Eulalia Ribera Carbó y Anna Ribera Carbó
Margarita Carbó solía decir que la única manera de ser verdaderamente universal era a partir de una profunda y genuina identidad local. Su vida personal y profesional estuvo marcada por este principio. Cosmopolita por origen: hija de catalanes en camino al exilio, nacida en 1939 en un barco francés atracado en la rada de Casablanca, aprendió a caminar en el Alcázar de Diego Colón en Santo Domingo y fue mexicana porque llegó a México con sólo dos años, y el paisaje, la escuela, los amigos contribuyeron a arropar con la identidad del país a una mujer que con sus padres, con su marido y luego con sus hijas y nietas siguió hablando siempre en catalán. La elección de la Historia como campo profesional contribuyó a profundizar las raíces mexicanas de Margarita Carbó, cuyo interés por la historia prehispánica y el conocimiento de la lengua náhuatl, su deslumbramiento con el arte colonial mexicano y el culto guadalupano, y su admiración por el proceso de construcción del México independiente, marcado por grandes luchas sociales de corte liberal, no hicieron más que terminar de identificarla con el espacio geográfico, social e histórico en el que vivía.
Su tesis de licenciatura “El magonismo en la Revolución mexicana” fue una primera aproximación a la manifestación más notable del anarquismo mexicano, tema asociado a la ideología política en que había militado su familia paterna por tres generaciones. Su tesis de maestría “Fundamentos ideológicos del Artículo 27 Constitucional” la acercó de nuevo a la Revolución y a su proceso constitucional encabezado por el ala más radical del Congreso. Para su investigación doctoral, realizada como las dos anteriores en la Universidad Nacional Autónoma de México, Margarita Carbó retrocedió al siglo XIX estudiando la relación de los campesinos con el proyecto liberal de la Reforma. En ese trabajo, junto con el del libro Evolución histórica de la propiedad comunal. Marco jurídico (1996), se adentró en el análisis de la historia agraria, lo que le permitiría ampliar su comprensión acerca de la gran convulsión del campo que fue la Revolución de 1910. Más adelante, extendió sus investigaciones hasta los años 1940, con el libro “Ningún compromiso que lesione al país…” Lázaro Cárdenas y la defensa de la soberanía (2002).
Además de su desempeño como investigadora, Margarita Carbó ejerció la divulgación y la docencia desde muy joven con gran entrega y entusiasmo. A lo largo de casi tres décadas fue maestra de bachillerato y durante 40 años impartió en las aulas universitarias de la Facultad de Filosofía y Letras las cátedras de Didáctica de la Historia, Teorías Políticas Contemporáneas, Historiografía General y Revolución Mexicana, así como un seminario de cuestiones agrarias. Congruente con su convicción de que las historias particulares suelen estar marcadas por los ecos de los grandes procesos generales, su magisterio siempre fue un viaje de ida y vuelta de lo universal a lo local. Combinando un riguroso análisis científico con unas cualidades narrativas extraordinarias, era capaz de llevar a sus alumnos de las barricadas de la Comuna de París a las prensas libertarias de los editores del periódico mexicano Regeneración, de los pequeños pueblos zapatistas del estado de Morelos a las luchas agrarias de Nestor Makhno en Ucrania, o de las brillantes jornadas de la Revolución Francesa a las luchas guerrilleras de los chinacos de la Reforma liberal del siglo XIX.
Pero Margarita Carbó no solo vivió con pasión el ejercicio de su profesión, sino también el tiempo que le tocó vivir. Participó, desde muy joven y sin encasillarse en militancias partidistas, en las luchas sociales mexicanas: desde las del sindicato ferrocarrilero de los años cincuenta y las del movimiento estudiantil de 1968, hasta las de la gran sacudida democratizadora a partir de 1988. Y supo emocionarse y vivir con intensidad las mejores causas de todas las latitudes. Fue, a cabalidad, una mexicana universal. Frente al preocupante escenario de la actualidad de su país, Margarita Carbó conservaba su optimismo innato. En octubre de 2015, terminaba así una comunicación a propósito de la guerra con Estados Unidos en que México perdió más de la mitad de su territorio:
La pesadilla había terminado, pero a costa del más grande expolio de nuestra historia. Lo que sucedió a partir de entonces ya no es tema de esta ponencia, pero para levantar un poco los ánimos quiero terminar diciendo que tan solo seis años después, aquel país en ruinas, mutilado, abatido y desalentado, empezó a ser reconstruido por la generación más formidable de nuestro siglo XIX y tal vez de nuestra historia. No perdamos las esperanzas.
Para mayor información:
CARBÓ, Margarita y RIBERA, Anna. La Nación mexicana al rescate de sus recursos naturales: el artículo 27 constitucional. In CASALS, Vicente y BONASTRA, Quim (eds.). Espacios de control y regulación social. Barcelona: Ediciones del Serbal, 2014, p. 353-366.
CARBÓ, Margarita. Eusebi Carbó i Carbó. Vida y militancia. Un anarquista al servei de la Generalitat de Catalunya. Barcelona: Cossetània Edicions, 2014.