Diego García Monteagudo*
Los itinerarios, salidas de campo, trabajos en el medio local han sido considerados en diversos momentos de la historia escolar como una estrategia didáctica que fomentaba la innovación. Permitía conocer el medio local cuestionando el paisaje y romper con la idea de inmutabilidad que se transmite en los libros de texto. ¿En el momento actual de predominio de la difusión de las noticias por medio de internet siguen siendo válidas las salidas de campo con los alumnos y alumnas de la educación básica?
En febrero de 2015 se abrió el foro 22 titulado “Las salidas de campo/A visitas de estudo” en el Geoforo Iberoamericano sobre Educación, Geografía y Sociedad. El planteamiento inicial surgió a raíz de una salida al cauce del río Turia de la ciudad de Valencia, en la que participaron docentes y alumnos del Máster de Profesor de Educación Secundaria. Tal fue la importancia concedida a este tema para la formación de profesores y la innovación pedagógica, que decidimos compartirlo con los compañeros de dicho foro. Los comentarios recopilados hasta octubre de dicho año, subrayan la importancia de las salidas de campo como recurso empírico de las investigaciones académicas y como estrategia didáctica. Además, son una herramienta que permite conocer los problemas percibidos y vividos del alumnado y de sus familias, de manera que facilita la empatía entre el docente y sus estudiantes.
Las reflexiones teóricas basadas en estudios sobre didáctica han acabado reafirmando la función original de reconocimiento de paisaje que han tenido las salidas de campo en el ámbito brasileño. Sin embargo, las críticas de Yves Lacoste y Serpa hicieron que los investigadores asumieran un papel más activo en la definición de los límites del espacio a estudiar, así como en la búsqueda e interpretación de datos a la hora de planificar las salidas de campo. Como estrategia didáctica, dichas salidas posibilitan el análisis del espacio geográfico a diferentes escalas, un hecho que abrió el debate sobre las metodologías y procedimientos de la enseñanza en la formación de profesores durante la década de 1980.
Las discusiones semánticas reforzaron el debate de las visitas de estudio como estrategia didáctica en Brasil durante los años 2000. Desde entonces se les ha denominado “clases de campo”. En España, Goergen ha señalado que en el actual contexto de la sociedad contemporánea (cambios transformadores, papel de los medios de comunicación, la incertidumbre, la moda…), la formación de profesores tiene que incluir aspectos éticos, culturales y políticos de la práctica educativa, que refuercen la conexión entre el docente y el alumnado. Si el profesorado reflexiona sobre su práctica docente, especialmente sobre las potencialidades del trabajo de campo como estrategia didáctica en sus múltiples dimensiones (metodológicas, relaciones con el currículum y el resultado de las relaciones de producción del espacio), se contribuirá a la innovación en la enseñanza de la geografía. Como ejemplo, los docentes y sus alumnos pueden contrastar sus observaciones contactando con las personas que habitan el espacio visitado durante su salida de campo.
Las propuestas de innovación pedagógica vinculadas con las salidas de campo tienen unos precedentes técnicos a finales del siglo XIX, sobre todo, en el seno de la Institución de Libre Enseñanza en Cataluña. En España los itinerarios urbanos y los trabajos de campo que se desarrollaron a partir del movimiento conocido como Ciudades Educadoras, fueron posibles gracias a la actividad de los miembros de los Institutos Municipales de Educación y los Institutos de Ciencias de la Educación, junto con otras organizaciones específicas como el Institut d´Ecologia Urbana de Barcelona. Estas experiencias han sido la base para que se sigan desarrollando itinerarios urbanos (barrio de Gràcia y Parque de la Ciutadella) para la formación de estudiantes de geografía de la Universitat de Barcelona. De un modo similar, algunos sindicatos del primer tercio del siglo XX, influyeron para que las excursiones desarrolladas en las Casas del Pueblo y en los Ateneos Libertarios, fuesen el germen de lo que luego se han llamado itinerarios culturales por parte de ICOMOS (International Council on Monuments and Cities).
Los participantes en el foro 21 han concebido las salidas de campo como un “laboratorio abierto” o actividad científica similar a la investigación en ciencias naturales.
Los participantes en el foro 21 han concebido las salidas de campo como un “laboratorio abierto” o actividad científica similar a la investigación en ciencias naturales. Como estrategia didáctica posee dos componentes: uno metodológico y otro logístico. La muestra de aspectos geográficos nunca antes observados, el trabajo con el cuaderno de campo y el aprendizaje basado en las emociones y sentimientos, refleja la diversidad metodológica de las salidas de campo para la enseñanza de las ciencias sociales. Con algunas técnicas (mapas cognitivos y cuestionarios) se pueden abordar las representaciones sociales del alumnado y de sus familias, previas y posteriores a la realización de las salidas. Del lado de la logística, aparecen obstáculos referentes a la planificación, ejecución y evaluación de esta estrategia didáctica, al mismo tiempo que se evidencian carencias de recursos materiales, cognitivos, económicos y humanos que afectan al desarrollo de la salida de campo.
En definitiva, la salida de campo es una estrategia pedagógica que favorece el aprendizaje significativo del espacio geográfico. El contacto directo con el territorio permite la asimilación de nuevos datos, que favorecen la comprensión de los contenidos geográficos mediante un enfoque multidisciplinar aplicable a la escala local. Los estudiantes que han participado con sus comentarios en el foro 21 han considerado aspectos como la estrategia didáctica, la evaluación, la logística y las relaciones con otros entornos de campo, de cara a desarrollar salidas de campo como docentes en el futuro. El espacio local más próximo al entorno escolar es idóneo para realizar análisis e interpretaciones integrales del contexto geográfico mediante las salidas de campo. De cara al futuro, sería interesante analizar lo siguiente: ¿Cómo contribuyen las salidas de campo a la formación de ciudadanos comprensivos y reflexivos? La finalidad es averiguar si esa aportación a su capacidad crítica y participativa les permite afrontar los problemas sociales inmediatos a sus localidades, al mismo tiempo que asumen unas consecuencias que tendrán eco en la esfera global.
Para mayor información:
SOUSA FERNÁNDEZ, Silvia Aparecida., GARCÍA MONTEAGUDO, Diego., y SOUTO GONZÁLEZ, Xosé Manuel. Educación geográfica y las salidas de campo como estrategia didáctica: un estudio comparativo desde el Geoforo Iberoamericano. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de abril de 2016, Vol. XXI, nº 1.155. . [ISSN 1138-9796].
*Diego García Monteagudo es licenciado en Geografía por la Universitat de València. Máster en Investigación en Didácticas Específicas.