La burbuja inmobiliaria y su repercusión en el consumo de agua en la costa de Alicante

Álvaro Francisco Morote Seguido*

Los núcleos urbanos del mundo en general y del Mediterráneo en particular registran en estos momentos los mayores aumentos en el consumo de agua. Ello tiene que ver con el rápido crecimiento de la población de las ciudades en las últimas décadas y por el desarrollo de actividades de cariz fuertemente urbanas como el turismo. A la hora de abordar las relaciones entre urbanización y consumo de agua, un aspecto clave a tener en cuenta es que no existe uno sino muchos procesos de urbanización y que cada uno de ellos comporta una demanda y un comportamiento diferente en relación al agua. Además, el proceso urbanizador también tiene una historia social detrás y los patrones de consumo de agua tanto en las zonas de alta densidad como en las zonas de baja densidad se pueden ver modificados por otras variables como las características socio-económicas, culturales etc. El conocimiento sobre los hábitos de consumo de la población y de los factores que los influencian resulta fundamental para planificar futuras actuaciones relacionadas con el recurso, incluyendo el uso de recursos alternativos y las campañas de concienciación en casos de penuria hídrica. Por otra parte y ante escenarios climáticos de impacto potencial sobre los recursos hídricos, conviene conocer que posibles medidas tomarían los ciudadanos. Así como en gran parte se desconocen los hábitos de consumo con precisión, también se desconocen cómo podrían cambiar estos hábitos ante las incertidumbres climáticas e hidrológicas del futuro. Este conocimiento se vería facilitado en gran parte si se dispusiese de perfiles de usuarios de agua definidos a partir de un conjunto de variables territoriales, económicas y demográficas.

Son diferentes las variables que inciden en el incremento de las demandas de agua. Se analizan los cambios territoriales y sociales acontecidos en la costa de Alicante y su influencia en el consumo de agua. Para ello ha sido necesario tener en cuenta una serie de elementos como son: a) cambios en los usos del suelo, b) crecimiento urbano y variaciones en los modelos y/o tipologías urbanas, c) consumo de agua, y d) hábitos de consumo de agua y factores que lo determinan.

En relación con el incremento de la superficie urbana, según los resultados obtenidos del análisis cartográfico, en 1956 (situación de partida), esta superficie sumaba la cifra de 16.890.458 m2 en toda la costa y destacando con el 88,33% los núcleos urbanos tradicionales. Sin embargo, en 2013, el incremento ha sido espectacular (338.925.408 m2 de superficie urbana-residencial), pero en este caso, la tipología que destaca sobre el resto es la superficie urbana de baja densidad (chalés) que representa el 57,30%. Estas cifras a escala local muestran aún más el espectacular aumento de esta tipología y del proceso de urbanización. En poblaciones como Xàvia o Dénia dicha tipología supera el 90%.

Figura 1. Vista de urbanizaciones en el municipio de Calpe (costa norte de Alicante)
Figura 1. Vista de urbanizaciones en el municipio de Calpe (costa norte de Alicante)

También cabe indicar que se han comprobado diferencias significativas entre la costa norte y sur de Alicante (tanto en el predominio de tipologías urbanas como en su proceso de implantación). En este sentido, en la costa sur, la tipología de adosados representa el 24,89% mientras que en el norte no supera el 7%. Además, cabe indicar que la tipología de chalés, el tamaño de la parcela es notablemente inferior en la costa meridional con tamaños alrededor de 400 m2 frente a los 800-1.000 m2 del norte. Todo ello, obedece por cuestiones económicas como ya constató el profesor Fernando Vera en su Tesis Doctoral (1987), donde en la costa sur, y principalmente, a partir del núcleo turístico-residencial de Torrevieja se buscó una tipología urbana que permitiera la llegada de compradores extranjeros de clase media. Por lo tanto, se adaptó la construcción de estas viviendas, tanto en forma de chalé como de adosado, con unas parcelas más pequeñas que permitió abaratar el coste del hogar y la construcción de más viviendas por metro cuadrado.

Todo ello, si se relaciona con el consumo de agua, el gasto en esta tipología urbana es mas “sostenible” ya que los espacios ajardinados son más pequeños e incluso como se ha constatado, las piscinas se adaptan al espacio reducido del exterior de la vivienda. También cabe indicar que en vinculación con la tipología del jardín, se ha comprobado un cambio de percepción por parte de la población, ya que se ha reducido y sustituido el llamado “jardín atlántico” (donde domina el césped) por un jardín mediterráneo donde las especies vegetales dominantes son las especies autóctonas y por lo tanto, menos consumidoras de agua. En este sentido, el césped tan sólo representa el 15% del total de la superficie ajardinada. Cifra que ha ido disminuyendo desde años atrás. El incremento del precio del agua, la escasez de recursos hídricos y recurrentes episodios de sequías, y un cambio de percepción de la población a favor del ahorro de agua, son los principales motivos que han repercutido en este cambio, y por lo tanto, se ha dejado notar en una contracción de los consumos domésticos en esta tipología.

Se establecen relaciones entre modelos de ocupación del territorio (tipologías urbanas) (con finalidades residenciales, turísticas o una combinación de ambas) y el consumo para usos urbano-turísticos, con particular atención a determinar las características que influyen en éste, determinando si la expansión de los usos urbano-residenciales acaecida en los últimos años, unido a la difusión de modelos más extensivos. Cabría suponer un incremento de los consumos hídricos y que esta evolución se viera condicionada por otras variables como pueden ser factores de renta, sociales, sociológicos, etc. En este sentido, como se ha podido comprobar y corroborar con datos empíricos proporcionados por las empresas suministradoras de agua, el incremento del consumo de agua para usos urbanos turísticos coincidiendo con el último boom inmobiliario no se cumple, ya que éste ha descendido de manera general desde mediados de la década del 2000, aunque en algunas localidades ya se produce desde principios de este periodo. El descenso de éste se debe a distintos factores, todos ellos importantes e interrelacionados, a saber: una mayor concienciación ambiental, aumento del precio de la factura del agua, electrodomésticos más eficientes en el uso del agua, la mejora de la red de distribución en baja por parte de las empresas suministradoras de agua potable (que ha provocado menores perdidas por fugas y averías), la utilización de aguas depuradas y en última instancia, la actual crisis económica que ha agravado aún más si cabe el descenso del consumo de agua.

Lo que se puede aprender del caso de la costa de Alicante, es que el ámbito urbano constituye un terreno muy importante para examinar las características del consumo de agua por parte de la población y los factores que influencian estas características. Un mejor conocimiento de todo ello resulta imprescindible para diseñar políticas de planificación y gestión de recursos hídricos que adopten el paradigma de las sostenibilidad, pero que también tengan en cuenta los contextos socio-demográficos, territoriales y tecnológicos que influyen en los hábitos de consumo del recurso.

Para mayor información:

MOROTE SEGUIDO, Álvaro Francisco (2015): Transformaciones territoriales e intensificación de la demanda de agua urbano-turística en la provincia de Alicante. Tesis Doctoral. Universidad de Alicante. Instituto Interuniversitario de Geografía.

*Álvaro Francisco Morote Seguido es Doctor en Geografía por la Universidad de Alicante (España) y ejerce su actividad investigadora en el Instituto Interuniversitario de Geografía de dicha universidad.