¿QUÉ FUE DE LA COSTA ESPAÑOLA?

Por Estanislao Roca

¿Existe la costa ibérica? Tan temida pregunta es producto del desarrollismo turístico que inició, en el pasado siglo, un proceso acelerado de destrucción del sistema costero español.

Su origen se remonta a los años 1960 cuando, a un ritmo galopante, muchos municipios de España experimentaron un profundo crecimiento debido a la expansión turística, producto de la generalización de las vacaciones pagadas, la aparición del automóvil SEAT 600 y de los precios asequibles para el turista extranjero. Este rápido crecimiento se prolongó en la década de los setenta, provocando una fuerte conmoción y lastre en la mayor parte del litoral.

Eran años de continuas presiones y demandas que condujeron al auge de la explotación turística y de la construcción. Dominaban fuertes dinámicas edificatorias con la finalidad de acoger el turismo a cualquier precio que, a menudo, no encontraba una oferta de urbanización preparada y de calidad. El eslogan Spain is different caracterizaba el turismo de masas, fenómeno hasta entonces insólito en España, fruto del cual en 1963 se homenajeaba al turista número 11 millones.

En consecuencia, en muchos municipios del litoral se redactaron planes urbanísticos que podríamos etiquetar de “desarrollistas”. Normalmente comprometían el territorio con clasificaciones excesivas de suelo urbanizable, sin tener en cuenta los valores naturales y las características singulares de su paisaje.

Imagen de uno de tantos lugares de la costa española. Fuente: "Geográfos y arquitectos: nuevos retos y viejos problemas" en Scripta Nova Vol XII, núm. 270 (147), 1 de agosto de 2008
Imagen de uno de tantos lugares de la costa española. Fuente: «Geográfos y arquitectos: nuevos retos y viejos problemas» en Scripta Nova Vol XII, núm. 270 (147), 1 de agosto de 2008

En este panorama provocado por una fiebre urbanizadora incesante, el sector inmobiliario promovió operaciones de negocio especulativo que condujeron a un desastre en el litoral hasta la llegada de la democracia, a finales de los años setenta. La nueva Ley del Suelo de 1976 y sus reglamentos aprobados el año 1978 propiciaron la revisión de aquellos planes con el objetivo principal de reducir las desorbitadas potencialidades de crecimiento.

Paso a paso, se avanzó en la generación de una consciencia colectiva sobre la preservación de la costa, desarrollando las previsiones de la Constitución de 1978 respecto al litoral. En 1988 se aprobó la Ley de Costas que regulaba toda la fachada marítima española, pronto acompañada con su reglamento. Además, las medidas de sensibilización se potenciaron indirectamente en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992.

Desde entonces se ha avanzado activamente y sin pausa en la protección del litoral, aunque no ha sido en todas las regiones españolas por igual. En Cataluña, bajo el paraguas de los Planes Directores Urbanísticos del Sistema Costero, se ha conseguido salvaguardar una franja extensa del litoral que previamente no estaba legalmente consolidada.

A partir del nuevo contexto se impuso un cambio de modelo turístico dirigido hacia la diversificación de la oferta, el redescubrimiento de los contenidos culturales y la conservación del patrimonio natural. Este giro copernicano, en Cataluña, desde 2006 se ha completado con la redacción de los Planes Territoriales, los Planes Directores Urbanísticos y algunos Planes de Ordenación Urbanística Municipal que con su política restrictiva han sido claves para corregir las descomunales previsiones de desarrollo anteriores. Consecuentemente, los objetivos de dichos planes pasan por la necesaria protección del paisaje del litoral, iniciándose así un largo y complejo camino de modificación de las previsiones del planeamiento urbano en los municipios costeros de nuestro país -donde todavía es hegemónico el modelo de la etapa fordista, caracterizada por el turismo de masas, pero donde empiezan a relucir aquellos otros activos-.

Es importante apuntar que, en el campo del planeamiento urbano, hay todo un mundo de posibilidades para contribuir de manera positiva al cambio de modelo del fenómeno turístico, del cual resulte un modelo de consumo del suelo más racional que ofrezca perspectivas innovadoras para un desarrollo sostenible.

Imagen de los jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar situados a continuación del pinar que cierra a poniente la Playa de Fenals, antes amenazada por la edificación y transformada en parque urbano por el planeamiento municipal. Fuente: Estanislao Roca 2010
Imagen de los jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar situados a continuación del pinar que cierra a poniente la Playa de Fenals, antes amenazada por la edificación y transformada en parque urbano por el planeamiento municipal. Fuente: Estanislao Roca 2010

A la luz de una nueva gestión urbana son aplicables mecanismos que posibiliten liberar suelos con valor ecológico y paisajístico. Existen múltiples direcciones que conducen a ese fin, desde la puesta en marcha de una gestión que permita modificar el aprovechamiento de zonas urbanizables para convertirlas en áreas de menor impacto, hasta la puesta en valor del patrimonio paisajístico, arquitectónico y social. Y así establecer rutas y espacios para su observación o la disposición de suelos y estrategias para la correcta implantación de otros formatos turísticos que mejoren la diversificación de la oferta.

En definitiva, la planificación urbanística encuentra un amplio campo para la experimentación y la innovación ante el reto de administrar el fenómeno turístico contemporáneo, ordenar y planificar los espacios para la satisfacción de las necesidades que de éste se derivan y buscar una correcta integración de éstos con los sistemas urbanos existentes para, a la postre, inducir a la recuperación del litoral.

A pesar de las mencionadas buenas intenciones no se debe perder de vista que buena parte de la anterior acción antrópica es irreversible. Además, la actual situación con los cambios introducidos por la Ley de Costas de 2013 y el Reglamento que prepara el Gobierno que permiten reducir la zona protegida y construir más cerca del mar hace olvidar el respeto a las medidas de la evolución en la protección del litoral que hasta ahora eran claras. Así pues, cabe tomar buena nota y evitar que en ningún rincón del planeta se repita semejante disfunción.

Para mayor información:

ROCA, E. Urban intervention on the coastline of Catalunya. A new understanding of tourism [en línea] En: ACE: Architecture, City and Environment = Arquitectura, Ciudad y Entorno, 9 (25) ISSN: 1886-4805.

Estanislao Roca Blanch es doctor arquitecto y profesor del Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Catalunya.