La visión aérea: fuente de fascinación y de nuevas formas de ver el espacio

Verónica Hollman*

Casi medio siglo ha transcurrido desde aquel preciso momento en el que un conjunto de circunstancias (más o menos fortuitas) confluyeron en la toma de una fotografía de la Tierra desde el espacio exterior. Esta imagen, que integra una serie del programa espacial Apollo de la NASA (National Aeronautics Space Administration), ofrecía por primera vez la posibilidad de ver la Tierra en su totalidad: una esfera única, infinitamente pequeña y colorida, bella y suspendida en el universo [Figura 1]. Desde entonces estas imágenes continúan despertando fascinación como lo demuestra el éxito de la exposición La Tierra vista desde el cielo, presentada en espacios públicos de más de cien ciudades, con patrocinio de la UNESCO y dirección del reconocido fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand. Amerita, entonces, analizar la especificidad de las imágenes aéreas, su utilización en distintos contextos y la renovada atracción que ellas ejercen en nuestra cultura visual.

Algunas obras literarias y registros gráficos, como los mapas a vista de pájaro, muestran que la facultad de imaginar vistas aéreas precedió la experiencia directa propiamente dicha. En cierto modo, estos registros literarios y visuales fueron habituándonos a la visión aérea. Sin embargo, las imágenes aéreas producen un efecto de extrañamiento: lo conocido se presenta bajo otro aspecto, forma, textura, color, tamaño y como consecuencia se vuelve extraño o desconocido. En los materiales escolares del siglo pasado se apeló a reproducir junto a las imágenes aéreas otras formas de registro del territorio ya conocidas -mapas, vistas oblicuas o esquemas- como referencias imprescindibles para los estudiantes. En la actualidad, existen sitios de Internet que promueven el acceso de audiencias no especializadas a estas imágenes y así se renueva la empresa de hacer menos extraña la visión aérea [Figura 2]. Se asume que la frecuente exposición a las imágenes aéreas las volverá familiares y sobre todo legibles. No obstante, la interpretación de estas imágenes exige mucho más que estar habituados a verlas.

En las imágenes aéreas, como resultado de la distancia definida por la altura, se borran las particularidades y los detalles. Pero también, se exponen relaciones entre objetos y patrones (no siempre visibles desde la superficie). Mencionaremos tan solo algunos de los usos de las imágenes aéreas: la identificación e interpretación de sitios arqueológicos, el planeamiento urbano, la evaluación de usos del suelo y de actividades agrícolas, el estudio de procesos tales como la erosión y la deforestación, la evaluación de la escala del impacto de eventos de diverso origen como los incendios o las inundaciones. Las imágenes aéreas son utilizadas con frecuencia para comunicar la dimensión y la escala de los problemas ambientales y de este modo, para conmover, persuadir y movilizar.

Toda imagen entraña una producción, una selección y un montaje que cuestiona su condición de registro fiel. En el caso de las imágenes satelitales, desde la captura a través de sensores (sensibles a bandas del espectro electromagnético no visible para el ojo humano) hasta el proceso de tratamiento y composición de la información incide en lo que podemos mirar a través de ellas. Por un lado, la simplificación, el orden y la racionalización del territorio delineado desde estas imágenes; por otro, su utilización en contextos científicos y técnicos, ha reforzado su condición de registro transparente e imparcial. El efecto de realismo de estas imágenes ha consolidado la idea de que estamos viendo el mundo tal cual es.

Dos escenas ilustran la migración de las imágenes aéreas a otros contextos y algunos de sus efectos. Primera escena: el cine ambiental, particularmente en el género documental, utiliza con recurrencia las vistas aéreas con la finalidad de hacer visible la escala de los impactos de determinadas actividades en el ambiente. Con la inclusión de las vistas aéreas se busca hacer más verosímil y objetiva la información que se presenta. Segunda escena: un viajero más o menos avezado utiliza Google Earth para corroborar la credibilidad de la información brindada por los operadores turísticos. Y una vez que han llegado al lugar de visita buscará encontrar los sitios indicados y destacados en Google Earth como una guía de lo que debe ser visitado, visto y fotografiado. Estos episodios, que seguramente evocarán en los lectores experiencias similares, sugieren que parte de la atracción que provocan estas imágenes se sostiene en su supuesta transparencia. Dicho de otro modo, todavía seguimos deseando encontrar en cada una de ellas la imagen más precisa, perfecta y verdadera. Seguramente también nos atrae sentir que accedemos, al menos virtualmente, a una visión que nunca podremos tener.

