Xavier Baró i Queralt*
Tras la Segunda Guerra Mundial, buena parte de los estados balcánicos adoptó el socialismo como forma de gobierno, y Albania no fue una excepción. Las tropas alemanas e italianas fueron expulsadas, y tras una serie de conflictos y disputas internas, Enver Hoxha (1908-1985) logró consolidarse en el poder a partir de 1944. Dirigió el destino de Albania durante más de cuatro décadas, hasta el año de su muerte, acaecida en 1985.
Sin embargo, tres años después de la muerte de Stalin, su sucesor, Nikita Krushov, pronunció el famoso “Informe Secreto” en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. En esa ocasión no dudó en atribuir al político georgiano todas las responsabilidades y errores sobre buena parte de su actividad política al frente de la URSS: las purgas, ejecuciones y deportaciones masivas, juicios injustos, errores en la dirección de los acontecimientos bélicos de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, el “culto a la personalidad, fuente de todo un cúmulo de corrupciones muy graves y perjudiciales para los principios del Partido, de la democracia del Partido y de la legalidad revolucionaria”. Todos los países socialistas, a excepción de China y Albania, secundaron los postulados “revisionistas” de Kruschov. No debe sorprendernos, pues, que el líder soviético se refiriera en términos durísimos hacia sus colegas albaneses. En sus Memorias, anotó lacónicamente: “Los albaneses son peores que monstruos”.
Pero no había sido la primera ruptura, ni sería la última. Ya en la década anterior Enver Hoxha había cortado de raíz sus relaciones con la Yugoslavia de Tito, a la que acusó de afán expansionista y de no mantenerse fiel a los postulados marxista-leninistas. El recelo hacia Yugoslavia se mantuvo más allá de la muerte de Tito, acaecida en 1980. Sin embargo, fiel a los postulados estalinistas, el régimen de Hoxha perdió el apoyo de su único aliado en el marco internacional: la visita de Nixon a la China de Mao en 1972 catapultó la ruptura entre el gigante asiático y el pequeño estado balcánico. Así pues, Albania se quedó sin ningún aliado a partir de la década de 1970. El régimen cultivó la imagen de Albania como “ciudad inexpugnable del socialismo”.
Tal panorama resulta harto interesante para estudiar la evolución de los regímenes socialistas del siglo XX, y precisamente por eso, merece la pena acercarse a las fuentes que nos permiten acceder al pensamiento de Enver Hoxha, el máximo representante del socialismo albanés.
Conocer las fuentes primarias emanadas del líder albanés resulta fundamental para acercarse a la historia de Albania, pero también para aproximarse a la historia del socialismo en la segunda mitad del siglo XX. Además, Hoxha fue un autor prolífico. Sus obras completas en albanés, publicadas entre 1983 y 1990, ocupan 70 volúmenes, y eso que para su publicación definitiva sólo vieron la luz las aparecidas hasta abril de 1979, seis años antes de su muerte. El Comité Central del Partido del Trabajo de Albania decidió publicar, a partir de 1974 (y hasta 1987) seis gruesos volúmenes bajo el título genérico de Obras escogidas. Los cuatro tomos en lengua castellana de las obras escogidas del político comunista albanés Enver Hoxha recogen las aportaciones escritas (discursos, fragmentos de libros, entrevistas, alocuciones, etc.) más destacadas del político albanés entre 1941 y 1975. Publicadas ahora en edición facsímil, ofrecen una cantidad de información ingente para los estudiosos del comunismo y de la historia de Albania en el siglo XX.
Las Obras escogidas se publicaron por decisión del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, y bajo la tutela del Instituto de Estudios Marxista-Leninistas. Nexhmije Hoxha, esposa del líder albanés, fue directora del Instituto a partir de 1966. En más de 4.000 páginas, el lector interesado podrá conocer la visión oficial sobre la evolución del régimen socialista albanés. Partiendo de la formación de un minúsculo partido comunista (rebautizado, por orientación de Stalin, como Partido del Trabajo de Albania), se muestra su llegada al poder, y la consolidación de Hoxha como líder indiscutible. En todos los volúmenes, tras una breve introducción sin autoría, se incluyen aquellos textos que se consideran más destacados con una doble finalidad: conocer el pensamiento político del llamado “Arquitecto del Socialismo” albanés y ofrecer una visión marxista-leninista de la historia de la Albania, especialmente de la segunda mitad del siglo XX.
En definitiva, se trata de un material de innegable valor para cualquier estudioso de la historia del comunismo europeo, imprescindible para comprender cómo se forjó (y se consolidó) el régimen socialista en el pequeño Estado balcánico. Obviamente, tales fuentes deben ser contrastadas con las fuentes secundarias, entre las que sobresalen las aportaciones de historiadores como Gabriel Jandot, Miranda Vickers o Robert Elsie, además de la biografía de reciente aparición sobre Hoxha de la mano de Blendi Fevziu. En cualquier caso, si bien las fuentes secundarias resultan imprescindibles para contextualizar los textos oficiales de Hoxha recogidos en estos cuatro volúmenes, es innegable el valor que tienen estos textos, sobre todo por dos motivos: en primer lugar, porque nos acercan a la visión oficial del régimen socialista albanés, y en segundo término porque nos permite acercarnos al estudio de un importante teórico del marxismo-leninismo de la segunda mitad del siglo XX.
Para mayor información
HOXHA, Enver: Obras escogidas. Pamplona: Editorial Templando el Acero, 2015/2016 (4 tomos: tomo I: 901 págs.; tomo II: 913 págs.; tomo III: 912 págs.; tomo IV: 1001 págs.)
Xavier Baró i Queralt es Profesor Adjunto de la Universitat Internacional de Catalunya.