LOCALIZAR, UN TRABAJO APASIONANTE

En inglés se llama Scouting; en francés Reperages, en castellano Localizar. Tres palabras que juntas explican lo que significa este trabajo apasionante. Scouting viene de Scout, explorar en la naturaleza, ahí nace el nombre del movimiento escolta. Reperages, se puede traducir por marcar, delimitar, señalar algo distinguiéndolo del resto que le rodea. Localizar, la más gráfica y la menos bonita de las tres palabras, encierra las otras dos: descubrir, señalar y delimitar un lugar que puede ser el más adecuado para una acción.

Localizar se ha convertido desde hace tiempo en uno de los momentos más importantes de la preparación de una película. Es un trabajo relativamente reciente en la producción de un film. Durante buena parte de su historia, el cine se hacía en estudios y no existía el concepto “localización”, todo se filmaba en decorados. Cuando las cámaras salieron a la calle para utilizar escenarios naturales, el trabajo del localizador se fue haciendo cada vez más indispensable. Porque hay que tener una mirada muy especial para saber encontrar en todo lo que nos rodea aquello que el guionista, el productor y el director de una película están buscando, el lugar ideal para contar la historia.

Localizar es observar. Hay un texto de Charles Baudelaire que nada tiene que ver con las localizaciones, en el que sin embargo se reconocen plenamente los que hacen este trabajo: Estar fuera de casa, y sentirse, sin embargo, en casa en todas partes; ver el mundo, ser el centro del mundo y permanecer oculto al mundo, tales son algunos de los menores placeres de esos espíritus independientes, apasionados, imparciales, que la lengua solo puede definir torpemente. El observador es un príncipe que disfruta en todas partes de su incógnito.Observar es la palabra clave. Observar y viajar. Moverse. Un localizador solo necesita una máquina de hacer fotos, una brújula y un vehículo, normalmente un coche, pero también vale una moto o una bicicleta que permite ver las cosas con calma y pararse a escuchar los sonidos. Caminar y saber mirar, y no tener miedo de meterse en líos y estar acostumbrado a la soledad. Porque este es un trabajo que se hace en solitario.

Cataluña es un escenario ideal para los localizadores que encuentran en ella todo tipo de paisajes y de climas, de vegetación y de formas de vida humana. Montañas enormes y montaña singulares, ríos grandes y serenos o pequeños y caudalosos. Playas salvajes y playas urbanas. Un localizador puede encontrar en su territorio un paisaje africano y una calle de Nueva York; un desierto sahariano y una montaña suiza; un escenario futurista y una plaza medieval. Lo único que hace falta es saber qué buscas. Y tener conocimientos de geografía, de historia, de arte. La historia constituye siempre la relación entre un presente y su pasado, el pasado está ahí, esperando que lo descubran, que lo reconozcan como es, afirma John Berger. Localizar es poner en práctica estas frases: relacionar pasado con presente… y con futuro. Es curioso como este trabajo abarca tantas disciplinas. Quizás por eso es tan emocionante.

Localizar no es solo encontrar ese espacio ideal, interior o exterior, que necesita el director y que pide la historia. Hay que tener en cuenta también que se pueda rodar allí. Y en ese proceso intervienen desde la cuestión de los permisos, fundamentales para filmar en cualquier lugar escogido, como la logística. No basta encontrar un sitio bonito: hay que llegar hasta allí con camiones, con luz, con infraestructura; hay que buscar sitios para dormir, para comer. Y que no haya demasiados obstáculos imprevistos. Un lugar es un lugar. Si se puede rodar, es una localización, si no se puede rodar, es sólo un lugar. Hay lugares muy bonitos pero si no son rodables ya no sirven como localización.Esta es la primera regla que tiene que aprender un localizador.

El paisaje es un libro abierto, una página en blanco donde el localizador escribe y diseña su espacio. Geografía e historia, paisaje y cultura son inseparables. Pero esto es algo que solamente se ilumina a la luz de la estructura fundamental de la vida humana, explica Tetsuro Watsuji en Antropología del paisaje. Un localizador lo tiene muy claro: si lo que busca es una carretera para el anuncio de un coche deportivo, tiene que encontrar un paisaje que sugiera velocidad; si el coche es familiar, la carretera ha de transmitir seguridad; si es un coche para la aventura, tienes que colocarlo en terrenos peligrosos. Leer bien el paisaje es fundamental. Como lo es leer bien la ciudad. Barcelona, por ejemplo, es una ciudad que permite muchas interpretaciones. Desde un judería del Medioevo, hasta una calle del Toronto más contemporáneo; pero también el extrarradio de una ciudad de Texas, o una calle de Puerto Rico. Solo hay que saber mirar. Una frase resume esa sensación: ¿Lo mejor? Los momentos que sientes que has logrado materializar todo aquello que se te pedía al principio, y en muchas ocasiones de manera imaginativa.

Una vez que has conocido el mundo de las localizaciones tu mirada ya no vuelve a ser la misma. Vayas por donde vayas, observas como ellos, imaginas como ellos y piensas: aquí se pudo rodar Twin Peaks; aquí se pudo rodar Blade Runner; aquí se pudo rodar El Gatopardo; aquí se pudo rodar…

Nuria Vidal

Para más información ver el libro

SCOUTING IN CATALONIA. Nuria Vidal. Generalitat de Catalunya, 2015. Publicado on line en

http://asp-es.secure-zone.net/v2/index.jsp?id=3434/13736/31434&lng=es