La visión aérea ha sido una fuente de inspiración para producir otras imágenes y nuevas formas de ver el espacio. Los atributos estéticos y el grado de intervención que contiene la propia producción de las imágenes aéreas vuelven borrosos e inestables los límites entre ciencia y arte. Estos cruces, a nuestro criterio, constituyen oportunos pliegues para problematizar la transparencia de estas imágenes. Documentales como Manufactured Landscapes (dirigida por Jennifer Baichwal, 2006) y más recientemente Watermark (con dirección de Jennifer Baichwal and Edward Burtynsky, 2014) evidencian que la estética visual puede ser la clave de la trama narrativa para comunicar, persuadir y movilizar. La belleza de las imágenes atrae los ojos y los obliga a mirar aquello que, como ilustran los paisajes industriales, sumamente urbanizados y tóxicos, por lo general evitamos mirar. Empero, podríamos valernos del entramado de ciencia y arte que despliegan las imágenes aéreas no solo para cautivar la mirada sino también para sospechar (al menos un poco) de ellas, hacerles preguntas más apropiadas y todavía más: desafiar nuestros modos de mirarlas.

[La visión aérea ha sido una fuente de inspiración para producir otras imágenes y nuevas formas de ver el espacio.]

[Figura 1. Earthrise. Diciembre 1968]

[Figura 2. Captura de pantalla sitio de Internet que pone en circulación una imagen aérea cada día]

Para mayor información

HOLLMAN V. Problemas en torno a la visualización de la cuestión ambiental en medios de circulación masiva: las imágenes del cambio climático en la Revista Viva (1994-2010).Revista Geográfica Digital. Facultad de Humanidades. UNNE. Resistencia, Chaco. Año 10. Nº 19. Enero – Junio 2013. Disponible en: http://hum.unne.edu.ar/revistas/geoweb/Geo19/archivos/hollman2013.pdf

* Verónica Hollman es Investigadora Adjunta del CONICET en el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires y profesora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

LA VIVIENDA NO ES EFICIENTE EN EL USO DE LA ENERGIA ELECTRICA

Cuando revisamos los consumos eléctricos en los sectores de grandes demandas de energía, y en este caso la energía eléctrica, se observa que sectores como el Industrial, el Transporte, el Comercial de Gran Consumo están en permanente disminución, principalmente por la necesidad de bajar costos y aumentar competitividad a los productos o procesos que desarrollan.

La necesidad de mejorar la calidad de vida lleva a consumir mas energía eléctrica Hoy las intensidades energéticas en estos sectores vienen disminuyendo, pero no es lo que sucede en los consumos eléctricos de las residencias. En este sector los consumos han ido creciendo. La necesidad de mejorar la calidad de vida lleva a consumir más energía eléctrica para optimizar o mejorar las necesidades de la familia. Podemos observar un aumento de los aparatos eléctricos en la familia, el hogar, desde teléfonos móviles hasta artefactos eléctricos de lavadoras, secadoras de ropa, equipos de calefacción y refrigeración para mejorar el acondicionamiento de la vivienda o el hogar familiar.

También estamos viendo la aparición de otro elemento de juego en esta demanda como es el auto o medio de transporte individual eléctrico, que va en la dirección que estamos abordando. La demanda de energía eléctrica en la vivienda va en aumento e irá creciendo salvo que se la intervenga desde los organismos públicos.

No solo es un problema que siga en ascenso la demanda de electricidad sino que también se incrementa la contaminación ambiental debido a un aumento de energía a base de quema de hidrocarburos para producirla.

