Un trauma de raíz: los efectos profundos de los desplazamientos urbanos

Stefano Portelli*

En un panorama en el qué las universidades de Estados Unidos se alinean cada vez más con las posiciones de su gobierno, es raro encontrar trabajos críticos como el libro Root Shock de la doctora Mindy Fullilove, psiquiatray profesora de Columbia University. Escrito cuatro años antes de la crisis financiaria, que en Estados Unidos dejó a decenas de miles de familias sin vivienda, es un texto divulgativo que concluye un largo recorrido investigativo en busca de los rastros de los barrios afroaméricanos demolidos por los proyectos de renovación urbana. Al centro está el problema del displacement: los desplazamientos forzados que empezaron con el Housing Act, ley federal de 1949 para la renovación urbana. Fullilove calcula que más de 1,600 barrios fueron demolidos en todo el país a partir de los años 50.

A caer fueron sobre todo los barrios que los afroaméricanos habían poblado a principios del siglo XX, con las grandes migraciones de las plantaciones del Sur a las metrópolis del Norte. A través de la construcción de redes de vecindario, del activismo social, de la religión, estas comunidades protagonizaron un proyecto de emancipación colectiva que permitió a muchas generaciones de superar los traumas de la esclavitud y de la opresión racista del siglo XIX. Si bien estigmatizados y considerados unos ghettos, estos barrios eran atravesados por un anhelo de libertad y justicia, las tensiones vitales que en los años 20 dieron orígen al jazz, y en los 50 estuvieron a la base del movimiento de los derechos civiles. Para entonces, sin embargo, ya se había planificado su destrucción: las excavadoras llegaron entre los años 1960 y 70, desplazando a cientos de miles de familias hacia la periferia.

Fullilove reconstruye decenas de las historias personales de los antiguos habitantes, en lugares como Roanoke, Pittsburgh, Newark. Para quién haya trabajado con desalojados, las voces de los afectados son sorprendentemente familiares: ‘Podían haber hecho cosas maravillosas con esos barrios – dice una mujer desplazada –. Pero nadie lo vió. Sólo veían unas barracas’. Otro hombre, que Fullilove transcribe en versos: ‘Cuatro o cinco de ellos murieron luchando / De infarto, diría / O de la depresión por lo que habían perdido.’ La grandeza de su trabajo es que, a partir del nivel psicológico, que domina profesionalmente, consigue alargar la visión hacia no sólo el nivel comunitario o social, sino incluso al nivel histórico, a la larga duración de los procesos de transformación urbana. La metáfora es la del ‘trauma de raíz’: una planta, trasplantada la primera vez, sobrevive, pero al segundo trasplante muere. Esta imágen se entiende poniendo en relación los efectos sobre las personas con la historia global del país.

Trabajando con realojados en Barcelona entendí que las demoliciones despertaban fantasmas del pasado: las casas derribadas recordaban los bombardeos de la guerra, los desalojos resonaban de la violencia de la dictadura; además, en esos barrios vivían muchos migrantes del Sur, que se habían adaptado con gran esfuerzo a la sociedad catalana. De forma parecida, en los ghettos demolidos de los afroaméricanos se interrumpió un proceso de emancipación que había empeñado ya a varias generaciones. No cayeron sólo unas viejas casas, sino una compleja trama geográfica, producto de un proceso histórico: espacios que sustentaban identidades individuales basadas en el reconocimiento colectivo del lugar fisico de cada uno, producto de la historia de cada familia.

Hoy, cuando la nueva ola de desalojos azota los barrios pobres de EEUU como los de Barcelona, Madrid o Atenas, es imprescindible construir una comprensión global de estos fenómenos y de sus efectos. Fullilove pone en relación el trauma del traslado con la explosión de violencia urbana de los 90, que empezó justamente en los barrios afroaméricanos de las periferias: así como en Europa, por ejemplo, las revueltas de Gezi Park en Istanbul explotaron de una reivindicación sobre el espacio urbano, en una ciudad dónde entre 2004 y 2010 hubo más de un millón de desalojos. Con la crisis, en EEUU se están expulsando, a parte de los afroaméricanas, un sinnúmero de dominicanos, salvadoreños, haitianos, gente que ya luchó para alcanzar el país y para ser aceptada. Grupos como City Life – Vida Urbanaen Boston cotidianamente trabajan para crear nuevos vínculos entre ellos, resistiendo colectivamente a los desalojos y socializando su sufrimiento. Estas luchas pueden producir una nueva comprensión de este fenómeno global, en ambos lados del Atlántico, para contrastar la falta de atención que se ha dado históricamente a los desplazamientos. Como dice un afectado de Roanoke, Virginia: ‘Nuestros paisajes se fueron / ninguna descripción de lo que ha pasado. / A nadie le importa, ahora que han conseguido su objetivo.’

Para mayor información: FULLILOVE, Mindy. Root Shock: How Tearing Up City Neighborhoods Hurts America, and What We Can Do About It. New York: Ballantine Books, 2004. 292 p. ISBN 0-345-45423-5

* Stefano Portelli es antropólogo cultural, trabaja en la Universidad La Sapienza de Roma, después de una larga permanencia en Barcelona, donde investigó por varios años en el barrio de las casas baratas de Bon Pastor. Es miembro del Instituto Catalán de Antropología (ICA), de la Red Internacional de Investigación y Acción Urbana (INURA), y de la Sociedad Italiana de Antropología Aplicada (SIAA). Actualmente es ‘visiting fellow’ en el Departamento de antropología de la Universidad de Harvard.