Jan M. G. Kleinpenning*
El mundo ha cambiado mucho durante mi ‘vida geográfica‘ de más de sesenta años (tengo hoy 80). Ahora hay más departamentos de geografía que hace medio siglo, y con más colaboradores. Los geógrafos pueden viajar a cualquier lugar del mundo para realizar sus investigaciones, gracias a los precios bajos de transporte. Encuentran datos más o menos detallados por Internet sobre cualquier tema. Hay mucha más información estadística y crecientemente pueden consultarla en forma digitalizada. Ha aumentado el número de revistas geográficas y de las ciencas sociales, en papel y digitales, lo que facilita la publicación de los resultados de investigación. Resulta que el ‘output’ de la disciplina ha aumentado enormemente.
Pero … llama la atención que es casi enteramente un ‘output’ en forma de artículos sobre temas muchas veces muy específicos. Casi faltan los estudios holísticos, o sea las monografías de regiones, comarcas o lugares en que se describe y se analiza el conjunto de los diversos fenómenos geográficos en su totalidad, su relación mútua y su interacción. La gran mayoría de los geógrafos se ha apartado de la geografía regional, en el sentido amplio de la palabra. Una explicación es, sin duda, que las universidades exigen una productividad ininterumpida de sus colaboradores. Otra explicación podría ser la complejidad de la realidad geográfica con que se está confrontado en la práctica de la geografía regional.
Otra hecho que llama la atención es el interés de los geógrafos en la actualidad y los cambios recientes. Tengo a veces la impresión de que los geógrafos son periodistas cientifícos, esmerándose en reportar lo más pronto posible todo lo que cambia en el mundo. Son escasos las investigaciones histórico-geográficas y las investigaciones longitudinales, en algunos países más que en otros. Me parece que en España siempre ha existido una relación más fuerte entre geografía e historia que en otros países (por ejemplo Holanda).
Pero … ¿porque más investigación histórico-geografica y longitudional? Porque con el estudio del pasado y de la evolución histórica desde un punto de vista geográfico, se comprende mejor la actualidad y se aprende de la ‘temporalidad‘ de los modos de vida, el tema central de la geografía humana. Hablando en 1957 con el Prof. Manuel de Terán en la Universidad de Madrid acerca de mi Tesis Doctoral sobre Comarca de Pinares en el sudoeste de Soria y sureste de Burgos, me aconsejó dar atención también al pasado e incluir un análisis de los datos del Catastro del Marqués de Ensenada. Fue un consejo muy sabio, pues sin haber estudiado la situación a mediados del siglo XVIII siempre habia pensado que la explotación forestal tal como existía a mediados del siglo XX era la actividad normal desde tiempo immemorial. No lo era, pues el auge de la explotación forestal databa de los años de la posguerra civil, cuando subieron mucho los precios de la madera. Hacia 1750 la Comarca era más bien un área de carreteros, ganaderos y pequeños labradores. Y retomando el estudio de la Comarca en 2011 aprendí que el bajo de los precios de la madera obligó a los pinariegos a buscar otros medios de vida o emigrar a otras partes del país para encontrar trabajo. Eran otros tiempos y otra geografía. Algo similar aprendí de mi estudio de Cuevas del Almanzora, donde el panorama rural ha cambiado drásticamente sobre todo gracias a la disponibilidad de más agua que hace medio siglo.
He aprendido también mucho de mis estudios sobre el Paraguay. Comencé en los años ochenta con un estudio de la actualidad rural de entonces; después fui a conocer cada vez mejor el país, realizando dos estudios geográfico-históricos en que he analizado el proceso de colonización, los modos de vida y los cambios en los mismos desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del siglo XX. Dos estudios de investigación longitidunal de más de cuatro siglos, que no solo me han dado una idea de la evolución y del fondo de la situación rural actual. También aprendí con ellos que estos dos estudios han sido muy apreciados en el Paraguay. Es un país relativamente joven – casi sin geógrafos humanos – ,que quiere conocer su historia, y tiene también derecho a conocerla.
Generalizando se puede decir que la monografía geográfica, los estudios de geografía histórica y las investigaciones longitudiales no sólo tienen valor científico sino tambien social. Y conservan muchas veces su valor durante más tiempo que muchos artículos y libros sobre temas actuales. Sin embargo, desgraciadamente, no son muchos los productos geográficos de este tipo. Queda pues suficiente trabajo para la geografía humana, sobre todo para la investigación longitudinal, que – personalmente – me ha dado mucha satisfacción.
Para mayor información:
Kleinpenning, Jan M.G. Los Pueblos Pinariegos. Triptico geográfico-histórico del noroeste de Soria y sudeste de Burgos [Primera edición 1962]. Reedición, Soria: Diputación Provincial de Soria, 2014. 382 p.
Kleinpenning, Jan M.G. Cuevas del Almanzora. Pasado y presente económico y demográfico de un municipio en el sureste español semiárido 1964-2014 [Primera edición 1965]. Reedición, Odijk: El autor, 2014. 142 p.
Jan M. G.Kleinpenning es catedrático jubilado de geografía humana de la Universidad de Nimega, Holanda.