La residencia o consumo domiciliario no toma conciencia de que es un partícipe importante en la demanda de energía eléctrica. Un tercio aproximadamente es la cuota que la residencia demanda del total de la energía eléctrica disponible a escala municipal, provincial o nacional y seguirá creciendo. Y con ella seguirá creciendo la generación de gases de efecto invernadero con el fuerte impacto en los cambios o modificaciones significativas sobre el clima.

El consumo de electricidad per cápita en los hogares está creciendo y muestra tendencias diversas

El consumo promedio de electricidad por persona en el sector doméstico es muy diverso en las regiones del mundo, dependiendo del nivel de desarrollo de la sociedad y de la calidad de los aparatos eléctricos, como puede ser la importancia de la calefacción eléctrica de ambientes. Estos valores van desde alrededor de 800 Kwh/persona para los países de Europa Central y del Este, hasta 1.500-2.000 Kwh en Europa Occidental, Japón y Oceanía, y supera los 4.000 Kwh en América del Norte. Sin embargo, la poca disponibilidad de datos sobre el consumo de electricidad por uso final limita las posibilidades de dichas comparaciones.

Consumo doméstico de electricidad por persona

Fuente: ENERDATA

En todas las regiones, el consumo por persona está aumentando, incluyendo los países que están experimentando una transición económica como los casos de China e India. El aumento es especialmente rápido en los países en vías de desarrollo con un elevado crecimiento económico (por ejemplo países asiáticos), y se está acelerando. Sin embargo, desde 1990 esta progresión general ha venido ralentizándose en todas las regiones. Este desarrollo es particularmente importante en los países desarrollados de Europa del Oeste y América del Norte, que pusieron en marcha políticas para mejorar el rendimiento o la eficiencia energética de los artefactos eléctricos (etiquetado, estándares de eficiencia).

La intensidad energética del sector de servicios está aumentando

En los países en desarrollo, la principal fuente de energía utilizada en el sector de servicios es la electricidad. Por lo tanto, en cuanto al sector doméstico, los indicadores considerados aquí se centran en la electricidad. La cantidad de electricidad requerida para generar una unidad de valor agregado (la intensidad eléctrica) está aumentando en la mayoría de las regiones, especialmente en las regiones menos industrializadas, en las cuales el sector de servicios se está expandiendo rápidamente, y en países con requisitos de acondicionamiento de aire. En América del Norte y Oceanía, con elevados niveles de intensidad de energía, la relación es bastante estable.

Intensidad de la electricidad en el sector de servicios

Fuente: ENERDATA
Intensidad de la electricidad en el sector de servicios
Fuente: ENERDATA

Emisiones de CO2 procedentes de la combustión energética

Un quinto de la población mundial genera alrededor del 60% de las emisiones mundiales de CO2 Las regiones desarrolladas son los mayores emisores de CO2 procedentes de la combustión energética. América del Norte, Europa Occidental, CEI, Japón y CEEC juntas contribuyen 60% del total de las emisiones mundiales de CO2, si bien representan sólo un quinto de la población mundial. China y América del Sur son los dos emisores principales en las regiones en desarrollo, con 15% y 6% de las emisiones totales, respectivamente.

Distribución de las emisiones mundiales de CO2 procedentes del uso de la energía (2002)

Fuente: ENERDATA
Distribución de las emisiones mundiales de CO2 procedentes del uso de la energía (2002)
Fuente: ENERDATA

Las emisiones de CO2 que proceden de la combustión energética aumentaron en general desde 1990.

Los niveles de las emisiones de CO2 varían significativamente entre los países. Los países en desarrollo con un elevado crecimiento económico han registrado un crecimiento superior al 50% en sus emisiones de CO2 (NIC, Medio Oriente, Asia Meridional y China). Las regiones más desarrolladas (América del Norte, Japón, Europa Occidental) experimentaron un incremento menor debido a un bajo crecimiento económico y a la implementación de políticas de cambio climático. La disminución de las emisiones en los países de Europa Central y del Este y la CEI se debe a la marcada contracción de sus economías en la década de 1990. Como resultado de estas tendencias, las emisiones de CO2 provenientes del uso de la energía en 2002 son 16% más elevadas que en 1990.

