Antonio Abellán, Julio Pérez, Rogelio Pujol. Departamento de Población, CSIC.
A propósito del último Informe PISA de 2012 (Program for International Student Assessment), se plantea un debate acerca de las razones de las disparidades en educación o brecha escolar entre unas regiones y otras. El debate puede ampliarse a comparaciones entre países, o entre regiones de otros países o continentes. Se argumentan razones socioeconómicas para explicar los peores resultados en las regiones más pobres. Otras explicaciones añaden el efecto del nivel cultural. Finalmente se señalan razones familiares/demográficas y la importancia que las familias den a la educación como clave para explicar la brecha escolar.
Estas últimas razones demográficas tienen un peso extraordinario. Existe una cierta reproducción del nivel educativo de los padres en sus descendientes; si es bajo, los hijos tienden a tener un nivel bajo; si es alto, los hijos probablemente tendrán un nivel alto. Los menos instruidos posiblemente tengan peores oportunidades laborales, menores ingresos y menor acumulación de riqueza a lo largo de su vida. Un círculo vicioso. De ahí la idea de transmisión intergeneracional de desventajas y de reproducción de la pobreza, en buena parte debida al nivel educativo alcanzado.
La Encuesta de Condiciones de Vida del INE ofrece un módulo (2011) para conocer esta transmisión de ambas, la educación y la pobreza en España. La figura 1 presenta la relación entre nivel educativo de los hijos y el de sus padres. Por ejemplo, en la columna primera, de 1,2 millones de adultos cuyos padres son/fueron analfabetos, el 53,2% (631.000 adultos) “sólo” han alcanzado estudios primarios o inferiores (primarios incompletos). En la columna cuarta, de 2,2 millones de adultos cuyos padres tuvieron estudios superiores, el 74,9% (1.632.600 adultos) también alcanzaron educación superior como sus padres. Hay una clara reproducción de niveles educativos.
La figura 2 representa a los adultos en riesgo de pobreza según el nivel de formación del padre. En la columna primera se observa que de 100 adultos cuyos padres son/fueron analfabetos, 41,4% están en situación de riesgo de pobreza. En la columna cuarta, de 100 adultos cuyos padres tuvieron estudios superiores, sólo 11,6% está en riesgo de pobreza, casi cuatro veces menos que en el primer caso.
Hay una esperanza en la posibilidad de romper el círculo vicioso. Se observa que en los niveles educativos bajos e intermedios existe un porcentaje importante de hijos que superan el nivel alcanzado por su padre.
La educación es la solución y actúa de diversas formas: crea más oportunidades laborales, mejores puestos de trabajo y mejor remuneración, por una parte, y desarrolla habilidades, hábitos y comportamientos, que permiten mantener una vida más plena y saludable, por otra. Las familias deben ser conscientes de que la falta de educación y preparación de sus hijos los hace candidatos a peores ocupaciones y menores ingresos.
Pero ¿cómo y quién transmite ese mensaje? Porque también el Estado debe ser consciente de que la falta de educación entre sus ciudadanos provoca injusticia y desigualdad de condiciones desde la misma cuna ¿Cómo y quién decide la parte de los costes educativos que corresponden a la familia y la que corresponde al Estado? ¿Cuáles son las decisiones recientes en este tema?
Nota: Tasa de riesgo de pobreza. Umbral de pobreza: es el 60% de la mediana de los ingresos anuales por unidad de consumo (escala OCDE modificada), tomando la distribución de personas. Los ingresos por unidad de consumo se obtienen dividiendo los ingresos totales del hogar entre el número de unidades de consumo. Es una medida relativa que mide desigualdad y no pobreza absoluta.