Horacio Capel*
La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha sido toda una sorpresa. Parece increíble que un patán demagogo como él haya tenido tantos votos, y asusta la extensión de la tendencia reaccionaria e inculta que ello representa, con malos augurios para el futuro.
Sobre todo en el momento en que los problemas del mundo son muy graves, y se hace imprescindible pensar en organizar de otra forma la sociedad. Se ha comprobado que las políticas neoliberales han sido nefastas y han provocado la crisis económica actual y el aumento de la brecha entre los que tienen y los que no tienen.
Eso se une a otras consecuencias del sistema económico dominante, el sistema capitalista, que ha creado grandes riquezas pero no ha sabido repartirlas, y ha provocado nefastas consecuencias con la obsesión por el máximo beneficio, la masificación de la sociedad de consumo, la degradación de la naturaleza, el aumento de la contaminación y el incremento de las tensiones sociales.
El mundo está al borde de la catástrofe, y se hace imperioso pensar en otra forma de organizarlo, con una economía y una sociedad postacapitalista. Hoy, esa necesidad de reformar el sistema económico es aceptada por muchos políticos y economistas, ante la gravedad de las amenazas que existen sobre el futuro de la Humanidad.
El cambio en los países democráticos depende de los ciudadanos, de su voto y de la elección de gobiernos decididos a introducir cambios profundos en el sistema. Creo que eso se puede hacer, y se ha de hacer sin violencia, porque ésta puede provocar la desorganización de todo el sistema social. El cambio ha de hacerse “de la ley a la ley”, elaborando y aprobando leyes profundamente reformistas y transformadoras.
En estos momentos los diagnósticos están bastante bien realizados, y se conoce la gravedad de la situación. Lo que se necesita es pensar en las alternativas, y meditarlas.
Los datos existentes muestran las graves desigualdades que existen a escala mundial, a la de los diferentes países y en el interior de las ciudades; así como la necesidad de una acción decidida para redistribuir los recursos. También la urgencia de tomar medidas para evitar la especulación inmobiliaria y para la municipalización del suelo, el control público de las plusvalías, la gestión participativa de los municipios y áreas metropolitanas, la extensión universal de la sanidad, y la escuela pública para todos con el fin de asegurar una educación general de calidad y la convivencia.
Los problemas del mundo son tan graves que las propuestas de cambio pueden ser ampliamente aceptadas democráticamente, con tal de que se presenten con coherencia. En realidad, solo la equidad social, la limitación del consumo por parte de las clases medias y altas, el crecimiento mundial de suma cero, es decir el crecimiento de los que menos tienen a costa de la disminución de los que más poseen, permitirán evitar los riesgos que nos amenazan. Para ello hace falta dialogar, y convencer a la gran mayoría de la población, con propuestas de cambio radical, pero coherentes.
Las leyes que deberán elaborarse y aprobarse democráticamente habrán de introducir importantes y decisivas reformas económicas: sobre la propiedad, el control de los medios de producción, el paso a un sistema financiero público, los bienes comunes, la difusión de las cooperativas de producción. Se han de elaborar y aprobar propuestas sobre la eliminación de la pobreza y la exclusión, la renta básica para todos, la reducción del consumo, el reparto del trabajo entre todos y estimular formas de colaboración laboral.
Podemos imaginar cómo será la ciudad postcapitalista a partir de las críticas que se hacen a la ciudad capitalista, y concebir una estructura económica y social en la que haya más equidad y distribución de riqueza, menor agresión a la naturaleza, donde no haya desigualdades en la calidad de vida, en la salud y en la educación; lo que significa, en definitiva, una renta per capita similar para toda la población del mundo. Una utopía que ha de convertirse en realidad discutiendo no solo las metas sino también los caminos para llegar a ella.
Para mayor información:
CAPEL, Horacio. La forma urbana en la ciudad postcapitalista. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de noviembre de 2016, vol. XXI, nº 1.177. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1177.pdf>.
Horacio Capel es Profesor Emérito de la Universidad de Barcelona.