Evaluación de políticas e impacto sobre la eficiencia energética en el uso de la energía eléctrica

Una evaluación sobre las políticas y su impacto sobre las medidas de eficiencia energética en el campo de la energía eléctrica deben orientarse según:

  • la importancia de las medidas puestas en marcha
  • las prioridades en la agenda de la administración
  • las tendencias que se observan
  • las medidas que son favorecidas
  • las medidas innovadoras
  • los resultados y sus adecuaciones en el corto y mediano plazo

La evaluación también recurre a casos de análisis implementados en otros estados o regiones del mundo. Algunas de las siguientes medidas, que están ampliamente implementadas se sabe que son efectivas y complementarias

  • los estándares de eficiencia y etiquetado para electrodomésticos y equipos de uso masivo
  • los planes financieros innovadores para implementar uso eficiente de la energía eléctrica
  • los acuerdos voluntarios o negociados con grandes consumidores de energía o fabricantes de equipos
  • los centros de información energética local particularmente para el hogar y la oficina
  • los paquetes de medidas publicas como auditorías asociadas con planes de financiación para mejoras y adecuaciones de las instalaciones

Para mayor información:

BRAGONI, Dante. “A modo de prólogo”, en Cortellezzi, Mónica y Karake, Nesrin Rosa. Atlas de la energía de Mendoza. Medoza: Usillal Ediciones, 2013.

«Consejo Mundial de la Energía: Políticas e Indicadores de eficiencia energética» http://www.worldenergy.org/

Dante Bragoni es Ingeniero Civil con antecedentes en temas de agua y energía. Actualmente es Docente y Secretario del Instituto de Energía de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. http://www.imd.uncu.edu.ar/paginas/index/energia

Desde la Geografía: ciencia y tecnología en una sociedad de la información geográfica

por Gustavo D. Buzai

Este año los Sistemas de Información Geográfica (SIG) cumplen medio siglo de existencia. Se presentan como una tecnología de sólida madurez al haber transitado un largo camino desde la puesta en funcionamiento del CGIS (Canada Geographic Information System) en 1964.

Es a inicios de la década de 1980 cuando los SIG comienzan ser utilizados ampliamente en el ámbito geográfico a partir de las nuevas versiones de software utilizados en el ambiente de las computadoras personales, las cuales comenzaban a poblar masivamente el ámbito académico-universitario.

Hasta ese momento el tratamiento computacional de datos geográficos se hacía mediante el uso de software con finalidades específicas, siendo que los SIG comenzaban a brindar la posibilidad de combinar cartografía digital (representación gráfica) con los datos alfanuméricos (atributos) al ocupar el centro de la Geoinformática.

El entorno computacional generaba un notable impacto, tal es así que Jerome E. Dobson en 1983 propone una nueva rama en la disciplina que denominó Geografía Automatizada y en los siguientes años se generaron interesantes debates en torno a sus aptitudes para el análisis de la realidad espacial.

El análisis teórico se encontraba dirigido a estudiar la capacidad paradigmática de los SIG, los cuales, en el ámbito de la Geografía presentaron una visión de la realidad apoyada por paradigmas existentes como el racionalismo y el cuantitativismo, mientras que para al resto de las ciencias brindaban la posibilidad de incorporar la dimensión espacial en sus estudios.

Pudo definirse la aparición de una Geografía Global como la Geografía que ingresó en las computadoras para impactar en múltiples ciencias. No representó un paradigma de la Geografía, aunque si un paradigma geográfico de alcance multidisciplinario.

Durante sus 50 años, los SIG experimentaron dos claras etapas de desarrollo en relación a los datos geográficos: una de integración entre 1964-1988 y una de difusión entre 1989-2014. En la primera las bases de datos gráficas (cartografía) y alfanuméricas (atributos), realizadas inicialmente con software específico, se vincularon a través de los SIG y la aparición de los Sistemas de Ayuda a la Decisión Espacial (SADE) los hicieron evolucionar por mejoramiento de capacidades puntuales (verticalización); y en la segunda etapa los resultados pudieron difundirse ampliamente a través de la circulación material de los CD-DVD y a la circulación inmaterial en el ciberespacio. Internet permitió la mayor difusión mundial de bases de datos geográficas para su tratamiento y análisis.

