Mercedes Jiménez García*
Según datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Europa es la primera región turística a nivel mundial, tanto por llegadas como por ingresos de turismo internacional. Entre sus principales destinos turísticos, se encuentran países tradicionalmente turísticos y especializados en dicho sector, como es el caso de España, Francia, Italia, Grecia o Portugal, entre otros.
No obstante, Europa ha venido experimentando en las últimas décadas una desaceleración de su crecimiento turístico, frente a un elevado crecimiento de otros destinos emergentes tales como Oriente Medio o Asia y el Pacífico, pero esta desaceleración de las llegadas de turistas internacionales no se ha producido en todos sus territorios por igual. Se puede hablar, por tanto, de un importante crecimiento en la llegada de turistas en los países del Este, que se vio impulsado, sobre todo, por la adhesión de algunos de ellos a la Unión Europea y el cambio que esto conlleva a nivel económico, político, social, etc. (a partir de la quinta ampliación, en 2004 y las siguientes), frente a un crecimiento mucho menor de países tradicionalmente turísticos y ya maduros en este sector.
Pero… ¿qué pasó con la llegada de la actual crisis? ¿se mantienen estas tendencias? Las tasas de crecimiento turístico se invierten, el fuerte crecimiento turístico de los países emergentes del Centro-Este europeo (Letonia, Lituania, Bulgaria, etc.) experimentado en los años anteriores a la crisis, no se está manteniendo durante la misma, sino que, por el contrario, estos países son los que están experimentando actualmente un mayor descenso en el ritmo de crecimiento turístico. Frente a esto, se observa el comportamiento de países turísticamente más maduros con un crecimiento inferior de sus llegadas en época de bonanza pero que, durante la crisis muestran un menor descenso en sus tasas de crecimiento (como por ejemplo, Francia o Grecia).
Por lo tanto, se observa que ante las transformaciones acontecidas en la economía mundial en los últimos años (actual crisis económico-financiera), la demanda turística que, hasta el momento se encontraba dispersa ante una oferta cada vez mayor (destinos emergentes competidores), ha tendido, durante la misma, a la concentración en los destinos maduros, más desarrollados, y con mejores condiciones económicas, sociales, de calidad de vida, etc.
¿Es posible que este comportamiento venga, en parte, explicado por la diferente presencia en estos destinos de factores que afecten al turismo? La respuesta tiende hacia el sí. Se ha identificado que las variables económicas e infraestructurales son más determinantes en la atracción turística que otras de tipo medio ambiental o de calidad de vida del destino.
Variables Económicas | Variables Infraestructurales | Variables Medio ambientales | Variables de Calidad de Vida |
IPC armonizado | Comercio de bienes culturales | Contaminación medio ambiental | Camas de hospital |
Tipo de cambio | Comercios minoristas | Contaminación acústica | Delincuencia o vandalismo |
Renta pc disponible | Establecimientos de alojamiento | ||
Tasa de crecimiento del VAB |
Algunos de los principales factores determinantes de la demanda turística
Es más, se ha comprobado que en las regiones europeas turísticamente más maduras se dan unos valores más elevados de estos dos factores más relevantes (económicos e infraestructurales). Hecho éste que puede contribuir a explicar que, durante la crisis, estas regiones hayan experimentado un descenso de su crecimiento turístico no tan pronunciado como el de las regiones emergentes, demostrando así, un comportamiento turístico mucho más estable (en época de bonanza y de crisis) y su consolidación en el sector.
No obstante, los cuatro factores analizados son elementos del desarrollo regional por lo que, un aumento de las inversiones en estos ámbitos y una elaboración de políticas estratégicas dirigidas hacia el adecuado fomento de los mismos, pueden contribuir al aumento de la demanda turística del destino así como a una mejor capacidad de adaptación ante cambios en el ciclo económico. Por otra parte, aunque los factores medio ambiental y de calidad de vida no se configuren aún como tan determinantes en la atracción turística como los económicos e infraestructurales, su creciente auge y las mejoras en su posibilidad de cuantificación y medición pueden conllevar un importante salto cualitativo en su posicionamiento en los futuros modelos de demanda turística.
Para mayor información:
JIMÉNEZ GARCÍA, Mercedes et al. Bipolaridad turística en Europa. Consolidación de destinos maduros en época de crisis. Cuadernos de Turismo, 2016, nº 38, p. 221-243. ISSN: 1139–7861 y eISSN: 1989–4635. Disponible en <http://revistas.um.es/turismo/article/view/271431/199791>.
* Mercedes Jiménez García es profesora en el Departamento de Economía General de la Universidad de Cádiz, España.