WILLIAM BUNGE (1928-2013) Y EL PROYECTO DE LAS EXPEDICIONES GEOGRÁFICAS

Núria Benach

Las expediciones geográficas fueron una iniciativa del singular geógrafo norteamericano William Bunge,en el Detroit de finales de los 1960, que ha sido mitificada por algunos y poco conocida (y mucho menos reconocida) por la mayoría. En aquellas “expediciones” se trataba de poner el conocimiento geográfico y el método científico en general, no al servicio del colonialismo, la conquista y el expolio como en las exploraciones clásicas, sino justamente al servicio de los pobres y de los desposeídos que vivían en las ciudades norteamericanas.

Las expediciones se llevaron a cabo mediante el trabajo conjunto de investigadores universitarios y activistas de los barrios negros y empobrecidos de Detroit. Profesores universitarios y miembros de la comunidad negra participaron en plano de igualdad, con el máximo respeto y reconocimiento mutuo, en todas las fases de la investigación, desde la definición de problemas hasta la formulación de propuestas de transformación. Los resultados se expresaron en una serie de informes o “cuadernos de campo” en los que se recogió todo el trabajo efectuado, desde una sofisticada propuesta de descentralización escolar de Detroit que fuera más igualitaria en términos raciales a un estudio sobre las condiciones de vida de los niños negros en Detroit y de los peligros que sufrían en determinadas áreas. Todo ello supuso una enorme e inusual labor de recolección de datos (desde las áreas de recreo para los niños en el espacio público, al número medio de botellas de cerveza y whisky por hogar o a la infestación por ratas y el número de mordeduras registradas). Este material quedó reflejado, además, en impactantes mapas que se caracterizaron por su explícita intencionalidad y carga política, dado que fueron construidos y utilizados justamente para transmitir mensajes claros y para denunciar las injusticias sociales y espaciales.

Mapa de accidentes de tráfico incluido en uno de los Cuadernos de Campo de la Expedición Geográfica de Detroit para denunciar el peligro que suponía para los niños negros el tráfico de coches de los commuters blancos en sus desplazamientos de casa al trabajo.

La investigación urbana realizada por los expedicionarios se complementó con un innovador programa docente (con directa inspiración en la “pedagogía del oprimido” de Freire) que permitió desarrollar programas educativos para que los miembros de la comunidad negra adquiriesen los conocimientos y las destrezas necesarias para estudiar y mapear los problemas de su barrio e incluso para llegar a inscribirse en la universidad, algo que estaba totalmente fuera de su alcance en todos los sentidos.

La radicalidad de las propuestas del programa de las expediciones geográficas resulta hoy de una actualidad abrumadora y nos permiten afirmar cuán necesario es retomar las enseñanzas de experiencias pasadas que, por diversas causas, fueron olvidadas cuando no borradas. Las “expediciones geográficas”, como la de Detroit, anticiparon y todavía hoy superan en muchos sentidos muchas de las propuestas recientes de investigación participativa y cartografías colectivas.

La personalidad explosiva (de trato difícil, le apodaban “Wild” Bill Bunge) y el genio intelectual de William Bunge jugaron un papel detonador en todo ello. Su trabajo sobre Detroit se recogió en el libro Fitzgerald (1971), el barrio en el que vivía y en el que se implicó inicialmente con la comunidad negra, un libro del que se ha afirmado que conmueve, que inspira y que impulsa a tomar partido: la antítesis de un libro académico tradicional. William Bunge se vio acompañado, claro está, por el ambiente social y político de finales de los 60, favorable a las propuestas científicas y políticas radicales, y por un grupo de personas que compartieron los objetivos del proyecto. Ninguno de ellos quiso hacer de ello un medio de vida. El mismo William Bunge ni siquiera llegó a tener un puesto estable como profesor, hastiado como estaba de las reglas de juego universitarias en exceso competitivas, clientelares y burocráticas. Expulsado de las universidades norteamericanas en las que trabajó, durante un tiempo se ganó la vida como taxista en las calles de Toronto (un oficio que defendía como óptimo para conocer “de verdad” la vida de una ciudad) y jamás llegó a tener el reconocimiento académico que, sin duda, sus trabajos merecían. Murió el 31 de octubre de 2013 sin que la comunidad académica tuviera noticia de ello.

Para mayor información:

BENACH, Núria (ed.). William Bunge. Las expediciones geográficas urbanas. Barcelona: Icaria editorial (colección “Espacios críticos”, núm. 10), 2017.

Núria Benach es profesora de geografía humana en la Universitat de Barcelona, dedicada a analizar la historia del pensamiento geográfico, los discursos sobre las transformaciones urbanas y la construcción socio-espacial de la desigualdad.