A partir del año 2000 se han afianzado aspectos de gran interés aplicativo: la aparición de software libre que puede obtenerse por Internet, datos geográficos masivos provenientes de diferentes fuentes, aplicaciones en dispositivos móviles y sistemas digitales de uso popularizado basados en la localización. Todo esto junto a una posibilidad de uso que elude toda capacitación formal y llegar a lo que Andrew Turner en 2006 definió como Neogeografía.

Neogeografía. Aplicaciones orientadas al estudio espacial del Ciberespacio. Globo Terráqueo Virtual (Google Earth) + Internet (Navegador Internet Explorer) + trazador de rutas de conexiones web (VisualRoute). Conexiones desde Buenos Aires hacia diferentes ciudades de América y determinación de nodos concentradores de comunicaciones (Buzai, G.D. 2013. Technological Dependence and the Internet. Latin American Access from Buenos Aires, 2001-2013. Journal of Latin American Geography. 12(3):165-177).

Los SIG, vinculados a la Geografía, tuvieron un largo recorrido de permanente construcción conceptual a partir de generaciones de geógrafos que, en la mayoría de los casos, trabajaron fuera de las posturas teóricas dominantes y de manera silenciosa sentaron las bases de la actual revolución. Las perspectivas sistémicas y cuantitativas propiciaron un notable impacto a través de la Geografía Global al llevar la dimensión espacial al conjunto de las ciencias y de la Neogeografía al llevarla al conjunto de las prácticas sociales. Resulta muy interesante apreciar que el positivismo, una postura filosófica que intentó captar la realidad objetiva separando el binomio sujeto-objeto es finalmente el principal sustento de acercamiento entre la ciencia y la sociedad a través del uso tecnológico, y al mismo tiempo, permite la mayor participación ciudadana directa que cualquier postura geográfica haya podido lograr.

La Tecnosfera (esfera tecnológica) de alcance mundial contiene todos los artefactos que le permiten a la humanidad vincularse con el medio que lo rodea y, desde inicios del siglo XXI, aparece una Geotecnósfera formada por elementos técnicos basados en la localización y que ponen al espacio geográfico como pivote de las relaciones sociales.

Actualmente toda persona puede interactuar con sustento tecnológico ante las posibilidades que le brinda la Web 2.0, utilizando una gran diversidad de datos geográficos, participando como voluntario geógrafo para generar otros o realizar interpretaciones basadas en la localización, y en poco tiempo más, la difusión de la Web 3.0 permitirá el uso de datos geográficos masivos obtenidos por los propios objetos que brindarán informaciones útiles al instante.

En síntesis, la Geografía es una ciencia que permanentemente muestra su gran riqueza conceptual y metodológica. La línea paradigmática expuesta muestra que la Geografía Cuantitativa (1950) ingresó en las computadoras y, con la incorporación de los SIG (1964) generó la Geografía Automatizada (1983), ésta se difundió llevando la dimensión espacial al resto de las ciencias en una Geografía Global (1999) que a partir de las aplicaciones móviles de uso masivo llevaría la dimensión espacial a la sociedad mundial con la Neogeografía (2006). La Geotecnósfera (2012) contiene la totalidad de desarrollos técnicos para el tratamiento de datos basados en la localización.

Al finalizar el siglo XX, en 1998, Peter Burrough había vislumbrado cambios evolutivos en la sigla SIG: GISystem / GIScience / GISociety. Hoy, a 50 años de la aparición del CGIS podemos ver que se ha completado el camino para que la Sociedad de la Información Geográfica sea una realidad.

Para mayor información:

BUZAI, Gustavo; RUIZ, Ernest. Geotecnósfera. Tecnologías de la información geográfica en el contexto global del sistema mundo. Anekumene. No. 4, pp. 88-106, 2012.

< http://www.anekumene.com/index.php/revista/article/view/74 >

Gustavo D. Buzai es Director del Programa de Docencia e Investigación en Sistemas de Información Geográfica (PRODISIG) del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján e Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina.

E-mail: buzai@uolsinectis.com.ar / Web: www.gesig-proeg.com.ar