Ángel Raúl Ruiz Pulpón
Universidad de Castilla-La Mancha
En las últimas décadas, el espacio rural está sufriendo importantes transformaciones sociales y económicas. Estos cambios, acelerados por el proceso de globalización, permiten hablar de una nueva dimensión de la ruralidad, con diferentes temas, enfoques, retos y dinámicas que se encuentran en continua interacción y que van más allá del tradicional interés por los aspectos agrarios.
Desde una perspectiva social, interesa la naturaleza compleja de las relaciones entre los ámbitos rurales y urbanos, así como la revalorización del mundo rural que es identificado, cada vez más, con valores como la tranquilidad, lo auténtico, la sostenibilidad, el paisaje, la experiencia vivida, etc., por parte de la sociedad urbana actual. Desde una perspectiva económica, se presta especial atención a la diversificación de actividades, intentando modelizar las nuevas tendencias de localización de industrias y de servicios en el mundo rural, sin olvidar las consecuencias de la globalización de los mercados agroalimentarios que afecta tanto a las formas de producción como a los hábitos de consumo. En suma, temáticas que demuestran el carácter global y multifuncional de estos cambios.
En este contexto general, podemos identificar una serie de temáticas clave que constituyen verdaderos retos para el mundo rural en el futuro más cercano. El primero, y quizás más importante, es el vínculo existente entre alimentación, ética y sostenibilidad.
Desde el punto de vista de la agricultura, los próximos retos pasan por el creciente interés por la calidad de las producciones y por la preocupación por la sobreproducción, el despilfarro, la seguridad alimentaria y el acceso desigual a los recursos alimenticios
Desde el cuestionamiento del actual modelo agroindustrial, existe una tendencia a defender un modelo de desarrollo agrario basado en la calidad de los procesos productivos y en la mejora ambiental, priorizando alimentos ecológicos obtenidos en las proximidades de las áreas de consumo. Además, y desde un punto de vista más ético, se reflexiona sobre las consecuencias medioambientales y territoriales del modelo productivo agroindustrial, como también sobre el alejamiento físico y afectivo de los consumidores respecto al medio rural, dentro de un debate general sobre las relaciones de poder imperantes en el sistema agroalimentario. Esta preocupación ética se manifiesta igualmente en problemas como la generación de excedentes, el debate sobre los cultivos transgénicos, y el despilfarro en la producción y en el consumo de los alimentos en un escenario global donde gana enteros el respeto por la soberanía alimentaria y el desigual acceso a los recursos alimenticios.
Un segundo conjunto de desafíos se derivan de la mayor legitimidad social de los actores que viven y trabajan en el medio rural. Durante décadas, los representantes de los intereses agrarios han sido los principales interlocutores a la hora de tomar decisiones, sin embargo, actualmente esta visión hegemónica está siendo cuestionada no sólo porque existe una mayor prevalencia de los intereses urbanos en una sociedad altamente urbanizada, sino también, porque la sociedad rural es cada vez más plural y socialmente más diversa y heterogénea como consecuencia de las recientes dinámicas demográficas. La articulación de una nueva forma de gobernanza local refrenda la importancia de las formas de participación horizontal y/o ascendente a la hora de diagnosticar y de proponer soluciones a los problemas derivados de las distintas dinámicas productivas, económicas, urbanísticas que se vienen sucediendo en las áreas rurales. Estas dinámicas han ocasionado ventajas, como la conquista de un mayor bienestar colectivo, la mejora en la accesibilidad a los servicios y la difusión de formas de vida urbanas. En contrapartida, los retos a los que se tienen que enfrentar las áreas rurales parecen numéricamente mayores, destacándose, entre todos ellos, la presión sobre la utilización de los recursos y de la energía, la ocupación acelerada del suelo, la especialización funcional productiva, sobre todo de las actividades agrícolas y turísticas, el aumento del coste de los servicios, la presión sobre los recursos naturales, el incremento de las necesidades de movilidad, la pérdida de valores paisajísticos y patrimoniales, la degradación y desaparición de los pueblos, etc.
La sociedad rural es cada vez más plural y socialmente más diversa y heterogénea como consecuencia de las recientes dinámicas demográficas
Por tanto, resulta básica la delimitación y la adopción de un modelo de desarrollo para nuestras zonas rurales que genere menos costes sociales, económicos y ambientales, y que favorezca la sostenibilidad territorial, la eficacia económica, la cohesión social, y el bienestar individual y social de la población. En definitiva, poder vivir en el mundo rural con dignidad.
RUIZ PULPÓN, Ángel Raúl; TULLA PUJOL, Antoni; MOLINERO HERNANDO, Fernando. La enseñanza de la Geografía Rural en los estudios universitarios de grado en España: temáticas clave, organización y metodologías de trabajo actuales. Biblio3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 5 de mayo de 2017, vol. XXII, nº 1.198. [ISSN 1138-9796].