Manuel Pulido Fernández*
Los Geoparques son una figura de reconocimiento por parte de la UNESCO, de reciente creación, que pretende valorizar el patrimonio geológico, tradicionalmente desatendido en la legislación ambiental. Actualmente, 11 territorios españoles forman parte de las Redes Global y Europea de Geoparques. No obstante, este tipo de logros políticos plantean una cuestión clave, hasta la fecha no resuelta: ¿Están los ciudadanos residentes en los Geoparques verdaderamente de acuerdo con este tipo de decisiones políticas?
En septiembre de 2011, tras un duro proceso de candidatura que abarcó varios años, la región española de Extremadura logró por fin que uno de sus territorios, la comarca Villuercas-Ibores-Jara, obtuviera el reconocimiento de la UNESCO y pasase a formar parte del selecto grupo de territorios miembros de la Red Europea de Geoparques (EGN, European Geoparks Network). Este hecho fue muy celebrado por las diferentes administraciones territoriales, y en particular por la Diputación Provincial de Cáceres, ya que suponía una merecida recompensa fruto de varios años de esfuerzo institucional y científico y, también, de inversiones económicas incluidas en el Plan de Dinamización del Producto Turístico (PDPT) de la zona.
A nivel local, la mayoría de los ayuntamientos implicados, también han expresado su satisfacción por el logro obtenido y han colaborado en mayor o menor medida desde el proceso de candidatura. Los alcaldes suelen presentar una aptitud colaboradora con las administraciones superiores, pensando, sobre todo, en los beneficios vía inversiones, fomento del turismo o publicidad del lugar. No obstante, aunque esas decisiones se toman pensando en lo mejor para sus conciudadanos, rara vez estos son consultados y apenas se conocen sus opiniones, a pesar del hipotético impacto que éstas podrían tener sobre ellos.
El Geoparque Villuercas-Ibores-Jara ocupa una extensión de 2.554 km2, se localiza al sureste de la provincia extremeña de Cáceres, afectando a un total de 19 municipios, sobre los que se distribuyen un total de 45 geositios catalogados, que representan la geodiversidad del entorno. Desde un punto de vista turístico, el principal recurso de la zona es el Real Monasterio de Guadalupe, que atrae un promedio de 35.000 visitantes anuales (mayoritariamente de origen nacional).
El estudio fue llevado a cabo en la localidad de Cañamero, que es el municipio que cuenta con un mayor número de geositios en su jurisdicción, además del Centro de Recepción de Visitantes del Geoparque y ser la principal localidad de paso para llegar a Guadalupe, destino turístico más importante de la comarca. El estudio consistió en la realización de encuestas a una muestra representativa de la población residente en Cañamero, en las que se preguntaba la opinión sobre el Geoparque y si éste estaba beneficiando a la localidad u otras vecinas, además de evaluar el estado de conocimiento sobre los recursos turísticos inherentes al Geoparque que posee la población local, entre otras muchas cuestiones.
Los resultados revelaron que aunque se trata de una población que mayoritariamente no vive del turismo, estos son conocedores de los recursos turísticos inherentes al Geoparque. Más del 84% de los encuestados aseguraron que la localidad se ve beneficiada por el Geoparque, tanto de un punto de vista económico como natural. Es más, ese porcentaje fue sorprendentemente superior cuando se encuestó a personas que no vivían del turismo. No obstante, muchos de los encuestados creen que el Geoparque está generando un mayor beneficio en localidades vecinas como Guadalupe (principal destino turístico) o Logrosán (cabecera comarcal).
Tan sólo un 10% de los encuestados expresó su total disconformidad con la declaración del Geoparque, argumentando que está generando perjuicios en el sector agrario y en las actividades cinegéticas, a pesar de que el reconocimiento de Geoparque no implica la limitación de ningún uso, y que apenas beneficia al sector turístico. Además, insisten en que se ha tratado de un gasto económico innecesario, preferiblemente evitable en tiempos de crisis económica. Aunque en este caso, la opinión haya sido minoritaria, sería muy recomendable realizar este tipo de metodologías en otros muchos municipios para conocer la opinión real de la población afectada por este tipo de decisiones.
Como conclusión, y en base a este estudio, se puede afirmar que las decisiones políticas encaminadas a conseguir figuras de protección y reconocimiento de espacios naturales están siendo generalmente beneficiosas para las poblaciones implicadas. No obstante, para no caer en los males de la época del despotismo ilustrado, podría ser conveniente que en futuros procesos de candidatura de Geoparques, se lleven a cabo consultas populares e incluso ciertas iniciativas de empoderamiento que hagan a los residentes sentirse más partícipes en este tipo de logros territoriales y sociales.
Para mayor información:
CORTIJO CERCAS, Estela; PULIDO FERNÁNDEZ, Manuel. Percepción de la población residente en Cañamero acerca del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara (Extremadura, España). Cuadernos de Turismo, 2016, no 37, p. 93-112.
http://revistas.um.es/turismo/article/view/256161/193991
*Manuel Pulido Fernández es profesor del Área de Geografía Física de la Universidad de Extremadura (España) y tutor del Trabajo Fin de Grado (TFG) para ser Graduado/a en Turismo llevado a cabo por Estela Cortijo Cercas y que dio pie a esta investigación.