADO A RECURRIR AL ACORRALAMIENTO.
¿A-histórica?
No es de poca monta desafiar la historia para lograr un patrón territorial del desarrollo“óptimo”. Peor aún si la “planificación” descansa en el Presidente de la República y en dos principios, además de voluntaristas, opuestos a las innovadoras dinámicas propias de la globalización: Sociedad de la Información, Economía del Conocimiento y Metropolización.
El principio de desarrollo endógeno encubre un modelo anti urbano y al margen del mercado. Gravitado en la explotación de recursos naturales y en los atributos de los habitantes de un territorio, su fortaleza dependerá de la supuesta integración de cadenas productivas, que sean capaces de crear y garantizar diversas formas socio-productivas locales y regionales.
Un segundo principio, el de equilibrio territorial, anuncia el fin de las desigualdades. Bastaría actuar con dos medidas. Por una parte, racionalizar trillados criterios de incentivos al sector privado, y de asignación de los recursos públicos. Reorientar, por otra, la distribución geográfica de las actividades productivas cotejando ventajas comparativas: ¡las mismas fuerzas invisibles que explican la satanizada localización históricamente modelada por los venezolanos!
Para un cambio tan radical se valen de unas entelequias dibujadas y promocionadas desde la cúpula hegemónica.
La espina dorsal de la propuesta la forman tres ejes de desarrollo. Su trazado es imaginario y totalmente inverso al recorrido por la densa red de ciudades que, a manera de arco, colma y desborda la Unidad Costa Montaña, enlazando al conjunto Caracas (capital republicana)-Valencia-Maracay con cinco focos regionales en pleno crecimiento. Los dos primeros, el eje occidental y el oriental, se orillan con sentido norte-sur por las fronteras extremas de Venezuela. Dos ejes que alguna vez se unirían entre sí, a través del tercero: el Orinoco-Apure de las yermas y dilatadas sabanas centrales y selvas del sur. (Figura 1)
Del impulso de desarrollo brotarían dos nuevos mapas de Venezuela.
El mapa de ciudades se fundaría en la comuna arraigada a un distrito motor de desarrollo. La primera es el ente de articulación de organizaciones comunitarias. El segundo alude a una unidad de gestión territorial formulada para ámbitos a equipar y difundidos sin distingo por todo el país.
La comuna, convertida en epicentro de la inversión, sería el germen de la ciudad comunal a forjar, por iniciativa popular y por agregación de varias comunas, sin mirar delimitaciones ni identidades federales o municipales.
El otro es el mapa político-administrativo. Superpuesto al actual, revela un uso reiterado del concepto federal que desvirtúa la doctrina de reparto territorial del poder nacional. La federación comunal, bisagra de dos o más ciudades comunales, reemplazaría a la constitucionalmente reconocida entidad federal. A la gentilicia división territorial de Venezuela se le montaría la confederación comunal integrada por la suma de las federaciones. Por encima de esta y para “mejorar el contacto del Gobierno con el pueblo y reforzar la eficiencia de la gestión pública”, se decretan seis regiones federales de desarrollo integral.
¿SEREMOS TESTIGOS DEL ECLIPSE DE LA VENEZUELA DEMOCRÁTICA, PRÓSPERA Y MODERNA, Y EL PARALELO ALUMBRAMIENTO DEL ESTADO COMUNAL? (Figura 2)
¡Una fábula nociva!
Despilfarran recursos y desmantelan o abandonan el ejemplar patrimonio atesorado. Destruyen la descentralización territorial. Desatienden los lugares donde vive la gente. Incitan el caos y su alarmante escalada de problemas: apagones, fallas en la dotación de agua potable, ruina de la red vial, escasez de alimentos, medicinas y viviendas, colapso de la planta educativa, crisis hospitalaria, degradación de ciudades y campos, inseguridad ciudadana, exclusión, pobreza exacerbada.
Rosa M. Estaba | MS en Teoría y Metodología Geográficas Profesora-Investigadora Asociada, Jubilada de la Escuela de Geografía de la Universidad Central de Venezuela Numerosas investigaciones y publicaciones, entre otras: -Del caos a los territorios inteligentes. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. (Serie documental de Geo Crítica). Universidad de Barcelona. Barcelona, España. 2008. -Una invitación para discutir sobre la Geografía desde mi experiencia profesional. Revista Geográfica Venezolana. Universidad de los Andes, Mérida, 2008. -De territorio Salvaje a Territorio Construido. Siglo XVI a siglo XX. En edición. |